:: TRANS 27. RESEÑAS. Págs. 268-271 ::

La investigación en tecnologías de la traducción

María Teresa Ortego Antón

Berlín, Peter Lang, 2022, 156 pp.

José Tomás Conde Ruano

Universidad del País Vasco

ORCID: 0000-0002-4089-5019

Ilan Stavans, traductor

La tecnología está presente en todos los entornos en los que se da la traducción, aunque su peso varía según el ámbito. El volumen de María Teresa Ortego Antón reflexiona acerca del papel de lo instrumental en los estudios de traducción y, en particular, en el de la tecnología en el contexto formativo. Si bien en un principio no pocos traductores e intérpretes se mostraban reticentes a integrar en su práctica profesional determinados avances de la revolución digital, lo cierto es que con el tiempo la mayoría ha podido comprobar cómo la automatización del proceso suele traer consigo un aumento de la productividad y, acaso, de la calidad. La investigación en tecnologías de la traducción ayuda a acercar al ámbito académico el cambio que se está viviendo en la industria.

El libro está dividido en cinco capítulos, más un breve y cariñoso prólogo firmado por la investigadora Gloria Corpas Pastor, en el que destaca esa confluencia de tes que atraviesan la obra: te de tecnología, de terminología, de traducción... y de Teresa. Incluye además varios índices (de figuras, tablas y abreviaturas), una página de agradecimientos y una lista de referencias bibliográficas. La autora se decanta por las notas al pie de página, pero no abusa de ellas (se cuenta un total de 19 en todo el libro), lo cual se agradece en la lectura. A continuación, se resume el contenido de cada uno de los capítulos.

En el capítulo 1, Ortego Antón describe el estado de la cuestión de las tecnologías de la traducción desde una perspectiva teórica. La revisión no se limita a las tecnologías de la traducción escrita; es decir, se incluyen también los avances en interpretación. Aunque la autora da siempre la posibilidad de saber más ―gracias a oportunas indicaciones para profundizar―, me gustaría subrayar el esfuerzo por sintetizar la información. Uno de los puntos más interesantes es la disyuntiva sobre la conveniencia de integrar o no el aprendizaje de las nuevas tecnologías en asignaturas prácticas de traducción. Se muestra la paradoja de que, mientras que hay autores que abogan por explorar dicha combinación, los estudios citados (véase, por ejemplo, el gráfico de la página 43) miden la presencia de las nuevas tecnologías precisamente en las asignaturas dedicadas a estas. En cualquier caso, las diversas aportaciones que se recogen son, ciertamente, inspiradoras, de manera que el lector se siente impelido a actualizar sus conocimientos desde el punto de vista profesional y a integrar aún más y mejor las nuevas tecnologías en el aula. El capítulo se cierra con una recapitulación harto completa, que hace que se fije el contenido expuesto de una manera eficaz.

El capítulo 2 describe los modelos más relevantes de competencia traductora (entre otros, los de Kelly, 2002; PACTE, 2003; y EMT, 2017). Aunque la autora sigue a priori un orden cronológico, los modelos se dividen en función de si incluyen o no las competencias relacionadas con las nuevas tecnologías, decisión que resulta realmente útil para apreciar el que podría denominarse como “giro instrumental”. Hay que destacar asimismo el cuidado por acompañar los modelos de sus esquemas y gráficos originales. La revisión no pretende ser exhaustiva; tal vez por ello deja sin mencionar los avances en el campo de la evaluación de la competencia traductora del grupo PACTE (Proyecto EACT), así como el último modelo holístico de Don Kiraly et al. (2018). No obstante, dada la novedad de estos trabajos, es comprensible que dichos modelos hayan quedado fuera de esta revisión. Eso sí, la reflexión teórica sobre el concepto de competencia traductora podría haberse complementado con la de la pericia (o conocimiento experto) en traducción (véase, por ejemplo, Muñoz Martín, 2014), dada la relevancia que ha ido ganando este concepto en los últimos tiempos, y sus posibilidades de aplicación a la práctica académica.

El capítulo 3, un dechado de claridad y sistematicidad ―un ejemplo de lo cual son los criterios de ordenación que se citan en la página 91―, comienza con una revisión del componente tecnológico en la formación de traductores, a partir de una serie de enfoques teóricos (sobre todo, Hurtado Albir, 1999; González Davies, 2004; y Kelly 2005). Tras ello, la autora perfila una propuesta de escenario formativo para los primeros años de carrera. Ortego Antón acierta al entrelazar las vertientes didáctica y aplicada de las tecnologías de la traducción en el aula, con vistas a satisfacer las necesidades de digitalización que demanda el sector de los proveedores de servicios lingüísticos. Sin embargo, se echa de menos un espacio para la traducción automática; es verdad que la autora justifica esta ausencia en la falta de tiempo para cubrir todo el contenido en una sola asignatura. Pero quizás no habría hecho falta limitar esta aportación a una asignatura. Con todo, hay que subrayar el detalle con el que se ha diseñado la propuesta, que queda especialmente diáfano al final del capítulo, en las secciones dedicadas a aspectos imprescindibles como la tutorización y la evaluación.

En el capítulo 4 la autora describe una unidad didáctica sobre un determinado aspecto de las tecnologías de la traducción —la creación y gestión de bases de datos terminológicas—. La propuesta, que abarca 1 ECTS (con 7 horas de actividades en el aula y 18 fuera de ella), incluye lecciones magistrales y prácticas obligatorias. Con las tareas descritas se busca que los discentes se familiaricen con el diseño y la elaboración de bases de datos terminológicas, con el uso del programa MultiTerm, así como con la gestión, exportación e importación de los archivos que suelen manejarse con este tipo de herramientas, como los formatos XML o XLSX. La actividad más completa es una tarea no presencial en la que los estudiantes, en grupos de tres, simulan una situación de trabajo real: el vaciado terminológico de un texto y la posterior elaboración de una base de datos bilingüe, en inglés y español. La verdad es que en este capítulo se aprecia con claridad el dominio de Ortego Antón sobre el tema: lo que expone resulta de todas, todas, revelador, inspirador, completo e importante. Si acaso, podría achacársele que la actividad principal no haya incluido también algún programa de software libre, aunque puede entenderse si se tiene en cuenta la preocupación subyacente de la investigadora por la precisión.

Antes del listado bibliográfico, el grueso del volumen lo cierra el capítulo 5, que incluye las conclusiones generales del trabajo. En ellas se hace hincapié en la incorporación de las nuevas tecnologías a los entornos en que se da la actividad traductora: desde la docencia a la profesión, pasando por la investigación. Ortego Antón señala la brecha que existe en la literatura sobre el uso de herramientas tecnológicas en el ámbito formativo, ya que, según explica, la mayoría de trabajos se limita a la descripción de las tecnologías, dejando de lado “detalles sobre las destrezas y los conocimientos que estos profesionales deben adquirir si quieren alcanzar la competencia traductora” (página 142). Ante este vacío, la autora resume de manera ágil las principales aportaciones de su libro, subrayando las fortalezas de la propuesta práctica que complementa la revisión teórica previa.

En síntesis, La investigación en tecnologías de la traducción es una obra en la que se han cuidado los detalles ―desde la redacción clara a la estructura concisa― sin descuidar los contenidos, todos ellos pertinentes y útiles. Ortego Antón logra condensar lo que se sabe actualmente sobre las nuevas tecnologías, de manera que el lector puede degustar una aproximación a las últimas tendencias en este campo. Se nota sin duda la experiencia que atesora, los años dedicados a trabajar con tecnologías en el seno de grupos de investigación internacionales, como LEXYTRAD de la Universidad de Málaga, CITTAC de la Universidad de Valladolid, ACTRES de la Universidad de León, OLST de la Universidad de Montreal o CRTT de la Universidad Lyon2. Su maestría puede apreciarse en la exactitud con la que dibuja la panorámica de la investigación en tecnologías de la traducción, en la clarividencia con la que detecta las lagunas existentes a la hora de fijar el perfil de digitalización de los profesionales de la comunicación interlingüística y en el acierto con el que propone una aplicación didáctica que satisfaría las necesidades de los proveedores de servicios lingüísticos.

Por todo lo anterior, este volumen será de interés para docentes, formadores de traductores, traductores profesionales que deseen reciclarse o futuros profesionales de la comunicación interlingüística; esto es, los destinatarios potenciales que la propia autora cita en la página 105. El contenido que comparte María Teresa Ortego Antón con este libro puede ayudar a rellenar de contenido los espacios en los que todavía no se saca el partido suficiente a las nuevas tecnologías: ya va siendo hora de que estas ocupen el lugar que merecen en todos los ámbitos en los que se da la traducción.

REFERENCIAS

European Master’s in Translation (EMT) (2017). Competence Framework 2017. https://ec.europa.eu/info/sites/info/files/emt_competence_fwk_2017_en_web.pdf

González Davies, M. (2004). Multiple Voices in the Translation Classroom. John Benjamins.

Hurtado Albir, A. (1999). Enseñar a traducir. Metodología en la formación de traductores e intérpretes. Teoría y fichas prácticas. Edelsa.

Kelly, D. (2002). Un modelo de competencia traductora: bases para el diseño curricular. Puentes, 1, 9-20.

Kelly, D. (2005). A Handbook for Translator Trainers. A Guide to Reflective Practice. St. Jerome Publishing.

Kiraly, D., Massey, G., y Hofmann, S. (2018). Beyond teaching: Towards co-emergent praxis in translator education. Translation–Didaktik–Kompetenz (pp. 11-64). Frank & Timme.

Muñoz Martín, R. (2014). Situating translation expertise: A review with a sketch of a construct. En J. W. Schwieter y A. Ferreira (Eds.) The development of translation competence: theories and methodologies from psycholinguistics and cognitive science. Cambridge Scholars Publishing.

PACTE (2003). Building a Translation Competence Model. En F. Alves (Ed.), Triangulating Translation: Perspectives in Process Oriented Research (pp. 43-66). John Benjamins.