Ana María Aragón Sánchez
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Los propios títulos de los capítulos (he citado solo unas muestras
significativas) ya dejan entrever el modo de acercarse a estos trasvases al
audiovisual por parte de Alba Carmona: lejos de los convencionales
marbetes historicistas, estas calas recogen e interpretan un fértil diálogo de
las obras de Lope, Calderón, Moreto, Castro y Ruiz de Alarcón con el
cine. Las tablas que las consignan (págs. 5-7) ya revelan varias sorpresas,
no tanto por el número de adaptaciones, con Lope a la cabeza, como era
de esperar (16), y Calderón a la zaga (13), sino por la variedad de las
procedencias, no solo cronológicas, sino geográficas. Figuran, por
ejemplo, dos versiones desde la República de Weimar de Calderón y
Tirso. Otra de esas sorpresas es que una película de guion original como El
pájaro de la felicidad se vincula a La verdad sospechosa de Ruiz de Alarcón (en
este caso, por la recreación que se produce en el propio filme), de manera
que no se trata solo de adaptaciones en sentido estricto, de acuerdo con el
amplio prisma de Robert Stam.
Si llaman la atención también las versiones rusas de dos obras de Lope,
El maestro de danzar (Uchitel 'tantsev, Tatyana Lukashevich, 1952) y El perro
del hortelano (Sobaka na sene, Yan Frid, 1978, esta para TV), lo realmente
sorprendente es la tesis que propone la autora a propósito de la
vinculación de esta última con la célebre plasmación de Pilar Miró: hay tal
cantidad de coincidencias (enumeradas con precisión por Alba Carmona)
con el telefilme de Yan Frid, que no cabe duda de que la realizadora se
inspiró en él. Así, aunque no consta «ninguna declaración, pública o
privada, ni de Miró ni de ningún miembro del equipo técnico o artístico de
la película, relativa al hecho de que la directora hubiera visto el telefilme
soviético», hemos de conjeturar que «lo más probable es que, tras haber
visto la cinta, hubiera decidido no desvelar el hipotexto —y así evitar
filtraciones— con el objetivo de que la crítica no la pudiera acusar de que
la concepción fílmica no fuera por completo una idea original suya», pues
en esa época difícilmente se podía imaginar todo un mundo audiovisual «al
alcance de un click» (pág. 170), como el que ahora nos permite acceder a la
rareza rusa y cotejarlas. De la manera en que la autora se documenta en
todo el libro y va cimentando sus pasos, es buena muestra que no se
contente con esa explicación, perfectamente plausible, sino que indague
además en los medios y circunstancias por los que llegó a conocer el
precedente ruso, como desarrolla en el epígrafe «Sobaka na sene en España:
un viaje de ida y vuelta», brillante ejercicio detectivesco.
La última prueba de la amplitud de miras de este libro es el capítulo
final que dedica no a adaptaciones, sino a los biopics televisivos de Lope y a
su presencia en la exitosa serie El ministerio del tiempo, que dan cuenta del
renovado interés por su figura. De hecho, si estos constituyen nuevos
modos de dar a conocer al autor y de inducir, como mínimo, una