Símbolos y lugares de la memoria en torno a la Constitución de 1812
DOI:
https://doi.org/10.24310/tsn.3.2017.19395Palavras-chave:
Liberalismo, Símbolos, Constitución de 1812Resumo
Hace una cuarentena de años, el historiador Albert Derozier subrayó cómo con las iniciativas reformistas emprendidas por los ilustrados y con la invasión napoleónica, la política llegó por primera vez a la calle, propiciando la primera experiencia de poder liberal en España, que quedó simbolizada en las Cortes de Cádiz y en la Constitución de 1812, una constitución que proclamaba la soberanía nacional, que estableció la división de poderes, y que, entre otros principios y libertades, consagró la libertad personal y civil, el derecho de propiedad, la libertad de imprenta, la igualdad procesal o la inviolabilidad del domicilio. Pero todo eso por sí mismo no era suficiente. La incipiente historia que empezaba a escribir el liberalismo necesitaba contar igualmente con nuevos símbolos que sustituyeran a la vieja emblemática del absolutismo, que había sido urdida con las tramas monárquica y religiosa, y con nuevos rituales y manifestaciones de naturaleza cívica con los que transmitir a las generaciones futuras el valor de la libertad. Reflexionar sobre todo ello, y sobre la corriente política que alentó la creación de aquellos rituales y símbolos, es el propósito que persiguen estas páginas.
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