Antonio Míguez Santa Cruz
Todos los artículos –dispuestos por orden cronológico tomando como
referencia la fecha de publicación del texto literario adaptado– responden a
esa necesidad de reorientar los estudios sobre literatura y cine hacia el
diálogo fértil entre ambos medios artísticos, en lugar de confrontarlos
jerárquicamente. Insiste en ello Laura Montero Plata (Universidad
Autónoma de Madrid) al explicar cómo se produce «el debate discursivo
[
...] entre el Kokoro escrito por Natsume Sōseki y la adaptación
cinematográfica de Kon Ichikawa», y la metáfora que elige Linda C. Ehrlich
Case Western Reserve University, Cleveland) para explicar las relaciones
(
entre el Maborosi de Miyamoto y la película homónima de Kore-eda, no
podría ser más expresiva para apuntalar esa idea metodológica: ambos textos
«
se complementan creando una historia que perdura como la estela de un
barco. Lo uno funciona bien sin lo otro, pero juntos crean algo mágico,
como si fueran luces bailando sobre la superficie del mar».
Por su parte, Melanie Ruybal (UADE, Universidad Argentina de la
Empresa; ISEC, Instituto Sudamericano para la Enseñanza de la
Comunicación) analiza la adaptación que Hideaki Anno realizó de Topaz II
de Ryū Murakami con el título de Love & Pop, no en función de su deuda con
el texto literario, sino resaltando su personalidad como creador que «narra
desde el lenguaje del anime».
En los dos últimos trabajos, que abordan el fecundo cine de terror
japonés, se estudian las adaptaciones de Hideo Nakata a partir de textos de
Koji Suzuki, Ringu y Dark Water: a la luz del primer primer caso, del que me
encargo personalmente, queda claro que debemos «defender el relato como
un ente vivo, cambiante y sensible a las nuevas miradas surgidas con el paso
del tiempo, pues nadie, ni el propio autor original, debería mantener cautiva
una obra»; el segundo acercamiento, a cargo de José Eduardo Bazán
Guzmán (Universidad Iberoamericana, Ciudad de México), revela de
entrada la improductividad de un criterio de análisis como el de la supuesta
“
fidelidad” que las películas deben a los textos en que se basan, y postula
finalmente que el cine, como un auténtico “médium”, dispone de múltiples
procedimientos que «permiten representar lo fantasmal de manera muy
efectiva» a partir de un cuento como el de Suzuki donde no hay espectro
alguno.
Se trata, en definitiva, de hallazgos del cine en su comunicación
productiva con la literatura, ejemplificada por cinco casos procedentes de la
fascinante cultura japonesa, y que inauguran la mirada monográfica de la
revista Trasvases entre la literatura y el cine.
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