José Luis Martí Ferriol
Universitat Jaume I
Este artículo presenta una nueva herramienta que permite realizar cálculos de velocidades de lectura de subtítulos expresados en los dos parámetros más utilizados para este propósito: caracteres por segundo (cps) y palabras por minuto (wpm, words per minute). Se ha comprobado que diferentes programas de subtitulación ofrecen valores distintos de velocidades de lectura expresados en ambos parámetros para los mismos subtítulos. Por lo anterior, se propone la utilización de una aplicación informática muy sencilla que realiza cálculos de cps y wpm, llevando a cabo un recuento de caracteres y un álgebra muy elemental de los tiempos de entrada y salida de los subtítulos estudiados. La utilización de esta aplicación permite el cálculo de la velocidad de lectura de grandes cantidades de subtítulos, y también puede tener aplicaciones en investigación y docencia.
palabras clave: subtitulación, velocidad de lectura, caracteres por segundo, palabras por minuto
Estimating reading speed for subtitles: a new approach
This paper presents a new tool which has been developed in order to make reading speed calculations, and whose results are expressed by means of the two parameters most used in the field: characters per second (cps) and words per minute (wpm). It has been confirmed that different subtitling software programs calculate different reading speed values (both in cps and wpm) for the same set of subtitles. Due to this, a very simple software application which calculates values for cps and wpm is now introduced. It has been designed to make no assumptions, but simply to count characters and to make very straightforward time algebra with the subtitle in and out times. This new tool allows for the calculation of reading speed values of large series of subtitles at a time, and it may be used both for research and in the classroom environment.
key words: subtitling, reading speed, characters per second, words per minute
Introducción
La subtitulación, junto con el doblaje, es la modalidad de traducción audiovisual más utilizada y aceptada por el espectador a nivel mundial. Dejando aparte discusiones estériles sobre si una modalidad es mejor que la otra, que han dado lugar a gran número de publicaciones y que Chaume (2004) resume con acierto, resulta evidente que España se encuentra entre los países (la mayoría europeos) con una sólida traducción dobladora. Con todo y con eso, la irrupción del DVD a finales de la década de los noventa del siglo pasado, así como la digitalización de la emisión televisiva en nuestro país, han ayudado a afianzar la visibilidad de los subtítulos en la actualidad en el consumo de productos audiovisuales.
Muchos son los autores que han dedicado sus investigaciones a la subtitulación, ya desde los inicios de la década de los noventa. No se pretende ahora realizar un repaso en este sentido, que ya otros autores como Díaz Cintas (2003) y el citado Chaume (2004) han llevado a cabo de forma exhaustiva. Este artículo se centra en el espectador como elemento fundamental de la recepción de los subtítulos y, más concretamente, en su capacidad para leerlos de forma cómoda.
En 1998, Karamitroglou publicó «A Proposed Set of Subtitling Standards in Europe», donde cubre variados aspectos relacionados con los subtítulos, entre ellos, su formato y las convenciones profesionales que se utilizan. Con una orientación básicamente prescriptiva, también propone algunas «best practices» de tipo lingüístico para la fase de creación de los mismos, como por ejemplo la no utilización de más de dos frases en el mismo subtítulo, el empleo de sintaxis sencilla o la preferencia de la voz activa frente a la pasiva. En cuanto a la capacidad de lectura, menciona que un valor medio comprobado para «average viewers» (de edades entre 14 y 65 años, de una clase media-alta desde el punto de vista educativo y social) oscila entre 150 y 180 palabras por minuto, aunque no especifica la lengua en que se han obtenido dichos valores. Según el autor, si asumimos que un subtítulo completo de dos líneas suele tener entre 14 y 16 palabras (de nuevo, no se especifica la lengua), se puede afirmar que se puede leer a razón de entre dos y tres palabras por segundo, o lo que es lo mismo: un subtítulo de esas características debería permanecer en pantalla unos cinco segundos y medio. El autor menciona que es aconsejable ampliar ese tiempo a unos seis segundos, ya que «the brain needs 1/4 - 1/2 of a second to start processing the subtitle it has traced» (ib.: online). Este periodo de inicio (o preparación) para la lectura de un subtítulo se suele llamar «onset». Asimismo, el autor indica que un subtítulo de dichas características no debería estar en pantalla más de seis segundos, porque «this would cause automatic re-reading of the subtitle, especially by fast readers» (ib.). En cualquier caso, estas consideraciones sirven para apoyar la idoneidad de la denominada «regla de los seis segundos», que se ha utilizado profusamente en la docencia y en la industria de la subtitulación.
Mayoral (2001: 4) menciona velocidades de lectura elevadas para el cine (valores de entre 14 y 15 caracteres por segundo, utilizados por la compañía americana 20th Century Fox), y pone de manifiesto que dichos valores serían inferiores para televisión y video. El autor también hace referencia a un programa de subtitulado propiedad de la empresa Screen Subtitling Systems Ltd, la cual propone una velocidad de lectura de 9 caracteres por segundo para adultos, y entre la mitad y dos tercios de esta cantidad para niños. Dichos valores (9 cps) son sin duda antiguos y demasiado bajos para los estándares que se utilizan en la actualidad.
En cuanto al uso del parámetro wpm y la adecuación de los subtítulos a los diferentes países, Mayoral (2001: 14) afirma que:
No se dan normas de traducción audiovisual para diferentes países (las velocidades de lectura se establecen habitualmente —p. ej. Ivarsson, 1992, y Screen Subtitling Systems Ltd, 1998— en palabras por minuto (wpm) aún cuando la extensión media de las palabras puede ser muy diferente para distintas lenguas) y el concepto de «localización» por ahora abarca tan sólo elementos lingüísticos y culturales, pero no los que aquí nos ocupan, que están directamente relacionados con el tipo de destinatario.
Esta afirmación introduce algunas de las cuestiones de investigación que se consideran fundamentales: la relación entre cps y wpm y su posible variación dependiendo de la lengua para la que se lleven a cabo los cálculos de velocidad de lectura.
Díaz Cintas (2008: 96-97) pone de manifiesto que la famosa «six second rule» se traduce en valores de unos 12 cps, y propone el intervalo equivalente en wpm, entre 140 y 150 para la lengua inglesa, si se asume que, como media, una palabra inglesa tiene 5 letras (o caracteres, en este caso). También destaca que los valores que se aplican en el caso del DVD suelen ser superiores, de unas 180 wpm o 17 cps.
Toda (2009: 10) menciona de nuevo los «10 characters per foot of film, i.e.: 15 characters per second». Por lo que respecta a España, destaca que esos valores de 15 cps son los normales, tanto para el cine como para la televisión. En cuanto a los valores en otros países europeos, menciona 10 cps para Flandes (Bélgica) y 16 para Finlandia.
Para finalizar este repaso inicial, cabe destacar la contribución de Romero Fresco (2009), que aunque centrada en el tema de la velocidad de lectura de subtítulos producidos con técnicas de «rehablado», menciona el experimento más riguroso y documentado llevado a cabo hasta la fecha para la lectura de subtítulos, realizado por D’Ydewalle et al. en 1987. La tecnología mencionada («eye tracking») está siendo utilizada en la actualidad para gran cantidad de experimentos encaminados a investigar la recepción de los textos audiovisuales, así como la relevancia de la información transmitida.
Using eye-tracking technology, he tested three different presentation times for subtitles: two lines of 32 characters in 4 seconds (approximately 192 wpm), 6 seconds (130 wpm) and 8 seconds (96 wpm) respectively. The object of this study was to ascertain if the six-second rule (a full two-line subtitle displayed on screen for 6 seconds and shorter subtitles scheduled proportionally), accepted as common practice in most subtitling countries, could be validated by empirical research on reading speed. His results leave little room for doubt, the six-second rule being identified as setting the appropriate reading speed for the participants. This rule has later on been supported by other scholars such as Díaz Cintas (2003), who applies it to longer lines than the ones referred to by D’Ydewalle (72 characters instead of 64), thus setting the recommended speed at 144 wpm (12 cps). (Romero Fresco 2009: 114)
Como se puede observar, la ya mencionada «6 seconds rule» parece ser la que goza de mayor aceptación entre los espectadores y, en términos de los parámetros que nos interesan, se traduce en valores de 12 cps y 144 wpm.
Principales programas de subtitulación y valores de velocidad de lectura que proponen
El proceso de subtitulación incluye dos etapas fundamentales: la localización (o «spotting») y la creación de subtítulos. Por «localización» se entiende la elección de los tiempos de entrada y salida de un subtítulo. Es decir, cuando el actor del texto audiovisual original comienza a hablar, será necesario marcar el tiempo en el que aparecerá el subtítulo en pantalla con la traducción de su diálogo. De igual forma, el subtítulo deberá desaparecer, aproximadamente, cuando el diálogo en el texto original ha finalizado. La diferencia entre el tiempo de salida y el tiempo de entrada definirá la duración del subtítulo. Se debe tener en cuenta que si dicha localización se realiza asumiendo una velocidad de lectura apropiada, el espectador podrá leer el subtítulo sin problemas. Normalmente, la duración de los subtítulos suele variar entre 1 y 6 segundos.
Una de las limitaciones en la fase de creación de los subtítulos, y que subraya su dificultad, radica en el hecho de que por regla general solo se dispone de dos líneas (cada una de las cuales con un número máximo de caracteres que suele oscilar entre 35 y 39) para traducir el diálogo. Dependiendo de la velocidad a la que hablen los actores en pantalla, la traducción para subtitulación tiene la característica intrínseca de la necesidad de sintetizar, o condensar, la información lingüística del texto audiovisual.
El proceso de subtitulación (localización y creación de subtítulos) se suele llevar a cabo hoy en día mediante la utilización de programas informáticos. En el mercado hay una serie de programas disponibles; algunos son de uso libre, otros se pueden descargar de Internet en una versión de prueba, y otros requieren la adquisición de una licencia, en ocasiones a un elevado precio.
Los principales programas disponibles que se utilizan normalmente son los siguientes. De ellos, los tres primeros y el séptimo son de uso libre, el cuarto y el sexto sólo pueden usarse si se adquiere una licencia, y el quinto permite la descarga de una versión de prueba.
Todos estos programas son de ayuda en el proceso de creación de subtítulos. El proceso de localización con todos ellos es sencillo, ya que normalmente solo es necesario pulsar una tecla para que el programa introduzca el tiempo de entrada, y otra para consignar el tiempo de salida del subtítulo. Los que se adquieren con licencia (pero también alguno más) indican valores de velocidad de lectura para cada uno de los subtítulos, y pueden advertir de velocidades excesivamente rápidas o lentas. Curiosamente, los valores de velocidad de lectura calculados por los diferentes programas no siempre coinciden.
Como prueba de ello, véase la tabla 1 a continuación1. En ella se muestran valores de cps y wpm calculados por tres de los siete programas presentados anteriormente, para un total de 8 subtítulos (tanto de una como de dos líneas). Los programas en cuestión son: WinCAPS y Swift, que ofrecen valores de ambos parámetros de velocidad de lectura, y Spot, que sólo presenta valores en cps. También se muestran en la tabla los tiempos de entrada y salida de todos y cada uno de los subtítulos y el número de caracteres (incluyendo los espacios).
A simple vista se puede comprobar que, curiosamente, son pocos los casos en que los valores de alguno de los dos parámetros coinciden. El en teoría simple proceso de contar caracteres y dividir por la duración del subtítulo en segundos para obtener el valor en cps debe de estar implementado de forma diferente en los distintos programas, si nos atenemos a los resultados obtenidos. En cuanto al recuento de palabras, es posible que WinCAPS y Swift estén realizando algún tipo de suposición previa (como la mencionada anteriormente de asumir que cada cinco –u otro número de– caracteres componen una palabra). Resulta entonces obvio que esa posible premisa inicial no sea la misma para ambos programas, si tenemos en cuenta las diferencias de hasta un 15% (véase el subtítulo número 2, el de mayor duración y número de caracteres de la tabla) en los valores obtenidos.
La constatación de estas diferencias en los cálculos de los parámetros de velocidad de lectura por parte de los programas comerciales de subtitulación ha supuesto la principal motivación a la hora de programar una herramienta sencilla que permitiera obtener dichos valores según una lógica sencilla.
Nueva herramienta para calcular parámetros de velocidad de lectura
En este apartado se presenta la herramienta que se ha programado así como los distintos cuadros de diálogo que el usuario se encontrará durante su utilización. También se muestra la tabla anterior a la que se han añadido los valores de velocidad de lectura para los dos parámetros propuestos por la nueva aplicación.
La herramienta está configurada en forma de macro para MS Word, utilizando el lenguaje de programación Visual Basic. Los subtítulos que se deseen analizar se deberán copiar, siguiendo un formato determinado, en un documento de Word que contenga la macro y, a continuación, ejecutarla.
La macro se limita a calcular la duración del subtítulo restando el tiempo de entrada al de salida, y a contar los caracteres. Con ambos resultados parciales, al dividir el segundo por el primero, se obtiene el valor de cps. En cuanto a las palabras, la aplicación entiende que una palabra es cualquier sucesión de caracteres que viene precedida y seguida por un espacio en blanco. En el caso de los signos de puntuación, la aplicación los considera como parte de la palabra a la que preceden o siguen, práctica habitual para el caso de la lengua española. El caso particular de la utilización de los guiones en los subtítulos de dos líneas en que intervienen dos personajes será tratado en el apartado de análisis de resultados, ya que en ocasiones se deja un espacio entre el guión y la primera palabra, y en otras ocasiones no se deja dicho espacio en blanco.
Con la intención de ilustrar el proceso que hay que seguir para ejecutar la aplicación, vamos a tomar como ejemplo los 8 subtítulos que se presentaron en la tabla anterior. La propia macro ya informa sobre los pasos que se deben seguir y el formato que se empleará por medio de un cuadro de diálogo inicial que aparece cuando se ejecuta. A continuación se muestra el formato en el que deberían copiarse los subtítulos objeto de análisis al fichero que contenga la macro. En primer lugar aparece el tiempo de entrada del subtítulo (hh:mm:ss:cc, es decir, horas:minutos:segundos:centésimas de segundo) seguido por un espacio y el tiempo de salida también codificado en ese formato de ocho dígitos. Tras un espacio en blanco, aparece el texto del subtítulo. Si se trata de un subtítulo de dos líneas, deberán separarse por el símbolo “/”, con un espacio antes y otro después del mismo. Es decir:
00:00:45:12 00:00:47:21 - What’s up? / - Bad news…
00:00:50:10 00:00:54:13 My contact said the Jews who showed / up with the green slip were arrested.
00:01:04:09 00:01:05:12 That’s better...
00:01:29:15 00:01:31:15 - What’s wrong? / - It’s his father.
00:01:51:13 00:01:53:20 You’re very pretty, miss.
00:02:39:04 00:02:40:16 - Excuse me. / - Yes?
00:02:42:02 00:02:43:18 Have you got a light?
00:02:43:23 00:02:44:23 Of course.
Una vez copiados los subtítulos al fichero que contiene la macro, se procede a ejecutar dicha macro. Nada más activarla, aparece un cuadro de diálogo que muestra la información más relevante relacionada con la aplicación (figura 1).
Este cuadro tiene en la parte inferior un pulsador («OK») que el usuario debe activar para que la macro siga con su ejecución. Al pulsarlo, aparece de nuevo un mensaje en la pantalla, en el que se informa de que en el fichero hay 8 subtítulos (para el ejemplo en cuestión) y de que se va a proceder a llevar a cabo los cálculos de velocidad de lectura. Si se acepta esta información (con otro pulsador «OK»), la macro realiza los cálculos y genera automáticamente un nuevo fichero en forma de tabla (los encabezamientos de cada columna de la tabla aparecen en inglés), que para el ejemplo que estamos presentando tendría el siguiente aspecto (ver tabla 2).
La tabla se genera en un nuevo documento de Word y se puede almacenar con el nombre que se desee. En cualquier caso, lo más útil será sin duda exportarla o copiar las dos últimas columnas con los parámetros de velocidad de lectura calculados a una hoja de cálculo (como Excel), o a un programa de tratamiento estadístico de datos (como Minitab o SPSS), para así poder proceder a su tratamiento y posterior elaboración.
Resultados obtenidos: resumen, comparación y discusión
Con la finalidad de poder realizar una comparación más cómoda y sencilla de los parámetros de velocidad de lectura calculados por los programas comerciales y la aplicación propuesta, se ha preparado la siguiente tabla, que combina la información de las dos anteriores, pero de la que se han eliminado las columnas relacionadas con los tiempos y el número de caracteres. En la tabla siguiente se presentan los resultados obtenidos por la macro en negrita.
Si nos fijamos en los resultados, se observa a primera vista cierta coincidencia entre los valores de cps calculados por la aplicación y los ofrecidos por el programa Spot: más concretamente, en los subtítulos 1, 2 y 8. En el caso del segundo y séptimo subtítulos, los valores de cps obtenidos son tan elevados porque para los 72 caracteres del segundo subtítulo sólo se han dejado 4,03 segundos, y para los 21 caracteres del séptimo sólo se han asignado 1,16 segundos. En ambos casos, se deberían haber previsto duraciones mayores, o tal vez haber intentado sintetizar más la información en su elaboración.
Otra regularidad que se observa en un primer análisis es que los valores en cps obtenidos por WinCAPS son siempre inferiores a los obtenidos por la macro, en unos valores de 2 ó 3 unidades, por regla general. Como excepción aparecen los subtítulos 6 y 7, donde la disminución es de 6 y 8 unidades, respectivamente. Esta misma discrepancia tan acusada se aprecia en los valores en wpm para esos mismos subtítulos, donde los valores calculados son de una magnitud claramente inferior; aproximadamente son la mitad de los calculados por la macro.
En cuanto a los valores calculados por el otro programa, Swift, se observa una tendencia similar a la apuntada para WinCAPS, tanto para el caso de los valores en forma de cps (que suelen ser unas 2 o 3 unidades inferiores), como en el caso de los tres últimos títulos con valores en wpm también sensiblemente inferiores a los calculados por la aplicación presentada.
Se debe realizar una aclaración para el caso de los subtítulos 1, 4, y 6, es decir, aquellos que incluyen diálogos y por lo tanto guiones al inicio de cada una de sus correspondientes líneas. Como ya se ha indicado anteriormente, la macro considera como «palabra» cualquier secuencia de caracteres situada entre espacios en blanco. Para los ejemplos mencionados, el subtitulador ha dejado un espacio entre el guión y la primera letra; se trata de una práctica que en ocasiones se considera como no recomendada de acuerdo con las convenciones profesionales (no es necesario «desperdiciar» así un carácter), y que también se recoge como tal en algunos manuales académicos al uso (Díaz Cintas 2003: 165), que recomiendan no dejar espacio entre el guión y la primera letra del subtítulo. Dicha aproximación es la que se ha tenido en cuenta en el diseño y la programación de la aplicación, y por eso ese guión es considerado por la macro como una palabra, lo que sin duda incrementa de forma significativa los resultados obtenidos en forma de wpm. En cualquier caso, valores superiores a 200 wpm en cualquier subtítulo ponen de manifiesto la dificultad que va a presentar este para su lectura. En el caso del subtítulo 7, con un valor muy alto en wpm aunque el subtítulo sea de una única línea, se ha localizado con algo más de un segundo un subtítulo de 5 palabras. De los programas convencionales, el único que parece haber detectado esa elevada velocidad de lectura ha sido Swift.
Sirva este análisis para poner de manifiesto la inconsistencia en los valores de velocidades de lectura presentados por algunos programas convencionales de subtitulación. Los resultados del análisis y de sus discrepancias se ven posiblemente acentuados por una localización que se podría calificar de «agresiva» en alguno de los subtítulos presentados, que tienen duraciones considerablemente reducidas.
Potenciales usos de la herramienta propuesta
Aunque hasta el momento la presente herramienta no se ha utilizado de forma exhaustiva, se considera que puede ser de gran utilidad en dos campos tan importantes como la investigación y la docencia de la modalidad de subtitulación en traducción audiovisual.
Por lo que a la investigación se refiere, su utilización para un corpus elevado de subtítulos de filmes seleccionados puede proporcionar nuevas conclusiones sobre algunas preguntas de investigación, como por ejemplo: la idoneidad de la velocidad de lectura de algunos subtítulos con su correspondiente justificación numérica (la justificación obtenida de forma empírica indicaría si el grado de reducción de un subtítulo se justifica técnicamente o no), o la posible correlación estadística entre ambos parámetros (cps y wpm), obtenida a partir de valores empíricos y sin asunciones ni presuposiciones de partida. También se podría llevar a cabo un estudio del comportamiento de ambos parámetros en diferentes lenguas.
Estas ideas, que se han esbozado únicamente en forma de preguntas abiertas, pueden dar lugar a la generación de hipótesis de investigación, como por ejemplo: «la media de las velocidades de lectura expresadas en wpm de subtítulos en alemán es menor que la media de las velocidades de lectura expresadas en wpm de los subtítulos en castellano de la misma película». La utilización de la macro permite obtener los valores numéricos necesarios para comprobar de forma empírica dicha hipótesis. De hecho, este ejercicio ya se ha llevado a cabo en una investigación real desarrollada por el autor, y cuya correspondiente publicación está en fase de revisión.
En el terreno de la docencia, la utilización de la herramienta proporciona un soporte cuantitativo para la utilización de la «regla de los 6 segundos» (que en algunas universidades se ha actualizado a una duración de 5 segundos para subtítulos de 35 caracteres por línea, en subtítulos de dos líneas). Si se utiliza dicha regla en la docencia de forma cualitativa, en ocasiones sólo se puede afirmar de forma intuitiva que el subtítulo «no cabe» o «no se lee bien», como justificación para una localización o elaboración defectuosas de un subtítulo. También se puede proponer a los estudiantes que copien sus subtítulos a un programa (por ejemplo, el «Subtitle Workshop», un programa de libre acceso en Internet), y que comprueben como espectadores si el subtítulo propuesto puede leerse con facilidad. Dicha comprobación, sin embargo, no dejará de ser subjetiva, y tal vez poco recomendable, si son ellos mismos los que deben comprobar la calidad de sus propios subtítulos. Además el programa mencionado, no proporciona valores de velocidad de lectura en ninguno de los dos parámetros (cps y wpm).
Por ello, se puede proponer a continuación a los estudiantes la exportación de sus subtítulos generados con el «Subtitle Workshop» a un fichero de Word que contenga la macro. La aplicación se ha diseñado y programado precisamente teniendo en cuenta los formatos que el «Subtitle Workshop» genera al exportar los subtítulos a un fichero del tratamiento de textos Word, por lo que el ajuste de formato es muy sencillo. A la vista de la tabla generada por la macro, se puede proponer a los estudiantes criterios de calidad de velocidades de lectura cuantitativos, como por ejemplo que los subtítulos presenten valores entre 10 y 14 cps, o entre 120 y 170 wpm.
Para finalizar, es necesario destacar que la macro presentada en este artículo se ha desarrollado en un entorno universitario y sin ánimo de lucro. Por lo tanto, puede utilizarse de forma gratuita si se descarga desde el portal de esta revista.
recibido en enero de 2012
aceptado en febrero de 2012
versión final de febrero de 2012
Referencias bibliográficas
Chaume, F. (2004). Cine y traducción, Madrid: Cátedra.
Díaz Cintas, J. (2003). Teoría y práctica de la subtitulación: inglés - español, Barcelona: Ariel.
Díaz Cintas, J. (2008). «Teaching and learning to subtitle in an academic environment», en Díaz Cintas, J. (ed.), The Didactics of Audiovisual Translation, Ámsterdam/Filadelfia: John Benjamins, pp. 89-105.
Karamitroglou, F. (1998). «A proposed set of subtitling standards in Europe», Translation Journal 2 <http://accurapid.com/journal/04stndrd.html> [Última consulta: 18 de diciembre de 2011].
Mayoral, R. (2001). «El espectador y la traducción audiovisual», en Chaume, F. y Agost, R. (eds.), La traducción en los medios audiovisuales, Castellón: Universitat Jaume I, pp. 33-48.
Romero Fresco, P. (2009). «More haste less speed: Edited versus verbatim respoken subtitles», Vial 6 http://webs.uvigo.es/vialjournal/pdf/Vial-2009-Article6.pdf [Última consulta: 16 de diciembre de 2011].
Toda, F. & D. González Iglesias (2009). «Spoken language and ICC: Managing cultural diversity in dubbing and subtitling in Spain», Boras NIC 2009 <http://nic.hb.se/index.php?id=12> [Última consulta: 16 de diciembre de 2011]
1 La tabla presentada es sólo una parte de una mayor elaborada por Beatriz Cerezo Merchán en la Universidad Jaume I (2010).