La traducción literaria a finales del siglo XX y principios del XXI: hacia la disolución de fronteras

Ingrid Cáceres Würsig y María Jesús Fernández-Gil (eds.)

Soria, Vertere, Monográficos de la Revista Hermēneus, n. 21, 2019, 311 págs.

Angelina Gutiérrez Almenara

Este volumen consta de trece capítulos organizados en cuatro bloques temáticos: la traducción literaria desde el marco sociohistórico, la identidad e hibridación de las sociedades transfronterizas actuales, la traducción de la poesía y la autotraducción en contextos de diglosia. El objetivo es ofrecer un panorama lo suficientemente amplio para dar a conocer al lector los avances que están realizando los estudios de traducción en el campo literario. La aportación de nuevos enfoques a la vertiente sociológica de la traductología y la conjunción de estos trece trabajos señalan a una «disolución de fronteras», tan apreciable hoy en día. Este monográfico viene a representar un claro hincapié en «los agentes que intervienen en el proceso de traducción así como en el producto cultural que se deriva de tal actividad», como el propio texto reza (p. 19).

La primera propuesta que compone el libro, «Sistema social literario y sistema social de traducción», a cargo de Jordi Jané-Lligé, presenta la teoría de los sistemas sociales del sociólogo alemán Niklas Luhman, así como la aplicación de sus «discípulos» Niels Werber y Gherard Plume en el ámbito de los estudios literarios y de Theo Hermans en los estudios de traducción. Las consideraciones teóricas se acompañan de ejemplos de traducciones literarias históricas que dan cuenta de procesos de recepción de literatura alemana contemporánea (Frank Kafka, Heinrich Böll o Günter Grass, entre otros) en catalán y en español y de novela negra en catalán. En todos los casos, la literatura traducida fue «un agente de cambio» en períodos históricos críticos.

El segundo capítulo, «De escaparate naturalista a vitrina franquista: Au bonheur de dames, de Émile Zola», a manos de Purificación Meseguer, es un ejemplo ilustrativo de censura de una obra considerada aparentemente anodina e inofensiva. Tras consultar el expediente de censura del Archivo General de la Administración, Meseguer sostiene que la obra no sufrió la censura institucional del regimen franquista, sino la practicada por la editorial Lorenzana que la publicó. Se trata de 36 marcas de censura que entraban en conflicto con los valores defendidos por el régimen (moral sexual y religión) y que la autora cataloga en cuatro estrategias detectadas a partir del análisis textual de la obra, a saber: omisión, modificación o atenuación, reescritura y no traducción.

«Entre misioneros y novelistas lusófonos: el portugués como lengua de traducción colonial y poscolonial», Cristina Naupert presenta, por un lado, a dos misioneros jesuitas que actuaron de intermediadores lingüísticos y culturales en el Brasil del siglo xvi, Manoel da Nóbrega y Juan de Azpilcueta y, por otro, a varios novelistas lusófonos africanos como Mia Couto o Paulina Chiziane. El capítulo pone de manifiesto procedimientos de «traducción sin original textualizado», el uso de una lengua literaria propia del Mozambique poscolonial (un «portugués traslúcido»), casos de hibridación entre el portugués estándar y el exófono y la mezcla de códigos lingüísticos cuya esencia es «el extrañamiento a través del subrayado de la diferencia» (p. 77), así como el consiguiente dilema entre extranjerización o extrañamiento y familiarización o domesticación que debe plantearse el traductor o la traductora.

El primer bloque temático lo clausura Juan Miguel Zarandona con «La autobiográfica Nuestra hermana aguafiestas (2014) de Ama Ata Aidoo (1942-) o la traducción reparadora al español de un clásico de la literatura poscolonial africana». En este trabajo, Zarandona nos presenta seis ejemplos de retos de traducción de esta novela-poema; retos de naturaleza lingüística y, sobre todo, a causa de la combinación prosa-verso presente en la obra. Una suerte de hibridación entre la literatura escrita europea y la literatura oral africana. Asimismo, el capítulo ofrece una clasificación de elaboración propia sobre las posibilidades de traducción de poesía métrica.

El segundo bloque lo inaugura «Bridget Jones, ¿irresistible sex kitten o chatte en chaleur? Sexualidad y moralidad a través de la traducción», de José Santaemilia, quien primero hace un repaso de algunos estudios sobre traducción de literatura erótica, (auto)censura en traducción audiovisual y traducción queer para luego ofrecernos varios ejemplos del análisis comparativo de tres versiones (española, francesa y catalana) de Bridget Jone’s Diary, de Helen Fielding. Ejemplos que muestran a veces neutralidad, a veces vulgarización o que transfieren la iniciativa sexual al otro sexo. El gran mérito de este capítulo es, en mi opinión, poner de relieve el papel que cumple la traducción, bien generando contenidos en línea con el statu quo, bien constituyéndose como una fuerza de cambio que permita juzgar de otro modo a una escritora, un fenómeno literario como es la chick lit e incluso toda una época, los siglos xx y xxi.

Mediante un bosquejo de teorías y acercamientos metodológicos a la traducción de la literatura de minorías, Carmen Valero, en «Literatura de minorías, traducción y mercado editorial», aborda la cuestión de la identidad, el mestizaje y la hibridación, palpables en este tipo de literatura y que generan espacios interesantes para los traductores. Desgraciadamente, Valero llega a la poco atractiva conclusión de que la literatura de minorías, si bien ha captado el interés de círculos académicos, lo cual demuestra el flujo de tesis doctorales al respecto, esto no se ha visto reflejado en un incremento de traducciones en el mercado editorial ni en el interés del público.

En «(Sobre)vivir en la intersección: la traducción como mediación intercultural en las obras de Najat El Hachmi», Bárbara Cerrato reflexiona sobre la literatura translingüe, híbrida y transnacional de autores inmigrantes y sobre el poder de la lengua para identificar e identificarse mediante la figura de Najat El Hachmi, escritora diaspórica del todo interesante, entre otros motivos, por plantearse en sus propios textos problemas de traducción, como nos ilustra Cerrato en este capítulo.

Siguiendo los postulados metodológicos del lingüista indio Braj B. Kachru y mediante ejemplos interesantísimos, José R. Ibáñez, en su capítulo «“Although the sparrow is small, it has a complete set of organs”, literatura de contacto y creatividad bilingüe en los cuentos de Ha Jin», examina la producción de relatos cortos de Ha Jin como ejemplo de creatividad bilingüe, donde el sustrato lingüístico de la lengua materna del escritor (el chino) se adapta a su lengua de adopción (el inglés) mediante procesos de nativización del lenguaje, así como de literatura de traducción, en tanto en cuanto el uso que hace de la lengua inglesa parece provenir de una traducción directa del chino.

En «El poeta adúltero: la “per-versión” traductora de Leopoldo María Panero», Jorge Braga nos narra la práctica tan particular de Panero en sus traducciones poéticas, basada en la «per-versión» como forma de lograr el mismo efecto estético del original, mediante tres ejemplos: dos limericks de Edward Lear, confrontados con otras tres versiones españolas, una estrofa del poema A Nonsense Alphabet, del mismo autor, y un fragmento de la obra The Hunting of the Snark, de Lewis Carroll.

La tercera parte del libro la cierra Marta Marfany con «La traducción de la poesía según Enrique Badosa», poeta, editor, traductor y crítico literario. En este capítulo, Marfany ilustra, mediante varios ejemplos, la concepción de Badosa tanto de la poesía como de la traducción, su máxima de fidelidad al original y su rechazo categórico a la rima consonante por ser sinónimo de traición. La autora hace hincapié en un aspecto esencial para Badosa: la traducción debe ser acorde al tiempo y época en que aparece; de ahí el rechazo del poeta hacia recursos arcaizantes.

En su capítulo «When Literary Self-translation (from Basque) Crosses Paths with Heterolingualism», Garazi Arrula realiza un recorrido por las autotraducciones al español y al francés de autores bilingües vascos y por las estrategias que despliegan en sus traducciones en comparación con sus originales como ejemplo de heterolingüismo o coexistencia de lenguas distintas en un texto.

El caso tan particular de Marco Micone, con su autotraducción del francés al italiano y su retroautotraducción del italiano al francés, es examinado por Cecilia Foglia en «Returning (What) Home? Marco Micone’s Self-Translations: A Two-Way Literary Journey to Italy and Quebec» desde el enfoque sociográfico de Pierre Bourdieu. En una magnífica introducción a la autotraducción, la autora realiza un recorrido desde el primer académico en conceptualizar el término hasta la taxonomía de diferentes autores, pasando por el modo en que la noción de autotraducción adquirió un sentido más amplio, y se pregunta si la autotraducción de Micone, nacido en Italia e inmigrante en Canadá, es una forma «literaria» de regresar a casa.

El último capítulo del monográfico es «Autotraducción literaria de una orilla a otra del Mediterráneo: Agnès Agboton entrevistada por Maya G. Vinuesa». Vinuesa nos presenta la figura de Agnès Agboton, autora beninesa que narra en espacios culturales y en diferentes lenguas fragmentos de sus obras; cuentos y leyendas que reflejan la tradición oral de su pueblo y que Agboton autotraduce. En esta entrevista, se abordan temas como la oralidad, la autocensura por cuestiones de posible distanciamiento o choque cultural, la adaptación al público de edades diversas, la introducción al cuento o la vinculación de las lenguas africanas con la naturaleza. Además, ofrece un fragmento de un cuento de Agboton, «El refugio del falo».

Como hemos podido ver a lo largo de estas líneas, este volumen hace un repaso exhaustivo y pintoresco de autores provenientes de países diferentes, hablantes de lenguas diferentes y conscientes de la riqueza de su producción diferente, al tiempo que presenta prácticas traductoras tan opuestas como las representadas por Panero y Badosa, lo cual da buena cuenta del interés de las editoras por ofrecer al lector un paisaje diferenciado dentro de un mismo volumen. Esa integración de la diferencia bien podría considerarse una forma más de disolver fronteras.