María Antonia García de León Álvarez. (Foto: Luis Gómez-Ullate Alvear).
Antes de comenzar lo que pretendo sea una larga entrevista sobre su quehacer poliédrico en tantos campos y con tanta intensidad, me gustaría que expresara un deseo, una idea fuerza, como suele usted decir, que exprese su quehacer, su modus operandi.
Me gustaría vivir, escribir, crear en un estado de gracia, así me gusta sentirlo y decirlo. Habitar bajo esta tríada que siento muy mía: la mirada, la ligereza, la facilidad. Trabajar sintiéndome libre y alegre, sin otras constricciones que las del propio trabajo, que deseo sentirlo como gozo.
¿Qué es para usted el acto de escribir?
Me sumo a lo que tan bella y claramente decía André Gide: escribir es poner algo fuera de la muerte. Creo que escribimos por esa ansia de eternidad, por esa angustia de durabilidad, por ese afán de permanencia. Por afianzar nuestro ser.Dicho lo anterior, escribir es un trabajo hercúleo, es un trabajo durísimo.Antes que nada, está el acto creador del logos. Eso es lo que verdaderamente da placer. En cierta manera, si yo fuese una diosa del Olimpo, me quedaría en ese destello del logos y no necesitaría hacer nada más. Se transmitiría mi ocurrencia por el aire, por empatía, por intuición, y no tendría que hacer el trabajo hercúleo y fatigoso que es la escritura. Sin embargo, el momento mismo de la escritura, el acto en sí, tiene algo muy creativo, cosas que no se te habían ocurrido fluyen en el propio acto de la escritura.
Dígame algo sobre su vida como escritora.
En realidad, lo que yo quiero en la vida es jugar (la vida como juego, al modo de Nietzsche, el ánimo juvenil, lo dionisíaco). Jugar y divertirse. La alegría es oro.Me gusta observar a los niños, son los seres más serios y concentrados que conozco cuando algo les interesa. Sí, permanecer en esa actitud/aptitud de la infancia. Vi un vídeo de Miquel Barceló trabajando en su estudio. Me fascinó: encarnaba todo eso. Barceló tiene en el cerebro la sorpresa de un niño. Conserva lo genuino del ser. Se instaló en la edad primera y en ella sigue, uniéndole la maestría de un gran creador, hecha de esfuerzo, experiencia y trabajo.
¿Y cuál es su estilo de escribir?
Escribo de una manera rápida, breve, aunque luego el resultado sea de bastantes páginas. Pero no quiero hacer literariamente un discurso sostenido. Hoy por hoy, no quiero enfrentarme a la novela. Es un trabajo hercúleo mantener cientos de páginas en la cabeza y construir a los personajes que la forman. Lo considero un trabajo esclavo, respetando que hay mucha gente a la que esa especie de esclavitud le da gozo y placer.Mi trabajo, mi modo de escribir funciona con el placer del logos de lo que llamo un golpe de ariete en la mente que te ilumina y tienes que desarrollar, pero no escribir prolífica ni eruditamente. La erudición no forma parte de mis amores y tampoco el enorme trabajo que llevan la documentación y las notas a pie de página. Hablo con conocimiento de causa, porque soy una académica con una larga práctica de escritura científica. Lo fatigoso de poner las llamadas notas a pie de página te obliga a escribir el libro en dos pisos: la creación arriba y abajo, tienes que redactar una especie de justificación notarial. Eso es totalmente agotador. Así es el trabajo erudito, el trabajo científico. Afortunadamente, el trabajo literario es más libre; tiene sus normas, pero goza de amplias avenidas de libertad.
Usted tiene una amplia obra sociológica. ¿Podría hablarme de ella?
Sí, tengo una obra que se ha desarrollado en distintas vertientes. Voy a hablarle de mi investigación sociológica. En este terreno, realmente he hecho mucha investigación que se ha plasmado en numerosos ensayos publicados, principalmente en la temática de género y poder. Además, he tenido una amplia gama de intereses culturales, como la biografía, sociología del cine, el estudio del paradigma de lo rural, de lo urbano, la sociología de la educación, de la ciencia, entre otros temas.
Tengo entendido que un foco importante de interés suyo es el tema de género y poder. Hábleme de ello, por favor.
He tenido la fortuna de estudiar e investigar con Pierre Bourdieu, ya un clásico de la sociología contemporánea. También, la suerte de trabajar con su excelente equipo de sociólogos: Jean Claude Combessie, Monique de Saint Martin, Remi Lenoir… Su sociología ha inspirado en gran parte mi obra.Mi investigación pionera, tanto en España como internacionalmente, sobre mujeres élites profesionales conectó con sus intereses intelectuales. Publicada mi primera obra en 1982 (Las élites femeninas españolas, con prólogo de José Luis López Aranguren), la di a conocer en el Centre Européenn de Sociologie, de la EHESS (París). Bourdieu dijo de mi obra que cumplía con tres rasgos excelentes en investigación: (1) Tener un objeto de estudio delimitado, preciso y abarcable. (2) Tener un objeto de gran calado que engarza con un eje esencial de las ciencias sociales: el poder, las clases sociales y la reproducción social. (3) Por último, ser original y de vanguardia, ya que en los años ochenta y noventa pocas mujeres profesionales habían alcanzado poder en sus campos de actividad. Ello está siendo un fenómeno social del siglo XXI, bien entrado.Este binomio género y poder me llevó a trabajar también con otros equipos internacionales de prestigio: Cynthia Fush Epstein (presidenta de la ISA), Mino Vianelo (Universidad de La Sapiencia, Roma), Mary Evans (London University) y a obtener el Premio René Descartes por la obra colectiva Gendering Elites.
¿Y su largo recorrido por las ciencias sociales?
Mi recorrido por las ciencias sociales lo he dejado reflejado, en parte, en un texto publicado que titulo «Chronos and Knowledge» (vid. García de León, 2010). Me gusta mucho esta actividad reflexiva que puede llevar sobre su propia obra un investigador (recherche sur le recherche), un intelectual o un creador. Es una especie de auto- y socio-análisis contextualizado en su campo y sus reglas (le champ scientific) y en el tiempo histórico que le ha tocado vivir.El conocimiento es una lenta construcción, una larga carrera de formación y trabajo (práctica). El conocimiento no es algo dado, ni un eureka repentino o algo que se encuentre sin más. Es un largo camino constreñido por las reglas del juego de lo social, donde, sin duda, entra en juego el poder, que también gobierna el campo académico. Este no está exento de la dominación social, que es muy notable en el campo de las mujeres científicas. Es una doble dominación (la profesional y la de género) que ejerce sus discriminaciones sobre ellas. En este problema he investigado ampliamente.Al final de nuestra entrevista, le daré una selección de mis obras sociológicas.
Su quehacer como escritora tiene otras vertientes. Hábleme de ello.
Otras vertientes son periodismo, lírica y escritura del yo.Tengo una obra periodística, en forma de columnas de opinión. En la actualidad, escribo en el veterano diario Lanza, de Ciudad Real, una columna quincenal titulada «Desde mi torre de adobe».En el campo de la lírica, he escrito más de una docena de libros de poemas y continúo en la actualidad. Soy tú compila una década (2010-2020) de mi quehacer poético.He publicado un apunte de mis memorias en un libro titulado Años de luz y niebla. Contra la conjura del olvido (Editorial Sial). Como siempre, la preocupación por la invisibilización de las mujeres. Su barrido de la historia es una preocupación presente en mi obra.Mis obras más recientes son del 2020 y 2021. Se inscriben en la escritura del yo. Son dos obras pioneras, dada su tempranísima publicación, del tiempo pandémico vivido. En ellas he querido dejar constancia de la tremenda e impactante experiencia que hemos vivido bajo el acoso de la pandemia y de otros acosos sociales. El primer libro, titulado significativamente Estado de sitio. Primavera del 2020, y el segundo, El Yo sitiado. Diario de 2020 (ambos en la Editorial Sial). La recepción de ambas obras me indica que hay empatía con el lector, y eso es lo que queremos todos los escritores, comunicación y afecto con los lectores, ser comprendidos. Escribimos para ser queridos.
¿Cómo define su obra?
Después de todo lo dicho, yo diría que es la obra, en primer lugar, de una académica, de una socióloga, pero de una socióloga con voluntad de estilo, de una socióloga escritora avant la lettre; ensayista al modo de la clara prosa de Ortega y Gasset, ha dicho la crítica. Ello no invalida el trabajo arduo de investigación sociológica, que ha sido la base de esos ensayos.En segundo lugar, desde el 2010, en que dejé mi actividad de docencia activa en la Universidad Complutense de Madrid (que sigo desarrollando a través de conferencias, artículos en revistas, congresos, etcétera), me dedico con igual intensidad a la lírica, a la escritura periodística; en definitiva, a la escritura literaria.
¿Podría añadir algo más sobre su estilo de escritura?
Bueno, ya he dado antes algunos rasgos, pero, si quisiéramos seguir con este asunto, muy brevemente diría que me siento muy ligada a las propuestas de Italo Calvino para el nuevo milenio (su conocida obra). Mi estilo es de soporte ligero. Por ello, la poesía, me entusiasma y el periodismo me apasiona, porque son soportes ligeros, breves. Es un fogonazo de logos que me tiene embarazada durante largo tiempo y que luego se plasma en una realización bastante rápida. No corrijo mucho. Cuando me pongo a escribir, la cuestión está bastante madura. Bien es verdad que, como he dicho antes, el acto de escribir tiene un proceso creativo en sí mismo que te lleva a cosas insospechadas, más allá de la idea primigenia.
¿Cuáles son los autores que le influyen?
Cómo no recordar aquel primer entusiasmo lector de la infancia y adolescencia. Son tantos que sería prolijo citarlos. Sí quiero citar a un personaje femenino, la Jo de Mujercitas y Aquellas mujercitas, por ella soñé en ser escritora. En encuentros con colegas de escritura, este personaje es un icono, a quien al parecer las mujeres le debemos esa vocación, esa primera imagen fundante de ser escritora. Entre bromas y veras, el escritor Jesús Ferrero me dijo: «Yo también fui Jo».
Soy una persona que siempre ha leído, que siempre ha escrito, que siempre ha estado muy interesada por la cultura. Soy una especie de animal cultural y son muchos los autores que me interesan. Porque un escritor es, como dice Bajtin, una encrucijada. Sus textos son espacio de intersección entre los diferentes sistemas ideológicos, el sistema lingüístico y la respuesta del otro. En este sentido, la literatura para mí es un hecho social.
Por un lado, como he transitado muchos años por el campo académico, hay muchos autores sociólogos, filósofos, antropólogos que me interesan. Voy a citar, como ejemplo, a mi maestro Pierre Bourdieu, del cual ya he hablado. Su obra es muy determinante e inspiradora para mí.
¿Sus lecturas de género, de feminismo?
También he leído, naturalmente por profesión y por devoción, mucho ensayo de género. He leído las clásicas, como Simone de Beauvoir, y toda la literatura de género, los estudios culturales… Para ello he aprovechado intensamente muchas estancias en Estados Unidos como visiting professor en universidades de prestigio, como Berkeley, San Diego y Santa Bárbara en California, Wellesley College en Boston y Columbia University en Nueva York.
No quiero dejar de citar, en nuestro país, el gran esfuerzo editor que ha sido y es la colección Feminismos, de Cátedra. Solo con ella, ya tenemos una biblioteca sobre el tema. Yo tengo la fortuna de haber publicado en ella una obra titulada Herederas y heridas.
Tengo entendido que usted estudió dirección de cine y de guion. Hábleme de su cinefilia.
He leído y visto mucho cine. Por citar algo, mencionaré la obra de P. P. Pasolini o la de Eric Rohmer, porque son artistas intelectuales que hacen cine de autor. He admirado apasionadamente todo el cine clásico francés, el italiano, el japonés, entre otros. Me gusta decir lo que decía mi profesor José Luis Aranguren: cultura es lo que queda cuando todo se olvida. Ahora tengo todo ese elenco de los clásicos incorporado a mi sangre, a mi alma, tanto en literatura como en cine. La obra de Proust, la literatura francesa, la gran literatura rusa, etcétera. ¡Cómo no recordar mi devoción particular por Marguerite Yourcenar o Yukio Mishima! ¡Cómo no mencionar mi pasión generacional por Woody Allen!
Sería muy largo citar y rendir homenaje a tantos autores geniales que me han alimentado cultural y estéticamente. Disculpas por las omisiones.
Dígame algo más sobre el director de cine, poeta e intelectual Pier Paolo Pasolini, asesinado en circunstancias trágicas. Soy muy pasoliniano.
Claro que sí, estimado amigo, haré un paréntesis pasoliniano para usted. He hablado de libros, pero el cine era la sangre que corría por mis venas.
No había film de las salas de arte y ensayo (algún irónico de la época dice «cama y ensayo») que dejara por ver. Las películas de Bergman me electrizaban; aquellos rostros de Liv Ullmann en Persona, Secretos de un matrimonio. El cine de Pasolini ni le cuento (su Teorema me fascinó). Repetía casi como un mantra su «Interpolaos, amigos, interpolaos», e incluso llegué a hacer un collage con ese imperativo pasoliniano. Viví con tal intensidad su obra que a su muerte hice tres cajas de cristal con poemas en letraset que se expusieron en la Galería Levi, de Madrid, en 1976. De Pasolini es su amor a lo sacro, su grito contra la molicie ambiente, su voz de poeta (además de la de cineasta) lo que me enamoró. Los recito ahora para ti.
A LA MUERTE DE PIER PAOLO PASOLINI
Amigos por una cosa u otra
van quedando pocos
que se la juegan.
Nietzsche,
Artaud,
Pasolini.
Tres trágicos menos:
un poco más
confort,
concesión,
control,
en un universo medido.
COMO TÚ
Como tú,
yo, ragazza di vita,
maldita por todos,
rebelde ante todo.
Resuelta contra un mundo abyecto y servil.
Años después, estudié dirección de cine. Antonio Drove Shaw fue mi profesor y amigo, junto a Miguel Picazo, entre otros. Garci dijo en su programa de cine que Drove murió de cáncer de cine. Él decía que la vida estaba dentro, en la sala oscura, no fuera. Se apagan las luces y comienza la vida, decía. Eso era lo que yo sentía. Salía del cine en un estado hipnótico.
En aquellos años de plomo, franquismo y marxismo, el cine se hizo carne y habitó entre nosotros. Fue el gran manjar para una generación de jóvenes hambrientos de algo nuevo.
¿Qué libro está leyendo actualmente? ¿Qué libros está leyendo y cuáles le han gustado?
Yo no leo un libro, leo muchos libros a un tiempo. Parece chistoso, pero tengo dos o tres mesas de trabajo y ahí funcionan muchos libros, paso de uno a otro. Por ejemplo, actualmente estoy trabajando sobre Emilia Pardo Bazán, su vida y su obra, y varias biografías suyas, como la de Isabel Burdiel o la de Germán Gullón, y algunas de sus obras revolotean por mi mesa en este año de su centenario.
Me interesa mucho la escritura del yo, como la obra de Anna Caballé. Por ejemplo, las biografías que hizo de Carmen Laforet y de Francisco Umbral.
Manejo muchas revistas, como Claves de la Razón Práctica, Crítica, Aiyú, TSN, etcétera.
Y poesía, poesía, mucha lírica revolotea por mis mesas de trabajo y por mi vida. Entre muchos libros de poemas, tengo sobre mi mesa la obra de Enrique Gracia Trinidad. Escribo un ensayo sobre él.
¿Otra pasión lectora?
Mi pasión por la prensa viene de lejos y es abrasadora. Soy capaz de bajar por la noche a un 24 Horas si se me ha olvidado comprar el periódico. Algo así como el que baja a comprar cigarrillos.
Además de ver cómo va el mundo, de sentir el latido de la gente, enfadarme con la estupidez de los políticos hoy, sus duelos exhibicionistas mientras son devorados por el poder, dialogo con los columnistas. Estar de acuerdo con alguno, debatir con otros, disentir a veces es mi ágora privada, mi parlamento y mi senado. Las columnas son las pequeñas callejuelas empedradas de letras por donde entran el logos, la poesía, la literatura, el arte y tantas otras humanidades a la prensa.
Así, esta pasión por el periódico en papel tiene un largo recorrido en mi vida. El digital, por mucho que lo recomienden, descoloca mis lugares de encuentro, las queridas secciones y columnas. Qué lío.
Me recuerdo como la niña que ojeaba las llamadas páginas de huecograbado, llenas de imágenes, hasta el día de hoy. ¡Viva la prensa!
¿Otras pasiones?
Hablando de otras pasiones, una que creo tengo en mi ADN es el gusto por la gestión cultural, por la comunicación entre la gente, crear equipos, etcétera. Hay amigos que dicen en broma que soy una pontífice, literalmente hacedora de puentes. Sí, eso me da un gran placer. Tender puentes entre gente que no se conoce, pero que estaría gustosa de conocerse y emprender algo en común, Diseñar ese algo, unir esfuerzos. Eso me apasiona, me encanta. De ahí que haya encabezado la escritura de muchas obras colectivas, dossiers, investigaciones, actos culturales, etcétera. Nadie pierde. El diseño da lugar a lo personalísimo y a lo colectivo. Todos ganamos uniendo fuerzas.
¿Cómo ve el panorama literario actual?
Lo veo bien. En la famosa polémica de si el libro de papel se muere y el libro digital triunfa, etcétera, se ha visto en las recientes ferias del libro que el libro en papel goza de buena salud y que pueden coexistir los dos productos al mismo tiempo.
Algo que no veo tan bien, y creo que es un deber criticarlo, son los suplementos culturales de los grandes periódicos, que son el escaparate de los libros. Estos actúan de una manera muy mercantilista. Se podría hacer una investigación de la cultura española a través de las publicaciones en ellos en la última década, por ejemplo. Se vería que los títulos y autores reseñados están muy concentrados en ciertas editoriales que convienen al medio de prensa en cuestión. Los suplementos culturales son una especie de círculo de hierro, de muralla infranqueable para muchos autores. Muy antidemocráticos, por así decirlo. Cuando pase el tiempo, se verá que hay muchos autores además de los enchufados al poder, sea político, mediático u otros, que no aparecen en sus suplementos culturales. O bien nunca se conocerán. Esto me parece muy triste. Si viniese un extraterrestre y se informase de la cultura española por los suplementos de prensa, sería muy parcial la información que obtendría, muy inexacta. Hay poca ecuanimidad. Son una especie de jardín de las vacas sagradas de la publicidad y ventas.
¿Consejos a un joven que quiera escribir?
A un joven o a una joven que quiera escribir le daría el mismo consejo que dio Orson Welles para hacer cine: ir todas las tardes a la cinemateca, ver cine y ver cine. Pasando al campo de la literatura, se aprende a escribir leyendo, leyendo y leyendo; y escribiendo, escribiendo, escribiendo. Además, afortunadamente en nuestro país proliferan talleres escuela de literatura o poesía que creo que son útiles, por lo que puedan corregir la escritura y, muy principalmente, por estar entre pares, socializarse y evitar la soledad del aprendiz.
La escritura, como todo oficio, tiene un aprendizaje; en ese sentido, soy optimista: en las grandes ciudades, y además en la Red, hay talleres online. Hay mucha oferta, mucho movimiento y mucha vitalidad. Es toda una agenda de esperanza para las nuevas generaciones.
¿Algo más que añadir antes de cerrar esta entrevista, algún deseo?
Sí, me uno al deseo gracioso formulado por la escritora Cristina Peri Rossi en una entrevista suya que acabo de leer: que me den un premio, que eso da mucha gasolina para la vida. Ja, ja, ja.
García de León, María Antonia (1982): Las élites femeninas españolas, prólogo de José Luis L. Aranguren. Editorial Queimada. Una investigación sociológica sobre cien biografías de mujeres.
García de León, María Antonia (1994): Élites discriminadas. Sobre el poder de las mujeres. Barcelona: Anthropos. Apuntes biográficos sobre Pilar Miró, las hermanas Koplowitz, Carmen Romero e Isabel Preysler.
García de León, María Antonia (2002): Herederas y heridas. Sobre las élites profesionales femeninas, prólogo de Carmen Alborch. Valencia: Editorial Cátedra.
García de León, María Antonia (2008): Rebeldes ilustradas. La otra Transición, prólogo de Anna Caballé. Barcelona: Anthropos. Contiene entrevistas a relevantes feministas.
García de León, María Antonia (2010): «Chronos and Knowledge: The Three Memories. A Target of the Feminist Agenda Today», en Mary Evans y Kate Davis (eds.): Trasatlantic Conversations. Londres: European Journal of Women’s Studies.
García de León, María Antonia (2011): Cabeza moderna/Corazón patriarcal. Un diagnóstico social de género, prólogo de Celia Amorós. Barcelona: Anthropos. Capítulos sobre Carmen Laforet, Elena Soriano y Clarice Linspector.
García de León, María Antonia (2018): Una obra pionera en género y poder. Apunte para una biografía intelectual. Proyecto Genera. Barcelona: Icaria.
García de León, María Antonia (2019): Años de luz y niebla. Contra la conjura del olvido, 2.ª edición. Madrid: Sial.
García de León, María Antonia, y Fernández-Fígares, María Dolores (2009): Antropólogas, politólogas y sociólogas. Género, biografía y ciencias sociales. Madrid-México: Plaza y Valdés.
García de León, María Antonia, y García de Cortázar, Marisa (eds.), 2005: La excelencia científica. Hombres y mujeres en las Reales Academias. Serie Estudios, núm. 88. Madrid: Instituto de la Mujer. Capítulos con entrevistas a los/las académicos/as.
VV. AA. (2000): Gendering Elites. Nueva York: Editorial MacMillan Press. Premio Europeo René Descartes, 2002.
VV. AA. (2018): Un frágil equilibrio. Memorias de género versus el olvido. Universidad de Santiago de Compostela.