La traducción y la(s) historia(s). Nuevas vías para la investigación.
María Carmen África Vidal Claramonte
Prólogo de Edwin Gentzler
Granada, Editorial Comares, 2018, 143 págs.
Nina Lukić
El presente volumen es una nueva e inspiradora obra sobre la historia de la traducción y la traducción de la historia de la reconocida teorética de traducción y catedrática de la Universidad de Salamanca África Vidal. A la obra la precede una excelente introducción que corre a cargo de Edwin Gentzler de la Universidad de Massachusetts Amherst, quien enmarca esta investigación en el contexto actual de los estudios de la traducción y de la historia. Para elaborar esta obra pionera, como la define Gentzler en su prólogo, África Vidal se apoya en un importante número de teóricos de la Traducción, traductores de la Historia e historiadores. Este volumen parte de una perspectiva similar a los estudios de traducción que tratan la relación entre el poder y la traducción o insisten en una nueva definición de la traducción, a la que consideran una manera de «acercarse a lo extraño». Se trata de los estudios realizados por Gayatri Spivak (1988), Tejaswini Niranjana (1992), Maria Tymoczko (2007), Paul Bandia (2009), Georges Bastin (2010, 2011), David Johnston (2011), Susan Bassnett (2011), Esperanza Bielsa (2012), y Edwin Gentzler (2015, 2017), entre otros.
Los que siguen el trabajo de África Vidal se sentirán tentados a leer una nueva aportación suya, aunque la importancia de los temas y conceptos que trata en la actualidad y la necesidad de ver los hechos históricos desde una perspectiva distinta hacen que este libro sea recomendable para cualquier lector interesado en estos temas y no solo para los que se ocupan de los estudios de la traducción y/o la historia. Gentzler (Prólogo, XV) apunta que «esta apasionante investigación» debe inspirar a los investigadores a usar sus estrategias para completar las actuales versiones del pasado y puede interesar tanto a los estudiosos de la historia y la traducción, como a los de otros campos dedicados a las mujeres, las minorías étnicas, la filosofía, los estudios culturales, sociales y políticos, o los que tratan el concepto de la globalización y la «world literature».
En el presente volumen, África Vidal destaca los autores que cuestionan la existencia de una única historia y realzan la importancia de la subjetividad, el punto de vista o el contexto en el que se narran o traducen las historias. Se pone al lado de historiadores como Hayden White (1987), Dominick LaCapra (1985 y 2004), Emilio Lledó (1992), Alun Munslow (2013) y otros que niegan que la historia sea un retrato objetivo de los hechos. Este libro tiene una especial influencia de la obra y las cuestiones planteadas por Umberto Eco y las ideas de Michel Foucault (Power/Knowledge, 1981/1984), quien considera que la Historia es una construcción social de la realidad, y, como explica África Vidal, la ve como «un proceso autoconsciente literario e ideológico que nunca puede ser objetivo porque está sujeto a la forma de ver el mundo del historiador y al poder del lenguaje para crear el significado» (p. 27).
La autora pone de relieve el concepto de la representación de los sucesos históricos y traslada el mismo a la traducción. Su objetivo es poner énfasis en la relevancia de otras voces, las voces silenciadas o las que no se han podido oír hasta ahora, en la necesidad de contar y traducir las historias no contadas, que se contraponen a las «versiones universalistas y eurocentristas» de los sucesos históricos respaldados por los intereses políticos del Occidente.
Por otro lado, este libro es también una magnífica fuente de referencias de historiadores y teoréticos y una presentación cronológica del desarrollo del pensamiento relacionado con la historia, que depende de los que la escriben o «reescriben». La autora se centra especialmente en dos sucesos de la historia de España, el descubrimiento de América y el franquismo.
Los capítulos están conectados entre sí por defender un nuevo acercamiento a los conceptos de la historia y la traducción, y terminan con las conclusiones expresadas en el último capítulo. El primer capítulo, «La traducción y el mar de las historias» se abre con la historia de Haroun and the Sea of Stories (1990) de Salman Rushdie, que África Vidal emplea para desarrollar su postura con respecto a la construcción de los textos históricos y la traducción. Considera que ambas actividades son narraciones y reescrituras, la primera de lo real y la segunda su posterior reescritura iterlingüística. En este capítulo África Vidal explica que su punto de partida es una novedosa definición de la traducción que «está empezando a configurar un nuevo giro en los estudios de traducción» (p. 3). Inspirándose en Gentzler (2017), explica que la traducción tiene «un papel fundamental en la construcción de la cultura e identidad» y aporta nuevas concepciones de la historia que apoyan esta construcción. La autora destaca la definición de la traducción de Gentzler (2017: 5), según quien: «the aim of the new generation of translators is less to achieve linguistic accuracy and more to facilitate communication, open avenues for advancement, and to change the way many think about majority and minority encounters». De esta forma la traducción debe permitir que se oigan nuevas voces que cuentan historias alternativas a la hora de establecer contacto entre culturas. Apoyándose en Duch (2001), quien se acerca a la traducción desde un punto antropológico, África Vidal se guía por lo siguiente para escribir este libro: «Traducir es interpretar. Interpretar es vivir», y recuerda que ya Borges decía que la traducción completa el original.
En el siguiente capítulo, la autora explica el concepto de la historia, describiendo el desarrollo de la disciplina, sus orígenes literarios, y sus nuevas definiciones. Su objetivo es destacar la importancia de una nueva aproximación hacia los hechos históricos, que resulta necesaria debido a «los cambios sociales y culturales de una sociedad global cada vez más plural y más consciente de la naturaleza autorreferencial de la representación del contenido histórico» (p. 33. La cursiva no es del original). La autora manifiesta que la narración es una representación del contenido histórico y que su intención es analizar la escritura de la historia como traducción intralingüística en primer lugar y posteriormente interlingüística para demostrar que estos dos procesos son paralelos.
En el capítulo 3, denominado «El peligro de una sola historia», trata los conceptos como microhistoria, en la que el punto de vista del quién escribe forma parte del relato y participa en la construcción de la realidad, algo que África Vidal considera muy importante para entender las nuevas maneras de hacer la Historia de la Traducción. Subraya la importancia de enfrentarnos a otros significados de la historia, los que yacen detrás de los relatos oficiales del Occidente, de lo «saludable» que es oír las voces diferentes y marginadas para así poder entender la historia y nuestra realidad y mantener un pensamiento crítico. En la misma línea, la autora ve la traducción como «un acto de descentramiento», modo de aproximarse a lo ajeno a nosotros, para poder llegar a otras historias. Para justificar estos planteamientos, cita una variedad de escritores, como la novelista nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, a la filósofa Hélène Cixous, algunos teóricos postcoloniales como Gayatry Spivak, Edward Said, etc.
En el capítulo 4, «Los historiadores de los leones», el punto de partida es la existencia de diferentes historias, las historias locales, urbanas, rurales o del trabajo, como contrapunto a una única Historia que ya pierde sentido en nuestro mundo caracterizado por el cosmopolitismo y la globalización. Se habla de los cambios sociales y culturales a lo largo del siglo anterior que han resultado en nuevos enfoques hacia la investigación de la Historia, y en la preocupación hacia el Otro, hacia las voces olvidadas o las historias alternativas.
Entre otras, la autora toma como ejemplo las obras The Children of Sánchez (1961) de Oscar Lewis, y Hasta no verte, Jesús mío (1969) y La noche de Tlatelolco. Testimonios de historia oral (1971) de Elena Poniatowska para demostrar casos interesantes de microhistorias, historias contadas desde abajo, desde el punto de vista de quienes las sufren y viven. En este capítulo también se tratan las categorías de raza y género como parte de nuevas historias, que toman en consideración la pluralidad y la diversidad.
En el capítulo 5, cuyo mismo nombre da a entender el punto de vista de la autora sobre el concepto de la Historia, «El historiador como traductor: dos ejemplos», concretamente se analizan de una forma muy original las historias sobre la conquista de América y la traducción de la dictadura franquista. Al principio del capítulo, África Vidal recuerda que tratará el texto histórico desde la postura de la historiografía crítica como «un discurso traductor de la realidad», y al historiador como «traductor que selecciona la documentación y los hechos mediante maneuvers cargadas de implicaciones ideológicas» (p. 78). La autora percibe la historia como un relato, narración, reescritura, que no niega los hechos, pero pone en «entredicho que la factualidad sea unívoca» (pp. 79-80). Las teorías de post-estructuralismo que tratan el lenguaje a partir de la política y el poder cobran una especial importancia en estas páginas.
El capítulo 6, «Las otras historias de la traducción», habla de la traducción como un medio de llegar a la diversidad. La autora destaca la importancia de Paul Bandia (2009), como el estudioso de la traducción que más defiende el desarrollo de una nueva investigación en la Historia de la Traducción, y en la misma línea defiende una novedosa línea de investigación de las historias de la traducción, que es mucho más inclusiva y descentrada. Aparte de eso, trata la influencia que tienen las circunstancias de los traductores y sus microhistorias en las traducciones, siguiendo el ejemplo del estudioso Jeremy Munday (2014). Aboga por una investigación mucho más multilingüe, multicultural y multihistórica en la traducción.
En el Capítulo 7, «Del olvido a la memoria», África Vidal resume las ideas propuestas en este volumen de una forma muy creativa y poética, apoyándose en un gran número de autores que representan el nuevo giro en los estudios de la Traducción y la Historia, y recuerda que «mantener encendida la luz de la historia es mantener vivas las experiencias que nos constituyen como la sociedad» (p. 128), y que responder a la pregunta de cómo vivimos por parte de las voces diferentes es imprescindible para poder saber cómo vivir en el futuro. África Vidal apoya todas estas iniciativas y otras similares que hacen que la Historia de la Traducción sea mucho más crítica, que revise las historias realizadas en el pasado, e incluya historias relacionadas con el poder y la ideología de todas las partes del mundo.
Esta obra también llama a la revisión de las traducciones porque las mismas pueden envejecer dado que «la sociedad y los contextos evolucionan y porque el traductor (…) tal vez no haya visto todas las voces que hay detrás de cada texto» (p. 71), y precisamente estas voces deberían rescatarse por parte de alguien. El libro sobre todo incita a una reflexión continua y una actitud crítica hacia todo lo que leemos y todo lo que se relata y traduce. La clave, anota la autora, es que «vivimos en constante traducción» (p. 122).