Sarasúa, Carmen (ed.) (2021), Salarios que la ciudad paga al campo: las nodrizas de las inclusas en los siglos XVIII y XIX, Universidad, Alicante, 512 págs. ISBN: 978-84-9717-718-4

La obra que comentamos se inscribe en las investigaciones sobre los trabajos de las mujeres en los siglos XVIII-XIX, cuyo sentido es el de seguir el hilo de los estudios sobre los salarios históricos y las estructuras económicas preindustriales de los hogares, donde, además del varón, hay que contar con mujeres y niños para una mejor comprensión de las economías domésticas. Todo ello en un contexto de cambio tecnológico y económico que camina hacia un sistema capitalista y que influye en los comportamientos sociales y demográficos. En este caso, el hilo conductor es el debate sobre los salarios de las economías preindustriales y las dinámicas desarrolladas entre las áreas rurales y urbanas, en concreto, los salarios de las nodrizas que trabajaban en las inclusas o casas de expósitos, su procedencia, estado civil y recursos de su hogar.

Nos gustaría acentuar que esta obra es un ejemplo de coordinación académica dirigida por Carmen Sarasúa, de la Universidad Autónoma de Barcelona, cuyo equipo realiza una intensa e innovadora investigación utilizando una metodología común que proporciona una cartografía económica de todo el territorio español, planteando la problemática común y específica de cada caso, sus fuentes, datos y resultados que, además, compara y pone en relación. Metodología común, cooperación, conversación y debate son las características que quedan perfectamente cinceladas en cada una de las contribuciones, resultado del proyecto La estructura de la ocupación y el ingreso en el largo plazo. Redefiniendo la modernización económica y los niveles de vida en España, 1750-1975 (HAR2017-85601-C2-1-P). Al mismo tiempo, destaca que, junto al equipo investigador y de trabajo, ha contado con la asidua colaboración de investigadores e investigadoras para la localización y recogida de información, la lectura y mejora de los textos, el debate y comentarios en reuniones científicas o, el arduo trabajo técnico de gestión y presentación de la información. En definitiva, un eficiente modelo de trabajo que puede verse reflejado en los resultados, del que hay que enfatizar el atento empleo de dos categorías fundamentales para el estudio del trabajo: el género y la pluriactividad.

El libro abarca desde el siglo XVIII al siglo XIX, si bien predominan las décadas finales del XVIII y el XIX por razones evidentes. De gran interés es que las preguntas de investigación sean comunes para cada uno de los capítulos, un valioso esfuerzo colectivo nos permite una lectura crítica más comparativa e integradora: 1) número de mujeres que desempeñaron el oficio de nodriza externa; 2) procedencia; 3) salarios nominales y reales; 4) economías familiares; y 5) los factores institucionales y características de los mercados de trabajo regionales que influyen en los salarios. Para ello, entienden las casas de expósitos como «grandes empresas públicas de servicios» (p. 14).

Son numerosas las fuentes utilizadas en la investigación, si bien, las respuestas que los obispos dieron a la Real Orden de 6 de mayo de 1790, ante la denuncia de la dramática situación de los expósitos realizada por el militar antequerano D. Antonio de Bilbao ante el Consejo de Castilla, aportaron información sistemática –aunque con problemas y lagunas‒ sobre el número de hospicios, expósitos, nodrizas y sus salarios, que servirán tanto para la acción legislativa, como para la discursiva. Pero, lo que nos interesa es que, como excepción, los salarios de estas mujeres permiten realizar series y comparaciones al comprender el mismo concepto, ser únicamente monetarios y estar registrados en mensualidades. Distinguen dos tipos de salarios de trabajadoras no cualificadas: lactancia y destete, que serían similares para las de la ciudad y del campo. No obstante, entre las mismas habría diferencias dependiendo del servicio. Además, para la investigación, hay que apuntar la alta representatividad de las nodrizas.

El primer capítulo es un balance de conjunto de los resultados del proyecto, explicando las preguntas, métodos y principales resultados desde un enfoque global. Con el título «Los salarios de las nodrizas en las inclusas. Ingreso familiar y economía rural» (pp. 11-42), la editora del volumen, Carmen Sarasúa, nos adentra en las inclusas desde su constitución para, de forma magistral, abordar los salarios y su vinculación con la pobreza, la complementariedad con otros trabajos, o la usanza de expósitos como fuente de utilidad. Bajos salarios que, sin embargo, constituían una fuente fija de ingresos en los hogares, a pesar de los retrasos o, incluso, impagos. Salarios bajos que son una constante pese a los importantes cambios que sufre la beneficencia en general y las casas de expósitos en particular. Conjuntamente, pone en relación los datos entre regiones para certificar la evolución de las desigualdades entre territorios y sus causas, entre las que señala el coste de oportunidades, las diferencias de precios o las distintas formas de gestionar la inclusa. Del mismo modo, presenta las metodologías (base de datos, criterios de mapas, etc.) y las fuentes utilizadas: documentación de las propias casas (especialmente los libros de salarios de las amas, aunque también otra documentación), las respuestas de los obispos a la citada orden de 1790, los libros parroquiales, el diccionario de Pascual Madoz o boletines oficiales provinciales y prensa. Unas fuentes que permiten conocer la procedencia de las nodrizas y ahondar en la organización de sus economías familiares, como por ejemplo la estacionalidad de la oferta relacionada con los ciclos agrícolas.

Le siguen doce capítulos que recorren la geografía española y presentan las singularidades de cada territorio, si bien comparten rasgos generales como los bajos salarios, las influencia de las cambios de precios en la oferta, la procedencia rural de un amplio número de estas mujeres, o la contribución con su sueldo a las economías de sus hogares campesinos, con una actividad que les permitía ejercer otras ocupaciones, ya fuesen remuneradas o no.

Así, Isidro Dubert y Luisa María Muñoz Abeledo se ocupan de los hospicios de Galicia, que, con la creación de un sistema de inclusas periféricas a partir de 1777, propició el aumento de las oportunidades de este trabajo asalariado. Podría pensarse que el impacto de estos salarios en las economías de los hogares era reducido, pero, la especialización del oficio y tener a cargo a más de un niño lo harían notable e incluso una parte significativa de la trayectoria laboral de estas mujeres (pp. 43-68). Patricia Suárez Álvarez confirma los bajos salarios y la procedencia rural de la mayoría de las nodrizas en el margen cantábrico (Asturias, Cantabria y Vizcaya), cumpliéndose un principio de cercanía a la inclusa con comarcas especializadas que daban respuesta con esta actividad a sus escasas oportunidades laborales. Además, añade el enfoque del prohijamiento como brazo de trabajo a estas economías (pp. 69-96). Las inclusas de Álava, Guipúzcoa, Navarra y Aragón proporcionan un volumen de fuentes primarias muy rico para el estudio de los salarios a Pilar Erdozáin Azpilicueta y Agustín Sancho Sora, quienes constatan el aumento de nodrizas en Pamplona y Zaragoza a partir de las subidas salariales de finales del siglo XVIII. En cuanto a la localización, existen diferencias, desde la diseminación por las localidades de la provincia para la inclusa de Navarra a la concentración en la capital para la de Zaragoza. Un factor determinante en la movilidad fue el salario, anotando nodrizas aragonesas en inclusas de Pamplona y Lleida. Al igual que en otras regiones, estos salarios formaban una parte fundamental de las economías de los hogares jornaleros de pequeños artesanos o trabajadores industriales (pp. 97-132). Y es en estas economías familiares donde se centran Margarita López Antón y Céline Mutos Xicola para su estudio sobre Cataluña y Baleares. Anotan la necesidad de examinar los ingresos reales de las familias, contando a la pareja de trabajo y a los niños en el largo plazo. Los bajos sueldos fueron constantes y aunque los precios de comestibles determinaron la oferta, continuó siendo una salida laboral en los hogares campesinos, que además era compatible con otras tareas, ya fuesen remuneradas o no (pp.133-174).

Bajo la premisa de «territorio deprimido económica y demográficamente», Ricardo Hernández García estudia los salarios nominales y reales en cuatro provincias del interior de Castilla así como la procedencia de las nodrizas, dispersas en el ámbito rural, pero con excepciones como Palencia, donde se concentran en las comarcas más próximas a la ciudad, condicionadas por las dificultades para trasladarse a la inclusa a cobrar (pp. 175-202). «Pobres entre las Pobres», así se refiere a las nodrizas externas de las inclusas de Burgos, Soria y La Rioja, Juan José Martín García, quien incide en que la seguridad de los salarios era «castigada por los vaivenes constantes de la economía». De esta manera, compara el salario femenino con el masculino, mostrando un decrecimiento entre el siglo XVIII y XIX y señala la creación de redes que evolucionaron y condicionaron sus movimientos, influidas por la propia oferta (pp. 203-2034). León, Zamora y Salamanca son las provincias protagonistas del capítulo que firman Lourdes Amigo Vázquez y Ricardo Hernández García, llamando la atención en la especialización de comarcas como el Bierzo y Astorga en León; Sayago en Zamora, o las Hurdes en Cáceres. Sus salarios reales evolucionaron de forma más negativa que en el resto de Castilla, lo que no obstaculizó que supusieran un aporte a las economías domésticas (pp. 235-264).

De la asistencia a los expósitos de las inclusas de La Mancha y Madrid se encarga Carmen Sarasúa. Expone y analiza la evolución de las casas de Toledo –eclesiástica– y Madrid –civil, gestionada por la Junta de Señoras–, cuyo número de nodrizas dependía más de la situación financiera que del número de expósitos. Respecto a la localización, por su tamaño, Madrid se abastecería de nodrizas de hasta diez provincias, lo que supuso que en el siglo XIX las gestoras tomasen medidas para compensar los gastos de traslado. En cuanto a los salarios, evolucionaban con los precios para evitar la devolución de los niños creando verdaderas crisis en las instituciones y atrasos en pagos. Junto a ello, Sarasúa distingue entre quienes realizaron la actividad estacionalmente y quienes lo hicieron de forma estable encadenando periodos de lactancia y destete (pp. 265-304).

La Casa del Buen Suceso de Plasencia y la Casa de la Piedad de Badajoz fueron las inclusas de mayor afluencia de Extremadura. Antonio M. Linares Lujan desvela que las nodrizas de la inclusa de Badajoz tendían a residir en la propia ciudad mientras que las de Plasencia estaban repartidas en el mundo rural, lo que no afectó a los salarios (pp. 305-332). Las nodrizas externas valencianas y murcianas se localizaban en las propias capitales de provincia, en las áreas de regadío intensivo densamente pobladas, y en las zonas de montaña, territorios con escasas oportunidades laborales. Francisco J. Medina-Albaladejo señala cómo el peso demográfico influye en los modelos, especialmente el de la ciudad de Valencia con el resto de la provincia. También, presenta los porcentajes que supondrían estos salarios al bienestar de las familias, siendo fundamentales para la supervivencia (pp. 333-362).

Mari Carmen Pérez-Artes y Maribel Cabanillas analizan las inclusas andaluzas de Almería, Granada, Málaga, Cádiz y Sevilla, indicando la importancia del análisis de las hijuelas que dependían de la casa cuna de la capital, siendo el trabajo de las amas externas imprescindible frente a la estacionalidad y precariedad del trabajo de los jornaleros (pp.363-389). Finaliza la parte de capítulos con la contribución de Sara Barrios Díaz sobre Canarias. Presenta los datos sobre las profesiones de nodrizas externas y de conductoras, «personas encargadas de conducir a los expósitos desde las zonas rurales hasta la cuna principal», un oficio regulado que ocupó a mujeres, y también a algunos varones. Además, analiza la concepción que estas mujeres tenían de su actividad (389-418).

La obra cuenta con cuatro apéndices. El primero, de Vicente Pérez Morera, con informaciones sobre las Hurdes y el norte de Cáceres entre 1915-1925 (pp. 419-424); el segundo, de Mari Carmen Pérez Artes con cronología en una tabla que recoge la provincia, localidad, año, fuente, localización y observaciones de 160 casas de expósitos, incluyendo las plazas de Orán y Ceuta (pp.425-454); el tercero, de Patricia Morán, con las 123 ordenanzas y reglamentos localizados (1700-1900) (pp. 455-468); y el cuarto, de Nuria Mallorquí, con la serie de salarios de lactancia de todas las inclusas estudiadas (pp. 469-482). Además, hay que destacar de este libro la homogeneidad que presentan todos los mapas, elaborados con los mismos criterios, y la cuidada bibliografía compilada por Pilar Erdozáin (pp. 483-511).

Por tanto, la obra cumple el objetivo de cartografiar las economías preindustriales a partir de los salarios de las nodrizas externas en un vasto territorio, con la virtud de poner en relación las características generales y concretar las particularidades de cada región, así como de avanzar en el conocimiento de cuestiones como los niños expósitos, los prohijamientos, la historia de las instituciones de beneficencia o los discursos de la Ilustración. Por aportar un matiz secundario, en ocasiones sobrevuela el concepto complementariedad en el que, quizá, habría que profundizar o repensar, pues sitúa los trabajos de las mujeres en exterior de la economía familiar, pese a que, como muy bien explican los autores, pudo suponer el 50 % de los ingresos, sin contar con que también trabajarían en las labores agrícolas junto a sus esposos, en las labores domésticas o en el hilado.

Termino recomendando la lectura de este libro, que ya es un referente en el estudio del trabajo de las nodrizas, pues no solo pone broche de oro a un tema que ha ocupado a la historiografía desde hace décadas, sino que abre nuevas líneas de investigación y constata la utilidad de una buena metodología. Además, es un libro excelente y útil para el estudio de los trabajos de las mujeres, tema que también nos está ocupando en Andalucía con el proyecto TRAMA: Los trabajos de las Mujeres en la Andalucía Moderna, dirigido Margarita M. Birriel Salcedo e Inmaculada Arias de Saavedra Alías, del que forma parte la editora de este libro.

Raúl Ruiz Álvarez

Universidad de Cádiz