Título: La América que yo amo
Autora: Gloria Nistal
Editorial: Sial Pigmalión
Año de edición: 2022
ISBN: 9788418888267
En ti se junta España con la China, Italia con Japón, y finalmente un mundo en trato y disciplina.
(Bernardo de Balbuena: Grandeza mexicana)
Pertenece esta obra a la colección Literaturas Hispánicas. Crear y Pensar en Español, de la editorial SIAL. Se inició esta colección con mi obra Amar América (2020) y la continúa esta obra de Gloria Nistal que ahora reseño. La autora es alta funcionaria, escritora, fotógrafa, poeta y gran viajera.
Desde aquí hago una llamada a continuar esta apasionante épica cultural de amar a nuestra América. Ya viene de lejos, como lo atestigua la encendida cita del literato Bernardo de Balbuena, nacido en Valdepeñas (La Mancha) y que llegó a ser obispo de Puerto Rico.
En su presentación se dice: esta colección nace para servir de soporte y lugar de encuentro a escritores, poetas y pensadores que, independientemente de su procedencia geográfica y de su cultura de origen, utilizan el español como lengua de creación. Primando, eso sí, a los autores de origen hispanoamericano y a los afrodescendientes. Porque hace casi tres décadas acuñamos el término de literaturas hispano-afro-americanas, hermanando a escritores académicos y pensadores de Europa, América y África.
Asimismo, esta colección pretende potenciar de manera decidida la creación femenina y feminista con el objeto de dar una especial visibilidad a quienes no la han tenido en otros tiempos.
El viaje es metáfora de vida. El viaje es búsqueda de felicidad, de conocimiento. El viaje es separación, alejamiento, esperanza de volver. El viaje es perderse en lo ignoto.
El mundo es una geografía poética.
Viaje iniciático, mítico, imaginario, inmersión en el vórtice de la propia existencia, en los abismos profundos y desconocidos, hasta desbordar en espacios inexplorados, donde se albergan fantasías individuales y colectivas.
La vida es el gran viaje. La vida es el argumento.
Dentro de ella hay uno crucial: un viaje llamado deseo.
No tiene mapas abiertos, pero sí rutas interiores grabadas a fuego en nuestra intimidad.
Los viajes, una experiencia existencial de progreso, de superación (recordemos el dicho tan en boga «sal de tu zona de confort».
El libro de Gloria Nistal bebe de todas esas dimensiones del viaje.
Cual Alonsa Quijano, se siente tan alegre que «el gozo revienta por las cinchas de su maleta».
Recordemos el inefable comienzo del capítulo IV de Don Quijote de la Mancha, que dice así: «La del alba sería cuando don Quijote salió de la venta tan contento, tan gallardo, tan alborozado por verse ya armado caballero, que el gozo le reventaba por las cinchas del caballo».
En la maleta de Nistal va, en primer lugar, su entusiasmo quijotesco, después sus páginas con el temblor y la inspiración de lo recién cazado, otras son camera eye (cómo olvidar su faceta de fotógrafa).
«Filosofar con el martillo», decía el viejo Nietzsche.
Filosofar con la maleta, escribo yo, y ello se convierte por sí mismo en un acto de sentido y de esperanza.
Penélope sale de casa.
Primera: su entusiasmo.
Término que quiere decir etimológicamente: el que, la que está en contacto con los dioses.
Segunda: es una obra poliédrica.
Un diamante precioso de veinte caras. O dicho en términos desenfadados y comestibles: un libro que tiene de todo. Un libro tutti frutti. Por ejemplo: inspiración, buena escritura, su postura ante el sexo, etcétera.
Veamos este fragmento:
En los paseos al amanecer por el río la selva va bostezando, desperezándose y los sonidos de los pájaros y los insectos son diferentes, a medida que sale el sol, todo se vuelve más chillón, no solo la luz también los gritos, los animales cobran su protagonismo. Si tú brillas, nosotros también, parecen decirle al astro. Al atardecer, sin embargo, empieza a apoderarse el silencio, alguien baja el volumen general de la obra y la gente y los animales se van a los ríos a bañarse en una algarabía de menos decibelios. Esos baños al atardecer también los he visto en decenas de lugares, personas animales, todo retozan en el agua, en distintas zonas reservadas para cada uno. El pueblo entero chapotea feliz en el agua, los niños persiguen sombras que terminan adueñándose de sus siluetas, y todo entra en calma y silencio (p. 247).
Tercera: es un libro culto.
La autora repasa a sus autores, la acompañan por las sendas innumerables que va andando. De este modo, le dedica a Pablo Neruda encendidas páginas (pp. 42-43, entre otras). Habla de cine y sus cineastas cuando le viene en gana. Así, el cine de autor de Fellini, Visconti y tantos otros.
En una de sus visitas al Museo del Prado, nos recuerda su fascinación por la escultura del hermafrodita (p. 189) y escribe sobre su sexualidad.
Cuarta: es una buena guía de viaje.
Por ella desfilan lugares, países (Belice hizo su país número cien, visitado). Incluso recomienda hoteles encantadores.
Quinta: es un diario.
La autora cultiva el difícil género del diario, de la escritura del yo. Respecto a la cual puedo afirmar, por experiencia, que es muy difícil mantener el tino, con gracia y armonía.
Sexta: este libro es una declaración de amor a la humanidad y en él canta sus luces, pero también se duele de sus miserias.
¿Por qué no sales, mi América del alma, del agujero y de la lucha antigua y anticuada entre pobres y ricos?
[…] Eso es lo que yo veo en Latinoamérica. El poder ha pasado de los colonizadores a sus descendientes, llamados libertadores. Y cuando los indios, los cholos o los mestizos llegan al poder, no lo hacen desde la clase media, sino desde revanchismos casi tribales. Siempre lo digo, necesitaríamos extender las clases medias, esto es lo que hay en los países más avanzados de la tierra (p. 245).
Es admirable (en pp. 264 y ss.) su canto de amor por Cuba y el gran pueblo que habita la isla.
Cuba no parece una simple isla en las Antillas, sino un surtidor de cultura. Es impresionante que once millones de personas hayan dado tanta buena literatura y tanta música para toda la humanidad, además de medicina, cine, deporte y otras muchas disciplinas en que son punteros. Y sobre todo su filosofía de la vida y su persecución constante de libertad. No puedo hablar de Cuba si no me refiero a sus habitantes. Es una isla completamente privilegiada desde el punto de vista de la naturaleza y tiene una de las ciudades con resonancias más bellas del mundo, pero sus habitantes enamoran todavía más.
A pesar del recalcitrante bloqueo, Cuba sigue siendo un paraíso porque cada uno de sus habitantes es un paraíso de sabiduría en sí mismo. Son brillantes, se han cultivado en el malabarismo de la nada. Se comieron el conejo y la paloma hace años, pero siguen sacando sombras mágicas y mentadas de su chistera depauperada. La pobreza del habanero es endémica, pero no suele tener los ojos tristes como en otras latitudes, siempre encuentra un motivo de humor por amargo que sea.
[…] Han conseguido seguir teniendo carros de los años cincuenta y setenta, como si fueran joyas de última generación. Han sabido exprimir la miseria de forma que siempre siguiera soltando una gota de jugo. Y tienen un gran sentido de la solidaridad. Se socorren unos a otros en ese encierro donde no es que los recursos sean escasos, es que apenas existen. Nunca nadie con tan pocos recursos ha realizado tanto. No he conocido pueblo más ingenioso. Con razón, es el único país que tienen en la lista de patrimonio de la humanidad de la Unesco un Valle de los Ingenios (p. 266).
Séptima: esta obra es un psicoautoanálisis.
Aplica el principio socrático «conócete a ti mismo».
La autora hace cristalizar su identidad. Gloria Nistal es una caribe (así lo confiesa en pp. 32-33).
Siguen sus confesiones, dicho al modo de Rousseau:
La América que yo amo sé que me corresponde, es un continente donde todo surge y me ocurre de una manera directa, sencilla, sin estridencias. A veces, he llegado enferma del cuerpo y me cura, a veces, llego enferma del alma y me consuela. América me entiende y se deja querer (p. 272).
Siento una gran afinidad electiva con Gloria Nistal, la guacamaya mayor del Club de las Guacamayas que he creado. Y digo, en breve, como ella: «América me da la alegría, ergo, me hace buena».
Gloria Nistal es un ave colorida, siempre en vuelo, físico, mental, espiritual, amoroso. En la cubierta de la obra, subraya su identidad guacamaya:
Siempre es Iberoamérica, la nuestramérica que inventó José Martí, la que habita en mi corazón.
Cuando alcancé las tierras de Mesoamérica sentí que había llegado al lugar donde mi deseo transfigurado me decía: levantemos tres tiendas. Centroamérica es un éxtasis de vegetación, el lugar donde la tierra ha decidido concentrar toda la exuberancia conocida, todo en sus tierras es excesivo y sensual. Siempre sueño con esa América, es mi yanna, mi jardín de las delicias.
Seguí hacia el sur sabiendo que volvería. Colombia, Brasil, Argentina… Buscando las huellas del esplendor inca recorrí no solo Perú, sino Bolivia, Ecuador y Chile.
Volví a Guatemala y a mi América, siempre vuelvo al círculo donde reinan los guacamayos —la América que yo amo está poblada de guacamayos—, y sigo buscando mis orígenes telúricos porque sé que allí partió mi transmigración. (Contracubierta del libro).
Sobre todas estas siete claves que acabamos de enunciar, vuela, revuela, sobrevuela la potencia de su yo, personal y espiritual.
El siglo XXI está asistiendo a una eclosión radical del yo: la verdad de la primera persona, la honestidad de la primera persona en la literatura.
Idea fuerza, idea madre, que diría Ángel Ganivet.
Esta eclosión se sustenta en una lógica meridiana: «Dímelo tú, háblame tú, hazme sentirlo tú».
Ahí radica su potencia escritural.
El mundo está lleno de recursos tecnológicos, mapas en tres dimensiones, vídeos, monográficos de National Geographic, etcétera. Pero solo existe un yo de esta criatura humana nombrada Gloria Nistal.
Así pues, si tuviera que destacar por encima de todo lo dicho dónde está el oro de este libro, está en la primera persona, en Gloria Nistal (qué importa que sea un paraíso lo que describe o que cuente cómo revienta por un lavabo, por un pimiento rojo detestable de la compañía Iberia).
El yo, la sinceridad del yo.
Este es el gran motor del libro, la gasolina para acompañar a Gloria Nistal por el mundo.
¿Quién da más por menos?
Es un libro diez. Corred a comprarlo.
Amén. Que quiere decir así sea.