La Cátedra Jordi Arbonès: una cátedra honorífica dedicada a un traductor

Judith Fontcuberta

Universidad Autónoma de Barcelona

A raíz de la muerte de Jordi Arbonès en 2001, la Facultad de Traducción e Interpre­tación de la Universitat Autònoma de Barcelona y el Departamento de Traducción e Interpretación de la misma universidad, en la que había impartido cursos en más de una ocasión, decidieron rendirle un homenaje que trascendiera el carácter efímero de un mero acto institucional y que convirtiera su memoria en un estímulo permanente para la profesión. Así, con motivo de la donación del legado personal de Jordi Arbonès por parte de la familia del traductor a dicha universidad, el 21 de mayo de 2003 se declaró inaugurada en la Facultad de Traducción e Interpre­tación la cátedra honorífica que lleva su nombre, que, por ser la primera del Estado español dedicada a un traductor, representa un reconocimiento del mundo académico, no solo a su figura, sino también a la propia disciplina, en unos tiempos en que se constata un creciente interés de la comunidad universitaria y de la sociedad en general por todo tipo de trasvases culturales.

El objeto de la Cátedra es el de velar por la conservación, la difusión y el estudio de la obra de Jordi Arbonès, pero, a la vez, el de fomentar la reflexión e investigación en torno a la interacción entre traducción y literatura y, en especial, a la traducción literaria al catalán, un campo de estudio que hoy en día todavía presenta importantes lagunas. Para ello, se propone acoger perió­dica­mente actividades e iniciativas encami­nadas a ese fin, promo­vidas por una comisión integrada por la hija de Jordi Arbonès, Glòria Arbonès, y seis profesores de la Facultad de Traducción e Interpretación, bajo la dirección de la Dra. Montserrat Bacardí: Josefina Caball, Carles Castellanos, Miquel Edo, Ramon Farrés, Judit Fontcuberta y Dolors Udina.

Jordi Arbonès i Montull (Barcelona, 1929 - Bernal, Argentina, 2001) fue un traductor especialmente prolífico y renombrado que trabajó la mayor parte de su vida desde Argentina, donde vivió desde 1956 hasta su muerte. En unas circunstancias tan insólitas, no tan sólo contribuyó al enriquecimiento de las letras catalanas con la incorporación de numerosos clásicos universales, sino que su aportación permitió a muchos lectores acceder a grandes nombres de la literatura anglosajona de los siglos xix y xx cuyas obras todavía no se habían dado a conocer en su lengua.

Como otros muchos traductores de su generación o anteriores, a los que bajo los efectos inmediatos de la guerra y la postguerra, las circunstancias impidieron cursar estudios superiores y obligaron a ponerse a trabajar desde muy jóvenes, Jordi Arbonès tuvo una formación autodidacta: del mismo modo que, movido por el interés que le despertaban la novela y el teatro británico y norte­americano, en su adolescencia empezó a estudiar inglés por su cuenta, la voluntad de adquirir un dominio de la expresión escrita en su lengua materna, que la persecución política a que fue sometida no le había permitido aprender en la escuela, le llevó a adentrarse como diletante en el mundo de la traducción. No fue hasta los veintiséis años cuando inició, desde Argentina, su actividad profesional en este campo, una actividad que durante mucho tiempo compaginó con otros oficios, básicamente con el de lector y corrector en distintas editoriales, y que pudo desempeñar alternando los compromisos impuestos por razones puramente económicas con otros surgidos de una elección personal. Así pues, entre los casi ciento cuarenta títulos que vertió al catalán y al castellano, junto a sus autores predilectos, especialemente novelistas y dramaturgos modernos (como Lawrence Durrell, Ernest Hemingway, William Faulkner, D. H. Lawrence, Arthur Miller, Anaïs Nin, Henry Miller o Tennessee Williams), y a algunos clásicos de la literatura inglesa y norteamericana de los siglos xviii y xix (entre otros, Jane Austen, Charles Dickens, George Eliot, Henry James o William Thackeray), figuran una serie de obras menores, pero de gran éxito comercial, como las novelas policíacas que a su llegada a Argentina trasladó al castellano sin siquiera firmarlas o los abundantes best-sellers que le fueron encargados más adelante. Cuando, a finales de los ochenta, su dedicación a la traducción llegó a ser exclusiva, incorporó a su extensa producción escritores contem­poráneos (como Philip Larkin, Paul Bowles o David Lodge) y géneros como la novela negra o la literatura infantil y juvenil. Algunas de sus traducciones fueron distinguidas con prestigiosos premios, como los otorgados por la Generalitat de Catalunya y la Institució de les Lletres Catalanes por La fira de les vanitats de William Thackeray (1986) y Una història de dues ciutats de Charles Dickens (1993), respectivamente.

El rigor y la pasión con que ejercía su profesión se reflejan en las consi­dera­ciones en torno a la actividad traductora, plasmadas tanto en su abun­dante cor­respondencia personal como en prólogos o artículos, entre los que hay que destacar los cuatro que entre 1995 y 1996 publicó en la Revista de Catalunya, en los que, con la perspectiva que proporciona una trayectoria profesional tan dilatada como la suya, recogió interesantes reflexiones sobre el oficio al que consagró su vida. Igualmente, Arbonès es autor de algunas narraciones, poesías y piezas dramáticas originales, y es notable su faceta de ensayista, que, más allá del traductor, nos descubre al hombre de letras cuyas inquietudes abrazan muchos otros aspectos relacionados con la literatura, en general, y con la literatura y la cultura catalanas, en particular. Prueba de ello son sus ensayos sobre teatro (entre los que destaca Teatre català de postguerra, de 1973, donde repasa los dramaturgos y los movimientos teatrales surgidos en Cataluña después de la Guerra Civil) y sobre escritores como Joan Salvat-Papasseit (de quien en 1994 publicó Salvat-Papasseit: l’home i el poeta) o Manuel de Pedrolo (entre otros, Pedrolo contra els límits, de 1980, en que analiza la técnica, el lenguaje y el estilo de sus obras), así como sus estudios sobre varios de los autores que tradujo, especialmente aquellos por los que sentía una profunda admiración, como Henry Miller, Anaïs Nin, D. H. Lawrence, Ernest Hemingway o ­William Faulkner, para cuyas traducciones escribió introducciones que muestran un amplio trabajo de documentación y una notable penetración analítica.

No podemos olvidar sus frecuentes colaboraciones en revistas como Catalunya, Ressorgiment, Serra d’Or y Revista de Catalunya, entre otras, ni la intensa labor cultural que desempeñó desde Argentina, donde fue uno de los miembros más activos del Casal de Catalunya y donde participó en la fundación de Obra Cultural Catalana, en 1966. Desde su llegada, se involucró en la organización de actos de todo tipo para promocionar la cultura catalana: ciclos de conferencias (en los que a menudo intervenía), conciertos de cantantes como Raimon y Xavier Ribalta, la edición de publicaciones como la revista Catalunya o la dirección de representaciones y lecturas teatrales de escritores como Blai Bonet, Maria Aurèlia Capmany, Josep M. Espinàs, Salvador Espriu, Manuel de Pedrolo, Baltasar Porcel, Xavier Romeu, Ricard Salvat y Rafael Tasis, en algún caso, traducidas al castellano, como Hombres y no de Pedrolo. De hecho, las primeras versiones que realizó al principio de su estancia allí, Del pont estant de Arthur Miller y Un tramvia anomenat desig y La gata damunt la teulada de Tennessee ­Williams, tenían por objeto la puesta en escena en el Casal de Catalunya de Buenos Aires. Su gusto por el teatro se le había revelado ya en Cataluña, donde actuó con las compañías amateurs de Germanor Barcelonina y la Penya Cultural Barcelonesa, entidad que publicaba la revista Inquietud, en la que Arbonès colaboró con artículos y algún poema. Precisamente, fue en la Penya Cultural Barcelonesa donde, a principios de los años cincuenta, vio representada su primera versión para la escena, L’home que va néixer per morir penjat de Richard Hughes, bajo la dirección de Ricard Salvat.

El legado personal de Jordi Arbonès, donado a la Universitat Autònoma de Barcelona, es de sumo interés para el conocimiento de la actividad traductora y literaria en la Cataluña de la segunda mitad del siglo xx, tanto por su magnitud como por el valor del mate­rial que contiene: libros propios y ajenos (primeras ediciones agotadas, manuscritos autógrafos, libros con dedicatorias de los autores…), traduc­ciones y escritos inéditos, material perio­dístico diverso, diarios personales, todo tipo de docu­mentación para traducciones, cursos o conferencias, varios ejem­plares de revistas editadas en Buenos Aires o en Barcelona, documentos relacionados con las actividades que se llevaban a cabo en la Obra Cultural Catalana y en el Casal de Catalunya de Buenos Aires, y un vasto fondo epistolar que destaca por la variedad de los corresponsales y la relevancia de algunos de ellos en el mundo intelectual.

Debido a las particulares circunstancias que vivió, a las que hay que añadir la profunda añoranza que siempre sintió de su país y su voluntad de continuar vinculado a él a distancia, Jordi Arbonès acumuló una correspondencia única que reúne más de dos mil cartas, a partir de las que se puede seguir su evolución personal y profesional prácticamente día a día: cartas de amigos, admiradores, gentes de teatro, editoriales (a lo largo de su vida, mantuvo contacto con una veintena, entre las cuales Aymà, Columna, Edhasa, Edicions 62, Martínez Roca y Proa) o intelectuales (por ejemplo, Xavier Benguerel, Antoni Clapés, Salvador Espriu, Joaquim Mallafré, Albert Manent, Joan Oliver, Francesc Parcerisas, Montserrat Roig, Ricard Salvat, Antoni Serra, Matthew Tree o Joan Triadú), incluyendo personajes del panorama literario inter­nacional, como su idolatrado Henry Miller, entre las que ocupan un lugar destacado las cuatrocientas que intercambió con Joaquim Carbó desde los años sesenta hasta su muerte, que nos introducen en la vida cotidiana de Jordi Arbonès en Argentina y nos acercan a las múltiples facetas de su personalidad, o las otras muchas que intercambió con Manuel de Pedrolo, escritor que reverenciaba y con el que le unía una gran amistad. Gracias a este epistolario, es posible formarse una imagen muy ajustada de la situación del mundo editorial catalán y de los grandes cambios que experimentó a lo largo de la segunda mitad del siglo xx, desde los últimos años de la dictadura franquista hasta finales de la década de los noventa. A la vez, algunos temas que aparecen de forma recurrente en las cartas permiten hacerse una idea de la vida cultural en la Barcelona de aquella época y de los distintos criterios y planteamientos que determinaron la evolución de la lengua literaria en unos momentos decisivos para su fijación y normalización.

Entre el material de prensa, además de entrevistas, reseñas de sus traducciones y copias de los artículos que escribió sobre cuestiones muy diversas (sobre la traducción, la literatura, el teatro, la lengua, la vida en el exilio…), puede encontrarse una magnífica colección de testimonios gráficos de la historia, la cultura y la sociedad catalanas durante casi medio siglo, así como una impresionante cantidad de información sobre autores que estaba traduciendo (en algunos casos, dossiers enteros). Entre los manuscritos o mecanoescritos, se encuentran obras inéditas como las poesías Clam (accésit en los Juegos Florales celebrados en Caracas de 1966) y De la carn i de la sang, las narraciones Només un glop de sang y El firaire, o las piezas dramáticas Els fanals ben endalt y D’un temps, d’un país, así como los originales de obras editadas (entre otras, la narración Tant se val tot… o no?, finalista en el premio Joan Santamaria en 1967 y publicada en 1981) y de muchos de los trabajos y estudios aparecidos en forma de libros, artículos o prólogos. Incluso se conservan manuscritos de escritores con los que mantenía una relación de amistad, como Joan Brossa, Joaquim Carbó, Antoni Clapés, Manuel de Pedrolo o Matthew Tree. Y, desde luego, no faltan los borradores de traducciones ni tampoco algunas traducciones que nunca han salido a la luz, como El present dels màgics y La darrera fulla de O. Henry, Tot remembrant amb ira de John Osborne, La cambra de Harold Pinter, El rossinyol i la rosa de Oscar Wilde o un fragmento de El vell i la mar de Ernest Hemingway.

Además, con la donación a la Universidad de toda la biblioteca personal del traductor, la Biblioteca de Humanidades ha incorporado a su fondo, aparte de los numerosos libros traducidos por Jordi Arbonès y de diversos diccionarios y gramáticas, una amplia selección de obras maestras de todas las literaturas y géneros (Charles Baudelaire, Giovanni Boccaccio, Miguel de Cervantes, La Fontaine, Günter Grass, Friedrich Hölderlin, Bohumil Hrabal, James Joyce, Franz Kafka, Konstandinos Kavafis, Herman Melville, Arthur Miller, Molière, Anaïs Nin, William Shakespeare o Robert Louis Stevenson, por mencionar algunas figuras incontestables), tanto en las lenguas originales como en traducciones de prestigio, en la que de nuevo tienen una presencia destacada la literatura norteamericana moderna y los escritores catalanes clásicos y contemporáneos (incluyendo traducciones a otros idiomas de algunos de ellos, como Final trajectory y Las ventanas se abren de noche de Manuel de Pedrolo o La Plaza del diamante de Mercè Rodoreda), especialmente nombres como Henry Miller o el propio Pedrolo, de los que, entre originales, traducciones, estudios y epistolarios, consiguió reunir unos cuarenta libros, en el primer caso, y más de cien, en el segundo. Completan la biblio­teca obras de materias muy variadas que eran de su interés, también en diferentes lenguas, como crítica literaria, traducción, teatro, política, historia y geografía lingüística, filosofía, psicología, arte, mitología…, además de un buen número de biografías y epistolarios.

En definitiva, un importante fondo biblio­gráfico que en el futuro puede dar lugar a un buen número de estudios y trabajos académicos, no tan solo dedicados a la obra de Jordi Arbonès o a la actividad traductora de la segunda mitad del siglo xx, sino también a diferentes aspectos de la vida cultural e intelectual en el exilio, o incluso a autores como Pedrolo, Miller o muchísimos otros sobre los que Arbonès escribió y guardó pacientemente todo tipo de información.

Por este motivo, desde su creación, la comisión responsable de la Cátedra Jordi Arbonès empezó a trabajar, junto con la Biblioteca de Humanidades de la Universitat Autònoma de Barcelona, en la catalogación del legado del traductor, una catalogación que actualmente se encuentra en una fase muy avanzada y que facilitará la consulta a todo su contenido. Precisamente, para presentar a la comunidad académica este fondo, bajo el título Traduir de lluny: el llegat de Jordi Arbonès (Traducir de lejos: el legado de Jordi Arbonès), el 20 y el 21 de octubre de 2004 se celebraron en la Facultad de Traducción e Interpre­tación de la Universitat Autònoma de Barcelona unas jornadas que la Cátedra se propone seguir organizando regular­mente en torno a la traducción literaria. Dichas jornadas permitieron reunir a intelec­tuales y especialistas procedentes de distin­tos ámbitos que pusieron en común sus conoci­mientos sobre su obra: el primer día, después de una presentación a cargo de Miquel Edo, Joaquim Carbó, Jordi Coca, Alba Pijuan y Dolors Udina abordaron sus diversas facetas como escritor (su producción poética, ensayística, narrativa, dramática y epistolar) y, seguidamente, participaron en un debate moderado por Glòria Arbonès. Durante el segundo día, después de una exposición general de Ramon Farrés sobre la actividad traductora de Jordi Arbonès, Victòria Alsina, Marcos Rodríguez Espinosa y Matthew Tree profun­dizaron en las traducciones de algunos autores en concreto: Jane Austen, Henry Miller, Anaïs Nin y William Thackeray. Como el día ante­rior, se cerró el acto con una mesa redonda final, moderada por Josefina Caball. La Cátedra tiene previsto publicar todas las interven­ciones próximamente en Quaderns. Revista de Traducció, que edita el Depatamento de Traducción e Interpretación de la Universitat Autònoma de Barcelona.

Para la difusión de sus actividades, la Cátedra dispone de una página web (www.fti.uab.es/arbones), en la que se puede encontrar más información sobre la trayectoria vital y profesional de Jordi Arbonès y algunos textos de interés, como dos entrevistas con el traductor, una a cargo de Marcos Rodríguez Espinosa (publicada en 2002 en el número 6 de la revista Trans), que es fruto de la tesis doctoral «Recepción y traducción como procesos de mediación cultural: Vanity Fair en España» (Universidad de Málaga), y otra, la última que concedió, a cargo de Alba Pijuan (aparecida en 2003 en el número 10 de Quaderns. Revista de Traducció).