Monográfico  
La hora de renacer: transhumanidad y  
posthumanidad de la literatura al cine  
(coord. por Victoria Aranda Arribas)  
VICTORIA ARANDA ARRIBAS  
ORCID ID: 0000-0003-2913-3918  
Presentación  
El nuevo milenio se inauguró bajo la amenaza del temido «efecto  
000». El avance imparable de la tecnología prometía sumergirnos en una  
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nueva realidad distópica, pero, para alivio de muchos y decepción de unos  
pocos, la vida continuó por el mismo sendero que venía recorriendo  
durante el Novecientos. Los pronósticos catastrofistas no se cumplieron; y  
tampoco, al año siguiente, las predicciones de Arthur C. Clark (El  
centinela, 1951) y Stanley Kubrick (2001: una odisea en el espacio, 1968).  
A decir verdad, los creadores de ciencia ficción del pasado siglo puede  
que se decepcionaran al asomarse a nuestro presente y ver que los viajes a  
la luna siguen siendo infrecuentes y que, hoy por hoy, los robots no se han  
rebelado. Baste recordar que ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?  
(
Philip K. Dick, 1968) y su reinvención cinematográfica (Blade Runner,  
Ridley Scott, 1982) transcurrían en 2019. Y también quedó bien lejos  
984 de la realidad diseñada por George Orwell (1984, 1948). Así pues,  
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parece que la historia de la humanidad va con cierto retraso, aunque aún  
tenemos por delante una centuria para emular la visión de Dan O’Bannon  
y Ridley Scott en Alien: el octavo pasajero (1979), ambientada en 2122.  
Sin embargo, la llegada de la era digital y la omnipresencia de la  
tecnología han planteado ciertas cuestiones en el ámbito de la evolución  
Trasvases entre la literatura y el cine, 2, 2020, págs. 5-8  
ISSN-e: 2695-639X  
DOI: 10.24310/Trasvasestlc.vi2.10387  
Victoria Aranda Arribas  
humana, siempre flanqueadas por cortapisas morales. En 1957, el biólogo  
y eugenista Julian Huxley animaba a nuestra especie a transcenderse a sí  
misma, para lo cual acuñó la voz «transhumanismo»:  
The human species can, if it wishes, transcend itself not just sporadically,  
an individual here in one way, an individual there in another way, but in  
its entirety, as humanity. We need a name for this new belief.  
Perhaps transhumanism will serve: man remaining man, but transcending  
himself, by realizing new possibilities of and for his human nature  
(
Huxley, 1957: 17).  
Desde entonces, sus postulados han ido ganando adeptos hasta cristalizar  
en la actual Asociación Transhumanista Mundial Humanity Plus  
https://humanityplus.org), integrada por sujetos de todo el mundo que  
creen en la evolución del individuo a través del uso ético de la tecnología,  
del Transhumanist Party (https://transhumanist-party.org). Sus  
o
o
objetivos se cifran en la mejora de la inteligencia y de las condiciones  
físicas y emocionales, la eliminación del sufrimiento y la enfermedad y la  
prolongación de la existencia. Garreau (2005) aclara que el  
transhumanismo ha de culminar en la creación del posthumano, un ser cuyas  
características aventajarán al homo sapiens hasta el punto de no poder seguir  
considerándolo un humano común. Transhumano sería, entonces, el  
nombre que recibirían «those who are in the process of becoming  
posthuman» (Garreau, 2005: 231-232).  
Este monográfico ahonda en dichos conceptos a través del análisis de  
una serie de obras literarias y fílmicas fundadas sobre ellos (ya sea de forma  
directa o indirecta). En primer lugar, en «El mito de Frankenstein en el  
cine: transmediación y ciencia ficción (Blade Runner y 2049)», Pedro Javier  
Pardo (Universidad de Salamanca) toma Frankenstein (1818) de Mary  
Shelley como piedra de toque para un recorrido por las transmediaciones  
del moderno Prometeo hasta alcanzar así una definición del mito y  
perseguir sus huellas en el cine de ciencia ficción, centrando su análisis en  
la mencionada Blade Runner y su reciente secuela, 2049 (Denis Villeneuve,  
2017).  
Por su parte, Anton Giulio Mancino (Università di Macerata) explora  
en «¡Vigilad el cielo (y la tierra)! Cosas de este y del otro mundo» la  
impronta del relato «Who goes there?» (John W. Campbell, 1938) en el  
clásico de Christian Nyby El enigma de otro mundo (1938) y el remake de  
John Carpenter La Cosa (1982). Profundiza después en el término «cosa»,  
verdadero protagonista de estas narraciones, cuya sugestiva indefinición ha  
funcionado como un fantasma imperioso en la cultura italiana, no solo a  
través del cine (Todo modo, Elio Petri, 1976; Identificación de una mujer,  
Michelangelo Antonioni, 1982; La Cosa, Nanni Moretti, 1990; Buenos días,  
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La hora de renacer  
noche, Marco Bellocchio, 2003), sino también dentro de la idiosincrasia  
política del país («Cosa Nostra»).  
Y de Italia viajamos hasta Estados Unidos, donde en 1956 se pudo leer  
«
El informe de la minoría», aparecido en la revista Fantastic Universe. Casi  
medio siglo después, Steven Spielberg lo llevaría a la pantalla en Minority  
Report (2002). Tania Padilla Aguilera (Universidad de Córdoba) («Philip  
K. Dick bajo la mirada de Spielberg: Minority Report, una idea, dos  
narraciones») examina la metamorfosis fílmica de esta historia. Atendiendo  
tanto a los perfiles autoriales de los responsables de ambas versiones como  
a sus implicaciones genéricas, explica cómo las decisiones del maestro  
estadounidense acaban subvirtiendo el sentido del texto base.  
Solo un año después del relato de Philip K. Dick, Playboy publicó La  
mosca, ficción escrita por George Langelaan en la que se centra el trabajo  
de Antonio Míguez Santa Cruz (Universidad de Córdoba): «Alteraciones  
desde el antimundo. La mosca de George Langelaan y David Cronenberg».  
Como el título deja entrever, se sondea aquí el trasvase del relato al  
celuloide de la mano de David Cronenberg (La mosca, 1986), acudiendo a  
los estilemas del cineasta para analizar las transformaciones operadas sobre  
el cuento.  
El monográfico se cierra con «Rehacer cuerpos, construir identidades.  
La piel que habito (Pedro Almodóvar, 2011) y Tarántula (Thierry Jonquet,  
1984)», artículo que aúna transescritura, transhumanidad  
y
transexualidad. Carmen Peña Ardid (Universidad de Zaragoza) firma un  
análisis comparativo de la novela de Thierry Jonquet que inspiró a  
Almodóvar en 2011. Pone el acento sobre el uso del arte plástico en la  
cinta, subrayando que el director manchego supo diferenciar entre género  
y sexo, en su afán por «comprender la cárcel que representa para algunos  
seres habitar un cuerpo no deseado».  
En definitiva, este conjunto de ensayos tantea distintas formas de  
transhumanismo (de los replicantes y los precogs de Dick al binomio  
Vicente/Vera de Almodóvar) y transmedialidad (de la transposición  
comercial de Spielberg, a la relectura de Cronenberg y a la estela  
cinematográfica de Frankenstein). Con ello, se contemplan distintas  
perspectivas desde las que el arte reflexiona sobre el devenir del hombre y  
sus posibilidades, haciéndose eco, claro está, de los avances tecnológicos  
del siglo XX. Conviene preguntarse, no obstante, hasta qué punto posturas  
como las de Huxley y otros transhumanistas no se vieron influidas por la  
ciencia ficción, género que se fraguó por las mismas fechas. Sin duda, los  
títulos aquí glosados invitan a transgredir nuestros propios límites en el  
marco de una realidad que muta día a día. Y si a Roy Batty, como  
replicante, le había llegado la hora de morir, puede que, en nuestro caso,  
sea la hora de renacer.  
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Victoria Aranda Arribas  
BIBLIOGRAFÍA CITADA  
GARREAU, Joel (2005), Radical Evolution: The Promise and Peril of Enhancing  
Our Minds, Our Bodies and What it Means to Be Human, Nueva York,  
Random House.  
HUXLEY, Julian (1957), «Transhumanism», en New Bottles for New Wine,  
Londres, Chatto&Windus, págs. 13-17.  
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