Sofía Malvido Cordeiro
3. TRATAMIENTO DEL BELICISMO EN LA NOVELA Y LA PELÍCULA
El comienzo de la película, con las imágenes de las pinturas de La
Gruta de los Nadadores y el avión sobrevolando el desierto,
adelantan la presencia de la aventura en la historia, impresión que se
ve matizada por los disparos que sorprenden a la pareja que surca el
cielo plácidamente; a simple vista parece una película bélica. Sin
embargo, el conflicto queda de fondo desde el primer momento. A
raíz de estos minutos iniciales, se formularán en la mente del
espectador, inevitablemente, cuestiones sobre la escena que
presencia, la identidad de los personajes y el estado de la mujer,
aparentemente dormida. Este comienzo refleja la atmósfera que
dominará todo el metraje; es decir, la guerra, el conflicto armado,
está ahí para que no nos olvidemos de lo que atormenta y obliga a
convivir a los personajes, pero es inevitable no dejar de lado, por un
momento, la batalla externa y ahondar en la lucha interna que cada
uno de ellos está librando. Esto está facilitado por la disposición de
los momentos de tensión de la película. A medida que avanza la
narración, las tramas amorosas y la psicología de los personajes se
hacen con el centro de la atención del espectador. Es que esta es, en
gran medida, una película sobre los efectos de la guerra en los
individuos, no sobre el conflicto en sí mismo.
Como subraya en su acercamiento al cine bélico Ángel L. Hueso
(
1983: 17-19), se debe discernir entre cine histórico y cine bélico.
Este último no implica solamente la presencia de una conflagración,
sino que se centra en la relación de conflictos, generalmente del siglo
XX, y su repercusión en el hombre contemporáneo. Pero con el
devenir del tiempo y el asentamiento del género, se han ido fijando
algunos tópicos: uno referente a la ética, por ejemplo, en la
configuración de buenos y malos en los bandos contendientes; y el
otro a la tipología de los personajes, que se ven reducidos a un
símbolo de alguno de estos valores éticos.
Dejando de lado el punto de vista, el enaltecimiento o la condena,
desde el que se desea mostrar el conflicto bélico, existe una
subcategorización que ayuda a perfilar las características que
configuran este tipo de cine: documental, de propaganda, pacifista,
de la resistencia y novelación. El caso de El paciente inglés, en cambio,
diverge de los antes citados.
Si se sigue la estela del cine bélico a lo largo de estos últimos
años, se aprecia que el foco de atención sobre la conflagración es
mucho menor y aumenta, en cambio, el interés por los sujetos que
viven o vivieron la guerra pero que no están inmersos en el conflicto,
sino que se enfrentan a otras encrucijadas morales: Salvar al soldado
Ryan (1998) de Steven Spielberg o Malditos Bastardos (2009) de
Tarantino, son unos buenos ejemplos de esta nueva concepción.
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