Carmen Caro Dugo
Universidad de Vilnius, Lituania
En el presente estudio se examina la traducción de un importante elemento estilístico del lituano: los sufijos diminutivos y sus derivados. La traducción de los significados denotados por estos sufijos es un reto, especialmente cuando se traduce a idiomas que no cuentan con tal variedad de sufijos o utilizan mucho menos este recurso morfológico. El estudio incluye un análisis de la versión española de la primera parte del poema Las estaciones del año, de K. Donelaitis (traducción de Carmen Caro Dugo, 2013), así como de las dos traducciones al inglés del mismo texto. El análisis comparativo de estas traducciones permite profundizar en el significado y uso de esos sufijos en cada lengua y entender mejor las diferencias, así como los recursos utilizados por los traductores.
Palabras clave: traducción de sufijos diminutivos, lituano, inglés, español, traducción literaria, poesía
The Translation of the Lithuanian Diminutive Suffixes in the Spanish and English Versions of The Seasons, by Kristijonas Donelaitis
The present paper deals with the translation of an important stylistic element of the Lithuanian language: the diminutive suffixes and their derivatives. The translation of the meanings conveyed by these suffixes is a challenge, especially when translating into languages that do not possess such a wide range of diminutive suffixes or use this morphological device very seldom. This paper examines the Spanish version of the first part of the poem Metai (Las estaciones del año, translated by Carmen Caro Dugo, 2013), by K. Donelaitis, as well as both translations into English of the same text. The comparative analysis of the Spanish and English versions can provide a more complete view of the means used by translators to convey the meanings denoted by the Lithuanian diminutive suffixes.
key words translation of diminutive suffixes, Lithuanian, English, Spanish, literary translation, poetry
INTRODUCCIÓN
La primera traducción al español del poema Metai, del insigne poeta lituano Kristijonas Donelaitis (1714-1780), ha aparecido recientemente (Las estaciones del año, traducción de Carmen Caro Dugo, 2013), precisamente con ocasión del III centenario del nacimiento de su autor. Se trata también de la primera versión completa de esta obra a una lengua romance.
Metai vio la luz en Prusia Oriental en la época de la Ilustración y ocupa un lugar prominente en la historia de la literatura lituana. Es la obra más conocida y, desde principios del siglo XIX, la que más claramente representa a la nación y la literatura de ese país báltico. Donelaitis –pastor luterano– no persiguió ni experimentó gloria literaria alguna en vida. Tras su muerte, el poema permaneció en forma de manuscrito, conocido solo por algunos amigos, y fue publicado por primera vez en Königsberg en 1818 por Liudvik Rėza (Rhesa, 1776-1840); fue este también el iniciador de la historia de la traducción de Donelaitis a otras lenguas, pues editó la obra junto con su propia traducción al alemán.
En los cuatro cantos que componen el poema, uno por cada estación del año, la indudable intención didáctica del autor no merma su interés por recrearse en la belleza del lenguaje y por explotar todas sus posibilidades expresivas. Manteniéndose dentro del patrón del hexámetro clásico, el autor se sirve del idioma propio de los campesinos, con toda su vivacidad y riqueza; el lenguaje resulta, en ocasiones, incluso grosero, pero repleto de imágenes. Tanto en sus descripciones de la naturaleza con los cambios propios de las estaciones, como en las de la vida los campesinos (trabajos, celebraciones, repetidas condenas de sus vicios, etc.), el autor recurre a una gran cantidad de sinónimos, hipérboles, sinécdoques, personificaciones, efectos aliterativos, etc. Ya otros traductores se han referido a la dificultad que entraña la traducción de los abundantes sufijos diminutivos, tan propios del idioma lituano.
En este estudio abordaremos precisamente ese importante elemento estilístico de la lengua lituana: el uso de sufijos diminutivos y sus derivados. Donelaitis utiliza una gran cantidad y variedad de formas diminutivas, que principalmente aportan matices de emoción, ternura, una cercanía particular a los seres humanos y a todas las criaturas de la naturaleza, y una compasión especial por los campesinos cuya vida y penas describe. Tanto los lingüistas lituanos como los traductores a otros idiomas se han percatado de que la traducción de los significados denotados por estos sufijos es, sin duda, todo un reto, especialmente cuando se traduce a lenguas que no poseen estos sufijos diminutivos o utilizan este recurso morfológico de forma más restringida.
Para analizar la traducción de estos recursos lingüísticos en la traducción hemos acudido a la comparación de la versión española de la primera parte del poema, «Los gozos de la primavera», compuesta de 660 versos, con las dos versiones inglesas del mismo texto (Nadas Rastenis, 1967; Peter Tempest, 1985).
Aunque el castellano cuenta con sufijos diminutivos que son productivos, sus derivados no son de uso tan extendido como en la lengua lituana, y los significados que aportan pueden diferir. En inglés en los mismos casos hay una marcada tendencia a utilizar otros recursos y resulta, por tanto, más difícil transmitir los matices líricos asociados con los derivados diminutivos del lituano. El análisis comparativo puede proporcionar una visión más completa de los recursos empleados por los traductores para transmitir los significados que los sufijos diminutivos denotan.
Aun cuando los lingüistas lituanos se han referido a esta dificultad para los traductores, hasta ahora no se ha estudiado en profundidad la traducción de estos derivados, mucho menos a las lenguas románicas, aparte de algunas reflexiones al respecto en un estudio de la traducción de la novela lituana Dievų miškas (El bosque de los dioses) al castellano (Caro Dugo, 2010). Recientemente ha aparecido una interesante publicación sobre la traducción de los diminutivos lituanos al francés (Leonavičienė, 2013).
En la introducción de un sugestivo estudio (Körtvélyessy y Stekauer, 2011: 1) se indica que los datos interlingüísticos pueden mostrar que la así llamada «morfología valorativa» no tiene el mismo papel en las diversas lenguas; aproximadamente un tercio de los idiomas del mundo pueden prescindir de instrumentos morfológicos para expresar los significados de disminución o aumento. El estudio comparativo que nos proponemos puede contribuir a entender con más claridad las diferencias en el uso de estos recursos lingüísticos, al menos a nivel sincrónico, y constituir una ayuda para futuras traducciones.
LAS POSIBILIDADES DE LA TRADUCCIÓN DE LOS DIMINUTIVOS LITUANOS AL ESPAÑOL
La lengua lituana se caracteriza por su gran variedad de formas diminutivas. Los diminutivos son particularmente frecuentes en el lenguaje poético, así como en los cantos folklóricos. Estos derivados se construyen generalmente con sufijos aplicados a la raíz de sustantivos o adjetivos. Los sufijos más comunes son –elis/–ėlis (masculino)/-elė/-ėlė (femenino). Otros son -ukis/-ukė, -ulis/-ulė, -užis/-užė, -utis/-utė, -ytis/-ytė, etc. Además de denotar pequeñez y/o ternura, pueden funcionar como aumentativos, peyorativos, o bien aportar algún otro significado, dependiendo del contexto. En su estudio de la estilística de los diminutivos, J. Macienė cita al renombrado lingüista J. Pikčilingis, que afirmaba que el uso de compuestos diminutivos es una parte muy relevante del estilo del idioma lituano, y el contexto determina la gran variedad de significados que estos compuestos pueden tener, que van desde la familiaridad hasta la ternura o un particular afecto; también se pueden utilizar como un medio para expresar ironía o incluso desprecio. J. Macienė analiza los matices emocionales denotados por las formas diminutivas y comenta que, como afirmaba Pikčilingis, «sin los diminutivos, el estilo de las canciones populares lituanas y de la poesía se vería privado de gran parte de su bondad, calor y ternura» (Pikčilingis, 1975: 53).
La traducción de los derivados diminutivos a otros idiomas se percibe como una dificultad para los traductores. Según Macienė, la abundancia, emotividad y lituanidad de los diminutivos son las características que presentan más dificultades a los traductores; en concreto, supone un obstáculo para los traductores al alemán y al inglés (Macienė, 2005: 16). Incluso en el caso de que el idioma de destino cuente con morfemas diminutivos, un uso indiscriminado en la traducción podría resultar en un efecto completamente diferente, incluso en significados ridículos o peyorativos.
A. Martín Zorraquino señala que «los diminutivos son enormemente productivos en las lenguas románicas, la excepción es el francés, que utiliza mucho menos este tipo de sufijación» (Martín Zorraquino, 2012: 124). Es bien sabido que el diminutivo en francés ha perdido vitalidad (ver también Bidaud, 2012), mientras que en español esta derivación sigue siendo enormemente productiva. Por su parte, D. Eddington afirma: «La formación de los derivados diminutivos de sustantivos, adjetivos y ciertos adverbios es un proceso altamente productivo en español. Los diminutivos expresan conceptos tales como familiaridad, pequeñez y desprecio» (Eddignton, 2000: 1).
E. Náñez, refiriéndose al «encuentro» o la suerte de los sufijos diminutivos españoles en el extranjero, cuando se intenta traducir su carga semántica a otros idiomas, apuntaba: «merece la pena resaltar cómo personas que están en contacto con otras lenguas, (…) al establecer la ineludible comparación entre esas lenguas y la nuestra, hacen gala de una especial sensibilidad. Se dan cuenta de que al traducir un diminutivo español, en la mayoría de los casos, además del significado empequeñecedor, había aspectos valorativos difíciles de expresar, salvo mediante una explanación» (Náñez, 1998: 176). Aunque a primera vista pudiera parecer que los morfemas diminutivos españoles tienen significados muy afines a los lituanos, no resulta tan fácil traducirlos, no solo por la diversidad de significados que aportan unos y otros, sino porque, además, su uso constituye en ocasiones una peculiaridad el estilo del autor; esto se puede comprobar, por ejemplo, en el estudio comparativo de las dos traducciones de Platero y yo al lituano (Caro Dugo, 2011: 10-12).
Como se sabe, la semántica de los derivados diminutivos también ha sido entre los hispanistas objeto de polémica. Como indica E. Náñez, en la consideración de los diminutivos, «unas veces la balanza se vence hacia el aspecto conceptual y otras hacia el aspecto axiológico, aunque predomina el primero» (Náñez, 1998: 177). Apunta a Amado Alonso como el defensor de los valores subjetivos del diminutivo. Entre otros estudiosos, cita a Salvador Fernández Ramírez, que afirmaba que «en el habla familiar y, por consiguiente, en la literatura dramática, abundan los diminutivos que desempeñan una función preferentemente expresiva o apelativa (…). No será preciso recordar, en fin, que en el sufijo diminutivo se acumulan frecuentes sentimientos de piedad, de conmiseración, una modalidad de la ternura y del afecto, y que abundan los viejecitos, los pobrecitos, los derrengaditos, etc.» (Náñez, 1998: 180) Precisamente este último significado de los diminutivos es el más frecuente en el texto de Donelaitis que nos ocupa.
En su estudio E. Náñez expresaba la esperanza de que pronto se podría contar con «el trabajo completo y definitivo, que todos deseamos ver, sobre nuestro diminutivo» (Náñez, 1998:182). Tanto los lituanos como los españoles, por tanto, sostienen que los significados expresados por sus diminutivos son muy particulares, muy «propios» y, por ello, difíciles de traducir, e incluso de explicar. De alguna man era, la misma aproximación de los estudiosos del español y del lituano a ese recurso morfológico y estilístico hace pensar en el predominio de los aspectos subjetivos que los hablantes de esos idiomas perciben.
En los 660 versos del original lituano de «Los gozos de la primavera» hemos encontrado 50 derivados diminutivos, sin contar las abundantes formas diminutivas lexicalizadas (también las hay en la traducción castellana). La gran mayoría de los diminutivos no tienen un significado de pequeñez, o al menos no únicamente, sino también un valor apreciativo; expresan una cierta emoción, piedad, conmiseración y, en apenas algunos casos, ironía. En la siguiente tabla presentamos las formas diminutivas lituanas (menos una, que no se ha traducido) y su traducción al castellano.
De los 50 diminutivos del original solamente 11 se han traducido con derivados diminutivos en español. Se podría decir que lechón y azadón son también compuestos diminutivos, pero ya están lexicalizados y el sufijo –ón no añade ningún matiz apreciativo, como en el original lituano. Aparte de dos nombres propios (Tinico, que traduce Marčiuks, diminutivo de Martín, y Jorge), la mayoría de los derivados diminutivos del original se refieren a los alimentos que escasean en la primavera, así como las realidades propias de esa estación, que el poeta describe con una particular emoción y tonalidad lírica. Los sufijos diminutivos también añaden un matiz de cercanía y conmiseración por los campesinos y sus trabajos. Un derivado diminutivo se ha perdido en la traducción, el significado de tres más se ha compensado a través de adjetivos que añaden un matiz de bondad (dulce sol, buen consejo, manjares sabrosos). Además, se han empleado doce diminutivos que no estaban en el original: hijitos, todito, jovenzuelo, golfillos, huevitos, caballitos, golfillos, culito, tapadito, pasito a paso, mujercitas, veranito. De todas formas, el total resulta en veintitrés formas diminutivas frente a las cincuenta del original, además de cuatro en que el significado se ha compensado.
En los casos en que en lituano el diminutivo aparece reduplicado y, por tanto, con un efecto de más intensidad, en español se ha preferido emplear solamente un diminutivo; por ejemplo, darbeliai su vargeliais (trabajillos y penitas) en la traducción ha quedado como trabajillos y penas. O cuando se mencionan los deseados alimentos que se recuerdan con emoción. En este texto se encuentra, por ejemplo, dešrelės su lašinėliais (salchichitas y tocinillo): en la traducción no se ha mantenido el diminutivo y queda como «salchichas y tocino». Aparte de que la duplicación de los sufijos en castellano puede resultar repetitiva, el traductor ha de tener en cuenta las necesidades del metro, y el empleo de los diminutivos en este caso supondría añadir dos sílabas más a sustantivos de cuatro y tres sílabas.
Como hemos mencionado, prácticamente en todas las ocasiones el diminutivo tiene un tono de afecto. La excepción es la palabra ponaitis (señorito), que en este texto se usa con un matiz despectivo cuatro veces; se ha traducido solo una con el equivalente diminutivo español; otra se ha utilizado el galicismo petimetre, para indicar el mismo aspecto negativo. Asimismo, el diminutivo de pájaro aparece cuatro veces en el original (en distinto caso y número), solo una vez se ha traducido por diminutivo en español.
El análisis de la traducción al español permite afirmar que en castellano es posible lograr transmitir los significados de los diminutivos originales en lituano, pero no se puede establecer una equivalencia directa. Además de que hay que tener en cuenta el número de sílabas de cada verso, para traducir adecuadamente hay que conocer muy bien el sentido que el diminutivo lituano tiene en cada caso, y considerar si el castellano permite utilizar un derivado diminutivo, una secuencia, etc., o es preferible acudir a otros recursos.
LA TRADUCCIÓN DE LOS DIMINUTIVOS LITUANOS AL INGLÉS EN LAS DOS VERSIONES DE «THE JOYS OF SPRING»
Como hemos mencionado, se aprecia una dificultad objetiva para traducir el diminutivo lituano, en concreto al inglés y al alemán (Macienė, 2005: 16). Precisamente haciendo referencia a la traducción de Metai al inglés de P. Tempest, D. Vabalienė afirma que, en general, el traductor consigue verter el lenguaje tosco, grosero, el tono democrático del original, no así los matices suaves y líricos que vienen denotados por las formas diminutivas lituanas. Por eso, el sentimiento de cercanía y compasión que el autor siente por sus queridos feligreses no es tan obvio (Vabalienė, 1993: 195-6). Ya se había referido también a esta dificultad en la traducción realizada por el mismo traductor del célebre poema Anykščių Šilelis (El bosquecillo de Anykščiai), de Antanas Baranauskas, asegurando que la tarea de traducir los diminutivos es la más ardua, incluso imposible, por lo que en la traducción desaparecen esos matices tan propios del lituano (Vabalienė, 1982: 179).
Sin embargo, el diminutivo inglés también tiene sus «defensores», y algunos estudiosos no ven con buenos ojos que simplemente se dé por sentado que el inglés no tiene recursos para expresar esos valores objetivos de pequeñez, o aspectos valorativos de afecto, piedad, etc. La realidad es que no es una verdad absoluta que el inglés no cuente con sufijos diminutivos. El significado de disminución en inglés se puede expresar no sólo con formas analíticas, como el adjetivo little, sino también de forma analítica, mediante sufijos de significado diminutivo. K. Schneider afirma que, aunque se suele decir que el inglés no tiene diminutivos, esto es cierto solamente bajo algunas condiciones específicas, a saber: a) que los diminutivos sean considerados una categoría morfológica, y b) que su uso sea tan frecuente como en idiomas tales como el español, italiano, ruso o polaco [podríamos muy bien añadir aquí el lituano]. Sin embargo, si se descarta la condición a) y los diminutivos no se consideran una categoría morfológica, sino una categoría onomasiológica (…), entonces el inglés tiene diminutivos, o sea, formas que son modificadas no por la adición de un sufijo, sino añadiendo little, como por ejemplo, damn little game o nice little garden. Los diminutivos de este tipo son frecuentes en inglés. Si, por otra parte, se deja de lado la condición b) y no se toma la frecuencia como un criterio, el inglés también tiene diminutivos morfológicos, es decir, formas derivadas por sufijación. Los ejemplos más prototípicos de esta categoría son los derivados del sufijo -let (por ejemplo, cubelet, wifelet, princelet), porque muestran una serie de propiedades que las derivaciones formadas por otros sufijos (principalmente -ie and -ette) no poseen (Schneider, Strubel-Burgdorf, 2012: 15).
En un estudio más reciente, K. Schneider pretende hallar «la verdad sobre los diminutivos en inglés», e insiste en que los diminutivos se han venido considerando como una mera categoría morfológica, perteneciente al campo de la formación de palabras comúnmente conocido como «morfología valorativa», junto con otros pocos fenómenos entre los que se encuentran en primer lugar los llamados «aumentativos». Este enfoque –añade– parece totalmente válido para los idiomas procedentes del latín, como el italiano, el español y el portugués, y para algunas otras lenguas indoeuropeas, particularmente las eslavas y también el holandés y el alemán. Resulta, sin embargo, inadecuado para la descripción de las lenguas en las que no existen diminutivos prototípicos. La afirmación de que, por ejemplo, el idioma inglés no tiene diminutivos o de que los diminutivos son formas marginales en inglés, solo tienen sentido si la noción de diminutivo se reduce a las formas prototípicas. En términos más generales, un enfoque morfológico restringido es particularmente inadecuado para los estudios tipológicos, porque muchas de las lenguas del mundo, por ejemplo de África o Asia, no tienen sufijos, ni siquiera afijo alguno (Schneider, 2013: 138).
En las dos versiones inglesas del texto analizado hemos comprobado que, en los casos en que los diminutivos del original expresan pequeñez o corta edad y a la vez hay un matiz apreciativo, los traductores apenas han utilizado alguna vez el adjetivo little. Se ha recurrido a derivados por sufijación que indican cachorro (gosling y piglet). Sin embargo, estos sufijos en sí mismos no añaden una valoración apreciativa. Se consigue, por tanto, expresar el tamaño, la edad, pero no la ternura o el candor propio del lituano. N. Rastenis transmite el valor del diminutivo con epítetos apreciativos que añaden ternura o bondad en once ocasiones, mientras que P. Tempest emplea este recurso en la traducción de seis diminutivos. En las siguientes tablas se comparan las dos versiones inglesas de las cincuenta formas diminutivas lituanas.
En dos ocasiones los epítetos que se añaden no reflejan el significado afectuoso del diminutivo lituano, como en el caso de rusty spade (Rastenis) o wild birds (Tempest), e incluso la opción del traductor expresa lo contrario de lo denotado por el diminutivo: el lituano ricas rebanaditas de pan se traduce por bread hunks (Tempest).
Jurgut y Merčiukas son las formas diminutivas de los nombres propios Jorge y Martín. Los traductores al inglés han dejado los nombre propios (también casi todos los apodos) como en el original, por lo que se pierde parte del colorido del texto lituano; P. Tempest incluso opta por cambiar Jurgut por Jurgis, el nombre propio sin sufijación. El número de nombres propios de la parte del poema que se considera aquí no es relevante, pero en el conjunto de la obra, resulta en una pérdida considerable. Como indica D. Vabalienė, «los apellidos y apodos son parte del estilo, y algunos de esos nombres se usan en diminutivo» (Vabalienė, 1993: 194).
Como señala A. Leonavičienė al referirse a la traducción al francés de los diminutivos lituanos (Leonavičienė, 2013: 62), se puede concluir que en la traducción al inglés la ausencia de recursos morfológicos para expresar el significado diminutivo, hace que se produzcan más pérdidas y que de hecho haya una neutralización de los tonos líricos del original.
CONCLUSIONES
1. Los derivados diminutivos, tanto en lituano como en español, tienen una innegable carga axiológica y cultural. Cada lengua percibe los aspectos valorativos expresados por los diminutivos de una forma distinta, precisamente porque son parte de su cultura. Como apuntaba Lockyer en otro estudio comparativo, «la traducción de los diminutivos es un asunto complejo, que supone una multitud de matices y diversidad de significados que dependen del contexto y de otros factores lingüísticos y culturales» (Lockyer, 2012: 20).
2. Precisamente el proceso traductor pone más en evidencia estas diferencias. El pasar el diminutivo de una lengua a otra ayuda a entender mejor el significado que los sufijos aportan en la lengua de partida. Se podría decir que el análisis de este fenómeno estilístico en las traducciones en comparación con el original constituye una buena forma de comparar las lenguas objetivamente y, aunque las soluciones adoptadas por los traductores –en el caso del texto que hemos analizado y, en general, en la poesía– pueden estar en parte condicionadas entre otras cosas por el metro, permite observar algunas tendencias.
3. J. Pikčilingis cifraba parte de la belleza del idioma lituano precisamente en su riqueza de sufijos valorativos y, haciendo suyas las palabras del lingüista francés E. Recleaux, afirmaba: «entre todas las lenguas europeas la lituana es la que tiene más diminutivos, más que el español o el italiano, incluso más que el ruso… Si por la belleza de una lengua se pudiera juzgar sobre el valor de una nación, los lituanos tendrían que ocupar el primer lugar entre las naciones de Europa» (Pikčilingis, 1982: 32). El estudio comparativo de las traducciones inglesas y la española de «Los gozos de la primavera» muestra que el castellano permite verter más adecuadamente los significados de los sufijos diminutivos. Sin embargo, no resulta posible traducir automáticamente un derivado diminutivo lituano por uno español. Cuando el diminutivo tiene un valor meramente de pequeñez, en español es fácil utilizar un sufijo equivalente, mientras que, cuando hay una carga valorativa, la correspondencia no es ni mucho menos automática, y es aquí donde el traductor debe mostrar más pericia. En algunos casos los matices de conmiseración, ternura o algún tipo de emoción se expresan mejor con el uso de adjetivos.
4. Aun cuando se alega que también el inglés tiene sufijos de significado diminutivo, en la traducción del lituano al inglés se han utilizado principalmente formas analíticas para expresar tanto el tamaño como los valores subjetivos de esos derivados. Se observa que en la primera traducción se consigue evitar más pérdidas de las significaciones de esos sufijos mediante el uso de adjetivos.
5. Parece cierto que contar en la lengua meta con recursos morfológicos similares al original facilita transmitir la semántica de los sufijos diminutivos del original. La lengua española permite reproducir el significado de los sufijos diminutivos lituanos con más facilidad que la inglesa; por tanto, se encuentran menos pérdidas en la traducción con respecto a estos matices.
RECIBIDO EN ENERO DE 2014
ACEPTADO EN OCTUBRE DE 2014
VERSIÓN FINAL DE NOVIEMBRE DE 2014
REFERENCIAS
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FUENTES primarias
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