Reportajes
TSN nº 14, 2022. ISSN: 2530-8521
VIVIR LA CIUDAD
SEVILLA O ALGUNOS LUGARES DE LA POESÍA
Texto y fotos: Noelia Domínguez (Universidad de Sevilla, España)

Si se me preguntara sobre la ciudad donde habito, lo primero que vendría a mi memoria es su luz, después la hermosa y libre sensación de andar por ella, y con dicha experiencia la posibilidad de encuentro con las cosas. Y sucede que, sin darme cuenta, se vive la ciudad como realidad, pero, a la vez, como evocación, recuerdo o proyección. Acaso como si brotara de ella misma un imparable impulso creador.

De este modo, ciudad y persona quedan ligadas, y no solo a la belleza y a la libertad, sino también a un principio inseparable, el tiempo. Y es, precisamente, esta sustancia común, que pone todo en el límite, la que acaba engrandeciéndonos. Sevilla sostiene en su presente la memoria de ayer, la personal, la que late en cada vida humana particular, y la hecha y deshecha por la historia colectiva, así como enarbola sus sueños futuros. El río navegable («El río que acompaña / también, / de puente en puente primavera abajo, / magno río civil de las historias») 1, la crisolada catedral y su Giralda («Volumen nada más: base y altura») 2; los jardines con ecos americanos, los anaranjados y arábigos muros de piedra; las largas, estrechas e intocables palmeras, los puentes necesarios. Todo parece convivir hoy armónicamente. Y así se va definiendo su silueta y su interior.

¡No es de extrañar que un día, allá por el año 1927, siguiendo la estela cervantina, gongorina, becqueriana y machadiana, unos jóvenes soñadores encontraran aquí, en esta ciudad al sur de España, un espacio para la poesía! El azar, pues, se volvió destino, en voz de Guillén. ¡Cómo no agradecer los balcones con geranios en flor, los patios en sombra, los azulejos y las azoteas («Sol de la tarde») 3, las calles —la bulliciosa Sierpes o la tranquila y misteriosa Aire—, las fuentes, pérgolas e iglesias, y los naranjos, pinos, magnolios, ficus, y alguna escondida encina («raíz del tronco verde, ¿quién la arranca?»)! 4 Sus palabras nos devuelven el deseo de seguir viviendo la ciudad auténticamente, siendo siempre parte de lo otro y estando con los otros.

«Tú lo que eres es un río». Dámaso Alonso (1944): «El Nilo (visita a Vicente Aleixandre)», en Poetas españoles contemporáneos.

«Tú lo que eres es un río». Dámaso Alonso (1944): «El Nilo (visita a Vicente Aleixandre)», en Poetas españoles contemporáneo que eres es us.

Ir al atardecer junto al río de agua luminosa y tranquila […]». Luis Cernuda (1940-1963): Ocnos..

«Ir al atardecer junto al río de agua luminosa y tranquila […]». Luis Cernuda (1940-1963): Ocnos.

«La ciudad no se definía, lejos, depurada y distinta, sino que vivía, cerca, complicadísima […]». Pedro Salinas (1926): «Entrada en Sevilla», en Víspera del gozo.

«La ciudad no se definía, lejos, depurada y distinta, sino que vivía, cerca, complicadísima […]». Pedro Salinas (1926): «Entrada en Sevilla», en Víspera del gozo.

«¡Quién dirá que el agua lleva / un fuego fatuo de gritos!». Federico García Lorca (1921-1930): «Baladilla de los tres ríos», en Poema del cante jondo.

«¡Quién dirá que el agua lleva / un fuego fatuo de gritos!». Federico García Lorca (1921-1930): «Baladilla de los tres ríos», en Poema del cante jondo.

«Ingrávido presente. / Las ramas abren trémulas». Luis Cernuda (1924-1927): Primeras poesías.

«Ingrávido presente. / Las ramas abren trémulas». Luis Cernuda (1924-1927): Primeras poesías.

«A la luz pavorosa y amarilla / una sombra imponente se incorpora». Gerardo Diego (1963): «A Juan Belmonte (Boceto para una oda)», en La suerte o la muerte. Poema del toreo.

«A la luz pavorosa y amarilla / una sombra imponente se incorpora». Gerardo Diego (1963): «A Juan Belmonte (Boceto para una oda)», en La suerte o la muerte. Poema del toreo.

«Visible el entusiasmo / diluido en la luz, en el ambiente / de fervor y amistad». Jorge Guillén (1966-1972): «Unos amigos (Diciembre de 1927)», en Y otros poemas.

«Visible el entusiasmo / diluido en la luz, en el ambiente / de fervor y amistad». Jorge Guillén (1966-1972): «Unos amigos (Diciembre de 1927)», en Y otros poemas.

«Y había olor de existencia. / Un olor a gran sol descubierto […]». Vicente Aleixandre (1944-1953): «En la plaza», en Historia del corazón.

«Y había olor de existencia. / Un olor a gran sol descubierto […]». Vicente Aleixandre (1944-1953): «En la plaza», en Historia del corazón.

«Llegó con tres heridas: / la del amor, / la de la muerte, / la de la vida». Miguel Hernández (1958): Cancionero y romancero de ausencias.»

«Llegó con tres heridas: / la del amor, / la de la muerte, / la de la vida». Miguel Hernández (1958): Cancionero y romancero de ausencias.

«Al contraluz de luna limonera / tu arista es el bisel, hoja barbera / que su más bella vertical depura». Gerardo Diego (1941): «Giralda», en Alondra de verdad.

«Al contraluz de luna limonera / tu arista es el bisel, hoja barbera / que su más bella vertical depura». Gerardo Diego (1941): «Giralda», en Alondra de verdad.

«Nadie en la calle del Aire, / el aire solo y parado». Gerardo Diego (1964): «Luz de Sevilla», en El Jándalo..

«Nadie en la calle del Aire, / el aire solo y parado». Gerardo Diego (1964): «Luz de Sevilla», en El Jándalo.

«Su dardeante quietud alaba una realidad que tiene nombre propio». Vicente Aleixandre (1957): «El verano de Sevilla», en Cartas a revistas de poesía.

«Su dardeante quietud alaba una realidad que tiene nombre propio». Vicente Aleixandre (1957): «El verano de Sevilla», en Cartas a revistas de poesía.




1  Guillén, Jorge (1936): «Esperanza de todos», en Cántico.

2  Diego, Gerardo (1941): «Giralda», en Alondra de verdad.

3  Diego, Gerardo (1963): «Torerillo en Triana», en La suerte o la muerte. Poema del toreo.

4  Cernuda, Luis (1941-1949): «Tierra nativa», en Como quien espera el alba.

TSN nº14, 2022. ISSN: 2530-8521