:: TRANS 29. ARTÍCULOS. Págs. 67-83 ::
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Nuria Gasó Gómez
Universidad Rey Juan Carlos
ORCID: 0009-0004-9874-4055
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Al cumplirse setenta años de la desaparición de José Moreno Villa (1887-1955), se presenta aquí una aproximación a una de sus labores más olvidadas: la traducción, específicamente la de cuatro poemas de Goethe. Moreno Villa tradujo desde el alemán en varias ocasiones, pero solo con el autor del Fausto se atrevió a trasladar poesía. Sus traducciones de Goethe, situadas hasta ahora en 1949, han resultado corresponder, en realidad, a otra época y a un marco socio-cultural anterior, el del año 1918, hecho que obliga a reformular cronológicamente la recepción del poeta alemán. Y su estudio en este marco permite entrever, además, la metodología de trabajo de Moreno Villa y las circunstancias biográficas que lo llevaron a ocuparse de la obra lírica de dicho autor.
KEY WORDS: historia de la traducción, traducción literaria, Goethe, Moreno Villa, recepción literaria, literatura alemanas.
Moreno Villa: A (Revised) History of His Goethe Translations
Seventy years after José Moreno Villa’s (1887-1955) death, I would like to present one of his most forgotten fields of work: translation, specifically that of four poems by Goethe. Moreno Villa translated from German on several occasions, but it was only with the author of Faust that he dared to work on poetry. His translations of Goethe, previously dated 1949, have been discovered to correspond to another period and an earlier socio-cultural framework —1918. A fact that now requires a chronological reformulation of the reception of the German poet. Also, his study in this framework allows us an insight into Moreno Villa’s work methodology and the biographical circumstances that led him to deal with the lyrical work of Goethe.
PALABRAS CLAVE: history of translation, literary translation, Goethe, Moreno Villa, literary reception, German literature.
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recibido en enero de 2025 - aceptado en mayo de 2025
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1. MORENO VILLA Y EL OLVIDO
Ya en 1982 Juan Pérez de Ayala se refirió al malagueño José Moreno Villa (1887-1955) como un autor “sobre quien pesa un gran olvido, pienso que debido a su singularidad” (Pérez de Ayala, 1982, p. 50). No solamente vale la pena rememorar su obra escrita, sino también hacer una semblanza ahora que se cumplen setenta años de su muerte; y tomar, simbólicamente, una de las partes menos estudiada de sus trabajos: la traducción de la poesía de Goethe.
Pérez de Ayala estaba en lo cierto: Moreno Villa fue un intelectual tan prolijo y multidisciplinar que hasta a él mismo le resultó siempre extraño encasillarse en las aristas de cualquier grupo poético y específicamente en las de la Generación del 27. En su autobiografía Vida en claro (1976 [1944]) relata cómo aquella “juventud embrolladora” le convida al homenaje a Góngora en el tercer centenario de su muerte, previsto para diciembre de 1927:
A mí me invitaron los jóvenes a colaborar en aquel homenaje [...] porque decían que en mí principiaba el movimiento moderno, pero después de asistir a las primeras reuniones, me retiré y no intervine para nada. En el fondo estaba ya contra el gongorismo”. (Moreno Villa, 1976, p. 154)
No se identifica con la causa y mucho menos con el grupo poético que está a punto de florecer, pues se siente en una suerte de limbo generacional y confiesa no estar al tanto de los nuevos estilos emergentes (“Cuando empecé a escribir no sabía nada de lo que escribían los demás, quiero decir que me traía sin cuidado la llamada política literaria” (Moreno Villa, 1976, p. 144). Y es que, además de pertenecer cronológicamente a otra época, Moreno Villa había llevado una vida considerablemente diferente a la del resto de los jóvenes escritores: la vida de quien es muy consciente de que la escritura no solía bastar para ganarse el pan (Moreno Villa, 1976). A los diecisiete años, su padre lo había enviado a Alemania a realizar estudios de Química en la ciudad de Friburgo para continuar con el negocio vinícola familiar (Moreno Villa, 1976) y, aunque no terminó la formación prevista, sacó gran provecho de su estancia en la parte suroccidental del país, donde aprendió la lengua alemana hasta alcanzar un muy buen nivel, y se empapó de literatura y de estilos arquitectónicos, musicales y pictóricos diferentes a los que él conocía hasta entonces (Moreno Villa, 1976, 2009).
Moreno Villa se relacionó durante años con Menéndez Pidal y sus discípulos (Alfonso Reyes y Tomás Navarro Tomás entre ellos) y a partir de 1911 se vinculó a la sección de Arqueología e Historia del Arte (Moreno Villa, 2021) del Centro de Estudios Históricos que aquel había creado; era así como se ganaba la vida y como exploraba otros derroteros profesionales: trabajó como historiador del arte (Pérez de Ayala, 1998), bibliotecario, pintor y dibujante... (Moreno Villa, 1976). En definitiva, un perfil más versátil, más inclinado hacia la diversificación de intereses que la mayoría de los miembros de la Generación del 27 1.
Según su propio testimonio, durante los cuatro años de estancia en Alemania profundizó en las lecturas poéticas de autores como Goethe, Heine, Schiller, Uhland y Novalis, en el teatro de Gerhart Hauptmann y Hugo von Hofmannsthal, y en el pensamiento de Zweig; de manera que, en cuanto vuelve a España en 1908, tiene gran interés por llevar algunas obras líricas y filosóficas de la lengua alemana al castellano (Moreno Villa, 1976; Pérez de Ayala, 1998). Y es entonces cuando empieza su contundente, aunque muy discreta, trayectoria como traductor. Antes de adentrarnos en las versiones que realizó a partir de poemas de Goethe, es imprescindible echar un vistazo a las versiones de textos no poéticos que efectúa mayoritariamente por encargo.
En 1911 se imprime su versión del estudio Beiträge zu einer Kritik der Sprache (Contribuciones a una crítica del lenguaje), de Fritz Mauthner, que elabora por petición de Américo Castro y que ve la luz en la editorial Daniel Jorro (Moreno Villa, 1976). La de Moreno Villa era, hasta hace poco (2001), la versión que seguía reeditándose de esta obra en la casa Herder.
En 1921 terminan de maquetarse los dos tomos que contienen la versión en castellano de Lucinda (conocida en alemán como “Skandalroman” Lucinde) de Friedrich Schlegel en los talleres de Ediciones de La Pluma. La traducción se lleva a cabo, inicialmente, por encargo de Martínez Sierra, quien “sin saber lo que encargaba” (Moreno Villa, 1976, pp. 82-83) rechazó el proyecto cuando la versión española estaba terminada; no obstante, Moreno Villa consiguió que se imprimiera y difundiera.
En 1924 se publica la traducción del estudio Kunstgeschichtliche Grundbegriffe (Conceptos fundamentales en la historia del arte, 1915) “la sugestiva obra” (sic) de Heinrich (“Enrique”) Wölfflin, que Moreno Villa acomete por encargo de Ortega y Gasset (Moreno Villa, 1976, p. 114) y ve la luz en la editorial Calpe. También en este caso, es esta la versión que sigue distribuyéndose hoy en día y que, al menos hasta 2011, seguía imprimiendo el sello Austral.
Ya en el exilio mexicano, en 1945, se publica la versión de Fräulein Else (La señorita Elisa), novela corta del austríaco Arthur (“Arturo”) Schnitzler, que se imprime además con ilustraciones del propio Moreno Villa en la editorial Leyenda, que dirige el también exiliado José Bergamín (Pérez de Ayala, 1990).
Las traducciones de ensayo supusieron para Moreno Villa un proceso formativo a través del cual aprendió retórica —disciplina de la que realmente no tenía nociones anteriores (Moreno Villa, 1976)— y prosa:
Parecerá una paradoja, pero es cierto que el alemán Wölfflin me enseñó más disciplina para la prosa que muchos españoles. Cuando traduje sus Conceptos fundamentales en la Historia del Arte ya tenía yo páginas bastante disciplinadas, pero con el trabajo atento de aquella traducción me acostumbré a enfocar los temas con más rigor y a penetrar más hondamente en ellos mediante el análisis, las relaciones de unas cosas con otras y la visión de conjunto. (MV, 2010, p. 93)
Como se puede ver, el repertorio de traducciones de Moreno Villa es más bien breve pero rotundo y distribuido casi de forma regular a lo largo de su vida; contempla diversos géneros literarios —ensayo, novela breve, novela— y lo lleva a asomar en diversas disciplinas sobre las que tuvo que trabajar en etapas y destinos muy diferentes, prácticamente hasta los últimos días de su vida. No cabe duda de que hay cierta vinculación entre sus intereses personales y los trabajos traslativos que realizó. Pero llama la atención que, a pesar de ser un prolífico autor de poesía desde sus años de juventud 2, aparentemente pospuso la traducción poética para sus últimos años 3.
Las traducciones líricas que de Goethe llevó a cabo Moreno Villa fueron, hasta donde se sabía, su último trabajo traslativo. Se publicaron en el suplemento México en la Cultura del diario mexicano Novedades 4, en el marco del segundo centenario del nacimiento del poeta alemán, el domingo el 28 de agosto de 1949. Tras de las traducciones, presentadas como “Poesías líricas de Goethe” se presenta una entrevista que Guadalupe de Rubens hizo al malagueño, a quien se considera un “poeta bien conocido por los lectores de este suplemento” y un especialista en lengua y cultura alemanas; Moreno Villa indica qué es aquello que admira del autor:
Y luego esa otra [facultad] de no limitar su libertad; de ser filósofo y huir de la filosofía; de ser sabio y no utilizar muchos de los instrumentos de la ciencia positiva; de ser clásico y ser romántico. A esto le llamo equilibrio, facultad de sostenerse entre fuerzas contrarias. Un inmenso sentido común. (de Rubens, 1930, p. 9)
En la entrevista no se abordan los motivos que llevaron a Moreno Villa a trabajar con la obra de Goethe, solo se dan pinceladas sobre la figura del autor y se menciona muy brevemente la estancia del malagueño en Alemania.
La selección goethiana para el boletín mexicano está conformada por cuatro textos (Pérez de Ayala, 1990, p. 39; MV, 1998, p. 817): 1) “Prometeo” (“Prometheus”), proveniente de Die Großen Hymnen; 2) “Balada de Mignon” (“Mignon”) y 3) “Tres canciones del arpista”, pertenecientes a de Wilhelm Meister 5; y 4) “Una semejanza” (“Ein gleiches”), de Natur- und Weltanschauungs-Lyrik. Se trata de una selección que toma composiciones de etapas comprendidas entre 1774 y 1795: desde los grandes himnos de juventud (“Prometheus”, 1774), hasta fragmentos de su Bildungsroman (Wilhelm Meister, 1795); y en medio de estas dos épocas figura “Ein gleiches” (también frecuentemente titulada a partir del primer verso “Über allen Gipfeln”), de 1780, que pertenece al conjunto poético Wandrers Nachtlied y que se corresponde con el texto que Goethe grabó en el refugio de cazadores del monte Kickelhahn, en Ilmenau (Cortés Gabaudan, 2023).
Cabe preguntarse qué es lo que llevaría a Moreno Villa a trabajar con la poesía de Goethe en esa época última de su vida, sobre todo teniendo en cuenta que el malagueño suele establecer una relación muy clara entre la escritura y las circunstancias personales, como se ha señalado anteriormente:
Otro aspecto que no traté antes al hablar del libro es su absoluta dependencia de las circunstancias (...) ¿Por qué insisto tanto en este aspecto circunstancial de mis poemas? Y ¿cómo se concilia dicho aspecto con aquellas palabras de Ortega: “Se halla exento de aquel mínimum de realidad que el simbolismo conservaba”?
Insisto en lo primero porque con ello acuso la unidad o uno de los elementos de unidad que hay en mi aparente disgregada producción. Pero, además, porque no quiero parecerme a los poetas que parten de cosas no vividas por ellos. (Moreno Villa, 1976, p. 205)
¿Puede decirse entonces que su contexto personal hacia 1949 lo acercó a Goethe 6?
2. GOETHE EN ESPAÑA
Hacia 1949, de Goethe se habían traducido en España sobre todo la narrativa y el teatro: bien sabido es que Werther, Hermann y Dorotea y Fausto empezaron a difundirse en español ya desde el siglo XIX y que a mediados del siglo XX eran ya numerosas las versiones que existían de estas estas obras en castellano (Martín Cinto, 2007 Rukser, 1977; Pageard, 1958) 7. La traducción lírica, por otro lado, también fue frecuente en el mundo hispánico a partir de la segunda mitad del siglo XIX, aunque hasta el primer tercio del XX solo se puede hablar de un corpus limitado y que tomaba como modelo traducciones francesas (Rukser, 1977) 8. Algunos autores han achacado esta limitación a que la poesía de Goethe, como la de toda lírica alemana, “juega [...] con un conjunto de licencias como abreviaciones o alargamientos léxicos de difícil reproducción en castellano a causa de la distinta fonometría” (Vega, 2018, s. p). Otros consideran que el proceso traslativo de “los secretos de la versificación gotheana” (Beyer, 2013, p. 351), es y ha sido siempre una tarea condenada al fracaso. Pero eso no ha impedido que algunas personalidades de gran interés hayan osado verter al autor de Weimar con gran interés y con la intención de introducir nuevos parámetros estéticos en la literatura española 9.
Entre los traductores de Goethe más destacados del siglo XX 10 se encuentra el escritor y traductor Juan Luis Estelrich (1856-1923) que decidió enfrentarse a la poesía del poeta alemán e incluirla en su libro Poesías (1900). La peculiaridad de este tomo es que Estelrich decidió intercalar traducciones de los dos grandes autores alemanes, Schiller 11 y Goethe, con sus propios poemas 12. Así, del autor de Fausto, presenta cinco versiones, únicamente en castellano, aunque indicando siempre el título original 13.
Poco después, en 1908, se imprime el volumen Poesías en el marco de las obras completas del ya entonces desaparecido Juan Valera (1824-1905) 14. Después del compendio de escritos propios, en el libro se encuentra la sección “Paráfrasis y traducciones”, donde se presenta, sin seguir un orden aparente, una criba de versos de Uhland, Byron o Víctor Hugo, por nombrar unos cuantos. De Goethe presenta “Las gotas de néctar” 15 y “Trozo del Fausto” 16, únicamente en versión española.
Hacia 1921 aparece el tomo Goethe en la colección “Las mejores poesías (líricas) de los mejores poetas” 17 de la Editorial Cervantes, en versión de Manuel de Montoliu 18. Se trata de una antología de treinta y un textos precedidos por un breve estudio del mismo traductor. Como era habitual en esta colección, los escritos aparecen únicamente en versión traducida y no se hace referencia a su origen ni a otros elementos contrastivos, pues hay que recordar que la Cervantes elaboraba ediciones populares, de carácter puramente divulgativo, y al alcance de casi cualquier bolsillo: entre 1 y 4,5 pesetas cada tomo (Lázaro, 2013). Aun así, se trata del primer volumen exento que se dedica íntegramente a la poesía de Goethe en el territorio español 19.
Juan Ramón Jiménez tuvo también la osadía de versionar a Goethe, aunque fuera solo por alarde: en 1922, en Segunda antolojía poética, abre la edición con un fragmento del poeta alemán, a manera de lema: Wie das Gestirn, / Ohne Hast, / Aber ohne Rast. En 1935 opta por traducir estos tres versos procedentes de la serie epigramática Zahme Xenien para el libro Canción, editado en Signo en 1935: Como el astro /, sin aceleración / y sin descanso... (Jiménez, 2006, pp. 201, 595).
Y Rafael Cansinos Assens, prolífico y ecléctico traductor (Ruiz Casanova, 2018), dedicó una parte de su labor traslativa a la poesía completa de Goethe para los volúmenes Obra completa de la editorial Aguilar, publicados entre 1944 y 1950 20. La edición únicamente presenta las traducciones y prescinde de los textos originales. Pero, como era de esperarse en un tomo tan exhaustivo, los cuatro poemas publicados por Moreno Villa también se hallan en su repertorio.
En 1947 Jaime Bofill y Ferro y Fernando Gutiérrez incluyen cuarenta y dos textos poéticos de Goethe en el volumen Poesía alemana. De los Primitivos al Romanticismo 21. Esta antología se imprime en el marco del proyecto editorial personal de José Janés que, junto con las selecciones de poesía castellana, catalana e inglesa, se publicó con una finalidad divulgativa similar a la que en su momento tuvo la Editorial Cervantes: enriquecer la cultura de los lectores a través de traducciones poéticas (Moret, 2001). Pero, a diferencia de dicha editorial, los volúmenes de Janés, más elaborados, se abren con un ensayo (en este caso, de Bofill y Ferro), se presentan en formato bilingüe y finalizan con breves notas biográficas y bibliográficas sobre los autores. Bofill y Ferro ya había trabajado anteriormente con Goethe: en 1946 se había impreso su versión de Conversaciones con Goethe de J. p. Eckermann en la editorial de Joaquín Gil (Rukser, 1958). El repertorio poético seleccionado contempla tres poemas que coinciden con los de Moreno Villa, como se verá a continuación.
En la selección poética que Moreno Villa publica en 1949 en México en la Cultura figuran algunos de los textos traducidos antes de esa fecha en tres casos: Montoliu ya había vertido y publicado, hacia 1921, los textos titulados “Mignon”, “Canto nocturno del caminante II 22” y “El arpista” (Goethe, 1921, pp. 58 y 63); Cansinos publicó la obra lírica completa de Goethe en 1944, y tituló exactamente los mismos poemas de Moreno Villa como “Prometeo”, “Mignon”, “El arpista” 23 y “Lo mismo”; finalmente, Bofill y Ferro y Gutiérrez presentan en su selección “Canción del viajero en la noche”, “Canción del Aedo” y “Mignon”, que coinciden con tres de los textos vertidos por el malagueño 24.
No sería extraño pues, que Moreno Villa tuviera conocimiento de las versiones previas y que estas influyeran en su trabajo. Sin embargo, en ningún caso se aprecia parecido alguno con el trabajo de traductores anteriores. Si comparamos, por ejemplo, la primera estrofa de las versiones de “Mignon” de Montoliu y Moreno Villa, veremos que son considerablemente diferentes entre sí, aunque permitan apreciar algunos elementos del texto original; no puede decirse, pues, que una versión haya influido sobre la otra 25 (ver Tabla 1).
Tabla 1
| Montoliu (1921) | Moreno Villa (1949) |
| MIGNON ¿Sabes la tierra donde el limonero, Espléndido florece? Entre el follaje obscuro, de las pomas El oro resplandece. El cielo, de un azul perenne, alienta Blanda brisa amorosa; Yérguese allí el laurel altivo, el mirto En dulce paz reposa. ¿Sabes tú dónde está? ¡Allá, allá! ¡Oh, mi amado, cuan preso allá me iría En tu dulce compañía. |
[BALADA DE MIGNON] ¿Conoces tú la tierra donde el limón florece, la naranja de oro luce en la fronda oscura, se mece un aire leve en el azul del cielo y está el mirto callado y empinado el laurel? ¿La conoces acaso? ¡Hacia allí, hacia allí, es donde quiero, amado, junto contigo ir! |
El texto de Cansinos tampoco coincide con el de Moreno Villa, ni en esencia, ni en decisiones traductológicas, como tampoco lo hace la versión de Bofill y Ferro y Gutiérrez (ver Tabla 2).
Tabla 2
| Cansinos Assens (1944) | Bofill y Ferro y Gutiérrez (1947) |
| MIGNON
—¿Conoces el país do medra el limonero y doradas naranjas bajo la parra brillan? Del cielo azul un leve céfiro se desprende; plácido el arrayán y altivo el laurel vibran. ¿Conoces el país?, dime. —¡Oh, sí, allá contigo, amado mío, quisiera yo volar! |
CANCIONES A MIGNON ¿Conoces tú la tierra del limonero en flor? Arden naranjas de oro entre el follaje oscuro; del cielo azul desciende una brisa apacible y mirtos y laureles juntamente reposan. ¿Sabes tú dónde se halla? ¡Está allí! Y es allí donde quisiera hallarme a tu lado, amor mío. |
En el caso de “El arpista” / “Canción del aedo”, el fragmento traducido por Montoliu y Bofill y Ferro y Gutiérrez coincide con el segundo texto que Moreno Villa integra en la serie “[Tres canciones del arpista]”; sin embargo, las versiones divergen significativamente entre sí 26 (ver Tabla 3).
Tabla 3
| Montoliu (1921) |
Moreno Villa (1949) |
Bofill y Ferro y Gutiérrez (1947) |
| EL ARPISTA Quien el pan no ha comido con sus lágrimas, Ni pasó nunca noches infernales Recostado en su lecho, sollozando, No os conoce, potencias celestiales. Vosotras no os ponéis dentro la vida Y hacéis que el miserable culpas tenga; A las penas después le abandonáis, Pues la culpa en la tierra cruel se venga. |
[TRES CANCIONES DEL ARPISTA] II Quien no comió su pan con lágrimas, quien en las noches de gran amargura no lloró sentado en su cama, ese no os conoce, fuerzas misteriosas. Vosotras nos inducís en la vida; vosotras hacéis deudor al pobre, y luego le alargáis la pena, pues toda deuda tiene que pagarse en el mundo. |
CANCIÓN DEL AEDO Quien nunca el pan comiera con su llanto y en su lecho llorando transcurriera las noches desbordadas de amargura, os desconoce, fuerzas celestiales. Nos conducís al centro de la vida y permitís que el pobre sea culpado, pero más tarde castigáis su culpa, que en la tierra las culpas son vengadas. |
Las tres canciones de “El arpista” de Cansinos no solo se presentan en un orden diferente al de Moreno Villa sino que, nuevamente, no se asemejan en nada a las del malagueño, como se aprecia en el fragmento que corresponde con los ejemplos anteriores (ver Tabla 4).
Tabla 4
| Cansinos Assens (1944) |
| EL MISMO Quien nunca el pan comió con lágrimas, quien nunca las tristes noches llorando pasó en el lecho, ¡oh poderes celestes, no os conoce! Vosotros por la vida nos lleváis, al pobre le hacéis ser culpable y al pesar lo entregáis luego, pues toda culpa se paga en este mundo. |
En lo que se refiere a “Canto nocturno del caminante II” / “Una semejanza” / “Lo mismo” / “Canción del viajero en la noche”, la diferencia del título ya permite ver que los traductores utilizaron ediciones considerablemente diferentes a la hora de trabajar con la poesía de Goethe 27. Y, nuevamente y a pesar de la brevedad del texto, las versiones de Moreno Villa, Montoliu, Cansinos y Bofill y Ferro y Gutiérrez no guardan parecido alguno (ver Tabla 5).
Tabla 5
| Montoliu (1921) |
Moreno Villa (1949) |
| CANTO NOCTURNO DEL CAMINANTE, II Sobre todas las cumbres Honda quietud; De todo el horizonte Por la amplitud Ni el hálito más leve advertirás. Los pajarillos callan en la umbría. Espera, oh, alma mía, Que pronto tú también descansarás. |
UNA SEMEJANZA En todas las cumbres hay reposo; en las altas copas apenas un soplo percibes; los pájaros callan en el bosque hondo. Espérate, pronto hallarás también tu reposo. |
| Cansinos Assens (1944) |
Bofill y Ferro y Gutiérrez (1947) |
| LO MISMO En todas la cumbres la paz reina; por ninguna parte apenas si un soplo de vida se otea; en el bosque en calma ni un ave gorjea. Aguarda que, pronto, cesarán tus penas. |
CANCIÓN DEL VIAJERO EN LA NOCHE Sobre las cumbres encuéntrase el reposo; sobre las altas ramas apenas se percibe el más pequeño hálito; las aves enmudecen en el bosque. Aguarda tú, que pronto reposarás lo mismo. |
Por lo tanto, es preciso descartar la posibilidad de que Moreno Villa se haya inspirado o apoyado en cualquiera de estas traducciones para efectuar las suyas. Y en general, las características entre las diferentes versiones de Goethe en español (Montoliu, Cansinos Assens, y Bofill y Ferro y Gutiérrez) no dan indicios —en estos tres poemas que nos ocupan y en los que coinciden— de que unos traductores estuvieran al tanto de las versiones de los otros, a pesar de tratarse de publicaciones contemporáneas y de haberse impreso en el territorio español.
En resumen, a las alturas del segundo centenario del nacimiento de Goethe —en 1949— es este el contexto en el que José Moreno Villa ve publicadas las cuatro versiones suyas del poeta alemán en el suplemento México en la Cultura del diario mexicano Novedades del 28 de agosto de 1949 por primera vez. O al menos eso era lo que se creía hasta ahora.
3. EL SEGUNDO CENTENARIO DE GOETHE
El 28 de agosto de 1949 Moreno Villa lleva ya más de una década residiendo en México. Ha contraído matrimonio con la viuda de su amigo Genaro Estrada, Consuelo Nieto, ha tenido un hijo y todo parece apuntar hacia una época grata en la vida del autor (Moreno Villa, 1976). No puede decirse que el exilio en el país norteamericano haya sido desgraciado, aunque, a juzgar por los apuntes del autor malagueño, tampoco es la etapa de mayor serenidad. No procede aquí profundizar en los interesantes detalles de su biografía, disponibles todos en sus memorias, Vida en claro. Pero cabe señalar que, a diferencia de otros españoles exiliados en México, Moreno Villa no obtuvo —o no buscó obtener— una plaza de profesor en el Colegio de México, como llegó a ser prescriptivo por parte de la Subsecretaría de Instrucción Pública (Moreno Villa, 1976). Sin embargo, gracias a su amistad con Genaro Estrada, trabajó en el catálogo de arte de la Casa España y colabora asiduamente como redactor en medios como El Nacional, Hoy o El popular (Moreno Villa, 1976). Lo habitual entre algunos de los intelectuales exiliados que colaboraban en la prensa mexicana era que, después de un tiempo no tan prolongado, consiguieran un lugar estable en el entorno de la prensa. En el caso de Moreno Villa, los encargos menguaron cuando Genaro Estrada falleció y el malagueño volvió a acudir a sus múltiples aptitudes: la pintura, la ilustración y la traducción (Moreno Villa, 1976). Es este el origen de la versión en español de La señorita Elisa de Arthur Schnitzler 28, obra que, como se ha dicho, además ilustra; y también es este el motivo que lo lleva a publicar los poemas de Goethe en México en la Cultura del 28 de agosto de 1949, cuando el suplemento rinde homenaje al poeta alemán en el segundo centenario de su nacimiento. Se trata, en teoría, de la primera ocasión en que Moreno Villa trabaja con la poesía del autor alemán. Pero, en realidad, ya los había traducido y publicado previamente.
4. GOETHE EN LA JUVENTUD DE MORENO VILLA
Es interesante analizar qué llevó al malagueño a traducir al autor de Werther y sobre todo preguntarse por qué —más allá de las celebraciones del segundo centenario de su nacimiento— esperó tanto tiempo, hasta 1949, para verter sus textos, pues existe constancia de que volvió de su residencia en Friburgo sumamente entusiasmado con Goethe: en un testimonio de 1908 se refiere a las lecturas que hacía justamente al abandonar Alemania y hacer escala en Londres, en donde por cierto coincide y afianza la amistad con Jiménez Fraud:
Pasé con él quince días en la misma boarding house. [Jiménez Fraud] andaba entonces leyendo a Carlyle, entre otros. Yo venía de Alemania con mi Goethe, mi Heine, mi Mombert y mi Stefan George (nótese el pedigrí). (MV, 2021, p. 149).
Además, otros estudios han llegado a señalar que, ya en 1911, “la intuición directa y el pensamiento estético de Goethe parecen haber calado en la obra del propio malagueño” (MV, 2021, p. 151).
Moreno Villa tenía como credo que “Los españoles de todos los tiempos somos más amantes de perseguir la emoción que la perfección” (Moreno Villa, 1976, p. 156); partiendo de este principio, se puede asumir que, tarde o temprano, el malagueño iba a arriesgarse a traducir a su muy estimado Goethe, incluso en aquella época en que —según consideraba— no podía hacerlo con la perfección deseada: “La poesía es saber, sí, pero saber enlazar, relacionar, fundir con lo que se llama gracia (...) Yo no aprendí jamás retórica para escribir versos, como tampoco aprendí gramática para hablar o escribir con propiedad” (Moreno Villa, 1976, pp. 73-74). Pero, aunque se veía novato en cierta medida, se atrevió a traducirlo: sus versiones del poeta alemán no se publicaron por primera vez en el suplemento México en la Cultura del diario Novedades durante el exilio mexicano, sino el 14 de abril de 1918, en la madrileña Revista General.
5. LA REVISTA GENERAL
La Revista General, de publicación quincenal, nació en Madrid el 1 de diciembre de 1917 y sobrevivió únicamente un año, antes de desaparecer tras la impresión del número 24, el día 15 de diciembre de 1918 29. Estaba directamente vinculada a la editorial de Saturnino Calleja —con quien Moreno Villa había empezado a trabajar hacia finales de 1916 (Moreno Villa, 1976)— y pretendía ser un espacio de difusión de literatura, arte, humanidades, psicología y hasta ciencias exactas. Apenas existe hoy en día bibliografía sobre esta revista; lo que sí se sabe es que entre sus premisas se encontraba la de “vulgarizar, instruir, completar culturas” (Revista General, 1917, p. 1). Moreno Villa publicó en sus páginas una veintena de artículos sobre arte 30, pero también vieron ahí la luz sus traducciones de Goethe.
Algunos de los colaboradores habituales de Revista General fueron personalidades vinculadas al Centro de Estudios Históricos, que cronológicamente no llegaron a pertenecer a la Generación del 98, pero tampoco llegaron a identificarse con la Generación del 27; eran lo que el poeta malagueño consideraba una generación oscurecida, “entre dos generaciones luminosas” (Maurer, 2023, p. 10): Américo Castro, Enrique Díez-Canedo (que escribió para todos los números de la revista), el filósofo Manuel García Morente, el filólogo mexicano Alfonso Reyes o el mismo Moreno Villa. Pero también entre sus redactores llegaron a figurar algunos más jóvenes, como Gerardo Diego 31. Teniendo en cuenta la época de inestabilidad europea durante la que se publican los 24 números (de 34 páginas cada uno), sorprende mucho la vocación europeísta y polifacética de sus contenidos, pues son tiempos en que, por lo general, las revistas literarias siguen mirando hacia el canon estético francés. Al respecto, cabe recordar las reivindicaciones que algunos boletines de esta misma índole humanista hicieron ya en la segunda mitad del siglo XIX, como el efímero La Abeja (1862): “Hasta ahora ha estado España separada de la Alemania, no solo por su posición, sino también, y de un modo muy señalado, por el espíritu francés, que se va extendiendo más y más entre los países” (Bergnes de las Casas, 1862, p. 2). Si bien esta manifestación decimonónica tiene una finalidad concreta (la de acercar las culturas alemana y española 32), sigue teniendo vigencia en el cometido de Revista General de traspasar las fronteras europeas y los límites del conocimiento (1917, p. 1). Así, en los veinticuatro números que la conforman se detecta fácilmente la vocación internacional y multidisciplinar: excepto en el primer caso, cada uno de ellos está dedicado a una literatura contemporánea europea (de cuya sección se encarga siempre Díez-Canedo), a alguna tendencia estética-filosófica (firmadas, en general, por el seudónimo Leser, “Lector”), a tratados científicos y a noticias de actualidad mercantil. Si tomamos, por ejemplo, el tercer número de la Revista General, veremos que se abre con un repaso por la literatura portuguesa, seguido de una etopeya de Petrarca; y, a continuación, un recorrido por los preceptos italianos del arte a partir de Da Vinci, bien provisto de imágenes ilustrativas. Además, presenta un fragmento traducido de la novela La esposa del Sol del francés Gaston Leroux (el boletín tuvo la intención de publicar la obra completa, distribuida en varios números; pero no llegaron a hacerse todas las entregas), incluye estudios sanitarios, agrícolas y psicológicos, e indica claramente las fuentes bibliográficas, así como los nombres y apellidos de quienes traducen los contenidos provenientes de otras lenguas. Y como ocurre con todos los números, la revista cierra, además, con una sección de “Curiosidades” y una cuartilla de novedades literarias.
Moreno Villa publica los cuatro poemas de Goethe en el número 10 del boletín, el dedicado a la literatura rumana (“una de las literaturas más jóvenes de Europa”). En ese volumen se encuentran también un estudio literario firmado por Alfonso Reyes, un tratado histórico de Cristóbal de Reyna, un artículo de Manuel G. Morente sobre el patetismo, un texto sobre sismología redactado por Ildefonso Nadal, un “Bosquejo de psicología infantil”, obra del filósofo J. V. Viqueira, y la sección “Grandes figuras del arte” firmada por Moreno Villa y dedicada, en esta ocasión, a Scopas y Praxíteles. Se encuentran, además, el fragmento correspondiente de La esposa del Sol y los apartados de curiosidades y novedades literarias con los que cierra la edición. Pero en este número hay, además, una sección monográfica dedicada a Goethe, conformada por un texto biográfico que firma el seudónimo “Leser”; un fragmento de Werther (tomado de la versión de José Mor de Fuentes), un fragmento de Fausto (traducido, según se indica, por una Sociedad Literaria de Barcelona) y los cuatro poemas goethianos traducidos por Moreno Villa (Goethe, 1918, p. 10). Llama la atención que no se haya reparado en estas traducciones publicadas en 1918; pero, como se ha dicho, la bibliografía sobre la Revista General es muy escasa, como pequeña es la letra que indica el nombre del traductor de esos versos.
Figura 1. Las traducciones de Goethe publicadas
en el número 10 de Revista General (15-04-1918, p. 10).
© Biblioteca Nacional de España
6. LAS TRADUCCIONES MEXICANAS DE GOETHE
El 28 de agosto de 1949, el segundo centenario del nacimiento de Goethe, se publican, de nuevo, en el suplemento México en la Cultura, las traducciones que ya había realizado José Moreno Villa tres décadas antes. La entrevista al malagueño, impresa en el mismo boletín, no se refiere al recorrido editorial de estos textos, ni tampoco llega a profundizarse en su origen. Si bien se trata de los mismos poemas, también es verdad que se han añadido dos fragmentos más a uno de los textos y que hay cambios léxicos y formales sobre los que se presentan aquí breves ejemplos ilustrativos.
Para empezar, en la publicación de 1918 en Revista General, los poemas siguen el orden “Prometeo”, “El arpista”, “Una semejanza” y “Balada de Mignon”; en cambio, en la edición de 1949 se presentan con la secuencia “Prometeo”, “Balada de Mignon”, “Tres canciones del arpista” y “Una semejanza”, como se ha referido antes. No es posible saber si estas disposiciones estuvieron en manos del traductor o de cada uno de los boletines, como tampoco se puede constatar que las divisiones estróficas se hayan efectuado a juicio de Moreno Villa. Lo que sí es evidente es que “El arpista” de 1918 se convierte en “Tres canciones del arpista” en la versión de 1949. Y no solo se trata de un cambio en el título, sino que, efectivamente, se presentan tres textos numerados 33, a diferencia del único poema presentado bajo esa denominación en 1918. Veamos el texto que sobre el arpista tienen en común ambas ediciones:
EL ARPISTA
A las puertas iré acercándome,
modesto y mudo quedaré en pie,
mano piadosa me dará el sustento
y nuevamente mi camino haré.
Ante mi figura, cualquiera
se palpará y sentirá feliz;
acaso deje correr una lágrima
y yo no sepa lo que quiere decir.
El conjunto “Tres canciones del arpista” de 1949 contiene este mismo texto, aunque con algunas rectificaciones que a continuación indico subrayadas:
TRES CANCIONES DEL ARPISTA
I
A las puertas iré acercándome,
modoso y callado quedaré en pie,
mano piadosa me dará el sustento,
y el camino de nuevo seguiré.
Ante mi figura, cualquiera
se palpará y sentirá feliz;
acaso deje correr una lágrima,
y yo no sepa lo que quiere decir.
Un análisis del poema original “Harfenspieler” —también titulado “Derselbe” en algunas ediciones— arroja luz sobre las diferencias entre una y otra versión:
An die Türen will ich schleichen,
Still und sittsam will ich stehen;
Fromme Hand wird Nahrung reichen,
Und ich werde weitergehn,
Jeder wird sich glücklich scheinen,
Wenn mein Bild vor ihm erscheint;
Eine Träne wird er weinen,
Und ich weiß nicht, was er weint.
En ambas traducciones cambia Moreno Villa el orden de los adjetivos still und sittsam en el segundo verso del texto: still (“tranquilo, silencioso, mudo, callado...”) aparece en segundo lugar como mudo (1918) y callado (1949). Pero lo más interesante aquí es la rectificación que hace para sittsam: en 1918 se encuentra el término modesto, que en alemán sería más bien bescheiden (que significa “einfach, schlicht, unbedeutend”); en cambio, en 1949 se emplea el término modoso, más adecuado para sittsam (definido como “tugendhaft, wohlerzogen”, es decir, de buenos modales). Era, por lo tanto, una corrección justa y pertinente que conserva además el mismo número de sílabas. La modificación de mudo a callado de una a otra versión busca, por otro lado, evitar la repetición de fonemas.
Entre las dos versiones de “Una semejanza” se aprecian asimismo cambios sutiles; tomemos para el caso el original, “Ein gleiches” 34:
EIN GLEICHES
Über allen Gipfeln
Ist Ruh;
In allen Wipfeln
Spürest du
kaum einen Hauch;
Die Vögelein schweigen im Walde.
Warte nur, balde
Ruhest du auch.
Las propuestas de Moreno Villa rezan:
UNA SEMEJANZA (1918)
En todas las cimas hay reposo;
en las altas copas
apenas un soplo
percibes;
los pájaros callan en el bosque hondo
Espérate,
pronto
hallarás también
tu reposo.
UNA SEMEJANZA (1949)
En todas las cumbres
hay reposo;
en las altas copas
apenas un soplo
percibes;
los pájaros callan en el bosque hondo.
Espérate,
pronto
hallarás también
tu reposo.
A simple vista se aprecian tres cuestiones: la primera, que Moreno Villa parte la composición en dos estrofas; la segunda, de menor importancia, es el uso del sinónimo cumbres en lugar de cimas, viables ambos términos para traducir el original Gipfel; y la tercera cuestión, de mayor relevancia, es la partición del primer verso (“En todas las cumbres / hay reposo”) en la reescritura de 1949, que crea además una rima asonante en los versos pares.
Anteriormente se había dicho que las versiones de Goethe publicadas antes que las de Moreno Villa en México en la Cultura no coincidían con la selección del malagueño salvo en dos casos; el volumen Goethe de la Editorial Cervantes (1921) que presenta traducciones de Manuel de Montoliu e incluye en su repertorio tres textos coincidentes: “Canto nocturno del caminante II”, “Mignon” y “El arpista” (Goethe, 1921, pp. 46, 58 y 63); y Obras completas de Goethe, cuya poesía Rafael Cansinos Assens publicó entre 1944 y 1945.
7. CONCLUSIONES
Ya hace más de medio siglo que Pageard y Rukser dedicaron numerosas páginas a la recepción de Goethe en el mundo hispánico y a la complejidad de su trasvase a la lengua española. A la inmensa labor de estos dos autores hay que sumar aquellos casos de traducción goethiana que han pasado desapercibidos, ya sea por su publicación en ediciones de poca visibilidad o por su registro erróneo o nulo en catálogos de inventariado bibliográfico.
Con las traducciones que de Goethe realizó José Moreno Villa en 1918 para la Revista General se pone en evidencia la necesidad de revisar nuevamente el repertorio existente de las versiones del autor de Weimar. Es preciso también, por lo tanto, resituar cronológicamente las traducciones de Manuel de Montoliu, Rafael Cansinos Assens y Bofill y Ferro y Gutiérrez, que se publicaron después de las del poeta malagueño.
José Moreno Villa puede haber conocido y revisado las traducciones efectuadas por otros autores —esto es, en el período comprendido entre 1918 y 1948— cuando se le presentó la posibilidad de publicar nuevamente sus versiones de Goethe. No obstante y, como ha podido verse en los ejemplos presentados, ninguna de las traslaciones existentes entonces influyó en las modificaciones llevadas a cabo en 1949 por el poeta malagueño para la reedición de “Poesías líricas de Goethe” en el boletín México en la Cultura.
Lo más destacable de este episodio de recepción literaria es, sin embargo, que las traducciones de Moreno Villa se realizaron antes de lo que se creía, en 1918, y en un contexto completamente diferente al que se había estudiado en las últimas décadas. A partir de ahora, al referirnos al malagueño como traductor de Goethe, será preciso considerarlo como uno de los primeros españoles no decimonónicos en versionar la lírica de este autor alemán.
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1 A pesar de estas diferencias, los autores de la joven poesía siempre lo consideraron uno de ellos; prueba de esto es su inclusión en las dos antologías de Gerardo Diego (Poesía española. Antología 1915-1931, publicada en 1932; y Poesía española contemporánea, que vio la luz en 1934), donde su poética se convirtió en referente para algunos autores como Luis Cernuda (Gasó Gómez, 2024).
2 Empezando por Garba, publicado en 1913 en la imprenta de José Zabala y hasta su última antología, La música que llevaba, 1913-1947, editada en 1949 en la editorial Losada de Argentina.
3 Llama la atención, entre otras cosas, porque en diversos momentos, Moreno Villa hizo hincapié en la presencia inexorable de los poetas alemanes en su vida. Sin ir más lejos, el texto que redactó para su poética en el volumen Poesía española contemporánea (1934) de Gerardo Diego se refiere a líricos en lengua alemana que son de su interés y que, según él, habían influido en su vida, entre los que se encuentra Goethe: “Yo veo la trama así: copla andaluza (incluso con el tono), Heine, Goethe, Schiller, Novalis, Hölderlin, Stefan George...” (Diego, 1932, p. 149).
4 En estudios anteriores, el medio donde se publicaron los poemas y la entrevista suele presentarse únicamente como “el diario Novedades”; es necesario rectificar aquí que se trata, en realidad, del suplemento dominical México en la Cultura de dicho diario, como se lee en la entrevista de Guadalupe de Rubens: “México en la Cultura, suplemento dominical de Novedades, no quería dejar pasar inadvertido este acontecimiento cultural...” (de Rubens, 1949, p. 8).
5 “Tres canciones del arpista” son, específicamente, tres fragmentos de Wilhelm Meister que se recogen como una recopilación titulada “Harfenspieler”. En los poemarios de Goethe editados hacia 1908 —fecha en que Moreno Villa volvería de su estancia en Alemania—, las composiciones que conforman “Harfenspieler” suelen aparecer en una disposición diferente a la que presentan las traducciones del malagueño, pues los volúmenes normalmente respetan el orden de aparición en Wilhelm Meister: el primer texto traducido por Moreno Villa (An die Türen will ich schleichen / A las puertas iré acercándome) pertenece al capítulo 14 del libro quinto de la obra, mientras que los dos siguientes (Wer nie sein Brot mit Tränen aß / Quien no comió su pan con lágrimas; y Wer sich der Einsamkeit ergibt /Quien se entrega a la soledad) se encuentran en el capítulo 13 del segundo libro.
6 En 1942 Moreno Villa publica La noche del verbo, título en el que se encuentra el texto “Elegía del silencio”, donde Huergo Cardoso (MV, 2021, p. 209) ve cierta influencia del poema “Erlkönig” de Goethe: “La palabra va perdiendo crédito. Las palabras ya no significan lo que antes el trasiego infernal”.
7 Para obtener una visión panorámica sobre todo aquello que llegó a traducirse de Goethe en España (incluso las versiones elaboradas en el exilio o en las lenguas cooficiales) durante el siglo xix y hasta mediados del siglo XX, véase “Traducciones y adaptaciones españolas” en R. Pageard, 1958, pp. 202-214.
8 Véase, para un recuento exhaustivo de las traducciones poéticas de Goethe, Udo Rukser, Goethe en el mundo hispánico, FCE, 1958 [1977], que ofrece un excelente cuadro cronológico en sus páginas 287-319 y retrata la recepción del autor de Weimar hasta la primera mitad del siglo XX.
9 Siguan (2006) nos desvela algunas de las casuísticas más sorprendentes en torno a las primeras traducciones de Goethe, que ponen de manifiesto —una vez más—, la dificultad implícita en la tarea de trasladar al autor alemán a la lengua española.
10 No es objetivo de estas líneas presentar un listado exhaustivo de la recepción lírica de Goethe. Sin embargo, es preciso subrayar que en la España del siglo xix ya hubo numerosos casos de traducción poética del autor alemán, aunque con frecuencia se tratara de un solo texto vertido desde una traslación francesa. El primero, de 1836, es la composición “La herradura” (“Legende vom Hufeisen”), traducida por J. Sancha y publicada en el tercer volumen de Horas de invierno de la colección “Novelas extranjeras”. Sin embargo, la mayoría de las traducciones líricas se imprimieron en boletines culturales decimonónicos. Como se ha referido, Udo Rukser (1958, pp. 287-304) presenta un extenso listado de publicaciones españolas. Y Cansinos Assens (1944 [1963], p. 714) muestra también un compendio bibliográfico de versiones impresas en la península ibérica que contempla, además, algunos trabajos publicados en catalán.
11 Recordemos que Estelrich trabajó más a fondo sobre la obra de Schiller. En 1907 publicaría Schiller. Poesías líricas coleccionadas y en gran parte traducidas por Juan Luis Estelrich. Con un prólogo del Excmo. Sr. D. Juan Fastenrath en la Librería de los Sucesores de Hernando (Madrid).
12 En el volumen figuran también poemas suyos versionados a otros idiomas, producto de sus amistades en el extranjero, y traducciones propias del poeta mallorquín Miquel S. Oliver (Estelrich, 1900, p. 158).
13 Los textos son “El hallazgo” (“Gefunden”), p. 20; “El rey de los Elfos” (“Erlkönig”), p. 33; “El arroyuelo” (“Das Bächlein”), p. 68; “La Zahareña” (“Die Spröde”), p. 99; y “La conversa” (“Die Bekehrte”), p. 100.
14 El estudio “Valera, traductor y teórico de la traducción”, de L. Romero Tobar (2006) presenta un interesante retrato de la labor traslativa de Juan Valera que permite complementar estas líneas.
15 “Die Neckartropfen” en Valera, 1908, p. 104. No presenta el título original en alemán.
16 En 1878 Valera publica su ensayo “Sobre el ‘Fausto’ de Goethe” para prologar la traducción de Fausto de Guillermo English, titulada Fausto de Goethe. Primera parte lujosamente ilustrada. Traducción del alemán de Guillermo English. Revisada y adicionada con un prólogo por Juan Valera, impresa en English y Gras editores. De esa revisión puede venir su interés por traducir los fragmentos presentados en Poesías.
17 Como de costumbre en la Editorial Cervantes, en el tomo no figura la fecha en la que se imprimió. Sin embargo, su primera aparición de carácter publicitario se da en la página 143 del Índice General correspondiente a los años 1919-1920 que publicó la Cámara Oficial del libro en 1921 en Barcelona.
18 En estudios anteriores se ha hecho un recorrido por la extensa trayectoria de Montoliu como traductor de la lengua alemana, especialmente en lo que respecta a sus contribuciones para la Editorial Cervantes. Véase, por ejemplo, Fontcuberta, J. (2007); o Gasó Gómez (2024).
19 Los textos que conforman la antología son “Primera pérdida”, “A la ausente”, “En el río”, “Inconstancia”, “Advertencia”, “Llegada y partida”, “Nuevo amor, nueva vida”, “Canto de mayo”, “En el lago”, “Primavera anticipada”, “Amor sin reposo”, “Consuelo en las lágrimas”, “Canto de la noche”, “Sehnsucht”, “A Mignon”, “Goce de la aflicción”, “Canto nocturno del caminante, I”, “Canto nocturno del caminante, II”, “A la luna”, “Esperanza”, “Propiedad”, “Pensamientos nocturnos”, “Sentimiento humano”, “Canto de los espíritus sobre las aguas”, “Límites de la Humanidad”, “Lo divino”, “Mignon”, “No me vuelvas a hablar...”, “Solo mi dolor sabe...”, “Dejadme” y “El arpista”.
20 Se cita aquí la cuarta edición del tomo I (1963), consagrado a “Miscelánea: Máximas y reflexiones”; a la actividad científica de Goethe; a la totalidad de la poesía (organizada por “Poesía lírica”, “Poesía de juventud” y “Poesía épica”, y Diván de Occidente y Oriente); y a algunas novelas (Werther, Cartas de Suiza y Fragmentos de una novela epistolar). El tomo II presenta las novelas, la obra Conversaciones con Eckermann y los escritos autobiográficos (Autobiografía y Retrato Literario). Y el tomo III contiene los demás escritos autobiográficos (Viajes italianos, Campaña de Francia, Sitio de Maguncia y Diarios y anales), así como toda la obra teatral. Cansinos elaboró extensos estudios para cada género textual presentado en estas obras completas. Se trata, desde luego, de un trabajo colosal.
21 A la edición Poesía alemana. De los Primitivos al Romanticismo le siguió el volumen Poesía alemana. Neorrománticos, Realistas y Simbolistas, publicada en 1949 y con versiones de los mismos traductores.
22 El texto se corresponde con la versión de Moreno Villa titulada “Una semejanza”. La denominación de Montoliu debe su procedencia al dúo de poemas que conforman Wandrers Nachtlied; el poema que nos ocupa suele presentarse en segundo lugar; de ahí la traducción de Montoliu como “Canto nocturno del caminante II”.
23 A la versión de “El arpista” (“Harfenspieler”) de Cansinos le siguen dos fragmentos también atribuidos al músico, titulados simplemente “El mismo” (“Derselbe”), como es habitual en algunas ediciones líricas de Goethe.
24 Se corresponden, respectivamente, con las versiones de Moreno Villa titumejanza”, una de las canciones de “Tres canciones del arpista” y “Balada de Mignon”. Nuevamente los títulos de los poemas presentan matices diferentes a los de Moreno Villa, lo cual indica que utilizaron una edición diferente como texto de partida.
25 El texto original “Mignon” (1783) dice: “Kennst du das Land, wo die Zitronen blühn, / Im dunkeln Laub die Gold Orangen blühn, / Ein Sanfter Wind vom blauen Himmel weht, / Die Myrte still und hoch der Lorbeer steht, / Kennst du es wohl? / Dahin! Dahin! / Möcht ich mit dir, o mein Geliebter, ziehn”. En algunas ediciones, el Geliebter del último párrafo figura como Beschützer (protector).
26 El texto original, titulado como “Lied des Harfners” o “Harfenspieler” según la edición, reza: “Wer nie sein Brot mit Tränen ass, / Wer nie die kummervollen Nächte / Auf seinem Bette weinen sass, / Der Kennt euch nicht, ihr himmlischen Mächte! / Ihr führt ins Leben uns hinein, / Ihr lasst den Armen schuldig werden, / Dann überlasst ihr ihn der Pein: / Denn alle Schuld rächt sich auf Erden”.
27 El texto de partida, que suele presentarse con títulos diversos según la edición –como se ha explicado anteriormente– es: “Über allen Gipfeln / Ist Ruh’, / In allen Wipfeln / Sprürest du / Kaum einen Hauch; / Die Vögeleien schweigen im Walde. / Warte nur, bald / Ruhest du auch”.
28 Más arriba se ha indicado que La señorita Elisa de Schnitzler se imprimió en 1945 en la editorial Leyenda que dirigía José Bergamín.
29 Los números que conforman Revista General pueden consultarse en la página de la Biblioteca Nacional de España.
30 Los escritos de Moreno Villa dedicados al arte en las series “Las grandes figuras del arte” y “Estampas de la calle” de la Revista General están reproducidas íntegramente en Galán Caballero, C. (1999, pp. 91-174).
31 Biblioteca Nacional de España, (sin fecha).
32 Cubría de Miguel y F. Hübner (2001) presentan un estudio imprescindible sobre la valiosa y casi olvidada labor de La abeja en términos de recepción literaria y literatura comparada entre las lenguas española y alemana.
33 En 1990 Juan Pérez de Ayala volvió a publicar la versión de Moreno Villa impresa en el número de México en la Cultura en 1949. Los textos se presentan en formato bilingüe con el título “Cuatro poemas de Johann Wolfgang Goethe en traducción de José Moreno Villa” y acompañados de un breve estudio, en la revista Poesía, núm. 33 (nov. 1990), pp. 37-48. Si se desea ver la totalidad de los textos, este boletín se encuentra disponible en la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica. https://prensahistorica.mcu.es/es/consulta/busqueda.do/. [Consulta 15 enero 2025].
34 Como se ha dicho, esta composición suele editarse también con el primer verso como título “Über allen Gipfeln”. O incluso como el segundo texto del duplo Wandrers Nachtlied, como se ha indicado al presentar las traducciones de Manuel de Montoliu y Bofill y Ferro y Gutiérrez.