Monográfico. Sección II
TSN nº 16, 2024. ISSN: 2530-8521
¿DIGITALIZAR EL VÍNCULO POLÍTICO? LA CAMPAÑA ELECTORAL EN RÍO CUARTO Y LAS INSTITUCIONES PARTICIPATIVAS EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES DURANTE LA PANDEMIA DE COVID-19*.
Digitize the Political Link? The Electoral Campaign in Río Cuarto and the Participatory Institutions in Buenos Aires City during the Covid-19 Pandemic
Rocío Annunziata
IIP-UNSAM-CONICET (Argentina)
https://orcid.org/0000-0003-0747-7162
María Florencia Pagliarone
CCONFINES-UNVM-CONICET (Argentina)
https://orcid.org/0000-0002-6698-7114

RESUMEN

La pandemia de covid-19 y las medidas de aislamiento y distanciamiento social tomadas para enfrentarla han impactado fuertemente en los vínculos políticos. Así como muchos aspectos de la vida cotidiana se han tenido que «digitalizar», también gran parte de las campañas electorales y de las formas de participación ciudadana se sostuvieron de este modo. Este artículo propone una comparación entre dos formas de activismo y vínculo político a nivel local: la campaña para las elecciones de intendente en la Ciudad de Río Cuarto en 2020 (el primer municipio de Argentina que celebró elecciones en pandemia) y las experiencias de participación ciudadana institucionalizada impulsadas por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (que incorporaron las plataformas para encuentros sincrónicos tan difundidas en la pandemia). Mediante la realización de entrevistas en profundidad, observación no-participante de reuniones, actos, redes sociales y análisis de material documental, advertimos cómo la digitalización de los vínculos políticos obligada por la pandemia tendió a producir un debilitamiento de las dimensiones afectiva y colectiva de la política.

Palabras clave: Digitalización, campañas electorales, participación ciudadana, militancia, deliberación online, covid-19, territorio, Gobiernos locales

ABSTRACT

The covid-19 pandemic and social distancing measures taken to confront it have strongly impacted political ties. Just as many aspects of daily life have had to be “digitized”, also a large part of the electoral campaigns and the forms of citizen participation were carried out in this way. This article proposes a comparison between two forms of activism and political ties at the local level: the campaign for the elections of the municipality authority of the City of Río Cuarto in 2020 (the first municipality in Argentina to hold elections in the pandemic) and the experiences of institutionalized citizen participation promoted by the Government of the City of Buenos Aires (which incorporated the platforms for synchronous encounters so widespread in the pandemic). Through in-depth interviews, non-participant observation of meetings, events, social networks and document analysis, we note how the digitalization of political ties caused by the pandemic tended to weaken the affective and collective dimensions of politics.

Keywords: Digitalization, electoral campaigns, citizen participation, activism, online deliberation, covid-19, territory, local governments
• Contenido •

1. Introducción

La pandemia de covid-19 y las medidas de aislamiento y distanciamiento social tomadas para enfrentarla han impactado fuertemente en los vínculos políticos. Así como muchos aspectos de la vida cotidiana se han tenido que «digitalizar», también gran parte de las campañas electorales y de las formas de participación ciudadana se sostuvieron de este modo. Este artículo propone una comparación entre dos formas de activismo y vínculo político a nivel local: la campaña para las elecciones de intendente en la Ciudad de Río Cuarto en 2020 y las experiencias de participación ciudadana institucionalizada puestas en marcha por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en Argentina.

La pandemia implicó la suspensión o aplazamiento de muchos procesos electorales en el mundo (Hernández Trejo, 2020; Tealdi, 2020). Hasta el 25 de junio de 2020, más de sesenta elecciones habían sido pospuestas por la emergencia sanitaria. Allí donde los comicios pudieron desarrollarse se observaron los impactos de la cuestión sanitaria en su organización (Landman y Splendore, 2020). De los cincuenta y un países que celebraron elecciones nacio- nales entre el 21 de febrero de 2020 y el 31 de diciembre de ese mismo año, veintidós impusieron restricciones para limitar la libertad de asociación y de reunión durante el período electoral, sobre todo en lo relacionado con el número permitido de participantes que podían asistir a las reuniones públicas y la prohibición total de mítines y actos políticos (Asplund, Heuver, Ahmed, Stevense, Umar, James y Clark, 2021). Algunos países optaron por la reducción de actos presenciales (elecciones en Galicia), por prohibir la realización de actos y establecer limitaciones en los recorridos puerta a puerta (Singapur) o por establecer límites en la cantidad de personas en los actos de campaña (Francia). En otros casos la novedad provino del mismo partido, como, por ejemplo, en Estados Unidos: la campaña de Biden implementó los mítines drive-in, donde los simpatizantes permanecían en sus autos en un estacionamiento o en un campo deportivo escuchando el discurso del candidato.

Más allá de estos datos, todavía no se han explorado los cambios que trajo la pandemia en la interacción entre partidos, militantes y ciudadanos durante las campañas electorales. Si hasta la emergencia del covid-19 las campañas en ámbitos locales se caracterizaban por la presencia de los candidatos en recorridos por el territorio y encuentros que reactualizaban vínculos y compromisos políticos (Gaztañaga, 2008; Quirós, 2016), las medidas sanitarias interrumpieron esta dinámica. Río Cuarto (Córdoba) fue el primer municipio del país que celebró elecciones en pandemia y se enfrentó al desafío de digitalizar la campaña (Calderón Gómez, 2020).

Por otro lado, la pandemia transformó también las formas de participación no electoral en el ámbito local. Las instancias participativas y deliberativas que suponen la reunión de personas en asambleas o mesas de trabajo también se vieron muy afectadas. Si bien la opción del giro digital, esto es, de transformar el proceso participativo en un proceso online o «híbrido» apareció como alternativa, esto resultó muy difícil de resolver durante la crisis. Por ejemplo, un estudio sobre el impacto de la pandemia en Nepal muestra que ninguna ciudad fue capaz de implementar plataformas online para mantener el proceso participativo (Bhusal, 2020). La mayoría de los presupuestos participativos del mundo simplemente interrumpieron sus actividades, como ocurrió, por ejemplo, en Ciudad de México, donde se decidió trasladar a 2021 los recursos asignados a la herramienta para 2020 (Hernández Trejo, 2020). No obstante, también tuvieron lugar algunas experiencias innovadoras, ciudades que se adaptaron bien al nuevo contexto o en las que incluso la pandemia misma fue el pretexto para fortalecer la participación. Por ejemplo, en Grenoble (Francia), la pandemia funcionó como un motor para lanzar una primera edición de presupuesto participativo orientado a pensar las formas de solidaridad del «mundo del después» (Cho, Jérôme y Maurice, 2021). Experiencias deliberativas de mayor escala como la Convención Ciudadana por el Clima en Francia (Eymard, 2020) o la Asamblea Ciudadana por el Clima en Inglaterra (Climate Assembly UK, 2021), basadas en la selección de participantes por sorteo, lograron desarrollarse con éxito durante la pandemia, incluso teniendo que pasar del formato presencial previsto a encuentros por medio de plataformas digitales.

En Argentina, la mayoría de los presupuestos participativos que estaban en funcionamiento se vieron muy afectados por la pandemia. Un 41 % de los municipios simplemente suspendió la implementación, mientras que un 22 % comenzó a retomarla, pero implementando protocolos sanitarios, y otro 22 % optó por sostener las actividades de manera online. En definitiva, una pequeña minoría pudo aventurarse al «giro digital» y el 85 % de los municipios consideró que las plataformas digitales no resultaban suficientes para reemplazar las instancias presenciales en los procesos de participación (Annunziata et al., 2021). En la Ciudad de Buenos Aires, la participación ciudadana a través de medios digitales ya se desarrollaba antes de la emergencia de covid-19 (Annunziata, 2020), pero se produjo una reconfiguración durante la pandemia, especialmente con la incorporación de herramientas sincrónicas. Si las instancias de participación online asincrónicas siempre tuvieron como limitante la dificultad de producir una verdadera deliberación, con la pandemia se vio que incluso en las dinámicas sincrónicas la ausencia del contacto presencial impacta sobre los intercambios.

Si bien en algunas dimensiones del vínculo político se identificaron efectos positivos de la pandemia, en la medida en que fomentó un aumento de consumos informativos, especialmente en los ciudadanos que estaban desconectados de las noticias, democratizando el acceso a los asuntos públicos (Casero-Ripollés, 2020, 2021), la situación crítica vino a interrumpir especialmente el tipo de actividades políticas que requerían la copresencia física. De este modo, la digitalización de los vínculos políticos fue un desafío tanto para las campañas electorales como para los espacios participativos, demostrando que no todos sus aspectos son susceptibles de pasar al plano digital, sino que existen elementos irremplazables del contacto presencial o cara a cara. Mediante la comparación entre estas dos experiencias de participación electoral y no electoral, en este artículo observamos cómo la pandemia tendió a producir un debilitamiento de las dimensiones afectiva y colectiva de la política.

2. Antecedentes

Distintos estudios han mostrado la importancia de los vínculos políticos «cara a cara» para la recreación de los lazos partidarios y electorales y para la deliberación entre ciudadanos. Por un lado, si la campaña presidencial de Barack Obama en 2008 marcó la inauguración de la era de las campañas por redes sociales, en general esto ha sido un rasgo más característico de las elecciones a nivel nacional, mientras que en el ámbito local siguieron predominando las formas tradicionales de campaña electoral ligadas más bien a la cercanía con el candidato y a los recorridos territoriales (Quirós, 2016; Gaztañaga, 2008). Así, lo colectivo y la generación de vínculos territoriales están asociados con la idea de «llevar el voto», actividad en la cual los candidatos y los militantes de un partido reparten en los domicilios de los ciudadanos la boleta oficial del partido al cual representan. Esta actividad no solo es una práctica que la ciudadanía espera que los políticos realicen, sino que funciona como un «momento de creación y reactualización de vínculos, como también de compromisos» (Quirós, 2016, p. 13). En este sentido, estudios etnográficos sobre campañas electorales locales han mostrado la importancia del concepto de «trabajo político» para describir la labor que llevan a cabo militantes y políticos profesionales (Gaztañaga, 2008) cuando realizan caminatas y recorridos por los barrios conversando con los vecinos en el interior de sus domicilios, tocando temas tanto generales como personales y compartiendo alguna comida o bebida con ellos.

Las visitas o recorridos de los políticos en el territorio se han vuelto además un elemento central de las campañas electorales y de la forma de gobernar, como pruebas de escucha y de empatía con respecto a lo que los ciudadanos viven cotidianamente, constituyendo así una «política de la presencia» (Rosanvallon, 2009; Annunziata, 2018). Y aunque muchas de estas escenas de contacto entre políticos y ciudadanos —un contacto que es físico, íntimo, que implica desde abrazarse hasta compartir una comida— solo existen para ser más tarde difundidas por los medios de comunicación y las redes sociales (Annunziata, 2018), lo cierto es que son estructurantes de las campañas electorales contemporáneas. Esta centralidad de la presencia se inscribe en una transformación de la legitimidad democrática hacia la «legitimidad de proximidad» (Rosanvallon, 2009; Annunziata, 2018) que enfatiza en los políticos sus rasgos de «persona común» y la capacidad de prestar atención a la singularidad de la experiencia de los ciudadanos.

Por otro lado, algunas investigaciones sobre experiencias institucionalizadas de participación y deliberación han descrito cómo en estas instancias emerge un espacio público ocupado por los cuerpos y el ruido conformando una «puesta en escena de lo popular» y afirmando que el sentido de participar es «estar ahí» (Goirand, 2015). A su vez, las investigaciones del campo de la teoría de la deliberación han enfatizado en las limitaciones que manifiestan los procesos de deliberación online, especialmente las plataformas asincrónicas en las que se cortan los hilos de la comunicación no permitiendo la producción de verdaderos diálogos por la ausencia de re-respuesta (Graham, 2010; Coleman y Moss, 2021; Hartz-Karp, J., y Sullivan, 2020; Strandberg y Grönlund, 2018). Las investigaciones han subrayado también la importancia de compartir el escenario con quienes se delibera (Young, 2002) y el modo en que la distribución del espacio y de los participantes afecta la toma de la palabra (Detienne, 2003).

Por supuesto, las principales dificultades que se encuentran a la hora de operar un pasaje a lo digital tanto en las instancias participativas como en las campañas electorales tienen que ver con las desigualdades de acceso (incluyendo en esto las materiales —falta de dispositivos, débil conectividad, etcétera— y las simbólicas o de capacidad de uso), es decir, con la llamada «brecha digital» (Van Dijk, 2020). Las investigaciones han mostrado que, cuando una instancia de participación política se «digitaliza», esto atrae más a las clases medias y a los jóvenes, pero se corre el riesgo de disminuir el peso o la representación de los sectores más desfavorecidos (Touchton, Wampler y Spada, 2019). Sin embargo, gran parte de la literatura sobre activismo digital asume también que la reducción de costes y recursos que ofrece este formato tiene como contrapartida un menor esfuerzo y compromiso en quienes se involucran que los que implicaría un involucramiento «cara a cara» (González Vaillant et al., 2015). Así, para los trabajos críticos del «click-activismo», las actividades políticas desarrolladas online constituyen una forma superficial, no reflexiva y disminuida de participación (Christensen, 2011) en comparación con aquellas que implican «poner el cuerpo».

Por su parte, los estudios de comunicación política han demostrado que el potencial interactivo de las redes sociales (entre dirigentes y ciudadanos) no se actualiza en la práctica, sino que predomina un uso más «difusionista» que conversacional y que los políticos tienden a no responder comentarios ni hacer preguntas a la ciudadanía, sino más a bien a promocionar su propia agenda, y especialmente su agenda de eventos offline (Graham, Broersma, Hazelhoff y Van’t Haar, 2013; Tarullo, 2018; Riorda, 2017). El efecto que estas investigaciones hacen prever es que llevar la política al terreno de las redes sociales la vuelve menos interactiva que lo que acostumbra a ser de modo presencial. Al hacer evidentes las lógicas sanitarias —como el distanciamiento entre dirigentes políticos en sus conferencias de prensa— (Slimovich, 2021) y recurrir con frecuencia a las presentaciones Power Point con cifras, gráficos e infografías, la pandemia también produjo cambios en el modo de enunciación de los políticos, de manera que la comunicación reforzó con una suerte de «puesta en escena de la distancia» lo que la digitalización en sí misma ya distanciaba.

De este modo, podemos ver que los estudios sobre el «trabajo político» de dirigentes y militantes, sobre campañas electorales en el territorio y sobre formas de participación y deliberación coinciden en señalar que el contacto «cara a cara» es irremplazable para los vínculos políticos. Pero ¿qué es precisamente aquello que el contacto asegura y que se pierde a la hora de «digitalizar» los vínculos políticos? La hipótesis que sostenemos en este trabajo es que el pasaje a lo digital, tanto en las actividades de campaña electoral como en las instancias de participación institucionalizada, produce un debilitamiento de las dimensiones colectiva y afectiva de la política. Esto significa que en los casos analizados: a) la digitalización permitió la supervivencia de las actividades políticas y de la comunicación entre representantes y representados con sus funciones básicas (difundir propuestas en una campaña o plantear acuerdos y desacuerdos en una deliberación); b) pero esta comunicación se volvió individualizada y tecnocrática debido al formato digital; c) mientras que hubo, en paralelo, actividades y vínculos políticos que no fueron susceptibles de «digitalización».

3. Metodología

Este trabajo se basó en una estrategia de investigación cualitativa y comparativa con un diseño de casos distintos —most different cases— (Przeworski y Teune, 1970; Gerring y Cojocaru, 2016), ya que observamos resultados semejantes para diversas formas de participación y vínculo político institucionalizado (electoral y no electoral). La investigación se inspiró en el «comparativismo constructivo» defendido por Detienne (2008), que muestra las virtudes de comparar eventos o fenómenos que parecen más bien «incomparables» a través de diferentes culturas y contextos en el tiempo y el espacio. Los «comparables» se construyen y no son temas, sino «mecanismos de pensamiento» más abstractos. En nuestro trabajo, comparamos dos tipos de «vínculo político» (relación entre representantes y representados tal que la identidad de unos y otros se ve transformada como resultado de la misma). Aquí analizamos el vínculo político que se genera entre los candidatos y sus potenciales votantes en el marco de una campaña y el vínculo que se genera entre vecinos, y entre ellos y los funcionarios, en el marco de una instancia participativa. Optamos por tomar dos casos en los que los ciudadanos se relacionan con representantes o autoridades que están «en el poder» (es la razón por la que nos concentramos en la coalición oficialista al analizar la campaña en Río Cuarto y en las instancias participativas propuestas por el Gobierno en el caso de Buenos Aires) 1.

Para cada una de las formas de vínculo político (electoral y no electoral) se recurrió a la realización de entrevistas con actores clave 2, observación no-participante digital y análisis de documentos producidos por los protagonistas. En el caso de las elecciones municipales de Río Cuarto 3, nos concentramos en la coalición Hacemos por Córdoba, que competía por la reelección del intendente Juan Manuel Llamosas. Se realizaron ocho entrevistas presenciales a funcionarios municipales que habían tenido un papel destacado en la campaña electoral y concejales y concejalas electos de Hacemos por Córdoba (dos el 21/12/2020, dos el 22/12/2020, uno el 05/01/2021, uno el 11/01/2021 y dos el 12/01/2021). También se realizó observación no participante en los dos debates virtuales entre candidatos a intendente y en el lanzamiento «Propuestas para la ciudad que viene». Durante el período comprendido entre marzo y noviembre de 2020 se hizo un seguimiento de las redes del candidato a intendente, específicamente de Instagram. Por último, se consultaron las resoluciones elaboradas por la Junta Electoral Municipal, informes de observación electoral y documentos de organismos internacionales sobre la realización de elecciones en pandemia.

En el caso de las formas institucionalizadas de participación impulsadas por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires 4, se realizaron siete entrevistas con funcionarios y funcionarias de la Dirección General de Participación Ciudadana y Cercanía (en tres oportunidades, 16/09/2020, 15/01/2021, 23/02/2021), del Instituto de Vivienda de la Ciudad, IVC (22/01/2021), de las comunas de mayor y menor nivel socioeconómico de la ciudad, 2 y 8 respectivamente (20/07/2021 y 05/05/2021) y de la Comisión de Descentralización y Participación Ciudadana de la Legislatura Porteña (05/02/2021). Por otra parte, se realizó una observación de instancias participativas sostenidas por medios digitales 5. Esto fue complementado con el análisis de documentos internos del IVC y de la Dirección General de Participación Ciudadana y Cercanía, el aná- lisis de informes y producciones audiovisuales disponibles en el sitio web de la misma dirección y de la entrevista realizada a su directora por el Observatorio Internacional de la Democracia Participativa (OIDP) en el marco del otorgamiento de la distinción «buenas práctica de participación ciudadana 2020» 6 y la observación participante de la reunión «Experiencias de participación ciudadana», organizada el 28/04/2021 por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires con comuneros y referentes de la sociedad civil.

Así buscamos mostrar cómo, en dos ciudades diferentes, distintas formas de participación y vínculo político llegan a un resultado similar (debilitamiento de las dimensiones colectiva y afectiva de la política) y encontramos como elemento común la digitalización obligada por la pandemia. Con esta comparación apuntamos a responder a los objetivos específicos: a) describir la digitalización de la campaña electoral, b) caracterizar la dinámica de las deliberaciones por medio de plataformas sincrónicas, c) identificar impactos de la pandemia en la campaña y las instancias participativas, d) observar la tensión entre lo individual y lo colectivo y entre lo técnico y lo afectivo en los vínculos políticos entre candidatos, militantes, simpatizantes, funcionarios y vecinos.

La selección del caso de la campaña electoral en Río Cuarto se fundamenta además en ser la primera elección que se desarrolló en Argentina en el marco de la pandemia; por su parte, la ciudad de Buenos Aires como escenario para analizar las instancias participativas resulta interesante, porque fue una de las ciudades argentinas pioneras en ofrecer espacios participativos «desde arriba» y porque la variedad de experiencias que desarrolla permite observar prácticas que ya eran digitales antes de la pandemia y otras que no lo eran y se tuvieron que «digitalizar».

4. Los cambios que implicó la pandemia

En Río Cuarto, los comicios para elegir intendente, concejales y miembros del Tribunal de Cuentas 7 debían realizarse el 29 de marzo, pero fueron suspendidos por la entrada en vigencia del decreto presidencial de necesidad y urgencia núm. 297 del 19 de marzo de 2020, que estableció el aislamiento social, preventivo y obligatorio desde el 20 de marzo hasta el 31 de marzo y que luego fue prorrogado. La Junta Electoral Municipal decidió trasladar el acto de votación para el día 27 de septiembre, pero debido al aumento de los casos de covid-19, el 1 de septiembre resolvió suspender la campaña electoral en curso junto con los comicios 8 y prorrogarla al 29 de noviembre, fecha en la cual finalmente se llevó a cabo la elección.

En el contexto de la pandemia, el intendente señaló en numerosas oportunidades que la prioridad era la gestión sanitaria en detrimento de la campaña electoral, como, por ejemplo, durante el primer debate entre candidatos el 13 de marzo, cuando aún no había comenzado el período de aislamiento social 9. En esa oportunidad, el intendente Llamosas desistió de la invitación: «La campaña queda en un segundo plano. Ahora lo importante es cuidar la salud pública» 10.

Así, la campaña tuvo algunos momentos de pausa, sobre todo influenciados por el crecimiento exponencial de casos de covid-19, y en otros momentos registró una importante activación política, aunque por vías distintas a las tradicionales. Un ejemplo fueron las publicaciones realizadas en su cuenta en Instagram: entre el 11 de marzo y el 29 de noviembre se contabilizaron 288 posteos, de los cuales 138 estuvieron relacionados con la gestión de la pandemia y solo 37 con la campaña electoral y las elecciones. Los meses de abril y septiembre registraron la mayor cantidad de posteos en relación al covid-19, mientras que de los 37 con contenido electoral 26 fueron realizados durante el mes de noviembre, cuando finalmente se llevaron a cabo las elecciones.

La pandemia copó toda la agenda de debate público y desplazó los demás temas que suelen estar presentes en una campaña política: «Quizás solo a lo último, ya cuando empezamos a salir de la crisis y de la situación más conflictiva de la pandemia, sí pudimos avizorar la necesidad de debatir sobre y de poder contarle al vecino lo que teníamos programado hacer» 11. A diferencia de otras campañas tradicionales en las que el candidato hace anuncios de obra pública o propone un conjunto de mejoras a implementar en la ciudad, en este caso la estrategia oficialista consistió en visibilizar las políticas públicas implementadas en torno a la gestión de la pandemia. Uno de los entrevistados afirmaba: «Si no controlábamos la pandemia, no teníamos ninguna posibilidad electoral» 12. Esto tuvo un marcado impacto en el trabajo diario que venían realizando los funcionarios, que fueron relocalizados en las áreas destinadas al covid-19 hasta tal punto que «el municipio se transformó en noventa días desde que empezó fuerte la pandemia en una gran secretaría de salud» 13.

Asimismo, un elemento fundamental que incorporó la cuestión sanitaria a la campaña política fue la militancia en torno a que el acto electoral no implicaba un riesgo sanitario: «Convocar al vecino a que se sienta seguro para ejercer su derecho e ir a votar también se transformó en una de las metas de la militancia de esta campaña» 14. Esto tuvo su impacto en términos logísticos y de organización de los comicios en tanto que se realizó una redistribución de los votantes en los centros de votación cercanos a sus domicilios para evitar el desplazamiento masivo por la ciudad junto con la elaboración de un protocolo de bioseguridad (Informe Defensoría del Pueblo, 2020, p. 8).

Debido al contexto de la pandemia, la transición a una campaña política digitalizada había formado parte de las recomendaciones a nivel mundial brindadas por organismos internacionales como la OEA (2020). Dada la prohibición de realizar actos partidarios masivos, los soportes digitales fueron utilizados por el candidato oficialista para relanzar su campaña política el 7 de noviembre de cara a las elecciones del 29 de noviembre 15. En esta oportunidad, se utilizó la publicación de una carta del intendente a los ciudadanos, donde apeló al pasado, habló de un horizonte de esperanza en cuanto a la cuestión sanitaria y aludió a la proximidad con el vecino: «Un intendente no puede saber de todo, pero tiene que saber escuchar a todos, porque escuchando se aprende. Y yo he aprendido mucho de ustedes. […] Pronto podremos encontrarnos, darnos un abrazo y decirnos que todo el sacrificio valió la pena» 16.

La carta fue publicada en redes sociales y su contenido podía ser leído en el sitio web del candidato. En la publicación digital en Instagram figuraban algunos comentarios realizados por los ciudadanos que no fueron respondidos por parte del candidato ni su equipo de comunicación. Esto ilustra cómo se entendió la digitalización de la campaña electoral asociada con la difusión de mensajes y propuestas, pero sin sostener el vínculo con el vecino por las vías digitales. Algo que también se reflejó en el relato de las entrevistas, en las que quedó de manifiesto que la presencia era un factor importante para mantener la cercanía: «En el contacto diario percibimos la devolución de las personas, […] y en la confianza, en la cercanía te lo tiran y eso es importante, casi te diría que en la política es irremplazable todavía» 17. Más aún, algunos afirmaban que la digitalización del vínculo político era algo antinatural considerando la tradición peronista: «El partido nuestro [en alusión al Partido Justicialista] tiene un “cara a cara” y una necesidad de presencia que no puede ser sustituida de manera cabal» 18.

Los soportes digitales también fueron utilizados en ocasión del segundo debate entre candidatos llevado a cabo el 25 de noviembre. En dicha oportunidad participaron todas las fuerzas políticas a través de una plataforma virtual que contó con transmisión online mediante el canal de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) 19. Siguiendo con las recomendaciones de la digitalización, la Junta Electoral Municipal dispuso que las diferentes fuerzas políticas pudieran dar a conocer sus propuestas electorales utilizando las páginas web oficiales del municipio y de la Defensoría del Pueblo de la ciudad, así como también instó junto con la UNRC a la organización de debates entre los candidatos y exhortó a las autoridades del Gobierno municipal para que asignaran equitativamente a todas las fuerzas políticas espacios en las pautas publicitarias oficiales para contribuir a la difusión de las propuestas electorales 20.

Finalmente, los comicios se celebraron el 29 de noviembre, lo que configuró «la campaña más larga que tuvimos en la historia» 21. En dicha oportunidad, el candidato Llamosas fue reelecto por el 41 % de los votos. Los resultados de la elección fueron históricos en tanto que fue la primera vez que el peronismo logró ser reelecto, pero la abstención electoral rondó el 50 % del padrón electoral. En los comicios de 2016 la participación había sido del 63 % y en 2012 del 66 %. Esta disminución de más del 10 % en la participación electoral pudo deberse tanto al miedo al contagio por la exposición en lugares concurridos como a la expresión de cierto malestar ciudadano por la realización del acto electoral cuando aún algunas actividades permanecían suspendidas, como los viajes de egresados, la movilidad en el transporte interurbano, las reuniones sociales numerosas, etcétera.

Veamos ahora los cambios que implicó la pandemia en las instancias participativas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Antes de 2020, la Ciudad de Buenos Aires tenía su dispositivo de participación estrella: el BAElige. Con el formato de un presupuesto participativo online, la ciudad destinaba seiscientos millones de pesos a proyectos y obras que los vecinos podían proponer y seleccionar por medio de una plataforma (Annunziata, 2020). Esta herramienta se suspendió en 2020, porque el covid-19 no implicó solamente grandes dificultades para las instancias de participación presenciales, sino que también exigió una reorientación de los recursos hacia necesidades más urgentes 22.

El área de participación ciudadana del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires decidió impulsar otras formas de participación que se denominaron «reuniones de diagnóstico», luego de concluir que la incertidumbre general producida por la pandemia volvía muy importante el disponer de información sobre preferencias, temores, anhelos y preocupaciones de la ciudadanía. Estas instancias consistieron en reuniones mantenidas por medio de la plataforma Zoom. Mientras que en otras ciudades del país la pandemia supuso el pasaje de los formatos presenciales a los digitales (Annunziata et al., 2021), en el caso de Buenos Aires no se trataba de la primera experimentación con instancias participativas digitales, pero la pandemia sí trajo transformaciones. Antes del covid-19, la experiencia principal era con una plataforma asincrónica para subir propuestas —por escrito— y votar proyectos; ahora se comenzaba a ensayar el uso de plataformas para encuentros sincrónicos que la pandemia había vuelto de uso cotidiano para muchas actividades de la vida social (como Zoom, Google Meet o Webex).

Algunos de estos encuentros de diagnóstico trataron directamente aspectos vinculados con la pandemia, como el que se realizó en abril de 2020 orientado a las personas mayores o los que tuvieron lugar durante mayo y junio de 2020 sobre el regreso a un espacio público seguro. Como sostuvo en una entrevista la directora del área: «[…] la pandemia nos dio la oportunidad de ampliar la utilización de dispositivos de participación vinculados al diagnóstico colectivo y la ideación conjunta de soluciones en reuniones de deliberación» 23.

Para hacer estos encuentros se dividió la ciudad en tres regiones, agrupando las comunas: Norte, Centro y Sur. La difusión se realizó principalmente por mail a quienes ya venían participando antes de la pandemia, además de la comunicación por redes sociales. Pero el público se transformó, bajando el promedio de edad de los participantes y disminuyendo en cantidad allí donde el acceso a Internet y a dispositivos con conectividad está menos extendido. En alguno de los encuentros no hubo participantes, porque se combinaron dos tipos de brecha digital 24, la material y la de capacitación o generacional; tal fue el caso del encuentro por Zoom para discutir con adultos mayores en la región sur de la ciudad.

Las reuniones sobre el tema «vuelta a clases» se realizaron entre diciembre de 2020 y enero de 2021, separando a los actores por su rol en la comunidad educativa: directivos, docentes, padres y madres, y niños, niñas y adolescentes. También se realizaron encuentros para discutir sobre la actualización del Plan Urbano Ambiental, el corredor verde de un barrio en particular o el uso de las bicicletas en la ciudad, entre otros temas.

El área de participación incluye bajo su órbita las llamadas acciones de «cercanía», como las Reu- niones con Vecinos y Comisarías Cercanas, dos programas que se mantuvieron en la pandemia por medio de la plataforma Zoom y en este caso sí supusieron una «digitalización» de lo que antes se producía de modo presencial. Así las describía un informe realizado por el área: «Las reuniones de vecinos consisten en encuentros “cara a cara” que el jefe de Gobierno, el gabinete de ministros y funcionarios/as de diferentes jerarquías mantienen con la ciudadanía […]. En contexto de pandemia por covid-19, las Reuniones con Vecinos se desarrollan en formato virtual, a través de la plataforma de videollamada Zoom […]» (Dirección General de Participación Ciudadana y Cercanía, 2020).

En definitiva, la pandemia implicó suspender una herramienta participativa muy costosa como era BAElige y, en cambio, impulsar reuniones sincrónicas por plataformas digitales con las que no se había experimentado previamente: una parte de los vínculos ya eran digitales, pero se transformaron, y otra parte de los vínculos que se daban «cara a cara» pasaron a darse en el terreno digital.

Reparemos ahora en cómo funcionaron estas instancias participativas sincrónicas por medio de Zoom. Generalmente estaban coordinadas por un miembro del equipo del Gobierno que hacía una presentación y ordenaba los turnos de la palabra. Quienes deseaban hablar debían anotarse por el sistema interno de chat. Como narraba una funcionaria del área de participación: «En las reuniones de diagnóstico se intenta siempre que todas las personas presentes tomen la palabra al menos una vez de forma oral. Además, el chat es una herramienta muy utilizada para expresar discrepancias y acuerdos […]. Hay personas que no quieren hablar pero dejan sus opiniones y argumentos asentados de forma escrita» 25.

En algunos de los «encuentros de diagnóstico» el conflicto se planteó más que en otros. Por ejemplo, en el encuentro para discutir sobre la actualización de Plan Urbano Ambiental en la Comuna 13, se conectaron ciento dos personas y se repartieron en cuatro «salas de trabajo» o comisiones en simultáneo (algo que permite una herramienta como Zoom, dividirse en subgrupos de discusión). Vecinos y vecinas que tomaban la palabra cuestionaban la ausencia de subterráneo en el barrio, el estado de las calles, la acumulación de agua estancada cerca de las vías del tren, la paralización de una obra que estaba pendiente desde hacía seis años, e incluso se denunciaban los negocios inmobiliarios favorecidos por el Gobierno en nombre del patrimonio histórico. También se planteaban reclamos particulares, como ruidos molestos generados por un comercio, pero al mismo tiempo propuestas, como la construcción de playas de estacionamiento subterráneas debajo de las plazas. Además, se planteaban críticas al formato mismo del espacio participativo —lo que Ramos y Feres Faria, 2013, han denominado metadeliberación para conceptualizar dinámicas de instancias participativas en Brasil—, como que el horario laboral en el que se había convocado la reunión dificultaba la presencia de muchas personas. Es decir, las intervenciones de los vecinos mostraron un amplio espectro de discursos: no fueron todas sobre reclamos particulares, no fueron todas consensualistas, sino que se plantearon enfoques diversos de la política pública, hubo denuncias, pero también propuestas y hubo metadeliberación. A pesar de hablar siempre al coordinador de la reunión, las intervenciones de los vecinos se mencionaron mutuamente 26. A priori, la escena descrita pareciera ser la de una instancia deliberativa formalmente correcta y completa. Pero otros aspectos de la dinámica, potenciados por la dimensión digital, llamaban la atención. En la pantalla se observaba un mapa de la Comuna 13 y, a medida que los participantes tomaban la palabra, el equipo que coordinaba la reunión iba poniendo marcas y stickers en el mapa, ubicando los problemas señalados y anotando al mismo tiempo en otra parte de la pantalla por categoría de problema. El conflicto, por lo tanto, podía plantearse, pero se transformaba en stickers de «pulgares hacia abajo» que iban llenando cada vez más el mapa de la comuna. La intervención de una vecina resumía el sentimiento de que los conflictos podían plantearse, pero sin generar una reacción, sin que otros participantes ni el Gobierno de la Ciudad, respondieran contraargumentando u ofreciendo soluciones: «“Sí, sí, lo anoto; la basura…, sí, lo anoto; la vereda…, sí, lo anoto”…, anotan todo, no sé, deben poder empapelar media ciudad con lo que anotan y no pasa nada con todos esos reclamos» 27. Este ejercicio de «anotar», mapear, georreferenciar y clasificar todas las propuestas, críticas o reclamos por igual resultaba en una comunicación tecnocrática de solución incierta para los participantes.

5. La dimensiones colectiva y afectiva del vínculo político

Como vimos, la pandemia afectó la forma de realizar la campaña electoral debido a las restricciones vigentes que limitaban el contacto físico y prohibían realizar eventos masivos. En Río Cuarto, los protagonistas subrayaban la pérdida de la masividad: «Nosotros en otras campañas hemos organizado actos, hemos salido masivamente a las calles, ha sido diferente en eso, en la cantidad de gente con la que podíamos estar todos juntos» 28. Los entrevistados advertían en un doble sentido el debilitamiento de lo colectivo en los vínculos políticos. Por un lado, notaban que las redes sociales eran incapaces de motivar la construcción de cierta «mística militante» en torno a los actos de gobierno o las movilizaciones: «En el distanciamiento, sacarse una foto, ir a un barrio, ir a un lugar ya no es la cuestión masiva y para nuestras tradiciones justicialistas se extrañó, porque somos una familia muy grande nosotros, como que extrañamos ir al partido y que te llenes de humo y que te toquen el bombo en la oreja, de gritar y quedarte afónico […] esas cosas las extrañé mucho en lo personal» 29. En este sentido, un evento importante de la campaña electoral llevada a cabo por el candidato Llamosas fue el lanzamiento de sus promesas de campaña, denominadas «Propuestas para la ciudad que viene». En el acto solo participaron de forma presencial los equipos técnicos y fue transmitido por Instagram y Facebook 30. Si bien las redes sociales permitieron introducir comentarios durante la transmisión del evento, la imposibilidad de contar con público en el auditorio produjo una transformación en la perfomance del acto (tradicionalmente asociada a la presencia de una multitud efervescente que despliega banderas, entona cánticos y aclama cuando el candidato pronuncia determinadas frases). En otras palabras, la digitalización también implicó para el candidato una puesta en escena donde el auditorio estaba vacío y había que hablarle a una cámara sin contar con ningún tipo de retroalimentación ciudadana al respecto. Además, si bien las cien propuestas de campaña se podían encontrar listadas en la página web del candidato 31, la diagramación del sitio web era solo de lectura, por lo que no permitía ningún tipo de interacción con el vecino ni tampoco se incluían detalles de las propuestas respecto a los objetivos, funciones y plazos.

Por otro lado, los entrevistados advertían las dificultades para recrear el espíritu comunitario propio del acto de «poner el cuerpo» en el territorio, pues escuchar y dialogar con los vecinos era un modo de hacer que se sintieran parte del proyecto político común. La pandemia implicó que la dimensión colectiva de los espacios políticos en torno a la campaña electoral fuera reemplazada por una apelación al ciudadano conectado a su smartphone en su ámbito privado.

Los efectos de la digitalización también se plasmaron en la dimensión afectiva de los vínculos políticos. Aun cuando lo digital permite difundir las candidaturas y los planes de gobierno en el marco de una campaña electoral, los afectos y la cercanía que se generan en el contacto diario con las personas no logran trasladarse a las plataformas virtuales. Esto lo observamos, en primer lugar, en los espacios de la militancia: «Uno extraña eso, la cercanía, la mística, el folklore que se generan alrededor de los actos militantes» 32. Esto en tanto que la actividad política no se limita solamente a la organización y distribución de tareas que se activan a la hora de realizar una campaña política para un determinado candidato, sino que implica un entramado de vínculos y redes que se entretejen desde lo cotidiano, en el compartir y sentirse parte de un espacio.

La digitalización de las actividades afectó también el modo en que los militantes percibieron la vida interna de los partidos. Las actividades «cara a cara» tenían una dimensión que excedía el trabajo en sí mismo, porque se asentaba en relaciones personales y sociales, en compartir encuentros, y esto garantizaba una confianza entre los militantes que los intercambios digitalizados no lograron alcanzar. Como sostenía un entrevistado: «Cuando uno se junta en algún lugar se hace ameno, se dicen otras cosas, en el Zoom hay como una idea de “guarda que está grabándose”, […] se extraña el poder discutir con otros de frente» 33.

Todos los entrevistados coincidieron en señalar que, si bien las redes sociales y la comunicación por celular fueron lo que les permitió mantener cierto vínculo con los vecinos, «en el trabajo que nosotros hacemos y sobre todo en una ciudad como lo es Río Cuarto […] el contacto con la persona es invaluable. Hablarle al celular, por más que yo te vea la cara…, sigue habiendo una distancia» 34.

La dimensión de lo afectivo también resultó modificada entonces en la relación que se establecía con los vecinos. Uno de los entrevistados señalaba: «En los barrios la gente interpreta el no ir como un olvido, es como cuando vos vas a su casa y te dan un mate: ellos te dan un mate porque es todo lo que tienen y con el mate te están dando su corazón. Si vos le hablas por Zoom […], sienten como una lejanía […]. En cambio vos vas, te tomas un mate, […] ellos sienten que son parte de eso que vos denominas “proyecto” […], ellos se sienten parte porque se sienten contenidos, se sienten que siempre vamos, que cuando hay problemas estamos en la presencia física. Es importante el estrechón de mano, el abrazo, el beso» 35.

¿Y qué sucedió con la digitalización de las instancias participativas? Generalmente, en las instancias de participación hay dos modelos opuestos de participantes convocados: las organizaciones sociales, representadas por sus referentes, y los individuos sin pertenencias. Las formas de participación digital suelen reducir estas opciones a una: la participación individual. Atenta así contra la representación al interior de los espacios participativos: cada persona participa en su propio nombre, generalmente asociado a un usuario y contraseña, y tiene el mismo peso que cualquier otra. Si bien este aspecto tiene un efecto más igualitario, también desconoce la legitimidad de las organizaciones y los colectivos que militan determinadas cuestiones o representan territorios (Annunziata et al., 2021).

Las funcionarias del área de participación sostenían que siempre se convocaba al vecino suelto y no se interpelaba a las organizaciones, sino a los individuos 36. En un sentido la individuación de la participación era un efecto coherente con la concepción propia del Gobierno de la Ciudad. También se señalaba en las entrevistas que muchas veces los vecinos se acercaban a los espacios participativos movidos por algún interés o problema particular y esto ocurría también antes de la pandemia 37. Pero la pérdida del carácter colectivo de la participación se vio reforzada por algunas características de los formatos online: en Zoom cada quien es un usuario, un rectángulo equivalente y del mismo tamaño que todos los demás, no hay ubicaciones privilegiadas ni conformación de grupos de personas en la sala, cada uno se representa a sí mismo y a su interés personal.

Esta individualización de la participación propia del formato digital fue en sintonía con la lógica del tipo de dispositivos que el Gobierno de la Ciudad promovió durante la pandemia, esto es, reuniones para obtener información de diagnóstico sobre distintos problemas. Las instancias participativas devienen similares a técnicas de investigación de mercado como los grupos focales. El reemplazo de una asamblea participativa por un grupo focal tiene consecuencias: si la obtención de información es el principal objetivo, la participación se convierte en un insumo para las políticas públicas en lugar de ser un derecho a intervenir en las decisiones sobre lo común. Lo que no puede tener lugar es la «puesta en escena de lo popular» y la participación como un «estar ahí» con los demás de la que hablaba Goirand (2015).

La pérdida del carácter colectivo de la participación es inseparable de la pérdida de su carácter afectivo, como vimos también con los vínculos partidarios y militantes. Hablando sobre las ventajas de la participación digital y comparándola con la presencial, la responsable del área sostenía: «Yo creo que una cosa no suple la otra, a mí me parece que son complementos […]. De lo que nos dimos cuenta en este tiempo […] es que el público objetivo cambió bastante. Porque antes quizá hacíamos una reunión a las seis o las siete de la tarde, pero te tenías que mover…, si vos tenés hijos en tu casa no podés ir a la reunión para participar presencialmente y por ahí sí querés participar. Distinto es estar en tu casa, prender la computadora, tenés a los chicos corriendo atrás, los estás viendo […] y podés estar como en ambos lugares […], pero no todo el mundo tiene el mismo acceso a las tecnologías, por temas económicos, por temas de infraestructura o incluso por temas de capacitación» 38. Este testimonio muestra que, para la perspectiva del Gobierno de la Ciudad, las desigualdades de acceso representaron un defecto de los formatos online, pero allí donde los funcionarios descubrían una ventaja, el poder estar en dos lugares al mismo tiempo se revelaba también un límite: una falta en la intensidad del contacto entre los participantes y entre estos y los gobernantes. Es un aspecto que también reconocían los responsables del área: «Ver a la gente en 3D es otra cosa, los nexos y los vínculos que se generan son distintos… Pero honestamente siento que ha sido un gran hallazgo, que la virtualidad vino para quedarse, pero no para quedarse sola, para complementarse con lo presencial» 39.

El formato técnico e iconizado de la participación digital condiciona el tipo de vínculos que pueden darse. En los «encuentros de diagnóstico» o en las «reuniones de vecinos» observamos que la imagen del rostro de los participantes no era protagonista de la situación; en primer lugar, porque se realizaban presentaciones en Power Point que ocupaban la mayor parte de la pantalla; en segundo lugar, porque muchos participantes se conectaban con la cámara apagada. Esto producía una distancia entre los interlocutores, porque «participar» se asemejaba a estar mirando un video y no resultaba tan evidente que se tratara de una situación ocurriendo «en vivo» en la que todos estaban igualmente comprometidos. Los funcionarios tenían la indicación de advertir a los participantes: «Se les solicita que mantengan las cámaras encendidas durante la reunión para favorecer una comunicación más cercana y empática» (Dirección General de Participación Ciudadana y Cercanía, 2020).

La dimensión afectiva de la participación, el compartir un escenario común, se intentó de algún modo suplir con otras herramientas que volvieran más atractivas las reuniones. De ahí la relevancia que tuvo la lógica de gamification (Meloni, Allegretti y Antunes, 2018) de la participación en Buenos Aires, es decir, la creación de dinámicas lúdicas en la participación: «Al trabajar con la virtualidad la gente no se veía la cara directamente, entonces se daba un espacio de juego… y trabajamos con un montón de herramientas tipo los pósit…» 40. Como la gente «no se ve la cara», hay algo que falta en la deliberación y esta falta se intenta remediar haciendo uso de stickers, mapas y herramientas visualmente atractivas. En la reunión por el Corredor Verde Honorio Pueyrredón, por ejemplo, al principio se les compartía un link a los presentes, para que votaran con los colores de un semáforo (rojo, amarillo, verde) expresando su grado de conformidad con los espacios verdes del barrio 41.

Pero la pandemia puso en evidencia que la dimensión afectiva del contacto «cara a cara» es un potenciador de la deliberación que resulta irremplazable (Annunziata et al., 2021). De hecho, para las teorías retóricas de la deliberación (Urfalino, 2013), el reconocimiento de las subjetividades, los gestos y saludos de bienvenida —lo que Young (2002) denomina greetings— y las formas de comunicación más afectivas que se adaptan a la particularidad de diferentes audiencias constituyen aspectos de la deliberación tanto como los argumentos y son fundamentales para que todos los actores se sientan parte de los intercambios y se arriesguen a tomar la palabra.

6. Lo «indigitalizable» o las resistencias

Así como la digitalización de los vínculos políticos conllevó una pérdida de las dimensiones colectiva y afectiva de las actividades de campaña y de los escenarios de deliberación, también fue posible observar aspectos de dichos vínculos que resistieron a la digitalización.

Muchas de las iniciativas sanitarias, económicas y sociales que implementó el municipio de Río Cuarto, como, por ejemplo, la entrega de kit sanitarios para las familias de los sectores más vulnerables, no pudieron ser digitalizadas y requirieron de la presencia de los funcionarios municipales en el territorio, quienes además fueron considerados trabajadores esenciales 42. Este elemento también fue señalado por una de las concejalas electas por Hacemos por Córdoba en los siguientes términos: «Nos vamos juntando en diferentes lugares, en las esquinas, los campos, las copas de leche, los merenderos, han sido lugares donde hemos podido dialogar con los vecinos, con esos vecinos con los que trabajamos siempre» 43.

Asimismo, si bien durante gran parte de 2020 se reestructuró la campaña electoral en función de las recomendaciones sanitarias, el último tramo de la misma demostró la resistencia de aquello que no era posible digitalizar y fue una prueba de cuán importante era para los candidatos poder salir al territorio. En efecto, durante las primeras semanas de noviembre, se retomó la interacción cara a cara con los protocolos sanitarios requeridos. Los equipos dividieron el territorio de la ciudad en cuarenta y nueve subcircuitos y comenzaron a realizar recorridos similares a los «timbreos», de los cuales participaron los equipos militantes y también el candidato a intendente y subsecretarios. En la cuenta de Instagram del intendente, desde noviembre se lo pudo observar en numerosos recorridos, que incluyeron visitas a empresarios, caminatas por los barrios y costas del río, recorridas por los comercios de la ciudad, entre otros. Las imágenes mostraban al candidato con barbijo y respetando el distanciamiento social mientras conversaba con los vecinos e incluso se tomaba fotos con ellos.

También se destacan algunas «visitas personalizadas» que surgían en respuesta a peticiones enviadas a través de las redes sociales, resaltando no solo la imagen de un candidato que «escucha», sino que también «se hace presente». En el relato que acompañaba la fotografía en Instagram se leía: «Soledad me escribió por Instagram con algunas dudas que quería conversar. Ayer, fuimos […] a visitarla a su local en el centro. Pudimos conversar sobre la actualidad y le contamos las propuestas que tenemos para los próximos cuatro años […]. ¡Gracias, Soledad, por recibirnos!».

Aunque la digitalización se convirtió en una herramienta importante, observamos que hay algunos aspectos del vínculo político que se resisten a la misma debido a que mantener una posición de proximidad con el vecino, de escucha de sus problemas, sigue siendo fundamental en los espacios locales. La proximidad que se escenifica con las visitas no se produce en el formato digital. Durante el mes de noviembre, las fotos de Instagram mostraban al candidato en un comercio de venta de ropa femenina, conversando con una vecina a través de la reja de su casa, en el interior de una empresa recuperada y también conversando con los asistentes de un gimnasio al aire libre.

En el caso de Buenos Aires, además de las que hemos mencionado, existían instancias de participación en contextos de procesos de integración sociourbana, o «urbanización» de barrios populares. Por ejemplo, en la llamada Villa 20 en la Comuna 8, este proceso se venía desarrollando mediante mesas de gestión participativa (reuniones mensuales abiertas a todos los vecinos), mesas técnicas (con referentes de cincuenta organizaciones sociales del barrio) y talleres por manzana (con los vecinos de cada una de las treinta manzanas). Estas instancias participativas habían generado una trama organizativa que durante la pandemia sirvió como respaldo sobre el que se pudo apoyar un dispositivo para atender la emergencia, porque ya había lazos construidos y consolidados 44. Por lo tanto, si bien las acciones se reorientaron a atender las situaciones de emergencia, como acompañar a los vecinos a realizarse testeos o repartir alimentos, o resolver problemas de falta de agua, las actividades se mantuvieron de modo presencial, y «estar ahí» adquirió aún más relevancia. Las mesas de participación se mantuvieron, pero «cara a cara», solicitando a los participantes que en sus organizaciones eligieran representantes para reducir la cantidad de asistentes y mantener así un distanciamiento físico. Al no tener acceso a Internet la mayoría de los habitantes de este barrio, la digitalización de la participación no fue una opción. Hubo un intento de realizar una reunión mixta, con algunos participantes presentes físicamente y otros de modo remoto, pero resultó contraproducente, porque quienes participaban de manera virtual no tomaban la palabra. En la comuna que corresponde a este barrio, cuya junta es opositora al Gobierno de la Ciudad, los comuneros vieron una oportunidad también para hacerse presentes, por ejemplo, repartiendo paquetes de datos a las personas que no tenían Internet en sus celulares. Así, podían sostener que «la pandemia nos permitió ir por fuera de las atribuciones reales» 45. En este territorio, «el mejor ejercicio de participación lo dan los conflictos que generan los vecinos y nosotros tratamos de canalizar» 46, afirmaba el representante comunal, demostrando cómo las dimensiones colectiva y afectiva de la participación resultan muchas veces irremplazables en la medida en que son la base para construir los vínculos representativos.

7. Conclusión

Hemos visto que la pandemia de covid-19 implicó cambios obligados en el despliegue de distintas actividades políticas: las acciones y tareas propias de una campaña electoral en el ámbito local y las instancias participativas que invitan a los vecinos a discutir problemas de la ciudad. En Río Cuarto, el último acto político con público presencial fue el lanzamiento oficial de la campaña el 3 de marzo de 2020; posteriormente y luego de que los comicios fueran suspendidos en dos ocasiones, la mayor parte de la campaña tuvo que adaptarse al terreno digital. En la Ciudad de Buenos Aires, se suspendió el programa BAElige y las Reuniones con Vecinos y encuentros deliberativos tuvieron que desarrollarse por medio de la plataforma Zoom.

Esta transformación del formato de las actividades políticas mencionadas implicó un cambio en los vínculos políticos, conllevando un debilitamiento de sus dimensiones colectiva y afectiva, como preveía nuestra hipótesis. Así, mientras que en Río Cuarto no pudieron realizarse actos masivos y los discursos transmitidos por las redes sociales no contaban con la reacción colectiva clásica de los aplausos o las ovaciones, sino que cada espectador lo observaba desde un ámbito privado e individual, en Buenos Aires el uso exclusivo de plataformas digitales produjo una participación individualizada desde la identificación del participante con un usuario y contraseña e impidió la representación de actores colectivos. Por otra parte, mientras que en Río Cuarto la campaña perdió cierta «mística militante» generada en otras oportunidades por la reuniones masivas en los locales partidarios, la entonación de cánticos tradicionales, la fabricación de banderas, los festejos cuando se conocen los resultados de las elecciones, en Buenos Aires la deliberación digital se manifestó como una fría presentación sin rostros que careció del elemento afectivo que potencia el intercambio de argumentos con el auditorio. Observamos que las funciones básicas de la comunicación entre representantes y representados se mantuvieron: se pudieron presentar propuestas de campaña, se pudieron expresar acuerdos y desacuerdos y emplear diferentes tipos de discurso en las deliberaciones; no obstante, esta comunicación resultó individualizada y tecnocrática.

El principal hallazgo de este trabajo, entonces, señala el carácter irremplazable del contacto «cara a cara» que proporciona a los vínculos políticos una dimensión colectiva y afectiva. Esto significa que los cantos, aplausos, banderas y signos de la pertenencia a un colectivo en el marco de una campaña, así como el compartir un escenario con los demás participantes de una deliberación, no son aspectos accesorios, sino constitutivos de los vínculos políticos, de representar y de participar.

Un segundo hallazgo fue que algunas actividades no pudieron digitalizarse y resistieron a las recomendaciones sanitarias de mantener el distanciamiento social. Así, los funcionarios municipales en su condición de trabajadores esenciales mantuvieron una presencia activa en los barrios populares de la ciudad de Río Cuarto sosteniendo las diferentes iniciativas implementadas para gestionar la pandemia, mientras que durante el último tramo de la campaña electoral en miras a los comicios de noviembre se implementaron recorridas por el territorio. En las instancias participativas promovidas por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en contextos de urbanización de barrios populares la participación nunca se digitalizó y la presencia de los funcionarios en el territorio fue más relevante que antes de la pandemia. En ambos casos, en la medida en que la digitalización es imposible allí donde no existe un acceso masivo y equitativo a dispositivos y conectividad, la misma implicaría simplemente la pérdida total del vínculo con los sectores populares más desfavorecidos.

Es interesante reflexionar sobre el hecho de que los representantes y dirigentes políticos fueron los primeros tentados en resistir sus propias recomendaciones de «quedarse en casa», demostrando que para su quehacer político el contacto físico con la ciudadanía es un hecho ineludible. En Río Cuarto las recorridas con protocolo sanitario se retomaron ni bien fue posible. En Buenos Aires, ya fuera del período que abarcó esta primera investigación exploratoria, el jefe de Gobierno Rodríguez Larreta retomó las Reuniones con Vecinos presenciales. Si bien los estudios sobre la participación de los internautas en campañas electorales revelan que es una forma de acción personalizada con la intención de desplegar su propia movilización y de activar sus propias redes sociales (Greffet y Wojcik, 2018), en coincidencia con lo que hemos notado en esta investigación, podría suceder que para los ciudadanos esta sea una forma completa e intensa de participar. Una de las militantes entrevistadas mencionaba incluso el carácter «democratizador» que había tenido el formato Zoom para poder acceder a charlas y espacios de capacitación con políticos a los que antes no accedía 47. Queda por explorar en futuros trabajos si no son acaso los dirigentes políticos más que los ciudadanos quienes atribuyen mayor importancia a lo colectivo y afectivo derivados del estar en contacto con la gente.

Analizar qué usos de lo digital seguirán presentes en las actividades políticas pospandemia y qué volverá a ser presencial puede darnos pistas interesantes sobre el valor que los actores dan a lo colectivo y lo afectivo propios del contacto físico. «La virtualidad vino para quedarse», se decía en una de las entrevistas citadas aquí, generando formatos híbridos de participación y militancia. Se abre entonces el campo de estudio sobre qué de lo virtual finalmente «se quedó». En la Ciudad de Buenos Aires, ya a fines de 2021, las reuniones de Rodríguez Larreta con vecinos habían vuelto a ser presenciales, pero los encuentros de Comisarías Cercanas, por ejemplo, permanecen por canales digitales. Que sean los ámbitos pensados para que los líderes políticos establezcan lazos con sus potenciales seguidores antes que aquellos más adaptables a una comunicación tecnocrática los que retornen primero a los formatos presenciales es una prueba de que el contacto físico sigue siendo visto como vehículo de lo colectivo y lo afectivo y de que a los dirigentes no les es fácil prescindir de estos aspectos en los vínculos políticos.

Fuentes y bibliografía

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Fuentes primarias

Documentos

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Dirección General de Participación Ciudadana y Cercanía (2020): Plan de cercanía. Kits de intercambio de buenas prácticas. Plataforma de Cooperación Urbana Federal, https://cooperacion-urbana-federal.buenosaires.gob.ar/kits-de-intercambio/plan-de-cercania

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Entrevistas realizadas

—Entrevista con AT, 16/09/2020.

—Entrevista con AC, 21/12/2020.

—Entrevista con NR, 21/12/2020.

—Entrevista con MO, 22/12/2020.

—Entrevista con LB, 22/12/2021.

—Entrevista con AG, 05/01/2021.

—Entrevista con NP, 11/01/2020.

—Entrevista con GP, 12/01/2020.

—Entrevista con MD, 12/01/2021.

—Entrevista con AT, 15/01/2021.

—Entrevista con BDS, 15/01/2021.

—Entrevista con SFV, 15/01/2021.

—Entrevista con AB, 22/01/2021.

—Entrevista con TR, 22/01/2021.

—Entrevista con LP, 05/02/2021.

—Entrevista con AT, 23/02/2021.

—Entrevista con LB, 20/07/2021.

—Entrevista con ME, 05/05/2021.

—Entrevista a Manuela Maunier, directora general de Participación Ciudadana y Cercanía, 18/12/2020.

Observaciones no-participantes

—Primer debate entre candidatos a intendente (13/03/2020).

—Segundo debate entre candidatos a intendente (25/11/2020).

—Lanzamiento de «Propuestas para la ciudad que viene» (17/11/2020).

—Encuentro participativo por la actualización del Plan Urbano Ambiental en la Comuna 13, 27/11/2020.

—Encuentro participativo por el Corredor Verde Honorio Pueyrredón, 11/05/2021.

—Actualización del Plan Urbano Ambiental (27/11/2020): proceso participativo de diagnóstico para actualizar el Plan Urbano Ambiental en la Comuna 13.

—Vuelta a clases (21/12/2020): tres encuentros con distintos tipos de actores (conducción de escuelas, docentes y organizaciones sociales para discutir sobre la vuelta a clase en el contexto de la pandemia).

—Vuelta a clases (20/01/2021): encuentro con madres y padres.

—Club Atlético San Lorenzo de Almagro (04/02/2021): reunión virtual Proyecto de Ley de Rezonificación.

—Portales de Servicios Digitales (09/03/2021): encuentro para conversar sobre cómo los vecinos usan los portales digitales que ofrece el Gobierno de la Ciudad.

—Uso de la bicicleta (18/03/2021): encuentros virtuales para conocer el uso de la bicicleta por parte de los vecinos.


* Esta investigación se realizó en el marco del proyecto «Uneven Urban Democracy: inequality and political participation in Buenos Aires», TGC 200075 de British Academy’s (Humanities and Social Sciences Tackling Global Challenges Programme), 2021-2023.

1 Estudiar los vínculos políticos del oficialismo en cada caso nos permite también hacer un aporte al debate respecto al impacto de la pandemia en la reelección de los oficialismos. Hasta el momento, los análisis disponibles estudian este impacto solo a nivel de elecciones nacionales, señalando que en el mundo tres de cada cuatro elecciones celebradas en pandemia fueron ganadas por los oficialismos (Cruz, 2021). La selección operada nos permitió observar cómo les fue a los oficialismos de dos ciudades en la pandemia que debían «digitalizar» sus actividades al tiempo que gestionar la crisis sanitaria y la agudización de problemas sociales. Los Gobiernos locales tomados en este trabajo parecen confirmar la regla de oficialismos, a pesar de todo, victoriosos en las urnas o fortalecidos.

2  Las mismas son citadas con las iniciales de los entrevistados para preservar su identidad.

3  Río Cuarto es una ciudad argentina situada al sur de la provincia de Córdoba, con una población de 157.010 habitantes.

4  La Ciudad Autónoma de Buenos Aires es la capital del país y tiene una población de 2.890.151 habitantes.

5  Ver listado de observaciones en «Fuentes primarias», apartado de «Fuentes y bibliografía».

6  Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=Z8-aiBjleGE

7  Había que elegir diecinueve concejales titulares y diecinueve concejales suplentes, y cuatro miembros titulares y cuatro miembros suplentes del Tribunal de Cuentas.

8  Fuente: Resolución núm. 43/20 de la Junta Electoral.

9  Si bien se permitió la asistencia de los candidatos de forma presencial, no contó con la participación del público y fue transmitido de forma online.

10  Fuente: https://www.lavoz.com.ar/politica/se-bajo-llamosas-y-solo-debaten-seis-de-ocho-candidatos-en-rio-cuarto/ (consultado el 18 de julio de 2021).

11  Entrevista con MO, 22/12/2020.

12  Entrevista con AG, 05/01/2021.

13  Entrevista con AC, 21/12/2020.

14  Entrevista con MO, 22/12/2020.

15  Si bien la campaña había sido lanzada oficialmente el 3 de marzo en un acto multitudinario, video disponible en https://www.facebook.com/watch/live/?v=262873254730802&ref=watch_permalink (consultado el 18 de julio de 2021).

16  Disponible en https://postercentral.com.ar/2020/11/07/llamo sas-un-intendente-no-puede-saber-de-todo-yo-he-aprendido-mucho-de-ustedes/

17  Entrevista con AG, 05/01/2021.

18  Entrevista con AC, 21/12/2020.

19  Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=dinv-LNYRfo (consultado el 18 de julio de 2021).

20  Fuente: Resolución núm. 39 de la Junta Electoral.

21  Entrevista con MO, 22/12/2020.

22  Entrevista con AT, BDS y SFV, 15/01/2021.

23 Entrevista a Manuela Maunier, directora general de Participación Ciudadana y Cercanía, GCBA, realizada por OIDP, 18 de diciembre de 2020.

24  De acuerdo a los datos del INDEC (2020), la brecha digital no sería tan significativa en la Ciudad de Buenos Aires, que se encuentra en niveles similares a los de Francia (Greffet y Wojcik, 2018) en acceso a TIC. El porcentaje de hogares con acceso a bienes y servicios de las TIC es bastante superior al promedio nacional (acceso a computadoras 82 % y a Internet 96 % en CABA, frente a 63 % y 90 % en el total, respectivamente). En Río Cuarto, los porcentajes se acercan más al total del país: acceso a computadoras 61,8 % y a Internet 91,3 %. Las entrevistas permiten advertir que, aunque una ciudad se encuentre bien equipada para enfrentar la brecha digital, las desigualdades territoriales persisten y en los barrios populares el acceso y uso de TIC es mucho más limitado. No contamos con datos desagregados por barrio, pero los actores entrevistados hacen referencia al menor acceso a TIC, conectividad y dispositivos en toda la zona sur de la ciudad. En los territorios más vulnerables, como veremos en ambos casos, los dirigentes políticos se esfuerzan por mantener la presencia física y el contacto «cara a cara».

25  Entrevista con AT, 23/02/2021.

26  Observación no-participante del encuentro participativo por la actualización del Plan Urbano Ambiental en la Comuna 13, 27 de noviembre de 2020.

27 Observación no-participante del encuentro participativo por la actualización del Plan Urbano Ambiental en la Comuna 13, 27 de noviembre de 2020.

28  Entrevista con NR, 21/12/2020.

29  Entrevista con MO, 22/12/2020.

30  Fuente: https://www.facebook.com/jmllamosas/videos/112104 0345020885 (consultado el 18 de julio de 2021).

31  Disponible en https://jmllamosas.com.ar/propuestas/ (consultado el 18 de julio de 2021).

32  Entrevista con NR, 21/12/2020.

33  Entrevista con MO, 22/12/2020.

34  Entrevista con AG, 05/01/2021.

35 Entrevista con AG, 05/01/2021.

36  Entrevista con AT, BDS y SFV, 15/01/2021.

37  Por ejemplo, entrevista con LB, 20/07/2021.

38  Entrevista a Manuela Maunier, realizada por OIDP, 18/12/2020.

39  Entrevista a Manuela Maunier, realizada por OIDP, 18/12/2020.

40  Entrevista a Manuela Maunier, realizada por OIDP, 18/12/2020.

41  Observación no-participante del encuentro participativo por el Corredor Verde Honorio Pueyrredón, 11/05/2021.

42  Entrevista con NR, 21/12/2020.

43  Entrevista con MO, 22/12/2020.

44  Entrevista con AB y TR, 22/01/2021.

45  Entrevista con ME, 05/05/2021.

46  Entrevista con ME, 05/05/2021.

47 Entrevista con NR, 21/12/2020.

TSN nº16, 2024. ISSN: 2530-8521