Traducción, negociación identitaria y violencia simbólica en un mundo migrante y heterogéneo: el caso de The Arrangers of Marriage, de Chimamanda Ngozi Adichie1

Cristina Carrasco2

Universidad de Salamanca

En un mundo caracterizado por las migraciones, los conflictos identitarios son cada vez más habituales. Las asimetrías de poder entre las distintas culturas y los procesos de violencia simbólica que a menudo desencadenan condicionan las actitudes de quienes dejan atrás sus hogares para vivir en un contexto nuevo. La traducción se postula en estas circunstancias como un mecanismo de negociación. En el presente artículo, analizaremos las estrategias de traducción de los personajes de The Arrangers of Marriager, relato de Chimamanda Ngozi Adichie. Para ello, aplicaremos una definición amplia e interdisciplinar de este concepto, en la línea de los últimos avances en nuestro campo.

palabras clave: migraciones, violencia simbólica, negociación identitaria, hibridación, traducción cultural, post-traducción.

Translation, Identity Negotiation and Symbolic Violence in a Migratory and Heterogeneous World: The case of «The Arrangers of Marriage», by Chimamanda Ngozi Adichie.

We live in a world of migrations, where identity conflicts are increasingly frequent. The power asymmetries between different cultures and the processes of symbolic violence resulting from them condition the attitudes of those who leave their homes to live in a new context. Translation becomes a tool for negotiation in these circumstances. This article will analyse the translation strategies of the characters in The Arrangers of Marriager, a short story by Chimamanda Ngozi Adichie. In order to do so, we will apply a broad and interdisciplinary definition of the concept, in the line of the latest advances in our field.

key words: Migrations, symbolic violence, identity negotiation, hybridity, cultural translation, post-translation.

Introducción

En 2017, la Organización de las Naciones Unidas publicó un informe sobre el estado de las migraciones en los últimos años3. Este documento (2017: 1-4) confirmaba la tendencia que venían constatando otros estudios anteriores: el número de migrantes sigue creciendo con gran rapidez. Desde el año 2000, ha aumentado en 85 millones; así, en 2017, la cifra total alcanzó los 258 millones. Han sido muchos los factores que han propulsado el aumento de las migraciones en las últimas décadas. Entre ellos, destacan el establecimiento generalizado de economía de mercado, que ha generado un crecimiento de los intercambios de bienes y servicios, y el extraordinario desarrollo de las comunicaciones, tanto en el ámbito de los transportes como de los sistemas de información digitales (Naciones Unidas, 2017: 1; Bielsa y Bassnett, 2009: 18). Así pues, nos encontramos en una era «of massive movement of peoples around the planet on an unprecedented scale» (Bielsa y Bassnett, 2009: 4). Esta es una de las principales características de la globalización, un complejo proceso de intercambios e interrelaciones donde parece no haber distancias, asimetrías o mediaciones. En otras palabras, un proceso que a menudo obvia los desafíos que solo puede enfrentar la traducción. Su práctica es fundamental en la conformación de esta realidad interconectada, ya que permite que la información fluya de un lugar a otro (House, 2016: 4-6). No obstante, paradójicamente, a menudo se sigue creyendo que la información viaja sin necesidad de ningún tipo de intervención. Los Estudios de Traducción no se han mantenido al margen de la realidad que habitamos, ya que la diversidad que caracteriza el mundo en que vivimos conecta directamente con su propia naturaleza. Así, durante las últimas décadas, se han desarrollado numerosas investigaciones que estudian el papel de la traducción en este mundo heterolingüe, heterotópico e interconectado.

En el presente artículo nos centraremos en una de las principales consecuencias del aumento migratorio, que enlaza directamente con una de las funciones de la traducción: la (re)presentación de identidades. Las reflexiones de los autores que se citan a continuación constituirán nuestros presupuestos teóricos de partida. En el año 2000, Zygmunt Bauman ([2000] 2017: 51) defiende que las identidades no están pre-establecidas desde el nacimiento, sino que son una tarea. Es decir: uno de los rasgos fundamentales del individuo hoy en día es su «necesidad de transformarse en lo que uno es» (Bauman, [2000] 2017: 37). En esta misma línea, Butler et al (2000: 1) afirman que las personas son libres de definir su identidad en la sociedad. En opinión de Beck y Gernsheim (2002: 103), las preguntas «¿quién soy?» o «¿a dónde pertenezco?» no tienen fácil respuesta, ya que

there are a variety of possible answers, just as there a variety of modes of belonging and layers of identity. Which answer is chosen and which identity is prioritized in a given case depends on external circumstances and on the desires and inclinations of the agent in question.

Por otro lado, los migrantes experimentan un sentimiento de desarraigo, de falta de pertenencia. Al cambiar de contexto, se ven obligados a redefinirse. Esta tarea es especialmente compleja para ellos porque se encuentran en una frontera identitaria, en la zona de contacto (Pratt, 1992), en el Tercer Espacio (Bhabha, [1994] 2004), en el entre (Bhabha, 1996). Sienten que no pertenecen a ningún lugar. Su identidad está en conflicto. Su único recurso es la traducción, en sentido amplio e interdisciplinar (en la línea de Bassnett, 2012; Baker, 2014; Genztler, 2017; y Bassnett y Johnston, en prensa). Los migrantes tienen que poner en marcha estrategias que les permitan readaptarse a su nueva realidad. En estas ellas influyen de manera crucial las relaciones de poder entre la sociedad de origen y la de destino. Las culturas no se encuentran nunca en una posición igualitaria (véase Robyns, 1994); en realidad, lo más común es que establezcan diferentes jerarquías dependiendo de la situación. Además, es frecuente que ciertas identidades migrantes sufran en determinados contextos violencia simbólica (Bourdieu, [1998] 2000), como veremos en el estudio de caso.

A partir de estos avances en relación con la negociación de la identidad en las sociedades diversas (véanse, además de los autores citados, Said 1994 [1993]; Anzaldúa, 1987; Hall, 1992; 1993; Braidotti, 1994; Appiah, 2007; Cronin, 2000; 2006; Papastergiadis, 2000; Polezzi, 2012a; 2012b; e Inghilleri, 2017), el presente artículo plantea la hipótesis de que la traducción entendida en sentido amplio e interdisciplinar es el mecanismo que utilizan los migrantes para negociar sus identidades en la frontera. Estas concepciones abiertas de la disciplina nos llevan a intuir, por un lado, que estas personas en ocasiones se ven obligadas a silenciar determinados aspectos de sus identidades originales a través de la traducción. No obstante, por otro lado, también creemos que ocurre lo contrario: la traducción les abre las puertas a formas alternativas, a menudo híbridas, de (re)definición. Estos mecanismos de negociación ayudan a los migrantes a afrontar las situaciones de violencia simbólica a las que pueden verse expuestos. Además, dichas estrategias también sirven para modificar las relaciones de poder entre las distintas culturas. Para defender nuestra hipótesis, utilizaremos una metodología interdisciplinar, como explicaremos en el siguiente apartado del presente artículo. Seguidamente, analizaremos el relato «The Arrangers of Marriage», incluido en la colección de historias cortas titulada The Thing Around Your Neck ([2009] 2017c), de la autora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie. Esta escritora también ha reflexionado sobre la traducción de la identidad, desde diferentes perspectivas, en otras de sus obras, como en «Imitation» ([2009] 2017a), de la misma colección de historias, o en su última novela, Americanah (2013).

La post-traducción: un nuevo paradigma para el análisis de los conflictos identitarios

Durante los últimos años, los Estudios de Traducción han comenzado progresivamente a abrir paradigmas nuevos que permiten entender la disciplina de una manera más amplia y abierta. Ahora que ya se ha logrado el reconocimiento académico del campo, es el momento de expandir las fronteras para avanzar hacia definiciones más plurales y diversas, en la línea propuesta por autores como Bassnett (2012), Gentzler (2017), y Bassnett y Johnston (en prensa). Estas perspectivas cuestionan las visiones tradicionales de la traducción. En palabras de Baker (2014: 23), «the definition of “translation” itself has been expanded to encompass a wide range of activities and products that do not necessarily involve an identifiable relationship with a discrete source text». Tomando como base estos planteamientos, el presente artículo analiza el relato «The Arrangers of Marriage» en clave de traducción cultural. Este concepto, íntimamente ligado a la Etnografía (véanse Wolf, 2002; Jordan, 2002; Sturge, 2007) y a los Estudios Poscoloniales (veánse Bhabha, 1994; Rushdie, 1991; Said, [1994] 1993), presupone que cualquier discurso cultural puede entenderse como un texto y que todo acercamiento a una cultura diferente siempre lleva implícito un proceso de traducción (Carbonell 1996: 81; véase también 1999), el cual, como apunta Martín Ruano (2017: 259), se ha relacionado a menudo con los mecanismos de negociación y subversión que ponen en marcha los migrantes para enfrentarse a situaciones de asimilación. Vivimos en una modernidad líquida (Bauman [2000] 2017) caracterizada por los conflictos, en un mundo de identidades frágiles, permeables y fácilmente mutables. Como consecuencia, cada vez son más los autores que proponen, desde diferentes ópticas, la superación de los tradicionales modelos binarios (véanse, entre otros, Polezzi, 2012a; 2012b; Castro y Ergún, 2017; Inghilleri, 2017; Bennet y Queiroz de Barros, 2019). De hecho, ya en 2006, Meylaerts afirmaba que dichas dicotomías inducen a error porque «every message is a collage of many messages in multiple languages in an often continuous translation chain» (2006: 524; véase también Gentzler, 2017: 223). De este modo, comienzan a dejarse atrás las dicotomías original y traducción, origen y destino, para poner de relevancia la diversidad de nuestras sociedades, una idea que también recoge el concepto de traducción cultural, entendido este como un proceso de transformación que atraviesan las culturas (Sturge, 2009: 67) y un mecanismo de comunicación entre las mismas (Pym, 2009: 143). Si los Estudios de Traducción quieren seguir avanzando tienen que ir más allá de las definiciones que un día les sirvieron para establecerse. Así, Genztler (2017) abre las puertas hacia la post-traducción: una nueva etapa que, por un lado, recoge estas definiciones interdisciplinares y, por otro, plantea el estudio de los efectos que tienen las traducciones en el mundo que las rodea (Gentzler, 2017: 2). La traducción cultural y la post-traducción nos servirán como paradigmas teóricos para analizar la experiencia intercultural descrita en «The Arrangers of Marriage». Por otro lado, la post-traducción también nos permitirá explorar diferentes tipos de lenguaje, ya que partimos de la idea de que existen variados códigos discursivos que sirven para re-presentar la realidad (Vidal, 2005: 260).

El relato que vamos a analizar forma parte de la denominada literatura híbrida, que ha surgido como consecuencia del poscolonialismo y la globalización. Esta se caracteriza por la mezcla de más de una lengua. Su objetivo es dar voz a las identidades fragmentadas de los colectivos a los que pertenecen sus autores y legitimarlas. La hibridación lingüística, en general, y esta literatura, en particular, han sido objeto de numerosas investigaciones en los últimos años, debido al interés lógico que despiertan para disciplina (véanse, entre otros, Bandia, 1996; 2008; 2012; 2014; Schäffner y Adab, 2001; Pym, 2004; Meylaerts, 2006; 2013; Simon, 2011; Polezzi, 2012a; 2012b; Vidal, 2014; 2015; Bennett y Queiroz de Barros, 2019). Partimos de la premisa de que el contexto híbrido actual es un espacio donde la traducción interviene constantemente. En esta línea, Vidal ha afirmado que los autores híbridos plantean, precisamente, «la vida como traducción» (2015: 241). Nuestro objetivo es utilizar el relato «The Arrangers of Marriage» como una ventana hacia los numerosos conflictos identitarios que ocurren en el mundo actual y estudiar los variados papeles que desempeña la traducción en los mismos. Este tipo de análisis se sitúa dentro del marco de la post-traducción, puesto que su objeto de estudio se sale de los márgenes tradicionales: examinaremos situaciones de negociación identitaria entendidas como textos y narradas en un relato donde los personajes utilizan estrategias de traducción cultural. Asimismo, también queremos explorar qué repercusiones tendrán las traducciones que se producen en situaciones de conflicto identitarios dentro del marco de las migraciones.

Estudio de caso: análisis del relato «The Arrangers of Marriage», de Chimamanda Ngozi Adichie.

Como hemos avanzado en la introducción, el relato «The Arrangers of Marriage» forma parte de la colección The Thing Around Your Neck, obra de la autora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie y publicada por primera vez en el año 2009. Esta escritora pertenece a la denominada «tercera generación de escritores nigerianos» (véase Rodríguez Murphy, 2015: 67-89) y ha sido considerada «la hija de Chinua Achebe de este siglo» (Uwakweh, 2010, p. 53, mi traducción). Ha publicado tres novelas, dos ensayos cortos, una obra de teatro, una recopilación de poemas y la mencionada colección de relatos. Sus obras han revolucionado la manera de entender la literatura africana, en parte gracias a unos personajes que muestran sus identidades plurales y desafían las tradicionales representaciones monolíticas asociadas a este continente (Rodríguez Murphy, 2015; 2016; 2017; 2019). Además, ha recibido varios premios por ellas, como el Orange Broadband Prize for Fiction, uno de los galardones literarios británicos más prestigios. En concreto, The Thing Around Your Neck recoge doce historias que se desarrollan entre Nigeria y Estados Unidos, muchas de ellas protagonizados por mujeres. Dado que ha cosechado un gran éxito en el ámbito anglosajón, se ha traducido a diez lenguas, entre ellas el español. Uno de estos relatos es «The Arrangers of Marriage», el cual narra la historia de una mujer nigeriana que emigra a Estados Unidos tras haberse casado con un hombre de su misma nacionalidad que trabaja como médico residente en este país americano. Se trata de un matrimonio de conveniencia concertado por los tíos de ella, quienes la criaron desde muy pequeña después de haberse quedado huérfana. La acción se desarrolla durante las primeras semanas en Estados Unidos. Nuestro corpus está formado por todos los fragmentos donde el conflicto identitario es explícito. Los personajes principales son Chinaza Agatha (la mujer) y Ofodile Emeka (el marido), nombres que modifican a lo largo del relato, como veremos en los ejemplos sucesivos. Utilizaremos Chinaza y Ofodile para referirnos a ellos.

La historia comienza con la llegada de los recién casados a Estados Unidos después del enlace. Chinaza se enfrenta a una realidad totalmente nueva, ya que nunca antes había vivido en este país. El idioma no es exactamente el mismo. En relación con esto, cabe precisar que la realidad lingüística de Nigeria es muy rica. La variante británica continúa utilizándose después de la descolonización. No obstante, en numerosos contextos se mezcla con las lenguas vernáculas del país, especialmente con el hausa, el yoruba o el igbo. Como consecuencia de esta hibridación, el inglés nigeriano comienza a establecerse en tanto que una variante más de la lengua inglesa (Rodríguez Murphy, 2015; 2019). Desde el momento en que aterrizan en Estados Unidos, Ofodile recomienda a Chinaza, al principio de manera sutil, que utilice la variante estadounidense, en lugar de la nigeriana:

Ejemplo 1

Ike agwum,” I said, placing my handbang down on the bedroom floor.
“Yes, I’m exhausted, too” he said “We should get to bed.” (168)

Sus recomendaciones en este mismo sentido aumentan a lo largo del relato. En el siguiente ejemplo vemos cómo le pregunta si ha conseguido contactar con sus familiares por teléfono (a quienes ha llamado para avisar de que han llegado bien después del viaje):

Ejemplo 2

“Did you get through?” my new husband asked.
“It’s engaged,” I said. I looked away so that he would not see the relief on my face.
“Busy. American say busy, not engaged” he said. “We’ll try later. Let’s have breakfast.” (170)

Como vemos, Ofodile la corrige, indicándole cuáles son los términos apropiados en inglés estadounidense. De alguna manera, en estos dos primeros ejemplos todavía no hay marcas explícitas de consejo u obligación, aunque dicha intención comunicativa ya se intuye. En el siguiente fragmento comienzan a aparecer dichas marcas. En concreto, se trata de un momento en el que una vecina visita al matrimonio:

Ejemplo 3

“I’m Shirley from 3A. Nice to meet you.” she said, shaking my hand. […]
“You are welcome,” I said.
Shirley paused, as though surprised. “Well, I’ll let you get back to breakfast,” she said. “I’ll come down and visit you’ve settled in.”
Shirley shuffled out. My new husband shut the door. One of the dining table legs was shorter than the rest, and so the table rocked. Like a seesaw, when he leaned on it and said, “You should said ‘Hi’ to people here, not ‘You’re welcome.’”
“She’s not my age mate.”
“It doesn’t work that way here. Everybody says hi.”
O di mma. Okay” (172, mi negrita)

Como vemos, Shirley, su vecina, se muestra desconcertada ante la respuesta de Chinaza. El origen de la confusión reside en que la protagonista desconoce que, en Estados Unidos, «you are welcome» se utiliza únicamente como una expresión de cortesía ante un agradecimiento. En cambio, esta fórmula se emplea en Nigeria para dar la bienvenida a alguien, en tanto que una variante de «welcome» con una connotación más efusiva. Cuando Shirley se marcha, el marido le recomienda que utilice «hi» en este contexto. A Chinaza esto le sorprende ya que, en su país de origen, este saludo solo se usa entre personas de la misma edad. Comenzamos a observar que Ofodile está tratando de que su mujer inhiba algunos rasgos de su identidad lingüística como nigeriana y adopte las convenciones propias de Estados Unidos. Sin embargo, ella se resiste y, aunque asiente, sigue introduciendo palabras en igbo, en este caso «O di mma». Ofodile quiere que Chinaza se adapte completamente a Estados Unidos, como él mismo ha tratado de hacer desde que llegó. No contempla posibilidades alternativas, lo que constituye un comportamiento arquetípico entre los sujetos subalternos, quienes tienden a prestigiar la norma y a adecuarse a ella al máximo, como han apuntado, entre otros, autores de los campos de la Filosofía, la Lingüística y los Estudios Culturales, como Rodríguez Magda (1997), Bhabha (1997) y García Mouton (1999).

La continuación del diálogo que acabamos de analizar muestra claramente que nos encontramos ante casos de traducción identitaria. Ofodile decide esconder su identidad nigeriana cambiando su nombre original por uno típicamente estadounidense, en un intento de resolver el conflicto que le supone la inmigración:

Ejemplo 4

“I’m not called Ofodile, by the way. I go by Dave,” […].
“Dave?” I knew he didn’t have an English name. The invitation cards for our wedding had read Ofodile Emeka Udenwa and Chinaza Agatha Okafor.
“The last name I use here is different, too. Americans had a hard time with Udenwa, so I changed it.”
“What is it?” I was still trying to get used to Udenwa, a name I had known only a few weeks.
“It’s Bell.”
“Bell!” I had heard about Waturuocha that changed to Waturu in America, a Chikeludo that took the more American-friendly Chikel, but from Udenwa to Bell? “That’s not even close to Udenwa,” I said. (172)

En esta conversación comienza a intuirse cierto grado de violencia simbólica. Cuando el sujeto afectado por la misma, Ofodile, decide cambiarse de nombre y utilizar uno estadounidense, lo que está haciendo es perpetuarla. Llama la atención, por un lado, que el personaje tome esta decisión, ya que este es uno de los indicadores de la identidad socialmente más destacados, y, por otro lado, que elija una traducción muy diferente a su nombre original, algo que sorprende a Chinaza. En lo sucesivo de la conversación, este explica claramente por qué:

Ejemplo 5

He got up. “You don’t understand how it works in this country. If you want to get anywhere you have to be as mainstream as possible. If not, you will be left by the roadside. You have to use your English name here.”
“I never have, my English name is just something on my birth certificate. I’ve been Chinaza Okafor my whole life.”
“You’ll get used to it, baby”, he said, reaching out to caress my cheek. “You’ll see.”
When he filled out a Social Security number application for me the next day, the name he entered in bold letters was agatha bell. (173, mi negrita)

Este extracto muestra la violencia simbólica que sufre el personaje. Su estrategia para luchar contra esta situación es esconder sus rasgos nigerianos a través de la traducción cultural. No obstante, Ofodile no se da cuenta de que a lo único que le lleva este mecanismo es a reproducir más esta violencia. Por otro lado, también observamos que finalmente obliga a su mujer a traducir su nombre, aunque ella no quiera: toma el segundo nombre de la misma, que es inglés y nunca utiliza, y su propio apellido, dado que están casados en Nigeria, para inscribirla en la Seguridad Social, registro que tiene funciones de identificación en Estados Unidos.

En los ejemplos sucesivos, vemos cómo Ofodile sigue insistiéndole en que utilice el inglés estadounidense, de nuevo, otra manera de traducir su identidad para tratar de enfrentar la discriminación que sufren. Chinaza va progresivamente aceptando las recomendaciones de su marido:

Ejemplo 6

“Can we buy some of those biscuits?” I asked. The blue packets of Burton’s Rich Tea were familiar; I did not want to eat biscuits but I wanted something familiar in the cart.
“Cookies. Americans call them cookies,” he said.
I reached out for the biscuits (cookies). (174, mi negrita).

Adichie utiliza la estrategia de incluir ambos términos, el nigeriano y el estadounidense, puesto que la protagonista se resiste a inhibir totalmente su identidad nigeriana mediante el uso de otra variante. Además, observamos que el segundo aparece entre paréntesis para reforzar esta idea. Como se intuye, el fragmento anterior corresponde a un momento en el que el matrimonio está en el supermercado. Cuando salen, Ofodile vuelve a poner énfasis en la necesidad de esconder la identidad de origen cuando uno es inmigrante:

Ejemplo 7

“Look at the people who stop here; they are the ones who immigrate and continue to act as if they are back in their countries.” He gestured, dismissively, towards a woman and her two children, who were speaking Spanish. “They will never move forward unless they adapt to America. They will always be doomed to supermarkets like this.” (175, mi negrita)

En este fragmento, Ofodile da a entender que ciertos supermercados están restringidos a las clases menos privilegiadas. Según este personaje, los que no se adaptan a la cultura estadounidense, no pueden progresar y se verán obligados a continuar comprando en ellos, privados de la posibilidad de entrar en otros. Como explica después, su objetivo en ese momento es acabar su periodo como residente médico y ascender de categoría profesional para ganar más dinero y acceder a espacios que actualmente le están vetados, tanto desde un punto de vista económico como social. En realidad, lo que él denomina adaptarse significa disimular ciertos rasgos de su cultura de origen, en un ejercicio de traducción cultural. Esta situación de subordinación aparece descrita en numerosas obras chicanas como How the García Girls Lost Their Accents (Álvarez, 1991), How Tía Lola Came to Visit Stay (Álvarez, 2001) y «Pollito Chicken» (Vega, 1977). En este punto del relato, comenzamos a darnos cuenta de que la inhibición identitaria del personaje solo sirve para perpetuar la discriminación que sufre. En otras palabras, nos encontramos ante un ejemplo habitual de violencia simbólica, donde los oprimidos contribuyen a su propia discriminación, como refleja también el relato «Mericans», de Sandra Cisneros (1991), y algunos pasajes de la novela Mejor hoy que mañana, de Nadine Gordimer (2012 [2018]).

La presión que ejerce Ofodile sobre Chinaza para que utilice la variante estadounidense del inglés y se adapte al nuevo contexto aumenta a medida que avanza la historia. Así, en el siguiente fragmento observamos cómo esta presión acaba haciéndose explícita:

Ejemplo 8

Biko, don’t they have a lift instead?” […]
Speak English. There are people behind you,” he whispered, pulling me away, towards a glass counter full of twinkling jewerly. “It’s an elevator, not a lift. Americans say elevator.”
“Okay.”
He led me to the lift (elevator) and we went up to a section lined with rows of weighty-looking coats. (177, mi negrita)

La orden es clara: «Speak English». Esta reacción se desencadena porque hay gente cerca que puede descubrir que son inmigrantes si oyen que habla inglés nigeriano. Para el Ofodile, es imprescindible que Chinaza inhiba al máximo los rasgos lingüísticos que reflejan su identidad nigeriana y los adapte al contexto estadounidense, como él mismo ha hecho desde que emigró. No quiere que nadie reconozca su extranjeridad. Para él ocultarla se torna imprescindible cuando están en lugares públicos, expuestos a los juicios de los demás. Sin embargo, dos páginas más adelante, Ofodile le pide que también utilice la variante estadounidense en casa para que se acostumbre a ella lo más rápidamente posible. En este fragmento concreto, Chinaza asiente ante la orden de su marido. No obstante, también vemos que sigue resistiéndose a dejar de utilizar la variante nigeriana, de ahí que de nuevo vuelva a utilizar el doblete y los paréntesis.

Varios párrafos después, el matrimonio continúa comprando. Ofodile hace un comentario que nos da pistas sobre las relaciones asimétricas de poder que condicionan el conflicto identitario:

Ejemplo 9

“Always best to shop when there is a sale. Sometimes you get the same thing for less than half the price. It’s one of the wonders of America.”
Ezi okwu?” I said, then hastily added, “Really?”
“Let’s take a walk around the mall. There are some other wonders of America here.” (177, mi negrita)

Ofodile percibe ciertos rasgos de Estados Unidos como maravillas, por ejemplo, las rebajas, y se lo hace saber a Chinaza, posiblemente con el objetivo de que esta también los vea de esta forma. Por lo tanto, empezamos a darnos cuenta de que el conflicto parte de una relación de poder asimétrica entre las culturas estadounidense y nigeriana. Como hemos visto antes, el oprimido frecuentemente alimenta la violencia simbólica. En este caso, la sublimación de la cultura estadounidense por parte del inmigrante nigeriano no hace sino reforzar la discriminación que él mismo sufre. Así pues, vemos estrategias de traducción defectivas (Robyns, 1994), que refuerzan la inferioridad pre-establecida de la cultura de destino. Por otro lado, en este fragmento también observamos que la protagonista continúa resistiéndose a traducir completamente su identidad nigeriana. Así, Adichie pone de relieve el tono con el que el personaje ha traducido las palabras en igbo: «“Ezi okwu?” I said, then hastily added, “Really?”» (177, mi negrita). Este es uno de los primeros indicios que Chinaza utilizará estrategias de traducción diferentes a la hora de enfrentarse al conflicto identitario.

Llegados a este punto, revisaremos otro de los planos donde se materializa el conflicto identitario: la comida. En los años sesenta, el semiólogo Roland Barthes ([1961] 2013) publicaba el artículo «Towards a Psychosociology of Contemporary Food Consumption», donde defendía que la comida conforma un sistema semiótico: los alimentos tienen significados y, además, establecen relaciones unos con otros. Es decir, cuentan con una semántica y conforman una sintaxis, igual que una lengua. Asimismo, los alimentos se enmarcan en contextos concretos, entre los que se establecen relaciones de poder (a menudo, asimétricas). Por lo tanto, si la comida conforma un sistema semiótico, podemos afirmar que también es objeto de traducción, es decir, de recontextualización, reinterpretación y reevaluación. Desde nuestra disciplina, ya han comenzado las investigaciones sobre esta cuestión. Así, destacaremos el número de 2015 de The Translator coordinado por Delia Chiaro y Linda Rossato, donde se pone de relieve la importancia de la comida para los Estudios de Traducción y se afirma, en relación con esta cuestión, que los investigadores de nuestro campo «occupy a privileged position for cross-cultural investigation and comparison, and have a responsibility to use that vantage point» (Chiaro y Rossato, 2015: 241).

En «The Arrangers of Marriage» (Adichie, [2009] 2017b) encontramos numerosos ejemplos donde los personajes traducen sus costumbres culinarias para hacer frente al conflicto cultural que sufren. Estos fragmentos se intercalan con los extractos relativos a la variación lingüística del inglés que hemos analizado hasta el momento. La primera escena se desarrolla cuando el matrimonio está desayunando después de su llegada de Nigeria el día anterior:

Ejemplo 10

“Boil some water for tea,” he said
“Is there some dried milk?” I asked, taking the kettle to the sink. Rust clung to the sides of the sink like peeling brown paint.
“Americans don’t drink their tea with milk and sugar.”
Ezi okwu? Don’t you drink yours with milk and sugar?”
“No, I got used to the way things are done here a long time ago. You will too, baby.”
I sat before my limp pancakes—they were so much thinner than the chewy slabs I made at home—and bland tea that I feared would not get past my throat. (171)

En este ejemplo vemos, por un lado, dos tradiciones culinarias muy diferentes a la hora de tomar el té: en Nigeria se toma con leche y azúcar, y en Estados Unidos, simplemente con agua. La escena muestra lo que podría considerarse una traducción interlingüística (véase Jakobson, 1959). La diferencia, en este caso, es que no se da entre lenguas en sentido tradicional, sino entre dos tradiciones culinarias. Dado que la comida es un espacio para la re-presentación de significados, estas traducciones son comunes, especialmente en un mundo interconectado caracterizado por las migraciones. En este fragmento concreto, vemos que Ofodile ha adaptado sus gustos al país de destino. Además, quiere que Chinaza también lo haga. De hecho, llama la atención que este no se permita tomar el té como es habitual en Nigeria ni siquiera en su propia casa. Es decir: tampoco sigue sus tradiciones de origen en el entorno seguro de su hogar, donde no se expone a sufrir directamente la discriminación estadounidense. Es el mismo método que cuando no se permitía hablar inglés nigeriano en casa: quiere que la traducción a la cultura receptora sea lo más completa posible para minimizar las posibilidades de sufrir discriminación, sin darse cuenta de que hacerlo contribuye a que esta aumente a largo plazo.

En el siguiente fragmento, analizaremos otro ejemplo de traducción cultural donde la comida es protagonista. La pareja se encuentra en un restaurante de un centro comercial:

Ejemplo 11

We ate pizza sitting in a small round table in what he called a «food court.» A sea of people sitting around circular tables, hunched over paper plates of greasy food. Uncle Ike would be horrified at the thought of eating here; he was a titled man and did not even eat at weddings unless he was served at a private room. There was something humiliatingly public, something lacking in dignity, about this place, this open space of too many tables and too much food.
“Do you like the pizza?” my new husband asked. His paper plate was empty.
“The tomatoes are not cooked well.”
We overcook food back home and that is why we lose all the nutrients. Americans cook things right. See how healthy they all look?
I nodded, looking around. At the next table, a black woman with a body as wide as a pillow held sideways smiled at me. I smiled back and took another pizza bite, tightening my stomach so it would not eject anything. (176, mi negrita)

Esta escena refleja, en primer lugar, el estupor de Chinaza ante una tradición culinaria totalmente alejada a la realidad nigeriana. Según describe, en su país de origen, el acto de comer tiene un carácter mucho más privado. Por eso, le impresiona encontrarse un lugar tan público para ello. Esto es: este ritual encierra significados diferentes en Nigeria y en Estados Unidos.

Por otro lado, también destaca cómo el marido percibe la superioridad de Estados Unidos con respecto a Nigeria. Esto mismo lo veíamos cuando incidía sobre sus maravillas en uno de los ejemplos analizados anteriormente. El conflicto parte de una tradición culinaria: la manera de cocinar los tomates. Para Chinaza están poco hechos. Sin embargo, Ofodile ensalza la cocina estadounidense argumentando que lo correcto es cocinarlos durante poco tiempo porque conservan mejor sus nutrientes y, por consiguiente, son más sanos. La protagonista duda de este argumento. Así, cuando Ofodile le sugiere que mire a los estadounidenses que están cerca de ellos para comprobar que se encuentran en perfecto estado de salud, ella se fija en una mujer «as wide as a pillow» (Adichie [2009] 2017c: 176). Intuimos que la autora está haciendo un guiño a las altas tasas de obesidad en Estado Unidos, lo que choca precisamente con la visión que tiene el hombre de que sus habitantes llevan una dieta sana.

A continuación, pondremos un último ejemplo donde la comida representa el conflicto identitario que surge con la migración. En este fragmento, también observamos cómo Ofodile obliga a Chinaza a hablar inglés estadounidense en casa (como ya adelantábamos en páginas anteriores de nuestro análisis). La escena tiene lugar cuando Shirley, su vecina, les visita:

Ejemplo 12

I made coconut rice on Monday, to make up for the eating out. I wanted to make pepper soup, too, the kind of Aunty Ada said softened a man’s heart. But I needed the uziza that the custom officer had seized; pepper soup was just not pepper soup without it. I bought a coconut in the Jamaican store down the street and spent an hour cutting it into tiny bits because there was not grater, and then soaked it into hot water to extract the juice. I had just finished cooking when he came home. […]
«Nno,» I said. «Did you work well?»
«You have to speak English at home, too, baby. So you can get used t
o it.» He brushed his lips against my cheek just as the doorbell rang. It was Shirley her body wrapped in the same pink robe. She twirled the belt at the waist.
«That smell,» she said, in her phlegm-filled voice. «It’s everywhere, all over the building. What are you cooking?»
«
Coconut rice,» I said.
«A recipe from your country?»
«Yes
.»
«
It smells really good. The problem with us there is we have no culture, no culture at all.» She turned to my new husband, as if she wanted him to agree with her, but he simply smiled.
[…]
My new husband came back half an hour later and ate the fragrant meal I placed before him, even smacking his lips like Uncle Ike sometimes did to show Aunty Ada how pleased he was with her cooking. But the next day, he came back with a Good Housekeeping All-American Cookbook, thick as the Bible.
«I don’t want us to be known as the people who fill the building with smells of foreign food,» he said.
I took the cookbook, ran my my hand over the cover, over the picture of something that looked like a flower but was probably food.
«I know you’ll soon master how to cook American food,» he said […]. (178-179, mi negrita)

En este fragmento, Chinaza ha cocinado arroz de coco, un plato típico nigeriano. En un primer momento quería preparar sopa de pimienta, pero le faltaba uno de los ingredientes que le prohibieron llevar a Estados Unidos en el aeropuerto. Por un lado, vemos un rasgo muy conocido de la sociedad estadounidense: los inmigrantes conforman una gran masa demográfica del país. Para preparar el plato nigeriano, Chinaza acude a una tienda jamaicana. Como consecuencia, los procesos de negociación identitaria a través de mecanismos de traducción cultural son habituales. Por otro lado, es muy relevante para nuestro estudio el comentario que hace Shirley, quien sostiene que no tienen cultura. Esta afirmación, hecha por un personaje de nacionalidad estadounidense, es un reflejo de la «mythical norm» (Lorde 1995 [1984]) en la que se tiende a erigir la cultura dominante, una norma mítica que presupone la ausencia de diferencias. Por otro lado, Ofodile finalmente se come el plato de arroz nigeriano que le ha preparado su mujer y parece que lo disfruta, a juzgar por los gestos que hace. No obstante, aunque le haya gustado, compra a Chinaza un libro de recetas estadounidenses para que aprenda a hacerlas. Es decir, opta por renunciar a comidas nigerianas que le gustan a cambio de lograr la integración en Estados Unidos. Prefiere silenciar sus rasgos nigerianos en lugar de poner en marcha una estrategia de traducción híbrida que le permita conciliar ambas identidades. Sin embargo, Chinaza toma una decisión diferente. Como hemos visto a lo largo del análisis, esta siente cierto rechazo por la inhibir de esta forma su identidad original. Cerca del final del relato, aparece un nuevo personaje, Nia, que impulsará a la protagonista a armarse de valor y enfrentar el conflicto identitario de manera distinta a Ofodile. A continuación, presentamos el fragmento en el que se conocen, donde ya observamos esta actitud:

Ejemplo 13

“Hi,” she said when I went down to get the mail. “You’re Dave’s new wife. I’ve been meaning to come over and meet you. I’m Nia.”
“Thanks. I’m Chinaza… Agatha.”
Nia was watching me carefully. “What was the first thing you said?”
“My Nigerian name.”
“It’s an Igbo name, isn’t it?” She pronounced it “E-boo.”
“Yes.”
“What does it mean?”
“God answers prayers.”
“It’s really pretty. You know, Nia in Swahili name. I changed my name when I was eighteen. I spent three years in Tanzania. It was fucking amazing.”
“Oh,” I said and shook my head; she, a black American, had chosen an African name, while my husband made me change mine to an English one. (180, mi negrita)

Esta conversación abre los ojos de Chinaza: se da cuenta de que puede vivir en Estados Unidos sin poner en marcha estrategias que oculten al completo sus rasgos nigerianos. Ha encontrado un ejemplo de que no tiene por qué seguir el modelo de Ofodile, de que hay otras posibilidades que se ajustan mejor a lo que ella desea. El caso de Nia es especialmente llamativo porque no es inmigrante. Como vemos, una persona nacida en Estados Unidos ha decidido utilizar estrategias de traducción cultural que revelen la diferencia, en lugar de silenciarla. Estos mecanismos sirven para enfrentar algunos procesos de violencia simbólica a los que a veces se ven expuestos los subalternos. Para ello, se ha cambiado de nombre y ha hecho suya una identidad asociada a un país extranjero. A partir de este momento, la protagonista empieza a compartir tiempo con esta vecina y adopta poco a poco una identidad híbrida:

Ejemplo 14

When my husband came home in the evening, I placed his french fries and fried chicken before and said, “I thought I would have my work permit by now.”
He ate a few pieces of oily-fried potatoes before responding. We spoke only English now; he did not know that I spoke Igbo to myself while I cooked, that I had taught Nia how to say “I’m hungry” and “See you tomorrow” in Igbo. (182, mi negrita)

Chinaza ha decidido utilizar una estrategia de traducción que inhibe algunos de sus rasgos identitarios nigerianos delante de su marido. Sin embargo, adopta una identidad híbrida a sus espaldas: se habla a sí misma en igbo cuando cocina y le está enseñando este idioma a Nia. Asimismo, también observamos cómo Adichie pone énfasis en la relación que existe entre la comida y el lenguaje, ya que son sistemas de significación que desempeñan un papel muy importante en contextos migratorios.

A continuación, pondremos otros dos ejemplos en los que se ve cómo, efectivamente, la protagonista mantiene una identidad híbrida cuando está con su vecina Nia:

Ejemplo 15

Ni made me tea, with milk and sugar, and sat with me at her round dining table that had three tall stools around it.

Ejemplo 16

“He should have told you about you about the marriage, but it wasn’t a real marriage, Chinaza,” Nia said. (184-185, mi negrita)

En estos ejemplos observamos de nuevo la estrecha relación entre la comida y la lengua en contextos migratorios, especialmente cuando la protagonista está con Nia y toma el té a la manera nigeriana. Además, esta última la llama por su nombre nigeriano: Chinaza. Es decir, la protagonista mantiene parte de su identidad nigeriana en Estados Unidos cuando queda con su vecina.

El relato termina con la decisión de Chinaza de abandonar a su marido en cuanto pueda, ya que siente traicionada: Ofodile le ha escondido durante todo ese tiempo que, cuando emigró, se casó por conveniencia con una mujer estadounidense. Chinaza se entera porque Ofodile comparte con ella que está preocupado: su otra mujer se ha enterado de que se ha casado en Nigeria y está amenazándolo con denunciarlo por poligamia, ya que su divorcio todavía no se ha hecho efectivo. La decisión de Chinaza prueba gran valentía, ya que sabe que desencadenará el enfado de sus tíos, quienes le habían concertado el matrimonio. No obstante, el final queda abierto: Chinaza toma esta determinación, pero tiene que esperar a que pase el tiempo necesario para conseguir los papeles que le permitan trabajar y mantenerse económicamente.

Conclusiones: estrategias híbridas para enfrentar la violencia simbólica en la era de la post-traducción.

En este artículo hemos analizado el conflicto identitario que sufre un matrimonio nigeriano en Estados Unidos. En toda experiencia migratoria, el individuo se ve obligado a poner en marcha estrategias de traducción ante los desajustes que inevitablemente se producen entre su identidad de origen y la de las personas que viven en el contexto de destino, como les ocurre a los personajes principales del relato «The Arrangers of Marriage». Ambos se encuentran en esta situación fronteriza, en la que tienen que tomar decisiones sobre quiénes son en este nuevo contexto. Sin embargo, utilizan estrategias totalmente distintas. Tras el análisis realizado, hemos comprobado que Ofodile pone en marcha de manera sistemática mecanismos de traducción que tienden a silenciar sus rasgos nigerianos: se ha cambiado de nombre, prefiere la comida estadounidense y se niega a utilizar la variante nigeriana del inglés. Por su parte, Chinaza siente recelo ante esta inhibición identitaria y comienza a utilizar estrategias híbridas que le permiten conservar y mostrar algunas de las características propias de su país de origen. Esto lo vemos cuando dice palabras en igbo mientras cocina o cuando toma elcon leche y azúcar, como es costumbre en Nigeria. Para analizar esta situación de conflicto y obtener estas conclusiones, hemos realizado un análisis enmarcado en los paradigmas de la traducción cultural y la post-traducción. Este estudio de caso nos ha permitido comprobar que la traducción entendida en sentido amplio e interdisciplinar es la estrategia que utilizan los migrantes para hacer frente a su día a día. Por lo tanto, podemos afirmar que hemos resuelto nuestra hipótesis de partida. Para ello, hemos entendido la traducción como un mecanismo para reinterpretar significados culturales. Además, los ejemplos analizados nos han mostrado que la gestión de las lenguas y la comida asumen un papel muy importante en los contextos migratorios. Por otro lado, en el estudio de las estrategias de traducción de los personajes, hemos percibido que responden al deseo de evitar las consecuencias de la potencial violencia simbólica que puede ejercer la cultura mayoritaria. Ofodile quiere inhibir al máximo su identidad nigeriana con el objetivo de no sufrir la discriminación resultante, de ahí que inste a Chinaza a hacerlo también. Sin embargo, lo que realmente consigue es perpetuarla a largo plazo. Silenciar sus rasgos nigerianos significa, al fin y al cabo, contribuir a que algunos patrones de esta violencia homogeneizadora se mantengan y sean susceptibles de aumentar. En realidad, no debería sorprendernos esta estrategia porque, en el fondo, es la más intuitiva: nadie quiere sufrir discriminación. Después de este análisis, podemos empatizar con el personaje de Ofodile. En realidad, es una víctima más de los procesos de violencia simbólica que tienen lugar en las sociedades hacia algunos sujetos subalternos. De hecho, esta violencia, ejercida a través de prácticas discursivas, se caracteriza precisamente por que el oprimido contribuya a su crecimiento y permanencia, de ahí que sea tan poderosa y frecuente en el mundo en que vivimos (Bourdieu, [1998] 2000; Fraser 1995).

Por otro lado, gracias al personaje de Nia, Chinaza se da cuenta de que puede adoptar estrategias de traducción híbridas en las que exhiba algunos rasgos de identidad original, como hemos visto que hace especialmente en los ejemplos 14, 15 y 16. Esta decisión posiblemente le hará exponerse a un mayor grado de discriminación, sobre todo a corto plazo. No obstante, al mismo tiempo, creemos que le puede traer más satisfacción personal porque no va a obligarle a renunciar a tantos rasgos de sí misma. Además, pensamos que las estrategias de traducción cultural que sirven para mostrar la diferencia identitaria del migrante son importantes a nivel social porque contribuyen a paliar a largo plazo la potencial violencia simbólica que puede sufrir, especialmente si se ponen en marcha de manera sistemática. Toda esta reflexión sobre las repercusiones de las traducciones en el futuro es precisamente a lo que Gentzler (2017) insta en su obra Translation and Rewriting in the Age of Post-Translation Studies. Como disciplina, debemos avanzar en esta dirección. Además, desde un punto de vista social, es muy relevante subrayar el papel que desempeña nuestra área de conocimiento a la hora de abordar conflictos identitarios en contextos migratorios. Los estudios de caso que parten de una concepción amplia de la traducción, como el que hemos realizado en el presente artículo, abren un debate sobre cómo abordar problemas de violencia simbólica y qué estrategias poner en marcha a la hora de encontrar modelos de coexistencia en las sociedades diversas. Además, siguiendo bajo el paraguas de la post-traducción, también consideramos importante que estas reflexiones se enriquezcan de los conocimientos de otros campos, como la Sociología, la Antropología o los Estudios Culturales, ya que resolver situaciones como esta requiere de herramientas complejas y enfoques variados. Por último, no podemos sino terminar haciendo un llamamiento a que continúen las investigaciones en el marco de la post-traducción y la traducción cultural. En el contexto heterogéneo actual, la apertura y la pluralidad nos van a ayudar a poner en valor nuestra disciplina y entenderla como una herramienta para construir un mundo más justo e igualitario, donde el migrante no se vea obligado a silenciar al máximo y de manera continuada su identidad de origen si quiere construirse una vida plena en su nuevo hogar.

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1 Este artículo se enmarca dentro del proyecto “Violencia simbólica y traducción: retos en la representación de identidades fragmentadas en la sociedad global” (FFI2015-66516-P), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España, y por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional. Asimismo, también se inscribe dentro de las investigaciones del Grupo de Investigación Reconocido TRADIC (Traducción, Ideología y Cultura), financiado por la Universidad de Salamanca.

2 La autora del presente artículo es beneficiaria de una ayuda para la Formación de Profesorado Universitario (FPU, resolución de 25 de septiembre de 2017) del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de España, que financia un contrato predoctoral.

3 Dicho informe incluye a los refugiados y a los solicitantes de asilo dentro de la categoría de migrantes.