Aproximaciones teóricas a la «calidad-polivalencia» en la formación universitaria y desarrollo de carrera profesional
Theoretical Approaches to “Quality-Multivalence” in University Education and Professional Career Development
Sandra Libutti
UNaM (Argentina)
Este artículo indaga sobre la importancia conceptual articulada de la «calidad-polivalencia» desde una mirada interdisciplinaria y desde la selección teórica de autores como González (2006) y Espinosa Ortiz (2014), entre otros, con el fin de reflexionar sobre los desafíos que implica la formación universitaria y su relación con el desarrollo de la carrera profesional en la actualidad. Este recorrido contempla la conjunción entre lo académico y profesional en varias aristas: pasaje al conocimiento, gestión personal, fortalezas y debilidades, ideales-metas, que llevan a planificar estratégicamente acciones hacia el campo de trabajo, atendiendo a la categoría de bienestar y sus alcances.
Palabras clave
Calidad, polivalencia, educación, universidad, profesión
This article addresses the articulated conceptual importance of “quality-multivalence” from an interdisciplinary perspective and from the theoretical selection of authors such as González (2006) and Espinosa Ortiz (2014), among others, in order to reflect on the challenges that implies university education and its relationship with the development of the professional career today. This tour contemplates the conjunction between the academic and the professional in various aspects: passage to knowledge, personal management, strengths and weaknesses, ideals-goals, which lead to strategically planning actions towards the field of work, attending to the category of well-being and its scope.
Keywords
Quality multivalence, versatility, education, university, profession
En la actualidad, es preciso un conjunto amplio de competencias que no necesariamente proceden del campo de la información y la documentación. Sin embargo, no deja por ello ajeno a los centros organizacionales, como la universidad y el Estado-comunidad, dado que el masivo avance tecnológico, la globalización y otros fenómenos obstaculizan la detección de instrumentos válidos para el logro de la «polivalencia-excelencia» educativa. La calidad educativa no se vincula con valores éticos, sino con la propuesta de habilidades blandas, por ejemplo, el bienestar psicológico y la eficacia y eficiencia para lograr calidad profesional en estos términos. En este sentido, seguimos la línea de autores teóricos que demostraron esta propuesta en sus ensayos e investigaciones y que conforman nuestro marco conceptual de análisis en el actual contexto de globalización: Sinay (2012), Batalloso Navas (2011), González (2006), Schalock y Verdugo (2003), entre otros que se desarrollarán a lo largo de este trabajo. Por lo tanto, para favorecer la formación y el desarrollo de calidad profesional y verificar si guardan congruencia con la universidad-comunidad se exige reconocer y fortalecer los dispositivos centrales puestos en consideración en este sentido, tales como el compromiso y la responsabilidad de todos los actores (estudiantes, docentes y directivos institucionales) que intervienen en estos ámbitos.
Formación de calidad profesional y éxito laboral: alcances del concepto de bienestar
Tanto el éxito laboral como el bienestar se vinculan con la polivalencia educativa desde la consideración de producción de conocimientos en la formación académica desde el fortalecimiento de aspectos que atañen a los sujetos involucrados en el proceso enseñanza-aprendizaje (estudiantes, docentes y directivos en un marco institucional) en términos de consideración de ideales y metas profesionales, deslinde de fortalezas y debilidades, organización de planificación estratégica del quehacer educativo y acciones proyectadas hacia el campo de trabajo. El éxito laboral está asociado a la calidad profesional cuando, en realidad, son dos conceptos distintos focalizados en el disfrute subjetivo de la vida y el bienestar psicológico. Para Sinay (2012), el bienestar es la manera en que se elige vivir la profesión y no solamente de la profesión en sí. El bienestar psicológico sería un factor primario y las habilidades (como la determinación y la eficacia-eficiencia), factores secundarios. El acrecentar uno o alguno de ellos asegura el éxito laboral; en cambio, si se poseen los tres, se está frente a la «calidad-polivalencia», o sea: hacer lo correcto (no desde un valor ético, tal como mencionamos, sino desde la propuesta de fortalecimiento de capacidades blandas en el proceso de enseñanza-aprendizaje desde la perspectiva de autores que señalamos y desarrollamos en el presente trabajo), lo cual es un alto beneficio al graduado, independientemente del área del saber específico estudiado.
En las generalidades y estableciendo un paralelismo, poder alcanzar una meta feliz en el mundo occidental se plantea como el resultado entre poder, estatus y remuneración alta, entre otros factores, y en el oriente con la búsqueda permanente de la paz interior. Lo cierto es que se ha demostrado que las mejores ideas creativas e innovadoras, y en especial la «polivalencia», surgen en dicho estado de quietud, necesario en la realidad actual en cualquiera de los continentes. En esta línea, puede añadirse el enfoque de Batalloso Navas (2011) sobre la visión transdisciplinar en la dimensión educativa actual. Para este autor es necesario que el nuevo paradigma educativo colabore a cambiar el mundo (tanto interno como externo) de los educadores, atendiendo a ambientes educativos que favorezcan el entendimiento de la condición humana, la participación responsable del ciudadano en la comunidad local y global; priorizando a la vez el enriquecimiento de valores humanos, espirituales, éticos y ecológicos. Se trata de percibir y comprender los propios talentos, cualidades y obstáculos a superar.
En general, cuando se menciona la calidad se hace referencia a algo que no solamente tiene la mejor calidad, sino que también cumple con las expectativas que se tiene sobre ello, es decir, una especie de garantía de calidad. La calidad es una construcción que incluye dos espacios: el proceso y el producto. Al respecto, Rosselot (1999) plantea que la calidad profesional supone pertinencia y verificación de las características del objeto para luego comprobar si detenta los atributos que le son propios o le son asignados.
La evolución histórica del concepto de calidad (González, 2006) se desarrolla desde la concepción de lo artesanal (hacer bien las cosas independientemente del esfuerzo). Se sabe que en el período medieval los gremios de artesanos establecieron un sello distintivo en sus prácticas para que el cliente relacionase la calidad con el fabricante del artículo. En algunos de esos talleres era común trabajar con las ventanas abiertas para que los transeúntes vieran al artesano y su trabajo. La Revolución Industrial concentró la meta en la producción en serie más que en la calidad y luego, durante la Segunda Guerra Mundial, se consideraba importante hacer las cosas con eficacia y en el menor tiempo posible. Como medida de prevención aparece el llamado «control de calidad» como una técnica que apunta a evitar producciones defectuosas. El aseguramiento de calidad consiste en sistemas y procedimientos destinados a evitar la producción de bienes con tales características. En la actualidad, se aspira a la «calidad total», es decir, un control permanente que permita (dentro del campo empresarial) satisfacer las necesidades del cliente externo e interno, ser competitivo y mejorar permanentemente. Por lo tanto, el concepto de calidad a lo largo del tiempo pasó de la inspección al control y aseguramiento hacia la calidad total, desde el trabajo artesanal cruzando los ámbitos persona-familia-comuna-profesión dentro del marco de la prevención. En nuestro enfoque dentro de este recorrido teórico, nos centramos en la persona (usuario-cliente) y en su rol profesional, buscando la prevención y contribución al bienestar psicológico como un gran ejercicio artesanal. Los enfoques desde la teoría del conocimiento enfatizan estudiar, evaluar y poner a prueba la experiencia para adquirir nuevos conocimientos, y para la psicología el cambio implica transformar la organización a la vez que entender a los individuos, grupos y sociedad.
Actualmente el concepto de calidad está ligado íntimamente a la calidad de vida, Schalock y Verdugo (2003) aseveran que no es un concepto nuevo, pero en las últimas décadas se ha convertido en foco de las investigaciones y de su aplicación en distintos campos. Según Espinosa Ortiz (2014) y Ryff (1969), entre las condiciones objetivas y externas y la evaluación subjetiva de los individuos «el concepto de felicidad se usa para indicar el disfrute subjetivo de la vida, el disfrute no solo se refiere al sentido positivo de las emociones de las personas, sino también a las emociones negativas y tensiones que llamamos felicidad, en relación a esto, las personas son más felices cuando consideran que en su vida predominan experiencias afectivas positivas sobre las negativas» (Espinosa, 2014, p. 335). La categoría de bienestar (García Viniegras, 2000) es un concepto multidimensional desde el ángulo psicológico, posee puntos de encuentro con el desarrollo económico, nivel de vida, condiciones materiales de vida, modo y estilo de vida. Diversos autores han abordado en forma indistinta el concepto, inclusive como sinónimo de los conceptos de bienestar subjetivo, bienestar psicológico, salud mental y felicidad.
El bienestar subjetivo para algunos autores es una expresión de la afectividad, carácter vivencial en sentido amplio. Tal como afirma Lawton (1972), el bienestar es una valoración cognitiva que evalúa la congruencia entre metas de vida deseadas y obtenidas. Según el enfoque de Rahona et al. (2009), el bienestar psicológico afectaría no solamente la esfera psíquica, sino que también involucraría el estado físico general del individuo. Por lo cual se considera que la promoción del bienestar psicológico sería un objetivo al que se aspira a nivel social y político. El hecho de fomentar las emociones positivas provocaría, según este estudio, mejoras en la salud equiparables a las vinculadas a cambios de hábitos (dejar de fumar, actividad física regular, etcétera). Sin embargo, no es frecuente encontrar programas preventivos que apunten a fomentar las emociones positivas, lo cual debería tenerse en cuenta sobre todo en ámbitos hospitalarios y de salud en general.
Se concluye que, en general, el bienestar queda relegado como aspecto secundario en nuestras vidas diarias; no obstante, es prioritario alcanzar metas profesionales o de otro tipo, y por ende es adecuada la realización de más estudios focalizados en la relación bienestar-salud que incluyan en su análisis el aspecto mental.
Debido a que la velocidad de los cambios que se dan en la sociedad ha alcanzado un ritmo vertiginoso, se está obligado a mantener una permanente adaptación a ellos, lo cual produce como resultado condiciones desestabilizadoras para la salud mental de la población. De esta manera, las alteraciones mentales se convirtieron en uno de los principales problemas de salud. El bienestar psicológico, la calidad de vida, la satisfacción vital son valoraciones positivas que el sujeto tiene de distintos aspectos de su vida en general y, de manera más específica, el trabajo (Bagladi, 2009).
En términos amplios, vinculado a la reflexión sobre la felicidad, el economista Easterlin (1974) postula la paradoja en la que el incremento de prosperidad de una nación no hace que las personas que lo habitan sean más felices. De este modo, se convierte en uno de los fundadores de la economía de la felicidad. En la misma línea, Kahneman (2013) plantea que existe en las personas lo que llama «el umbral de riqueza», donde la felicidad no es directamente proporcional a la mayor cantidad de dinero obtenida. De hecho, a partir de cierta cantidad están cubiertas las necesidades básicas.
Harvey y Green (1993), en sus aportes para la educación superior en cuanto a la medición y evaluación de la calidad, analizan criterios que pueden combinarse, tales como: calidad como excepcional, como perfección o coherencia, como ajuste a un propósito, como relación valor-costo, como transformación o cambio cualitativo. Según esta perspectiva, el concepto de calidad es una definición relativa que exige en forma prioritaria la abstracción. Entonces, se puede definir el concepto de calidad como el grado en que un conjunto de características inherentes a un objeto, producto o servicio cumple con una necesidad o expectativa establecida (generalmente implícitas u obligatorias). Para hablar de calidad es necesario conocer los aprendizajes explícitos e implícitos en las organizaciones, tal como plantean Senge (1995), Shon y Argris, en cuanto a los primeros se marcan cinco disciplinas del aprendizaje organizacional: pensamiento sistémico, dominio personal, modelos mentales, visión compartida y aprendizajes en equipo; mientras que los segundos proponen que el aprendizaje en las organizaciones es la base del conocimiento. La pregunta central que planteamos a partir de estas consideraciones es: ¿la calidad es más una condición psicológica y emocional o una técnica de medición?
La gestión de la calidad en la formación profesional
En cuanto a la gestión de la calidad en la formación profesional (González López, 2003), se señala el interés por medir la calidad total en las instituciones de formación profesional de América Latina y el Caribe. OIT/CINTERFOR (Vargas Zúñiga, 2003), además de divulgar las nuevas tendencias que favorecen mejores resultados en términos de calidad, puntualiza que la gestión es el primer estadio para obtener la calidad total, donde es necesario conocer la evolución organizacional, que implica administración del conocimiento (como recurso en las instituciones de formación profesional). También es necesario obtener un reconocimiento regional y global del mercado laboral amplio a la vez que se destaca como base la formación y la capacitación. Estos últimos aspectos atañen a la formación de profesionales competentes y comprometidos con el desarrollo social, atendiendo a las reglas cambiantes de la competitividad global en el nuevo milenio en relación a las competencias en el nuevo paradigma de la globalización, por lo cual se postula la importancia de transitar una formación tecnocrática y humanística (González Maura, 2002; Aldea, 2001; Vargas, 2001, entre otros). Así, en su definición, se incorpora una «plurivalencia» de formaciones psicológicas cognitivas (hábitos-habilidades), motivaciones (valores-ideales-autovaloración), afectivas (emociones y sentimientos) que se integran y conforman recursos personales como la perseverancia, flexibilidad, reflexión, personalidad y posición activa en la actuación personal.
Conclusión
Los modelos históricos de profesionalización han ido cambiando a lo largo del tiempo. Es evidente que hoy, en el segundo decenio del siglo XXI, es preciso elaborar un modelo que, desde el punto de vista institucional, tenga en cuenta la corriente competitividad del mundo empresarial, la complejidad de las sociedades actuales y el permanente cambio. Un mundo globalizado, conmocionado por sus crisis generalizadas, debe tener recursos para afrontarlas y resulta un desafío de crecimiento. Este trabajo se centró en la reflexión teórica sobre los conceptos de «calidad-polivalencia» ligados a la categoría de bienestar como forma de indagar sus alcances en el campo académico universitario y profesional. En este sentido, puede plantearse como caso paradigmático en el área universitaria latinoamericana, específicamente en la Facultad de Ciencias Económicas (Universidad Nacional de Misiones, Argentina), las actividades que se desarrollan en la Oficina de Oportunidades Laborales de dicha institución, dado que los jóvenes graduados coinciden, en general, en manifestar sentimientos de incertidumbre al momento de acceder al terreno laboral y, en este sentido, se ofrecen a lo largo del trayecto académico y desde dicha oficina acciones concretas para otorgar herramientas a los estudiantes (luego graduados) en ese posterior desempeño profesional (por ejemplo, la implementación de orientación vocacional-ocupacional en articulación con el perfil del graduado y las características del mercado laboral junto con el gerenciamiento de consultoría de selección de personal en la provincia de Misiones, Argentina, en vinculación con el campo académico).
En este sentido, consideramos la formación educativa como un espacio multidimensional y multimodal donde es importante destacar la autoconstrucción profesional en la formación académica y desarrollo de la carrera para conformar la calidad en el ejercicio feliz de la profesión elegida. En este sentido, se contempla también la capacidad de la formación y desarrollo de niveles de competencias para llevarlos a cabo. Así, siguiendo el enfoque de Sinay (2012), se puede afirmar que los humanos somos seres transformadores por naturaleza, alquimistas en algo mejor; desde esa materia prima de la que nos abastecen, trabajamos para transformar el mundo.
Fuentes y bibliografía
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Vargas Zúñiga, F. (2003). OIT/CINTERFORT.
Cómo citar este artículo: Libutti, S. (2024). Aproximaciones teóricas a la «calidad-polivalencia» en la formación universitaria y desarrollo de carrera profesional. TSN. Transatlantic Studies Network, (17), 151-155. https://doi.org/10.24310/tsn.17.2024.20122. Financiación:
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