Monográfico
TSN nº 12, julio-diciembre 2021. ISSN: 2530-8521
EL NOVOHISPANO JUAN ANTONIO DE OVIEDO Y LA CONFIGURACIÓN DE LA REPÚBLICA DE LAS LETRAS EN EL IMPERIO HISPÁNICO (SIGLO XVIII)
The novohispano Juan Antonio de Oviedo and the configuration of the Republic of Letters in the Hispanic Empire (18th century)
Trilce Laske
Universidad de Toulouse (Francia)
RESUMEN

Este texto se apoya en instrumentos procedentes de las humanidades digitales para tratar la configuración intelectual interna del Imperio hispánico en el siglo XVIII. A través del estudio de la trayectoria de la obra del jesuita Juan Antonio de Oviedo de la Nueva España a España, señala su dimensión policéntrica. Asimismo, subraya la necesidad para la historia intelectual de la monarquía hispánica de un acercamiento a escala imperial, tanto comparado como sobre todo conectado.

Palabras clave: Historia intelectual, historia transatlántica, humanidades digitales, policentrismo

ABSTRACT

Drawing on tools from the digital humanities, this text deals with the internal intellectual configuration of the Hispanic Empire in the eighteenth century. Through the study of the trajectory from New Spain to Spain in the work of the Jesuit Juan Antonio de Oviedo, it points out its polycentric dimension. The article also stresses the need for the intellectual history of the Hispanic Monarchy to be approached on an imperial scale, both comparative and, above all, connected.

Keyword: Intellectual history, transatlantic history, numerical humanities, polycentrism
• Contenido •

En 1810, el impresor catalán Manuel Texero emprendió la enésima reimpresión de una novena a san Juan Nepomuceno en su taller de Barcelona (Novena al singular patrón de la buena fama, el invicto mártir san Juan, 1810). Para Texero, entonces, se trataba de abastecer su catálogo comercial de literatura devocional barata con un folleto de unas treinta páginas tan fácil de distribuir como de vender. Aunque no aparecía con el nombre del autor, la novena correspondía a la obra modificada del jesuita Juan Antonio de Oviedo, publicada por primera vez ochenta y tres años antes en México (Oviedo, 1727). Al igual que otras publicaciones del jesuita novohispano, la novena había conocido, luego de su publicación inicial, una serie de reediciones no autorizadas llevadas a cabo por impresores peninsulares. La copia integral al préstamo parcial sirvió para alimentar la oferta editorial del mercado del libro religioso en España. ¿Cómo explicar esta recuperación de la breve obra del erudito novohispano por parte de las prensas europeas del Imperio? A modo de respuesta, este texto pretende mostrar, a través de la figura de Oviedo, de qué manera los sectores eruditos de la Nueva España contribuyeron, con base en diferentes factores, a proveer el espacio peninsular de la monarquía hispánica de producciones intelectuales para, al menos, el siglo XVIII.

Por consiguiente, este artículo examinará, primero, la trayectoria de Oviedo y la de parte de su obra en España, cuya reconstrucción parcial ha sido posible, en gran medida, gracias al uso de los OCR (reconocimiento óptico de caracteres) tanto de Google como de Archive.org. Luego se presentarán diferentes factores explicativos de carácter complementario para explicar tal dimensión peninsular de la producción literaria del jesuita novohispano. Por último, se trata aquí de contribuir a replantearse la relación entre la intelectualidad novohispana y el corazón histórico de la monarquía en favor de un modelo integrador.

I. De la Nueva España al corazón histórico del Imperio: una obra transatlántica

Nacido el 25 de junio de 1670 en Nueva Granada (actual Colombia), Juan Antonio de Oviedo provenía de un linaje de altos funcionarios reales, desperdigados en el Imperio por las obligaciones del servicio a la corona (véase cuadro 1). Luego de Santa Fe y Lima, el futuro jesuita fue enviado en 1678, tras el fallecimiento de su padre, con su tío José de Baños y Sotomayor, a la Nueva España, donde creció (Lazcano, 1760, pp. 8-9). Hombre fuerte del cabildo eclesiástico de Guatemala y su primer rector universitario, Baños y Sotomayor se encargó de la educación de su joven sobrino hasta su ingreso en la Compañía de Jesús en enero de 1690 1. Para Oviedo, supuso el inicio de una brillante carrera que lo llevaría a los más altos cargos de la provincia ignaciana de la Nueva España.

Gracias a la protección de unos influyentes jerarcas de su institución, cercanos en particular a Guatemala, el joven Juan Antonio de Oviedo ascendió rápidamente los primeros peldaños del cursus honorum provincial 2. Ordenado en 1695, fue nombrado rector del Colegio de Guatemala en 1705, con apenas treinta y cinco años de edad. Solo tres años después, en 1707, el provincial guatemalteco Juan de Estrada lo convirtió oficialmente en su mano derecha 3. Sobre todo, Estrada lo recomendó ante la curia general, la cual le permitió, para el trienio siguiente de 1711, alcanzar el rectorado del colegio poblano del Espíritu Santo. Para el jesuita de cuarenta y un años se trataba de un comienzo privilegiado, obtenido en gran parte gracias a la calidad de sus apoyos locales. Sin embargo, a partir de 1717 Oviedo además empezó a beneficiarse directamente del favor del general de la Compañía de Jesús, Michelangelo Tamburini (1707-1730), quien lo elevó a un nivel aún más alto.

Durante el año de 1716, Oviedo fue enviado por sus superiores a Madrid y Roma para gestionar los asuntos internos de su provincia 4. Este viaje, iniciado el 24 de mayo de 1716 (Lazcano, 1760, p. 101), constituyó un punto de inflexión clave en la carrera del jesuita. Además de frecuentar la corte y el Colegio Imperial de su orden durante su estadía en Madrid, Oviedo estableció en esta estancia romana relaciones privilegiadas con los miembros de la curia general, con el mismo Tamburini y también con su sucesor, Franz Retz (1730-1750), por entonces solamente asistente de Alemania 5. Como apreciaban al novohispano y estaban convencidos de su utilidad en la gestión de la provincia americana, los dos gobernantes ignacianos le atribuyeron luego sistemáticamente los primeros cargos directivos en la Nueva España. Desde su regreso tres años después, el 5 de julio de 1719, Oviedo asumió el gobierno de los principales establecimientos de la provincia. Sobre todo, llegó dos veces al provincialato 6. Para sus funerales, en abril de 1756 en México, su envergadura era tal que acudieron tanto la muchedumbre capitalina como las autoridades virreinales (Lazcano, 1760, pp. 436-448).

CUADRO 1

Dispersión profesional de la familia cercana en el Imperio (amplia cobertura imperial). Fuente: elaboración propia.

Dispersión profesional de la familia cercana en el Imperio (amplia cobertura imperial). Fuente: elaboración propia.

CUADRO 2

Ediciones prínceps identificadas de Juan Antonio de Oviedo (prolífica producción). Fuente: elaboración propia, con base en Sommervogel
1895, pp. 43-50; Medina, 1907, t. III-V; 1908; Palau y Dulcet, 1948. No descartamos en absoluto que existan más obras.

Ediciones prínceps identificadas de Juan Antonio de Oviedo (prolífica producción).
Fuente: elaboración propia, con base en Sommervogel 1895, pp. 43-50; Medina, 1907, t. III-V; 1908; Palau y Dulcet, 1948. No descartamos en absoluto que existan más obras.

CUADRO 3

Versiones europeas identificadas de la novena a san Juan Nepomuceno. Fuente: elaboración propia con base en Sommervogel, 1895,
pp. 43-50; Uriarte, 1904, t. I; Medina, 1907, t. III-V; Medina, 1965, t. VII; Palau y Dulcet, 1948; Aguilar Piñal, 1999, t. VII. Recurrimos a los OCR de
Google y archive.org. El cuadro no tiene ninguna pretensión de exhaustividad, al contrario, es altamente probable que existan más versiones.

Versiones europeas identificadas de la novena a san Juan Nepomuceno. Fuente: elaboración propia con base en Sommervogel, 1895, pp. 43-50; Uriarte, 1904, t. I; Medina, 1907, t. III-V; Medina, 1965, t. VII; Palau y Dulcet, 1948; Aguilar Piñal, 1999, t. VII. Recurrimos a los OCR de Google y archive.org. El cuadro no tiene ninguna pretensión de exhaustividad, al contrario, es altamente probable que existan más versiones.

En paralelo a esta trayectoria institucional ejemplar, Juan Antonio de Oviedo llevó además una carrera prolífica como escritor de éxito (véase cuadro 2). Durante cincuenta años, el jesuita dedicó su pluma a la labor literaria y publicó más de veinte obras, regularmente reeditadas, y dejó varios manuscritos inéditos 7. Destinada principalmente a los seglares, esta actividad de escritura constituía entonces una importante vertiente complementaria de la vocación jesuita, de dimensión tanto política como espiritual. En un contexto de auge del antijesuitismo, se trataba, por una parte, de defender la institución ignaciana a través de la imprenta (perspectiva propagandística) 8. En este sentido, Oviedo dedicó casi en su totalidad su literatura biográfica a figuras jesuitas, con el objetivo de celebrar la ejemplaridad ignaciana desde las estanterías de las librerías 9. Por otra parte, el trabajo de su pluma también funcionó para él como una extensión de la misión apostólica (perspectiva pastoral). Con la publicación de novenas y meditaciones, el novohispano se aplicó, por ejemplo, a fomentar y desarrollar la devoción de los fieles a través de la oración. Literatura de bajos costos, fue, de hecho, esta parte de la obra de Oviedo la que más éxito tuvo y se recuperó al otro lado del Atlántico.

En efecto, varias obras del jesuita novohispano del orden de la oración viajaron rápidamente hacia el corazón histórico del Imperio. En particular, su Novena sagrada al glorisissimo Martyr san Juan Nepomuceno se vio recuperada, de manera precoz y duradera, por los actores peninsulares del mercado del libro, ya fuese bajo su autoría o sin ella. Primero publicada en México, en 1727, como anexo a una hagiografía del santo bohemio y luego de forma independiente, en 1730, por el mismo impresor novohispano, la novena cruzó el Atlántico en menos de tres años para llegar a tener, como mínimo, unas dieciséis reediciones en setenta años (véase cuadro 3). Sola o asociada con otros textos, la obra tendió a ser republicada, en una primera etapa, bajo la autoría de Oviedo. En una segunda, no solo el nombre del novohispano se desvaneció de las portadas, sino que el propio texto se vio modificado gradualmente, adquiriendo vida propia (véase cuadro 4). Por lo mismo difíciles de localizar, estas reediciones han podido rastrearse mediante los OCR de Google o Archive.org y quedan probablemente más por identificar.

II. Algunos factores explicativos

Redactada por un jesuita novohispano en México y destinada a su feligresía capitalina 10, ¿cómo explicar la amplia difusión de la novena a san Juan Nepomuceno más allá de las fronteras de la Nueva España, en la vertiente europea de la monarquía? Fuera de la calidad intrínseca de la obrita, cuya medición es difícil de realizar, pueden señalarse dos factores explicativos de dimensión complementaria: el alto nivel de conectividad de la intelectualidad novohispana en el Imperio (vertiente americana) y la configuración del mercado del libro en España (vertiente europea).

CUADRO 4

Comparación entre el texto inicial de Oviedo y su versión catalana
anónima de 1810. Fuente: elaboración propia.

Comparación entre el texto inicial de Oviedo y su versión catalana anónima de 1810.
Fuente: elaboración propia.

En primer lugar, la novena se inscribió en un entorno erudito favorable, situado en un nudo ineludible de la red imperial, punto tanto de llegada (input) como de salida (output) de multitud de redes (Yun, 2009, y Cardim, 2014). Sostenido por las idas y venidas de la flota o del aviso, este alto grado de conectividad situaba a los sectores eruditos de la capital virreinal y sus obras en primera línea de la actualidad política y religiosa (González Martínez, 2017). En el caso de Juan Antonio de Oviedo, esta posición le permitió adelantarse, desde 1717, al interés de los fieles por la figura del bohemio, que no sería beatificado hasta 1721. En efecto, el jesuita escribió su novena basándose en información de primera mano, obtenida directamente durante su estancia en Roma de parte de altos dignatarios de la curia papal, sobre la próxima canonización de san Juan Nepomuceno por la congregación de los ritos 11. Informado con antelación, Oviedo escribió, a su regreso a México, una de las primeras novenas en español del santo bohemio 12. Anticipándose a otras versiones, la novena pudo entonces ocupar sin competencia las estanterías de las librerías para satisfacer la curiosidad y devoción naciente de los fieles tanto en Indias como en España. De hecho, el jesuita mantendría durante toda su vida una estrecha relación epistolar con sus contactos de alto nivel en Europa (véase imagen 1), cuyas confidencias no dudaría en solicitar para seguir alimentando su empresa literaria 13.

Retículas epistolares de Juan Antonio de Oviedo en el Imperio (alto grado de integración). Fuente: elaboración propia, con base en
Lazcano, 1760.

Retículas epistolares de Juan Antonio de Oviedo en el Imperio (alto grado de integración). Fuente: elaboración propia, con base en Lazcano, 1760.

Por otra parte, si la posición de la Nueva España proporcionó a Oviedo la primicia de la canonización del santo, también favoreció la rápida circulación de su novena fuera de sus fronteras. Desde, al menos, las últimas décadas del siglo anterior, la capital virreinal poseía una alta capacidad de exportación de sus producciones intelectuales dentro del entramado policéntrico del Imperio. Debido en particular a la estrechez de las conexiones con la península, muchas obras novohispanas se imprimieron en España. En un amplio abanico de posibilidades, se trataba de simples reimpresiones, destinadas a ser devueltas al virreinato con sus paratextos locales, hasta nuevas ediciones, adaptadas al mercado español. En el primer caso, el uso de la imprenta peninsular permitió, por ejemplo, sortear resistencias (Sánchez, 1680) o abaratar el coste del papel (Godínez, 1682). En el segundo caso, la impresión, autorizada o no, fue realizada por actores peninsulares para abastecer la oferta editorial local (Sor Juana, 1691 y 1693, y Martínez de la Parra, 1701) 14. Precisamente, igual que otros textos suyos, la novena de Oviedo a san Juan Nepomuceno entró en esta segunda situación (véase cuadro 5).

En segundo lugar, la difusión de la novena a san Juan Nepomuceno en España dependió también en gran medida de la configuración de su mercado del libro. Pues, si bien la intelectualidad novohispana tuvo una alta capacidad de exportación de sus obras, coincidió asimismo con la capacidad elevada de absorción de los sectores peninsulares del libro. Por varias razones, su mercado era el más dinámico dentro del Imperio. Primero, los costos de impresión eran reducidos en comparación con los diferentes mercados americanos, lo cual favorecía el desempeño editorial 15. Como ventaja comparativa, los impresores peninsulares se beneficiaban, por ejemplo, de un buen abastecimiento de papel a nivel local 16. Segundo, el número elevado de impresores fomentaba la competición y la diversidad de los proyectos. En comparación, cuando en México se registraban, para la década de 1780, cinco impresores oficiales, operaban al mismo tiempo unos veinticinco en Madrid 17. Tercero, a partir de 1750, las medidas reformadoras de Carlos III para el sector, de naturaleza liberal, facilitaron aún más las empresas peninsulares al agilizar los trámites administrativos y terminar con el control de precios (tasación) 18.

En esas condiciones, resultaba rentable para los sectores peninsulares del libro integrar en sus catálogos el acervo de obras novohispanas en circulación. Redactadas en español, podían proporcionar en particular literatura barata y de venta fácil de imprimir, como los libros de oraciones, que siempre constituían un fondo de comercio rentable. En el caso de la Novena a san Juan Nepomuceno de Oviedo, la obra tenía, además de su género, la ventaja de lo novedoso al estar dedicada a un santo reciente. Llegada hacia la década de 1730 a Sevilla, puerta principal de entrada de la Nueva España en la península, la novena fue apreciada por los fieles de la ciudad andaluza, donde residía la corte desde 1729 19. Su carácter inédito llegó incluso a suscitar el interés de la reina Isabel de Farnesio, quien patrocinó una primera reedición local de la obrita 20. Luego, la novena fue recuperada, por iniciativa propia, por diferentes impresores o libreros castellanos, que destinaron a sus círculos de clientes en la península versiones no autorizadas por su autor (véase cuadro 3). Ante la diversidad de reediciones, este tendió a eclipsarse hasta desaparecer por completo a partir de la década de 1750. De hecho, eso permitiría luego a la novena de origen novohispano resistir a las campañas antijesuitas e incorporar en España un repertorio de textos de uso común, modificables según las necesidades (véase cuadro 4).

CUADRO 5

Reediciones peninsulares de Vida de Nuestra Señora, de Juan Antonio de Oviedo. Fuente: elaboración propia. Todas las reediciones
localizadas aparecen bajo el nombre de Oviedo como autor, pero, como en el caso de la novena a san Juan Nepomuceno, sin duda
existen más.

Reediciones peninsulares de Vida de Nuestra Señora, de Juan Antonio de Oviedo. Fuente: elaboración propia. Todas las reediciones localizadas aparecen bajo el nombre de Oviedo como autor, pero, como en el caso de la novena a san Juan Nepomuceno, sin duda existen más.

Conclusión

Redactada en México en la década de 1720, con base en una primicia obtenida en las altas esferas romanas, la novena a san Juan Nepomuceno del jesuita novohispano Juan Antonio de Oviedo tuvo una amplia difusión en España durante todo el siglo XVIII y probablemente parte del XIX. Lejos de ser inédita, su trayectoria, de las Indias hacia Europa, permite una reflexión sobre dos elementos tantos de orden metodológico como historiográfico.

Primero, señala el interés para la investigación sobre historia intelectual de las humanidades numéricas con los OCR. Ante un amplio corpus disperso en los archivos, cuyos autores o el texto mismo han sido alterados, los OCR, en particular el de Google o Archive.org, son útiles para encontrar correspondencias internas e incluso coincidencias entre las obras y reconstruir sus trayectorias, a menudo disimuladas —voluntariamente o no— por los cambios editoriales. En el presente caso, resultaron fundamentales para ubicar las diferentes versiones peninsulares de la novena de Oviedo.

En segundo lugar, el itinerario de oeste a este de la obrita del jesuita informa sobre la configuración de la vida erudita en el Imperio. A diferencia de los análisis tradicionales que destacan la importancia de las transferencias intelectuales del corazón histórico de la monarquía a los territorios americanos, la novena de Oviedo forma parte de un conjunto de creaciones novohispanas que realizaron con éxito el viaje inverso. Además de subrayar la facilidad de exportación de las producciones novohispanas, así como la capacidad de absorción de los sectores del libro en España, la novena muestra, pues, el alto grado de integración y complementariedad entre los dos territorios en el siglo XVIII. Lejos de constituir espacios intelectuales separados, ambos pertenecían a la misma esfera, formada por diferentes polos con funciones específicas que no pueden entenderse los unos sin los otros.

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1  José Baños y Sotomayor obtuvo en 1670 una canonjía en el cabildo catedral de Guatemala para luego ascender hasta deán. Incluso conseguiría la prelacía de Chiapas en 1697, pero no llegaría a ocuparla por su muerte. Para su salida de Castilla a la Nueva España existen dos registros: uno de 1670 y otro de 1673 (AGI, Contratación, 5437, N. 1, R. 25; 5439, N. 94). Para su carrera, véanse sus relaciones de mérito: AGI, Indiferente, 202, N. 49; 206, N. 52. Sobre su implicación en la universidad: Álvarez Sánchez, 2007.

2  Para los datos biográficos, nos basamos para este texto en Gutiérrez Casillas, 1961, t. 16; Lazcano, 1760; ARSI, catálogos trienales.

3  Estrada nació en 1639 en la ciudad de Guatemala e ingresó en 1659 en la Compañía de Jesús. Falleció en 1724, en Puebla (Gutiérrez Casillas, 1961, t. 15, pp. 596-597).

4  Oviedo había sido electo procurador sustituto en la XXIII Congregación Provincial de 1713. Sin embargo, la flota de 1715 naufragó y la desaparición de los procuradores titulares le obligó a viajar a Europa.

5  «Estrechose con el padre Francisco Retz, asistente entonces de Alemania, y después general» (Lazcano, 1760, p. 295).

6  A su vuelta, en 1719, Oviedo obtuvo el rectorado del colegio poblano del Espíritu Santo, segundo en importancia después del de San Pedro y San Pablo de México, cuyo rectorado pasó a ocupar en 1727. En 1729, fue nombrado por primera vez provincial, para luego pasar a la prepositura de la Casa Profesa durante el trienio siguiente de 1732. En 1736, Oviedo fue nombrado provincial por segunda vez y en 1747, nuevamente fue prepósito de la Casa Profesa.

7  La Biblioteca Nacional de México conserva parte de ellos: BNM, MS. 791-792; MS. 816; MS. 848; MS. 825-826; MS. 864; MS. 953.

8  Sobre el antijesuitismo, véase Fabre, 2010, y Monreal, 2014.

9  Sobre este tema, véase Rubial García, 2009, pp. 147-165.

10  La actualidad del santo bohemio era por entonces importante en la Nueva España. A comienzos de 1725, los letrados de la Real Audiencia de México fundaron la primera congregación a su nombre en la capital virreinal: AGN, expediente 060 (Clero Regular y Secular, Caja 5008).

11 «Hallándome en la Santa Ciudad de Roma, hize quantas diligencias pude, para que del Reyno de Bohemia me traxessen alguna vida suya» (Oviedo, 1727, 16v).

12  Según su biógrafo: «Fue, según parece, el primero, que publicó en estos Reinos la Vida del Insigne Martyr S[an] Juan Nepomuceno» (Lazcano, 1760, p. 470). Sobre la difusión del culto en España, véase Sigüenza Martín, 2013, pp. 219-242.

13  Por ejemplo: «Consiguió en Roma noticia exacta del estado, en que se hallaban por el año de 1746 las causas de los siervos de Dios de la Compañía, de cuya beatificación se trataba en la sagrada congregación de ritos con admirables orden y puntualidad» (Lazcano, 1760, p. 283).

14  Aquí, los circuitos comerciales catalanes jugaron un destacado papel muy interesante. Véanse Gutiérrez Reina, 2019, pp. 71-92, y Laske, 2021, pp. 87-117.

15  Sobre el mercado del libro en el ámbito imperial, véase Rueda Ramírez, 2012.

16  Para el problema del precio del papel en la Nueva España, véase Moreno, 2018, p. 91. Para los elevados costos de impresión en general en el virreinato, véase, por ejemplo, Morán Reyes, 2019, p. 168.

17  Para la Nueva España, se trataba de José de Jáuregui, Felipe Zúñiga y Ontiveros, Viuda de Hogal, José Francisco Dimas Rangel y Gerardo Flores Coronado (Moreno, 2018, pp. 39-73). Para Madrid, véase Cruz Redondo, 2014, p. 183.

18 Véase Reyes Gómez, 2000, y Cruz Redondo, 2014, pp. 114-121. Las medidas no afectaron a los sectores del libro en América, al menos no en la misma medida (Moreno, 2018, p. 107).

19  Fue el llamado lustro real en Sevilla (1729-1733). Sobre este tema, véase Morales, 2010.

20  «Padecía su Magestad una dolencia, y la Reyna nuestra Señora Doña Isabel Fernesio mandó se le hiciesse al Santo una solemnísima fiesta, y que se le reimprimiesse la Novena antes impressa en México, […] todo a costa de las Reales expensas» (Velasco, 1736, p. 446).

TSN nº12, julio-diciembre 2022. ISSN: 2530-8521