JORGE LEIVA ROJO
Univ. Pablo de Olavide
El presente artículo aborda el tratamiento teórico que se le ha venido dando últimamente a la recepción de la literatura traducida. Para ello nos ocuparemos del concepto de polisistema de Itamar EvenZohar, de las normas de Guideon Toury y de lo que Lawrence Venuti denomina invisibilidad del traductor. Al mismo tiempo, haremos referencia a los distintos métodos de análisis que tanto estos teóricos como otros han propuesto para el estudio de la literatura traducida.
The present paper sets out the most recent theoretical treatment of translated literature and will approach Itamar Even-Zohar’s Polysystem theory, Guideon Toury’s Norms, and what Lawrence Venuty calls The Translator’s Invisibility. While referring to the diverse analytical methods proposed by these scholars we will reter to others who sought to further define tne studies of translated literature.
1 INTRODUCCIÓN Y CONCEPTOS CLAVE
La noción de recepción literaria, tal y como la entendemos hoy, surgió a finales de la década de los sesenta, gracias al influjo de la Escuela de Constanza, representada especialmente en las personas de Hans Robert jauss y Wolfgang Iser (Starobinski, 1987: 214; Acosta Gómez, 1989: l18; Iglesias Santos, 1994a: 36-37). Fue el primero de ellos quien propuso un cambio de paradigma a la hora de abordar el estudio de la ciencia literaria, pues consideraba que se había agotado la validez de los paradigmas clásico-humanista, histórico-positivista y estético-for malista, tan vigentes en otros tiempos (Segers, I979: 83-84; Jauss, I987a: 59 Y 69; Iglesias San tos, 1994a: 39-40).
La nueva noción de recepción literaria, en la que el autor permite que el lector tome parte de su experiencia (Jurt, 1998: 44), ejercerá una enorme influencia en todo el ámbito de la literatura, pero también en disciplinas adyacentes, como la sociología o la historia del arte (Holub, 1985: xI), A partir de ese momento, la teoría de la recepción literaria supondrá una revolución no solo porque el lector asumirá un papel relevante para esta (Bark, I987: I71; Iser, I987a: I2I y 1987b: 149; Acosta Gómez, 1989: 17; Iglesias Santos, I994a: 35; Jurt, 1998: 48 y 64), sino porque también comenzará a hablarse de la literatura como medio de comunicación y fenómeno histórico que tiene una marcada función social y es un sistema de signos de estructura significativa (cf.Jauss, 1987a: 67; Acosta Gómez, 1989: 18-23).
El precursor de esta nueva visión de la literatura y, por ende, de la recepción literaria, es Aristóteles, quien en su obra Poética, por su inclusión de la catarsis como categoría central de la experiencia estética, puede ser considerado la manifestación más temprana de una teoría en la que el público desempeña un papel primordial. Le seguirían posteriormente los dos principales representantes de la estética del siglo XVIII: Baumgarten y Kant, este último escritor en 1790 de Crítica del juicio (Holub, 1985: 13; Jauss, 1987b: 73; cf. Weinrich, 1987: 200).
¿Qyé se entiende entonces por recepción literaria? Acosta Gómez (1989: 13) considera que puede ser definida de la siguiente forma:
El conocimiento, acogida, adopción incorporación, apropiación o crítica del hecho literario en cuanto operaciones realizadas por el lector, o como la adaptación, asimilación o incorporación de una obra en tanto que actividades llevadas a cabo por otro escritor.
Han sido muchos los estudiosos que han tratado la recepción literaria desde diversos puntos de vista. Sin embargo, nosotros nos vamos a centrar en aquellas corrientes que han tenido como punto común el estudio de la recepción literaria en relación con la traducción, haciendo especial hincapié en los conceptos clave introducidos por éstas.
2. POLI SISTEMAS
El profesor israelí Itamar Even-Zohar enuncia su teoría del polisistema en la década de los setenta, tomando como base el pensamiento de los formalistas rusos de los años veinte y el estructuralismo de la Escuela de Praga (Even-Zohar, 1979: 290; Bassnett, 1998:125; Gentzler, 1993: 109; Hermans, 1999: 106). La teoría del polisistema, si bien la concibió Even-Zohar en un principio para su aplicación al lenguaje (Hermans, 1999: 106), supone una revolución en el sentido de que propone que las obras literarias no se estudien como algo aislado, sino que se les considere parte de un sistema literario (Iglesias Santos, 1994b: 312; Lambert, 1998: 132; Marco, 2002: 26). Es precisamente el concepto de sistema, definido como el conjunto «of functions of the literary order which are in continual interrelationship with other orders»1 (Tynjanov, ápud Munday, 2001: 109), la contribución más destacada de los formalistas a la obra de Everr-Zohar (Shuttleworth, 1998: 176). Según la definición que da Tynjanov se deduce que la literatura forma parte del marco social, cultural, literario e histórico. En el concepto clave, el de sistema, está presente por tanto una dinámica progresiva de mutación y lucha para alcanzar una posición destacada en el canon literario.
En lo dicho anteriormente se basa Even Zohar para rechazar el modelo impuesto tradicionalmente, que se ha centrado únicamente en la denominada literatura «alta» y ha restado importancia a sistemas literarios o géneros como la literatura infantil, los libros de suspense y la literatura traducida (Even-Zohar, 1979: 292; Shuttleworth, 1998: 177). De esta última llega a decir que opera como un sistema y argumenta su decisión en dos razones (Munday, zoor: 109):
1) Porque la LM selecciona obras para traducirlas.
2) Por la influencia que otros co-sistemas ejercen en las normas y las políticas de traducción.
Las relaciones existentes entre los sistemas las enmarca Even-Zohar en un nuevo concepto, para el que acuña la denominación de polisistema y que, según señala Shuttleworth, es en realidad sinónimo de sistema. La definición que da este último del término polisistema es la siguiente:
[t]he polysystem is conceived as heterogeneous, hierarchized conglomerate (or system) of systems which interact to bring about an ongoing, dynamic process of evolution within the polysystem as a whole.2 (Shuttlerworth, 1998: 176)
El proceso de evolución dinámico al que se refiere Shuttleworth, señala Chesterman (1997: 37), es vital para el polisistema, pues indica que las relaciones que se establecen entre los sistemas primario -innovador- y secundario - conservador- se encuentran en un continuo estado de cambio y competición. Consecuencia directa de ello es que la posición que ocupa la literatura traducida en el polisistema tampoco sea fija, de manera que puede ocupar en él una posición primaria o una posición secundaria (Even-Zohar, 1981: 2-3; 1990: 46; Gentzler, 1993: 117; Iglesias Santos, 1994b: 331; Hermans, 1999: 109)· Si su posición es primaria, indica Even-Zohar, participa activamente en el pro ceso de modelado del centro del polisistema, es decir, su influencia es destacada.
Los supuestos en que la literatura traducida ocupa la posición primaria y, por tanto, contribuye a la elaboración de nuevos repertorios, los reduce Even-Zohar a tres (Even-Zohar, 1979: 296-300; 1990: 47; 1997: 359; Gentzler, 1993:117; Bassnett, 1998: 127; Shuttleworth, 1998: 177-178; Hermans, 1999: 109):
a) Cuando una literatura «joven» se encuentra en sus inicios y se fija inicialmente en literaturas «viejas» para adoptar modelos ya creados.
b) Cuando una literatura es «periférica» o «débil» e importa los modelos literarios de los que carece.
c) Cuando se produce un punto de inflexión desde el punto de vista de la historia de la literatura, que provoca que no se consideren suficientes los modelos establecidos, o bien cuando existe un vacío en la literatura de un determinado país. Cuando no existe ningún modelo dominante, los modelos extranjeros pueden adquirir primacía con mayor facilidad.
En el caso de que la literatura traducida ocupe una posición secundaria, se entenderá que esta representa un sistema periférico dentro del polisistema. Es esta la situación que Even-Zohar considera más frecuente. Al mismo tiempo, afirma que la posición que ocupe la literatura traducida en el polisistema va a estar estrechamente ligada con el resultado de la traducción, de manera que, si la traducción que se está realizando se encuadra dentro de la posición primaria, el traductor no se verá obligado a seguir los patrones de la LM y, por lo tanto, las probabilidades de que se rompan convenciones y, como consecuencia, se creen nuevos modelos en la LM serán mayores (cf. Even-Zohar, 1981: 3). Por el contrario, si la traducción ocupa una posición secundaria, la tendencia más común es que el traductor haga uso de modelos culturales preexistentes en la LM (Even-Zohar, 1990: 51).
Considera Theo Hermans (1985: 12) que la teoría de los polisistemas proporciona el marco adecuado para el estudio sistemático de la literatura traducida, pues opina que su sencillez facilita que pueda ser fácilmente adoptada como herramienta cognitiva, al tiempo que es lo suficientemente flexible e inclusiva como para poder adaptarse a los diferentes casos y situaciones. Shuttleworth (1998: 179) dice de ella que, si bien no es una teoría completa, constituye el punto de partida para investigaciones posterio res, ya sean teóricas o descriptivas.
Gentzler (1993: 120-12I, 124), por su parte, destaca que sea capaz de integrar el estudio de la literatura con el estudio de las fuerzas económicas y sociales de la historia, al tiempo que reconoce su aportación no solo a la teoría de la traducción literaria, sino también a la teoría de la literatura. Sin embargo, este mismo autor considera que la parte más controvertida de esta teoría es la tendencia a la generalización yal establecimiento de universales sin contar con numerosas pruebas, lo que le lleva a formular principios en ocasiones contradictorios. Susan Bassnett (1998: 127) opina que el planteamiento de Even-Zohar conlleva la dificultad de establecer los criterios para determinar si una literatura es periférica o débil, extremo en el que coincide Hermans (1999: 117-119), quien, a su vez, tilda la teoría del polisistema de imprecisa. Lefevere (ápud Hermans, 1999: 125), por su parte, rechaza dicha teoría por considerar que los sistemas a los que alude Even-Zohar no existen, al tiempo que considera que la oposición entre lo primario y lo secundario es superflua.
3 NORMAS
El término descriptive translation studies o translation studies, propuesto por Holmes en 1972 (Holmes, 2000: I75-176) para definir la preocupación académica, teórica, empírica o aplicada referida a cualquier aspecto de la traducción, hizo posible que se llegara al consenso en lo referente a la denominación de la disciplina (Gentzler, 1993: 92-93; Hermans, 1999: 8).
El análisis, en el marco de los estudios de traducción, de las normas de traducción, entendidas como la regularidad en comportamiento y el mecanismo subyacente causante de dicha regularidad, ha sido abordado, entre otros, por Levy, Popovic y Mukarovsky (Hermans, 1999: 73-80). Sin embargo, es Guideon Toury el máximo exponente de esta corriente, que supone una continuación del modelo trazado por Even-Zohar, ya que considera que la posición que ocupa una traducción en los sistemas social y literario de la cultura meta determina el tipo de estrategia traductiva que se habrá de emplear (Toury, 1980: 35). Al mismo tiempo, se plantea la necesidad de establecer un enfoque que, basado en el TM, pueda servir de base empírica al estudio de la literatura traducida (Toury, 1980: 36; 1981: 9; Gentzler, 1993: 127; Baker, 1998: 163). Por otra parte, considera que la mayoría de las corrientes existentes han formulado teorías de traducción orientadas al TO, que él considera inadecuadas, puesto que lo idóneo, según Toury (1980: 40; 1985: 19; Hermans, 1985: 13), es que se centren en el TM, para lo que arguye que el traductor actúa de acuerdo con un interés primordial por la cultura meta, y no por la de origen. En lo que a la metodología se refiere, Toury propone los siguientes pasos a la hora de abordar el estudio de las traducciones (Toury, 1980: 117-118):
1) Situar el texto dentro de la cultura meta y comprobar su relevancia y aceptación.
2) Comparar fragmentos del TO y el TM e identificar las relaciones que se establecen entre ellos y que son generales y subyacentes al concepto de traducción. Opina Munday (2001: 123) que este aspecto es el más controvertido del pensamiento de Toury, puesto que considera este último que los fragmentos que se han de analizar los debe determinar la teoría de la traducción. Es precisamente en este punto donde surge el problema, ya que la teoría de la traducción, indica Munday, está lejos de llegar al consenso. A este respecto señala Holmes la conveniencia de elaborar una lista de aspectos que se deberían examinar. Por lo demás, esta fase de estudio viene a suponer la existencia de una traducción adecuada que sea capaz de satisfacer cualquier necesidad lingüística o cultural, supuesto que posteriormente se encargaría de rechazar el propio Toury (Gentzler, 1993: 128).
3) Extraer conclusiones y establecer líneas generales que faciliten la toma de decisiones en futuras traducciones.
Como hemos apuntado anteriormente, considera Toury que la traducción está regida por normas, y son precisamente dichas normas las que determinan el tipo de equivalencia aplicable a las traducciones. Por norma se entiende, en definitiva, «the translation of general values or ideas shared by a certain community - as to what is right and wrong, adequate and inade qua te - into specific performance-instructions appropriate for and applicable to particular situations»3 (Toury, 1980: 51). Es decir, las normas a las que se refiere Toury no son sino restricciones socioculturales específicas para una cultura, para una sociedad y para un tiem po, restricciones que adquieren los individuos a través del proceso de educación y socialización (cf. Toury, 1980: 52).
The aim of Toury’s case studies is to distinguish trends of translation behaviour, to make generalizations regarding the decision making processes of the translator and then to ‘reconstruct’ the norms that have been in operation in the translation and make hypotheses that can be tested by future descriptive studies.4 (Munday, 2001: 113)
Con estas palabras define a la perfección Munday qué propósito lleva a Toury a enunciar su teoría sobre el concepto de norma. De aquí se deduce que Toury defiende que a través del producto -la traducción- se pueden identificar los procesos que han intervenido -las normas-. Las normas que han prevalecido en la traducción de un texto concreto se pueden reconstruir a través de dos fuentes (Toury, 1980: 57; 2000: 207; Hermans, 1999: 85):
a) Textuales: el análisis de los textos en sí mostrará las «regularidades de comportamiento», es decir, los procesos adoptados por el tra ductor y, por lo tanto, las normas que han par ticipado.
b) Extratextuales: se trata de las teorías prescriptivas de la traducción, así como de las declaraciones referentes a las normas efectuadas por traductores, editores, críticos, lectores o cualquier otro participante en el proceso de la traducción. Sin embargo, advierte Toury de que dichas declaraciones pueden estar incompletas o sesgadas, debido a la subjetividad, ingenuida el estilo del traductor se manifieste en la voz del narrador (Hermans, I996: 27 y 43)·
Baker, quien cuestiona lo afirmado por Hermans, considera que el estilo del traductor y, por tanto, la visibilidad o invisibilidad de este, puede apreciarse igualmente a través de una serie de rasgos, como el hecho de que haya elegido él mismo el texto para traducir, así como el uso de una serie de estrategias, entre las que se incluyen el empleo de introducciones, epílogos y notas al pie (Baker, 2000: 245). Al mismo tiempo, deberá tenerse en cuenta el uso que hace el traductor de aspectos del lenguaje, como por ejemplo el léxico, la sintaxis o la puntuación, con respecto a otros traductores y con respecto al propio TO (Baker, 2000: 248 y 255).5
Complementarios al concepto de invisibilidad son los dos tipos de estrategias de traducción que distingue Venuti: la domesticación y la extranjerización.
La domesticación es la tendencia que Lawrence Venuti (1995b: 10 y 17) considera que prevalece en la cultura traductológica angloamerican6. Este fenómeno, que consiste básicamente en «an ethnocentric reduction of the foreign text to target-language cultural values»7 (Venuti, I995a: 20), supone traducir tomando como modelo un estilo transparente, fluido e invisible, de manera que se pueda reducir al máximo la presencia de rasgos extranjeros en el TM (cf Venuti, 1992: 4; 1995a: 20; 1995c: 27; Schaffner, 1995: 4; Chesterman, 1997: 169).
Hatim (I999: 2I4), por su parte, identifica la domesticación con la traducción libre, pues supone «negotiating the discoursal, generic and textual designs of the source text in terms of target language norms and conventions»8,
En el mismo sentido se expresa Venuti al afirmar que la domesticación supone que el lector pueda reconocer su propia cultura en otras culturas, lo que viene a revertir en un dominio del imperialismo cultural del que salen más beneficiadas las editoriales y más perjudicados los traductores (Venuti, 1992: 5; 1998b: 124). En este concepto se encuentra una clara alusión al modelo de traducción que Schleiermacher define como aquel que «leaves the reader in peace, as much as possible, and moves the author towards him»9(Schleiermacher, ápud Munday, 2001: 146). Al mismo tiempo, es posible apreciar claras conexiones con la estrategia de naturalización que ya enunciara y criticara Berman en 1985 (Venuti, 1995b: 22), puesto que considera que el propósito ético del acto de traducción es recibir lo extranjero como tal.
Por su parte, Hatim relaciona la domesticación con la traducción encubierta de la que hablan Gentzler (1993: 138), Hermans (1999: 65), Lambert (1998: 130) y House (1998: 214), que es el tipo de traducción no marcada como tal y que, por lo tanto, pretende introducirse en la cultura meta como si de un texto origen se tratara. Finalmente, señala Fawcett (ápud Munday, 2001: 154) que, debido a la influencia ejercida por editores y correctores, el producto final es, en ocasiones, una traducción domesticada.
La segunda estrategia a la que hace referencia Venuti, la extranjerización, «entails choosing a foreign text and developing a translation method along lines which are excluded by dominant cultural values in the target language»10 (Venuti, 1998a: 242), es decir, consiste en dar especial importancia a las diferencias lingüísticas y culturales del TO y plasmarlas tal cual en el ™ (cf. Schaffner, I995: 4). Hatim, por su parte, considera que la extranjerización supone «negotiating these values [the discoursal, generic and textual designs] in terms of source language norms and conventions»11 (Hatim, 1999: 2I4). La traducción extranjerizante, en definitiva, se relaciona con el concepto de traducción manifiesta de House, un tipo de traducción en el que no se le invita a participar al lector meta, sino que este se limita a ser mero observador (Hatim, 1999: 214). Esta opción, la más empleada en traducción literaria durante el siglo xx (Johnston, 1992: 45) y la más acertada según Schleiermacher (Lefevere y Bassnett, 1998: 8), la define este último como la estrategia de traducción donde «the translator leaves the writer alone as much as possible and moves the reader toward the writer»12 (Schleiermacher, ápud Bernofsky, 1997: 176).
Igualmente considera Venuti que la traducción extranjerizante es la opción más adecuada en el sentido de que ataja con éxito la violencia etnocéntrica de la traducción (Venuti, 1992: 13; 1995a: 20; Chesterman, 1997: 28; Gupta, 1998:
186). Sin embargo, la principal diferencia que encuentra Chesterman entre Schleiermacher y Venuti es que, mientras que el primero pretende potenciar la LM, el segundo persigue conseguir mayor reconocimiento para el papel de la LO. El método extranjerizante de la traducción es, en palabras de Munday, un estilo de traducción de escasa fluidez diseñado para hacer ver la figura del traductor mediante el énfasis de la identidad extranjera del TO y la protección de dicha entidad del predominio ideológico de la cultura meta.
Aunque Venuti se muestra partidario de la traducción extranjerizante, también es consciente de sus contradicciones, como, por ejemplo, el hecho de que se trate de un término subjetivo y relativo en el sentido de que traduce un TO para una cultura meta pero al mismo tiempo depende de los valores dominantes de dicha cultura, lo que supone, en definitiva, cierta domesticación (Venuti, 1995a: 29; Munday, 2001: 148). A pesar de todo, defiende Venuti el recurso a la traducción extranjerizante, ya que, según su opinión, «Foreignizing translations [ ... ] are equal1y partial [as are domesticating translations] in their interpretation of the foreign text, but they do tend to flaunt their partiality instead of concealing it»13 (Venuti, 1995a: 34).
Si bien Venuti no ofrece una metodología específica aplicable al análisis de traducciones, recogen Lambert y Van Gorp (1985: 52-53) y Munday (2001: 156) una serie de premisas generales que permiten determinar qué estrategia, de las dos a las que se refiere Venuti, ha prevalecido a la hora de traducir el TO:
1) Comparar lingüísticamente del TO y el TM en busca de signos que denoten estrategias domesticadoras y extranjerizan tes. Para ello deberá observarse la traducción de topónimos, antropónimos y elementos culturales, la división del texto y el empleo de elementos ortotipográficos.
2) Entrevistar al traductor, siempre que sea posible, para averiguar a qué tipo de estrategia ha recurrido. Analizar las distintas versiones de la traducción si se dispone de ellas.
3) Entrevistar al editor y al agente con objeto de conocer sus propósitos de las traducciones, qué criterios utilizan para decidir qué libros se traducen y qué instrucciones les dan al traductor.
4) Averiguar el número de libros traducidos y vendidos, qué libros se eligen, hacia qué lenguas se traducen y cómo evolucionan las tendencias.
5) Estudiar el tipo de contrato firmado para la traducción, así como si el traductor aparece como elemento «visible» en el producto final.
6) Ver si el traductor está literalmente «visible» mediante la comprobación de si el nombre del traductor aparece en la cubierta del libro, a quién se le asignan los derechos de propiedad intelectual, si consta la LO, así como el título del TO y, finalmente, si aparece una introducción, dedicatoria o notas al pie en las que quede constancia de que hayan sido realizadas por el traductor.
7) Analizar las reseñas que tengan como objeto la traducción, el autor o el período. Con ello se pretende ver qué mención se hace a los traductores y con qué criterio los revisores juzgan la traducción en cuestión.
5 CONCLUSIONES
El estudio de la recepción de la literatura traducida, tras unos comienzos un tanto titubeantes, parece haberse consolidado en los últimos años, lo que lo viene a corroborar el que se hayan publicado en los últimos años numerosos estudios que abordan este aspecto desde el punto de vista teórico. Al mismo tiempo, se advierte un mayor interés en la tercera y más reciente de las ramas de este campo, esto es, la invisibilidad del traductor, hasta el punto de que son abundantes los análisis de obras traducidas que se basan en la opinión de Venuti para estudiar su recepción.
No todo el camino está recorrido, sin embargo, ya que son aún muchos los aspectos que quedan por clarificar. Probablemente el más evidente sea dar con una metodología que permita llegar de forma clara a unas conclusiones homogéneas, puesto que lo que muchos teóricos echan en falta, como hemos recogido a lo largo de este estudio, es una determinación y normalización de los procedimientos que hagan posible fijar si una obra traducida pertenece al centro o a la periferia de un polisistema, conocer cuáles son las normas de traducción que se han empleado y averiguar si el traductor ha optado por la domesticación o la extranjerización como estrategia de traducción.
RECIBIDO ENERO DE 2003
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1 «de funciones del orden literario que está en conti nua interrelación con otros órdenes». (Las traducciones son del autor).
2 «[el] polisistema se concibe como un conglomerado (o sistema) de sistemas, heterogéneo y jerarquizado, que interacciona para dar como resultado un proceso de evolución continuo y dinámico que tiene lugar dentro del polisistema, considerado como un todo».
3 «la translación de valores o ideas generales compartidos por una comunidad determinada -en cuanto a lo que es acertado y erróneo, adecuado e inadecuado- a instrucciones de actuación específicas, adecuadas y aplicables a situaciones concretas ».
4 «El propósito de los estudios de Toury es distinguir las tendencias del comportamiento traductivo, establecer líneas generales referentes a los procesos de toma de decisiones del traductor y, a partir de ahí, «reconstruir las normas que han intervenido en la traducción y emitir hipótesis que puedan ser analizadas en estudios descriptivos venideros ».
5 En relación con este aspecto, véanse las doce tendencias que, según Berman (2000: 288-297), están presentes, por norma general, en los textos traducidos.
6 Anthony Pym (1996: 170) opina que la domesticación es también la tendencia dominante en otros países, como Brasil, España y Francia, extremo que confirma Vanderschelden (2000: 273 y 287) en referencia a este último país. Basil Hatirn, por su parte, habla de la domesticación como la estrategia de traducción más habitual en los países occidentales (Hatim, 1999: 204)·
7 «una reducción etnocéntrica del texto extranjero a los valores culturales de la lengua de llegada».
8 «negociar el diseño discursivo, genérico y textual del texto origen en términos de las normas y convenciones de la lengua meta».
9 «molesta al lector lo menos posible y aproxima el autor al lector».
10 «implica elegir un TO y poner en práctica un método de traducción basado en aspectos que no aparecen en los valores culturales dominantes de la LM».
11 «negociar estos valores [los diseños discursivos, genéricos y textuales) en términos de las normas y convenciones de la lengua término».
12 «el traductor interviene en el autor lo menos posible y acerca el lector al autor».
13 «Las traducciones extranjerizantes [ ... ) son tan parciales como las traducciones domesticadas en lo que a la interpretación del TO se refiere, pero tienden a hacer alarde de su parcialidad en vez de disimularla».