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Yuriko Saito
Rhode Island School of Design
Estados Unidos
Vol. 25 Núm. 3 (2020), Artículos, Páginas 35-54
DOI: https://doi.org/10.24310/Contrastescontrastes.v25i3.11567
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Resumen

El proyecto de hacer mundo (world-making) lo llevan a cabo no sólo los hacedores de mundo profesionales, tales como diseñadores, arquitectos y encargados de manufacturación. Todos participamos en este proyecto a través de las variadas decisiones y juicios que realizamos en nuestra vida cotidiana. La estética tiene un rol que desempeñar muy relevante a este respecto, aunque no suficientemente reconocido por nosotros o por los teóricos de la estética. Este texto en primer lugar ilustra cómo nuestras aparentemente inocuas y triviales consideraciones estéticas cotidianas tienen serias consecuencias que determinan la calidad de nuestras vidas y el estado del mundo, para bien o para mal. Este poder de lo estético debería ser reconducido para dirigir nuestra empresa cumulativa y colectiva hacia la mejora del hacer mundo. Contra las objeciones a la introducción de una dimensión normativa en la estética de lo cotidiano, defiendo la necesidad de hacerlo y establezco una analogía entre la estética de lo cotidiano y la estética centrada en el arte que ha dominado el discurso estético occidental moderno.

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