La relación entre las autoridades que ocupan el poder público del Estado y las personas a las cuales representan constituye un foco de interés privilegiado de varias disciplinas de las ciencias sociales. El contexto de pandemia de covid-19 no ha hecho más que acentuar el foco de tensión que anida en tal relación, planteando desafíos, dilemas y preguntas: ¿cuál es el límite de las libertades individuales en un marco de emergencia sanitaria? ¿Hasta qué punto es legítima la imposición de medidas de cuidado? ¿Qué argumentos emplean quienes descreen y se oponen a esas medidas? ¿En qué términos discuten su legitimidad y legalidad?
Transitando la segunda mitad del año 2021 y habida cuenta de la disponibilidad de vacunas para gran parte de los países desarrollados del norte global y algunos países periféricos, las discusiones en torno a los niveles de inoculación y las distintas posturas societales no hicieron más que incrementarse. En Estados Unidos, por ejemplo, la presencia de un fuerte movimiento antivacunas se combinó con una tradición liberal, y el hecho de que la aprobación de las vacunas fuera de emergencia (el proceso no tuvo el tiempo habitual establecido por los protocolos sanitarios) dio como resultado una estrategia estatal basada en la implementación de incentivos positivos: ante el exceso de oferta de dosis se pusieron de forma gratuita, se facilitó el acceso físico a la vacuna, se agilizó el proceso para que llevara la menor cantidad de tiempo posible y la mayoría de los Gobiernos subnacionales ofrecieron recompensas a quienes decidieron vacunarse (desde comida rápida hasta la participación en sorteos con premios millonarios). Otros países, como Francia, se enfrentaron a los movimientos antivacunas con estrategias menos concesivas, como la implementación de certificados sanitarios que permitieron diferenciar el acceso de los ciudadanos a bienes y servicios dependiendo de si estaban vacunados o no; así, las personas no vacunadas fueron puestas frente a un abanico de incentivos negativos, como la prohibición de viajar en transporte público y asistir a eventos deportivos. Paralelamente, se desplegaron acciones institucionales para garantizar la obligatoriedad de las vacunas anticovid, como lo son las presiones a los organismos regulatorios internacionales con el fin de que otorguen la aprobación definitiva de las vacunas, lo que presumiblemente ayudaría a disipar las dudas de personas indecisas por falta de información.
Argentina no ha sido ajena a estos debates y tensiones, y ciertas características sumaron complejidad al escenario local: una historia reciente de dificultades en el abastecimiento de vacunas, la disputa simbólica a nivel de la sociedad referida a la valoración de distintos proveedores, los niveles de polarización política y la multiplicidad de estrategias sanitarias subnacionales fueron algunas de las especificidades del caso.
Teniendo esto en cuenta, el presente trabajo se propone describir y analizar los argumentos desarrollados por grupos de personas que se opusieron a las políticas sanitarias gubernamentales. Partimos de la necesidad de entender, desde dentro, cuáles son las razones que esgrimieron estos grupos, que, para el caso argentino, han sido definidos como «irredentos» (Fernández, 2020): aquella población que, independientemente de su nivel socioeconómico o de escolarización, resistió a los argumentos enunciados desde el discurso científico estatal, así como a las restricciones sanitarias de los diferentes órdenes de Gobierno.
Las ciencias sociales no desatendieron el fenómeno de estos grupos de población. Por el contrario, han ofrecido una gama variada de respuestas e hipótesis para su análisis en tiempo real. Sin embargo, los abordajes se han caracterizado por subestimar o desestimar sistemáticamente la agencia social y la perspectiva de los propios sujetos involucrados, haciendo foco en variables externas a los individuos y sus interacciones: desde aquellos que focalizaron en los riesgos de lo que califican como fake news (Catalán, 2020; Van der Linden, Roozenbeeck y Compton, 2020; Apuke y Omar, 2021) o los efectos nocivos de lo que se ha denominado como «infodemia» (Morán, 2020; Cinelli et al., 2020) hasta quienes centraron la discusión en torno a la eficacia de la comunicación pública y las políticas sanitarias en un esquema top-down (Da Silva y De Ulysséa, 2020; Hatcher, 2020; Newton, 2020). En el caso específico de Argentina, también se ha señalado la configuración de la política mediatizada a través de las diferentes plataformas mediáticas y redes sociodigitales (Slimovich, 2021).
Si bien todos estos abordajes resultan enriquecedores para entender en mayor profundidad la compleja situación de la pandemia por covid-19, aún resta explicar cuáles son las diferentes lógicas que caracterizan a quienes, por diversas razones, no se encuadran dentro de los límites sanitarios que impone el Estado o deciden ponerlos en cuestión en la arena pública. Lejos de asumir que se trata simplemente de fake news, acciones irracionales o negligentes que ponen en peligro la salud del resto de la población, nos interesa dar cuenta de los modelos interpretativos (Vasilachis, 2013) que movilizan a dichos grupos. Más aún, ¿se trata de un solo modelo interpretativo o detrás de estos grupos coexisten modelos plurales que impulsan una gama de creencias heterogéneas? Y de ser así, ¿cuál es la relación entre ellos: coexistencia, complementariedad u oposición?
En estos tiempos de polarización se refuerza la necesidad ética y política (también académica) de tender puentes recíprocos de entendimiento. Quizá la metáfora más adecuada es la planteada por la socióloga estadounidense Arlie R. Hochschild (2016), quien propone «trepar el muro de la empatía». Desde esta perspectiva, proponemos avanzar en un análisis que no se alimente ni abreve de estereotipos preconcebidos, para así comprender mejor las condiciones que moldean aquellos comportamientos y perspectivas que nos parecen inentendibles a priori (y que en consecuencia etiquetamos como irracionales). Esperamos así contribuir a los estudios en torno a la comunicación y la democracia, en el entendido de que el diálogo público es una dimensión toral para la construcción del bienestar de la población.
Tal como se ha visto durante el transcurso de los últimos años, no es posible tomar acciones efectivas contra la pandemia si no se cuenta con el consenso de los actores involucrados, incluyendo a quienes, por diversas razones, se resisten a encuadrar su modo de vida dentro de las recomendaciones estatales. El diálogo entre estos diversos sectores sociales es, por lo tanto, un paso imprescindible, y más aún ante el desafío que representarán durante las próximas décadas los problemas asociados a nuevas pandemias y los efectos del cambio climático.
Lo que viene a continuación se encuentra estructurado en cinco secciones. La primera de ellas detalla el contexto de virtualidad que caracteriza al grupo estudiado y al enfoque metodológico. Seguidamente se presentan las coordenadas metodológicas y sus implicaciones técnicas, reflexivas y expositivas. La tercera ofrece el análisis y la exposición de las categorías utilizadas para su abordaje. La cuarta sección expone una síntesis de hallazgos y su integración en el modelo interpretativo postulado para la interpretación del grupo estudiado. Finalmente, procedemos en las conclusiones a realizar una reflexión para investigaciones prospectivas.
Durante el 2021 ocurrieron en Argentina una serie de marchas, quemas de cubrebocas y otras manifestaciones similares; todos estos eventos fueron esporádicos y geográficamente dispersos. La participación presencial en tales espacios hubiera sido difícil, dada su dispersión territorial y temporal; al mismo tiempo, hubiera significado un riesgo para la salud de los investigadores. En este sentido, con sus puntos a favor y en contra, la estrategia metodológica escogida nos permitió maximizar el volumen y frecuencia de exposición a las interacciones. Lejos de concebir la virtualidad como un espacio cerrado sobre sí mismo, entendemos que es posible interpretar lo que pasa en esos espacios a la luz de lo que ocurre en otras esferas de la vida social. Por tal motivo, tuvimos siempre en consideración la evolución paralela de las interacciones en el grupo de Telegram, las políticas públicas sanitarias aplicadas en los momentos en que esas interacciones se suscitaban y las distintas líneas editoriales de medios masivos de comunicación nacionales.
De entre las redes sociales digitales existentes, la elección de Telegram descansa en varias razones. En primer lugar, luego del cambio de políticas de privacidad de Whatsapp a comienzos del 2021, la aplicación de Telegram superó las quinientos millones de descargas en todo el mundo, posicionándose así como una aplicación de mensajería cifrada de alto consumo. En segundo lugar, a diferencia de su competidora, Telegram presenta funciones adicionales propias de otras redes sociodigitales como Facebook e Instagram, ya que permite crear y difundir grupos y contenidos (públicos o privados) y canales de difusión sin límite de suscriptores. Finalmente, es posible mantener el número telefónico en el anonimato. Todas estas características contribuyen a crear una plataforma idónea para el debate y la discusión; y consecuentemente, la organización política.
Desde sus inicios, Telegram ha sido estudiada como una plataforma que posibilita la comunicación anónima de los movimientos sociales que se oponen a las políticas llevadas a cabo por el Gobierno y buscan escapar a la esfera de influencia estatal, ya se encuadren en una lucha por ampliar la democracia institucional (Bykov, Medvedeva y Hradziushka, 2021) o por reivindicar los derechos de las minorías bajo regímenes autoritarios (Johns y Cheong, 2021). Dentro del campo de la comunicación política de las democracias occidentales, se ha señalado su potencial como canal de comunicación para los partidos políticos, tanto tradicionales como nóveles, durante las campañas electorales (Sierra, González y Rodríguez, 2022). Asimismo, se ha enfatizado en su uso para la difusión segura de información, en el caso de los periodistas (Sánchez y Martos, 2020), pero también en su potencial para fortalecer las redes de grupos de extrema derecha (Urman y Katz, 2020). En el caso específico de la pandemia por el covid-19, se ha descrito su uso por parte de los ayuntamientos españoles como una forma de acercarse a la ciudadanía y combatir las fake news (López, 2020).
Como es posible apreciar en el último caso, se trata de una visión que considera las fake news un efecto provocado por la ausencia de voces institucionales cuando se señala, citando una fuente, que «la ciudadanía ha demostrado […] que necesita combatir el auge de las fake news siguiendo fuentes de información fiable como lo han sido los canales de Telegram de las administraciones locales» (p. 119). Este argumento consiste en una abducción no sustentada en evidencia empírica, según la cual la desinformación se combate con la difusión top-down de comunicación institucional. Como hemos señalado, el punto no es descartar este tipo de abordajes, sino complementarlos con un análisis cualitativo que visibilice los diferentes argumentos y racionalidades esgrimidos por quienes se negaban a acatar las políticas sanitarias delineadas por los Estados. Para ello, en el siguiente apartado se presenta el enfoque metodológico seguido en el análisis.
Para este trabajo hemos adoptado un enfoque vinculado a técnicas interpretativas, junto a una preocupación por la reflexividad (tomando en sentido amplio a Guber, 2011), la cual redunda en investigaciones de tipo inductivo-iterativo cuyas hipótesis iniciales experimentan una metamorfosis al atravesar el trabajo de campo (O’Reilly, 2005). Desde esta perspectiva, el análisis se encuentra centrado en sistemas de producción, rastreo y recopilación de datos que están mediados digitalmente, lo cual incluye la observación de interacciones en tales espacios (Murthy, 2011).
Nuestro enfoque se centró en entender a un «otro» construido y autorrepresentado digitalmente (Marzioni, 2020). Como se ha explicado, se trata de personas que se posicionan contrarias a las políticas sanitarias del Estado y que se valen de la accesibilidad de las herramientas digitales para potenciar la comunicación horizontal y fomentar la participación en prácticas tanto online como offline (Rodríguez Cruz, 2021).
El punto de vista nativo que se rastrea y reconstruye a partir del estudio es el de aquellos/as autores/as de la plataforma, lo cual implica una serie de limitaciones a tener en cuenta. Estas refieren sobre todo a la imposibilidad de contar con datos sociodemográficos precisos. La edad de la población objetivo, la composición según género, la distribución geográfica exacta, el nivel educativo o socioeconómico se presentan aquí como variables difíciles (cuando no imposibles) de analizar. Se encuentran fuera de nuestro alcance por motivos técnicos y éticos. Sin embargo, como veremos a continuación, lo que nos mueve es una pregunta por las lógicas discursivas, y el enfoque del análisis discursivo tiene bastante que decir sobre este tópico.
Al adentrarse en las plataformas digitales es posible detectar ciertas regularidades: podemos contar con el total de interacciones que se han llevado a cabo en dicho espacio; el tipo de mensaje suele ser preponderantemente textual (con acompañamiento de mensajes visuales o audiovisuales), quedando excluida la comunicación corporal o gestual; asimismo, se pierde el contexto material presente al momento en que cada persona produjo o consumió los mensajes en cuestión (Pink et al., 2015; Bárcenas y Preza, 2019; Marzioni, 2020; Cesarino, 2021). A pesar de estas limitaciones, contar con la totalidad de los mensajes nos ha posibilitado poner en práctica un análisis discursivo desde el enfoque de la sociosemiótica, el cual nos permitió, tal como sostenía Eliseo Verón (1998), reconstruir procesos de producción de sentido al analizar los productos discursivos.
En este trabajo hemos optado por reconstruir los modelos interpretativos que se ponen en juego en el interior del grupo de Telegram. Entendemos por modelo interpretativo al conjunto de recursos lingüísticos y estrategias argumentativas empleados para representar a la realidad, a sus actores, sus relaciones mutuas y sus procesos (Vasilachis, 2013). Dichos modelos orientan las lecturas que los diferentes individuos hacen tanto de la realidad como de los discursos que sobre ella circulan (discursos que pueden ser de carácter periodístico, político-gubernamental, científico, etcétera). Por tal motivo, el análisis detenido de los discursos del grupo escogido permitió postular su modelo interpretativo; dicho ejercicio, si bien no resulta exhaustivo, creemos que puede ser un aporte para acercarnos a la comprensión de los «irredentos» tanto en Argen- tina como en otras partes del mundo.
Para postular los modelos interpretativos, se analizaron las marcas discursivas (Verón, 1998) presentes en las conversaciones de los miembros de un grupo de la red sociodigital Telegram cuyos miembros se encuadran en la definición de «irredentos». Asimismo, se analizó el tipo de consumo de contenido digital proveniente de otras plataformas (de noticias, videos, blogs, etcétera), para entender el modo de circulación de los diferentes discur- sos al interior de dicho grupo y su posible contribución al establecimiento de los modelos interpretativos. De esta forma, las preguntas que guiaron nuestra aproximación a los discursos de los «irredentos» fueron: ¿por qué se oponen a las políticas sanitarias? ¿Cuáles son sus argumentos? ¿De qué forma los construyen? ¿Cómo circulan? Y ¿en virtud de qué atributos dichos argumentos revisten un nivel aceptable de verosimilitud entre aquellos/as que los reproducen?
Las marcas discursivas mediante las cuales se ha realizado el análisis presentan una naturaleza heterogénea: desde el uso de paratextos (videos e imágenes) e hipervínculos (principalmente a sitios de noticias) hasta el empleo de diferentes tipos de modalizadores para orientar una determinada lectura del mensaje (tales como el uso de comillas o signos de interrogación para resaltar el sarcasmo o la autoidentificación del enunciador con los lectores). El análisis de cada una de ellas no obedeció a un punto de partida preestablecido, sino que siguió un camino inductivo, partiendo del potencial heurístico de cada una de estas marcas (Vasilachis, 2013, p. 17).
Aunque nos faltó el cara a cara, la estrategia de indagación que hemos propuesto permite acceder a sentidos y valores generales que circulan en la sociedad argentina: no fueron pocas las manifestaciones callejeras y movilizaciones públicas de grupos con estos valores (antivacunas, «médicos por la verdad», autoconvocados para la quema de cubrebocas, «defensores de las libertades individuales», etcétera); sus discursos tampoco estuvieron ausentes de los medios de comunicación tradicionales con presencia nacional (televisión, radio y diarios). Podemos decir que coincidimos espacial y temporalmente con nuestros/as interlocutores/as en varias esferas (la digital, pero también la offline). Así, las narrativas e interacciones observables en Telegram, analizadas en marcos específicos y puestas en relación con otras esferas, permitieron trascender los obstáculos que implica observar una plataforma digital en particular (Bárcenas y Preza, 2019).
Para este trabajo hemos analizado los mensajes producidos en el grupo Profesionales por la Verdad entre los días 28 de junio y 1 de julio. La razón de dicho recorte temporal obedece a un fenómeno de política sanitaria por parte del Gobierno argen- tino: esa semana se decidió reducir el 70 % del cupo de personas que pueden ingresar al país, lo que implicó la suspensión de vuelos y que aquellos que se encontraban en el exterior debieran retrasar su regreso. Dicha medida estuvo fuertemente cuestionada por diferentes figuras de la política y el periodismo, al tiempo que ocupó un lugar central en la agenda mediática. No obstante, como se verá a continuación, las temáticas tratadas en el grupo de Telegram no estuvieron construidas en torno a esta medida sanitaria, sino que siguieron un devenir paralelo. Si bien el grupo no es impermeable a los discursos periodísticos y políticos (incluso se retoman notas periodísticas de medios tradicionales), las lecturas de estos obedecen a la lógica interna propia del grupo.
El grupo escogido es de carácter abierto, lo cual quiere decir que cualquier persona puede acceder a él a través de su enlace. Al momento de redacción 2, el grupo contaba con más de 950 miembros, la mayoría de ellos activos a lo largo de todo el día. Su objetivo, tal como señala en la sección de información, es el de «discutir temas relacionados con cómo oponer resistencias legales y culturales» a las medidas sanitarias delineadas por el Gobierno argentino para combatir la pandemia del covid-19. Fue creado en marzo del 2021 por un abogado argentino y se adscribe cercano a grupos como Abogados por la Verdad o Amparo Nacional.
Ahora bien, dado el amplio volumen de mensajes difundidos, cuyo promedio supera la centena por día, la organización del corpus se ha realizado de forma inductiva, yendo del examen detenido de los mensajes a las diferentes categorías analíticas y modelos disponibles (tanto en lo concerniente a las formas argumentativas como a los ejes temáticos y los distintos modos de circulación entre plataformas). En total se han analizado 187 mensajes 3, de los cuales en este trabajo se mostrarán aquellos que se considera más representativo o que poseen valor heurístico en función de nuestro objetivo de investigación. Dado que lo que interesa es la comprensión de los argumentos y no su medición cuantitativa, el cri- terio escogido fue el de saturación: el punto en el que el análisis de los mensajes no arroja novedad cualitativa ni aporta un elemento novedoso para dar respuesta a la pregunta de investigación.
Con el objetivo de clarificar las racionalidades heterogéneas que se ponen en juego en las interacciones del día a día, hemos tomado como punto de partida para la organización de hallazgos la división retórica clásica entre logos, ethos y pathos, considerando las siguientes salvedades: no presuponemos que encontraremos discursos «puros» característicos de cada una de estas tres categorías; por el contrario, lo que se observa es su mixtura y transversalización a lo largo de los discursos analizados. Por tal motivo, a la hora de analizar un determinado discurso (o conjunto de ellos, en el caso de las interacciones) se consideró cuál era la dimensión predominante. Y dado que lo que interesa es comprender el conjunto de razones argumentadas por los «irredentos» que conforman el grupo analizado, no nos detendremos en la prevalencia de discursos lógicos o de discursos éticos, por ejemplo; lo que haremos será postular los diferentes modelos interpretativos que organizan las diferentes interpretaciones de «lo real» (en este caso, la referencia a la pandemia del coronavirus y las acciones de políticas públicas). La elección de la perspectiva retórica para el análisis de los discursos no es azarosa. La entendemos no como un saber puramente epistémico, sino ante todo como una doxa, una práctica argumentativa concreta mediante la cual las personas ponen el lenguaje al servicio de una determinada concepción de la realidad (Vitale, 2015).
Finalmente, una serie de aclaraciones en relación con la privacidad. Tal como hemos sostenido, el grupo es público; esto significa que no se requiere autorización para ingresar, su acceso es libre a través del enlace. Asimismo, Telegram asegura la privacidad de sus usuarios al no registrar sus números telefónicos: lo que aparece es tan solo el nombre público que elige cada uno, el cual puede ser su nombre completo o un acrónimo, siglas e incluso un nombre de fantasía. En los casos en que refiera a un mensaje en particular, lo hacemos de acuerdo con su nombre público, sin mencionar el apellido (en los casos en que hay apellido). Asimismo, se quitaron las imágenes de perfil. De esta forma, garantizamos el anonimato de todos quienes participan del grupo.
El primer caso inscrito en esta categoría lo encontramos en un usuario que reenvía un mensaje del canal @InfoVacunas. En dicho mensaje se difunde un flyer en el cual se «confirma» que las vacunas de Pfizer-BioNtech contienen grafeno. En dicha imagen se presentan dos fotografías tomadas por microscopios (ópticos y electrónicos) comparando imágenes de archivo del grafeno con el que se encontraría en la vacuna (imagen 1). En el mensaje en cuestión se explica que la investigación estuvo a cargo de Ricardo Martín (director de La Quinta Columna) 4 y José Luis Sevillano (médico cirujano); asimismo, se brindan dos enlaces, uno al programa de difusión de dicho informe y el otro a la lista de publicaciones de @InfoVacunas. El mensaje en cuestión fue visto por más de 55.000 personas.
Imagen 1. Difusión de evidencia sobre presencia de grafeno en vacunas. Fuente: dominio público.
En este punto debemos recordar que lo que estamos viendo en esta categoría no es la verdad o falsedad de las proposiciones, sino su forma. En otras palabras, la falsedad de la información (que posteriormente han difundido canales de noticias de varios países) no impide que analicemos el componente lógico-argumentativo del mensaje: la apelación a la evidencia empírica de carácter visual, es decir, la correspondencia entre los elementos constitutivos de la vacuna y del grafeno. Esto se inscribe en la búsqueda de evidencia empírica (entendida como objetiva) que permita establecer una correcta correspondencia entre una proposición y el estado del mundo real al que refiere; y en el caso del flyer, la evidencia empírica se establece gracias a la utilización de equipo científico destinado a esa misma finalidad. Su uso queda expresado en el empleo indicial de las imágenes tomadas con microscopio.
La argumentación lógico-racional también podemos observarla en las interacciones, ya sea para realizar una corrección o bien para contraargumentar los dichos de otra persona. El primer caso lo encontramos en la conversación entre los usuarios Caro Mncd y FEF. La primera sostiene: «No es lo que dice ahí. Prudencia», en relación con las opiniones que se venían vertiendo respecto a los riesgos de vacunación. Como puede verse en el intercambio entre ambos usuarios (imagen 2), además del llamado a la prudencia (es decir, no dejarse llevar por falsos alarmismos o noticias inverificables), Caro Mncd explica que lo que se afirma no es que las vacunas provoquen tumores, sino que pueden ocasionar un falso positivo en las pruebas diagnósticas: sus efectos pueden inducir a confundirlos con un tumor y esa es la razón de que se «recomiende» esperar mes y medio antes de realizarse estudios. Esta corrección, aceptada por parte de FEF, permite una relectura más exacta del mensaje anterior, tanto por parte del propio FEF como, en principio, del resto de las personas que siguen la conversación.
Imagen 2. Corrección de proposición 1. Fuente: dominio público.
En el segundo caso, Cristina responde a Eduardo, quien ha enunciado un mensaje que podría catalogarse como «alarmista» en el sentido de que asevera que se nos está inyectando grafeno y fumigando con virus (imagen 3). Ante esto, Cristina señala las grandes incongruencias (sic) de las publicaciones anteriores. Explica de qué están hechos los virus y por qué no es posible «fumigar» con ellos y por qué «no vienen a matarnos», dado que ni siquiera son seres vivos. Seguidamente explica por qué los PCR no son fiables (en la medida en que no miden la carga viral) y cuáles son las causas de muertes por enfermedades preexistentes. Finalmente, cierra su mensaje con una proposición que han difundido incluso organizaciones internacionales, Gobiernos y centros médicos: «A veces, con el ánimo de ayudar, se cae en la desinformación». Puede verse claramente que la construcción argumental se realiza a partir de una racionalidad que, si bien no está alineada con aquella de la OMS o de diferentes Gobiernos, como el argentino, toma como premisas la investigación científica y la evidencia empírica —por ejemplo, la aseveración de Cristina de que mueren más personas en los hospitales que en sus hogares.
Imagen 3. Corrección de proposición 2. Fuente: dominio público.
Dentro de esta categoría podemos englobar no solo los discursos puestos a circular, sino también la propia denominación de los grupos. Como hemos mencionado, encontramos una estrecha relación con el grupo Abogados por la Verdad, pero también existen grupos con denominación similar, como Médicos por la Verdad, Biólogos por la Verdad o Psicólogos por la Verdad (con sus diferentes variantes de acuerdo con los países). En todos los casos, la argumentación se esgrime desde los conocimientos expertos de cada uno de los campos (abogacía, medicina, biología, psicología). A su vez, el complemento «por la verdad» designa la búsqueda por posicionar un tipo de discurso que se presenta no solo como alternativo al «oficial», sino también verídico.
El lugar en cuanto que profesionales (abogados, médicos, biólogos, psicólogos) resulta importante no solo por el saber experto desde el cual estructuran sus argumentos, sino también por la calidad ética. Se presentan no solo como poseedores de la «verdad» —en contraste con las mentiras, falsedades o tergiversaciones que tendría el discurso oficial—, sino también como portadores de la información y herramientas adecuadas para sacarla a la luz. Es por ello por lo que la dimensión lógica se complementa con la moral, como veremos a continuación.
Si bien por etimología el ethos refiere a la dimensión ética del orador, en este trabajo preferimos enfocarlo desde la moral, en el sentido de que remite a una valoración individual por parte de una persona y no, como podría observarse en otros casos, a una estructura ética coherentemente integrada en un sistema de valores y actitudes.
Esta categoría puede apreciarse en las recomendaciones que realiza FEF, quien se presenta como abogado y desde dicha posición se pronuncia (imagen 4). Su opinión se basa parcialmente en el informe de La Quinta Columna en relación con la presencia de grafeno en las vacunas. En otras palabras, tomando como base las premisas argumentadas desde el discurso científico, FEF «recomienda» una serie de medidas de carácter jurídico: usar el informe para solicitar la suspensión temporal de la vacunación hasta que no se entreguen viales para realizar análisis «independientes»; que se inicien acciones legales para exigir la entrega de viales para su análisis (paso previo a la suspensión); que se realicen análisis de muestras de sangre de personas vacunadas. Asimismo, recomienda a los otros abogados que trabajen pro bono o con honorarios asequibles, ya que se trata de «salvar a la humanidad».
Imagen 4. La fuerza argumentativa del ethos de abogado. Fuente: dominio público.
El carácter ético del enunciante (en este caso un abogado) resulta esencial para dar fuerza argumentativa a su mensaje. Esto es así, ya que, como bien sostiene el propio FEF, en Argentina se rechaza la vacunación con Pfizer para menores de edad, por lo que no es aplicable el informe. No obstante esta circunstancia, señala: «No podemos dejar de sospechar que las otras vacunas tengan lo mismo o algo similar y dañino». Esta afirmación, que no se encuentra sustentada en premisas verificables, tiene la fuerza argumentativa de quien la está enunciando (lo cual podría encuadrarse dentro de la figura legal del principio precautorio). En este caso la persuasión no se encuentra sustentada en evidencia empírica, sino simplemente en la jerarquía de valores: en tanto que no se conoce la composición química de las vacunas, se busca suspender las políticas de vacunación.
Asimismo, es necesario considerar que dicho razonamiento se sustenta en la premura con la que los diferentes países e incluso la propia Organización Mundial de la Salud aprobaron de urgencia las distintas vacunas para combatir al Sars-Cov-2. En efecto, como se ha mencionado al comienzo del trabajo, los países comenzaron el proceso de vacunación sin seguir el tiempo establecido por los protocolos de las propias instituciones sanitarias, por lo que la desconfianza de diferentes sectores de la población no resulta gratuita. La idea central del argumento de FEF es ligeramente diferente de la del canal @InfoVacunas: en el primer caso se trata de un argumento que adopta la forma del discurso científico, sustentado en la evidencia empírica. Por el contrario, en el segundo caso estamos ante un problema de valores: ¿ponderamos la rápida vacunación de la población o esperamos hasta saber exactamente qué contiene cada una y si resulta nociva para la salud humana? Ante la ausencia de evidencia objetiva, lo que prima en el argumento de FEF, como hemos mencionado, es el principio precautorio.
En lo concerniente a la circulación de noticias publicadas por medios de comunicación, estas se encuadran también en el ethos, en una argumentación construida en base a la cita de autoridad. Tal es el caso del uso que se hace de una nota del diario británico The Guardian, en la cual se informa sobre la red de sobornos de la industria farmacéutica (imagen 5). El mensaje reenviado fue visto más de 95.000 veces y su fuente original es COVID-1984 5. Además de contener el enlace a la nota periodística, se acompaña de un breve comentario en el que se sostiene que la investigación «destapa que las empresas farmacéuticas otorgan importantes cantidades de dinero en fondos ocultos para comprar a los parlamentos».
El comentario resulta pertinente en primer lugar porque la noticia se encuentra redactada en inglés, por lo que sirve como un resumen en español. Pero, más importante aún, puede entenderse como una apelación a la legitimidad del diario The Guardian para sustentar las afirmaciones contrarias a las farmacéuticas y el sistema de vacunación que se esgrimen dentro del grupo. A diferencia de otras noticias difundidas, en este caso no se trata de blogs, videos de YouTube o páginas web de escasa presencia pública, sino de un periódico británico al que no se puede acusar de difundir fake news o noticias clickbate. Es por esto mismo que hemos considerado su inclusión en la categoría del ethos: porque su uso resulta en una apelación a la autoridad periodística del medio.
Imagen 5. Apelación a The Guardian como cita de
autoridad. Fuente: dominio público.
Ahora bien, el uso del diario The Guardian como cita de autoridad no se limita solo al caso descrito. También hemos encontrado la difusión de una noticia en la cual se informa de que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha destituido a un funcionario del Ministerio de Salud por un supuesto caso de soborno para implementar la vacunación. Asimismo, se ha utilizado hasta la propia Organización Mundial de la Salud: en un hipervínculo difundido, se explica que dicha institución «no recomienda» la vacunación a menores de edad, reforzando así los argumentos de quienes se oponen a las políticas destinadas a dicha población.
Los riesgos de vacunar a los menores de edad también se argumentan desde la jerarquía de valores. En un mensaje de Fátima, reenviado desde la cuenta Dignidad para Todos, ella pide no usar a los niños «como escudo: debemos proteger a nuestros hijos, no sacrificar su integridad física por los adultos». Esto se entiende al considerar el bajo riesgo que representa para dicha población el contraer covid-19, el cual no justifica que se los inocule con una vacuna aprobada de emergencia. Es importante este punto, porque no se discute la existencia o no del virus, sino que se parte de la constatación de los efectos adversos presentados en quienes se han vacunado (reportados en su primer momento por los medios periodísticos) para argumentar por qué no deben vacunarse los niños en estas condiciones.
El ethos también se usa para la vigilancia interna del grupo. Como puede observarse en la imagen 6, en el grupo circuló un mensaje reenviado de INCREADOS que alerta sobre una persona (más exactamente una «cuenta», como se la define) que estaría buscando «cargarse» el grupo. Dado que el grupo analizado es de carácter abierto —es decir, que cualquier persona puede unirse a través del enlace del mismo—, no resulta sorprendente la heterogeneidad de individuos. Y tampoco resultaría sorprendente que haya quienes busquen simplemente generar caos y discusión, tergiversando la finalidad originaria.
Imagen 6. Advertencia sobre difusión de pornografía homosexual. Fuente: dominio público.
Consideramos este mensaje como perteneciente a la categoría ética, porque la advertencia no se construye desde lo racional, sino desde la moral. La forma mediante la cual dicha cuenta buscaría «cargarse» el grupo es mediante la difusión de contenido pornográfico de tipo homosexual (imagen 6): no se trata de información falsa, engañosa o fraudulenta, ni tampoco se trata de acoso a los miembros, sino de una actividad para la cual el grupo no fue creado. Ahora bien, llegados a este punto, podemos considerar si lo que se denuncia es la difusión de pornografía o la difusión de pornografía homosexual. No se denuncia la pornografía como un tipo de violencia sexual ni tampoco se le atribuye un carácter ilegal (como podría ser la pornografía infantil); no obstante, el carácter homosexual de la misma permite pensar en una visión con una fuerte impronta de moralidad conservadora. Lo cual es congruente con la presencia de discursos religiosos, tal como veremos más adelante (imagen 8).
Por último, debemos detener nuestra atención en la tercera categoría. Hemos constatado que la dimensión del pathos se encuentra presente en las dos categorías antes vistas; su presencia puede ser mayor o menor, pero no se han encontrado casos en donde la dimensión emocional y afectiva no juegue un papel, por más neutro que sea el tono del mensaje.
En este apartado ubicamos a aquellos mensajes que se construyen a partir del pathos, en los cuales dicha dimensión resulta el eje central que organiza la argumentación. Es el caso de la difusión de muertes y afectaciones negativas luego de aplicarse vacunas (imagen 7): en ningún caso se explica qué fue lo que desencadenó los eventos ni se emite una valoración jerárquicamente organizada. Tan solo se difunde los «hechos», acompañados de un comentario que resalta la conexión temporal entre la vacunación y el evento, acompañado de videos o fotografías, en un proceso argumental que remite a las prácticas del llamado periodismo amarillista o sensacionalista.
Imagen 7. Difusión de efectos nocivos luego de la vacunación. Fuente: dominio público.
Podemos observar la difusión, por parte de Fantasma, de una serie de mensajes reenviados: dos de ellos se corresponden con muertes. En primer lugar, un militar paquistaní, el cual fallece cinco minutos después de la vacunación —la cual se pone en tela de juicio mediante el uso de comillas—. También se pone en tela de juicio que se haga una investigación sobre el suceso al acompañar dicha proposición de signos de interrogación. El mensaje se acompaña de una fotografía del afectado, así como de un video, ambos subidos directamente a Telegram, y con una llegada a casi 130.000 personas. En segundo lugar, se difunde la noticia publicada por el sitio web Trikooba (que se autodefine como de «noticias alternativas») 6 sobre la muerte de un niño de trece años tres días después de recibir la segunda dosis de Pfizer, en Estados Unidos; en este caso no encontramos contenido multimedia, pero sí un enlace al sitio de noticias en cuestión.
El mismo usuario Fantasma difunde, en un día posterior, el mensaje reenviado por la cuenta COVID-1984 sobre la muerte de un periodista deportivo de Uruguay casi veinte días después de vacunarse. El mensaje se acompaña de capturas de pantalla de la noticia difundida por Facebook y un comentario sarcástico sobre la opinión del periodista, que muere luego de aseverar que la muerte era la opción a no vacunarse.
Por su parte, Carla difunde no ya la muerte de una persona, pero sí su desmayo luego de recibir la vacuna. El mensaje se acompaña de un video en donde se ve a la persona en una camilla, llevada por tres médicos hacia una ambulancia, ante la mirada «impasible» de quienes esperan su turno. Asimismo, acompaña su mensaje con una reflexión: «Si hubiera muerto frente a él, probablemente nada habría cambiado». Esta argumentación se construye por una oposición marcada frente a quienes apoyan las vacunas, a quienes se ejemplifica mediante una reductio ad absurdum: la última oración de Carla lo esquematiza afirmando: «El nuevo lema de las personas convencidas de vacunar es “siempre es mejor morir de vacuna que morir de covid”». Vemos aquí la apelación a una diferente jerarquía de valores, pero no es de ella de donde toma fuerza la argumentación (como en la categoría del ethos), sino que la fuerza argumental radica en el video de la persona saliendo en camilla luego de haber recibido su dosis.
Finalmente, la dimensión afectiva es la que moviliza la difusión de una noticia ignorada por los grandes medios de comunicación (imagen 8). Nuevamente, lo que motoriza es el riesgo que corren los chicos, lo cual se manifiesta en la marcha de padres que denuncian mala praxis en el Hospital Eva Perón, en Merlo (provincia de Buenos Aires, Argentina). El mensaje va acompañado de un enlace a un video de YouTube que levanta una cápsula informativa de un noticiero local: El Canal de Merlo. Tal como señala Animales, se trata de «gente humilde», motivo por el cual se siente «triste»; en el primer caso se trata de una caracterización que enfatiza el grado de vulnerabilidad de los afectados, mientras que con la autorrepresentación como sentimentalmente triste busca conmover a los demás usuarios y generar empatía con la «gente humilde». Asimismo, en los comentarios podemos ver cómo se aúna a la discusión tanto el descrédito de la clase política —ya que se menciona el apoyo a dos outsiders del campo político argentino: Biondini y Centurión— como la apelación religiosa —«Dios está con nosotros» y «Pidamos a Jesús que nos respalde», tal como afirma Bea—. Asimismo, esto queda evidenciado en la imagen de políticos argentinos de todo el espectro electoral usando el pañuelo verde, que representa la Campaña por la Interrupción Legal del Embarazo, fuertemente rechazada por la Iglesia.
Llegados a este punto, estamos en condiciones de postular las características del modelo interpretativo del grupo de Telegram Profesionales por la Verdad. No ignoramos el carácter provisorio de esta construcción analítica, siempre abierta a correcciones y modificaciones, pero creemos que dichas características son útiles en la medida en que pueden arrojar luz sobre otros grupos similares tanto en Argentina como en otros países. Por tal motivo, no lo consideramos como un punto de llegada, sino más bien como un punto de partida para los análisis de los «irredentos». Como hemos mencionado, dichos modelos proyectan sobre la realidad un marco de inteligibilidad. En otras palabras, ordena los «recortes» discursivos de la realidad.
Ahora bien, ¿de qué manera se realiza este «recorte»? ¿Qué características posee el grupo que hemos estudiado? En total hemos encontrado seis características entrelazadas del modelo interpretativo de quienes forman parte del grupo de Telegram, las cuales permiten responder a estas preguntas.
Imagen 8. Difusión de efectos nocivos luego de la vacunación (gente humilde). Fuente: dominio público.
La primera de estas características es la constatación de que el grupo maneja su propia agenda, la cual no se ve influenciada en forma lineal por la agenda mediática (un fenómeno clásico en los estudios de comunicación desde el two-step flow). No obstante, ello tampoco quiere decir que el grupo sea «inmune» a otros ámbitos de la vida social. Lo que encontramos fue la existencia de límites porosos, en los cuales se filtra la información periodística y se la adecua su modelo interpretativo. En otras palabras, les otorga un sentido acorde a los valores y actitudes de sus miembros.
Como segunda característica hemos constatado que los miembros del grupo no son todos irracionales ni se trata (solo) de sujetos susceptibles de ser influenciados por teorías conspirativas. Por el contrario, lo que hemos constatado es la presencia de múltiples argumentos lógicos, aunque dicha lógica refiere a la forma de la construcción argumentativa, no necesariamente a su contenido. Esto quiere decir que, más allá de las propiedades de verdad o falsedad de las premisas, estas se encuentran estructuradas de acuerdo con la forma del pensamiento lógico.
En relación con lo anterior, la tercera característica la encontramos en la regulación; en el hecho de que el logos no solo orienta la construcción de argumentos, sino que también regula las interacciones y difusión de contenidos dentro del grupo. Esto lo hemos visto en las regulaciones del contenido y sus interpretaciones a través de correcciones y llamadas de atención de algunas personas hacia los otros. También lo podemos constatar en el consumo y uso (en forma de relectura) de las noticias difundidas por medios de comunicación tradicionales.
En cuarto lugar, señalamos la fuerte presencia de una dimensión moral que privilegia la formación profesional tradicional, sobre todo en las áreas de abogacía, medicina y biología. Asimismo, se privilegian ciertos actores sociales, como «la gente humilde» y los jóvenes, especialmente los niños. Y mientras en el caso anterior predomina el orden del saber, en la dimensión moral encontramos la presencia del orden del deber (Verón, 1987). El primero de ellos refiere tanto a la constatación descriptiva como a la enunciación de un silogismo, encubierto bajo la figura de una «verdad universal». Por su parte, el orden del deber es la enunciación de una necesidad deontológica que establece una acción prescriptiva.
Como quinta característica encontramos que la oposición a las vacunas no solo está sustentada en teorías conspirativas, sino también por un temor relativamente fundado en torno a los riesgos que implica el uso de una vacuna aprobada «de emergencia»: desde los riesgos no verificados (como la presencia de grafeno y las supuestas muertes inmediatas posteriores a la vacunación) hasta aquellos que se han verificado (como la probabilidad de efectos adversos de diferente gravedad, de acuerdo a factores no determinados). Asimismo, esta constatación sustenta una jerarquía de valores diferente a la de los Gobiernos cuando se trata de la vacunación de menores de edad: tal como se afirma, el riesgo de que los menores enfermen de gravedad es muy bajo, por lo que no resulta ético inocularlos con vacunas que no han pasado por los procedimientos establecidos por los protocolos sanitarios.
Por último, vemos el descrédito hacia la clase política y las instituciones, más allá del país. En efecto, no solo se desacreditan los políticos de todo el espectro electoral de Argentina, sino que también se han observado videos y noticias relacionadas con ataques públicos hacia las figuras de Boris Johnson, Jair Bolsonaro, Emmanuel Macrón o Pedro Sánchez. Lo mismo sucede con las instituciones, ya sea a nivel nacional (desde el Ministerio de Salud hasta las instituciones encargadas de aprobar el uso de las vacunas) o internacional (especialmente la Organización Mundial de la Salud, pero también la Fundación Bill Gates o el Fondo Monetario Internacional).
Finalmente, podemos señalar algunos otros usos del grupo que por razones de extensión no detallaremos en profundidad. Hemos visto cómo el logos orienta las correcciones de otros discursos pasibles de ser caracterizados como «irracionales»; no obstante, esto no sucede en todos los casos. Algunos mensajes difunden enlaces a videos o blogs sobre información o servicios «alternativos», tales como la «magnetización covid» o las curas a través de hierbas medicinales. Asimismo, se aprovecha el espacio para difundir comentarios sobre eventos recientes no directamente relacionados con la pandemia, tal como la represión por parte del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) de una manifestación pública en Colombia o los comentarios a las potencialidades negativas del «transhumanismo» y el Internet de las cosas. Asimismo, se difunden comentarios y críticas hacia los modelos neoextractivistas de Latinoamérica tanto en minería como la extensión de la frontera agropecuaria, las fumigaciones y la falta de reconocimiento a los pueblos originarios. Tampoco falta la difusión y promoción de encuentros presenciales y reuniones virtuales vía Zoom. Todos estos discursos, si bien no son integrados en la conversación orgánica del grupo, tampoco son rebatidos ni desde la racionalidad ni desde la moral. Simplemente son ignorados, aunque tampoco podemos excluir la posibilidad de su consumo individual.
Como hemos mencionado al inicio, las preguntas que nos interesó formular en este trabajo nos llevaron a privilegiar el punto de vista de las propias personas involucradas en el fenómeno de estudio. En otras palabras, colocamos el lente de foco sobre la perspectiva de los sujetos sin presuponer el modo y grado en que estos son influenciados por variables exógenas. Desde nuestra perspectiva, no se trató (solamente/necesariamente) de personas negligentes, irracionales o influenciadas por discursos falaces, sino que también ellas mismas se apropiaron y produjeron argumentos, los discutieron y fijaron umbrales de verosimilitud y legitimidad en función de criterios razonables (en cuanto que válidos en un espacio social). De esta forma, creemos que vale la pena estudiar los argumentos considerados razonables por estos grupos humanos en virtud de que, como pudo constatarse en el trabajo, no toda argumentación y discurso es validada acríticamente: hay una lógica detrás de la legitimación de argumentos; o mejor dicho, varias lógicas de legitimación.
A lo largo de este trabajo hemos visto que el grupo analizado no presenta una única racionalidad, sino que sus discursos están atravesados por distintos tipos de racionalidad (o de condiciones de producción, como señalaría Eliseo Verón). Algunas de ellas son complementarias, como la racionalidad lógica y la moral en relación con la necesidad de interrumpir la vacunación hasta que no se tengan las certezas y garantías de que no afectará negativamente a la salud. Otras son opuestas y suscitan correcciones y amonestaciones por parte de otros integrantes del grupo. Otras, por último, corren por caminos paralelos sin terminar de complementarse, pero sin oponerse del todo; tal es el caso de los discursos contrarios al neoextractivismo, al cual se lo vincula con la situación actual de la pandemia de covid-19. Estas diferentes racionalidades se entrelazan a través de diferentes operaciones discursivas y, salvo algunos casos puntuales, conviven virtualmente en el mismo espacio, alimentándose de (y alimentando a) el modelo interpretativo que orienta las principales lecturas de la realidad —lecturas que son, dicho de manera simplificada, contrarias a las medidas sanitarias del Gobierno, específicamente en materia de vacunación—. Son lecturas de oposición y resistencia. Son lecturas «irredentas» que no se pliegan al discurso oficial enunciado desde el Estado.
Como hemos mencionado al comienzo del trabajo, las políticas públicas requieren del consenso social para llegar a buen cauce. Para ser realmente efectivas requieren que la población se involucre en ellas, por lo que la legitimidad se convierte en un factor central. Y tal como hemos visto, también las diferentes racionalidades de los «irredentos» se asientan sobre una base previa de descrédito y falta de legitimidad de las instituciones y la clase política, más allá del espectro electoral al que se adscriben. Por lo tanto, no basta con enunciar verdades desde el espacio gubernamental, sino que es necesario el diálogo público. Es necesaria una conversación con los «irredentos», una discusión y negociación que facilite la eficacia de las políticas públicas.
Como esperamos haber podido demostrar, no se trata solamente de sujetos irracionales, sino que tienen una lógica propia, la cual en su forma es similar a la que construye los discursos gubernamentales. Existen también valores compartidos, como la búsqueda del cuidado de los niños y de las «personas humildes», así como el bienestar general de la salud de la población. Los canales de comunicación existen, por más que sea difícil transitarlos. Pero es un camino que debe emprenderse en una democracia. Más aún, se convierte en un imperativo ante la creciente amenaza del cambio climático y la proliferación de escenarios de incertidumbre.
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1 El desarrollo que aquí realizamos sobre análisis de redes sociales digitales recupera la propuesta de Sciurano y Siede (2021).
2 Lunes 19 de julio de 2021.
3 Distribuidos de la siguiente manera: 33 el día 28 de junio, 29 el día 29 de junio, 66 el día 30 de junio y 59 el día 1 de julio.
4 Portal web de noticias que se describe como un sitio que proporciona «información alternativa pero contrastada con objeto de que seas partícipe de acontecimientos de vital importancia que suceden en la sociedad que te rodea y que la mayor parte de las veces no son objeto de difusión en la pantalla de tu televisión». Por razones de espacio omitimos el análisis semántico de su nombre del sitio web; basta mencionar que refiere a la expresión para designar, en tiempos bélicos, a la población supuestamente leal al bando contrario.
5 En una clara referencia a la clásica novela distópica sobre control estatal 1984, de George Orwell.
6 Podemos ver la importancia del adjetivo «alternativo» en relación con las noticias de Trikooba. A través de él se posiciona el sitio web como contrapuesto al discurso «oficial» y presumiblemente falso. Es una operación de figuración similar a la empleada en los nombres de los grupos «por la verdad».