De aquí y de allá
TSN nº 14, 2022. ISSN: 2530-8521
FASCISMOS DE AQUÍ Y DE ALLÁ
Fascisms, Here and There
Marina Llorente Torres
St. Lawrence University (Nueva York, Estados Unidos)

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La década de los años ochenta del siglo XX en España fue muy dura en el terreno laboral para todos los recién licenciados en Filología Española. Las plazas, en el ámbito nacional, de profesores de instituto en la materia de Lengua y Literatura Española podían contarse con los dedos de la mano. Así, yo, una vez recogido mi título de licenciatura en Filología Española en el Colegio San Agustín, con esa vista majestuosa de la catedral de Málaga, donde había estudiado durante cinco años la carrera, empecé a dar clases de español para extranjeros en Marbella. Atrás dejaba mis años malagueños aprendiendo a amar y conocer exhaustivamente nuestra lengua y literatura en aquel edificio de monjes hermoso y antiguo que años más tarde habría de dar cobijo a tantos alumnos extranjeros que llegaban a nuestra bella Málaga a experimentar con la lengua cervantina. Si me hubieran dicho en aquel entonces que iba a ejercer como profesora de Lengua y Literatura Española en una universidad estadounidense y que iba a pasar más de la mitad de mi vida al otro lado del Atlántico, no me lo hubiera creído. Pero los caminos que se toman son impredecibles y en 1986 el estado de California necesitaba profesores que pudieran impartir clases en castellano y en inglés en sus escuelas bilingües. Así empecé mi vida en Estados Unidos, primero dando clases en San Francisco y después en la Universidad de Hawái. Fue en Honolulu cuando decidí, a principios de los años noventa, hacer el doctorado en Literatura Española en la Universidad de Kansas. Volver a la universidad fue beneficioso en todos los sentidos y, una vez defendida mi tesis doctoral en poesía española contemporánea, acepté el puesto de profesora de Estudios Hispánicos en la St. Lawrence University, en el estado de Nueva York, donde llevo ejerciendo desde 1997. En el año 2013 obtuve la cátedra y también he tenido el honor de ser vicerrectora de Estudios Internacionales e Interculturales desde el año 2016 al 2022.

Durante los últimos treinta y cinco años he desarrollado una identidad híbrida a través de las relaciones profesionales y personales que, en mi calidad de inmigrante, han conformado la persona que soy ahora. Así, España y Estados Unidos son mis dos países, a los cuales amo y respeto profundamente. Considero que mi identidad es híbrida en el sentido de que puedo funcionar sin problemas en ambas lenguas, culturas y sociedades. Desde que vivo aquí he tenido el privilegio de poder viajar a España cada año para llevar a cabo mi investigación sobre la poesía española contemporánea y también he tenido la oportunidad durante los últimos veinticinco años de pasar un año completo en Madrid las cuatro veces que he dirigido el programa de estudios universitarios que la Universidad de St. Lawrence ofrece en España. Estas estancias largas cada cinco años me han dado la oportunidad de tomar el pulso al país in situ y constatar los cambios a todos los niveles de la sociedad española. Al mismo tiempo, mi realidad estadounidense, como profesora universitaria, me ha permitido ser parte de la intelectualidad generadora de ideas de la academia norteamericana. Una de las cualidades definitorias de cualquier universidad debería ser su carácter crítico en todos los sentidos. No son pocos los intelectuales que son profesores universitarios en Estados Unidos y alzan sus voces, cuando es necesario, para criticar las políticas del gobierno, sea cual sea el partido en el poder. Ahí tenemos el ejemplo del profesor Noam Chomsky y tantos otros. Ya lo expresaba certeramente el escritor James Baldwin cuando decía:

I love America more than any other country in the world and, exactly for this reason, I insist on the right to criticize her perpetually. («Amo a Estados Unidos más que a cualquier otro país del mundo y, exactamente por esa razón, insisto en mi derecho a criticar a mi país eternamente»). (Notes of a Native Son, 1955).

Partiendo de la base de que la crítica constructiva es una necesidad imperiosa para mantener la salud de cualquier democracia, es escalofriante observar cómo los actuales fascismos en España y Estados Unidos, o sea de aquí y de allá, se han manifestado, desarrollado, diferenciado y finalmente entrelazado. Si aceptamos la definición de fascismo de Umberto Eco en su ensayo «Ur-Fascism» (1995) como una forma de nacionalismo extremo que puede manifestarse presentando una o varias de las catorce características que Eco enumera, no tendremos más remedio que asumir que la singladura del Partido Republicano bajo la presidencia de Donald Trump aquí y la del partido Vox allá comparten muchos rasgos alarmantemente fascistas. Según Eco, es suficiente la presencia de solo uno de los catorce rasgos enumerados para que el fascismo se desarrolle. A continuación voy a citar algunos de los rasgos enumerados por Eco que caracterizan tanto al movimiento liderado por Trump como al partido político Vox:

Solo basta ver algunos vídeos en Internet de las intervenciones de Donald Trump y de los dirigentes de Vox para reconocer inmediatamente varios de esos rasgos en sus relatos. Mi identidad híbrida lleva ya unos años mirando con estupor a los dos lados del Atlántico cómo los cimientos de la asentada democracia 1 estadounidense fueron y siguen siendo socavados por los seguidores del fascismo trumpista. Y allá ocurre lo mismo con la derecha y específicamente la ultraderecha con los dirigentes de Vox a la cabeza, un partido que desde su irrupción en el año 2013 ha ido minando la democracia con un populismo exacerbado y un nacionalismo excluyente 2. De hecho, en el ámbito global la democracia española ha bajado puntos y no solo por la existencia del partido de Vox, sino también por otros muchos problemas de los que hablaré más adelante. La responsabilidad de la pérdida global de puntos de nuestra democracia no recae solo en Vox, pero no hay duda de que, debido a su posicionamiento ideológico, ha contribuido a que muchos organismos extranjeros consideren nuestra democracia como problemática. Es interesante destacar cómo The Economist en febrero del 2022 rebajó la nota de la democracia española a «defectuosa» por la «división política» a la hora de renovar el poder judicial.

Las últimas noticias de Estados Unidos con respecto a la anulación del caso Roe contra Wade por el Tribunal Supremo al considerar que ya no existe el derecho constitucional federal al aborto muestran cómo los poderes judiciales de mis dos queridos países siguen sendas muy parecidas. El dictamen del Tribunal Supremo ha transformado el panorama de la salud reproductiva de las mujeres en Estados Unidos. De hecho, el derecho al aborto lo deciden ahora los estados. Casi la mitad de los estados ya han aprobado o aprobarán leyes que prohíben el aborto, mientras que otros han promulgado medidas estrictas para regular el procedimiento. En España todavía no ha ocurrido esto, pero no sabemos qué pasará si la derecha apoyada por la ultraderecha llega al poder en las próximas elecciones.

Otra de las características que entrelazan a los dos países es el problema con ciertos medios de comunicación de masas y plataformas digitales defendiendo los intereses capitalistas. Las principales televisiones y periódicos de ambos países pertenecen, respectivamente, a empresas con lazos estrechos con miembros del Partido Republicano en Estados Unidos y con miembros o personas afines al Partido Popular en España. Uno de los ejemplos ha sido el ataque feroz por parte de algunos medios de comunicación de masas al partido de Podemos, al cual han conseguido borrar más o menos del mapa político. En contrapartida, estos medios han alzado a representantes populistas, como Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y miembro del Partido Popular. De hecho, las campañas de ciertos medios a favor de Díaz Ayuso unidas a la pérdida de apoyo popular a los partidos tradicionalmente de izquierdas dieron como resultado que las clases trabajadoras votaran al Partido Popular en las últimas elecciones autonómicas en Castilla y León, la Comunidad de Madrid y Andalucía. Como consecuencia, el Partido Popular ha salido indemne en cuanto a votos pese a todos los casos de corrupción sistémica de este partido 3. Por desgracia, esta corrupción sistémica aparece también, aunque en mucha menor medida, en el Partido Socialista Obrero Español. Cabe destacar, asimismo, el uso de la retórica que, con el gobierno del PP y los representantes de Vox en el poder, defiende que hay que mirar al futuro y cerrar cualquier paso revisionista de la guerra civil y del pasado franquista en Andalucía. Esta retórica ha producido la suspensión de las ayudas económicas dedicadas al memorialismo o recuperación de la memoria histórica. Así, las excavaciones de fosas comunes han sido paralizadas por falta de apoyo gubernamental.

Por otro lado, la caída de la popularidad de la monarquía en España, a raíz del descubrimiento de los supuestos negocios turbios y las cuentas secretas en un banco de Suiza del rey emérito don Juan Carlos I, ha contribuido también a que la ciudadanía pierda en gran medida la confianza en cualquier tipo de gobierno y en los políticos. La sombra de la corrupción política es alargada y llega muy lejos, produciendo la frustración de los ciudadanos y las ciudadanas que se muestra a la hora de ejercer el derecho al voto. Así, la abstención en las elecciones en España es alta y alarmante. Igual ocurre en Estados Unidos, donde la abstención es también alta y donde, ahora mismo, la corrupción a todos los niveles del expresidente Trump se está destapando con la presentación de pruebas fehacientes de su participación y apoyo directo al asalto al Capitolio en el año 2021, así como el caso de robo de documentos clasificados que se está investigando actualmente.

Otro punto en común entre el expresidente Trump y los partidos de derechas en España se puede reconocer en sus posicionamientos en lo que se refiere a la inmigración. Tanto Trump como, sobre todo, Vox se han caracterizado por presentar argumentos xenófobos y, como mencioné anteriormente, por su nacionalismo excluyente. En Estados Unidos la famosa construcción del muro en la frontera con México es un ejemplo de esa xenofobia, así como las deportaciones y separaciones de familias en la frontera, que fueron masivas durante su mandato. Lo peor es que las autoridades no han podido encontrar a los padres de centenares de niños inmigrantes que fueron separados de sus familias y hacinados en los centros de deportación en la frontera. De igual manera, en España el discurso antinmigración de Vox se ha convertido en uno de sus principales estandartes. De hecho, en todas y cada una de las comparecencias públicas de sus máximos representantes presentan la inmigración como un problema acuciante que necesita leyes antinmigratorias férreas para poder solucionarse. Cabe preguntarse si pasaría lo mismo que en Estados Unidos si la ultraderecha llegara al poder en España, ya que se podría producir una crisis humanitaria de gran calado.

Cuando llegué a Estados Unidos, hace ya treinta y siete años, tenía una imagen idealizada de la democracia estadounidense. Esa visión idealizada se había conformado durante los años de la transición política de la dictadura a la democracia en España, cuando mirábamos con cierta envidia a todas las democracias de otros países y ansiábamos terminar cuanto antes con la transición y ser demócratas en el pleno sentido de la palabra. La imagen del joven y malogrado presidente Kennedy en Estados Unidos alimentaba mi esperanza de que en España pudiéramos llegar a tener un presidente como él. Con los años aprendí que la democracia estadounidense nunca ha sido modélica, como no lo es ninguna democracia, y que el presidente Kennedy no fue tan bueno como me habían hecho creer. Sin embargo, pese a todas las imperfecciones de las democracias, sigo creyendo que es el mejor sistema de representación popular y me preocupa terriblemente que los fascismos de aquí y de allá estén ganando tanta fuerza, sobre todo a nivel popular. Pero tengo esperanza, creo que entre todos podemos alzar nuestras voces en contra del fascismo y expresar nuestra disconformidad a través del voto para proteger la democracia de aquí y de allá. Estoy segura de que lo conseguiremos a pesar de todo y de todos.

Fuentes y bibliografía

Baldwin, James (1955): Notes of a Native Son. Boston: Beacon Press.

Eco, Umberto (1995): «Ur-Fascism», en The New York Review of Books, 22 de junio, http://www.nybooks.com/articles/1856


1  Es importante matizar lo siguiente respecto a la democracia estadounidense, ya que nunca ha sido, ni todavía es, una democracia perfecta. Sin lugar a dudas, uno de los más importantes pasos, todavía no dados en Estados Unidos, es comenzar un proceso de reparación con la comunidad afroamericana respecto a la historia de la esclavitud en Estados Unidos.

2  Sería necesario anotar que Vox representa el continuismo franquista, en el sentido de que sigue esa ideología franquista en sus principales características defendiendo la familia tradicional, el no al aborto y una España grande y libre. Véase el portal del partido: https://www.voxespana.es/espana/que-es-vox

3  Entre los casos de corrupción más conocidos se encuentran los de la Gurtel y la Púnica.

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