Núm. 3 (2020): Espacio público y tejido social: arte colaborativo en tiempos de crisis
Bajo el título “Espacio público y tejido social: arte colaborativo en tiempos de crisis”, el equipo editorial de “Umática, Revista sobre creación y análisis de la imagen”y el proyecto de Investigación “El barrio como escenario de pedagogías críticas y arte colaborativo”(PGC2018-094351-B-C42), del Ministerio de Economía y Competitividad, presentan un conjunto de aportaciones críticas que revisan las claves teóricas, metodológicas y prácticas asociadas al empuje que desde el impacto de la crisis de 2008 han recibido aquellas políticas participativas o colaborativas en la gestión y en la creación artística vinculadas al barrio como contexto específico. La aportación de la portada del número por parte de Rogelio López-Cuenca supone, más allá del honor con el que los responsables de esta edición la reciben, toda una declaración de intenciones sobre el horizonte al que aspiran las revisiones mencionadas. La imagen se corresponde con la instalación Mapa de Valencia (2015) [1]. Una instalación que documenta el trabajo del colectivo implicado en el taller No/W/Here, coordinado por López-Cuenca y con la colaboración del IVAM y de la UPV[2], da cuenta de un cambio de paradigma en el que el impacto de la intervención artística se vislumbra en aquellos lugares que nuestro entorno capitalizado deja al descubierto.
Con un amplio recorrido durante las últimas décadas, los esquemas de trabajo colectivo que han definido estas apuestas de intervención perfilan hoy más que nunca, en plena crisis sanitaria y económica producida por el COVID-19, nuestras posibilidades de respuesta artística o cultural.
Especialmente tras el impacto de la crisis de 2008, desde distintos lugares surgieron demandas de replanteamiento de la relación entre el arte que se produce y las audiencias a las que se dirige, desde modelos de gestión cultural a esquemas de prácticas artísticas preocupadas por el entorno que las acoge. Desde entonces el debate se ha enfocado en la relación contextual de la cultura o del arte desde una perspectiva social, dejando a un lado la atención exclusiva que el binomio cultura-economía recibía en modelos de gestión previos. Pese a que dicho replanteamiento se ha aplicado en muchas ocasiones, antes que como un plan programado y puesto en práctica de forma paulatina, como una forma de respuesta necesaria ante la propia escasez de medios producida por contextos de crisis, su presencia continuada a lo largo de este tiempo y las fricciones producidas en su relación con modelos de gestión y creación tradicionales parecen indicar un cambio de paradigma consolidado como demuestran las distintas aportaciones que aquí se presentan.
La crisis de 2008 evidenció la incapacidad de muchos museos y centros de arte para repensarse, pero a su vez, con el empuje de las urgentes demandas de transparencia de una ciudadanía indignada, llevó a algunos de ellos a iniciar un proceso inédito de captación de nuevos públicos y visibilización de sus actividades. La situación permitió además que su mirada se dirigiera hacia el barrio que los acogía, con gente que no sólo entraba físicamente en la institución sino que mantenía una participación e intercomunicación activas. Así, los modelos de práctica artística colaborativa que ya habían sido puestos en marcha, junto a una sociedad cada vez más consciente de que el arte y la cultura les pertenecía, convirtieron la producción artística en un asunto colectivo que implicaba a la pedagogía como un aliado necesario.
A día de hoy podemos afirmar que, bajo el ideal de las pedagogías críticas o radicales, el arte aparece más que nunca como un proceso de aprendizaje y negociación colectivo y responsable, cuyo horizonte antes que en el desarrollo individual de la persona se sitúa en el cambio social propiamente dicho.
La crisis sanitaria del COVID19, y sus implicaciones domésticas, sociales y económicas generan, si cabe, un reto mayor: repensar nuestras actuaciones sin salir de casa, plantearlas para escenarios virtuales, o planificarlas para pequeños grupos de población en un momento en el que el arte y la cultura ha puesto en evidencia su necesidad y que sus fórmulas de producción, consumo e interacción, pueden ser una tabla de salvación o un alivio para los momentos difíciles que hemos vivido y para los que sin duda vendrían. (Seguir leyendo)
Editores: Isabel Tejeda Martín (Universidad de Murcia) & Ignacio López Moreno (Universidad de Granada)
[1]Rogelio López C., Mapa de Valencia (2015). Fotografía de la Instalación/versión de 2019 en el MNCARS (Madrid). | © Rogelio López Cuenca.
[2]Colaboran en el proyecto el equipo del taller No/W/Here Valencia (IVAM y Facultad de BBAA de la UPV, Valencia 2015): Judith Álvarez García, María Aucejo, Silvia García, Luis Lisbona, Neus Lozano-Sanfélix, Raúl Ortega Moral, Mª Jesús Parada, Raquel Planas, Maritxel Quevedo, Chiara Sgaramella, Natividad Soriano, Vanesa Valero y María Vidagany-Murgí. | Edición vídeo: Elo Vega.