Uno de los problemas a los que se enfrentan las autoridades e instituciones marroquíes a la hora de elaborar planes especiales de protección de los cascos históricos de algunas de sus ciudades es la necesidad de conocer previamente la situación y el estado de sus medinas.
La medina de Tetuán fue declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1997. El grado de abandono al que está sometida hace peligrar bienes de interés cultural que tienen su origen en el siglo XV. Son muchas las voces que reclaman que se actúe de forma inmediata. En ese sentido, el proyecto que aquí se resume pretende ser una aportación más que motive a las instituciones y autoridades pertinentes para que se proteja y conserve el legado patrimonial de la medina de Tetuán. El proyecto consta de un catálogo de láminas —de las que hemos seleccionado cuatro en este artículo— en las que aparecen los elementos más singulares de la medina y comentarios sobre su ubicación.
En cuanto al estudio de la forja marroquí, se proponen una serie de iniciativas de gestión cultural orientadas a su recuperación, que también se podrían aplicar a otras actividades artesanales de la medina. Mención especial merecen las fíbulas o herrajes decorativos que normalmente se colocan en la parte superior de las puertas de las viviendas, que representan símbolos que buscan identificar —según hemos podido investigar en libros y encuestas a profesores y artistas de la ciudad— la procedencia y categoría de las familias que las habitan, lo cual entronca de manera significativa con el arte propiamente andalusí.
Lo más significativo ha sido encontrar elementos ornamentales similares al otro lado del estrecho en puertas de barrios tan singulares como el Albayzín de Granada, donde contemplamos fíbulas en forma de puñal o punta de lanza. También hemos visitado otros lugares en la Alpujarra granadina, los pueblos de Comares y Alcaucín en la provincia de Málaga y Grazalema en Cádiz. Esta última localidad fue la frontera oriental del reino nazarí y conserva en el llamado Barrio Bajo arcos tan característicos como los de la medina tetuaní.
No obstante, la eclosión de la forja marroquí no se debe exclusivamente a la cercanía respecto a la identidad de al-Ándalus. Más bien, se ha llegado a la conclusión de que la forja actual de Tetuán y todo Marruecos tiene en el mismo país la explicación de su existencia, que no hay que buscar fuera de sus fronteras. Si se destaca su significación y simbolismo en relación a la herencia andalusí, es solo para incentivar su urgente y necesaria protección.
El objetivo principal del proyecto es analizar tipológicamente los elementos de las fachadas de las viviendas de este característico centro histórico. Pormenorizamos en la forja marroquí para proseguir con el resto de objetivos específicos:
Cumplir los anteriores objetivos ayudaría a trazar ese plan para la protección y conservación del entorno urbano, con más motivo si se tiene en cuenta que, tras una intensa búsqueda y recopilación de fuentes documentales, no se ha encontrado ningún estudio ni investigación sobre la forja marroquí en la medina de Tetuán. Ahora bien, gracias a esas fuentes documentales, debidamente recopiladas y analizadas, hemos creado un marco que nos ha permitido desarrollar y adoptar una nueva perspectiva teórica acerca del arte de la forja. Esas fuentes han sido, precisamente, el punto de partida para ampliar la comprensión acerca de este tema.
Tras una intensa búsqueda y recopilación de fuentes documentales, no se encontró ningún estudio ni investigación sobre la forja marroquí en la medina de Tetuán. Sin embargo, recopilamos y analizamos esas fuentes documentales, y con ellas creamos un marco teórico que nos permitió desarrollar y adoptar una perspectiva acerca del arte de la forja. Estas fuentes han servido de punto de partida para ampliar la comprensión acerca de este tema. Entre ellas destaca la documentación obtenida en la Biblioteca del Centro correspondiente al trabajo realizado por el arquitecto Alfonso de Sierra Ochoa: Cuadernos de arquitectura popular marroquí.
Por otro lado, hemos localizado en la medina de Tetuán la forja representada, la hemos fotografiado y la hemos incluido en las nuevas láminas que hemos confeccionado. Además, hemos encontrado nuevos ejemplos de forja, que también hemos fotografiado y detallado en sus correspondientes láminas. Por razones de espacio, solamente incluimos en este artículo cuatro láminas (2, 4, 6 y 9).
En nuestro primer viaje a la ciudad de Tetuán, nos dirigimos a las distintas fuentes de información antes de realizar la oportuna visita a la medina. El primer paso fue visitar la Agencia Urbana, donde entrevistamos a los señores Foud Schaidmd y Said Sabani, responsables del Departamento de Asuntos Jurídicos y Financieros. Gracias a esta entrevista obtuvimos una información relevante sobre el futuro desarrollo urbanístico de la ciudad.
En segundo lugar fuimos a las oficinas del Servicio Técnico de la Medina de Tetuán y allí nos reunimos con el arquitecto Otman Absi, responsable del Departamento Urbanístico, quien también nos aportó información sustancial para esta investigación.
Con la documentación obtenida, visitamos la medina para reconocer y localizar dentro del entramado urbano los elementos singulares que se aprecian en las fachadas. Aquí realizamos el oportuno reportaje fotográfico con la idea de recopilar los datos y signos característicos de puertas, huecos en fachada, aldabas y fíbulas, herrajes, fuentes públicas, puertas de la ciudad, detalles de murallas defensivas, adarves, zagüías, cementerio y mausoleos, etcétera. Con dichas fotos, elaboraríamos después las láminas.
En posteriores visitas a la ciudad, completamos distintos itinerarios dentro de la Medina para ampliar la localización de elementos singulares. Además, en la sede de la asociación Tetuán Asmir entrevistamos al profesor y catedrático de historia medieval Mhammad Benaboud, y también dialogamos con el artista, pintor y profesor Boubid Bouzi. Ambos nos explicaron el significado de algunos elementos arquitectónicos de la Medina, especialmente de las fíbulas en forma de granada y herradura, símbolos muy característicos y peculiares en las puertas de este emblemático barrio.
Una de las fuentes que más datos nos han proporcionado ha sido el Instituto Cervantes de Tetuán, y en concreto su Biblioteca del Centro. Allí localizamos bibliografía muy interesante y consultamos muchos documentos. Gracias a la colaboración de Almudena Quintana Arranza, responsable de este centro, tuvimos acceso al archivo de Alfonso de Sierra Ochoa (1916-1992), arquitecto profesional que residió y centró todo su trabajo en la ciudad de Tetuán durante la época del protectorado español.
Además de estas investigaciones en Tetuán, también visitamos diferentes localidades andaluzas en busca de posibles similitudes que nos permitieran valorar la influencia de la arquitectura andalusí en la medina de Tetuán, concretamente en sus elementos singulares en las fachadas. En la Alpujarra granadina visitamos Capileira y encontramos distintos elementos con cierta similitud a los catalogados en la medina de Tetuán, como puertas, tinaos, huecos en fachadas, adarves, arcos, etcétera. Por supuesto, también tuvimos que visitar varias veces durante nuestra investigación el barrio del Albayzín, en Granada, puesto que se considera el último vestigio urbano de la que fue la medina original de Granada.
En Málaga varias instituciones nos ayudaron e informaron sobre los elementos arquitectónicos singulares de la medina de Tetuán. En primer lugar nos dirigimos a la Fundación Ciedes, donde nos entrevistamos con Fátima Salmón Negri, directora de Comunicación. Allí nos informó de que a través de la propia Fundación existía un acuerdo del Ayuntamiento, en colaboración con Tetuán: el II Plan Estratégico de Málaga. Nos explicó que el documento estaba finalizado y se había entregado a las autoridades locales de Tetuán, pero estas discrepaban de la traducción del documento hecha al francés y por ese motivo no se encontraba a disposición pública. Esta información la constatamos en una de las visitas a Tetuán, donde nos informaron de que este documento se hallaba en el consulado español de Tetuán, pero no se podía consultar.
En una segunda visita nos entrevistamos con Mercedes Jiménez Bolívar, responsable del CTI, quien nos informó de que en julio de 2009 se había expuesto en la ciudad de Fez un trabajo sobre «Arquitectura árabe en Andalucía» a través de la UMA, en colaboración con el Instituto Cervantes de Fez. En dicho documento, pudimos observar fotografías de elementos arquitectónicos arábigo-andalusíes que nos llamaron poderosamente la atención por su similitud con los que habíamos encontrado en la medina de Tetuán. Entre ellos destacaban los pasajes y arcos en las calles del Barrio Bajo en Grazalema (Cádiz), lugar que formó parte de la cora o provincia de Takurunna, un espacio geográfico que comprendía las serranías de Ronda y Cádiz. Esto nos animó a realizar una visita a esta localidad, donde encontramos estos elementos destacados tan similares a los de la medina de Tetuán. Asimismo, visitamos la localidad de Comares, en la provincia de Málaga, y realizamos un reportaje fotográfico de sus calles. Encontramos vestigios en su traza urbana y los típicos arcos que permitían el paso al mismo tiempo que cumplían la función estructural de mejorar la estabilidad de edificaciones próximas entre sí. Estos arcos también han sido localizados en la medina de Tetuán, lo que supone otra aportación más de la arquitectura granadina a la de Tetuán y su evolución tipológica a través del paso del tiempo.
Con toda esta información obtenida de las diferentes fuentes, nos dispusimos a presentar el proyecto: un extenso catálogo de los diferentes elementos arquitectónicos singulares de la medina de Tetuán y de las localidades visitadas en Andalucía que permitiera la comparación de similitudes debidas a la influencia del arte nazarí granadino en Tetuán.
Al final de este artículo, se recoge el resto de la bibliografía consultada.
Abordar el estudio de la génesis y crecimiento de Tetuán implica adentrarnos en lo que supuso la vida de la ciudad desde su creación hasta nuestros días. Es por ello fundamental conocer su historia y su desarrollo urbano, lo que nos facilitará hallar similitudes entre el reino nazarí de Granada y Tetuán.
Se han encontrado restos que demuestran que la región de Tetuán estuvo poblada desde tiempos prehistóricos, aunque según algunos estudiosos los orígenes de los primeros núcleos socioculturales son poco conocidos. Se tiene constancia de que los romanos edificaron la ciudad de Tamuda, que alcanzó su mayor esplendor en el siglo I a. C. Sin embargo, la falta de referencias históricas anteriores al año 429 —fecha en la comenzaron las incursiones de los vándalos en la Mauritania Tingitana— y en la época en que las tropas del general bizantino Belisarius estuvieron presentes en la zona inducen a considerar que probablemente la ciudad tuvo una escasa entidad urbana a partir del siglo V. Algo parecido ocurre entre los siglos IX y XII, ya que no hay prácticamente ninguna referencia a la ciudad de Tetuán. Durante el período almohade (siglo XII e inicios del XIII), Tetuán podía considerarse la mayor de las aldeas que ocupaban las vegas del río Martil, en las que se había iniciado un tímido proceso urbano.
Arco en Comares, localidad de la provincia de Málaga. (Foto: Emilio
Domingo Corpas).
Arco de la medina de Tetuán. (Foto: Emilio Domingo Corpas).
Será a partir de mediados del siglo XV cuando se empiece a producir un verdadero desarrollo urbanístico de Tetuán. En 1483-1484, tras el avance de las tropas de los Reyes Católicos sobre el reino de Granada, comienzan a llegar a Tetuán los primeros exiliados dirigidos por Abu al-Hassan ‘Ali al-Mandri al-Garnati al-Titwani, quien se encargaría de la reconstrucción de la ciudad (período al-Mandri, 1484-1580). Este período se caracteriza por sus construcciones de carácter militar —como alcazabas, kasbah—, residencias de gobierno y puestos defensivos. También destacan construcciones de carácter religioso —como mezquitas y el cementerio musulmán—, las construcciones de carácter urbano —baños públicos de al-Mandri y el zoco— y la primera judería. Las nuevas viviendas seguían un modelo claramente andalusí. Los últimos años de la vida de al-Mandri se caracterizaron por su ausencia de la política, de forma que su mujer, Sayyida al-Hurra, se encargó de las tareas de gobierno hasta la muerte de su marido en el año 1540. En ese momento, Tetuán se ve sometida a continuas luchas por el poder. Finalmente, el ejército del caid Ahmad Hassan ocupó la ciudad, y permaneció en el gobierno hasta 1560.
Más tarde, en el período al-Naqsis (1580-1687), se erigió el primer recinto fortificado de la ciudad. En este período tuvo especial importancia la edificación de mezquitas y viviendas. Estas últimas se construían extramuros, ya que contaban con huerta y jardín, por lo que necesitaban más espacio. También se desarrolló una nueva red de abastecimiento de agua y se construyeron alcantarillas para resolver el problema de las aguas fecales. Bajo el gobierno de Abbas ibn al-Hayy Isa al-Naqsis aumentó la prosperidad en Tetuán, ya que se desarrolló el comercio naval y el intercambio de bienes en el Mediterráneo. Así, Tetuán se convirtió en uno de los principales puertos de entrada de mercancías en la región. Entre los años 1609 y 1610 hubo una gran afluencia de moriscos a Tetuán, a causa de su expulsión definitiva de la península ibérica. Este hecho acentuó las costumbres y bagaje cultural andalusíes, pues se asimiló la cultura mudéjar; esto se puede apreciar tanto en la arquitectura como en la música, las vestiduras, las artes decorativas, el arte culinario, los bordados, etcétera.
En el período al-Riffi y Luqash (1687-1737), concretamente con el gobierno del caid Ahmad al-Riffi, la ciudad vivió uno de sus mejores momentos en cuanto a intercambio cultural y comercial se refiere, y surgieron zonas de especialización dentro de la medina: en torno a las mezquitas se implantan las actividades intelectuales relacionadas con la enseñanza, la religión y la judicatura, junto a otras de otras comerciales. Posteriormente, tras la muerte de Mawlay Isma’il, es nombrado sultán al-Hayy Umar Luqash, quien se hace con el control de Tetuán y sustituye las políticas heredadas de Ahmad al-Riffi. En ese momento y durante el siglo posterior, la influencia cultural de la población andalusí-morisca fue muy visible en la ciudad, lo que contribuyó a su crecimiento hasta mediados del siglo XVIII.
Al comienzo del período de la familia Ash-ash (1757-1860), el consulado español se trasladó a la ciudad de Tetuán (1768) bajo la dirección del cónsul Francisco Pacheco. Debido a conflictos internos en la política de intercambios, los extranjeros españoles son expulsados de la ciudad en el año 1770. Decae el comercio exterior, lo que, unido a otros motivos, dará paso a una serie de conflictos y luchas por el poder central a partir del año 1821. En 1790, Moulay Sliman construyó un nuevo barrio al sur de Feddane, en los llamados Jardines del Rey, según el diseño de un arquitecto portugués. La influencia moderna se manifiesta en el plano ortogonal. En este período también destaca la construcción de las mezquitas al-Kabir y al-Fuqi. Sin embargo, la crisis política produjo auténticos momentos de tensión diplomática que afectaron a lo civil. Tras estos sucesos, se puede decir que en Tetuán hubo momentos en los que se impuso la anarquía que llegaron hasta bien entrado el siglo XIX.
En el llamado período de influencia europea (1860-1956), Tetuán ya aparece como ciudad amurallada con siete entradas o puertas. El patrimonio humano que representan las grandes puertas de la ciudad de Tetuán, así como sus murallas, les confiere una situación privilegiada, considerándolas, por excelencia, una de las maravillas arquitectónicas de las que goza todavía en la actualidad esta ciudad histórica.
Por otro lado, el aspecto de las viviendas es sobrio y cerrado, a pesar de que a partir del año 1900 las viviendas empiezan a abrirse al exterior con ventanas más grandes y construcción de balcones. Estas características hacen de la vivienda tradicional un tipo de hábitat que se adapta perfectamente a la organización de la familia típica marroquí. En esta época estalló la guerra entre Marruecos y España (1859-1860); cuando el ejército español devolvió Tetuán, el 2 de mayo de 1862, los ultrajados habitantes de la ciudad procedieron a borrar los restos de la arquitectura de influencia europea a modo de protesta. Finalmente, en 1912 Tetuán se convirtió en la capital del protectorado español, condición que mantendría hasta la independencia de Marruecos en 1956.
El visitante o el investigador que profundiza y se adentra en Marruecos con el hecho arquitectónico no pueden dejar de observar las rejas de la medina. Llama la atención la simplicidad de sus fachadas —es posible que aquí resida la belleza de sus callejuelas—. En cambio, se aprecia un cuidadoso trabajo, muy variado, en la rejería con la que se adornan los huecos de fachada. Por ello, podemos afirmar que la decoración de sus huecos —reja, ventana y puerta— es la única expresión artística del marroquí a los viandantes. Sin embargo, la decoración ornamental, muchas veces excesiva, la guarda para sí en el interior de los patios de las viviendas. Por esta razón, podemos decir que la reja es el preámbulo de la belleza que contienen sus viviendas para ser disfrutada celosamente y compartida con los suyos.
Si analizamos la rejería marroquí, podemos destacar tres peculiaridades.
La primera es de carácter constructivo, porque la reja marroquí no se empotra en la fábrica de fachada, sino que va recibida a un marco de madera. Esto nos hace pensar que el propósito de la reja es decorativo, y no defensivo ni de seguridad.
La segunda característica nos habla de su fin de expresión artística para uso propio. Esta particularidad es evidente si la comparamos con la reja hebrea, también extendida por el Barrio Judío de la medina: la reja musulmana proyecta la intimidad familiar hacia el interior de la vivienda, a diferencia de la hebrea, que la proyecta hacia el exterior. Además, si continuamos con la comparación, hay una diferencia en cuanto al tamaño, puesto que la reja musulmana es más bien pequeña, frente a la hebrea, de mayores dimensiones. En cambio, en su colocación, la reja hebrea se puede montar según la tipología musulmana, de modo que sobresale hacia el exterior volando sobre la línea de fachada a la manera de los cierres andaluces y las rejas populares españolas, de forma que se pueden colocar macetas y flores.
Finalmente, la tercera peculiaridad destacable es que las rejas marroquíes se platean, es decir, se pintan con purpurina de plata. Tras estudiar esta cuestión, observamos que gracias a este plateado se logra que la filigrana se distinga sobre toda clase de fondos, ya que solamente la plata resalta sobre todos los colores.
Alfonso de Sierra Ochoa, en Cuadernos de arquitectura popular marroquí (1960), afirma: «Hay diversas opiniones sobre la influencia musulmana en el arte de la forja. Si repasamos las opiniones de los estudiosos de este arte de la forja, nos llamará la atención la casi unánime apreciación sobre la nula influencia de los árabes en esta materia». Por su parte, Pedro Miguel de Artiñano nos dice en su Catálogo de la Exposición de Hierros Antiguos Españoles (1919): «En las excavaciones de Medina Azahara, Alamirilla y Elvira se demuestra que el arte del hierro no preocupaba a sus artistas y que los árabes en los días de mayor cultura […] no trabajaban el hierro desde el punto de vista artístico». Mantiene esta misma opinión Emilio Orduño en Rejeros españoles (1919): «No fueron las rejas y exornos del hierro los más empleados por los árabes, pues usaban principalmente para sus huecos celosías de mármol y madera y en puertas el chapeado y clavazón».
Por ese motivo, debemos preguntarnos cómo surge en Tetuán una rejería tan abundante y variada. Nos llama la atención que en el arte musulmán los grandes monumentos hoy conservados no nos muestran una forja a la altura de las demás artes constructivas y decorativas, quizá por la escasez de hierro en los países islámicos y la falta de una escuela de forjadores o por una afición más oriental a las celosías de madera y los calados sobre piedras nobles, o porque el hierro es lo primero que se extrae en los actos de vandalismo contra los monumentos en ruina por su inmediata conversión utilitaria. O quizá porque la forja marroquí fuera arte humilde, propio más bien de las viviendas modestas, que no han llegado a nuestros días.
Una forja en la medina de Tetuán. (Foto: Emilio Domingo Corpas).
Acompañamos el presente estudio con una documentación gráfica en la que se detallan los tipos de voluta empleados en la medina de Tetuán (láminas 2, 4, 6 y 9). La rejería marroquí solo utiliza la voluta o roleo en sus combinaciones primarias, como se muestra en la presente documentación gráfica y se puede comprobar simplemente paseando por la medina de Tetuán con la mirada puesta en su rejería. No obstante, distinguimos algunos casos en los que las rejas cuentan con una expresividad lograda con gran acierto sin utilizar el roleo; sin embargo, la mayoría de la rejería clásica de Tetuán responde a los tipos más adelante definidos, que logran su composición final con la repetición constante de la misma voluta simple o doble. Como se puede observar en todos ellos, los huecos que quedan entre las barras principales que conforman la estructura de la reja se rellenan con dichas volutas en una acertada disposición y monotonía.
Debe acentuarse el carácter abstracto, o sea estático, de las volutas. Esto ocurre porque la voluta marroquí en Tetuán no ha iniciado su transformación a elementos dinámicos, hacia lo que en términos botánicos se denomina zarcillo («órgano filamentoso y delgado de algunas plantas que se enrolla alrededor de un soporte»), que es cuando la barra adopta formas vegetales o animales. En cambio, la forja marroquí utiliza simplemente la línea, y no la imitación de formas naturales (carácter estático). Alfonso de Sierra Ochoa, en Cuadernos de arquitectura popular marroquí (1960), explica: «Lo fundamental de la forja tetuaní y, en general, en Marruecos, es la organización estructural de la reja a base de barras horizontales y verticales que definen y limitan superficies y funciones, que son decoradas luego por volutas en reposo, nunca dinámicas».
Así pues, la voluta es el elemento característico de la rejería marroquí en Tetuán, y en ella encontraremos el puente que enlace su forja con las forjas de otros pueblos. Por tanto, para definir sus líneas de influencia deberíamos buscar dónde, cómo o cuándo encontramos la voluta en otras escuelas de forja no marroquíes.
Podemos comentar brevemente la historia de la voluta, pero establecer una cronología en el arte de la forja es muy difícil. En ese sentido, el Marqués de Lozoya en su Historia del arte hispánico (1931), cuando se refiere a la tradición románica de rejas, ejes y volutas, dice: «Es el de la herrería el arte en que los tipos perseveran con más tenacidad y la determinación de la fecha de las piezas suele ser dificilísima». Aun así, creemos que el roleo es la primera forma que aparece en toda generación o regeneración del arte de la forja, pues la decoración por espirales se acomoda sin la menor violencia a la técnica de aquellos días que se arrollaba cómodamente sobre el extremo del yunque la barra caldeada al rojo vivo. Este proceso de generación natural, al golpear la barra contra el pico del yunque, es un fenómeno universal muy primitivo.
Respecto a la voluta románica, destacamos su dinamismo (no es estática como la marroquí). Los dibujos consultados acentúan, sin ningún género de duda, la universalidad dentro de la cultura en el área occidental y la influencia del cristianismo, especialmente del catolicismo, en dicho arte. Históricamente, la voluta románica abarca los siglos XI, XII y XIII, cuando va desapareciendo para dar paso a las delicadas manifestaciones de la forja gótica, con sus propias características: dragones, lirios, barrotes retorcidos y otros adornos que permitieron definirla también de manera universal.
Nos llama la atención que con la finalización del románico desaparezca la voluta en España; no hay más que observar cualquier colección de hierros artísticos para apreciar que dejan de manifestarse casi completamente durante los siglos XIV, XV y XVI, salvo excepcionalmente en determinados monumentos de Francia, Alemania e Inglaterra. La desaparición de la gran forja española pudo deberse a que a partir del siglo XVI no quedase ningún santuario grande ni pequeño que no tuviera verjas en todas sus capillas. Este sería el motivo de la aparición de una escuela popular de forja, con la que la tradición de la voluta renacería en el siglo XVIII en Extremadura, Salamanca y Sevilla. Dicha forja se expresó a través de utensilios populares, como espeteras o almireceros, o en detalles de clara ornamentación arquitectónica, como cruces, veletas o incluso rejas de ventanas, balaustradas, etcétera.
En cuanto a la localización técnica de la voluta, en primer lugar se debe tener en cuenta la aparición del hierro comercial como circunstancia decisiva. En este sentido, tanto en la forja popular española como en la marroquí se usa exclusivamente este tipo de hierro, aunque en esta segunda es mayor la tendencia al empleo de calibres delgados, sin duda más económicos y fáciles de trabajar.
En segundo lugar, cabe destacar que las volutas románicas se enlazan a los vástagos por soldadura a la calda —la manera de unir piezas de hierro utilizando el fuego de la fragua sin la aportación de otros metales— y menos frecuentemente por medio de anillas. Este enlace con arillos es, sin embargo, característico de la forja de Tetuán, donde es excepcional la soldadura a la calda o el remache, que se encuentra alternando con el arillo en otras forjas románicas y postrománicas de carácter popular.
Hemos visto posibles e incluso probables influencias, pero, a pesar de todos los argumentos a favor de una generación andaluza de la forja marroquí, no podemos asegurarlo. Efectivamente, la similitud de líneas y la proximidad geográfica podrían ser, después de las reflexiones anteriores, motivos más que suficientes para su surgimiento. Pero no pensamos que la eclosión de la forja marroquí se justifique por la cercana identidad de al-Ándalus, sino que más bien la forja actual de Tetuán y todo Marruecos tiene en el mismo Marruecos la explicación de su existencia, no hay que buscarla fuera de sus fronteras.
Plano de localización de las láminas.
Tenemos una serie de hechos que enlazados podrían llevarnos a este punto de partida. En primer lugar, la premisa ya comentada de que el arte musulmán nunca ha sido amigo de la forja. No podemos encontrarle una ascendencia histórica ni geográfica. Es evidente que el arte musulmán ha buscado los calados en madera, piedra o yeso para decorar los huecos, y no las rejas de hierro. Por muy codiciado que fuera este material en posibles rapiñas a lo largo de la historia, hay muchos monumentos islámicos que han pervivido sin períodos de abandono y algo habría llegado a nuestros días si hubiese existido. La falta absoluta de forja es una constante, al menos en el gran arte y casi seguro en el arte popular, que al fin y al cabo sigue de lejos los caminos de aquel.
Después de todo lo visto y analizado, no creemos que la forja marroquí tenga más de un siglo y medio de tradición. Para llegar a esta conclusión, nos basamos en varias premisas. La primera es el cambio de moda (llamémoslo así) que prefiere la forja frente a los calados. Las celosías de madera se mantienen casi exclusivamente en las escuelas de artes industriales, y los calados de yeso o piedra ni siquiera en estas. La segunda premisa es el hecho de que con los protectorados llegaron al norte de África los hierros comerciales únicos que se emplean en la forja marroquí en la actualidad. Este hecho posibilita encontrar hierro adecuado con facilidad, lo que favorece y abarata el arte de la forja. En tercer lugar, destaca la desaparición de los maestros armeros y cerrajeros, que han sucumbido ante la manufactura occidental.
Si unimos todos estos motivos con los hechos probados de primitivismo técnico, la falta de tradición histórica y el aislamiento marroquí, solamente roto en la época del protectorado, no nos parece muy aventurada la autoctonía con la hipótesis de que la forja marroquí nacería al principio de la época del protectorado sin ninguna influencia anterior.
Observar las láminas y fotografías del presente proyecto, por no mencionar la experiencia vivida tras el viaje realizado in situ, es toparse con la manufactura de los artistas y artesanos que han extraído su saber hacer de sus antepasados. En todo momento debía repetirse incansablemente el gesto, imitar las figuras, crear el objeto y contribuir, así, al enriquecimiento del vocabulario artístico.
A través de los siglos, las formas que surgen de la artesanía se han ido yuxtaponiendo sin borrarse para asentar los cimientos de la memoria de un pueblo y recrear toda una amalgama patrimonial constituida por la música, el canto, la danza, la tradición de la literatura oral, la cerámica, la caligrafía, la miniatura, las formas arquitectónicas…, resultado de las artes bereberes y las tradiciones arábigo-andaluzas.
Oficios, técnicas y habilidades han ido sucediéndose de generación en generación por medio de los maalems («aquel que sabe», pero también «aquel que transmite»), recordando, así, que el artesanado forma parte de la cultura marroquí. Estos artesanos, a quienes podríamos llamar «artistas», esculpen, moldean, modelan la materia y conciben la caligrafía. Son, en todo momento, admirables creadores de un arte no figurativo, compositores virtuosos en la combinación de líneas y en la repetición de los motivos. De este arte y del trazado nacen una miríada de combinaciones en las que pueden dar vía libre a su imaginación. No obstante, estos oficios y productos elaborados devenidos de la antigua artesanía, resultado de la expresión de una identidad cultural, están en peligro de extinción; de ahí la intención de este proyecto: proponer una serie de iniciativas y medidas de gestión que supongan una novedosa contribución a futuras actuaciones sobre la medina de Tetuán, cuyo fin sea lograr la recuperación y consolidación de dichas artesanías. En definitiva, Tetuán es el centro de una gran actividad artesanal y, como tal, ha de protegerse.
Las encuestas señalan un total de 740 actividades artesanales dentro de la medina, donde se estima que trabajan 1.251 artesanos. Este gran centro histórico ofrece ciertas ventajas que propician la artesanía, como la situación de la zona comercial muy accesible para los turistas, las rentas relativamente bajas para el artesano, el uso de zonas residenciales como talleres y el incremento de proveedores de materias primas. Además, se trabajan tipologías diversas de materiales, como la madera (constituye el 19 % de la población total de la medina en calidad laboral), el cuero (18 %), el textil (50 %) y el metal (4 %). Impulsar la conservación de su entramado urbano es sinónimo de salvaguardar ya no solo su patrimonio y tradiciones, sino el sustento de miles de personas.
Antes de estudiar esas iniciativas de gestión patrimonial y de conservación, se debe proceder a un análisis de la situación actual de las artesanías en la medina tanto internas como externas, donde se profundice en las fortalezas y oportunidades, así como en las principales dificultades. Todo ello se puede sintetizar en el análisis DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades) que mostramos aquí.
ANÁLISIS INTERNO | ANÁLISIS EXTERNO |
Debilidades | Amenazas |
· Importante tasa de desempleo dentro de la Medina. · Falta de cualificación. · Escasez de terrenos para equipamientos. · Inseguridad. |
· El conocimiento de las artesanías tradicionales en peligro. · Invasión del comercio ilegal. · Competencia directa de la actividad comercial en el Ensanche de Tetuán. |
Fortalezas | Oportunidades |
· Localización de la Medina. · Fuente de inspiración para importar productos artesanales “Made in Tetuán”. ·Gran valor patrimonial y arquitectónico. |
· Centro de suministro de artículos orientales. · Ofrecimiento de locales comerciales de bajo alquiler para jóvenes empresarios y artesanos · Ayudas al sector privado para la implantación de actividades artesanales. |
Tras evaluar la situación de la artesanía en la medina de Tetuán, se exponen una serie de medidas e iniciativas encaminadas a su recuperación y conservación, y a evitar su extinción, como, por desgracia, ya ha ocurrido en otras ciudades y barrios, como el Albayzín (Granada).
Por último, se propone un proyecto mayor en el que se ofertan itinerarios temáticos por la medina de Tetuán, que consiste en recorrer las principales calles de la medina donde se desarrollan la mayoría de las actividades artesanales y, dentro de este itinerario, recorridos de visitas a distintas viviendas en las que se pueden observar las diferentes rejas catalogadas en las fichas expuestas anteriormente para disfrutar de sus bacales. A continuación se identifica cada una de las paradas a realizar:
Ares Río, J. A. (2007): Forja. Parramón.
Artiñano, P. M. (1919): «Catálogo de la Exposición de Hierros Antiguos Españoles». Sociedad Española de Amigos del Arte.
Bennani, A. (1992): Tetuán, ciudad de todos los misterios: antología. Universidad de Granada.
Campos, J. P., y Duclós Bautista, G. (2003): II Plan Regional de Centros Históricos: El norte de África. Evolución urbana de la medina. Junta de Andalucía, imágenes 1-84.
De Sierra Ochoa, A. (1959): Proyecto de iluminación de la medina. Municipio de Tetuán.
De Sierra Ochoa, A. (1960): Cuadernos de arquitectura popular marroquí, II. Cremades.
De Torres López, R. (2002): La medina de Tetuán: Guía de arquitectura. Tetuán y Sevilla: Consejería de Obras Públicas y Vivienda de la Junta de Andalucía y Consejo Municipal de Tetuán, 2.ª edición.
Ghesquiere, B., y Chaara, M. (2006): Etude architecturale el Plan D’Amenagement de la Medina de Tetouan. París: Ministére Délégué auprés du Premier Ministre Charger de l’Habitat et de l’Urbanisme, imagen 23.
Girón, C., y Fernández-Figares, M. D. (1999): Nuevas siluetas granadinas. Comares.
Gozalbes Bustos, G. (1993): Al-Mandari, el granadino, fundador de Tetuán. Ayuntamiento de Granada.
Malo de Molina, J., y Domínguez, F. (1995): Tetuán, el ensanche. Universidad de Sevilla.
Malo de Molina, J., y Domínguez, F. (1996): Guía de arquitectura del ensanche (1913-1956). Universidad de Sevilla.
Marín López, M. A., y Martín de la Cruz, J. C. (coords.), 2007: La recuperación de los cascos históricos y la protección de las artesanías. Córdoba: Patrimonio Cultural y Cooperación Internacional: Córdoba-Tánger-Tetuán.
Marqués de Lozoya (1931): Historia del arte hispánico. Salvat.
Mimó, R. (1996): Fortalezas de barro en el sur de Marruecos. Compañía Literaria, S. L.
Olaguer-Feliu, F. (1997): Guía práctica de la forja artística. Editorial de los Oficios.
Orduño, E. (1919): Rejeros españoles. Madrid: Guadalerzas.
Orihuela Uzal, A. (1995): Casas y palacios nazaríes. Si glos XIII-XV. Lunwerg Editores.
Pavón Maldonado, B. (2004): Tratado de arquitectura hispanomusulmana. Palacios, vol. III.
Rubio, L. (ed.), 1999: León «el Africano». Descripción de África. Madrid: Editorial Hijos de Muley-Rubio.
Ruiz Castillo. A. (s/f): El arte del hierro en España. Manuales Meseguer.
Ruiz Cuevas, T. (1951): Apuntes para la historia de Tetuán. Editora Marroquí.
Valderrama Martínez, F. (1975): Inscripciones árabes de Tetuán. Instituto Hispano-Árabe de la Cultura.
II Plan Regional de Centros Históricos: el norte de Marruecos. Evolución urbana de la medina de Tetuán.
Instituto Cervantes Marrakech y UMA (2010): «Arquitectura árabe en Andalucía. Fotografías de elementos arquitectónicos arábigo-andalusíes realizadas en los primeros años del siglo XX y la primera década del XXI».
«El Marruecos andalusí. El arte islámico en el Mediterráneo». Museo Sin Fronteras. El descubrimiento de un arte de vivir.
«Marruecos y Andalucía ciudades históricas». Jornadas de Rehabilitación e intervención en las ciudades históricas de Andalucía y el norte de Marruecos. Tetuán, 29 de octubre al 1 de noviembre de 2001.
«Fortificaciones en el norte de Marruecos. Tánger-Tetuán». Coordinan: Martínez López, J. A., y Akrache, M., Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. Consejería de Educación y Cultura. Dirección General de Cultura. Ligia Comunicación y Tecnología, S. L.
Association Tétouan-Asmir, https://tetouanasmir.org
Commune Urbaine Tetouan, https://www.autetouan.ma/
Endnote, https://www.endnote.com
Fundación CIEDES, https://www.ciedes.es/
Instituto Cervantes de Tetuán, https://tetuan.cervantes.es/es/default.shtm
Refworks, https://refworks.proquest.com/
Teseo. Ministerio de Educación. Gobierno de España, https://www.educacion.es/teseo
Universidad de Granada, https://www.ugr.es
Universidad de Alicante, http://www.ua.es
Agencia Urbana de Tetuán, entrevista con el Departamento de Asuntos Jurídicos y Financieros.
Oficinas del Servicio Técnico de la Medina de Tetuán, entrevista con el Departamento Urbanístico.
Sede de la Asociación Tetuán Asmir.
Instituto Cervantes de Tetuán.
Sede de la Fundación Ciedes.
Centro de Tecnología de la Imagen (CTI) de la Universidad de Málaga (UMA).