Monográfico
TSN nº 13, 2022. ISSN: 2530-8521
ZAMBRANO EN LOS TEXTOS DE BOSCH
María Zambrano in the Writings of Juan Bosch
David Álvarez Martín
Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (República Dominicana)

RESUMEN

Este ensayo es una breve exploración de la presencia de María Zambrano en los textos de Juan Bosch. Presenta las referencias explícitas en la bibliografía de ambos y brinda datos sobre la cercanía existencial que unió a estos exiliados, con énfasis en sus vivencias en Cuba y Puerto Rico.

Palabras clave: Juan Bosch, María Zambrano, amistad, Puerto Rico, República Dominicana, Cuba

ABSTRACT

This brief essay is an exploration of the presence of María Zambrano in the texts of Juan Bosch. We offer explicit bibliographic references as well as information about the friendship between both, exiled by the dictatorships in their countries of origin. We emphasize in their experiences in Cuba and Puerto Rico.

Keyword: Juan Bosch, María Zambrano, friendship, Dominican Republic, Puerto Rico, Cuba
• Contenido •

De la relación entre María Zambrano y Juan Bosch hace unos años el doctor Sánchez Costa y un servidor elaboramos un texto (Sánchez Costa y Álvarez Martín, 2016, pp. 71-80) con fuentes de ambos autores en el que aportamos nueva información sobre los vínculos que los unían desde 1939 hasta el fallecimiento de ella en 1991. El propósito de este artículo es más humilde, pretendo dar constancia de las referencias sobre Zambrano que figuran en las Obras completas de Juan Bosch y comentarlas parcamente. Entre los múltiples ángulos que podemos abordar de la vida y obra de María Zambrano, Juan Bosch es uno de ellos, quizás uno de los menos conocidos.

Juan Emilio Bosch Gaviño (1909-2001) y Pedro Henríquez Ureña (1884-1946) son los dos escritores dominicanos más destacados a nivel mundial del siglo XX. Ambos tienen en común respectivas obras voluminosas en varios géneros y que en cada caso abarcan varios volúmenes y además los hermana la dura experiencia del exilio. Bosch marchó hacia el exilio a inicios de 1938 al enterarse de la matanza ejecutada por Trujillo contra ciudadanos haitianos y dominicanos en la frontera. Su temor era que estaba en marcha un proceso de asimilarlo a la dictadura —como ocurrió con otros intelectuales, incluido Pedro Henríquez Ureña— y para Bosch era inconcebible seguir viviendo en la atmósfera social asfixiante creada por Trujillo y las acciones criminales que ejecutaba. Al igual que Henríquez Ureña se fue del país en 1933 por la naturaleza abusiva de la tiranía, Bosch tuvo que marchar fuera de su patria por los rasgos opresivos y criminales de la tiranía trujillista. El 27 de febrero de 1938 escribe a Trujillo desde Puerto Rico indicándole su decisión de no regresar. «Créame, señor presidente, que me es muy duro restar a mi país mis servicios, tanto más cuanto que yo sé bien cómo adolece la República Dominicana de gentes que trabajen con entusiasmo y conciencia; pero, a menos que yo aceptara pacientemente una desintegración de mis facultades, yo no podía seguir viviendo en mi tierra» (Bosch, 2012b, p. 321). Él no lo sabía en ese momento, pero no volvería a pisar su suelo natal hasta octubre del 1961 y en menos de catorce meses, el 20 de diciembre de 1962, iba a ser elegido democráticamente presidente de su patria con cerca del 60 % de los votos.

Luego de un año en Puerto Rico, donde fue el responsable de la preparación de la primera edición de las Obras completas de Eugenio María de Hostos, Bosch marcha a Cuba y llega el 27 de enero del 1939. Su misión era cuidar la impresión de las obras de Hostos que haría una editora cubana, pero además le esperaba Cotubanamá Henríquez (Federico Enrique Cotubanamá Henríquez Lauranzon), hermano de padre de Pedro Henríquez Ureña, quien había sido de los fundadores del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) y del Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Cotubanamá reclutó a Bosch para la creación del PRD desde que lo visitó en Puerto Rico el año anterior y ahora en Cuba lo presenta con la alta dirigencia de los auténticos y los dominicanos organizados en la lucha contra Trujillo. Fue tan rápida la integración de Bosch en el mundo político cubano y en los esfuerzos conspirativos dominicanos contra la dictadura en su tierra que en 1940 participó como asesor técnico en la elaboración de la nueva Constitución de Cuba y pasó a ser de los líderes más relevantes del PRD (Bosch, 2012c, p. 332).

Si Bosch penetra de manera rápida en el escenario político de Cuba, igual ocurre con el escenario cultural. Sus colaboraciones con revistas como Bohemia y Carteles le abrieron las puertas a miles de lectores, primero con sus cuentos y luego con sus análisis de la situación política en el mundo y especialmente en América Latina. Trabajó en radio y hasta fue visitador a médicos para la promoción de medicamentos. El círculo de artistas, escritores y pensadores, tanto cubanos como exiliados de otros países, lo buscan y suman a sus tertulias y encuentros. Es en ese contexto que surge la amistad entre Zambrano y Bosch. «Para algunos, la amistad debió surgir al amparo de la relación entre los exiliados españoles y los antitrujillistas, quizás por vía de los españoles Manuel Altolaguirre, editor y cineasta, o de Cruz Alonso Rodríguez, propietario del Hotel San Luis, también conocido como el “hotel de los exilados”, donde se hospedaban españoles y dominicanos. La participación de ambos en la efervescente vida intelectual cubana de ese momento haría natural la confluencia. Bosch destacaba ya como cuentista, merecedor del premio Hernández Catá, y María Zambrano como reconocida pensadora, ligada al grupo Orígenes» (anónimo, 2017). Es importante destacar también la relación fraterna que estableció Bosch con la poeta puertorriqueña Julia de Burgos, que era pareja de Juan Isidro Jimenes Grullón en esos primeros años de la década de los cuarenta en La Habana.

Zambrano tiene un itinerario de estancias en Cuba entre 1936 y 1953. El caso de Bosch es diferente, porque permaneció residiendo en Cuba desde 1939 hasta 1958, aunque fue perseguido en 1953 por el gobierno de Fulgencio Batista y tuvo que escapar de Cuba. Retornó en 1958, pero de nuevo fue apresado y por diversos medios logró salir hacia Venezuela. A partir de los años setenta, Bosch visitará Cuba en varias ocasiones.

Un hecho importante registrado por Bosch de su relación con Zambrano es que el 30 de junio de 1943, el día que cumplía treinta y cuatro años, se casó con Carmen Quidiello Castillo en La Habana. «Loynaz del Castillo era uno de los tres testigos de mi matrimonio con Carmen Quidiello, los otros dos fueron la escritora española María Zambrano y el poeta cubano Nicolás Guillén» (Bosch, 2009b, p. 641). La relevancia e intimidad del dato nos comunica que entre 1939 y 1943 Bosch y Zambrano ya habían forjado una gran amistad que se prolongará en el tiempo. Él destaca que la conoció en 1939 (Bosch, 2009a, p. 534). Los otros testigos mencionados por Bosch fueron destacadas personalidades cubanas: Enrique Loynaz del Castillo, general del ejército libertador y escritor, padre de la gran escritora cubana Dulce María Loynaz, quien alcanza el Premio Miguel de Cervantes en 1992. Como es sabido, Zambrano lo alcanzaría antes, en 1988. De Nicolás Guillén sobra cualquier comentario por su alto sitial en la literatura cubana e hispanoamericana.

Ruth Herrera, escritora dominicana, recoge ese hecho de una manera muy hermosa en las palabras introductorias a una entrevista que le hizo en 1993. «Juraron votos de amor eterno dos años después, convencidos hasta la médula de los huesos de que eran tal para cual, el hombre y la mujer de la vida del otro. Eso fue en 1943, un 30 de junio, hará ya cincuenta años. Se casaron el mismo día del nacimiento de él, simbolizando así su renacimiento. Como testigos, el héroe de la guerra de independencia cubana Enrique Loynaz del Castillo, el poeta Nicolás Guillén y la escritora y pensadora española María Zambrano» (Bosch, 2012b, p. 439). Del matrimonio de Juan y Carmen, de su larga vida como pareja, siempre aparece la presencia de María Zambrano como testigo de ese juramento de amor en La Habana en 1943.

En 1995 José Rafael Lantigua publica una entrevista a Juan Bosch —que ocurrió en 1990— en un libro titulado El oficio de la palabra (Lantigua, 1995, pp. 57-66); la misma aparece en las obras completas de Bosch (2009a, pp. 529-538). Señala Bosch en dicha entrevista una visita que recién había hecho a su amiga María Zambrano en Madrid: «[…] en mi reciente viaje a España fui a visitar a María Zambrano, que ganó el Premio Cervantes en 1988. María y yo somos amigos desde que nos conocimos en Cuba en 1939, hace cincuenta años. Ella fue madrina de mis bodas con doña Carmen […]. María Zambrano me dijo que le habían pedido presentar tres nombres para el Premio Cervantes y ella me nombró a mí en primer lugar, luego a un filósofo español y la tercera fue una poeta cubana» (Bosch, 2009a, pp. 534-535). La alta valoración de Zambrano sobre la obra narrativa de Bosch se hace presente en su propuesta para que recibiera ese galardón. A la vez, la reacción de Bosch refleja uno de sus rasgos personales más significativos: afirmará que no piensa en esos reconocimientos y que no se siente tan digno de recibirlos. De hecho, entre 1959 y 1961 él terminó su carrera como escritor al reconocer que había alcanzado la cúspide como narrador en el género del cuento (Bosch, 2009a, p. 373) y que deseaba dedicar su vida y sus esfuerzos a la liberación de su patria de la dictadura y el establecimiento de una democracia con justicia social.

Antes de la nominación al Cervantes, antes incluso de su boda en 1943, Bosch escribe un artículo sobre Zambrano en Puerto Rico Ilustrado, que aparece el 21 de septiembre de 1940. Se habían conocido el año anterior y ambos vivían en Cuba, pero el motivo del texto de Bosch era el amor de ambos por otra isla del Caribe: Borinquen. El artículo de Bosch se llama «Evocación de Puerto Rico» (Bosch, 2012a, pp. 523-527) y es generado por un texto de Zambrano titulado Isla de Puerto Rico: nostalgia y esperanza de un mundo mejor, publicado el mismo año del comentario de Bosch. De la mirada de Zambrano a la isla de Puerto Rico encuentra Bosch comunión profunda con la experiencia que recién había vivido dos años antes: «Leyendo Isla de Puerto Rico, de María Zambrano, me tiendo, golosamente, a recordar. De todas las tierras que se vieron ninguna deja tan llenos los sentidos como las islas; y de entre ellas, el recuerdo de Puerto Rico se va precisando hasta que la pequeña y amada Borinquen se queda sola, como una virgen nacida del mar y el sol y hecha expresamente para animar la soledad» (Bosch, 2012a, p. 523). Independiente de que el libro de Zambrano confronta la Europa que dejó arropada de violencia y sufrimiento, donde el totalitarismo penetraba en todos los rincones de la geografía y el alma de los hombres y mujeres, y llega a esta isla caribeña llena de luz y libertad para explorar sus playas y montañas, su gente y su cultura, para Bosch es el encanto que produjo en el corazón y los sentidos de María Zambrano lo que le motiva a buscar sus notas de su estancia en Puerto Rico en 1938 y compartirlas con sus lectores.

Expuestos sus comentarios escritos, concluye Bosch: «Hasta ahí mis apuntes. […] Leyendo ahora a María Zambrano siento no haber prolongado aquellos apuntes. Solo conservo los otros, los que se alojan en el corazón y montan guardia perenne, celosos del dulce y amado recuerdo de la isla, pequeña, tierna, inolvidable. Como el canto del coquí en la campiña puertorriqueña, ese recuerdo embriaga y da reposo en este mundo tan duro» (Bosch, 2012a, p. 527). Antes que Cuba, donde se conocieron, Bosch y Zambrano tienen en Puerto Rico un referente emocional común donde encontraron una bocanada de aire fresco luego de escapar de sus respectivos países —España y República Dominicana—, en los que era imposible respirar en libertad debido a las tiranías de Franco y Trujillo.

Existen referencias de María Zambrano de una visita que le hizo Bosch a mediados de los años cincuenta, cuando ella vivía en Roma, y una misiva a una amiga, la poetisa Reyna Rivas, donde expresa su dolor por el derrocamiento del gobierno de Bosch en septiembre del 1963 (anónimo, 2017). Una cosa está clara: los derroteros seguidos por ambos a partir de que se conocieran en 1939 fueron muy diferentes. Zambrano siguió desarrollando la filosofía y el ensayo, mientras que Bosch siguió cultivando el cuento hasta 1960 y a partir de ahí se consagró al análisis político e histórico, a tal grado que, de los cuarenta volúmenes de sus Obras completas, únicamente los cuatro primeros están dedicados a los cuentos y los tres siguientes a temas literarios y biografías, pero el resto lo pueblan una inmensa cantidad de análisis, artículos y libros sobre temas de política, economía e historia, todos dentro del género del ensayo. El respeto y admiración mutuos, el sentido de amistad entre ambos, son atestiguados en que, a pesar de los grandes lapsus de tiempo sin verse personalmente, se evocan con alegría el uno al otro en diversos momentos de sus vidas.

Fuentes y bibliografía

Anónimo (2017): «María Zambrano y Juan Bosch (Carta a la poeta Reyna Rivas)», en País Cultural, segunda época, año X, núm. 2, julio, http://paiscultural.gob.do/copreterito/

Bosch, J. (2009a): Obras completas, vol. V. Santo Domingo: Comisión Permanente de Efemérides Patrias.

Bosch, J. (2009b): Obras completas, vol. VIII. Santo Domingo: Comisión Permanente de Efemérides Patrias.

Bosch, J. (2012a): Obras completas, vol. XXXIII. Santo Domingo: Comisión Permanente de Efemérides Patrias.

Bosch, J. (2012b): Obras completas, vol. XXXVII. Santo Domingo: Comisión Permanente de Efemérides Patrias.

Bosch, J. (2012c): Obras completas, vol. XXXIX. Santo Domingo: Comisión Permanente de Efemérides Patrias.

Lantigua, J. R. (1995): El oficio de la palabra. Conversaciones literarias. Santo Domingo: Ediciones La Trinitaria.

Sánchez Costa, E., y Álvarez Martín, D. (2016): La amistad entre Juan Bosch y María Zambrano: dos escritores exiliados de las dictaduras de Trujillo y de Franco, en Christine Felbeck y Andre Klump (eds.): Dominicanidad — Perspectivas de un concepto (trans-)nacional/Dominicanity — Perspectives on a (trans-)national concept. Fráncfort del Meno/Nueva York: Peter Lang, pp. 71-80.

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