Entrevistas
TSN nº 13, 2022. ISSN: 2530-8521
«BUCEAR EN OTRAS CULTURAS LEJANAS NOS DEBE ANIMAR A QUERER SABER MÁS SOBRE CÓMO SE DESARROLLAN OTROS PUEBLOS EN PLENO SIGLO XXI»
Entrevista a Juan Antonio Camiñas
Texto: Raúl Orellana

Juan Antonio Camiñas es doctor en Biología por la Universidad Complutense de Madrid y científico jubilado del Instituto Español de Oceanografía (IEO). Tras más de treinta años en el IEO, donde ingresa en 1975, trabajó en el Departamento de Pesca y Acuicultura de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) desde 2008 hasta 2015. Ha sido director del Laboratorio Oceanográfico de Málaga desde 1989 hasta 2008. Asesor científico de las administraciones españolas y de la Unión Europea en pesquerías, biología marina y pesquera; su principal experiencia investigadora se dirigió a las pesquerías artesanales, las de túnidos y a las interacciones de la pesca con tortugas marinas y otras especies protegidas. Es miembro de la junta directiva de la Academia Malagueña de Ciencias, presidente de la Asociación Española de Herpetología desde 2016 y asesor en proyectos internacionales. Profesor del Máster Internacional en Economía y Gestión de la Actividad Pesquera de la Universidad de Barcelona, del Máster en Medio Ambiente EADE-Universidad de Gales, en la Escuela Internacional de la Universidad de Sevilla, en Túnez y las universidades de Casablanca y Tetuán. Es autor y coautor de nueve libros y quince capítulos, de más de cien artículos en revistas científicas nacionales e internacionales sobre pesca, biología y ecología marina, interacción de las tortugas marinas con la pesca y de numerosos artículos de prensa sobre sensibilización ambiental.
Juan Antonio Camiñas, en la exposición Otros mundos, el Pacífico
en Málaga. (Foto Raúl Orellana).

Juan Antonio Camiñas, en la exposición Otros mundos, el Pacífico en Málaga. (Foto Raúl Orellana).

Como miembro de la Academia Malagueña de Ciencias, entidad organizadora de Otros mundos, el Pacífico en Málaga, ¿qué finalidad tiene esta exposición?
La exposición de objetos y la muestra fotográfica que la acompaña, que pudo verse en la calle Larios, aúnan el espíritu aventurero y comerciante de los primeros navegantes españoles que llegaron al Pacífico, entre los que se encontraba el malagueño Ruy López de Villalobos, con los actuales españoles y malagueños descubridores de las actuales culturas y emprendedores de negocios en la región del Pacífico. Igual que nuestros antepasados fueron en busca del valor de las especias y de caminos que acortaran las distancias entre puntos tan alejados como el Pacífico y España, también ahora nos podemos ennoblecer con los viajes y los negocios, y nunca más en la confrontación y la fuerza. Ese nuevo paradigma de la sociedad europea y su política exterior incluye aspectos que entendemos y defendemos desde la Academia Malagueña de Ciencias, como son la colaboración y cooperación internacional para reducir las desigualdades, mejorar la educación y la sanidad, compartir la cultura e impulsar el bienestar de los pueblos. Esas son ahora algunas de las «especias» que los españoles y malagueños podemos buscar en el Pacífico. Somos conscientes de que en las tierras altas de Papúa Nueva Guinea viven hoy grupos de familias en la selva, en la montaña, entre la humedad y el frío, con poca comida para sobrevivir cada día, ruidos de animales, preocupación por la familia y el grupo, lluvia, ninguna ropa y solo sitios naturales para guarecerse, y de que estamos hablando de poblaciones humanas que hoy, mientras quizás tomamos el sol en nuestras playas o disfrutamos de un café en una terraza malagueña, se enfrentan al reto de vivir un día más viendo cómo los recursos naturales menguan, su población disminuye y las enfermedades se extienden. ¿Cuánta culpa de esa situación nos corresponde a los países de Occidente? Con esta exposición, el Pacífico se acerca a Málaga y viceversa, pues ayuda a conocer la diversidad humana, riqueza artística y modos de vida que rememoran nuestra historia relatada en la cueva de la Pileta, en las pinturas de la cueva de la Araña, en los utensilios primitivos que usaron nuestros antepasados y ellos siguen utilizando hoy. Es nuestra historia de ayer y la de hoy, enhebrada por los viajes y los descubrimientos españoles del siglo XVI, la primera globalización que supuso aquel viaje, el comercio de las especerías tan rentables entonces como para enviar barcos, hombres, armas e ideas a lejanas e incógnitas tierras, traída a la Málaga tecnológica del siglo XXI.

¿Cree que es posible aunar cultura y ciencia?
Creo que esta exposición es una muestra de ello. Está pensada y organizada desde una visión científica de la Academia, intenta proponer una reflexión sobre los distintos usos de la naturaleza en poblaciones actuales, las de Papúa Nueva Guinea y la malagueña, y se pone a disposición y se implica en esa reflexión a instituciones y ciudadanos malagueños con el objetivo de servir de vehículo para conocernos mejor y para el aprendizaje de otras culturas que nos pueden ayudar a entender mejor nuestro propio desarrollo, partiendo de los pueblos primitivos que habitaron la costa mediterránea e iniciaron nuestro conocimiento y cultura actuales. Pero también la exposición y las conferencias que la complementan reforzaron el conocimiento de la historia de España en el Pacífico, del comercio y de la educación que fueron las bases de aquella aventura irrepetible. Tomaré a continuación las palabras de Fernando Orellana Ramos, presidente de la Academia Malagueña de Ciencias, en el catálogo de la exposición Otros mundos, el Pacífico en Málaga: «La cultura, en definitiva, es lo que sustenta los fines de esta exposición. Una rica actividad cultural que ayuda a ampliar nuestras mentes, con el conocimiento de otras culturas, tan importantes, de sus valores, sus riquezas, sus matices. Del mismo modo conocer y valorar otras formas de entender la vida, las relaciones sociales, la subsistencia. Todo ello nos hace más tolerantes, más humanos, y nos mueve a tener discernimiento y espíritu crítico ante las informaciones diarias y la imposición de estructuras sociales. Afirma Fischer que, para su concepción sociológica, la cultura se define como “el progreso intelectual y social del hombre en general, de las colectividades, de la humanidad”. En general, se usa el concepto de cultura en su acepción sociológica, cuando el hablante se refiere a la “suma de conocimientos compartidos por una sociedad” y que utiliza en forma práctica o guarda en la mente de sus intelectuales. Es decir, al total de conocimientos que posee acerca del mundo o del universo, incluyendo todas las artes, las ciencias exactas (matemáticas, física, química, etcétera); las ciencias humanas (economía, psicología, sociología, antropología, etcétera), y filosofía. Talcott Parsons concebía la cultura como “la principal fuerza que ligaba los diversos elementos del mundo social, o del sistema de la acción”. Cultura, pues, engloba el conocimiento científico y la tecnología “porque cultura es todo lo que se aprende socialmente y es compartido por los miembros de una sociedad”. Esta exposición es, por tanto, cultura en mayúsculas».

¿Qué relación guarda España, y más concretamente Málaga, con el Pacífico?
Málaga se volcó en el Pacífico por primera vez en el siglo XVI con el viaje de Ruy López de Villalobos, el malagueño que dirigió una expedición por orden del virrey de México para establecer una colonia en las islas Filipinas en 1542 y hallar la ruta del tornaviaje a Nueva España a través del océano Pacífico. Su imagen luce en el techo del Salón de los Espejos de nuestro Ayuntamiento. No son suficientemente conocidas ni divulgadas las expediciones pioneras de España en las costas del Pacífico, que arrojaron luz sobre un inmenso océano, lugares y civilizaciones, lo que provocó un gran impacto geopolítico a partir del siglo XVI y dejó una profunda huella de la corona española en los llamados Mares del Sur, liderando un proceso histórico a través de navegantes como Núñez de Balboa, primero, y Magallanes y Elcano posteriormente. Algunos episodios históricos de los lazos de nuestra ciudad con las islas Filipinas: Ruy López de Villalobos (Correos ha sacado un sello conmemorativo de los descubridores de Oceanía en el que se representa a Ruy López de Villalobos) lideró una expedición que no alcanzó el objetivo de colonizar las islas de poniente, pero sí que las bautizó con el nombre de Filipinas en honor del rey Felipe II, y también dio a una bahía de Mindanao el nombre de Málaga. Otro ejemplo es el de José P. Rizal, cuya estatua está ubicada en la entrada del puerto de Málaga, héroe filipino que fue fusilado por los independentistas, acusado de traición por su posición de mantener vínculos con España. Por otra parte, quién no recuerda la gesta llevada al cine en Los últimos de Filipinas de la heroica resistencia protagonizada en Baler con nombres malagueños como el médico Vigil de Quiñones, Juan Chamizo (tiene una calle en Ciudad Jardín) y Saturnino Martín Cerezo.

Además, Otros mundos, el Pacífico en Málaga forma parte de las actividades del Quinto Centenario de la Primera Circunnavegación de la Tierra (1519-1522).
La exposición formó parte de las actividades del Quinto Centenario de la Primera Circunnavegación de la Tierra (1519-1522), que conmemoraban la epopeya que culminó Juan Sebastián Elcano, iniciada por Fernando de Magallanes. El mayor de los océanos, inicialmente conocido como Mar del Sur, fue nombrado por Magallanes tras cruzar el estrecho que lleva su nombre, viendo la tranquilidad de las aguas. Durante casi tres siglos fue considerado el Pacífico Español por el dominio que sobre él tuvo la monarquía hispánica desde la costa occidental del Virreinato de Nueva España hasta las islas de Poniente, llamadas Filipinas en honor del príncipe Felipe por el malagueño Ruy López de Villalobos en 1544. A esto contribuyeron las numerosas exploraciones de rutas, islas, mares y archipiélagos (desde Magallanes a Malaspina, pasando por Villalobos y Legazpi). Un hito de la presencia española en el Pacífico fue haber establecido por primera vez una relación comercial entre tres continentes: Asia, América y Europa, asegurada durante más de trescientos años por el galeón de Manila, precursora de lo que hoy conocemos como mundialización y globalización del comercio. La gran mayoría de los distantes y paradisíacos archipiélagos e islas de la Mar del Sur fueron descubiertos por expediciones llevadas a cabo entre los siglos XVI y el XVIII por empresas marítimas españolas. Por citar algunas, se mencionará el descubrimiento de las islas Marquesas, situadas en la actual Polinesia francesa, las islas Marshall, las islas Marianas y las Carolinas, la isla de Pascua, las islas Galápagos, los archipiélagos de las Salomón, de la actual Vanuatu o de Tonga, el estrecho de Torres entre Australia y la gran isla de Papúa Nueva Guinea, esta última también explorada por Ortiz de Retes, y sin olvidar las Filipinas.

Como comisario de la muestra, ¿de qué manera organizó la amplia serie de objetos y piezas expuestos?
La colección de objetos expuestos en la sede de la Sociedad Económica de Amigos del País la agrupamos en siete categorías que explican mucho esas culturas melanesias. Repito que todos los objetos expuestos son de uso cotidiano de los pueblos melanesios y que no se han recogido como objetos de museo, sino para mostrar cómo viven y en qué creen esos pueblos: monedas y objetos de trueque, muchos de ellos fósiles de conchas marinas; objetos de uso doméstico, que incluyen cuencos o sacos de trasporte (bilum); objetos de decoración personal para mostrarse bellos o para indicar el grado de poder que ocupan; para la caza y el arte de la guerra, arcos y flechas de distinto tipo según los seres a batir; de la agricultura y la pesca, que les sirven de alimento; objetos de poder, prestigio y autoridad, que dan a quien los lleva el respeto, y objetos para el culto a los ancestros y a los distintos espíritus que los acompañan y guían en todas las facetas de su vida: la fecundidad, la pesca, los muertos, etcétera. A la exposición se unieron, a partir de mitad de julio, las fotografías de Papúa Nueva Guinea y otras islas de la Melanesia expuestas en la calle Larios, cuyo autor es Juan Carlos Rey Salgado. Y complemento indispensable son la música y las conferencias en la Sociedad Económica de Amigos del País. La música, con la obra escrita especialmente para esta exposición Música para una exposición de arte melanesio, de los maestros Pedro Bonet y Adolfo Núñez, dos intérpretes y profesores premiados en numerosas ocasiones por su trabajo que la interpretaron en directo el día de la inauguración y que puede oírse en las salas de la exposición como fondo que envuelve a los visitantes y los traslada a las selvas del río Sepik y a las tierras altas de Papúa en una experiencia artística y espiritual única en Málaga.

¿Cómo se gestó su puesta en marcha a través de Juan Carlos Rey?
Conozco a Juan Carlos Rey Salgado desde que ambos éramos dos jovencísimos biólogos que trabajábamos en investigación pesquera y marina en el Laboratorio Oceanográfico de Málaga, en ese magno edificio situado en el paseo de la Farola, hoy sede militar, pero que durante décadas fue lugar internacional de ciencia, sede del Laboratorio, Acuario y Museo Oceanográfico de Málaga y sede internacional del Instituto Español de Oceanografía. El centro lo fundó el catedrático y diputado Odón de Buen y del Cos en 1911, un prohombre que Málaga tendrá que reconocer en algún momento y que fue miembro de honor de la Sociedad Malagueña de Ciencias, la precursora de la actual Academia. Tras años en el Oceanográfico, Juan Carlos se trasladó a Bruselas en los ochenta para trabajar en la Comisión Europea y pronto pasó al Servicio de Asuntos Exteriores, con misiones en distintos países de Melanesia como embajador. Cuando venía de vez en cuando o de vacaciones, charlábamos de sus experiencias en aquellos territorios hasta que, tras jubilarse en 2019, me enseñó algunas fotos de piezas de su colección privada que había prestado a algunos museos para exponerlas. También tuve ocasión de ver alguno de sus libros con fotografías de etnias, paisajes, etcétera, que me convencieron del gran valor que tenía en sus manos y que yo podía aprovechar para traer a Málaga. En Málaga teníamos que mostrar lo que yo estaba viendo, lo que había visto en sus libros, lo que él había aprendido de esas tierras y gentes del Pacífico a las que desde España habían intentado conquistar allá por el siglo XVI, y ahora nos podían servir, al conocerlos y admirarlos, aunando cultura y ciencia, para iluminar nuestro camino de reencuentro con la naturaleza y de recordatorio de la historia de España en el Pacífico, tan olvidada en ocasiones. Desde el primer momento, él se prestó a mostrar parte de su colección en Málaga y a colaborar con la Academia Malagueña de Ciencias, a la que presenté la propuesta para obtener su ayuda. Posteriormente hablamos con el presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País, que también se mostró a favor de realizar la muestra en sus salas. Con el apoyo de la Fundación Málaga, el Ayuntamiento, la Junta de Andalucía y otras entidades locales y de la región, hemos conseguido que se haga realidad lo que un día del verano de 2019 visualicé interiormente.

Esta colección traslada a sus visitantes a la vida y costumbres del mundo tribal de los pueblos indígenas. ¿A qué tipo de retos se enfrentan estas poblaciones? ¿Cree que los países occidentales son culpables de esas situaciones?
El reto prioritario e indispensable al que se enfrentan los distintos pueblos que ocupan las tierras bajas y altas de Papúa Nueva Guinea es el de mantener esas poblaciones, las familias que las componen, sin cambiar su modo de vida, su cultura, sus relaciones, sus creencias. Pero el día a día les obliga a cazar y a recolectar alimentos de la naturaleza, a moverse para encontrar subsistencia allá donde la haya. Recientemente he conocido que uno de los animales que han servido de sustento durante siglos, el possum, un pequeño marsupial arborícola que cuenta allí con tres especies, está teniendo problemas y se han puesto en marcha algunos proyectos para revertir la tendencia decreciente de su población. Cuestiones como el cambio climático también afectan a las islas del Pacífico y seguramente modificarán la distribución, abundancia y equilibrio entre las distintas poblaciones de especies vegetales y animales, como ocurre en otras regiones del mundo. Y eso significará que pueden aumentar sus problemas de subsistencia. Occidente ha sido muy dado a inculcar, si no a imponer, su modo de ver el mundo, de entender la cultura y la religión, lo que ha causado problemas derivados de la trasmisión de enfermedades desconocidas en ciertas partes del mundo, que se han extendido entre los nativos. Espero que la nueva y actual cooperación con estos pueblos sea de apoyo y no de imposición. Se está intentando que puedan seguir con su vida tradicional, basada en la caza, la pesca y la pequeña agricultura, aportando conocimiento científico a la conservación de las especies que les sirven de alimento.

¿Qué considera que nos aporta el conocimiento y valoración de otras culturas?
Nos permiten valorar aún más lo que tenemos y el uso, a veces mal uso, que hacemos de los recursos naturales y de los medios y avances que nos aporta nuestra civilización. No olvidemos que todos los objetos expuestos se utilizaban en el momento en el que pasaron a manos de Juan Carlos Rey Salgado. No han sido recogidos en los distintos poblados, islas y regiones de Melanesia con el objetivo de formar parte de un museo, como ocurre con piezas semejantes que pueden verse en el Metropolitan Museum de Nueva York. Contamos para ello con la exposición de los objetos en la Sociedad Económica; con música original preparada para esta ocasión por el profesor Pedro Bonet y colaboradores; con una colección de fotografías del propio Juan Carlos Rey, y con una serie de conferencias sobre España en el Pacífico que, además de conmemorar el quinto centenario del viaje de Magallanes, nos acercan a actores malagueños que viajaron a aquellas tierras y nos ofrecen la posibilidad de escuchar a verdaderos expertos en esa parte de la historia de España. En definitiva, bucear en otras culturas lejanas en la distancia, pero próximas a nuestros ancestros, nos debe animar a querer saber más sobre cómo se desarrollan otros pueblos en pleno siglo XXI, pero también a bucear en la historia de nuestra propia cultura y a conocer mejor los pobladores y las culturas que ocuparon la cueva de la Araña, donde se han encontrado restos de culturas preneandertales, o la cultura asociada a la cueva de la Pileta, en Benaoján, que cuenta con representaciones de cérvidos, caballos, peces, cabras, toros, etcétera, y signos abstractos y figuras indeterminadas. Y animarnos a acercarnos a cualquier otra de las culturas que nos rodean y a interesarnos por conocer, aprender, disfrutar de lo que han alcanzado culturas lejanas y propias.

TSN nº13, 2022. ISSN: 2530-8521