La interdiscursividad en la transfiguración de Tristana
del enamoramiento de Tristana así como los infantilismos en los que cae y
la creación del lenguaje privado de los amantes. Estas cartas son también
un buen medidor del idealismo casi religioso que paulatinamente va
invadiendo a Tristana, identificando a Horacio con una especie de deidad,
y serán también la muestra del desvanecimiento de la pasión. En definitiva,
las cartas muestran en primera persona la parte más vulnerable de la joven,
y al eliminarlas del filme, Buñuel fomenta una visión de Tristana más fría y
cruel, en consonancia con la transformación que lleva a cabo de la
protagonista.
Por otro lado, mientras que se entiende por carácter el modo de ser y
por gesto el modo de hacer, conformando al personaje como unidad de
acción (Cassetti, 1991: 178), resulta muy contradictoria la Tristana
literaria, quien se presenta como una idealista desaforada, deseosa por
conseguir ser «libre y honrada» (Galdós, 2001: 133, 198, 226, 230, 240),
que defiende la independencia económica como medio para alcanzar la
emancipación femenina y rechaza el matrimonio por considerarlo una
atadura que impide la realización de la libertad. Pero, al mismo tiempo, no
lleva a cabo ningún acto que le acerque a esos objetivos, y los que realiza
(
como rechazar las insistentes ofertas de matrimonio de Horacio) la alejan
de la ansiada emancipación de la casa de don Lope, identificada como una
prisión, pues se la nombra en más de una ocasión como «cautiva» (Galdós,
2001: 167). Igual de contradictoria aparece la de Buñuel, pues aun
consiguiendo escapar de su cautiverio, representado en esta ocasión a
través de un sueño de Tristana en el que Saturno juega con un pájaro
enjaulado (Hernández y Velasco, 2015: 582), yéndose con Horacio, en el
momento en el que enferma, regresa voluntariamente a esa misma jaula.
De esta forma, el receptor advierte que Tristana no es, bajo ningún
concepto, un personaje plano y que, de acuerdo con su carácter, habrá una
transformación tanto psíquica como física que desemboque, de nuevo, en
un cambio de identidad.
El soporte de esta identidad es, según Cassetti, la «identidad física»
(
1991: 178). A pesar de que la relación entre carácter y físico sea más
evidente en don Lope, pues en el filme aparece de manera explícita la
relación entre el acicalamiento que se autorrealiza y la valentía que
adquiere entonces para ser hipócrita y despótico; cabe destacar que a la
Tristana literaria siempre se la compara con objetos materiales: «si toda
ella parecía de papel» (Galdós, 2001:109), constituyéndola como una
posesión del sujeto masculino: «pues le pertenecia como una petaca, un
mueble o una prenda de ropa» (Galdós, 2001: 110); y siendo así,
equiparada a un bien: «vales más que cuantas joyas he perdido» (Galdós,
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001:185); «Dígase lo que se quiera […] bien me la he ganado» (Galdós,
001: 127). Este bien se asocia a tener honor, que, cuando se trata de una
mujer, indiscutiblemente se refiere a la virginidad, lo que refuerza la idea
de propiedad a partir de la adquisición: como don Lope tiene la virginidad
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