Traducciones españolas de la obra de Honoré Balzac

Lidia Anoll & Francisco Lafarga

PPU, Barcelona, 2003, 144 págs.

María José Hernández Guerrero

El primer volumen de «BT bibliografías de traducción», Traducciones españolas de Victor Hugo (2002), inauguró una colección que nacía con el objetivo de ofrecer repertorios bibliográficos relativos tanto a traducciones como a traductores o estudios sobre traducción. Tras esa primera entrega, surge ahora el segundo volumen de la colección, Traducciones españolas de la obra de Honoré Balzac, que ofrece una compilación de las traducciones españolas de la obra de este escritor, con más de seiscientas entradas de traducciones y adaptaciones publicadas en castellano, catalán, euskera y gallego.

Los autores nos aclaran en la presentación de la obra el origen de este trabajo, que arranca en la década de los setenta con la recopilación efectuada por Lidia Anoll para su tesis doctoral, labor completada posteriormente por Francisco Lafarga con las novedades surgidas en las últimas décadas y la estructuración general de los materiales.

El investigador encontrará en este volumen las traducciones de toda la obra de Balzac, así como algunas adaptaciones, publicadas en forma de libro, además de la biblioteca donde se localizan; se excluyen, por tanto, las versiones aparecidas en la prensa, que se pueden consultar en algunos artículos de Lidia Anoll y otros autores que figuran en un anexo.

La obra se estructura en tres grandes secciones. La primera comprende las ediciones generales (Obras completas, La comedia humana y Obras selectas). La segunda reúne las traducciones de obras agrupadas, de manera más o menos arbitraria, por editores y traductores; la tercera, por último, contiene las obras publicadas de manera independiente. Se completa tan práctico repertorio con tres índices que facilitan enormemente las consultas en el volumen. Se trata de un índice de títulos originales, otro de títulos en traducción, y un índice onomástico que incluye los nombres de traductores, editores y prologuistas.

La utilidad de este tipo de obras es evidente; permite, en este caso, sistematizar datos y hacer un seguimiento visual de la recepción de la obra de Balzac en España, algo que resulta complejo cuando se carece de estos repertorios y los datos figuran dispersos. Así, por ejemplo, como señalan los propios autores, este volumen nos acerca a los traductores de Balzac y a la destacada labor de algunos de ellos, como Rafael Cansinos Assens. También permite ver la trayectoria editorial de la obra de este francés universal y las publicaciones que han tenido una mejor acogida, se reeditan más y se traducen una y otra vez.

Resulta igualmente de una enorme utilidad para el ámbito de los estudios de recepción. Los investigadores interesados en la retraducción, por ejemplo, hallarán aquí todos los datos sobre las ediciones de las traducciones de Balzac de una manera ordenada y accesible. Los interesados en cuestiones puntuales encontrarán igualmente información muy variada. Así, por ejemplo, como curiosidad, una ojeada a los títulos de las traducciones nos permite observar las convenciones existentes. Títulos como Eugénie Grandet, un nombre propio, se encuentran traducidos, Eugenia Grandet, o sin traducir. En el caso de Le Père Goriot, hay más variedad: Papá Goriot, El tío Goriot o Goriot, el padre. Del mismo modo, La Cousine Bette pervive como La prima Bette, pero también como La prima Bela. Se trata tan solo de un botón de muestra de la gran cantidad de información que proporciona este tipo de obras.

Traducciones españolas de la obra de Honoré de Balzac, al igual que su antecesora consagrada a Victor Hugo, cumple perfectamente su objetivo: facilitar la labor de los investigadores a través de un repertorio sistemático. No nos resta más que congratularnos por esta iniciativa tan práctica para los estudios de recepción en nuestro país y esperar que los sucesivos números de esta colección vayan completando los muchos vacíos existentes en la actualidad.

Arabismo y traducción

Juan Pablo Arias, Manuel C. Feria y Salvador Peña

Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 2003, 195 págs.

Miguel Sáez

Gran osadía reseñar este libro cuando no se tienen otros méritos que ser traductor y haber nacido en Marruecos. Sin embargo, hay dos razones para que lo haga: la primera es que, por confesión de sus propios autores, se trata de un libro que nace «con vocación de servicio para todos los públicos» y la segunda mi admiración por esos autores, cuya labor en la Universidad de Málaga, tanto en el campo de la docencia como en la investigación, sería difícil sobrestimar.

Arabismo y traducción es, como diría Schopenhauer, un fragmento para una Historia de la traducción del árabe al español que algún día se escribirá, pero un fragmento indispensable, porque se refiere a un período poco tratado y a una «generación» (nacida antes de la guerra civil y formada después de ella) que constituye el puente entre los grandes arabistas españoles de la primera mitad del siglo XX y los actuales. José María Fórneas, Julio Cortés, Miguel Cruz Hernández, Juan Vernet, Leonor Martínez, Pedro Martínez Montávez y M.L. Serrano son nombres que no dirán mucho al hombre de la calle, pero corresponden a figuras del arabismo que han desempeñado o desempeñan un papel muy importante en la cultura española, y creo que se puede afirmar sin vacilación que, si no están todos lo que son, sí son todos los que están. (Lamentablemente, el profesor Fórneas, Don José María, falleció durante la preparación del libro, que está ahora dedicado a su memoria).

La obra sigue el conocido modelo de la recopilación de entrevistas y tiene el atractivo de la inmediatez y la espontaneidad. Sin embargo, sus autores no se limitan, como tantas veces se hace, a utilizar un formulario estándar y recoger unas respuestas. Por de pronto, dominan el tema y, arrimando siempre el ascua a la sardina de la traducción, utilizan un esquema muy bien pensado. Pero es que, además, conocen perfectamente la vida y milagros de cada entrevistado y ello hace que su interrogatorio se convierta en un diálogo interactivo que puede tomar derroteros inesperados, pero en el que ambas partes parecen sentirse siempre a sus anchas.

Tanto el prólogo de Bernabé López García como la introducción de los propios autores facilitan mucho la vida al reseñador, porque en ellos está ya, muy bien dicho, todo lo que se podría decir como resumen. Sin embargo, me llaman especialmente la atención algunos aspectos de la traducción del árabe que no conocía o en los que no había tenido ocasión de reflexionar.

En primer lugar, el hecho de que las traducciones se inserten en una tradición bien asentada, lo que creo que no ocurre con las traducciones al español de ninguna otra lengua. La veneración hacia los maestros es casi conmovedora. Así, Miguel Cruz Hernández dice: «En el caso de Averroes, mi respeto por D. Miguel Asín y D. Manuel Alonso hizo que al principio no me atreviera a cambiar ciertas cosas, así que las ponía entre comillas...». Vernet, que en su traducción de El Corán utiliza parte de las aleyas traducidas por Emilio García Gómez en El collar de la paloma, explica que si lo hizo fue para que «se pudiera juzgar lo excelente traductor que él fue y lo pedestre que soy yo». Julio Cortés, autor de la que puede que sea la mejor traducción de El Corán en castellano, pregunta a su vez: «Si he sido alumno de García Gómez, de Juan Vernet o de Millás Vallicrosa, ¿cómo ve voy a oponer a mis maestros?». Hasta Pedro Martínez Montávez, quizá el más «revolucionario», declara: «... he sido un hombre de rupturas, pero siempre profundamente respetuosas con todo lo realizado con anterioridad».

Sin embargo, y sólo en aparente contradicción con lo anterior, el individualismo de los entrevistados es absoluto. Rechazan o desconocen las teorías o estrategias traductorias, defienden en todo momento la intuición y se muestran por lo menos escépticos hacia el trabajo en equipo. Quizá por circunstancias inevitables, se trata de una generación compuesta, como decía Fórneas, de francotiradores. Y casi todos ellos muestran una decidida vocación de estilo. «Lo que ocurre es que el estilo necesita muchas horas de trabajo» (Cruz Hernández).

Algo que llama la atención, en general, es la modestia de los entrevistados. Dedicar muchos años de su vida a un autor o una obra, con una remuneración en el mejor de los casos exigua, les parece lo más normal del mundo. Y muchas veces valoran más su labor docente que las obras que tradujeron y que han sido hitos en la historia de la cultura española. El propio Fórneas, al final de su vida, dice: «Cada vez tengo más respeto a traducir la literatura árabe clásica: con los clásicos uno resbala con mucha facilidad».

En cuanto a aspectos concretos, en lo que se refiere, por ejemplo, al empleo de arabismos en las traducciones, Cortés (separándose de Asín Palacios) dice que «si un arabismo ha salido, ha sido por casualidad», Leonor Martínez que emplea «los de uso frecuente en castellano» y Fórneas que los usa «si viene al pelo». Pedro Martínez Montávez, en cambio, dice que siempre que puede mete un arabismo, aunque reconoce que los arabismos son armas de doble filo: enriquecen al lector que los acepta como un desafío, pero pueden disuadir a otro tipo de lectores. Y sobre el dilema entre transcripción y traducción propiamente dicha de los nombres propios (¿Allah, Alá o Dios, Muhammad o Mahoma?) los criterios oscilan y a veces resulta que han sido las editoriales las que han tenido la última palabra

Personalmente, me parece muy satisfactoria la positiva valoración de la labor de España en Marruecos: Fórneas considera que se ha descalificado de forma sistemáticamente esa labor, «muchas veces de manera injustísima»; Mª Luisa Serrano que, en líneas generales, «fue magnífica y se ha silenciado injustamente». Leonor Martínez que «la crítica no ha valorado bien la acción cultural de las revistas publicadas en el Protectorado» (Ketama, Al-Motamid), etc. En cualquier caso, los autores del libro reseñado se comprometen en su introducción a ocuparse en un futuro no lejano de la labor realizada por las estructuras profesionales y docentes del Protectorado. (Hay ya alguna tesis doctoral al respecto, como la de Mourad Zarruk, «España y sus traductores en Marruecos (1859-1936)» pero el período posterior a la guerra civil parece haber sido poco estudiado). Hora es ya de reivindicar el esfuerzo de africanistas, intérpretes, profesores libaneses... y franciscanos.

Otro aspecto muy destacable del libro son los consejos a futuros traductores. Martínez Montávez da uno solo: hay que traducir «todo aquello que a uno le gusta». Fórneas se dirige específicamente a los arabistas, diciéndole algo sólo en apariencia desanimador: «considerarse siempre aprendiz de la lengua árabe...». Y Vernet: «hay que traducir mucho, y nunca se traduce del todo bien». Por su parte, Miguel Cruz Hernández, después de recordar que la inteligencia está en los codos y que lo mejor es enemigo de lo bueno, exhorta a los traductores a que, como les pedía Asín Palacios, hagan los tres votos canónicos: pobreza, obediencia y castidad, porque la traducción «no da para mucho».

Hay otros aspectos en el libro de interés para cualquier traductor a cualquier lengua (la relación con el autor traducido, el uso de traducciones anteriores o a otros idiomas, etc.) que podrían reseñarse, pero ningún resumen podría sustituir a la lectura reposada (y fructífera) del libro. Sólo cabe esperar, muy sinceramente, que un día, dentro de muchos años, otros jóvenes arabistas compongan un libro análogo, en el que los primeros entrevistados sean Juan Pablo Arias, Manuel C. Feria y Salvador Peña.

Entornos informáticos de la traducción profesional: las memorias de traducción

GLORIA CORPAS PASTOR Y MARÍA-JOSÉ VARELA SALINAS

Editorial Atrio, S.L., Granada, 2003.

Guadalupe Ruiz Yepes

El objetivo de este libro es, además de presentar las memorias de traducción (MT) más comercializadas, la de concienciar al lector de la necesidad de incluir en los contenidos curriculares de la licenciatura de Traducción e Interpretación, asignaturas relativas a los entornos informáticos de la profesión del traductor. El compromiso de las dos editoras y coautoras de este libro con la calidad de la formación de traductores e intérpretes las llevó a organizar dos cursos de especialización: Localización de Programas Informáticos (Inglés-Alemán) y Entornos informáticos del traductor profesional: las memorias de traducción. Estos dos cursos hicieron patente la necesidad de prestar mayor atención a las nuevas tecnologías en el marco de la licenciatura de Traducción e Interpretación, y de ahí surgió la idea para este libro relacionado con los contenidos de los mismos.

Con la lectura de este libro el alumno obtiene una idea bastante fidedigna de lo que puede ser su futuro laboral, pues en él participan reconocidos profesionales y especialistas. Juan José Arevalillo dedica un capítulo al funcionamiento interno de una empresa de traducción como la que dirige, y otro a la gestión de proyectos. La aportación de este profesional es muy esclarecedora, no sólo porque explica detalladamente la división de tareas entre el jefe de proyecto, el traductor principal o senior translator, el traductor o junior translator, los revisores y los maquetadores, entre otros, sino también porque desvela las diferentes fases de un proyecto de traducción. Según el autor, es «fundamental distinguir a qué nos referimos cuando hablamos de traducción» (9), pues, aunque habitualmente se entiende por ella trasvasar un texto escrito en una lengua a otra diferente, esta definición es insuficiente y abarca únicamente la fase puramente lingüística. Sin embargo, el proceso de traducción se compone, además, de la revisión, fases técnicas como la maquetación y de tareas complementarias como son la recepción del material, el recuento de palabras, la confección del presupuesto, etc.

Los siguientes capítulos de este libro se ocupan de la presentación y evaluación de memorias de traducción. Se puede decir que abordan el tema desde todas las vertientes posibles. Por un lado, la de los creadores y distribuidores de las MT, como Cristina Gassó, que presenta la versión 3.0 de Déjà Vu y su última actualización (la DVX), Lidia Cámara y Gregor Chrupala, que hacen lo propio con STAR Transit XV, y las versiones 5.5. y 6.5. de TRADOS de las que se ocupan Silvia Carbajo y Heinz-Günter Rudolf respectivamente. Además, Daniel Gervais e Yves Champollion presentan respectivamente MultiTrans Pro 3 y WordFast, programas de aparición más reciente que los anteriores; así, el lector puede comparar características y elementos innovadores entre éstos y las MT más establecidas. Por otro lado, se presentan las MT desde el punto de vista de los profesionales que las utilizan, como es el caso de Josep Bonet, jefe de la división española de traducción de la Comisión Europea.

De la evaluación de las MT se ocupa Luis Cerezo, investigador de la Georgetown University (EE.UU.), que ofrece una especie de introducción a este tema con la que invita a reflexionar sobre la dificultad de evaluar las herramientas TAO. Le sigue Pilar Sánchez-Gijón con la evaluación de los sistemas TAO menos conocidos, y finalizan José Ramón Biau y Anthony Pym que señalan las limitaciones de tales herramientas y las consecuencias que, según ellos, eso trae para la enseñanza del uso de las MT.

El libro concluye con un capítulo de las propias editoras sobre la necesidad de incluir en la formación de traductores las nuevas tecnologías, recorriendo los contenidos curriculares de las licenciaturas en Traducción e Interpretación de las universidades españolas. Se centran especialmente en las pautas ofrecidas por parte de las autoridades europeas en materia educativa para construir el Espacio Único Europeo de Enseñanza Superior (EEES). Describen, así mismo, varios proyectos que versaron en torno al papel de las nuevas tecnologías en los planes de estudio de diversas licenciaturas, sobre todo en cuanto a la preparación para la realidad profesional del traductor. Ejemplos son el proyecto LETRAC (Language Engineering for Translators Curricula), en el que participaron varias universidades europeas y los Servicios de Traducción de la Comunidad Europea, o el proyecto Development of Curricula and Methodology for Translation and Interpreting Courses, organizado por el European Centre of Modern Languages, en el que participaron principalmente universidades de Europa del Este.

En definitiva, esta obra nos parece muy útil por la importancia y actualidad del tema que aborda. Las autoras han sabido reconocer la necesidad real de formación en entornos informáticos que tienen los futuros traductores; y su reacción no ha podido ser mejor, pues, con la publicación de este libro, al lector se le da la posibilidad de obtener una visión global de los aspectos más importantes de las memorias de traducción.

Tradurre. Dalla teoria alla pratica

PAOLA FAINI

Carocci editore, Roma, 2004, 216 págs.

Estefanía Flores Acuña

Bajo un título tan genérico como el que sirve de presentación a esta obra, encontramos un manual concebido básicamente como instrumento didáctico, resultado, sin duda, de la amplia experiencia docente de su autora, profesora de Lengua y Literatura inglesas, así como de Traducción inglés / italiano en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Roma Tre.

Se da en este manual una perfecta conjunción entre los planteamientos teóricos que propone inicialmente y los numerosos casos prácticos que ayudarán a identificar algunos de los problemas que encontrará el futuro traductor en el desempeño de su tarea. El recurso constante a ejemplos tiene por finalidad evitar que el discurso sobre la traducción se apoye exclusivamente en presupuestos teóricos. Como la propia autora reconoce, la mayoría de sus afirmaciones se refieren al ámbito de la traducción literaria, por lo que, aunque muchas conclusiones son extrapolables a otros tipos de traducción, será el aspirante a traductor literario el que más consideraciones útiles halle para su futura labor.

El libro se estructura en tres partes, la segunda de las cuales ocupa una extensión considerablemente mayor que las demás. A los siete capítulos que conforman la totalidad de la obra, se añaden una bibliografía general, un índice de materias y un índice de autores. Las lenguas que aquí se manejan corresponden a las lenguas de trabajo de la autora: el inglés y el italiano.

En la introducción teórico-metodológica que constituye la primera parte, se realiza un repaso por la historia y situación actual de los Estudios de Traducción. Se abordan conceptos clave en este campo como la noción de fidelidad, de equivalencia o la oposición equivalencia / adecuación. Se reagrupan las tendencias actuales de los estudios teóricos sobre traducción en aquellas que se centran en la traducción como proceso y las que prefieren considerar la traducción como producto. Se reclama mayor atención para la fase de comprensión del TO, casi nunca incluido en las múltiples definiciones de traducción.

A través de sus reflexiones sobre el análisis de texto, su papel en la actividad del traductor, y la libertad de éste respecto a la obra original, la autora prepara el camino para lo que supondrá el grueso de su argumentación en los cuatro capítulos que forman la segunda parte. Como ella misma reconoce, el principal objetivo que persigue en esta sección es ayudar al estudiante a comprender en qué situaciones es lícito que el traductor haga uso de su libertad expresiva, tema que se hace presente constantemente a lo largo de la obra.

Comienza analizando la relación entre tipología textual y estrategia traductora. En su opinión, resulta útil valorar y comparar las estrategias utilizadas y las soluciones ofrecidas por distintos traductores. Ello le permite, además, mostrar cómo, en la mayor parte de los casos, las soluciones por las que opta un buen traductor no son sólo fruto de la intuición, sino resultado de un profundo conocimiento de la LO y de la LT, de sus características, y de una meticulosa reflexión teórica.

Al tratar la intervención del traductor en el texto, se basa en la distinción de P. Newmark entre traducción directa y traducción oblicua. Aunque reconoce que ninguna tipología está libre de defectos, se detiene en el análisis de la transposición y su influencia en la organización de la frase. Examina, en primer lugar, la transposición dentro de una misma lengua, para luego estudiarla entre la LO y la LT. Se detiene igualmente en la organización de la frase típica en inglés y en italiano: mayor o menor flexibilidad en la colocación de los elementos oracionales, dislocaciones a la derecha y a la izquierda, orden marcado o no marcado, etc. Sigue de nuevo a P. Newmark cuando, al explicar cuál debe ser el comportamiento del traductor frente a un texto literario, establece que, en primer lugar, se le debe fidelidad al autor del texto, después a la LT y, por último, al lector. Insiste en la necesidad de desvincularse de una sumisión excesiva a las normas de la LO, de respetar la tipología expresiva de la LT y de explotar un principio de libertad a menudo puesto en duda por los defensores del rigor y la fidelidad absoluta al TO.

En el capítulo cuarto se ocupa de los casos en que el traductor se enfrenta a un lenguaje simbólico, metafórico y connotativo, en cuyo caso es posible que tenga que recurrir a la adaptación. En opinión de P. Faini, en el ámbito de la traducción comunicativa el traductor actuará con más libertad, mientras que en textos connotados desde el punto de vista estilístico, habría que actuar con más prudencia. Por eso, concluye que la traducción literaria en pocos casos podrá servirse de la traducción comunicativa. Por el contrario, la autora sostiene, refiriéndose únicamente a la prosa, que es necesario aplicar una traducción de tipo semántico con notas explicativas que den cuenta de determinadas decisiones del traductor o expliquen rasgos del contexto cultural de origen. Por supuesto, no deja de lado la traducción de la metáfora, distinguiendo entre metáforas lexicalizadas y originales, y advirtiendo del proceso de migración de metáforas entre lenguas /culturas, debido a la enorme capacidad de difusión de los medios de comunicación.

Los elementos constitutivos del verbo que, en su opinión, más directamente afectan a la actividad del traductor, a saber, tiempo, aspecto y modo, son objeto de estudio en el capítulo siguiente: examina las posibles alternativas de traducción mediante ejemplos ad hoc y fragmentos extraídos de obras literarias (muchas de las cuales han sido traducidas por la propia autora), realizando al mismo tiempo oportunas distinciones entre el italiano hablado y el escrito.

Demuestra con ejemplos cómo los elementos gramaticales y fonológicos actúan conjuntamente para conseguir un determinado efecto: por ello dedica un capítulo al nivel fónico. La adaptación de este nivel se nos presenta como uno de los retos más estimulantes de la traducción literaria. Puesto que se trata de una de las elecciones de estilo más relevantes del escritor literario, la intervención del traductor no deberá en ningún caso anular los efectos que las elecciones léxicas del original producen desde el punto de vista de la sonoridad.

En la sección final, hallamos un estudio de fragmentos procedentes de obras como The Dead de J. Joyce y Mrs. Dalloway de V. Woolf y sus respectivas traducciones al italiano. En la crítica de estas traducciones, se recuperan algunas de las reflexiones presentadas en los capítulos anteriores, valorando las estrategias utilizadas por los traductores en la producción del TT. En efecto, la reflexión se centra en aquellos casos en que el traductor debe intervenir modificando la organización de la frase o determinados aspectos léxicos y fónicos, con el fin de adecuarse a las exigencias de la LT.

P. Faini defiende la libertad del traductor literario, a condición de que se respete el idiolecto del autor original, punto aún poco estudiado por los investigadores en traducción. Del mismo modo, aboga por utilizar la traducción literaria como forma de entrenamiento indispensable e insustituible para el futuro traductor, sea cual sea su campo de especialización futuro.

Es obligado señalar que, en la página web de la editorial (www.carocci.it) es posible descargar el índice y un extracto de la obra. Y, lo más importante, encontramos una amplia gama de textos para analizar y traducir en una especie de ejercicio guiado de traducción. Dichos textos están agrupados en tres categorías: a) textos publicitarios; b) ensayo literario; c) narrativa. Todos están acompañados por una caracterización general del tipo de lenguaje de que hacen uso, así como por una propuesta comentada de traducción al italiano realizada por P. Faini.

Creemos que el trabajo de esta profesora representa una excelente muestra de cómo conjugar teoría y práctica en la didáctica de la traducción. La obra está salpicada de aclaraciones conceptuales, muy importantes teniendo en cuenta su principal destinatario. El objetivo que se propone queda, en nuestra opinión, más que cumplido: «proporcionar a los estudiantes una serie de principios y normas fundamentales que le sirvan de guía al recorrer el trayecto que va desde la valoración de la relación entre el inglés y el italiano, con sus afinidades y diferencias, hasta el análisis del texto y su aplicación en la traducción». Lógicamente, sus reflexiones sobre los procedimientos de traducción inglés / italiano ayudan también a conocer más profundamente los mecanismos de funcionamiento interno de ambas lenguas.

En definitiva, son muchos los que encontrarán en la obra que aquí reseñamos, y en el material complementario disponible gratuitamente en la red, una herramienta de inapreciable valor para su trabajo: principalmente docentes y discentes de la Traducción, pero también filólogos, lingüistas y estudiosos de las lenguas italiana e inglesa.

Carmen, esa gran desconocida

Leandro Félix Fernández

Libros Encasa Ediciones y Publicaciones, Málaga, 2004, 242 págs.

José A. Gallegos Rosillo

En la historia de la literatura, no es infrecuente el caso curioso de reconocidos novelistas que han sido capaces de crear tipos femeninos memorables al mismo tiempo que han sido tachados de misóginos o, por emplear un término más del tiempo que vivimos, antifeministas. En concreto, en la literatura francesa, uno de estos casos más célebres es el del novelista Guy de Maupassant, creador de personajes como «Boule de Suif» o la «Madeleine» de Bel Ami. Y al aplicarles el apelativo de misóginos, no me refiero al hecho de que no se interesasen por las personas del género opuesto —al contrario, suelen ser lo que se llama grandes libertinos o mujeriegos—, sino a que consideran a las mujeres seres de rango inferior. En realidad, el juicio negativo que este grupo de escritores manifiesta acerca de la mujer en general no responde a una visión filosófica sentida como tal. Sucede que dichos escritores, en un momento de despecho amoroso o de postración anímica exhalan su rabia en juicios y expresiones poco halagadoras hacia alguna mujer en particular y lo extienden a la mujer en general.

Este es uno de los primeros pensamientos que me vino a la mente tras la lectura de la obra del profesor Leandro Félix Fernández arriba referenciada sobre la figura literaria de Carmen y sobre su autor, el historiador y novelista francés Próspero Merimée. Y ese pensamiento se me ocurrió, no precisamente porque al mencionado novelista francés se le considere en la historia literaria un misógino más, sino porque, siéndolo en parte, haya sido al mismo tiempo también el autor de uno de los más famosos personajes femeninos de la literatura, como es el de Carmen, la cigarrera sevillana. Este lado misógino de Merimée no nos era muy conocido hasta el momento; y eso a pesar de la frase que él mismo eligió como epígrafe de su novelita: «La mujer tiene dos buenos momentos: uno en la cama, otro a la muerte». Ahora, tras leer el documentado estudio del profesor Félix, ese aspecto resulta meridianamente claro y él no duda en reafirmarlo cuando nos dice: «Reducida esta última (la mujer de ‘usar y tirar’) a un simple objeto, le era difícil al novelista poder apreciar el ser humano que se escondía en ella» (p. 196).

La breve reflexión que antecede acerca del libro que comento es un buen ejemplo de la riqueza y variedad de temas que encierra. Porque este aspecto es uno de los que más resaltan cuando se adentra uno en su lectura. Carmen, esa gran desconocida es ante todo y sobre todo un denso estudio sobre el personaje literario y sobre su creador, Merimée. Un estudio denso, sí y, además, muy bien documentado, pero escrito en un estilo ameno que convierte su lectura en una agradable exploración de la vida del hispanista francés, en tanto que autor del célebre relato.

El profesor de la Universidad de Málaga y autor del libro, Leandro Félix Fernández, enseña traducción literaria en el Departamento de Traducción de dicha Universidad. En este sentido, su primera tarea al enfrentarse a un texto literario para traducirlo, es situar dicho texto en el contexto social, histórico y personal que le vio nacer y que puede explicar las numerosas ambigüedades u oscuridades interpretativas que, sin duda, siempre aparecen en el texto origen, máxime si ese texto tiene ya más de siglo y medio de vida. Añádase a eso que el profesor Félix Fernández ha mantenido siempre en sus ya numerosos años de investigación universitaria un interés especial por la figura y la obra del viajero francés y comprenderemos que son muy pocos los que tanto dentro de España como fuera de ella pueden hablar de la obra de Merimée con la autoridad con la que él lo hace. No hay que olvidar tampoco que la posibilidad de acceder directamente a la ingente masa de la correspondencia privada del novelista francés es bastante reciente y el profesor Félix Fernández la ha utilizado con fruición. Por todo ello es posible afirmar que este estudio sobre la figura de Carmen va a aportar datos nuevos y originales a la historia literaria, no sólo en lo que concierne a dicho personaje, sino también sobre la personalidad de su creador y sobre su verdadera dimensión como hispanista. Leyendo el libro del profesor Félix Fernández, se puede comprobar, por ejemplo, la inexactitud de juicios como el de Umbral sobre el conocimiento «de oídas» por parte de Merimée de la realidad española. Umbral sí que parece hablar de oídas del hispanista francés y dar pruebas de la superficialidad característica de los articulistas de la prensa diaria. Si el libro que comento lleva por título Carmen, esa gran desconocida, podría haberse llamado también «Merimée, ese gran desconocido». Pero, evidentemente, el título que lleva es el más acertado porque los abundantes datos sobre el autor sólo se justifican en función de un mejor conocimiento del personaje que creó y del texto mismo del relato, tal como señalaré más tarde. Las andanzas españolas y las ideas de Merimée antes y durante la composición de la novelita que hoy leemos —con un extraño capítulo final sobre los gitanos, escrito y añadido bastantes años más tarde— son el soporte y el contexto situacional que mejor pueden explicar la gestación y la naturaleza de Carmen. Y así podemos ver con nitidez que dicho personaje no surge en la mente de su creador como fruto de un brusco arranque de interés del novelista por ciertos grupos folklóricos hispanos de la época. No sólo no es eso sino que más bien se trata de un personaje muy pensado y muy complejo, enraizado en el eterno femenino y en una larga estirpe gala de personajes literarios femeninos que cuenta, entre otros, a la Marguerite Gautier de Dumas, a la Arsène Guilliot del propio Merimée e incluso a la Manon Lescaut del siglo XVIII. A ellos, habría que añadir a Conchita, la protagonista también sevillana, de la obra de Pierre Louÿs, La mujer y el pelele (La femme et le pantin), en las postrimerías del XIX y a la que se le da el apelativo de «novela española». Y todas tienen también en común una larga serie de versiones en los diferentes géneros artísticos, sobre todo en el cinematográfico.

Leandro Félix nos muestra en su estudio sobre Carmen la complejidad del personaje literario, y por eso, su difícil clasificación, y por eso también, lo lejos que se encuentra de ese concepto del «typical spanish» que ha acabado por convertir a esta figura y a la obra de su creador en una especie de prototipo de «la España de charanga y pandereta». En la mayor parte de los casos, son precisamente los recreadores posteriores, muchos de ellos españoles, quienes, en su afán vulgarizador, más han contribuido a acuñar esa imagen tópica del personaje y de la época, la llamada «España de Merimée».

Con todo lo dicho hasta ahora, creo que queda patente que el libro está concebido casi como un silogismo, con una progresión clara y estricta de corte aristotélico o cartesiano, que va desde el planteamiento inicial de la tesis, en el prólogo, hasta las conclusiones, en el capítulo IV, que es el final. En medio, la demostración, los argumentos.

La tesis enunciada en el prólogo es que se ha producido una sistemática deformación de la figura de Carmen en sus sucesivas recreaciones; su comienzo se puede datar a partir de la célebre ópera de Bizet, pero continúa en las más recientes adaptaciones cinematográficas. Los tres capítulos siguientes son como un abanico abierto donde conocemos la verdadera dimensión del personaje y de su creador. El capítulo primero es un análisis documentadísimo sobre la visión de la mujer española dentro y fuera de nuestro país. Visión libresca en la que bebió Merimée y en cuya creación también participó. En los dos capítulos siguientes, se analiza detalladamente, por un lado, el estrecho contacto que el escritor francés mantuvo durante muchos años con España y con la cultura española a través de sus siete viajes y, sobre todo, de su profunda amistad con la condesa de Montijo; por otro, se nos ofrece la idea personal y humana, a través de su correspondencia privada, que el novelista tenía de las mujeres en general y de algunas en particular. Es un capítulo muy rico en datos personales e históricos, pues Merimée se sinceraba con los amigos a los que dirigía su correspondencia, y que eran, entre otros, Stendhal o el malagueño Serafín Estébanez Calderón. Leandro Félix ha conseguido acceder a esa correspondencia privada del escritor, hasta ahora vedada al público, la ha traducido parcialmente y con ello, los lectores hemos podido descubrir nuevas perspectivas del personaje creado por Merimée. Y por eso el autor de este análisis, en el cuarto y último capítulo que es una síntesis de datos, con las lógicas conclusiones, enuncia con claridad y contundencia el contenido esencial de su tesis: «Carmen no es más que otra «Dama de las camelias» pero en versión española» (p. 221). El mito de Carmen, prototipo de la mujer española queda, pues, bastante tocado.

Creo también que queda patente la profunda incardinación de este trabajo dentro de los estudios de traducción, de la traducción literaria. Porque, si es cierto, por un lado, que nos encontramos ante un serio análisis de la vida del novelista y de su creación —lo cual nos situaría dentro de la historia literaria—, no es menos cierto, por otro lado, que dicho análisis busca invariablemente como objetivo último alcanzar la mayor información posible para la comprensión del texto original, escrito en lengua extranjera. Esa es, como se sabe, la primera etapa, imprescindible, para emprender la traducción de un texto literario. Y esa es la razón, además, de que las ideas expuestas en este volumen provengan esencialmente del curso superior de análisis de textos para la traducción que el autor imparte en los correspondientes cursos de doctorado. Evidentemente, no creo que siempre sea posible —previamente a la traducción— un análisis tan exhaustivo y sistemático de la obra literaria que se va a traducir, ya que, entre otras cosas, no suele ser frecuente poder apoyarse en un valioso corpus epistolar privado, detallado e inédito. Queda, sin embargo, este estudio y esta publicación como ejemplo sobresaliente de lo que puede y debe ser el análisis de una obra literaria que se quiere traducir. Y nos queda también, por supuesto, la esperanza de la subsecuente nueva traducción.

Citaba antes al autor de Escenas andaluzas como uno de los amigos españoles de Merimée y que mantuvo correspondencia con él. Es un punto que se puede revelar muy interesante para la historia literaria de la época y de la literatura comparada. En Carmen, esa gran desconocida aparecen numerosos datos de esta relación. Sería sin duda alguna un sugestivo tema de tesis doctoral para algún investigador interesado por el escritor malagueño. Por lo demás, la abundante —pero siempre proporcionada— aportación de la correspondencia privada de Merimée que hace el autor de este estudio nos permite también comprobar las enormes posibilidades de un género ya casi extinto, o en vías extinción, para descubrir el verdadero pensamiento de una persona pública y los entresijos de la sociedad de su época. Y estas cartas, como decía al principio, nos revelan a las claras al libertino capaz, por una parte, de crear el mito literario femenino universal y, por otra, de despreciar profundamente a la mujer, o a cierto tipo de mujer.

No quiero, sin embargo, terminar esta reseña sin insistir en el estilo llano y conversacional del estudio del profesor Félix Fernández, donde la lectura es un placer. A pesar de tratarse de un estudio hasta cierto punto erudito, nada es pesado, ni siquiera el abundante aparato crítico ni las frecuentes notas a pie de página. Las notas se integran perfectamente en el texto, completándolo o ilustrándolo con pequeños toques irónicos o con anécdotas divertidas. En este sentido, es también de destacar el empleo frecuente de expresiones coloquiales por parte del autor que contribuyen a dar esa impronta coloquial a la exposición de las ideas. Así vemos aparecer expresiones como «no comerse una rosca», «solterón empedernido», «matar dos pájaros de un tiro», etc. En resumen, hay que repetir que la lectura del libro Carmen, esa gran desconocida es un placer intelectual que uno puede ofrecerse y que le resultará sumamente interesante si se siente curiosidad por los dos temas esenciales del libro: el personaje literario de Carmen y su creador.

Fisioterapia: glosario de convenciones textuales (español, inglés, francés, ruso)

Lvovskaya, Z. et al.

Editorial URSS, Moscú, 2004, 395 págs.

Isabel Moyano Ramos

Pocas herramientas de trabajo se vislumbran tan útiles para el traductor y el intérprete como este tipo de glosario de convenciones textuales multilingüe, cuya disciplina de estudio es, en este caso, la Fisioterapia. A diferencia de los repertorios léxicos especializados habituales, ordenados en su mayoría por orden alfabético, esta obra introduce un nuevo sistema de búsqueda basado en los parámetros universales del texto.

El glosario no sólo incluye un número considerable de entradas, o marcadores, utilizando su propia terminología, sino que además ofrece en cada uno de ellos ejemplos que muestran sus posibilidades combinatorias, y contextos originales que sirven para observar cómo figura expresado el marcador en el texto.

Uno de los mayores problemas al que se enfrenta cotidianamente el traductor y el intérprete, así como el estudiante de Traducción e Interpretación, es delimitar los contextos en los que se emplea un término especializado, saber en qué combinaciones entra con otras unidades léxicas, en definitiva, hallar las convenciones textuales, tanto de la lengua de partida como de llegada. De ahí, la gran utilidad de este glosario multilingüe, que, sin duda, facilitará e incluso hará innecesaria la ardua e ingente tarea de búsqueda y selección de textos paralelos o comparables y la posterior sistematización de términos y expresiones tipo en un fichero terminológico personal.

La macroestructura de esta obra viene dada por una introducción, donde se exponen las diferentes corrientes teóricas que han guiado su elaboración, los parámetros textuales utilizados, junto con sus marcadores, una somera bibliografía, un breve apunte sobre la estructura del propio diccionario y algunos consejos para el usuario. Estos consejos se completan con un esquema conceptual de los parámetros textuales y sus valores semánticos, imprescindible para la búsqueda de los marcadores.

Al contrario de lo que pudiera pensarse, esta obra no es multilingüe porque ofrezca equivalentes de las entradas en una lengua a las restantes, sino que consta de cuatro bloques totalmente autónomos, uno por cada lengua, a saber: español, inglés, francés y ruso. La perfecta coherencia del texto viene garantizada por la metodología común que desarrollan sus autores en cada uno de los bloques, cuyos principios se han venido ensayando desde hace cuatro años.

Hay que buscar los fundamentos teóricos de la obra en los trabajos de la catedrática de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria, Zinaida Lvovskaya, y el grupo de investigación I+D inter­universitario que dirige, constituido en el año 2000, e integrado por los profesores M. Díaz, M.C. Durand, L. Félix, J.A. Gallegos, M.J. García, R.C. Guillén, V. Marrero, G. Piñero, M.J. Rodríguez, E. Sánchez, Y. Stalmach, A. Torres y C. Vaderrey. Estos investigadores subieron el primer peldaño de su labor, con la publicación en 2002 del libro La estilística textual. Visión traductológica del tema1, obra reseñada por el profesor José Antonio Gallegos en el número 7 de TRANS (pp. 168-170). Un año más tarde salió a la luz el libro Convenciones textuales en textos científicos sobre Fisioterapia2, coordinado también por Lvovskaya, donde se recogen los resultados de la segunda fase de investigación, centrada en la aplicación de la metodología propuesta al campo concreto de los artículos científicos sobre Fisioterapia. Su lectura iluminará sobre los conceptos de parámetro textual y marcador, que estructuran el glosario, resultado final de este proyecto investigador de gran calado, tanto en su dimensión práctica como teórica.

La aparente complejidad del innovador sistema de consulta que introduce la obra se reduce en la práctica a plantearse con rigor tres preguntas a la hora de buscar el marcador: ¿de qué lengua se trata?, ¿a qué parámetro textual pertenece?, ¿cuál es el valor semántico del marcador? Una vez terminada la anterior labor de categorización, con la ayuda del mapa conceptual, se buscará alfabéticamente entre los marcadores del parámetro textual y el valor semántico en cuestión.

Los parámetros textuales que utiliza el glosario son: cadenas temáticas del texto, que corres€ponden con el tema principal y los subtemas del texto; cadena lógica del texto, que marca el desarrollo lógico de todo el texto; tiempo y espacio textuales, que determinan el tiempo y el espacio de los acontecimientos dentro del texto; modalidad textual, que se corresponde con la actitud del autor del texto ante los acontecimientos descritos en él; y estructura textual, esto es, la división del texto en bloques comunicativos. Dentro de estos parámetros, se establecen a su vez otras categorías y subcategorías que ayudan a delimitar la naturaleza del marcador. Sirvan, como ejemplo, las que conforman el parámetro cadenas temáticas del texto, a saber: paciente, patología, terapia y efectos de la terapia; o las que constituyen el parámetro espacio textual: desplazamiento interno, fuentes bibliográficas, hecho espacial, límite del movimiento, lugar de terapia, movimiento, paciente, partes y órganos del cuerpo, postura del paciente, sentido del movimiento, toponimia.

Cabe preguntarse también acerca de los propios marcadores. Dado que la unidad central es el texto, ¿suelen venir representados por unidades léxicas simples o complejas? El glosario recoge unidades léxicas simples: macrófagos, secreción, injerto, taping, geste, flexion; pero también complejas: integración funcional, período de inmovilización, lateralización del tronco, measure of postural sway, knee flexion, mouvement d´antépulsion, saison froide, x hours; incluso estructuras léxico-semánticas: s´étale sur x mois y marcadores gráficos: [número].

No es difícil imaginar que este trabajo es fruto del enfoque comunicativo de las competencias del traductor, la tipología textual, y el concepto de convenciones textuales. Se sitúa pues, en los terrenos de lo que se ha dado en llamar lenguajes especializados. Más allá de que éstos existan o no, los autores parten de la premisa de que dentro de las lenguas rigen normas de comportamiento verbal de carácter «supraindividual» (Reiss & Vermeer, 1996:154), también llamadas convenciones textuales. El conocimiento teórico y práctico de éstas constituye un requisito indispensable para poder traducir o interpretar, dado que el mero conocimiento de la gramática pre-textual de una lengua es condición necesaria, pero no suficiente, según advierten, con razón, los autores.

Sin lugar a dudas, esta herramienta cumplirá, por su rigor científico y versatilidad, la finalidad para la que se elaboró: «servir como material de consulta para traductores e intérpretes profesionales, alumnos de Traducción e Interpretación, redactores técnicos y profesionales de Fisioterapia». Tan sólo queda esperar que este modelo de glosario se extienda a otros campos especializados en el futuro.

Traduire la presse. Entraînement au thème espagnol

Jean-Marie Flores & Marie-Claire Durand

Ellipses, Paris, 2004, 158 págs.

Leandro Félix Fernández

Los autores, Jean-Marie Flores y Marie-Claire Durand, son respectivamente profesores de la Universidad de Pau y de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Su larga trayectoria en el campo de la docencia relacionada con la traducción les ha permitido escribir este manual en el que ofrecen su experiencia personal enmarcada en un planteamiento didáctico que se sale de lo habitual.

Se trata, en efecto, de un libro enfocado exclusivamente hacia la práctica de la traducción, pues no dedica ningún apartado al ámbito teórico. De este modo, pretenden proporcionar a los alumnos una herramienta de trabajo que les obligue, disponiendo de una propuesta de traducción, a recorrer por cuenta propia la operación traslativa que ha originado la versión ofrecida (una de las tantas a las que el texto original puede dar pie). No hay ningún comentario de carácter textual y lingüístico, de ahí que le toca al estudiante, tras un previo y personal análisis de TO, elaborar, cotejar y, finalmente, razonar sus opciones traslativas tomando como punto de referencia el TM.

Otro dato que es preciso tener en cuenta es que este manual ha sido elaborado inicialmente para alumnos universitarios francófonos que se inician a la traducción inversa (es decir, la traducción directa en el contexto educativo español) con el propósito de consolidar sus conocimientos con respecto a la lengua y cultura españolas así como perfeccionar sus técnicas traslativas.

Como acabo de señalar, no hay ningún tipo de comentario lingüístico y textual que, salvando el que se deriva del tipo de texto (artículos periodísticos), explique el planteamiento traslativo adoptado en la versión ofrecida. No es un olvido, ni mucho menos, pues cada documento viene precedido por una exposición del tema en 20 oraciones que funciona, al margen de una documentación ad hoc, como ejercicio preparatorio a la traducción del artículo de prensa. A mi entender, esta aproximación temática en 20 puntos, tiene por efecto documentar al estudiante, situarlo en cuanto al tema abordado, activar su potencial cultural al respecto y, en última instancia, facilitar la comprensión del TO. Es una manera como otra de definir el contexto sociocultural que, en casi todos los documentos propuestos, equivale a un serio repaso de civilización francesa y española, cuando no europea; pues, en muchos casos, se da una visión de conjunto en el que la UE sirve de marco referencial. En los textos titulados L’immigration, La contraception o l’IVG, por ejemplo, se analiza, al margen de los dos países antes mencionados, la situación planteada en Alemania, Suiza, Italia y los Países Bajos. Si bien estos datos no funcionan exactamente como textos paralelos ayudan, no obstante, a aprehender correctamente el TO y, en consecuencia, a definir las posibles opciones traslativas. Es obvio que en un espacio tan reducido (los veinte condensados puntos ocupan sólo las dos caras de una hoja) no se puede decir todo; ocurre como con los diccionarios donde es imposible abarcar todos los contextos en los que se actualiza cada entrada. Aún así, de vez en cuando aparece una precisión terminológica que el traductor agradece por su relevancia cultural. Es el caso de «guagua», por ejemplo, en el texto turístico titulado Passeport pour les Canaries.

Como se trata de un proceso de aprendizaje individual y libre, tiene la ventaja de ofrecer al estudiante la posibilidad de poder intervenir en su propio proceso de formación de un modo independiente, a su ritmo, sin agobio y sin ningún tipo de presión magistral o ambiental. La contrapartida de este planteamiento es que presupone, por parte del profesor, una atención suplementaria en horas de tutoría para resolver posibles dudas y, por parte del universitario, un compromiso personal en el que la responsabilidad, el tesón y el esfuerzo constante constituyen la clave del éxito. Bien sabido es que todo aprendizaje ha de pasar por la ineludible prueba del esfuerzo sin que ésta se convierta necesariamente en una obligación, algo parecido a lo que Daniel Pennac decía con respecto a la lectura: « On ne force pas la curiosité, on l’évéille ». Salvando las distancias temáticas, en traducción debería ocurrir lo mismo.

Con respecto a los artículos seleccionados para la traducción, 25 para ser exacto, su selección se ha llevado a cabo teniendo en cuenta el factor de actualidad y la riqueza tanto del vocabulario como la de la fraseología, de las estructuras gramaticales y de sus distintos recursos didácticos. Por otra parte, todos los TO se caracterizan por su reducida extensión; tanto es así que la mayoría de ellos, por no decir la totalidad, corresponde a un solo párrafo, lo que les confiere sin lugar a dudas una unidad textual completa y totalmente autónoma. En cuanto a la motivación, viene asegurada, como es lógico en estos casos, por la propia actualidad de los documentos. Casi todos proceden de fuentes mediáticas de reciente publicación (incluso algunos han sido publicados en el 2004) y abarcan temas tan variados como la política (Les autonomies; Les langues et l’Europe...), la ecología (L’environnement; Les animaux dans leur habitat...), la economía (Le travail; Le crédit: aide ou piège; Démographie et économie; L’immigration...), la sociedad y las relaciones humanas (La maltraitance; L’euthanasie; L’immigration...) y, dentro de este último bloque, los temas que afectan directamente a la juventud (Les drogues; La contraception et l’IVG; La nouvelle famille éclatée...).

Con respecto a la presentación del texto, es amena y claramente didáctica; se observa, no obstante, la presencia de algún que otro galicismo así como unos cuantos errores de imprenta. Estos pequeños fallos tienen, si embargo, un indudable valor pedagógico, ya que permiten a los estudiantes ejercer su doble competencia de analista y corrector, y experimentar esa alentadora satisfacción que les proporciona el hecho de comprobar que son capaces de descubrir una errata en el documento presentado y subsanarla.

A modo de conclusión diré que, si bien es cierto que el libro va dirigido a francófonos, no deja por ello de proporcionar a los estudiantes españoles, que quieran mejorar de un modo progresivo y autónomo sus técnicas traslativas, una excelente herramienta de autoformación no sólo en el ámbito de la traducción directa sino también en el de la cultura francesa.

Terminología y traducción: un bosquejo de su evolución

Natividad Gallardo San Salvador (dir)

Editorial Atrio, Granada, 2004, 373 págs.

Emilio Ortega

Esta monografía colectiva, dirigida por la profesora Gallardo San Salvador, supone la culminación de un esfuerzo de sistematización que se inició en España, en 1991, con motivo de la celebración del Coloquio Iberoamericano sobre Enseñanza de la Terminología en la entonces EUTI (Escuela Universitaria de Traductores e Intérpretes), cuyas Actas, con el título de Enseñanza de la Terminología, fueron editadas por Natividad Gallardo San Salvador y Dolores Sánchez (ambas profesoras de traducción de la entonces EUTI y de la actual Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Granada), vieron la luz en 1992.

Todos los que desde aquellas fechas nos hemos dedicado a la traducción y/o a la terminología desde diversas perspectivas (enseñanza, práctica profesional o investigación) hemos leído y releído con afán aquellas páginas en las que se sentaban las bases, entre otras cosas, de lo que sería la enseñanza de la Terminología en la licenciatura de Traducción e Interpretación en la Universidad española.

Más de una década después, la profesora Gallardo San Salvador nos sorprendió gratamente con la organización de un magnífico evento académico en conmemoración del citado anteriormente y ahora con la publicación de esta monografía, en la que intervienen buena parte de los ponentes que participaron en este evento.

Terminología y Traducción: Un bosquejo de su evolución es una obra colectiva en la que se da cuenta de los aspectos más importantes que, relacionados con la terminología, se vienen desarrollando en nuestros días en el mundo académico y profesional de la terminología y de la traducción.

Entre los autores que firman esta monografía nos encontramos, entre otros, a especialistas de reconocido prestigio nacional e internacional. Entre ellos, citamos, entre otros, a Amelia de Irazazábal, Teresa Cabré, Hugo Marquant, Heribert Picht, Bernard Thiry, Joaquín García Palacios, Gloria Guerrero Ramos, Natividad Gallardo y Roberto Mayoral.

Por otro lado, la monografía se divide en los siguientes apartados:

Terminología y traducción especializada

La enseñanza de la terminología

Terminología para la traducción científico-técnica

Terminología para la traducción jurídica y comercial

La terminología en los estudios de traducción

La cooperación en terminología

Sólo nos resta invitar a los interesados por el mundo de la terminología y/o de la traducción especializada a que se adentren en su lectura y estudio.

Traducción y Cultura. El papel de la cultura en la comprensión del texto original

Gallegos Rosillo, José Antonio y Hannelore Benz Busch (eds.)

Ed. Encasa, Málaga, 2004, 246 págs.

Cristina Valderrey Reñones

La obra es fruto de la colaboración de un grupo de autores que hace frente común para analizar la escurridiza noción de «cultura» en el ámbito de la Traducción. El hecho de que buena parte de ellos ya haya intervenido en otro colectivo de similar signo, Traducción y cultura. El reto de la transferencia cultural, es señal inequívoca del interés traductológico que comparten por el estudio de la dimensión cultural.

En su calidad de editores, J. Antonio Gallegos Rosillo y Hannelore Benz Busch ofrecen en las líneas introductorias una auténtica declaración de intenciones que pone de manifiesto el propósito último perseguido al reunir las distintas aportaciones: «potenciar algo sobre lo que a veces se han manifestado ciertas dudas por parte de muchos de los docentes y teóricos de la traducción: que el elemento cultural, en sentido muy amplio, es una parte esencial de la formación temática de los futuros traductores. Y que la adecuada identificación e interpretación del elemento cultural de cualquier texto es un paso necesario para la comprensión del mensaje original que se ha de traducir, ya se trate de un discurso oral ya se trate de un texto escrito.»

Desde que, en 1945, el artículo de Nida «Linguistics and Ethnology in Translation Problems» sentara las bases para la identificación y tratamiento de los referentes culturales en Traductología, se han ido sucediendo las propuestas terminológicas al respecto: realia, indicadores culturales, puntos ricos, palabras culturales, culturema. En este aluvión de etiquetas denominativas se encuentra plasmada la realidad de la investigación traductológica sobre esta cuestión: ausencia de consenso unánime en la denominación, al igual que en lo relativo a su definición e idéntica heterogeneidad en las propuestas taxonómicas ofrecidas para hacer frente a su clasificación.

En cierta manera, esta obra es vivo reflejo de la variedad de concepciones y enfoques que caracteriza el estudio del elemento cultural. En las aportaciones recogidas se observa el empleo de distintos métodos de análisis (descriptivo, empírico-experimental, prospectivo), la aparición de intereses diversos (didáctico, práctica profesional, planificación académica), la variedad de córpora (texto literario, turístico, especializado jurídico, discurso oral), de direccionalidades (directa e inversa) y de aproximaciones al elemento cultural (clave para la comprensión del TO, para la reformulación del TT, parte integrante de la competencia traductora, etc.). Una riqueza analítica que excede, con mucho, las previsiones de contenido que puede anunciar el subtítulo: El papel de la cultura en la comprensión del texto original.

Los tres primeros artículos versan sobre el texto literario. En el primero de ellos, «Günter Grass y los traductores», Joan Fontcuberta i Gel se inspira en Saramago para definir la actividad traductora, consistente en transferir a otra lengua lo que ya fue «traducido» en la obra original. Esto es, una percepción personal y particular de una realidad social, histórica, ideológica y cultural que, evidentemente, no es la del traductor. Y que éste tiene que conocer e identificar para que, disponiendo del tiempo limitado que el editor le impone, no sólo reelabore la narración estricta (lo que supone conocer muy bien el idioma del original y, sobre todo, las intenciones del autor) sino que recree el trasfondo histórico, político, social y cultural de una época que le queda lejana, manteniendo la fidelidad al original y garantizando la comprensibilidad para el lector. La labor documental es insoslayable para hacer frente a esta ardua tarea que se ve considerablemente aligerada si el traductor dispone de un dossier de la editorial y de la posibilidad de consultar al autor.

«El análisis de la situación de comunicación como medio para averiguar la intencionalidad del emisor. Un ejemplo ilustrativo» proporciona un riguroso análisis de la situación de comunicación en la que nace la novela corta de P. Mérimée, Carmen. Leandro Félix Fernández conjuga una documentación extensa y un refinado espíritu crítico en su análisis del autor como persona, escritor y miembro de un determinado grupo social, de su situación personal en el momento de gestar la novela, del tema del relato y del público al que iba dirigida. Claves analíticas para determinar la intencionalidad del autor y, con ello, alcanzar la correcta traducción de los fragmentos problemáticos. En concreto, de las aparentes contradicciones en el planteamiento discursivo y en la descripción física y moral de la protagonista. Para Félix, el buen hacer del traductor como mediador cultural es directamente proporcional a su capacidad de comprensión del TO, determinada ésta por el grado de conocimiento de la intencionalidad real del emisor. En ese sentido, para descubrir la intención última del autor es necesaria una estrategia prospectiva que vaya más allá de lo puramente lingüístico para adentrarse en una análisis contextual riguroso, que el autor entiende en dos niveles: el primero, puramente situacional, condicionado por el factor espacio-temporal; el segundo, más amplio, supracontexto, referido al marco sociocultural que conforma la personalidad del autor.

Siguiendo con el texto literario, José A. Sabio Pinilla —«La traducción de los elementos culturales en las novelas de Jorge Amado a partir de la nota del traductor»— subraya que, en la obra traducida del novelista brasileño, sus traductores no sólo trasladan una lengua sino el universo y el lenguaje del autor, y un mundo cultural muy ajeno al español. Por ello, en la restitución de dicho trasfondo se presupone el necesario conocimiento previo del elemento cultural en la comprensión del TO. Para reconstruir los entornos del original los traductores se valen de diversos procedimientos (préstamo, préstamo acompañado de nota, nota a pie de página, glosario combinado con nota a pie de página, nota preliminar), lo que refleja distintas actitudes ante la cuestión de la invisibilidad del mediador. Sabio Pinilla propone una taxonomía para las distintas notas del traductor (metalingüística, geográfica, histórico-literaria, etnográfica), que revela la inmensa riqueza referencial que encierra la etiqueta única de «elemento cultural».

La problemática derivada de la traslación de los términos culturales en el texto turístico se estudia en dos artículos que comparten también direccionalidad: la inversa. María M. de la Cruz Trainor —«Traducción al inglés de términos culturales en textos turísticos»— analiza un corpus variado de traducciones del sector y concluye que la escasa calidad de las mismas, y la gran demanda existente en España, exige un mayor esfuerzo de capacitación desde las aulas y el urgente desarrollo de una teoría válida para la realización de traducciones inversas en el ámbito turístico. Propone, a este respecto, la labor conjunta de dos traductores profesionales, uno del país del TO y otro del país meta, ya que el primero comprenderá mejor las tradiciones y peculiaridades del país en cuestión que una persona que no se haya educado en el seno de esa cultura. Por su parte, Isabel Cómitre Narváez —«La traducción de culturemas en publicaciones del sector turístico. Un estudio empírico»— analiza, en un estudio empírico-experimental, tanto la comprensión como las estrategias de traducción entre traductores en formación de francés. Los resultados son reveladores. Si la principal dificultad del aprendiz cuando trabaja hacia la lengua extranjera se encuentra en la falta de conocimientos del mundo del receptor y de sus expectativas, los datos del estudio permiten sostener que conviene no olvidar los fallos de comprensión derivados del exceso de confianza del estudiante durante la lectura de un texto escrito en su propia lengua.

En cuanto a las dos aportaciones que analizan el elemento cultural en la Interpretación, Ángela Collados Aís —«La dimensión intercultural en la formación de intérpretes de enlace»— adopta una perspectiva didáctica para reclamar el desarrollo de una metodología que ejercite al alumno de forma sistemática y progresiva, preparándolo para su papel «activo y decisorio» como mediador intercultural (en todas las fases del proceso de la interpretación de enlace y no sólo desde el inicio del evento lingüístico mediado) a través del desarrollo de su competencia intercultural (interpretación de las expectativas o intereses referidos a actitudes de la cultura origen y la cultura meta frente a la edad, el sexo, la jerarquía, la formalidad, etc.). María Gracia Torres —«An awareness of an interpreting culture: Everyday misconceptions created by the lack of knowledge of the interpreting processes and culture»— se acerca, a su vez, a la dimensión cultural desde una visión mucho más abarcadora analizando una serie de falsas creencias sobre la interpretación sustentada en un desconocimiento de índole cultural: interpretar es una tarea para la que no se requiere un aprendizaje profesional, no necesitamos intérpretes sino voluntarios (especialmente en interpretación social), la interpretación es una práctica fácil y bien remunerada, sólo existe un tipo de interpretación, otras actividades (como la de guía turístico) se consideran erróneamente interpretación. Sostiene que algunas de estas creencias se fomentan desde la literatura e ilustra su argumentación con ejemplos tomados de dos novelas: Corazón tan Blanco de Javier Marías y The Summer before the Dark de Doris Lessing.

Hannelore Benz —«La asignatura de civilización y su importancia en la traducción»— abre una nueva vertiente de análisis del elemento cultural al centrarse en éste como materia académica, la asignatura de civilización, con entidad propia en los planes de estudio de Traducción. Sostiene que esta asignatura debe proporcionar a los estudiantes conocimientos generales básicos (sistema educativo, vida cotidiana, instituciones políticas, etc.) sobre el país de la lengua origen, fundamentales para comprender los textos y apreciar las diferencias existentes con el suyo propio; y, de este modo, poder acercarlas a los lectores de su idioma. Este ejercicio comparativo hace más consciente al estudiante español de sus carencias en cuanto a conocimientos sobre determinados temas de su propio país, promoviendo la ampliación de dichos conocimientos. La presentación de una serie de dificultades culturales resueltas en diversos textos (tanto generales como especializados) permite demostrar que los conocimientos culturales no sólo son válidos y relevantes en la traducción de textos literarios.

La recopilación se cierra con «La traducción jurídica: didáctica e implicaciones culturales», donde J. Antonio Gallegos deja patente la complejidad y especificidad del componente cultural en traducción jurídica frente a las otras variedades especializadas, al tiempo que defiende la necesidad de que este hecho sea tomado en cuenta en la elaboración de planteamientos didácticos. De manera consecuente, su contribución ofrece pautas para introducir una progresión textual clara, que ayude al aprendiz a comprender el sentido de los conceptos y de la terminología jurídica, así como las alusiones culturales que pueda contener el TO. Interesa especialmente la gradación textual propuesta en función de la dificultad de comprensión experimentada por el aprendiz, siguiendo criterios conceptuales, estilísticos y pragmáticos. La secuenciación textual parte de los textos periodísticos, continúa con los doctrinales y alcanza, finalmente, los puramente jurídicos donde se distingue entre los normativos, más asequibles en su comprensión, y los de tipo judicial o notarial, más complejos. Tal planteamiento didáctico pretende sensibilizar al alumno, desde la fase inicial, ante el factor cultural que impregna los textos del derecho y favorecer la introducción del análisis comparativo.

Tras la lectura de las distintas aportaciones, queda patente que parte de la importancia significativa de esta obra colectiva radica, precisamente, en la riqueza analítica que aglutina para tratar el elemento cultural, y en la que se plasma la naturaleza flexible y abarcadora de esta noción. En cualquier caso, conviene destacar que, a pesar de tratarse de una recopilación, en todo momento se aprecia un sentido de unidad y de coherencia interna. Y ello porque todas las aportaciones convergen en la asunción de una idea común: la figura del traductor como mediador intercultural y, por ende, como sujeto bicultural.

Traducción, cultura e inmigración. Reflexiones interdisciplinares.

F. J. García Marcos, M. A. García Peinado, E. Ortega Arjonilla, N. Perdu Honeyman (edS.)

Editorial Atrio, Granada, 2004, 402 págs.

Nicolás Campos Plaza

Esta obra que presentamos constituye una monografía colectiva previa a la celebración del III Simposio Internacional Traducción, Texto e Interferencias, celebrado en la Universidad de Almería en noviembre de 2004. Ha sido coordinada por profesores de las Universidades de Almería (García Marcos y Perdu Honeyman), Córdoba (García Peinado) y Málaga (Ortega Arjonilla) y constituye un acercamiento interdisciplinar al problema de la traducción en contextos multiculturales y de inmigración.

Está dividida en cuatro partes, que responden a otros tantos aspectos de la inmigración.

La primera, titulada Traducción y cultura: reflexiones teóricas, aborda diversos aspectos de la reflexión traductológica y lingüística aplicada a contextos culturales. Destacamos entre las contribuciones de esta parte las de los autores siguientes: F. J. García Marcos (Universidad de Almería), Juan de Dios Luque Durán (Universidad de Granada), José Manuel Muñoz Muñoz (Universidad de Córdoba) y Emilio Ortega Arjonilla (Universidad de Málaga).

La segunda parte se titula Los retos traductológicos de la inmigración (I): Traducción y cultura en el ámbito jurídico, jurado y judicial. En ella se abordan los problemas teóricos, metodológicos y prácticos de este ámbito traductológico desde diversos puntos de vista. Destacamos entre las contribuciones de esta parte las de los autores siguientes: Pilar Elena (Universidad de Salamanca), Esperanza Alarcón y Carlos Aránguez (Universidad de Granada), Hugo Marquant y Bernard Thiry (Institut Libre Marie Haps de Bruselas), Carmen Mata, Nicolás Roser y Emilio Ortega (Universidad de Málaga).

La tercera parte se titula Los retos traductológicos de la inmigración (II): Educación y enseñanza de lenguas extranjeras en contextos multiculturales. En ella se aborda el problema de la integración de inmigrantes mediante la enseñanza de la lengua y la cultura españolas. Son muy interesantes y originales las contribuciones de los especialistas en enseñanza del E/LE Concha Moreno (Universidad Antonio de Nebrija de Madrid), Martina Tuts, Luz Martínez y Jonatan Pozo (expertos en enseñanza del E/LE y en educación intercultural). También es de destacar la contribución de Ana Isabel Capel (Universidad de Almería).

La cuarta y última parte se titula La traducción literaria y subordinada, puentes entre culturas. En esta última parte se combinan capítulos de investigación sobre la traducción literaria de obras canónicas con otras que abordan problemas culturales de la traducción literaria y humanística desde la perspectiva de la religión (musulmana, cristiana, bahai, etc.) o el problema de la traducción cultural en el mundo de los medios de comunicación (pub licidad). Entre las contribuciones, destacamos las de autores como Miguel A. García Peinado, Vicente López Folgado, José Ramírez del Río, Mercedes Vella y Juan Pedro Monferrer Sala (Universidad de Córdoba), Ricardo Redoli Morales e Isabel Cómitre (Universidad de Málaga), Nobel Perdu e Ismael Velasco (Universidad de Almería).

Sólo nos resta felicitar a los coordinadores de la obra por haber sabido aunar toda esta serie de trabajos que consideramos necesarios para comprender el mundo de la inmigración desde una perspectiva traductológica, literaria y lingüística.

Manual de documentación y terminología para la traducción especializada

V. García Yebra y C. Gonzalo García (eds.)

Arco/Libros, Madrid, 2004, 560 págs.

Cristina Castillo Rodríguez

El presente Manual de documentación y terminología para la traducción especializada, editado por Consuelo Gonzalo García y Valentín García Yebra, surge gracias al cuarto encuentro celebrado en Soria en septiembre de 2000, en el Palacio de la Merced, en el que participaron numerosos profesionales de la traducción, así como terminólogos y documentalistas. La obra se compone de un total de veintitrés artículos divididos claramente en cuatro secciones.

En la primera sección se abordan los presupuestos teóricos de la documentación y la terminología para la traducción especializada. Valentín García Yebra trata el tema de la formación de términos técnicos. La necesaria especialización del traductor técnico corre a cargo de Josep Bonet Heras, mientras que Roberto Mayoral hace lo propio con la especialización en traducción jurídica. Dentro de esta primera sección, se discute la importancia de la documentación, tratada por María Recoder y Pilar Cid, y la terminología, a cargo de Mª Teresa Cabré Castellví. Para terminar esta sección, José Antonio Cordón realiza un análisis de la visibilidad en edición y en traducción especializada.

La segunda sección se centra en la competencia documental y terminológica que debe poseer el traductor especializado. José Martínez de Sousa analiza la lexicografía del español actual desde sus orígenes y presenta una clasificación de los diferentes tipos de obras especializadas atendiendo a diversos criterios. Las nomenclaturas normalizadas en medicina y farmacología corren a cargo de Fernando A. Navarro, quien, además, pone de manifiesto las muchas dificultades y problemas que conlleva cualquier procedimiento de normalización del lenguaje científico, debido, sobre todo, a que los distintos comités de normalización añaden nuevos términos, proliferando así el fenómeno de la sinonimia. Gloria Corpas Pastor, profesora de la Universidad de Málaga, aborda la localización de recursos electrónicos como paso previo a la compilación y explotación de corpus virtuales. Seguidamente, la autora se centra en la explotación de dichos corpus para la enseñanza de la traducción especializada de textos biomédicos. Por su parte, Ana María Monteverde, profesora de la Universidad de Las Palmas, comenta la importancia de la ilustración para la traducción técnica en el campo de la aeronáutica.

Los cuatro últimos capítulos de esta segunda sección se centran, sobre todo, en la documentación del traductor especializado. La editora de este manual, Consuelo Gonzalo García, nos muestra las fuentes de información en línea para la traducción especializada, mientras que José A. Merlo explica cómo debe documentarse el traductor especializado. De nuevo, Consuelo Gonzalo en colaboración con Esther Fraile realizan una selección y evaluación de recursos lingüísticos en Internet. Por su parte, Pilar Elena y Carmen Gómez seleccionan diversas fuentes de información en Internet para la traducción de textos biosanitarios para el par de lenguas alemán-español.

En la tercera sección, dedicada al traductor especializado y a las tecnologías de la información, de nuevo, Josep Bonet Heras nos explica cómo es el proceso virtual de la traducción en la Comisión Europea con la utilización de las nuevas herramientas tecnológicas. Xosé Castro, desde su perspectiva de teletraductor, resalta cómo Internet se ha convertido en un recurso documental necesario para la práctica profesional del traductor especializado, realizando además una lista de enlaces de interés y de ayuda en el proceso de traducción. Ernest Abadal Falgueras nos describe las características de los entornos de recuperación de información (RI), resaltando en éstos la importancia del control terminológico. Pedro L. Díez Orzas da una visión general de las ventajas y dificultades de la integración de modelos léxicos en lingüística computacional y traducción. Por último, Juan José Arevalillo expone el estado actual de la traducción informática y su importancia dentro de la traducción moderna, además de analizar las dificultades técnicas y los programas que se emplean actualmente para gestionar toda documentación presente en proyectos de traducción de programas informáticos.

Por otra parte, profesionales de la traducción de reconocido prestigio, como Silvia Carbajo Humanes, Pedro L. Díez Orzas, Cristina Gassó Bruy y Juan José Arevalillo, realizan una evaluación de varios sistemas de traducción asistida, propios de la gestión empresarial de proyectos de traducción, esto es, memorias de traducción y programas de localización como Trados, Transit, Deja Vu, Catalist y Passolo3.

Esta obra muestra los complejos cambios que se han producido en nuestra sociedad en lo que se refiere a la gestión de los recursos documentales y terminológicos, aunque principalmente señala la repercusión de tales cambios en la formación de profesionales de la traducción especializada.

En definitiva, se trata de un ambicioso manual que recoge una visión integradora de los distintos aspectos prácticos y los presupuestos teóricos de la documentación y la terminología para la práctica profesional del traductor especializado.

La direccionalidad en traducción e interpretación. Perspectivas teóricas, profesionales y didácticas

D. Kelly, A. Martin, M. L. Nobs, D. Sánchez y C. Way (eds.)

Editorial Atrio, Granada, 2003, 434 págs.

Emilio Ortega

Esta monografía, editada por especialistas en Traducción e Interpretación de la Universidad de Granada (Grupos de Investigación AVANTI y GRETI) supone, como apunta la profesora Dorothy Kelly en el prólogo, introducir la reflexión en torno a la traducción inversa en la bibliografía traductológica en España.

Que la traducción inversa es una realidad académica (se imparte como materia troncal en las licenciaturas de Traducción e Interpretación desde su implantación e incluso antes, en los planes de estudio de las EUTI) y profesional (se practica de forma muy extendida en todos los países del mundo), excepción hecha de algunas instituciones internacionales como la UE (que ahora, con la ampliación de lenguas también están cambiando de punto de vista), ya lo sabíamos pero, como apunta la profesora Kelly en el prólogo de esta monografía, su consideración dentro de la literatura traductológica era, por lo general, residual o casi inexistente.

A mi modo de ver, esta monografía empieza a poner las cosas en su sitio. De nuevo, como ocurriera tantas veces en el mundo de la traducción e interpretación, la realidad profesional se ha adelantado a la reflexión académica. Ahora, realidad profesional y reflexión académica se dan la mano y nos muestran lo que supone, sin duda, todo un ámbito de investigación por desarrollar, al menos dentro de la Universidad española.

Aprovecho esta ocasión para felicitar a las editoras por esta monografía y reflejo, a continuación, cuáles son los apartados de esta obra:

Prólogo

Parte I. Introducción. La direccionalidad en la Traductología y en la traducción profesional: estado de la cuestión.

Parte II. Marco teórico.

Parte III. La direccionalidad en Traducción: estudios empíricos.

Parte IV. La direccionalidad en la didáctica de la Traducción.

Parte V. El aula multicultural, multilingüe y multidireccional.

Parte VI. La direccionalidad en Interpretación.

Identidad multilingüe. El cambio de código como símbolo de la identidad en la literatura chicana

León Jiménez, Raquel

Servicio de Publicaciones de la Universidad de La Rioja, Logroño, 2003, 179 págs.

Nieves Jiménez Carra.

Raquel León Jiménez es licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Salamanca. Actualmente se encuentra elaborando su Tesis Doctoral, que versa sobre el fenómeno del spanglish, en la Universidad de La Rioja.

El libro que reseñamos está dividido en dos partes: Marco teórico, constituida por dos capítulos, y Análisis lingüístico, por nueve. El volumen se completa con una introducción y tres anexos.

El objetivo principal de la investigación, que ha dado como resultado esta obra, es poner de manifiesto la existencia del cambio de código, una «lengua» (llamada así, no en sentido estricto, sino con el significado de comportamiento lingüístico o conducta verbal) que, junto con las tradiciones del pueblo chicano, ayuda a que éste mantenga vivo el sentimiento de pertenencia a una cultura con identidad propia.

El primer capítulo se titula El lenguaje: manifestación de la identidad. Puede considerarse una introducción en la que se destaca la importancia que adquiere para la comunidad chicana que vive en Estados Unidos mantener su lengua y su cultura.

Partiendo de la base de que la lengua es pieza fundamental para vincular el pasado del grupo con el futuro, la autora advierte que la oralidad, como forma de comunicación, es fundamental en el proceso de integración del individuo en una comunidad social y que, además, los recursos que proporciona la lengua permiten la manifestación del mensaje de forma más eficaz. De esta manera, y mencionando a Myers-Scotton, afirma que la función que realizan los hablantes monolingües valiéndose del cambio estilístico, también la llevan a cabo los bilingües (o multilingües) empleando, en este caso, el cambio de código.

León Jiménez se declara implícitamente defensora de la funcionalidad de éste, cuando, siguiendo a Gumperz, resalta su validez. Igualmente, también dedica un apartado al origen y uso del spanglish.

En este capítulo se hace, asimismo, un breve repaso por la historia del pueblo azteca, del que, entre otros, desciende la comunidad chicana. También se analizan las características del llamado «movimiento chicano», y de términos específicos como, por ejemplo, el de «La Raza».

La aparición de la literatura chicana tiene lugar cuando los escritores introducen en sus obras, hasta entonces escritas íntegramente en inglés, el cambio de código, forma característica de la lengua que utilizan en su vida diaria. Son, precisamente, la literatura y la música, los medios principales a través de los cuales se populariza este fenómeno lingüístico.

El segundo capítulo lleva por nombre Apuntes teóricos sobre el cambio de código. En él, la autora desvela la importancia de la introducción del español en el discurso inglés durante el cambio de código. Con su inclusión, los chicanos mantienen viva su riqueza cultural y se aferran a su tradición histórica. Asimismo, la lengua «dominada» (en este caso, la suya), también incorpora voces a la lengua «dominante» (el inglés), y viceversa.

Algunas de las razones que León Jiménez propone como causas del cambio de código son: la voluntad de hacer factible la comunicación con miembros de distintos sectores de la sociedad, la aceptación del individuo en nuevos círculos («ascender» social y laboralmente), y las uniones entre personas que cuentan con distintos bagajes lingüísticos, lo que favorece el bilingüismo, principalmente de los descendientes.

De cualquier forma, para que el cambio de código sea efectivo, los interlocutores deben poseer un grado de conocimiento similar de ambos idiomas. A este respecto, cita a Hamers y Blanc, que distinguen entre cambio de código bilingüe y cambio de código incompetente. El primero, usado por los hablantes que conocen las dos lenguas, tanto en su léxico, como en su gramática. El segundo, utilizado cuando faltan los recursos lingüísticos en alguno de los códigos y se debe recurrir al otro para completar el mensaje.

A pesar de que la autora advierte de que el enfoque gramatical del cambio de código no es el centro de su trabajo, menciona brevemente los estudios que abordan el fenómeno desde esa perspectiva, y que establecen las destrezas que necesita el hablante para usarlo. De esta forma, nombra la diglosia, el enfoque de los dominios sociales de Fishman, las situaciones superpuestas, según el estudio de Simon Herman a partir de la psicología social del lenguaje, la teoría de la acomodación del discurso, de Giles, las funciones del cambio de código para los hablantes bilingües, de Gumperz y el modelo del elemento marcado, de Myers-Scotton.

El primer capítulo de la segunda parte lleva por título El teatro chicano. En él, se revela la importancia de las obras de teatro para la literatura chicana. Precisamente por este motivo, en los siete capítulos siguientes se realizan análisis lingüísticos de otras tantas obras, con el fin de establecer la influencia del cambio de código en la vida de los chicanos, basándose en lo que se desprende de ellas. Se trata de Soldierboy, Latina, Las dos caras del patroncito, The shrunken head of Pancho Villa, Guadalupe, Money y La víctima.

En general, en este análisis se resalta la continuidad del recurso al español en situaciones coloquiales y familiares. La elección de uno u otro idioma se realiza en función de la imagen que se quiera mostrar a los demás (principalmente, ésta transmitirá cultura si se elige inglés y marginalidad si se elige español). También resulta interesante el hecho de que, en otra de las obras, los hablantes nativos de inglés usen expresiones en español como señal de «amistad, solidaridad y comprensión» con el chicano. En otras ocasiones, se aprecia la presencia de rasgos lingüísticos del español en el discurso inglés, además de la aparición de interjecciones, propias del cambio de código.

El último capítulo recoge las conclusiones del libro, donde el apoyo al cambio de código se hace explícito, y en las que se exhorta a un cambio de actitud con respecto a éste y a otros fenómenos lingüísticos, que no son, según León Jiménez, sino un ejemplo más de la unión entre culturas.

El primer anexo, Polémica sobre la educación bilingüe, reproduce varios textos en torno a las discusiones que tuvieron lugar en Estados Unidos a finales de los años 90 con respecto a este tipo de educación, y que dieron como resultado la eliminación del sistema educativo bilingüe. Además, se incluye una traducción de la iniciativa anti-bilingüe que lideró el multimillonario Ron K. Unz. León Jiménez advierte que esta traducción ha sido encontrada en una página web y realizada por los creadores de ésta. Su inclusión en el libro se justifica por ser un ejemplo del tipo de español que utilizan los inmigrantes, plagado de expresiones literalmente calcadas de las inglesas, y de palabras que poco tienen que ver con términos españoles (véase: «English language classroom» como «Clase en la idioma inglesa»).

El segundo anexo, La poesía, hace referencia a algunas formas poético-musicales, que fueron las primeras manifestaciones literarias que reflejaron la situación de la comunidad chicana en Estados Unidos. Recoge, asimismo, el poema The Past, en el que se advierte el cambio de código.

Por último, el tercer anexo, El poder de la música, cita algunos cantantes y músicos que reflejan en sus composiciones ciertas características de la situación bilingüe y de diversidad cultural en la que viven los inmigrantes en Estados Unidos. Además, se transcribe la letra de la canción Si el Norte fuera el Sur, de Ricardo Arjona.

El estudio del cambio de código y del spanglish en general, es polémico. En España son muchos los lingüistas que reniegan de estos fenómenos y pocos los que los apoyan (el porcentaje varía al otro lado del Atlántico). Raquel León Jiménez no se encuentra, evidentemente, entre los primeros. Su trabajo en este libro es preciso, concienzudo y esclarecedor. Los conceptos se explican con claridad, pero aun así con la seguridad y contundencia de quien tiene la lección bien aprendida. El análisis de las obras que realiza es minucioso, y se convierte en un excelente colofón a la parte teórica. En resumen, Identidad multilingüe. El cambio de código como símbolo de la identidad en la literatura chicana, que se completa con una interesante bibliografía, es una obra indispensable para los que quieran adentrarse en este fenómeno lingüístico.

La selva de la traducción. Teorías traductológicas contemporáneas

Virgilio Moya

Editorial Cátedra, Madrid, 2004, 241 págs.

Emilio Ortega

Estructura del libro

Este libro aparece dividido en 7 capítulos, que responden a los siguientes títulos:

Capítulo I. La teoría lingüística.

Capítulo II. Nida y la equivalencia dinámica.

Capítulo III. La teoría interpretativa.

Capítulo IV. La teoría del skopos.

Capítulo V. Los estudios de traducción y las teorías polisistémicas.

Capítulo VI. Reconstrucción y traducción.

Capítulo VII. Feminismo y traducción

Reflexiones sobre esta obra libremente argumentadas:

Esta obra de Virgilio Moya que aquí presentamos nos parece un ensayo de magnífica factura sobre lo que el propio autor denomina «la selva de la traducción». En ella se da cuenta de las tendencias o escuelas más relevantes del siglo XX desde una actitud crítica y dialógica y se nos ofrece una «brújula» para orientarnos en esa «selva».

Quizás en esa actitud crítica resida la mayor virtud de esta obra. Las afirmaciones de Virgilio Moya, no siempre compartidas por el que firma esta reseña, permiten, sin embargo, establecer un diálogo crítico con los autores que son presentados en la obra y por el propio autor de este libro, en la medida en que los reúne bajo grandes enfoques o apartados desde una perspectiva muy personal, como no podría ser de otra forma en una obra de este tipo.

Por otro lado, la actitud del autor, anunciada desde el principio, ese relativismo (inteligente añado yo) desde el que analiza las distintas aportaciones teóricas a los Estudios de Traducción protagonizadas por autores de primera fila (Vinay-Dalbernet, Nida, Catford, Seleskovitch, Lederer, Delisle, Hurtado, Kade, Neubert, Nord, Reiss, Vermeer, Eco, Even-Zohar, Toury, Derridà, Kussmaul, Newmark, Arrojo y Vidal, entre otros) se convierte en un auténtico alegato a favor de la teoría de la traducción, a pesar de lo que se pudiera desprender de una lectura no reflexiva de determinadas afirmaciones puntuales que se contienen en el libro.

Sólo cabe, respetando el espíritu crítico del propio autor, que, si bien son «todos los que están» no están «todos los que son» en este mundo de la teoría de la traducción. Por citar sólo algunos nombres (de los ausentes) me referiré a dos autores que han publicado, a mi modo de ver, obras de gran repercusión traductológica en lengua española, me refiero a Luis Alonso Schökel (teoría de la traducción bíblica) o Zinaida Lvóvskaya (teoría funcional comunicativa), entre otros.

En cualquier caso, la empresa ha valido la pena. Creo que este tipo de obras deberían ser más numerosas en la literatura traductológica y estoy convencido de que la crítica constructiva y el disenso argumentado son las armas que permiten avanzar a una disciplina en su consolidación como tal. Felicito, por tanto, al autor por esta obra y espero haber creado expectativas suficientes en el lector interesado por el mundo de la traducción.

No quiero finalizar esta reseña sino con palabras del propio autor, con las que coincido y que justifican también mi interés compartido con Virgilio Moya por la teoría de la traducción.

«Si las culturas estuvieran hechas de silencio, querríamos saber los secretos del silencio; y si de ruido, los secretos del ruido. Pero las culturas están hechas de traducciones. Una cultura no sería lo que es si los hombres y mujeres que la integran no hubieran tenido acceso, por medio de la traducción, a los textos de otras culturas (…) Cada cultura es un poco sus antepasados. Por eso interesa saber cómo funciona el fenómeno de la traducción.»

Kommunikativ handeln auf spanisch und deutsch

Christiane Nord

Gottfried Egert Verlag, Wilhelmsfeld, 2003, 459 págs.

Hannelore Benz

Hace tiempo que se sentía la necesidad de un trabajo profundo sobre la comparación de estilos alemán/español. Y al final llegó a nuestras manos de la pluma de Christiane Nord.

Como cabe de esperar de ella, y así lo advierte, además, en el prólogo, este libro se basa en la práctica, i.e. surgió de su larga experiencia no sólo de traductora, sino también de docente. Esto lo hace más valioso, tanto para el/la estudiante como para el/la profesional o para los docentes debido a una clara estructuración que posibilita por una parte el estudio sistemático y por otra la consulta de puntos determinados. La comparación entre las dos culturas que aparece al final de cada capítulo representa una ayuda muy significativa.

Después de la introducción en la que expone sus reflexiones sobre didáctica, metodología y los textos elegidos para el estudio, viene el análisis en sí, ordenado de forma que sigue el modelo de las cuatro funciones de Bühler y Jakobson como son la comunicación fática, la referencial, la expresiva y la apelativa. Cada una de ellas a su vez dividida en apartados que son en la primera de las comunicaciones, la fática, la toma de contactos, mantenimiento del contacto y terminación del contacto. Aquí llama la atención de las incongruencias culturales y hasta incorrecciones gramaticales que aparecen en muchos de los ejercicios en los libros de texto y que, desde luego, no facilitan las cosas a los estudiantes.

Nombrar, determinar, mencionar, clasificar, diferenciar, exponer y explicar son los apartados de la comunicación referencial donde trata el siempre complejo tema de la traducción de los nombres, ya que la tan repetida frase de «los nombres no se traducen» no se corresponde con la realidad y es de agradecer que también mencione cuestiones tan modernas como las mayúsculas en el interior de una palabra o tan complicadas como qué género se utiliza en el caso de palabras extranjeras. Este capítulo, por su importancia y complejidad, es el que ocupa el mayor espacio.

En la comunicación expresiva, se compara el uso diferente del subjuntivo y Konjunktiv, las connotaciones, y las diferentes formas de valoración. Muy interesante y clarificador es también el apartado referido a las citas y el de la ironía. Aquí se refiere asímismo a un tema que a los estudiantes y por ende también a los traductores causa un problema a la hora de enfrentarse a un texto: el del gusto español por las figuras retóricas y los juegos con la lengua y que pueden aparecer no sólo en literatura sino en cualquier tipo de texto, y que es completamente distinto de las tradiciones literarias alemanas. En estos casos el traductor tiene que encontrar el justo equilibrio entre el texto original y el texto meta para evitar un rechazo.

Con esto llegamos al capítulo de la comunicación apelativa. Ésta está dividida en tres grandes grupos según su complejidad: pedir/exigir, recordar y convencer. Especial importancia tiene aquí el uso del subjuntivo en español y el uso de los verbos modales con sus significados múltiples. En el apartado de ‘convencer’ gran parte de los ejemplos provienen del campo de la publicidad, que en el fondo no es otra cosa que la voluntad de convencer.

En su resumen final expresa Christiane Nord el deseo de que su libro sirva de ayuda y acicate a muchos profesionales y futuros traductores. Mi impresión es que lo ha conseguido y que si se llega a editar en español, una posibilidad a la que alude en su prólogo, el círculo de personas beneficiarias de este importante estudio aumentaría considerablemente.

Panorama actual de la investigación en traducción e interpretación

Emilio Ortega Arjonilla (dir)

Editorial Atrio, Granada, 2003, vol. 1 y 2, 650 y 4674 págs.

Nicolás Campos Plaza

Sería una osadía y una temeridad por mi parte el pretender sintetizar en unas pocas líneas la riqueza, la variedad y la originalidad de una obra colectiva de las características que, como reza en su título, pretende dibujar un panorama lo más amplio posible de este vasto campo de conocimiento como es la traducción y la interpretación.

Esta publicación, de reciente aparición (que consta ya de una segunda edición publicada en noviembre de 2004), incluye una serie de ponencias del II Simposio Internacional de «Traducción, texto e interferencias», organizado por los Grupos de Investigación en Traducción, Comunicación y Lingüística Aplicada de la Universidad de Málaga y de Investigación en Lexicografía y Traducción Literaria de la Universidad de Córdoba en el año 2003, y cuya primera edición tuvo lugar en la Universidad de Córdoba el año anterior.

La dificultad de una obra de este tipo reside, en mi opinión, en organizar una serie de trabajos que, a pesar de pertenecer a un área de conocimiento específico (la investigación en Traducción e Interpretación), persiguen distintos objetivos. Pues bien, pensamos que este reto ha sido perfectamente superado por los organizadores, el profesor Miguel Ángel García Peinado, catedrático de Traducción de la Universidad de Córdoba, y Emilio Ortega Arjonilla, profesor titular de Traducción e Interpretación de la Universidad de Málaga, alma mater del Congreso.

Esta monografía consta, según la temática tratada, de dos volúmenes. El primer volumen, que ocupa una extensión de 650 páginas, está dividido en dos partes bien diferenciadas. La primera parte, titulada «Traductología, metodología y lingüística aplicada», coordinada por África Vidal Claramonte, Juan Crespo Hidalgo y Rosario Martín Ruano, acoge una serie de trabajos relacionados con la metodología de la investigación traductológica, la investigación en teoría de la traducción y las aportaciones de la lingüística aplicada a la investigación traductológica, mientras que la segunda parte, coordinada por José Manuel Martín Morillas, Dorothy Kelly y Jesús Baigorri Jalón, está dedicada a la «interpretación de conferencias, terminología-lexicografía, y didáctica de la traducción». Comentar todos los trabajos que componen este primer volumen sería una tarea ardua. De todas formas, destacaremos la originalidad de los trabajos de Crespo Hidalgo, Sánchez Trigo, Ortega Arjonilla, Vidal Claramonte, López Folgado y Luque Durán, entre otros.

El segundo volumen, de 467 páginas, consta asimismo de dos partes. La primera parte, coordianda por Juan Pedro Monferrer Sala, Pedro San Ginés Aguilar y Vicente López Folgado, trata, en las tres secciones en las que está dividida, sobre la traducción literaria en sus distintas versiones de traducción filológica, humanística, traducción y recepción de obras literarias, así como de versiones de chino, portugués y árabe. Destacaremos los trabajos de García Peinado, Elena García y Monferrer Sala. La segunda parte, coordinada por Elena Echeverría Pereda, Esperanza Alarcón Navío y Carmen Mata Pastor, consta de cinco secciones de una gran originalidad, y trata temas relacionados con la traducción especializada: científico-técnica, subordinada, audiovisual, automática y jurídica. Las aportaciones de Fernando Toda, Pamela Faber, Anabel Borja, Mayoral Asensio y Campos Pardillos son de una gran originalidad.

De todas formas, como declaran los autores en el prólogo de la obra, «cualquier pretensión de síntesis estaría abocada al fracaso». Por tanto, invitamos a los profesionales de la traducción a sumergirse en cualquiera de los artículos que componen este completo panorama de la investigación traductológica para continuar un debate que no ha hecho más que empezar.

Sólo nos resta felicitar a los coordinadotes de la obra por haber sabido aunar toda esta serie de trabajos que creemos indispensables para comprender el estado de la cuestión en el ámbito, siempre complejo, de la traducción e interpretación.

Panace@, V, 15

http://www.medtrad.org/panacea/PanaceaActual.htm

Esther Ortas Durand

La revista electrónica Panace@ viene publicándose en la red (http://www.medtrad.org/panacea/IndiceGeneral.htm) desde septiembre de 2000, y constituye una herramienta de indiscutible utilidad para traductores y profesores de lenguas extranjeras, que en tantas ocasiones nos vemos en la dificultad de verter o enseñar en nuestro idioma palabras que pertenecen a lenguajes y jergas técnicas. En este caso, la revista nos ilumina en el ámbito de la terminología médica y de otras ciencias afines.

Un recorrido por los números de esta publicación electrónica basta para poner de manifiesto cuánta ayuda puede prestarnos: encontramos en ella comentarios y matizaciones sobre los más diversos repertorios léxicos, tales como el Diccionario crítico de duda inglés-español de Medicina, revisión a la que acompaña un útil glosario de términos a cargo de Fernando Navarro (en todos los números); asimismo, se reseñan el Diccionario de falsos amigos inglés-español (2001) de Marcial Prado (II, 6 [diciembre de 2001]), o Inglés médico. Manual de traducción de Asrin (IV, 12 [junio de 2003]; se examina el problema de los anglicismos en el lenguaje médico (II, 3 [marzo de 2001]); se ofrecen ciberenlaces para los campos de la biología molecular y bioquímica (II, 4 [septiembre de 2001]), así como un vocabulario inglés-español para dichas disciplinas (III, 9-10 [diciembre de 2002] y IV, 11, 12 y 13-14 [2003]); se acerca a las diferencias entre el español de España y el de América en estas cuestiones científico-léxicas (II, 6 [diciembre de 2001] y III, 7 [marzo de 2002]); se revisa la complicada cuestión de los malentendidos que pueden surgir entre médicos y pacientes que no comparten la misma lengua nativa (II, 6 [diciembre de 2001]; se proporcionan sugerencias didácticas para la formación de traductores médicos (III, 9-10 [diciembre de 2002]); e incluso se ofrece una estimulante defensa de la utilidad de la literatura en la enseñanza médica (IV, 12 [junio de 2003]); y, por supuesto, también se da cumplida noticia de congresos y reuniones científicas sobre el tema de la traducción terminológica en Medicina.

El último número de Panace@ es buena prueba de la interesante y rica aportación que viene suponiendo esta revista para traductores al español y docentes de E/LE, a quienes ofrece materiales que van desde la reflexión historicista, la aportación lexicográfica a las reseñas y noticias de actualidad sobre reuniones y congresos. Arranca este número con un editorial de Salager-Meyer que traza un panorama de la crítica médica en España, en el que se atiende a la evolución de una retórica que estuvo durante más de un siglo (1830-1960) caracterizada por la arrogancia; sin embargo, después nuestra prosa médica presenta un tono menos áspero que incluye estrategias de modulación mediante escudos lingüísticos y de despersonalización, procedimientos estos que la autora pone en relación con las transformaciones científicas e históricas que España vivió en esta época: a una medicina basada en los criterios de duda, crítica y refutabilidad le correspondía otro lenguaje.

La sección de traductología de la revista se abre con un trabajo de Valentín García Yebra donde se pone de manifiesto que la ortografía correcta del término súido (ese mamífero artiodáctilo paquidermo con jeta bien desarrollada y caninos largos y fuertes que sobresalen de la boca; DRAE) sería la de una palabra esdrújula; detrás de esta puntualización que algunos podrían creer de puro detalle, el autor está llamando la atención sobre la necesidad de guardad la uniformidad estructural de una parcela de la terminología zoológica, en este caso mediante la acentuación. A esta aportación erudita siguen dos artículos que continúan trabajos ya iniciados en Panace@. Por un lado, aparece una nueva entrega de ese «Minidiccionario crítico de dudas» que Fernando A. Navarro viene publicando seriado desde el primer número de la revista, y donde una vez más se exponen los problemas que plantea al traductor el uso de ciertos términos: tales como el latino alopecia areata, que resulta polisémico y confuso en la tradición anglosajona; la traducción del inglés balkanization, para referirse a la subdivisión de departamentos hospitalarios en múltiples unidades con estructura independiente y a menudo enfrentadas entre sí, que en la tradición española correspondería al término reinos de taifas; o la advertencia de la necesidad de usar metastásico en español, y no metastático como podría sugerir el inglés metastatic. Este glosario con certeras advertencias es una buena fuente de reflexión y autocorrección para el traductor o el profesor, que nunca ha de olvidar su deber de ser preciso y relevante en la lengua de llegada. Por su parte, Saladrigas y Baños ofrecen la segunda parte de su «Glosario sobre el dolor», dedicada en esta ocasión a neuralgias y otras algias, y donde la traducción del vocablo inglés va acompañada de muy pertinentes informaciones complementarias sobre las subcategorías que comprende cada término y las otras denominaciones que se encuentran del mismo.

«Tribuna» contiene varias colaboraciones de distinta índole. Díaz Rojo presenta los cambios formales y conceptuales que ha sufrido el término diabetes a lo largo de su historia, y examina su diverso tratamiento en los diversos diccionarios actuales de español. El estudio de Álvarez Blanco transciende el ámbito puntual de un caso, para ocuparse del panorama de la terminología científico–técnica en la última edición del diccionario de la Academia, exponiendo y valorando la distribución epistemológica de la ciencia en árboles y ramas que ofrece el DRAE, al tiempo que plantea la necesidad de una estrecha colaboración entre las Reales Academias Española y de Ciencias con el fin de mejorar el Vocabulario científico y técnico (1996) y evitar que en el DRAE falten palabras como tensioactivo.

Por su parte, Joseph Barona ofrece un panorama histórico sobre los derroteros por los que han caminado el concepto de objetividad y la crítica científica, para probar cómo el apuntalamiento de la objetividad del conocimiento científico y la meta que implica de pureza del lenguaje que lo representa está en la base de la importancia de la terminología, con su afán de precisión semántica; el trabajo concluye con una revisión de documentos de archivo del siglo XIX y principios del XX que ponen de manifiesto los problemas de ambigüedad, indeterminación semántica y los cambios que se han producido en la historia terminológica científica. En su estudio, Pedro Chamizo se ocupa de eufemismos y disfemismos; analiza los efectos comunicativos y cognitivos, los grados de lexicalización que presentan y las redes conceptuales en que se organizan; asimismo, enumera las funciones de cortesía, elevación, dignificación, atenuación de una situación penosa, elusión de agravios, o nombramiento de tabúes que desempeñan los eufemismos; clasifica también los mecanismos lingüísticos que permiten crear eufemismos, tales como la circunlocución, la hipérboles, la metonimia, la metáfora, la antonomasia, la ironía, la meiosis, la aliteración, los diminutivos, la alusión, la personificación, las siglas y abreviaturas, y todo ello se presenta aderezado con los pertinentes ejemplos ilustrativos. Muy técnicos y especializados para el lego en la actualidad científica resultan los trabajos de Verónica Saladrigas, dedicado al sistema de clasificación ATC de sustancias farmacéuticas para uso humano, y de Guillermo Reynoso y otros, donde se explica cómo se ha desarrollado la versión castellana de SNOMED (Nomenclatura Sistematizada de Medicina del Colegio de Patólogos Americanos); este último artículo expone además los problemas de traducción con que han debido bregar los autores: las colisiones entre la frecuencia de uso y la corrección de la expresión; los conceptos (administrativos, por ejemplo) que no cuentan con equivalente español; los instrumentos de medición que no se han validado en población hispánica; los términos emanados de la introducción de clasificaciones oficiales vertidas ya al español por organismos internacionales u organizaciones estatales; y, asunto extremadamente interesante, las dificultades propias de ofrecer una traducción neutra, válida para todos los países de habla española.

La sección «Revisión y estilo» cuenta con la contribución de Blanca Mayor, donde se analizan los folletos de salud como la verdadera asignatura pendiente que son en el ámbito de su función divulgativa entre ciudadanos que no son expertos en la materia; la autora identifica en muestras auténticas cuanto de farragoso e ilegible tienen muchos folletos, estilo complejo o poco pulido que ni siquiera va acompañado al menos de la exigible precisión en el uso de la terminología médica, muchas veces usada impropia o incorrectamente.

Panace@ también cuenta con una sección de cartas, lo que permite al lector de la revista dialogar con los autores de otros artículos aparecidos en números anteriores. En este caso, José Tapia reflexiona sobre algunas de las propuestas de José Antonio Pascual («Sobre la dudosa claridad de algunas palabras. A propósito de los neologismos de la Filosofía», Panace@, IV, 13-14 (2003), pp. 213-218, http://www.medtrad.org/panacea/PanaceaPDFs/Panacea13-14_diciembre2003.pdf), y ofrece otras sugerencias de traducción de algunos nombres abstractos ingleses.

«El lápiz de Esculapio» deja un espacio para la mirada cotidiana y humorística a la actividad médica, con trabajos como el de María Barbero, donde se destaca la capacidad de los oftalmólogos hispanos para hacer accesible su jerga al común de los hablantes. Amén de esta sección más ligera, pero no por ello carente de atractivo lingüístico, Panace@ dedica otros de sus apartados a trazar la semblanza de importantes figuras fallecidas, a ofrecer puntual y detallada noticia de congresos y reuniones científicas de inmediata celebración y de interés para traductores y especialistas en la jerga médico-científica, y a reseñar algunas de las últimas publicaciones significativas en tales ámbitos. Entre tales recensiones encontramos desde la de García Meseguer que aborda cuestiones relativas al sexismo lingüístico, a otras más centradas en el ámbito científico, como la que Miguel Turrión dedica a las peculiaridades de redacción de este lenguaje técnico y profesional.

Unos «Entremeses» cierran el número de la revista con una serie de variopintas curiosidades, tales como breves puntualizaciones terminológicas, o mini-textos sobre los primeros usos de determinadas técnicas; y, lo que puede resultar más interesante para el traductor: anotaciones sobre lo que fueron errores de traducción al español en su día, y que hoy se han asentado; las limitaciones que confiesa el traductor que se ve obligado a calcar de otra lengua por no acabar de encontrar un término equivalente en la propia; y la valoración que realiza Maite Solana del traductor que arriesga, puesto que dicho riesgo —aunque a veces lleve al error— es parte de la vanguardia de una profesión en la que muchas veces andamos todos a tientas.

Netlinguistics. Language, Discourse and Ideology in Internet

Santiago Posteguillo

Publicaciones de la Universidad Jaime I, Castellón de la Plana, 2003.

Juan Ramírez Arlandi

Como afirma el profesor Posteguillo, Internet ha provocado desde la invención de la imprenta la mayor revolución por lo que respecta al uso del lenguaje. A la luz de este hecho incontestable urge sentar las bases teórico-metodológicas que permitan acometer el estudio del lenguaje en la Red. Aun cuando apenas ha trascurrido un decenio desde el acceso más o menos generalizado a Internet, hay que dar la bienvenida a trabajos como el que nos ocupa, que vienen a cubrir una serie de necesidades que van desde la inexistencia de una aproximación estrictamente lingüística hasta la falta de un análisis de las implicaciones didácticas e ideológicas derivadas del estudio y sistematización del lenguaje en Internet. Aunque el propio autor advierte de que su aportación supone un primer paso, y que las líneas de investigación y análisis del lenguaje en Internet son numerosas, es justo reconocer que su contribución resulta de enorme utilidad para investigadores, traductores, filólogos o cualquier interesado en el lenguaje y en la comunicación humana en general ya que encauza perfectamente los abundantes elementos de estudio y análisis que alberga el lenguaje de la Red en sus múltiples variantes, abriendo caminos para futuras aportaciones.

Netlinguistics se estructura en cinco capítulos a los que se suma una bibliografía, un índice onomástico y otro temático. En el primer capítulo, el autor aporta los fundamentos teórico-metodológicos de Netlinguistics, que se configura como un nuevo ámbito de análisis y descripción del uso del lenguaje en Internet. Partiendo de la singularidad del lenguaje en Internet y de la multiplicidad de fenómenos lingüísticos de los que pretende dar cuenta (correo electrónico, cibergéneros, hipervínculos...), se impone la necesidad de diseñar un marco de análisis específico que responda a tales realidades. NAF (Netlinguistic Analytical Framework) se presenta como el espacio en el que se dan cita el análisis del discurso, la gramática funcional, el análisis de género, la sociolingüística y la estilística proporcionando de este modo el soporte teórico para un ulterior análisis. Posteguillo distingue varios niveles dentro de NAF que, a su vez, se convierten en el objeto de estudio de los cuatro capítulos siguientes: el nivel tecnológico, el nivel terminológico, el nivel discursivo y contextual, y el nivel ideológico.

En el segundo capítulo (Internet Technological Level), se presenta un estudio pormenorizado de los diferentes códigos (ASCII, extended ASCII y Unicode) que se utilizaron en los primeros sistemas de telecomunicación y posteriormente en Internet. Muy acertadamente, Posteguillo subraya que el soporte técnico-tecnológico ha condicionado sobremanera la subsiguiente hegemonía de la lengua inglesa en la Red por cuanto tales códigos presentaban mayores restricciones en el caso de lenguas distintas de la inglesa. Más aún, el autor abunda en las consecuencias socioeconómicas de tales hechos, ya que a través de un exhaustivo análisis concluye que los países con un menor número de internautas son los que tienen una menor renta per cápita, los cuales a su vez se corresponden con aquellos cuyas lenguas presentaban dificultades de compatibilidad con los códigos que se empleaban en los albores de Internet. El capítulo se cierra con una referencia al sistema icónico empleado en Internet, o lo que se designa con el término «retórica visual» (visual rhetoric), que incluye no sólo los iconos y símbolos estandarizados sino también los emoticonos, cuyo uso ha trascendido la Red para convertirse en parte del código empleado en los mensajes de telefonía móvil. Por último, en el ámbito ideológico, el autor alude a las diferencias culturales que la retórica visual detecta al comparar el efecto de los emoticonos en las culturas orientales y occidentales.

El segundo nivel de análisis en NAF se centra en el plano terminológico para dar cuenta de la generación de nuevos términos electrónicos (e-terms) recurriendo a procedimientos estrictamente morfológicos o de naturaleza metafórica. Posteguillo estudia la poderosa influencia del inglés, omnipresente en la Red, sobre el español y en este sentido resulta particularmente interesante la alusión a fenómenos como el cambio de código (code-switching). Asumiendo la falta de sistematización por la que se caracteriza la introducción de términos provenientes del inglés de Internet en español, Posteguillo concluye que se impone como tarea fundamental el desarrollo científico de la lexicología especializada para estandarizar la terminología, garantizar el establecimiento de equivalencias entre el inglés y las lenguas meta, y superar las limitaciones de la lexicografía tradicional.

El plano discursivo y contextual constituye el siguiente nivel de análisis que Posteguillo delimita dentro de NAF. En el plano discursivo se incluirían unidades estrictamente gramaticales que abarcarían tanto el nivel de cláusula como el oracional. Asimismo el plano discursivo incluye el nivel de género, analizado también en el plano contextual, ya que, como bien advierte el autor, los textos se convierten en ejemplificaciones de géneros que, a su vez, presentan variaciones atendiendo al contexto en el que aparecen. Esta distinción se completa con un atento repaso de todos los rasgos que caracterizan al inglés usado en Internet, entre los que podríamos citar el uso excesivo de la voz pasiva, el lenguaje redundante, los acrónimos, el uso sistemático del presente simple, la hipérbole, los eufemismos o el cambio de código (code-switching). Igualmente, y desde la perspectiva del análisis funcional del lenguaje, este cuarto capítulo incluye el estudio de la realización de la modalidad del discurso (mode of discourse) y, más en concreto, de la llamada «modalidad mixta» (mixed mode) que se identifica con algunos géneros digitales entre los que se encuentra el correo electrónico. El capítulo concluye con una panorámica de las implicaciones didáctico-pedagógicas que se derivan de los avances científicos impulsados desde el ámbito de Netlinguistics y, en última instancia, subrayando la tendencia que se advierte en Internet hacia el uso de un registro informal, tendencia que, según Posteguillo, se aprecia en general en cualquier ámbito de la comunicación humana.

Por último, NAF reserva un espacio a la reflexión ideológica. Según Posteguillo, este espacio resulta fundamental para analizar la trascendencia, aún por determinar, que la revolución «vital» que lleva aparejada Internet tendrá en la humanidad. Si bien llama la atención que una monografía como la que nos ocupa incluya una sección de esta naturaleza, no es menos cierto que este es uno de los muchos aciertos de la aportación del profesor Posteguillo. Al abordar hechos incontestables como la posición hegemónica del inglés como lingua franca en Internet u otros fenómenos como la localización y la adopción de la lengua inglesa como vehículo de comunicación e intercambio de aquellos países que aspiran a integrarse en un modelo económico globalizado (Englishisa­tion), el autor invita al lector a la reflexión y propicia el debate en torno a una cuestión fundamental: ¿proporcionará Internet acceso a la información, al conocimiento y al progreso económico de forma igualitaria o, por el contrario, se trata de un medio más del capitalismo en su lado más feroz para preservar el mercado libre y la globalización?

En suma, el balance de Netlinguistics no puede ser más que muy positivo. La adecuada estructuración y exposición de los niveles que conforman NAF permite al lector profundizar en la descripción del inglés de la Red mediante la integración de distintas áreas de estudio dentro de la lingüística. Es por ello que la omisión en la bibliografía de algunas referencias citadas a lo largo de la obra no empaña los numerosos méritos que Netlinguistics atesora, entre otros, la claridad con la que se detallan los entresijos técnicos de Internet o el hecho de que vaya dirigido prácticamente a todos los profesionales relacionados con la comunicación humana y, más en concreto, con lo que se denomina «computer-mediated communication» (CMC): filólogos, traductores, lingüistas...

Traducción & Comunicación v.4

Elena Sánchez Trigo y Óscar Díaz Fouces (eds.)

Universidad de Vigo, 2003, 168 págs.

Jorge Leiva Rojo

No es éste el primer volumen de esta serie de libros que se reseña en esta revista, ya que con anterioridad han aparecido aquí recensiones del volumen 1 (trans, 6) y de los volúmenes 2 y 3 (trans, 7).

Decíamos acerca del volumen 3 de Traducción y Comunicación que echábamos en falta una definición mayor de los contenidos de la obra, pues la traducción en relación con la comunicación lo abarca todo —¿Qué traducción no tiene como fin primordial favorecer la comunicación?—, así como un mayor equilibrio en lo referente a la longitud de los artículos. Pues bien, en este caso es justo reconocer que se salvan airosamente estos dos inconvenientes, ya que se aprecia un claro hilo conductor en la obra —la traducción especializada— y se consigue el equilibrio en cuanto a la extensión de las colaboraciones.

La presente obra consta de seis artículos. En el primero de ellos, titulado «Por uma crítica da tradução», Carlos Castilho Pais hace una defensa apasionada de este campo de la traducción, que él considera minusvalorado en los Estudios de Traducción, hasta el punto de llegar a argumentar que las carencias y los puntos débiles que presentan en la actualidad los Estudios de Traducción se deben en gran parte a la falta de definición de lo que debe ser una crítica de traducción correcta y exhaustiva. De esta forma, fueron —según afirma Castilho Pais— dos los autores, Holmes y Hurtado Albir, que trataron en un principio, si acaso someramente, el estudio de la crítica de traducciones. Sería posteriormente Antoine Berman quien abordara este aspecto de la teoría de la traducción, si bien en esta ocasión se trata de un estudio más exhaustivo, ya que habla Berman de un proceso de seis fases convenientemente delimitadas y dependientes entre sí. Al mismo tiempo, señala Castilho —de forma muy acertada, según nuestro parecer— que la crítica de la traducción (como ocurre con los Estudios de Traducción) no debe ceñirse únicamente a los textos literarios, ni éstos han de concebirse como pertenecientes a un nivel superior, ya que todos los géneros textuales son susceptibles de análisis y estudio. Al mismo tiempo, propone el establecimiento de una serie de parámetros (temporales, de finalidad, etc.) que habrán de tenerse en cuenta a la hora de realizar la crítica de traducciones.

En el segundo de los artículos («Corpus de géneros gentt. Una enciclopedia para traductores»), Isabel García Izquierdo y Esther Monzó Nebot realizan una presentación de un corpus de géneros, denominado gentt y creado en el seno de un proyecto de investigación. Se trata de una especie de enciclopedia de textos que tiene como fin principal reducir en la labor traductora el tiempo destinado a la documentación. Se concibe, por lo tanto, como una herramienta destinada a la consulta textual, conceptual, terminológica y lingüística, para lo que ha sido necesario concebir un corpus de gran complejidad que sea, todo al mismo tiempo, un corpus textual, comparable, anotado y documentado de textos especializados. En lo que a la temática de los textos se refiere, ha sido necesario reducir el ámbito de acción a los documentos jurídicos, médicos y técnicos. La elección de esta temática se debe a las necesidades de documentación más específicas y exhaustivas que presentan estos tipos de textos. Se completa el artículo con una más que interesante delimitación del concepto de corpus y con una descripción de las líneas futuras de investigación, ya que es éste un proyecto no concluido aún. De esta forma, está en mente de los integrantes del proyecto la conversión de gentt en un corpus paralelo, lo que permitiría, al disponer de los textos originales y sus traducciones, realizar estudios sobre las distintas tipologías textuales o sobre las normas de traducción empleadas, así como elaborar memorias de traducción o diccionarios.

Una de las autoras del segundo artículo, Esther Monzó Nebot, habla de la invisibilidad del traductor en general y del traductor jurídico y jurado en particular en el artículo titulado «Un marc per a la visibilització del traductor: reflexions des de la traducció jurídica i jurada». Sin embargo, el término invisibilidad del que habla Monzó Nebot no es el mismo que el referido a la recepción literaria del que habla Lawrence Venuti, sino que se trata de un nivel superior, en tanto que alude a la forma en que el traductor pasa desapercibido en la sociedad actual. Cree necesario Monzó Nebot, por lo tanto, abordar este tema debido a la situación de desamparo en que se encuentra el traductor profesional, al tiempo que se centra en la labor del traductor jurídico y jurado por considerarlo el caballo de batalla de la traducción contemporánea. Las conclusiones a las que llega la autora de este artículo son claras: la solución para que la labor del traductor quede convenientemente delimitada y se potencie y proteja de forma adecuada no pasa sino por el asociacionismo, por la profesionalización de la disciplina.

La cuarta contribución, «Diccionarios médicos alemán-español. ¿Cuál me compro?», de Fernando A. Navarro, surge como consecuencia de la aparición, tras largos años de sequía lexicográfica, de tres diccionarios bilingües alemán—español de medicina general y un diccionario enciclopédico. Considera necesario Navarro, por lo tanto, describir brevemente las principales virtudes y carencias que presentan estos repertorios lexicográficos, y lo hace a través de un estudio en varios apartados, a saber: autores y objetivos; número de entradas; estructura de las entradas; equivalentes españoles; precio; y valoración global. Se trata, por lo tanto, de un artículo de gran interés para los traductores que combinen el alemán y el español y se dediquen a la traducción médica con relativa frecuencia.

En la quinta de las colaboraciones de este volumen, que lleva por título «Textos de control y su aplicación en el enfoque por tareas (la traducción especializada inversa: español-alemán)», Silvia Roiss realiza una propuesta para la enseñanza de la traducción especializada. Para ello, se centra en el estudio de artículos científicos del ámbito de la Fisioterapia. La elección de este tipo de textos no es fruto del azar, sino que se debe al hecho de que, según se desprende de una encuesta realizada, la traducción de artículos científicos ocupa la sexta posición en cuanto al volumen de trabajo de un traductor que traduzca desde su lengua materna. Por otra parte, la aparición recurrente de una serie de características —como, por ejemplo, la dificultad de comprensión de las frases y el escaso e incorrecto uso de conectores— convierte la traducción de este tipo de textos en un escollo en ocasiones insalvable para el traductor. Por este motivo, propone Roiss el tratamiento de la traducción de este tipo de textos en la Licenciatura en Traducción e Interpretación atendiendo al método del enfoque por tareas. Este método no persigue sino la división, el despiece de las diversas fases de la traducción, con objeto de lograr en el discente la conciencia necesaria para afrontar con éxito la traducción del texto. De esta forma, se divide el proceso traductor en la propuesta de Roiss en dos fases, que presentan ulteriores divisiones. La primera de las fases, la fase de iniciación, se basa en el empleo de los denominados textos de control —esto es, textos que sirven de apoyo al análisis— y de las hojas de trabajo, en las que se realizan cuestiones referentes al contenido y a la microestructura del texto. Posteriormente, en la segunda y última fase, la de consolidación, el alumno profundizará en el aprendizaje de las principales características, macrotextuales y microtextuales, de los documentos objetos de estudio.

«El perfil del aprendiz como circunstancia agravante en la enseñanza de la traducción jurídica» es el nombre del artículo que cierra esta obra. Afirma su autora, Cristina Valderrey Reñones, que la visión actual en los Estudios de Traducción aplicados al ámbito jurídico —caracterizada por el debate sobre si para la traducción jurídica es mejor un traductor con conocimientos en Derecho o un jurista con conocimientos lingüísticos— no se corresponde con la realidad, ya que, al pasar por alto la figura del estudiante de Traducción, se obtienen una imagen distorsionada y parcial. Reclama, por lo tanto, una especial consideración hacia el aprendiz de traducción y hacia el proceso de aprendizaje, ya que una buena traducción jurídica no se basa únicamente en el conocimiento de los sistemas jurídicos de las lenguas implicadas, sino que depende también de, por ejemplo, una adecuada familiarización con los géneros textuales o una correcta documentación. El estudio que realiza Valderrey Reñones —referido a la Universidad de Salamanca pero probablemente extrapolable a muchos más centros— se basa tanto en los condicionantes externos al aprendiz —el contexto académico— como en los condicionantes internos —conocimientos implícitos de carácter afectivo y cognitivo—. Las conclusiones a las que llega son claras: de una parte, se observa una serie de carencias en lo referente a los conocimientos previos de orden temático, debidos a la falta generalizada de interés por parte del alumnado y a la escasa adecuación de las asignaturas impartidas. De otra parte, se advierte la presencia de un bagaje desfavorable de conocimientos implícitos, que obstaculizan la adquisición de conocimientos explícitos.

En líneas generales, únicamente nos queda decir que nos encontramos ante una obra que puede ser de ayuda tanto a traductores profesionales como a investigadores en la Traducción, ya que la visión conciliadora de ambas ramas que aporta se nos antoja muy acertada, puesto que ni investigadores ni traductores deben desdeñar la labor del prójimo.

Los Estudios Descriptivos de Traducción y más allá. Metodología de la investigación en Estudios de Traducción

Gideon Toury

Cátedra, Madrid, 2004, 371 págs.

Traducción y edición de Rosa Rabadán y Raquel Merino

Mª Mercedes Enríquez Aranda

«Tuvieron que pasar milenios de actividad traductora y siglos de reflexión sobre la misma para hacer de la traducción un objeto de estudio y análisis académico reconocido», y fruto de este reconocimiento —a Dios gracias, entre otras muchas muestras—, nace Los Estudios Descriptivos de Traducción y más allá. Metodología de la investigación en Estudios de Traducción, homenaje traductor en español que Rosa Rabadán y Raquel Merino rinden al omnipresente Descriptive Translation Studies and beyond que Gideon Toury publicó en 1995.5

Toury, profesor israelí dedicado al estudio de la traducción, comenzó muy temprano su interés por este campo de la actividad humana. Desde que a finales de la década de los setenta, guiado de la mano de su director de tesis doctoral y colega Itamar Even-Zohar, despertara el interés de Toury por la descripción de traducciones, un rosario bien nutrido de publicaciones confirman la dedicación de este investigador al desarrollo, teórico y práctico, de los estudios descriptivos de traducción (EDT).

Fue en 1972 cuando James S. Holmes proclamó la independencia de los estudios de traducción como disciplina de pleno derecho. Fue entonces a partir de 1972 cuando el mapa creado por Holmes comenzó a tomar formas académicas definidas. La teoría —estudios teóricos de traducción—, la descripción —EDT— y la aplicación —estudios de traducción aplicados— se entienden desde entonces como las tres ramas principales de los estudios de traducción. A la descripción de traducciones, o traductología descriptiva, corresponde la descripción de los fenómenos de traducción tal y como se manifiestan en el mundo de la experiencia, de tal forma que posibilita el establecimiento de principios generales que explican y predicen esos mismos fenómenos al tiempo que se constituye en punto de partida de las aplicaciones a la traducción.

Esta concepción de los EDT como puente entre la teoría y la práctica lleva a Toury en 1995 a reunir trabajos anteriores y configurar su cuasiteoría sobre la descripción de traducciones en Descriptive Translation Studies and beyond, un «libro tan citado en su conjunto, como desconocido e ignorado en su contenido concreto». A través de la edición y traducción al español de Rabadán y Merino de 2004, se acerca por primera vez este texto a la comunidad investigadora hispanohablante. Lejos de perder actualidad, los nueve años que separan el original de la traducción han permitido degustar, masticar y digerir las ideas esbozadas por Toury, hayan sido o no del agrado del comensal. El tiempo transcurrido ha situado a las traductoras en una posición privilegiada, ya que la perspectiva histórica les ha regalado la oportunidad de familiarizarse y trabajar con la metodología descriptiva de Toury antes de acometer el proceso de traducción de su exposición teórica.

Los Estudios Descriptivos de Traducción y más allá. Metodología de la investigación en Estudios de Traducción sigue la misma estructura en cuatro partes de la edición original.

En la primera parte, «La posición central de los Estudios Descriptivos y de los EDT», Toury reproduce el mapa de la disciplina que Holmes confeccionara en 1972. Los EDT, parte de los estudios de traducción puros, pueden estar orientados al producto, al proceso o a la función. Son el punto de partida para la teoría de la traducción, que acude a ellos en un proceso continuo de ida y vuelta, y sirven a su vez como transición a las extensiones aplicadas de los estudios de traducción. Los EDT se sitúan, por tanto, en una posición central dentro de los estudios de traducción.

En la segunda parte, «Los Estudios Descriptivos de Traducción: una exposición razonada», Toury explica la forma de acometer la descripción de traducciones a lo largo de cinco capítulos y un excurso. El objeto de estudio de los EDT no es otro que las regularidades que marcan las relaciones entre producto, proceso y función. La traducción se define como un hecho de la cultura que la acoge, por lo que su estudio ha de afrontarse desde una metodología tripartita, aquélla que contextualiza la traducción en la cultura meta, que la relaciona con el texto original y que formula generalizaciones y posibles implicaciones para un estudio descriptivo—explicativo. El método de investigación apropiado privilegia la observación como punto de partida y pasa por la selección del corpus adecuado a los fines investigadores y la comparación —con infinitas posibilidades— de pares de textos que descubran regularidades de comportamiento. Estas regularidades se definen en términos de normas, entre las que se cuentan la norma inicial —elección del traductor entre la adhesión al texto original (traducción adecuada) o al texto meta (traducción aceptable)—, las normas preliminares —relacionadas con la política de traducción y con la mediación en la traducción— y las normas operacionales —dirigen las decisiones que toma el traductor durante el acto de traducción y pueden ser matriciales o lingüístico—textuales. El análisis de la importancia de la pseudo—traducción en el marco de los estudios de traducción ocupa el excurso de esta parte.

En la tercera parte, «La traducción en contexto. Una selección de casos», Toury presenta una serie de estudios de casos enmarcados en la metodología tripartita por él promulgada. Todos los ejemplos pertenecen a la literatura hebrea y se sitúan en la evolución de esta literatura en los últimos doscientos años. A la cohesión temática se suma una progresión gradual de lo general a lo particular, de tal forma que en los dos primeros capítulos se tratan movimientos históricos globales, en los tres siguientes se estudia la traducción de textos concretos y en el posterior se analiza un patrón recurrente de toma de decisiones. El último capítulo se dedica a la presentación crítica de la aplicación de métodos experimentales al estudio de la traducción. Dos excursos salpican esta parte. En el primero de ellos se intenta definir la traducción literaria en oposición a otros modos de traducción de textos literarios, mientras que en el segundo se reflexiona acerca del modo en que se hace un traductor.

La cuarta y última parte, «Más allá de los Estudios Descriptivos. Hacia Leyes de Comportamiento Traductor», supone para Toury tanto el final de la metodología que propone como el campo más abierto a ulteriores investigaciones. En efecto, el objetivo final que han de perseguir los estudios teóricos de traducción sería la formulación de leyes de comportamiento traductor universales basadas en la descripción de traducciones. La ley de normalización progresiva y la ley de interferencia son dos ejemplos que Toury proporciona.

Toury, en su intento de establecer una rama descriptiva sólida dentro de los estudios de traducción, elabora un completo protocolo de investigación traductora con posibilidades de aplicación en diversas culturas, que, para bien o para mal, no ha dejado impasible a ningún investigador preocupado por la descripción de traducciones.

La traducción llevada a cabo por Rabadán y Merino se ha enfrentado a dificultades lingüísticas y estructurales propias del estilo creativo de Toury. En la presentación que hacen de la traducción comentan el proceso acometido y en la introducción a la edición española guían al lector, más o menos experimentado en las lides de la investigación traductológica, a través de los vericuetos siempre sugerentes de los EDT... según Toury.

La constelación del Sur. Traductores y traducciones en la literatura argentina del siglo XX

Patricia Willson

Siglo Veintiuno Editores , Buenos Aires, 2004.

Miguel Angel Montezanti

Patricia Willson enriquece sin duda el panorama de la crítica de la literatura en español. Este juicio parece exagerado: desborda el subtítulo del libro. Pero si se piensa en la irradiación cultural que la Argentina ejerció por medio de los libros durante la época en la que la autora centra su estudio, se advertirá que la exageración no es tal. La constelación del sur es desde este punto de vista un título polisémico.

La medulosa «Introducción» y el primer capítulo, «La literatura extranjera en ‘los anaqueles del pueblo’», despliegan con soporte bibliográfico preciso la noción vasta de la inserción del libro en una cultura. «Debates bizantinos» es el predicado con el que Willson enfrenta las agonizantes preguntas acerca de «cómo hay que traducir» o «qué es una buena traducción». No existe en el libro, al menos como eje organizador, el concepto de traducción post–colonial. Pero es cierto que la Argentina, como el resto de los países latinoamericanos, matizan el ya extenso mosaico que ilustran, entre otras, las literaturas de Québec, de la India, de Irlanda, etc. La tensión predominante no se produce —en el caso de la Argentina— entre una lengua nativa o receptora y otra superestrática. La tensión proviene más bien de la voluntad de dar una voz propia al castellano rioplatense, o bien de suprimirla. Creemos que es aquí donde interviene el concepto de Haroldo de Campos a propósito de transfusión, vampirización, transcreación, etc.6 Maria Timoczko refiere que «la traducción es a menudo una fuente de experimentación formal en las culturas receptoras, dado que los traductores importan o adaptan los géneros y las estrategias formales del texto de partida al sistema receptor»7. Pero Willson marca que a veces lo opuesto es comprobable, es decir, que la práctica de la traducción tiende a consolidar los valores vigentes en el sistema. La autora consigna que la biblioteca de La Nación difundió en las primeras décadas del siglo XX más de ochocientos títulos, la mayoría extranjeros, pero muchos eran retraducciones desde el francés y, significativamente, los nombres de los traductores frecuentemente eran omitidos. La omisión del nombre del traductor sigue en la práctica editorial de entre guerras, por ejemplo en el caso de las editoriales Claridad y Tor, y los libros editados por Crítica y por la revista Leoplán. Si los autores del grupo SUR fueron considerados extranjerizantes, su actitud frente a la traducción desmiente ese juicio. Willson organiza su estudio por medio de un tríptico de nombres: Victoria Ocampo, Jorge Luis Borges y José Bianco. Llama a Victoria Ocampo «traductora romántica» en el sentido de sostener un concepto desvalorizante de la traducción en comparación con su original. Con todo Willson marca la contradicción ínsita en el proyecto SUR: a la intraducibilidad del original correspondería el silencio del traductor, pero SUR encara un programa de incorporación de la literatura foránea. Ocampo aparece interesada más en el hombre que en la obra, «a veces de manera extravagante». Por otra parte se advierte la concurrencia de razones económicas (la publicación de libros para compensar las pérdidas de la revista), con las personales (la representación que Victoria tenía de lo que «podría faltarle» a la literatura nacional). A SUR le correspondió la primacía en la difusión hispanoamericana de autores como Huxley, Jung, Lawrence, Camus, Greene, Orwell, todos autores del siglo XX. Nuevamente, los altos valores de las ediciones determinaron que Ocampo decidiera contratar a traductores argentinos y que luego ella misma emprendiera la traducción. Willson analiza el egocentrismo de Ocampo a la hora de elegir el material que traduciría, bien que auto–describiéndose como «escritora barata». El predominio de la traducción teatral —señala Willson— no se hizo en el caso de Ocampo con carácter mimético: sus estrategias se encauzan hacia la literalidad, de allí la necesidad de profusas notas al pie.

Opuesta es la postura de Borges, quien eligió traducir autores con quienes no sentía afinidad, por ejemplo Joyce y Faulkner. Willson discute extensamente no sólo la praxis de Borges sino también sus disquisiciones ensayísticas. Los textos analizados son las últimas páginas del Ulises, el Orlando, de V. Woolf, y Las palmeras salvajes, de Faulkner. Descontextualización, descotextualización, recontextualización son los términos que describirían esas estrategias. En el caso de Ulises, que Borges confiesa no haber leído, la elección de un «retazo» es descontextualizadora. Borges se autodenomina «el primer aventurero hispánico que ha arribado al libro de Joyce». Se advierte cómo Borges ha mantenido los topónimos «universales» u obvios pero ha eliminado los locales; lo propio sucede con los patronímicos. También en la lexis hay casos notables de argentinización, por ejemplo el de «bañado» por «lake».

En cuanto a Woolf, Borges había publicado comentarios antes de aparecer su traducción de Orlando. Esta novela constituye la introducción de una especie, la biografía imaginaria, en la literatura hispanoamericana, que se encontraría, en opinión de Willson, en «estadio de incipiencia» antes del llamado boom. El tercer caso es Borges como traductor de Faulkner. El predicado, como en los demás casos, es metonímico: Borges sólo tradujo Las palmeras salvajes, que no pertenece a la saga de Yoknapatawpha. Willson revisa la recepción de Faulkner en el medio local. Luego de deplorar una inclinación impresionista de los comentarios habituales sobre la traducción hecha por Borges, Willson llama la atención sobre una posible picardía de Borges al introducir notas al pie que no son siempre congruentes. El puente esbozado por Borges conduciría a la novela folletinesca finisecular.

José Bianco, la tercera estrella de la Constelación del Sur, aporta la vena clásica: palabras como «tersura» y «delicadeza» rigen la autorreflexión de Bianco. Una traducción con marcas rioplatenses, por ejemplo el voseo, es empleada de intento para llevar a escena obras de teatro traducidas. Pero en otros textos predomina el criterio del español como «casa de muchas moradas» (en expresión de Julián Marías) donde la ausencia de marcas locales es garantía de libre circulación. Bianco tradujo obras de Malraux, Valéry, Camus, Sartre. De acuerdo con el modelo propuesto por Willson hay tres traducciones paradigmáticas, la de Henry James, The Turn of the Screw (Otra vuelta de tuerca), la de Jean Genet, Les Bonnes (Las criadas) y la de Samuel Beckett Malone meurt (Malone muere). Para el primer caso corresponde lo que Venuti llama «simpático», es decir, la afinidad entre el autor traducido y su traductor. Otra vuelta de tuerca es la traducción más conocida y perdurable de José Bianco. Entiendo que el concepto de «transcreación», formulado por de Campos, se aplica a la traducción de marras. Willson ofrece textos comparativos donde se advierte la libertad operativa que se permite el traductor usando, por ejemplo, la paráfrasis. En cambio, Las criadas suscitó una controversia en el seno de SUR. Victoria Ocampo desautorizó la publicación de la obra de Genet, que apareció en 1948, aunque sin mencionar al traductor, José Bianco, entonces secretario de SUR. Once años después, en 1959, la reedición de SUR testimonia los cambios que se habían operado en la recepción de Les Bonnes.

En cuanto a Malone muere, Willson destaca el trabajo del traductor en la puntuación, actitud distinta de aquella con la que encaró la traducción de The Turn of the Screw. En parte Bianco reordenaría o racionalizaría los sintagmas de Beckett; el léxico intentaría evitar un exceso de localización rioplatense. Pero la ausencia de notas al pie refuerza la idea de desestabilización que caracteriza al texto de partida.

El capítulo 5 de La constelación del Sur reseña un desenvolvimiento de las editoriales y sus prácticas en la primera parte del siglo XX. SUR, aunque sin un programa explícito, publicó «lo nuevo» sin atender a clasificaciones entre nacionales y extranjeros.

Willson muestra la diferencia de políticas de traducción entre las editoriales que tenían su matriz en España y las locales. Da una nutrida lista de estas últimas. Aplica en primer lugar el concepto de «formación cultural», formulado por Raymond Williams, a la constelación. Luego estudia lo que denomina el «aparato importador» usado por SUR y en tercer lugar caracteriza las estrategias de traducción. Las relaciones del grupo SUR con el diario La Nación, con Losada, con Emecé y con Sudamericana, son motivo de análisis. El género policial, la incorporación por medio de la traducción de Lawrence, de Huxley y de los autores realistas estadounidenses, indican cómo SUR contribuyó a la «legibilidad de lo importado».

Una servicial lista de traducciones publicadas entre 1930 y 1960 precede al capítulo de las Conclusiones, amenamente matizadas con juicios acerca de la traducción por autores de distintas épocas y nacionalidades. Willson insiste en que el eje de su investigación ha sido «[P]ensar la traducción como un hecho de la literatura importadora». Desde este punto de vista concluye que toda traducción es intensamente democratizante porque amplía el número de lectores en la lengua meta.

Una bibliografía exhaustiva, dividida en bibliografía fuente, bibliografía general, bibliografía teórica y crítica y bibliografía específica, culmina el volumen.

Jacquemond ha destacado las dos proposiciones que han inducido a los estudiosos de la traducción a reconsiderar su objeto: el TO no puede analizarse sin comprender globalmente los fenómenos culturales que lo ambientan; como consecuencia las traducciones deben estudiarse en relación con sus propios contextos culturales8. Conforme con esto, uno de los mayores méritos de La Constelación del Sur es el modo de presentar el libro: ofrece una historia de la recepción de la obra de origen, una descripción sucinta de sus principales problemas interpretativos y estilísticos y una parecida exhibición de estos problemas en el texto meta. De este modo el lector supera la conocida tabulación comparativa que muestra «cómo TM se aparta de TO» para introducirse en la repercusión de cada uno en sus respectivos polisistemas.

Apenas dos reparos: en primer lugar, la presencia de algunos anglicismos («pregnancia», «disruptiva», acaso «indecidibilidad») que lucen poco imprescindibles. En segundo lugar, la ausencia de una declaración respecto del traductor de las citas de bibliografía extranjera, que, por lo que se deja entender, ha de haber emprendido la misma autora. Si es así, ella, humildemente, se ha vuelto «invisible».

Línguas, poetas e bacharéis. Uma crônica da tradução no Brasil

LIA WYLER

Rocco, Rio de Janeiro, 2003, 159 págs.

Xosé Manuel Dasilva

Lia Wyler, autora de este volumen, es una traductora brasileña de amplísima experiencia como lo demuestra su dedicación de modo profesional a la actividad desde el año 1969. En más de tres décadas, por tanto, entre los autores trasladados aparecen los nombres de Henry Miller, Saul Bellow, Gore Vidal, Tom Wolfe, John Updike y, sobre todo, de J. K. Rowling. En efecto, a Lia Wyler se le han encargado las versiones brasileñas de todos los libros de la serie Harry Potter —muy distintas, dígase de paso, de las correspondientes versiones portuguesas, lo que corrobora una vez más la nula propensión tanto de brasileños como de portugueses a leer traducciones de un país lusófono diferente del suyo—, y el ejercicio de transplantar las aventuras del joven mago británico le está proporcionando a esta traductora, cuya labor había pasado desapercibida en el caso de otros libros, una fama en todo Brasil inusitada. Ciertamente Lia Wyler es admirada hoy en día hasta extremos insospechados, e incluso por parte de mucha gente también se le envidia ya que en ella se reconoce a la persona que tiene, en cuanto a las historias de Harry Potter, la capacidad de decidir las fórmulas verbales para aclimatar las expresiones inventadas que surgen con frecuencia en el texto original —entre otros ejemplos, «trouxa» por «muggle», «bichento» por «crookshanks», «sonserina» por «slytherin», «quadribol» por «quidditch»…—, fórmulas todas inmediatamente transformadas en modismos de gran popularidad entre el público brasileño.

No es ésta mala recompensa, sin duda, para quien como Lia Wyler se ha venido caracterizando desde siempre por luchar contra la invisibilidad que suele recaer sobre el trabajo del traductor. Tal lucha cabría explicarla, por un lado, a partir de la ya mencionada dedicación profesional a la traducción de Lia Wyler, pero debe entenderse, así mismo, como consecuencia de su condición de docente de esta disciplina, ocupación académica que actualmente desarrolla en la PUC (Pontifícia Universidade Católica) de Río de Janeiro. Hay que recordar en este sentido que Lya Wyler, además de sobrellevar la popularidad que le confiere su condición de traductora brasileña de Harry Potter, es autora de varios trabajos científicos entre los que se destaca principalmente el artículo «Brazilian Tradition», preparado junto con Heloísa Gonçalves Barbosa —autora del interesante libro Procedimentos Técnicos da Tradução. Uma Nova Proposta (1990), del que acaba de salir una segunda edición— con destino a la prestigiosa Encyclopedia of Translation Studies, de Routledge.

En esta faceta, es justo señalar en especial el interés mostrado por Lia Wyler con respecto a la historia de la traducción brasileña —otra señal, en cierta forma, de su activismo a favor de la visibilidad del traductor—, y de ello son muestra artículos, como «Translating Brazil» y «Theatre, Translation and Colonization», ambos publicados en la revista Crop, y el trabajo A tradução no Brasil: ofício de incorporar o outro, defendido en el año 1995 en la Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ), que se sitúa precisamente en la base de la obra que es objeto de la presente recensión.

De inicio es forzoso indicar, pues, que Línguas, poetas e bacharéis. Uma crônica da tradução no Brasil es fruto de una investigación perseverante que tiene como asunto la historia conformada, en el caso específico de la cultura brasileña, por cinco siglos de manifestaciones diversas alrededor del hecho traductor. Se trata de una contribución pionera, realmente, dada la ausencia hasta ahora de estudios de alcance extenso alrededor de la traducción en un país como Brasil en el cual ésta goza de una tradición acreditada, no en vano las primeras reflexiones traductológicas tienen desarrollo ya a mediados del siglo XX —conviene citar, a este particular, los clásicos Escola de tradutores (1952), del húngaro—brasileño Paulo Rónai, y A arte de traduzir (1954), de Brenno Silveira.

Línguas, poetas e bacharéis. Uma crônica da tradução no Brasil —con dedicatoria a José Paulo Paes, otro de los primeros teóricos brasileños— va abordando en sucesivos epígrafes los episodios más importantes que han dado lugar a la historia de la traducción, desde los orígenes hasta la actualidad, en el inmenso país americano. El primer apartado, de este modo, se consagra lógicamente a la traducción oral, por cuanto las primeras manifestaciones del quehacer de verter una lengua extraña en estas tierras datan del momento, como es fácil de comprender, de su mismo descubrimiento. Aquellos intérpretes primitivos se llamaban «línguas» (son éstos, en concreto, los línguas a los que se hace referencia en el título del libro). Resulta preciso tener en cuenta, para entender de qué manera surgió espontáneamente en Brasil la necesidad de interpretar, la suma variedad lingüística encontrada por los conquistadores portugueses cuando llegaron al nuevo territorio, esto es, cientos de lenguas que hablaban las distintas agrupaciones indígenas, clasificadas en más de cien conjuntos y tres ramas esenciales (tupi, macro—gê y aruaque).

Con relación a este auge de la traducción oral, se debe considerar, por otra parte, que en el espacio brasileño pronto se cruzaron tres perfiles con la incorporación del aporte africano, que se unía así a las ya entremezcladas culturas indígena y portuguesa, y que además comenzaron luego a hacer acto de presencia, por una u otra razón, más lenguas europeas como el francés, el inglés, el holandés y el español. No es de extrañar que, en el año 1688, el orador religioso y escritor portugués António Vieira hablase explícitamente de Babel para caracterizar la realidad brasileña de aquellos días. Por si fuese poco, a principios del siglo XIX este panorama se disgregaría todavía más, con la apertura de los puertos y la concesión de tierras a nuevos colonos, merced a la arribada de numerosas oleadas de inmigrantes belgas, alemanes, italianos, rusos, turcos, árabes, japoneses o, en fin, procedentes de otras muchas geografías.

Como se puede apreciar, la oral fue la vertiente de la traducción que antes cobró fuerza, y por motivos muy explicables, en Brasil, conforme expone con competencia Lia Wyler a lo largo de muchas páginas de su monografía. La vertiente escrita de la traducción, por el contrario, sólo empezará a gozar de un cierto grado de institucionalización a partir de 1808, poco antes de que la colonia declare para siempre su independencia ante la metrópoli portuguesa. Distintos factores justifican este lento despegue, no exento, aún así, de obstáculos, como el analfabetismo de la población, el nacimiento tardío de la imprenta brasileña —existen, a este respecto, documentos que revelan que la impresión de libros estuvo prohibida hasta la llegada a Río de Janeiro, huyendo de la invasión napoleónica, de la corte real lusitana— o el extranjerismo de las elites, entregadas sin resistencia a todo lo francés.

Se hace muy difícil, en un corto espacio, dar noticia de toda la andadura que, tras los pasos iniciales, relata Lia Wyler acerca del devenir de la traducción brasileña. Llámese la atención ahora únicamente sobre la importancia adquirida, a través del siglo XIX, por el folletín y el teatro en tanto géneros que sostuvieron la actividad traductora en el ámbito literario, aunque, curiosamente, al margen de la industria librera, ya que el primero de ellos tenía su sitio reservado en los periódicos mientras que el segundo se difundía a través de los escenarios. También es interesante, con posterioridad, la consolidación de la traducción para las editoriales, lo cual ocurre desde 1930 con el ascenso del populista Getúlio Vargas a la presidencia de la República. Su mandato se destacó por un proteccionismo generalizado frente a todo lo que fuese importado con el propósito de favorecer, según su criterio, los productos brasileños. Esta concepción afectaría, naturalmente, al campo de la traducción, de modo que el recién creado Instituto Nacional do Livro sólo potenciará la edición de obras extranjeras juzgadas de notorio relieve para la cultura receptora, en tanto que todas las demás versiones tendrán que superar la preceptiva autorización previa mediante un estricto control de las autoridades estatales.

Tal vez pueda parecer sorprendente que algo de este tipo sucediese en un país tan abierto y múltiple como es Brasil, y por eso es apropiado resaltar que tan sólo unos pocos años después, como bien apunta Lia Wyler, habrá oportunidad de asistir a una verdadera edad de oro de la traducción brasileña. Muchas figuras sobresalientes de la literatura, efectivamente, se incorporan a la tarea de traducir en ese período de esplendor (por meras razones económicas en algunas ocasiones, pero por vocación auténtica en muchos casos), como Rachel de Queiroz, José Lins do Rego, Alceu Amoroso Lima, Guilherme de Almeida, Cecília Meireles, Manuel Bandeira, Carlos Drummond de Andrade… Una de estas figuras, Monteiro Lobato, que trasladaba veinte páginas por día, es decir, dos o tres libros por mes, y que dio versiones a los brasileños, entre otras obras clásicas de la literatura universal, de Don Quijote, Alicia en el país de las maravillas, Robinsón Crusoe o Pinocho, expresaba a las claras el papel decisivo que se reservaba a la traducción en el sistema cultural brasileño: «La literatura de los pueblos constituye el mayor tesoro de la humanidad, y aquel pueblo rico en traductores se hace realmente opulento, porque acrecienta la riqueza de origen local con la riqueza importada. Porque no tener traductores hace a un pueblo cerrado, pobre, indigente, dado que sólo puede contar con la producción literaria local».

En definitiva, Línguas, poetas e bacharéis. Uma crônica da tradução no Brasil permite seguir en detalle una historia de la traducción entrecortada, sí, y con altibajos, aunque configurando un cuadro muy arraigado donde la función de los intermediarios se exhibe de muchas formas desde el tiempo de la conquista y de la dominación colonial hasta la paulatina profesionalización en la época contemporánea. La conclusión fundamental que se extrae del estudio de Lia Wyler es que en Brasil, al igual que se advierte en más terrenos, la práctica de la traducción no compone una tradición homogénea, puesto que es otra prueba de la fusión de culturas que se convierte en el rasgo más acusado de la personalidad de este país.

Como Haroldo de Campos explicaba en el ensayo «Da razão antropofágica: diálogo e diferença na cultura brasileira», la cultura brasileña se define singularmente por un nítido descarácter, es decir, por no contar con una dimensión conclusa, lo que produce que busque su identidad sin cesar en diálogo con la cultura universal. Repárese tan sólo en el siguiente dato, tan sencillo como contundente, que confirma la vitalidad hoy del fenómeno traductor en Brasil: un 80% de los libros de ficción y de no ficción publicados allí son traducciones.


1 Lvovskaya, Z. (dir.). La estilística textual. Una visión traductológica del tema. Málaga: Libros Encasa, 2003.

2 Lvovskaya, Z. (coord.). Convenciones textuales en textos científicos sobre fisioterapia. Las Palmas de Gran Canaria: Servicio de Publicaciones de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria, 2002.

3 Sobre este tema, véanse también los recientes estudios reunidos en G. Corpas Pastor y Mª José Varela Salinas, eds., 2003. Entornos informáticos de la traducción profesional: las memorias de traducción. Granada: Atrio.

4 Cuando estaba escribiendo esta reseña me llega la noticia de los responsables de la publicación de que acaba de salir publicada la segunda edición de estos volúmenes, corregida y ampliada con un tercer volumen (todos ellos incluidos en un CD-Rom). Los datos de esta segunda edición son los que siguen: Emilio Ortega Arjonilla (dirección): Panorama actual de la investigación en traducción e interpretación (3 vols. en CD-Rom). Editorial Atrio, 2004

5 Toury, Gideon (1995): Descriptive Translation Studies and beyond, Ámsterdam-Filadelfia, John Benjamins.

6 de Campos, Haroldo (1981), Deus e o Diabo no Fausto de Goethe. Sâo Paulo, Perspectiva, p. 208 (mi traducción del pasaje).

7 Tymoczko, Maria (1999), «Post- colonial writing and literary translation», en Post- Colonial Translation. Theor­y and Practice. (Eds. Susan Bassnett and Harish Trivedi). London-New York: Routledge, pp. 19-40. (mi traducción de p. 32).

8 Jacquemond, Richard (1996), Review of Trafic des Langues, by Sherry Simon. The Translator: 2.1 pp. 93—96 (p 93).