José Miguel Aguilar Río
Universidad de Málaga
«A partir de experiencias profesionales propias y de un breve estudio estadístico entre Licenciados en Traducción e Interpretación por la Universidad de Málaga, el autor intenta bucear en las causas de la importante brecha que parece existir entre la enseñanza universitaria y el mundo laboral. Dos son las conclusiones principales: la primera, que pocos de los encuestados se sentían suficientemente preparados para incorporarse al mercado laboral con garantías; la segunda, que, como consecuencia, muchos se decantaron por otras salidas profesionales y utilizaron en su trabajo competencias y conocimientos adquiridos durante sus estudios. Entre las posibles vías de solución al problema, que exploramos en este artículo, podrían encontrarse una mayor atención a las necesidades del mercado laboral, la enseñanza extracurricular y las prácticas en empresas como complementos básicos, y la creación de planes de estudio en los que se separe traducción e interpretación.»
The author comments on his own professional experience and the general analysis of a survey among graduates in Translation and Interpreting from the University of Málaga, in an attempt to find out the causes for an important gap between academic training and the translation labour market. There are two main conclusions: first, few of the participants in the survey thought themselves adequately prepared to work as professional translators; and second, Jack of preparation drove them to other industries where they could use the ski/Is acquired during their training at the university. A number of ways to work around this issue are explored on the paper: a closer attention to the needs of the market, the implementation of much-needed complements such as extracurricular activities and placement periods and new or alternative degree programmes where translation and interpreting are taught separately.
1. ORIGEN DEL ESTUDIO
El presente proyecto de investigación presenta —siguiendo en lo formal la terminología de Toury— una sencilla estructura de descubrimiento y justificación: tras apreciar un problema, se investigan sus posibles causas y se hacen sugerencias sobre vías de desarrollo y mejora en un futuro. La apreciación del problema se produjo de manera intuitiva pero evidente tras licenciarse el autor en Traducción e Interpretación por la Universidad de Málaga (UMA)1: sólo un número relativamente reducido de sus compañeros/as de promoción consiguieron trabajo estable en el campo de la traducción2. Y esta circunstancia no ha resultado algo pasajero, sino que, como veremos, se ha prolongado en el tiempo.
En principio, cabe preguntarse si es que en el mercado no hay suficiente trabajo para todos los recién licenciados. Se trata de un debate en el que conviven luces y sombras.
Por un lado, parece difícil que la demanda mantenga un crecimiento ilimitado que pueda abastecer el elevadísimo ritmo de producción de traductores e intérpretes en la Universidad española, con trece centros de los que salen más de mil licenciados al año3. Ya desde una etapa bien temprana en el desarrollo de las titulaciones de traducción en España, autores como Santoyo (1992) empezaron a advertir los peligros de esta posible «proliferación indiscriminada». En otras palabras, si bien no cabe duda de que la competencia es sana, el mercado podría llegar a experimentar una saturación, sobre todo teniendo en cuenta que el acceso a uno de los pasteles más apetecidos, el de las Comunidades Europeas, hace tiempo que comenzó a agotarse4.
Por otra parte, la industria de la traducción y los servicios lingüísticos está conociendo un boom sin precedentes y exige mano de obra de manera constante. De acuerdo con datos procedentes de los análisis realizados por la Comisión Europea en el marco del programa MLIS, el mercado de los servicios de traducción está valorado en más de 30.000 millones de dólares (equivalentes al PNB total de países como Marruecos, Nigeria, República Checa o Hungría5) y crece a un ritmo de entre el 15 y el 18% al año, con más de 300 000 personas trabajando en el ejercicio profesional de la traducción, bien a tiempo completo o parcial6• Sin embargo, y a pesar de ese crecimiento vertiginoso, no parece surgir una oferta que atienda adecuadamente la enorme demanda de talento lingüístico en el mercado (Sprung 2000: VII; Hoffman y Mehnert en Sprung 2000: 73; Lange y Scott Bennett en Sprung 2000: 203).
No parece, en efecto, que en el futuro próximo vaya a faltarle trabajo a los traductores: ni la apertura del mercado al medio digital ni las soluciones de traducción automática (TA) o traducción asistida por ordenador (TAO) parecen suponer una amenaza para la necesidad de traductores humanos. Habrá que buscar, pues en otro sitio las razones por las que un porcentaje significativo del grupo humano al que atiende este breve estudio no han logrado completar con éxito su transición hacia el mercado laboral de la traducción. Consideramos que para dicha búsqueda (y, en general, para advertir con claridad un problema del tipo que aquí se considera) es imprescindible adoptar una doble perspectiva académico-laboral, perspectiva que se verifica en el caso del autor gracias al estrecho contacto que actualmente mantiene con el mundo académico y el que ha mantenido con el mercado laboral.
2. LA TRANSICIÓN DE LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA AL MERCADO LABORAL
En este punto, puede resultar ciertamente ilustrativa la experiencia del autor como traductor profesional; por una parte, como hilo conductor, pero sobre todo en la medida en que el análisis de los problemas experimentados en la práctica profesional ayudó a diseñar el cuestionario del que se han extraído los datos de la encuesta y permitió seguir la pista de los principales problemas que pueden haber experimentado otros licenciados en similares circunstancias. Las diferencias entre el trabajo como freelance y el trabajo para una empresa de traducción (mayor libertad de trabajo y necesidad de investigación autónoma como freelance, frente a controles más estrictos pero también más apoyo y ayuda dentro de la empresa) no implican, en opinión del autor, grandes diferencias en cuanto a los problemas reales con los que topará el profesional neófito. Podemos repasar estos problemas a partir de un resumen de las competencias necesarias para el ejercicio de la traducción profesional, si bien quizá debamos ampliar la pregunta a qué es lo que implica ser traductor profesional.
2.1. Habilidades lingüísticas
Para empezar, distinguiremos, a partir de la clasificación de las competencias del traductor recopilada en Diaz Fouces (1999: §1.2.2.), cuatro competencias básicas: a) lingüística, b) enciclopédica o nocional, e) de comprensión y d) de reexpresión. Según veremos más abajo, en opinión de los encuestados, estos aspectos, evidentemente básicos, parecen encontrarse bien cubiertos en las facultades de traducción, con la posible excepción del conocimiento enciclopédico.
2.2. Habilidades técnicas y logísticas
En este grupo incluimos otro grupo de competencias, también apuntadas por Diaz Fouces (op. cit.) usando palabras de Roda P. Roberts (en Delisle 1996: 72-73) y en el que se engloban una competencia lingüística (que abarcaría las a) y e) anteriores del propio Diaz Fouces), una competencia traductorial (aproximadamente coincidente con la d) anterior) y competencias de tipo metodológico (capacidad de investigación y documentación), disciplinar (conocimientos sobre diferentes dominios nocionales) y técnico (uso de diferentes instrumentos y aplicaciones que puedan ayudar en las tareas del traductor).
No cabe duda de que hoy en día el manejo de herramientas informáticas resulta ya absolutamente básico en el entorno de la traducción profesional, cuyas características están cambiando de acuerdo con el signo de los tiempos de esta sociedad de la información en que vivimos7. Y ello no sólo por necesidad (en el caso de aplicaciones específicas exigidas por diferentes clientes), sino también porque dichas herramientas facilitan en gran medida el trabajo del traductor (automatización de funciones, conocimiento de recursos que facilitan la consulta de información...). En este sentido, puede suponer un problema el que los traductores de determinadas áreas no estén preparados para ejercer los trabajos a los que se les está pidiendo que evolucionen. En efecto, en ciertos ámbitos el traductor probablemente deberá pasar a ejercer tareas más técnicas o generales, en las que deberá acostumbrarse a no ser el centro del proceso de traducción en la medida en que no controlará ni el original ni el producto final. Así, en el caso de la redacción técnica con lenguaje controlado o en la postedición de resultados de TA, con la que en muchos casos deberá convivir. Cabría por tanto hablar, más que de traductores, de lo que en la industria empieza a conocerse con el término linguists, que en absoluto coincide con el español lingüista, sino que se refiere a expertos en lenguas con grandes conocimientos en dominios y herramientas de carácter técnico (Lockwood en Sprung 2000:20; Kelly 2000: 20).
Todavía dentro de las habilidades señaladas por Roberts, resulta destacable la necesidad de contar con una elevada competencia investigadora y de documentación, cuya adquisición causó ciertos quebraderos de cabeza al autor en la medida en que llevó a cabo el aprendizaje básico de estas habilidades de manera autodidacta. Sin embargo, no parece ser este el caso de los encuestados (vid. infra). Por el contrario, sí parecen aflorar problemas generalizados en el caso del conocimiento sobre dominios nocionales de traducción. También, como veremos más adelante, un elevado porcentaje de los encuestados (también el autor, aunque sus opiniones no se hayan incluido en el estudio estadístico) señala la traducción literaria como una de las áreas que encontraron más atractivas antes de iniciar sus estudios. Esta tendencia, sin duda ocasionada por el halo de veneración hacia el esfuerzo creativo que implica la práctica de la traducción literaria, no suele corresponderse en la realidad con una actividad laboral habitual en dicho campo. En el caso concreto del autor, la gran mayoría del volumen de trabajo ha correspondido al ámbito de la informática, telecomunicaciones y localización de software, ámbitos sobre los cuales conocía bien poco. Muy inferior ha sido el porcentaje de trabajos realizados en el ámbito de la traducción jurídica, económica, márketing y de textos turísticos. A excepción de la traducción jurídica, ninguno de los otros ámbitos fue tratado en profundidad durante la carrera8• Esta carencia suele ser origen de problemas para el traductor, y causa de trabajo adicional para ponerse al día. Así, el conocimiento nocional es una buena inversión, una solución estructural, no coyuntural.
2.3. Habilidades profesionales y circunstancias laborales
En la experiencia del autor, esta área es la principal fuente de problemas a la hora de saltar de la Universidad al mundo laboral. El método de trabajo en el mundo de la traducción suele premiar más la eficiencia organizativa que la capacidad creativa (Ørsted en Kelly 2000: XII), y los conocimientos nocionales y de informática y ofimática tanto o más que los conocimientos lingüísticos y culturales, que con toda seguridad son aquellos en los que se concentra la enseñanza universitaria de la traducción y que para el empresario no parecen constituir sino el mínimo exigible. Entre los principales aspectos que plantean dificultades al recién licenciado podemos citar los siguientes:
- Un complicado proceso comercial con diversas empresas implicadas: clientes/fabricantes (iniciadores en la terminología de la teoría del escopo), agencias de traducción (a los que podríamos definir como «mayoristas»), empresas de traducción y freelancers (que vendrían a ser los «minoristas») ...
- Un sistema meritocrático y de trabajo a destajo, ejercido en calidad de autónomos por una gran mayoría de los nuevos traductores. Hablando claramente, y a pesar de las recientes conquistas de este colectivo, la condición de autónomo sigue presentando lo peor de todos los mundos laborales -en palabras de Escobar (1998), « [...]por el momento la sociedad sólo es exigente con el traductor en lo que se refiere a sus obligaciones fiscales y sólo es apropiada dentro de sociedades emprendedoras (no es el caso de la española, proverbial cultura del funcionariado ahora y probablemente también en el futuro9).
- La dinámica de teletrabajo. Entre otros aspectos, es más conveniente para el empresario que sus trabajadores afronten los gastos de Seguridad Social, electricidad, teléfono, equipos informáticos, instrumentos de referencia, consumibles, etc.
- El intrusismo, un problema bien conocido y en ningún caso excepcional.
- La traducción es una profesión de libre acceso, que en España carece de regulación oficialmente reconocida y que cualquiera con competencia lingüística puede practicar10.
- En relación con el punto anterior, y debido a la falta de estructura corporativa y de un colegio profesional, se hace necesaria una autopromoción continua que convierte la profesión en un auténtico tour de force lejos del remanso de paz y justa remuneración que un/a joven recién licenciado/a normalmente desearía para establecerse por su cuenta lo antes posible. Los Licenciados en Traducción (y los traductores en general) se encuentran, así, en una situación de adaptación y homologación de titulaciones similar a la que experimentaron profesiones como Periodismo o Bellas Artes11
3. CONCLUSIONES A PARTIR DE LOS DATOS ESTADÍSTICOS DEL ESTUDIO
3.0.Preparación del estudio del campo: contenidos, estructuración y otras consideraciones
Desde el principio hemos tenido nuestras propias opiniones y respuestas a las preguntas que dieron origen al estudio de campo y que hemos esbozado en los apartados anteriores, pero hemos considerado esencial pulsar la opinión de los propios afectados. Ha sido nuestra intención obtener respuestas y opiniones sobre las razones que puedan estar ocasionando la desviación vocacional citada con anterioridad y sobre la dirección en que se podría avanzar para ofrecer soluciones al problema.
En el universo de la muestra se ha incluido a todos los compañeros de promoción a los que fue posible localizar, sin hacer distinción de primer idioma de trabajo (inglés o francés), idiomas optativos, edad ni momento exacto de finalización de estudios, dado que las asignaturas comunes eran muchas y eliminar a algún individuo hubiera supuesto descartar sus impresiones sobre esas áreas comunes.
De las 48 personas con las que se intentó contactar, 22 (45%) devolvieron cuestionarios rellenos, con una proporción aproximada de un 60% de mujeres y un 40% de hombres, reflejo de la mayoría de alumnas en la promoción. En principio, cabe señalar que los primeros en responder fueron -esto ya es curioso- personas que en la actualidad están trabajando como traductores, lo cual parece ser índice de que siguen manteniendo contacto con la profesión y sus orígenes, que siguen -lógicamente- siendo conscientes de los problemas derivados de la práctica de la traducción y, probablemente, que sienten más motivación por contribuir a que esos problemas puedan solucionarse y a que las deficiencias puedan paliarse.
La encuesta se planteó de manera que resultara relativamente rápida, sencilla y con preguntas «polémicas» que motivaran a los encuestados pero que, a la vez, fomentaran una crítica constructiva y no personal (recogeríamos, pues, información sobre áreas y prácticas, no sobre personas). Aun en aquellos casos en que el itinerario escogido implicaba responder a más cuestiones, las encuestas comprenderían un máximo de 25 preguntas, la mayoría de ellas de tipo multiple choice, con lo que, según testimonio de los propios encuestados, en ningún caso supusieron una inversión de tiempo de más de 20minutos.
Las cuestiones formuladas a los encuestados pueden agruparse en torno a dos criterios: según tipos y según bloques. En lo referente a los tipos, incluimos preguntas de respuesta directa (sí/no), preguntas de respuesta ponderada (de acuerdo, por lo general, a una escala de cinco niveles) y preguntas de desarrollo, en las que se solicitaba a los encuestados que aportasen tanta información como consideraran necesario. Las primeras, del tipo...
¿En qué aspectos consideras que sería mejorable la educación que has recibido?
Otros (especificar)
... nos permitieron idear una estructura de bifurcación (el encuestado seguía o no una línea de preguntas según su respuesta) o, simplemente, hacer que los encuestados proporcionaran una respuesta concreta. En el caso del segundo tipo de preguntas, las de respuesta de acuerdo con una escala, con una estructura generalmente similar a la del ejemplo,...
¿En qué medida te impulsaron o no las siguientes razones a elegir Traducción e Interpretación como carrera?
... se ha intentado recabar una información más afinada y precisa, es decir, obtener datos claros en aquellos campos que pretendíamos abordar a priori. Por último, en el caso de las preguntas de respuesta libre, como la siguiente...
¿Qué aspectos no contemplados en los planes de estudios de la carrera consideras que deberían contemplarse?
... hemos pretendido dar a los encuestados la oportunidad de abrir el debate a nuevos campos que no habíamos previsto12
En cuanto a la división de preguntas por bloques, podemos hablar de tres grandes grupos: preguntas sobre datos personales, sobre el periodo de formación universitaria y sobre la carrera profesional de cada uno de los encuestados. Por contenido, serán las dos últimas las que centren nuestra atención.
3.1. Cuestiones sobre formación universitaria
Aun a riesgo de alargar en exceso el espacio de este artículo, parece de rigor que incluyamos, aun de manera esquemática (ver leyenda a pie de página), las preguntas formuladas a los encuestados. Las correspondientes a la etapa de formación universitaria fueron las siguientes:
- ¿En qué medida te impulsaron o no las siguientes razones a elegir Traducción e Interpretación como carrera? [PROP13, ESC14]
- ¿Qué ámbitos de la profesión te atrajeron más en un principio? [PROP, ESC]
- ¿Consideras que contabas con suficiente información al respecto de la profesión de traductor/a al iniciar tus estudios? [PROP, ESC]
- ¿En qué aspectos consideras que contabas con una preparación o información suficientes antes de comenzar la carrera? [PROP, ESC]
- ¿Qué opinión general te merece la enseñanza recibida? [PROP, ESC]
- ¿En qué aspectos consideras que tus estudios universitarios te han ayudado a prepararte para el mundo laboral? [PROP, ESC]
¿Consideras en términos generales que la carrera de traducción ha cumplido tus expectativas académicas y profesionales [ESC]?
- ¿En qué aspectos consideras que sería mejorable la educación que has recibido? [PROP, ESC]
- ¿Qué aspectos no contemplados en los planes de estudios de la carrera consideras que deberían contemplarse? [RL15]
- Al final de tus estudios de Traducción, ¿en qué medida te sentías suficientemente preparado/a para incorporarte al mercado laboral con garantías [ESC]?
Siguiendo el orden lógico establecido al formular las preguntas, empezaremos por un breve análisis de las razones para acceder a la carrera. Aquellas en las que existe mayor consenso son las ganas de viajar y de conocer otras lenguas y, en menor medida, la vocación de traductor o la abundancia de salidas profesionales. También existe consenso a la hora de descartar la condición de bilingüe o la tradición familiar. Más difusa y centrada en valores intermedios es la respuesta referente a aspectos como la afición a la literatura de otras lenguas o la posibilidad de trabajar en grandes instituciones internacionales.
La traducción en el sector público, la traducción literaria y la interpretación se muestran como los únicos ámbitos profesionales que atrajeron a un número apreciable de los encuestados, lo cual abunda en lo referente al mito de la traducción literaria como salida profesional evidente o preferida (ver 2.2.) y en una tendencia general entre los universitarios españoles a buscar un trabajo fijo y seguro16. Más clara aún, pero en negativo, es la respuesta a ámbitos como la localización y la traducción de contenidos informáticos que, como veremos más adelante, es la ocupación de un número importante entre aquellos que en la actualidad trabajan como traductores17. En el resto de casos, la respuesta está algo más centrada en posiciones moderadas, pero claramente tendentes a la negatividad, circunstancia que refuerza la sensación de que la traducción literaria y la interpretación en las grandes instituciones son los dos campos vocacionales más claros.
En lo referente al grado de información sobre la carrera al empezar los estudios de Traducción, la mayoría del tramo de respuestas negativas (regular/poca/muy poca) es aplastante, en consonancia con una tendencia habitual en el ámbito de la educación en España y con un sistema que hasta ahora no ha primado en demasía la participación del alumno, con la triste consecuencia de que la mayoría de los universitarios españoles accedan a una carrera, sin que sea claramente su vocación. Respecto a su preparación previa, vemos que los encuestados consideran haber accedido a los estudios de Traducción e Interpretación con una formación más que aceptable en lenguas extranjeras, insuficiente en cuestiones lingüísticas e informáticas y claramente deficiente en lo que se refiere al conocimiento sobre la realidad de la profesión y el mercado. En este sentido, al hilo de otra pregunta formulada algo más adelante en el cuestionario, la impresión general es que los estudios no han sido de gran ayuda en los aspectos del mundo laboral por los que se preguntó (salidas profesionales, áreas de mayor demanda en el mercado y dinámica de trabajo en las empresas).
A la hora de opinar sobre la formación recibida, se verifica un curioso fenómeno: todos los ámbitos didácticos propuestos son considerados mayoritariamente mejorables, a pesar de que no todos ellos reciben críticas claras sobre la calidad objetiva de la enseñanza. Sólo recibe una aprobación clara el área de traducción literaria (único ámbito en el que hay un 50% de encuestados que consideran inmejorable la enseñanza), aprobación que es algo más ajustada en el caso de las clases de lenguas extranjeras, traducción general y traducción científico-técnica (en las que en ningún caso se aprecian posiciones claramente polarizadas) y se torna en tendente a la desaprobación en el caso de la traducción jurídica y jurada e informática.
Dentro de la única sección de respuesta plenamente libre de este primer bloque, en la que se preguntaba qué aspectos no contemplados en los planes de estudios de la carrera consideran que deberían haberse contemplado, se han dado no menos de 20 posibles respuestas agrupadas en sugerencias generales. Lógicamente, puesto que los encuestados no intercambiaron información, esa variedad de respuestas no da como resultado un número significativo de coincidencias. Pocas de las sugerencias han sido señaladas por más de uno o dos individuos, y de ellas consideramos especialmente llamativo que más de un 30% haya considerado necesarias más clases prácticas, asignaturas más específicas y adaptadas al mercado real de la traducción, iniciativas de asesoría y orientación laboral y prácticas en empresas (aspectos todos, como vemos, de carácter marcadamente práctico).
Finalmente, una nota negativa: más del 65% de los encuestados afirman haber visto poco o mal cumplidas las expectativas que tenían sobre la carrera de Traducción e Interpretación, y un porcentaje similar se consideraba con poca o muy poca preparación para incorporarse al mercado una vez finalizados sus estudios.
3.2. Cuestiones sobre carrera profesional y experiencia laboral
Al igual que hemos hecho anteriormente, incluimos a continuación un resumen de las preguntas correspondientes a la experiencia laboral de los encuestados:
- ¿Tienes trabajo en la actualidad [S/N/ NS-NC18]?
- Sin importar la respuesta a la pregunta anterior, describe brevemente tu trayectoria (tanto académica como profesional) y tus ocupaciones desde que acabaste tus estudios. [RL]
- ¿Trabajas o has trabajado alguna vez como traductor/a? [S/N/NS-NC]
Opción 1
En caso de respuesta negativa,
a) ¿Consideras que hay trabajo en el mercado pero que no te lo han ofrecido? [S/N/NSNC, posible RL]
b) ¿Qué razones consideras que pueden haber llevado a que no te ofrezcan trabajos como traductor/a [PROP, ESC]?
Opción 2
En caso de respuesta afirmativa,...
- Describe brevemente esos trabajos: ámbito nocional (traducción literaria, jurídica...), volumen aproximado de palabras (en caso de trabajos aislados), cargos y funciones desempeñadas, periodos de duración (no sólo tiempo total, sino detalle de periodos concretos)... [RL]
- ¿Cuáles de estas vías has utilizado para encontrar trabajo [PROP, S/N/NS-NC]?
- Valora la dificultad que encontraste en adaptarte a los siguientes aspectos de la dinámica de trabajo en el ejercicio de la profesión de traductor/a. [PROP, ESC]
- ¿Trabajas en la actualidad como traductor/a en un puesto relacionado? [S/N/NS-NC]
- En caso afirmativo, describe brevemente tu situación en la actualidad freelance, empresa ... ) [RL]
- ¿Cuáles de las siguientes herramientas informáticas has utilizado con cierta regularidad? [PROP, S/N/NS-NC]
- ¿Cuáles son tus metas o prioridades actuales? [PROP, S/N/NS-NC]
- En la actualidad, ¿qué tipo de trabajo desearías o considerarías más adecuado para tus necesidades? [PROP, S/N/NS-NC]
- De acuerdo con tu experiencia, ¿qué opinión consideras que se tiene en la sociedad respecto a la profesión de traductor/a? [ESC]
- ¿Has trabajado con licenciados en Traducción procedentes de otras universidades [sí/no/NS-NC]? En tal caso, ¿consideras que estaban mejor preparados que tú? ¿En qué aspectos? [RL]
- Si antes del inicio de la carrera hubieras contado con la información y los conocimientos sobre la titulación con que cuentas ahora, ¿volverías a hacer Traducción [RL]?
En primer lugar, nos agradó comprobar que la inmensa mayoría de los encuestados tienen trabajo en la actualidad, si bien el porcentaje de los que trabajan a tiempo completo en traducción es relativamente reducido (no muy por encima del 50%). Queda, por tanto, preguntarse a qué se han dedicado y se dedican los encuestados.
La primera pregunta que podríamos hacernos es si han trabajado alguna vez como traductores. En efecto, prácticamente todos han abordado algún que otro proyecto, pero en el caso de aquellos que no trabajan como traductores en la actualidad, se ha tratado casi siempre de proyectos aislados, accidentales, casi anecdóticos, y en calidad de freelance.
¿En qué han ocupado su tiempo aquellos que no han accedido permanentemente al mercado de la traducción? Por una parte, en estudios universitarios complementarios, sobre todo en el Curso de Aptitud Pedagógica (CAP) y, en menor medida, en realizar estudios de posgrado (pocos) e incluso segundas titulaciones (porcentaje ínfimo); y, por otro lado, en buscar trabajo en campos en los que han podido hacer uso de las habilidades lingüísticas adquiridas durante sus estudios. Entre las áreas más significativas a este respecto, cabe mencionar tareas como las de administrativo (que en la mayoría decasos incluyen tareas de traducción), empresas no relacionadas con la traducción (por ejemplo, márketing y ventas), acceso a empleo dentro del sector de turismo y hostelería (vía de salida obvia en una zona tan turística como la Costa del Sol) y docencia, tanto en academias de idiomas como, sobre todo, en enseñanza secundaria (varios de los participantes preparan oposiciones o las han aprobado ya).
Otro grupo de datos que revela información de gran interés es el de los ámbitos nocionales en los que han trabajado los encuestados. En primer lugar, resulta llamativo que un grupo numeroso haya trabajado en localización y traducción informática (campos que, recordemos, eran los que menos vocaciones habían atraído hacia la titulación). Sólo otros dos ámbitos merecen mención por el número de participantes con experiencia en ellos: traducción jurídica y traducción de temas económicos. En el resto de áreas (textos publicitarios, noticias, traducción científico-técnica), los porcentajes son testimoniales. Y no por previsible resulta menos curioso apreciar que, en el momento de realizar la encuesta, ni uno sólo de los encuestados había tenido acceso al ejercicio de la traducción literaria (entendida en el sentido amplio de traducción editorial, es decir, de obras tanto de ficción como de no ficción) o a la interpretación19.
Respecto a las vías de búsqueda de trabajo, los datos parecen demostrar una mezcla de falta de motivación y de habilidad por parte de los encuestados: más de un 70% ha obtenido trabajos por recomendación, mientras que apenas un 40% lo han logrado por búsqueda en el sector privado. En cuanto a búsquedas en el sector público o por Internet (esta segunda vía es especialmente importante en el escenario de teletrabajo, outsourcingysubcontratación a través de agencias que comienza a consolidarse en el mercado de la traducción —ver nota 7—), las búsquedas han sido poco exitosas (poco más del 30%) o simplemente no se han llevado a cabo (más del 60% de casos). Estos datos son, por otra parte, extrapolables a la generalidad de la juventud española: datos recientes muestran que un 33% de los recién licenciados en España no utilizan recurso público o privado alguno para buscar trabajo y confían en los contactos para obtener su primer empleo20.
Pasando al acceso a la profesión propiamente dicho, se preguntó a los encuestados cuáles habían sido los aspectos a los que les había costado más adaptarse. Ante nuestra sorpresa, y a pesar de que la mayoría de participantes han manifestado no considerarse preparados para afrontar los principales escollos de la vida como traductor profesional, las respuestas en esta sección no han estado en absoluto polarizadas: en una escala de cinco opciones (de Muy difícil a Muy fácil), el valor predominante ha sido Normal, si bien en términos generales se nota cierta tendencia a admitir una adaptación más difícil que fácil. Esta circunstancia se debe probablemente a que se tomaron en consideración las respuestas de aquellos que no han ejercido la profesión con cierta estabilidad y cuya experiencia es, por tanto, necesariamente incompleta. En todo caso, los problemas menos graves parecen ser la necesidad de trabajar en grupo o desde casa y el desarrollo de una capacidad autónoma de investigación, mientras que se presentan como escollos algo más difíciles de salvar el carácter imprevisible de la profesión (encargos urgentes con plazos ajustados, ingresos irregulares ... ), las exigencias de productividad, el manejo de herramientas informáticas y, sobre todo, el conocimiento de los dominios nocionales científicos y técnicos, en la medida en que, al contextualizar el proceso traductivo, dicho conocimiento facilita el trabajo.
Al hilo de lo anterior, advertimos que de los cuestionarios se desprende una dramática diferencia entre las herramientas utilizadas durante la carrera y las utilizadas en la posterior etapa profesional. Durante sus estudios, un 100% de los encuestados emplearon procesadores de textos, en torno a un 70% diccionarios y enciclopedias electrónicas, más del 50% buscaron información en Internet y aproximadamente un 40% intercambiaron información a través del correo electrónico. En el caso de las otras aplicaciones o destrezas informáticas por las que se preguntó (herramientas de comunicación y trabajo en grupo, herramientas de ayuda a la traducción, memorias de traducción, córpora lingüísticos, bases de datos terminológicas, programación), el nivel de respuestas afirmativas es mínimo. Sin embargo, ya como traductores profesionales, los porcentajes suben a más del 75-80% en el caso de diccionarios y enciclopedias electrónicas, Internet, correo electrónico y bases de datos, y a más del 50% en herramientas de comunicación y trabajo en grupo, herramientas de ayuda a la traducción y memorias de traducción.
Desde una perspectiva de futuro, la única meta que concita el acuerdo general es la obtención de unos ingresos elevados. Cierto es que una mayoría aspira a abrirse camino en su profesional, tanto si es como traductor como si no. También la mayoría afirma que nobusca trabajo, lo que implica que están razonablemente contentos con el que tienen. Sólo un pequeño y probablemente poco significativo porcentaje afirma que desea realizar estudios complementarios.
En la misma línea de análisis de futuro, y en la sección sobre aspiraciones laborales dentro del mundo de la traducción, vuelve a ser el trabajo en el sector público el que concita más entusiasmo (o, al menos, más adeptos), seguido por el trabajo a tiempo completo como traductor pero en calidad de freelance y por la realización de proyectos de traducción como complemento a otros ingresos. Otro grupo no muy numeroso pero sí significativo (más del 30%) es el de aquellos que no descartan abandonar por completo en un futuro (si es que no lo han hecho ya) la posibilidad de trabajar como traductores, y el de los que se preparan para oposiciones al cuerpo de funcionarios docentes o trabajan ya como tales. Los que se decantan por el trabajo fijo en el sector privado son relativamente pocos (menos del 50%, porcentaje que parece coincidir con el de aquellos que ya están instalados en la profesión), y menos aún (apenas un 15%) los que consideran la posibilidad de establecer una empresa propia.
Llegamos así a un punto clave: el momento en que preguntamos a los encuestados sí, de haber sabido al principio de sus estudios lo que saben ahora, volverían a hacer traducción. Debemos decir que, según una encuesta interna para la evaluación de la enseñanza realizada con anterioridad por el departamento de Traducción e Interpretación de la UMA, una gran mayoría de los recién licenciados señalaron que sí volverían a cursar la carrera. En nuestro caso, la conclusión se corrobora, pero la mayoría no es aplastante y se sitúa en torno al 65% (es decir, dos tercios del total). Esta diferencia en cifras quizá tenga su razón de ser en la diferencia que, a su vez, existe entre el momento de acabar la carrera, cuando el recién licenciado aún no ha desmontado mitos y preconcepciones ni se ha enfrentado a la realidad del mundo laboral (tan diferente, como hemos visto, a las impresiones con que el alumno de primer año accede a la carrera de Traducción e Interpretación), y la situación que se produce tres años después, cuando el ahora joven profesional ha tenido tiempo suficiente para darse cuenta de que hay circunstancias y realidades en el mercado de las que no fue avisado y que son, efectivamente, parte de la profesión. En cualquier caso, aunque este último dato positivo no debe distraernos de prestar atención a las divergencias y posibles carencias observadas y proponer soluciones para ellas, resulta alentador que, a pesar de haberse visto apeados (temporal o permanentemente, y aun de manera parcial como grupo) del mercado de la traducción, un elevado porcentaje de los participantes en la encuesta afirman que repetirían la experiencia educativa que constituyeron los cuatro años de la carrera de Traducción e Interpretación.
4. DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS
4.1. Sobre el cuestionario y aspectos estadísticos
En primer lugar, debemos señalar que, si bien lo deseable en cualquier estudio estadístico es que los datos lleven a conclusiones y no viceversa, hemos de reconocer que en nuestro trabajo partíamos de unos hechos comprobados de manera intuitiva pero evidente, hechos que necesariamente han influido en la composición de los cuestionarios y, quizá, en el desarrollo de la investigación. Por otra parte, esta circunstancia está plenamente justificada por dos razones: a) la primera intención fue buscar respuestas a preguntas determinadas; y b) el diseño del cuestionario ha permitido a los encuestados dar sus opiniones en cuantos temas consideraran convenientes, con lo que no se ha cerrado la puerta a ninguna conclusión no prevista.
En lo puramente logístico, el estudio no ha podido contar con la sólida base estadística (por ejemplo, un equipo multidisciplinar) y los procesos de depuración, evaluación y seguimiento de otros proyectos»21, Ahondando algo más en este último punto, el índice relativamente bajo de cuestionarios devueltos nos ha hecho verificar hasta qué punto es necesario realizar un seguimiento cercano de los individuos contactados. Los autores del Libro blanco de la traducción en España obtuvieron un 39,4% de respuestas (porcentaje similar al nuestro, pero, eso sí, en una muestra notablemente mayor) y señalan la mayoría de dichas respuestas «no habrían sido enviadas por propia iniciativa [de los encuestados]» (Libro blanco 1997: 29).
Por último, habría sido deseable contar con una muestra mayor. En primer lugar, porque sospechamos que la muestra de cuestionarios completos con que hemos contado puede haber quedado ligeramente falseada y mostrar un porcentaje de individuos dedicados a la traducción más elevado del existente en el universo real22. En segundo lugar porque, en un posible estudio futuro, nos permitiría enviar los cuestionarios escritos y seleccionar después de entre el total de participantes a una serie de personas a las que se podría entrevistar personalmente y obtener así, información más abundante y completa23.Y, por último, porque nos daría la posibilidad de ampliar el horizonte del trabajo con el fin ideal de llevar a cabo un estudio profundo de la traducción en Andalucía, tema que aún no se ha abordado con la atención que merece24.
4.2. Datos de especial interés
De los datos mencionados en 3.r. y 3.2., sobresalen dos aspectos: uno, que se ha producido un choque evidente entre las expectativas del alumnado con respecto a la carrera de Traducción e Interpretación de la UMA, particularmente con respecto a la idea que tenían de lo que implicaba ser traductor o intérprete; y otro que, pese al desencuentro del alumnado con el mundo laboral y la realidad profesional que habían previsto, una mayoría de individuos han logrado «reciclarse» y acceder al mercado laboral. Dicho de otra manera: todos (o casi todos) tienen trabajo, pero pocos en traducción. De esta relación y de los datos del estudio parece desprenderse que la formación recibida en la carrera, y sobre todo la enseñanza de lenguas extranjeras25, les ha sido de utilidad, aunque no haya sido dentro del mercado de la traducción.
Recordemos a este respecto que los campos respectivamente más y menos atractivos antes del inicio de los estudios fueron la interpretación y la traducción literaria, por una parte, y la localización y traducción informática, por otra. Al cotejar estos datos con los de ocupación laboral de traductores, comprobamos que los sectores menos atractivos son precisamente los que ocupan a más gente, mientras que nadie afirma tener experiencia en los dominios nocionales inicialmente señalados como favoritos. Teniendo en cuenta este choque de intereses, y el hecho de que la traducción es una profesión dura, que exige formación continua y conocimiento enciclopédico y que, además, no se paga especialmente bien en relación con la formación y esfuerzo que requiere26; no cuesta entender que se produzca una auténtica «fuga de cerebros» y que muchos prefieran utilizar las competencias y conocimientos adquiridos durante la carrera en ocupaciones laborales más llevaderas, más seguras y mejor pagadas, como la hostelería, la docencia o los puestos de carácter administrativo.
5. CONCLUSIONES
5.0. Universidad y empresa
A la vista de los datos del estudio y de los resultados del análisis, parece evidente que existen áreas en las que se pueden tender puentes más eficaces entre la enseñanza universitaria de la traducción e interpretación y la realidad del mercado laboral. Parece que se hace necesario un cambio, y la lógica nos dice que las dinámicas del mercado son cambiantes pero difíciles de cambiar, por lo que la evolución debe venir de la Universidad. No es un tema nuevo y presenta un carácter casi diríase que ético, de principios: ¿hasta qué punto puede adaptarse la Universidad a las necesidades del mercado laboral?; ¿cómo adecuar los planes de estudios a la realidad profesional sin efepeizar la Universidad?
En principio, consideramos que la Universidad debería decantarse por una solución que evite dejarla a medio camino entre, por una parte, las acusaciones de dejarse llevar en exceso por las oportunidades que ofrece el mercado (Libro blanco...: 122) y, por otra, los posibles desajustes que en estudios como el nuestro u otros similares27 se señalan respecto a las necesidades que presentará la formación de traductores dentro de nuestra sociedad actual. Somos, además, de la opinión de que el contacto con la realidad del mercado no tiene por qué hacer de la Universidad un mundo más prosaico. Estamos de acuerdo con Kelly (2000: xiv) en que «la universidad tiene la obligación de ofrecer conocimientos y preparación básicas sobre el mundo profesional [...].» Es lo que Kenny (1999: 66-67), yendo un paso más allá, identifica como «our perceived obligation to prepare graduates for industry», Estudiar el mercado no debe ser un demérito para los responsables de los centros universitarios: debe ser una manera de asegurar a sus alumnos la mejor educación posible en relación con el mundo real en el que desempeñarán la actividad profesional para la cual, a fin de cuentas, se les está preparando en la Universidad.
Pero no es menos cierto que las presiones del mercado pueden llegar a desvirtuar la naturaleza de la enseñanza universitaria. Probablemente el quid de la cuestión esté en centrar el debate no tanto en las necesidades del mercado per se, sino en la medida en que están claramente relacionadas con las necesidades del alumnado. Así, no cabe duda de que cualquier avance en el campo del diseño curricular y de programas debe atender a las necesidades del individuo o individuos a los que se esté formando (Li 2000: 128), en este caso el alumnado de las facultades de Traducción. Sin perder una rigurosa base teórica y sin renunciar a sus características esenciales de independencia y el valor que otorga al estudio y la investigación —características, por cierto, que también son muy apreciadas en diversos estamentos de la industria (Joscelyne en Sprung 2000: 88)—, la Universidad debe ofrecer una formación realista, cuyos contenidos guarden una mayor relación con la realidad de la profesión y mediante la cual se permita al alumnado competir en el mercado laboral y contar con las habilidades y conocimientos que les serán exigidos.
Coincidimos con Kelly(2000: 6-8) en que la respuesta estará probablemente en una formación intelectual básica de tipo tradicionalmente teórico-universitario que a) prepare al alumnado con unos conocimientos de base lo suficientemente avanzados como para poder ser complementados por la formación profesional recibida en las empresas y b) resulte lo suficientemente flexible como para concienciar a ese alumnado de la necesidad de una formación continua y para permitirles adaptarse a situaciones laborales diferentes y cambiantes en la forma (avances tecnológicos y tareas del traductor) y el fondo (nuevos dominios o desarrollo de los existentes). Se trataría, pues, de infundir en el alumnado unos hábitos y métodos de trabajo generales, una -por decirlo de alguna manera- conciencia-marco sobre los aspectos más relevantes de la profesión que pueda verse completada durante las diferentes etapas de una hipotética carrera como traductores.
A continuación analizamos algunos de los posibles cambios de orientación metodológica que podrían acometerse en un intento de avanzar hacia una formación universitaria de traductores que, sin cambiar en lo esencial, resulte más precisa y adecuada al mundo real.
5.1. Especialización
El Libro blanco de la traducción en España aboga por un acercamiento a la enseñanza de la traducción con una mayor especialización por dominios (125) y un carácter más realista que evite crear falsas expectativas en el alumnado (125-126) y permita adelantar los problemas y necesidades que los licenciados se encontrarán en el mundo profesional (120).La plena especialización en un solo campo es, efectivamente, una solución factible desde hace tiempo (ver Arranz 1992),pero también una práctica muy peligrosa, ya que: a) podría prepararse a los alumnos en un campo al que por razones de demanda en el mercado no puedan dedicarse; b) la especialización múltiple es inabordable por razones de tiempo (Kelly 2000)y por la existencia de infinidad de microcampos especializados que, además, se desarrollan muy rápidamente; y c) una enseñanza excesivamente centrada en el conocimiento nocional podría dispersar la concentración del alumnado y llegar a descentrada de los aspectos esenciales del proceso traductivo.
Sin embargo, sí consideramos que la especialización es posible y compatible con la formación universitaria en dos sentidos: especialización de contenidos, conservando una base lingüística poderosa, pero dedicando mayor atención a la enseñanza de las áreas nocionales científicas y técnicas de mayor demanda; y especialización en otras lenguas además de las mayoritarias (ofreciendo, por ejemplo, idiomas para los que exista una elevada demanda)28.
5.2. Creación de nuevas titulaciones deLenguas Aplicadas
De acuerdo con lo observado en 3.2. y 4.2., hemos concluido que los alumnos de Traducción no sólo utilizaron determinados conocimientos (principalmente el conocimiento de otras lenguas) como competencias transferidas a un trabajo diferente a la traducción, sino que es posible que dicha desviación vocacional pudiera haberse previsto, dado que su idea de la traducción como profesión se ha mostrado alejada de la realidad y que una mayoría de encuestados cursaron Traducción e Interpretación atraídos por las Lenguas29. De acuerdo con esta observación, una posible alternativa de futuro para las titulaciones de Traducción e Interpretación puede estar, como de hecho ya se ha apuntado en trabajos recientes (Kelly 2000: 5-6), en la creación de facultades de Lenguas Aplicadas o escuelas de Lenguas y Estudios Europeos al estilo de las que ya existen en otros países de nuestro entorno. Se haría posible así una enseñanza práctica de las lenguas que a la vez conservaría la solidez teórica de la enseñanza universitaria y, además, permitiría descargar cierto volumen de alumnado probablemente no interesado en determinados aspectos inherentes a los planes de estudio tanto de las Filologías como de Traducción e Interpretación.
5.3 Facilitar proceso adaptación a mercado
Es evidente que en un mercado laboral tan globalizado como el que se avecina, la experiencia no es ya un grado, sino una condición sine qua non que cierra un círculo vicioso muy corriente hoy en día entre los jóvenes: sin experiencia no hay trabajo, y sin trabajo no hay experiencia. Puede que la formación universitaria presente carencias en este sentido, y que haya que afinar los contenidos y metodologías para evitar que el alumnado de las facultades salga insuficientemente preparado cara al ejercicio de sus profesiones respectivas y, sobre todo, para evitar que no sean conscientes de las exigencias y realidades palpables en el mercado laboral, labor que en gran medida compete a la Universidad como transmisora de conocimientos. Pero es también evidente que, por mucho que se mejore la formación en las facultades de traducción, nada sustituye las experiencias derivadas de la práctica efectiva de una profesión (Joscelyne, op. cit.: 87), como de hecho ocurre luego en sectores en los que los periodos de prácticas son una realidad habitual (Kelly 2000: 8).30
Pero tan importante es que la Universidad vuelva la mirada hacia el mercado como que la empresa se dé cuenta de las ventajas que le puede reportar una fluida interacción con la Universidad, la colaboración de los profesionales (entre sí y con los clientes) y la creación de sinergias en los terrenos laboral, industrial y académico. De hecho, tiene sentido implicar a las empresas en la transición del alumnado hacia el mercado laboral, dado que, a fin de cuentas, son las empresas las que mejor conocen sus propias necesidades31. Además, la experiencia concreta de docentes que se mantienen en contacto con el mundo profesional (Kenny 1999: 75 y siguientes) permite comprobar ejemplos de cómo los métodos y herramientas de la vida pueden revertir en beneficio de la propia comunidad universitaria e investigadora. A este respecto, parece interesante el cambio que se percibe en la LOU, donde la empresa aparece como motor adicional de la investigación y el empleo.
5.4. Mayor presencia de enfoques didácticos prácticos
A la pregunta de cómo suavizar el traumático choque con la realidad para los licenciados en Traducción, Li (2000: 145)propone hacer uso de materiales y métodos de formación reales, con textos reales y simulación de situaciones y requisitos cuasirreales de trabajo, acercándonos al concepto de learning by doing. Algunas maneras de poner en práctica esta idea podrían ser las siguientes:
- Mayor presencia en el día a día del aula de talleres y conceptos didácticos actuales como el diseño por tareas con vistas a centrar los contenidos en las necesidades del alumnado, investigando la forma de compatibilizar estas prácticas con la relevancia que la competitividad y las calificaciones tienen en el ámbito universitario y laboral32.
La oferta de actividades extracurriculares (en forma de conferencias, congresos, cursillos, talleres y, en general, información proveniente de la propia experiencia de los docentes) como complemento básico que permita aportar lo que por razones estructurales no pueda ser incluido en los planes de estudio y como posible solución al espinoso problema de cómo enseñar el conocimiento relacionado con los dominios nocionales técnicos (uno de los principales problemas, recordemos, de acuerdo con los datos de nuestra encuesta -ver 2.2. -). Yesto, de acuerdo con el doble enfoque propuesto por Li (2000: 146):en primer lugar, cursos especializados que atiendan a las características lingüísticas y textuales de cada dominio en cuestión; y, en segundo lugar, concienciar a los alumnos de la necesidad de autoformación y trabajo extracurricular para acumular el conocimiento enciclopédico que con toda probabilidad se esperará de ellos.
- - Fomentar la dinámica de trabajo en grupo, la implicación del alumno en las tareas y la capacidad autónoma de trabajo e investigación, de forma más independiente a la figura del profesor.
5.5. Separación de los estudios de Traducción e Interpretación
Uno de los temas de debate que Escobar (1998) cita como especialmente relevantes en la Conferencia de Centros de Traducción e Interpretación es la necesidad de separar Traducción e Interpretación en los planes de estudio (ver Kahane, citada en Escobar 1998). La evolución hacia planes de estudio en los que se separen traducción e interpretación podría permitir ofrecer una enseñanza más concentrada en los objetivos concretos de cada modalidad.
5.6. Estudio de las relaciones Universidad mercado laboral
Trabajos de gran fuste y calado como el Libro blanco de la traducción en España o Escobar (1998) no pueden utilizarse como única referencia fiable para presentar a nuestros alumnos la realidad de la profesión de traductor, dado que adolecen de una excesiva atención al campo que podríamos denominar «traducción editorial33». Para obtener información más completa, es necesario insistir en la investigación sobre la formación de traductores como una forma de mejorar la propia formación (Li 2000: 141). El ámbito universitario es una atalaya inmejorable desde donde observar patrones de evolución y llevar a cabo dichas investigaciones (Escobar 1998; Kenny 1999: 67).
Por otra parte, teniendo en cuenta que hemos considerado esencial centrar el debate en las necesidades del alumnado (ver 5.0. y 5-4- ), es claro que dichas necesidades sólo s~ pueden calibrar si los docentes mantienen un contacto cercano y actualizado con el mundo empresarial y los traductores profesionales, un colectivo al que quizá no se haya tenido suficientemente en cuenta (Li 2000: 128; Libro blanco...:125).
Por último, afirmamos con Escobar (1998) que la «incorporación de la traducción a la Universidad[...]abre [...] una fructífera vía de investigación teórica que no puede sino redundar en beneficio de su práctica.» El presente trabajo ha pretendido ser una reflexión conducente a insistir en el debate (ya existente y ejemplificado en la bibliografía) sobre lo que es posible mejorar en los planes de estudio de las escuelas y facultades de traducción. Quizá muchas de las conclusiones expuestas hayan quedado obsoletas, pues no cabe duda de que muchas deficiencias van siendo solventadas paulatinamente, en todo o en parte34, pero coincidimos con Li (2000: 140) en que las mejoras y las carencias del futuro sólo se podrán comprobar llevando a cabo de forma regular estudios de calidad y aplicando los resultados de dichos estudios.
AGRADECIMIENTOS
Mi más sincero agradecimiento a los compañeros de la titulación de Traducción e Interpretación en la UMA, que en su día tuvieron a bien responder a mis llamadas y mensajes y enviarme unos cuestionarios sin los cuales este trabajo no habría sido posible.
RECIBIDO ENERO DE 2004
BIBLIOGRAFÍA
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1 1 Las conclusiones de este estudio, aunque en muchos casos coinciden con las de otros trabajos recientes (Kelly 2000 ), pueden estar relacionadas con factores específicos del área geográfica de Málaga (por ejemplo, su carácter periférico y su lejanía de iniciativas editoriales) y, por ello, no pretenden de entrada ser susceptibles de generalización.
2 2 El autor ha concentrado su atención en dicho campo (la traducción, dejando a un lado la interpretación) por ser el ámbito en el que ha desarrollado su actividad profesional y cuya realidad, por tanto, conoce. De cualquier manera, aunque no dedicaremos atención expresa a la interpretación, no podemos abstraernos de algunos datos al respecto que, por resultar especialmente llamativos y pertinentes, hemos decidido comentar, aunque sea de forma breve.
3 3Fuente: Facultades de traducción do mundo. En: www.uvigo.es/webs/ho6/weba573/facul.html. Última visita: ٢٠ de diciembre de ٢٠٠٣.
4 El crecimiento de la oferta a pesar del estancamiento del mercado no es, por otra parte, una característica privativa de las titulaciones de Traducción.
5 Fuente: Anuario El País 1998.
6 Locxwoco, Rose. «Bigger than a bread box.» En: Language lnternational, junio 1999.
7 El mercado, de hecho, evoluciona hacia el teletrabajo y la subcontratación de profesionales freelance por parte de agencias multinacionales (Ørsted en Kelly 2000: xii).
8 Los planes de estudio de la carrera de Traducción e Interpretación en la UMA prevén asignaturas obligatorias de Traducción Científico-técnica (12 créditos) y Traducción Jurídica (12+12), así como 24 créditos a distribuir en cuatro asignaturas optativas de seis créditos cada una en una amplia variedad de campos (Traducción Literaria, Derecho, Economía, Psicología, Sociología, Historia, Procesamiento del Lenguaje Natural ... ), probablemente insuficientes a la luz de las respuestas de los encuestados. Nuevos planes de estudio parecen haber tomado nota de estas observaciones y evolucionan hacia una mayor carga lectiva.
9 Fuente: «Los universitarios españoles quieren ser funcionarios.» En: Diario 16, día 15/10/01.
10 Escobar (op. cit.)
11 Escobar (op. cit.)
12 En todo caso, tanto las preguntas de respuesta guiada como las de respuesta concreta permitían no contestar (NS/NC) e incluían un apartado «Otros»/«Otras»/en el que el encuestado podía aportar opciones no contempladas en la encuesta.
13 Se proponen posibles respuestas.
14 Respuesta según escala.
15 Respuesta libre
16 En este sentido, una participante señala «No descarto la traducción, pero prefiero la estabilidad del funcionario», en un rasgo que ilustra muy a las claras el elevado nivel de preferencia de que goza el estatus de funcionario en España.
17 En general, según Kelly (2000: xv), la traducción técnica es el sector del mercado que más porcentaje de la actividad ocupa. (Al hablar de traducción técnica, seguimos aquí la taxonomía tripartita interpretación/traducción literaria/traducción técnica que se propone en el Libro blanco de la traducción en España.)
18 Si/No/No sabe o no contesta
19 Como hemos señalado en la nota 1, la situación en Andalucía, donde no existe lengua oficial autóctona ni industria editorial, puede haber sido un factor decisivo en estos datos.
20 Fuente: El País, sección Negocios, 18 de noviembre de 2001, página 39.
21 Ver, por ejemplo, la introducción al Libro blanco de la traducción en España.
22 Una parte significativa de los encuestados han podido ser localizados gracias a su relación con el autor a raíz de haber compartido experiencias en el mundo de la traducción.
23 Un paso importante en este sentido será el análisis de los resultados que se desprendan de los cuestionarios que la Conferencia de Centros de Traducción e Interpretación españoles ha procurado distribuir con el fin de que los licenciados expresen sus opiniones sobre el pasado, el presente v el futuro de la licenciatura.
24 En el Libro blanco de la traducción en España, publicación señera sobre el estado de la cuestión, se dan datos abundantes de Madrid, Cataluña, País Vasco y Galicia, mientras que el resto de zonas se engloban bajo un solo epígrafe.
25 Recordemos (ver 3.1.) que una mayoría señala el interés por aprender otras lenguas como razón para haber estudiado Traducción e Interpretación, probablemente en la creencia de que era una forma de estudiar lenguas de una forma más práctica que, por ejemplo, en una Filología (Kelly 2000:6).
26 Un cálculo realizado en el Libro blanco de la traducción en España (n6-r17) cifraba la renta mensual neta del traductor medio en España en poco más de 150.000 de las antiguas pesetas, cantidades equivalentes a 233 días hábiles por año trabajando a un ritmo de 8 páginas al día, sin contar gastos y tiempo invertido en documentación y revisión de traducciones. De cualquier manera, como se señala más abajo, el Libro blanco… es un análisis muy estimable a la hora de plantear ideas, pero que en lo estadístico sólo es representativo de una parte de la industria de la traducción del país.
27 Para un ejemplo con características y conclusiones similares, y ciertamente alejado de nosotros en el espacio, ver Li (2000), ampliamente citado en este artículo.
28 No sería descabellado, por ejemplo, pensar en idiomas cuya demanda se circunscriba al área geográfica de una facultad concreta, como el holandés o las lenguas escandinavas en las áreas turísticas
29 En la UMA, por ejemplo, Traducción e Interpretación es la única carrera que ofrece la posibilidad de cursar estudios completos en más de una lengua e incluso más de dos.
30 En la UMA, por ejemplo, la oferta actual de prácticas a alumnos es de sólo 300 plazas en acuerdos con 150 empresas, que a finales de 2001 se espera hayan subido hasta 600 plazas y 400 empresas colaboradoras, cifras que probablemente sigan siendo insuficientes para los casi 40.000 alumnos de la UMA, y que, en cualquier caso, a día de hoy, no incluyen a empresas de traducción.
31 Resultan especialmente ilustrativos casos de colaboración entre Universidad y empresa como, por ejemplo, el de Caterpillar y la Carnegie Mellan University (Sprung 2000: 187-202).
32 Para un análisis más detallado de los pros y los contras del enfoque por tareas y el diseño curricular centrado en el alumnado, ver Salazar García 1999.
33 Igualmente criticable es, en nuestra opinión, el hecho de que ambos estudios dediquen a la enseñanza de la traducción menos de un 5% de su espacio. Resulta inadmisible tan bajo nivel de atención hacia la Universidad, que ya se ha convertido en uno de los principales actores de la traducción como realidad profesional en tanto que formadora de los profesionales del futuro.
34 Por ejemplo, en la UMA, más contenidos de informática con mayor margen para su adaptación al ámbito de la traducción.