La voz de los creadores: entrevista a Guillermo Arriaga
solamente una tercera persona, donde las acciones de los personajes, los
espacios, los paisajes y demás, ya no es posible describirlos en palabras, vas
al cine, que es una tercera persona. Aunque haya una voz fuera de campo,
no termina por contarse en primera persona. Tanto con El salvaje como
con Salvar el fuego me pregunté si podrían ser películas. Pero no. Su
mundo era demasiado expansivo, demasiado interior como para que
pudieran ser películas.
G.R.: Aprecio que en tu obra hay un juego con el lenguaje…
G.A.: No procuro jugar con el lenguaje. Procuro supeditar todo a
contar una historia. Hay autores que quieren explorar el lenguaje. Yo
quiero encontrar el lenguaje correcto para cada voz. En Salvar el fuego, la
primera persona está narrada en la voz de una mujer, educada, de clase
alta, y su lenguaje es cotidiano pero pulido, porque es una mujer que
siente amor por el buen decir. La segunda está contada por el hermano del
protagonista, que está hablándole al padre en el cementerio, y es muy
pomposo. La tercera está contada en jerga criminal, podría decirse. Jerga
de todo tipo, en realidad.
G.R.: Lo que sí has afirmado en alguna ocasión es que sueles reescribir
(
literalmente) cada obra terminada una y otra vez.
G.A.: Salvar el fuego la reescribí seis veces (recuerda que tenía 1.440
páginas). Pues desde la primera palabra. Voy transcribiendo y voy
quitando. La redacción me llevó dos años, la primera reescritura siete
meses, y así. Después la corregí diez veces. ¿Qué significa corregir? La leo
completa, no la reescribo; voy tachando y voy corrigiendo.
G.R.: En tu caso, los personajes y la trama resultan difícilmente
separables, y conforman un todo compacto, pero ¿hay algún elemento o
aspecto al que dediques más atención o dedicación?
G.A.: No. Ni siquiera pienso en trama y en personaje. Yo me siento a
escribir y… como decía Faulkner, «¿cómo yo, que soy un campesino,
escribo estas novelas? Alguien me las dicta». Yo igual: ¿por qué este
muchacho de barrio escribe esto? [Risas] No sé si te pasará a ti, pero yo me
siento a escribir y ya.
G.R.: En realidad, me sucede algo muy parecido. Recientemente has
sido galardonado con el Premio Alfaguara por tu novela Salvar el fuego, de
la que ya hemos hablado a lo largo de esta conversación. ¿Qué más puedes
decirnos de este trabajo? ¿Presenta alguna conexión con alguna de tus
obras anteriores?
G.A.: Lo que yo quise fue elevar la apuesta. Si El salvaje ya fue una
apuesta grande, quise que esta novela también se caracterizase por la
apuesta. Hasta que cada vez la apuesta sea mayor y la posibilidad de fracaso
sea mayor [Risas].
G.R.: De momento, no parece que eso vaya a suceder… Finalmente,
¿
qué consejo darías a quienes quieran convertirse en escritores o cineastas,
en autores, en contadores de historias?
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