:: TRANS 26. MISCELÁNEA. Literaria. Págs. 109-122 ::
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Xosé Manuel Dasilva
Universidade de Vigo
ORCID: 0000-0002-3360-6995
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El objetivo de este artículo consiste en profundizar en la especificidad que ofrece la traducción a otros idiomas de una obra traducida por el autor desde una primera lengua a una segunda lengua. El problema más importante es la elección del texto de partida, pues se puede optar entre el texto primigenio, el texto autotraducido o ambos a la vez. En esta ocasión, se aborda el obstáculo que representa en concreto que el autor haya vuelto a traducir la obra desde la segunda lengua a la primera lengua por medio de una retroautotraducción. Como exponente ilustrativo, se analiza la novela A sombra cazadora, del narrador gallego Suso de Toro, escrita en gallego, traducida después al español y trasladada finalmente desde el español al gallego.
PALABRAS CLAVE: autotraducción, retroautotraducción, traducción del texto autotraducido, Suso de Toro, A sombra cazadora.
Translating the self-translated and back-self-translated text: A sombra cazadora, by Suso de Toro
The objective of this study is to delve into the specificity offered by the translation into other languages of a work translated by the author from a first language into a second language. The most important problem is the choice of the source text, since one can choose between the original text, the self-translated text or both at the same time. On this occasion, we address the specific obstacle represented by the fact that the author has retranslated the work from the second language into the first language by means of a back-self-translation. As an illustrative example, we analyze the novel A sombra cazadora, by the Galician narrator Suso de Toro, written in Galician, later translated into Spanish and finally rendered from Spanish into Galician.
key words: self-translation, back-self-translation, translation of self-translated text, Suso de Toro, A sombra cazadora.
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recibido en junio de 2021 aceptado en junio de 2022
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1. Introducción
La traducción de una obra vertida por el autor depara, sin ninguna duda, un conjunto de particularidades dignas de evaluación. La causa primordial reside en que el texto autotraducido pasa a menudo a ostentar un rol preeminente en relación con el texto primigenio, al contrario de lo que es ampliamente habitual en la traducción alógrafa, donde la primacía del texto original casi nunca está sujeta a controversia. En efecto, el autotraductor se reserva la prerrogativa absoluta de otorgar una entidad descollante, si así lo desea, a la versión en la lengua de llegada, despojando a la versión en la lengua de partida de su superioridad convencional.
Este singular conflicto, por así decir, de naturaleza textual reviste mayor complejidad todavía cuando el autor vuelve a traducir su obra a la primera lengua desde la segunda lengua, ejecutando lo que se da en llamar una retroautotraducción. En tal coyuntura, puede que el texto primigenio vea restablecido hasta cierto punto su valor, anteriormente menoscabado, con respecto al texto autotraducido, el cual no pierde con todo el grado de relevancia adquirido. Si el traductor encara una disyuntiva comprometida, al emprender su labor, por tener que elegir entre el texto primigenio y el texto autotraducido, esta embarazosa situación se agudiza, como es obvio, debido a la complicación de la dualidad referida ante la existencia de un texto retroautotraducido.
En el presente trabajo, la meta principal se cifra en ahondar en el desafío que encierra el proceso de transportar el texto autotraducido y, además, retroautotraducido a terceros idiomas. Para esta tarea, se consagra atención especial al escritor Suso de Toro, traductor asiduo de sus obras desde el gallego al español, quien por añadidura no ha evitado especular profusamente sobre ese quehacer con ideas estimulantes. Una característica notable del desempeño de Suso de Toro como autotraductor es que, en repetidas ocasiones, ha vuelto a traducirse al gallego con posterioridad partiendo del español. Así se observa en la novela A sombra cazadora, escrita en gallego, autotraducida al español y retroautotraducida al gallego. Como resultado prácticamente ineludible de un cuadro textual tan variopinto, A sombra cazadora posee versiones en distintos idiomas unas veces trasladada desde el texto autotraducido y otras desde el texto retroautotraducido.
2. EN TORNO A LOS CONCEPTOS TRADUCCIÓN DEL TEXTO AUTOTRADUCIDO Y TRADUCCIÓN DEL TEXTO RETROAUTOTRADUCIDO
El concepto traducción del texto autotraducido hace referencia a la operación de transferir un texto cuando hay una versión primigenia y una versión autotraducida que rivalizan por lucir el estatus de original (Dasilva, 2013). Se trata este de un litigio que atesora una elevada trascendencia, sobre todo si el autotraductor asumió su misión privilegiando la faceta de autor más que la de traductor. La tesitura que supone estar delante de un segundo original no inferior al primer original provoca lógicamente la necesidad, al acometer versiones a otros idiomas, de ajustarse a un texto de partida que no es exclusivo, sino que presenta duplicidad.
Conviene hacer hincapié en que la autotraducción exige someter a revisión, por lo común, las nociones de original y traducción. En aquellas autotraducciones planeadas como una reelaboración, la verdad es que conviven, no siempre en armonía, dos testimonios emanados del autor: a) el texto primigenio o texto original 1; y b) el texto autotraducido o texto original 2. Esta superposición hace que se tienda a adjudicar la credencial de preferente a uno de ellos: el texto primigenio o el texto autotraducido. En algunas oportunidades, el autor colabora a disipar la incertidumbre por considerar el segundo como una versión prototípica, relegando así el texto primigenio, tras introducir innovaciones estimables o, en otra eventualidad, a consecuencia de haber simplificado las dificultades traductoras (Dasilva, 2018a).
Con acierto, Grutman (1998, pp. 19-20) insistió, siguiendo la estela de Fitch (1988), en la pertinencia de manejar conceptualizaciones poco rígidas en el terreno de la autotraducción: “The distinction between original and (self-translation) therefore collapses, giving place to a more flexible terminology in which both texts are referred to as variants or versions of equal status”. Análogamente, Sperti (2017, p. 3) puso en tela de juicio la aplicación de la etiqueta de original, con este razonamiento, tan solo al texto primigenio: “C’est pourquoi, les spécialistes préconisent le dépassement de la dichotomie original/traduction et de la focalisation sur l’aventure individuelle, théorisant le regroupement des textes bilingues dans un espace commun, un entre-deux qui tienne finalement compte de leurs fréquentes superpositions”. Con clarividencia, Oustinoff (2001, p. 94) ya había resaltado que la “traduction auctoriale” se erige en “un espace pluriel”, por cuanto el autotraductor, por la autonomía que le confiere su autoridad, “incorpore dans le même temps de la traduction les divers aspects de la réécriture”.
La polaridad configurada por el texto primigenio y el texto autotraducido demanda una toma de partido, inevitablemente, en quien transpone estas obras. Con el fin de adoptar una determinación sensata, es prudente sondear el parecer del autor como pauta preliminar. Si esto no está fácilmente al alcance, el abanico de variantes entonces se abre: traducción directa del texto primigenio, traducción del texto primigenio supeditada al texto autotraducido, traducción compilada del texto primigenio y el texto autotraducido, traducción del texto autotraducido supeditada al texto primigenio y traducción directa del texto autotraducido. Estos modelos se han organizado en función de que se conceda una jerarquía superior al texto primigenio, idéntica al texto primigenio y al texto autotraducido o superior al texto autotraducido.
El concepto traducción del texto retroautotraducido remite, por su parte, al acto de trasplantar un texto si consta, junto con la versión primigenia y la versión autotraducida, una versión retroautotraducida, es decir, la traducción a la lengua de partida materializada por el autor de un texto transvasado con antelación por él a la lengua de llegada (Dasilva, 2018b). La retroautotraducción engloba, como se advierte con rapidez, un movimiento inicial de traducción directa, desde el primer idioma al segundo idioma, y un movimiento subsiguiente de traducción inversa, desde el segundo idioma al primer idioma, interviniendo el autor en ambas acciones como agente.
Es forzoso poner de relieve que la retroautotraducción no responde por regla general a una finalidad arbitraria, como si fuese un cometido trivial impulsado por el autor. Al revés, debe interpretarse normalmente como una suerte de afán de rehabilitar la categoría del texto primigenio ante la preponderancia del texto autotraducido. Realmente, el autotraductor perseguiría restituir en el primero las transformaciones experimentadas por el segundo, con la intención de recortar la disparidad entre ambos acarreada por su conducta sumamente dúctil al verterse a sí mismo. De acuerdo con nuestra propuesta, la magnitud de tales transformaciones da lugar a que la retroautotraducción se contemple como parcial o total. En cuanto a su tipología, hay que discernir entre cambios macrotextuales y microtextuales, los cuales por su género pueden ser diegéticos o ficcionales o discursivos, estos últimos en forma de adiciones, supresiones y permutaciones.
Carme Riera relató, con nitidez, que la traducción de sus textos desde el catalán al español comportaba una excelente invitación a rectificar los defectos de la versión primera, por brindarle un fructífero distanciamiento (Riera y Cotoner Cerdó, 2014). Apostillaba que se autotradujo y retroautotradujo incluso página por página en diversas obras, como Quëstió d’amor propi / Cuestión de amor propio, L’estiu de l’anglès / El verano del inglés y Natura quasi morta / Naturaleza casi muerta. Esto le ayudó a calibrar si lo creado funcionaba o no en la otra lengua, contando con la ventaja de enmendarlo. Sin vacilar, Riera calificaba tal trajín como “maravilloso”, y sostenía que significaba “un ejercicio continuo, de rebote” (Riera y Cotoner Cerdó, 2014, p. 129), de enorme utilidad para pulir imperfecciones.
Jhumpa Lahiri, narradora y ensayista norteamericana de ascendencia bengalí, quien pasó al inglés algunas obras suyas forjadas primitivamente en italiano, evocó en una entrevista la experiencia en lo referente a la novela Dove mi trovo / Whereabouts. Afirmaba que la autotraducción venía a ser como jugar al tenis sola, pero no contra la pared. Conforme describía, tras golpear la pelota, tenía que correr hacia el otro lado, devolverla y regresar a toda prisa a la primera parte de la pista, y así constantemente. Con expresividad sentenciaba: “It’s kind of impossible, but in some crazy cartoon version of life you can imagine someone doing that” (Seshagiri, 2021). A la pregunta de si opinaba que escribía dos libros al autotraducirse, Jhumpa Lahiri contestaba: “I’ve reproduced the book, and in reproducing the book, I’ve rewritten the book. Because that’s what has to happen. You have to rework everything. There’s no slotting in easily and substituting” (Seshagiri, 2021). E inmediatamente aducía: “It’s a much more complex process of really reconsidering each sentence. Each Word”.
Desde nuestro punto de vista, la divergencia crucial entre la retroautotraducción y la retrotraducción, práctica ésta no poco extendida en la esfera de la traducción alógrafa (Bundgaard y Brøgger, 2018), es de carácter binario. En primer término, la retroautotraducción impone la actuación, como es natural, del autor en persona. De manera opuesta, la retrotraducción hace aconsejable la participación de dos profesionales nativos de los respectivos idiomas —uno desde la lengua de partida a la lengua de llegada y otro para recorrer el camino de retorno— a fin de garantizar la eficacia como control de calidad de la versión, en lo cual estriba justamente su motivación (Ozolins, 2009). En segundo lugar, por derivación de lo expuesto, en la retroautotraducción el autor conoce plenamente el primer texto, mientras que en la retrotraducción se procura que el traductor no haya tenido el más mínimo contacto con el mismo.
Es indispensable señalar que la traducción del texto retroautotraducido, hasta donde sabemos, nunca ha sido objeto de investigación, ni tan siquiera secundariamente. Y esto pese a que, como Cordingley (2019, p. 358) remarcó, “self-translation is currently experiencing an unprecedented and growing level of attention”. Ramis (2014) subrayó, en lo que atañe a la traducción del texto autotraducido en particular, que las exploraciones alrededor de este asunto estaban lejos hasta ahora de exhibir un corpus aceptable. Con optimismo exteriorizaba su confianza, no obstante, en que se incrementasen con el paso del tiempo en medida satisfactoria. Hace poco, Regattin (2020, p. 15) reiteraba esa carencia y, al mismo tiempo, enfatizaba la notoria influencia de indagar tal vertiente para adentrarse en el fenómeno autotraductor: “Quale dei due testi dovrebbe tradurre? É legittimo tradurre partendo da un’unica versione senza tenere in consederazione il proceso autotraduttivo e l’esistenza di un’altra versione?”.
Montini se acercó, poco menos que excepcionalmente, al reto que el traductor de la obra de un autor que se tradujo personalmente tiene ante sí, por la coincidencia de dos versiones. Como campo de prospección, cotejó ediciones italianas de la novela Watt, de Samuel Beckett, gestada en inglés y autotraducida al francés, aunque sin perder de vista la restante producción del escritor dublinés. No es desdeñable que esta estudiosa haya acuñado, para aludir al texto autotraducido, la fórmula “traduction originale” (Montini, 2007, p. 1), que guarda en apariencia una paradoja desconcertante. De entrada, Montini (2007, p. 2) planteaba interrogaciones perturbadoras: “Quel texte choisir? Le texte de la première rédaction en tant que premier ou celui de la deuxième rédaction en tant que dernier?”. Al finalizar su ensayo, y tras sopesar las múltiples aristas de un pronunciamiento categórico, contemporizaba con este balance conciliador: “Pour conclure, j’espère avoir montré comment l’œuvre bilingue de Beckett permet d’ouvrir un plus grand espace de liberté au traducteur, grâce au bilinguisme” (Montini, 2007, p. 9).
3. SUSO DE TORO, ENTRE LA AUTOTRADUCCIÓN Y LA RETROAUTOTRADUCCIÓN
Resulta preciso puntualizar que un buen porcentaje de las versiones en español de los libros de ficción de Suso de Toro son autotraducciones. Se contabiliza el siguiente repertorio en orden cronológico: A sombra cazadora (Edicións Xerais de Galicia, 1995) / La sombra cazadora (Ediciones B, 1995), Conta saldada (Obradoiro, 1996) / Cuenta saldada (Alfaguara, 1997), Calzados Lola (O dano e a absolución) (Edicións Xerais de Galicia, 1997) / Calzados Lola (Ediciones B, 1998), Ambulancia (Edicións Xerais de Galicia, 1990) / Ambulancia (Ediciones B, 2002), Sete palabras (Edicións Xerais de Galicia, 2010) / Siete palabras (Alianza Editorial, 2010), Somnámbulos (Edicións Xerais de Galicia, 2014) / Sonámbulos (Alianza Editorial, 2014), Fóra de si (Edicións Xerais de Galicia, 2018) / Fuera de sí (Alianza Editorial, 2018) y Un señor elegante (Edicións Xerais de Galicia, 2020) / Un señor elegante (Alianza Editorial, 2020).
En todos los títulos, Suso de Toro practicó lo que se denomina “supraautotraducción endógena”, con arreglo a la terminología diseñada al efecto por Grutman (2011), esto es, una versión desde una lengua periférica —gallego— a una lengua central —español—, compartiendo ambas un área delimitada del mismo territorio estatal. En virtud de otra dicotomía establecida para el dominio francófono, de extrapolación sencilla, Suso de Toro encajaría, en oposición al colectivo bajo el rótulo “autotraducteurs migrateurs”, dentro del grupo “autotraducteurs sédentaires”. Lagarde (2004, p. 9), a su vez, recomendó hablar de “écrire en tan que sujet bilingue” y “écrire en contexte diglossique”. De conformidad con la definición de Grutman (2015, p. 12), “ils ne se sont pas déplacés, n’ont pas changé de pays, n’ont pas dû partir à la recherche de l’altérité linguistique, car celle-ci les attendait pour ainsi dire au seuil de leur maison”. El propio Grutman (2015, p. 13) puso el acento en la proliferación de esta clase de autotraductores en el Estado español, asegurando que nuestro ámbito representaría “l’illustration la plus convaincante (pour ne pas dire spectaculaire) et l’incarnation la plus parfaite de ce deuxième type d’autotraduction”.
Suso de Toro meditó acerca de su dimensión autotraductora, con detenimiento, a través de escritos misceláneos, artículos y entrevistas. A este respecto, Puccini (2015, p. 5) realzó que el enfoque académico ha desencadenado que los autotroductores se hayan atrevido a discurrir con más o menos recelos sobre su privativo oficio: “L’intérêt croissant pour la pratique autotraductive encourage les auteurs à réfléchir publiquement sur les motivations extimes et intimes les poussant à affronter cette tâche souvent représentée comme ingrate et difficile”. Suso de Toro focalizó esencialmente, a lo largo de sus cavilaciones, las tensiones generadas por la asimetría que se desprende de las problemáticas relaciones entre el gallego y el español en el intercambio lingüístico y cultural que implica el hecho autotraductor. En ese sentido, el autor de A sombra cazadora se mostró consciente de que los vínculos no son equitativos, en vista de que la comunicación literaria hoy en día está regida, en alta escala, por la ley del mercado (Toro, 1997a).
La primera tensión transparentada por Suso de Toro como autotraductor endógeno es lingüística, preso de una oscilación descompensada entre el gallego y el español. Se encargó de certificar, ciertamente, la inquietud que proviene de ser competente en más de un código, máxime si concurre el desequilibrio: “Vivir dentro de una sola lengua es bendición o condena según se mire: también vivir entre dos o más idiomas es una dote o un incordio según se mire” (Toro, 1999b). Suso de Toro se percató de la presión padecida por utilizar en primera instancia una herramienta minoritaria: “Pero cuando llegué a Madrid con mi primer libro traducido y editado en castellano hubo quien no pudo reprimir esa incomodidad que embarga a tantos y me lo preguntó. Me preguntó lo que siempre está ahí: ¿Y por qué no escribes directamente en castellano? Serían libros más universales, llegarían a más lectores” (Toro, 1996b, p. 24). Actualmente, Suso de Toro ya es visto como un escritor biliterario, como se documenta en esta recensión de Un señor elegante, su creación autotraducida más reciente: “Sin duda, Suso de Toro es una de las figuras clave de la literatura gallega y castellana de las últimas décadas” (Pintor, 2021, p. 60).
La segunda tensión palpable es identitaria, y está conectada con la imagen que se ha solido divulgar del autor y su literatura más allá del entorno autóctono. Suso de Toro atestiguó esa impronta que lo acompaña con estas palabras: “Sin embargo, sé que mi obra es recibida en el sistema literario español con un estatuto extraño, ambiguo. Implícita y, a veces, explícitamente se da por entendido que yo no soy de los suyos, yo no soy un escritor español” (Vega, 2002, p. 58). Alegó que se propendía a diseminar de los creadores gallegos un retrato subordinado a clichés, donde lo intuitivo imperaba sobre lo racional (Vilavedra y Lema, 2004). Este estereotipo se alargó a su patrimonio literario, despachado con “brochazos socioculturais” (Toro, 1997b, p. 14) para pintar la sociedad de la que procede. Suso de Toro se lamentaba de ese tratamiento discriminatoriamente anómalo: “Cuando un crítico español me lee, dialoga literariamente con mi texto. Sin embargo, hay también una tendencia a buscar connotaciones tópicas que la literatura gallega tiene para el lector español. Se busca entonces la magia, la antropología...” (Vega, 2002, p. 59).
La tercera tensión que se distingue es profesional, asociada al anhelo de conjugar la fidelidad a la cultura originaria y la aspiración legítima a acceder sin restricciones a otros espacios. Suso de Toro proclamó que el escritor en Galicia personificaba un “símbolo cívico” (Navaza y Toro, 2001, p. 67). Para él, una lengua con un curso histórico azaroso, como la gallega, potenciaba el cultivo artístico en clave eminentemente ideológica (Toro, 2012). Esta connotación tan patente no le parecía razonable por las limitaciones que conllevaba: “Me he pasado la vida discutiendo con los de aquí por defender que el escritor no debe ser un druida de la tribu, sino que debe expresar su individualidad” (Vega, 2002, p. 59). Suso de Toro aseveraba que nunca se imaginó viviendo, al fin y al cabo, cercado por las fronteras estrictas del idioma de un país (Pedrós-Gascón, 2005).
La conjunción de las tres tensiones reseñadas induce a que se descubran signos diglósicos en la trayectoria de Suso de Toro. Como diglosia social, por una parte, hay que clasificar el convencimiento de que una obra tiene que estar en otra lengua para aquilatar su auténtica valía: “Y la traducción es piedra de toque, lo que no resiste ser leído traducido probablemente no merezca la pena leerse tampoco en el original” (Toro, 1999b). Suso de Toro (1998, p. 64) desplazaba la responsabilidad de esa actitud al público: “Y hay lectores que no se fían de la calidad de un libro hasta que no lo ven traducido al castellano”. Contradictoriamente, a título propio abogaba desde otra tribuna porque los libros gallegos debían superar “la prueba de la traducción para ser algo más que declaraciones de amor a nuestros padres, a los abuelos, a nuestro país” (Sampedro, 1997). Y remachaba acto seguido con contundencia: “No podemos vivir solo del amor, sino también de la calidad contrastada”.
Como diglosia funcional, por otra parte, es obligado conceptuar el requisito insoslayable de que los títulos gallegos dependan del español, que se alza como puente que hay que transitar sin apenas remedio, para ser traducidos a otros idiomas. Suso de Toro, hace poco menos de tres décadas, insinuaba que no era factible exportar libros prescindiendo del español (Toro, 1994b). Años más tarde, alertaba sin rodeos que, si se pretendía franquear los linderos propios, no restaba otra vía que la traducción a esta lengua, la cual se erguía como una aduana insalvable (Toro, 2010). Suso de Toro (1991) no pasaba por alto que las letras gallegas eran estéticamente autosuficientes, pero que sus aportaciones iban a remolque en el seno de la industria editorial española. En concreto, recordaba lo acaecido con su novela Land Rover, cuyos derechos para ser distribuida en Francia se compraron justo después de haber salido en español (Pedrós-Gascón, 2005).
Además de autotraducirse, Suso de Toro se retroautotradujo en algunos casos. Sucedió con Ambulancia, editada en gallego en 1990. Tras ser puesta en español una docena de años después por el autor, este rescató en el texto primigenio los cambios diegéticos o ficcionales y discursivos entreverados en el texto autotraducido. Los primeros abarcaban, sorprendentemente, hasta la resurrección de un personaje, el inspector Maquieira, que perdía la vida en la versión gallega. Algo semejante aconteció con Calzados Lola, otra narración publicada en gallego en 1997. Luego de conducirla al español al año siguiente, Suso de Toro repuso en el texto primigenio el cambio diegético o ficcional ligado al aumento de dos páginas al final de la historia que pormenorizaban un poco más el desenlace. Más allá de Ambulancia y Calzados Lola, en este artículo será materia de estudio A sombra cazadora, por su condición de texto retroautotraducido de Suso de Toro con más versiones en otros idiomas.
4. EL TEXTO PRIMIGENIO, EL TEXTO AUTOTRADUCIDO Y EL TEXTO RETROAUTOTRADUCIDO: A SOMBRA CAZADORA (1994) / LA SOMBRA CAZADORA (1995) / A SOMBRA CAZADORA (1996)
El texto primigenio de A sombra cazadora se lanzó, en diciembre de 1994, dentro de la colección Fóra de Xogo, destinada en principio a la audiencia más joven, de Edicións Xerais de Galicia. En aquella altura, fue caracterizada como una narración adscrita al “género de aventuras juvenil colindante con la ciencia-ficción” (Pereira, 1995, p. 46). Por lo demás, se destacó su factura de “relato de corte clásico” (Montesinos y Ruiz, 1995, p. 46), un poco ajeno a la senda precedente seguida por el autor, de sesgo más experimental. A sombra cazadora tuvo algún éxito, pues aparecieron varias ediciones en el transcurso de un año.
En breve síntesis, la novela desarrolla la aventura de dos hermanos que viven recluidos totalmente en una casa por decisión de su progenitor, sin estar al corriente del mundo exterior. El día que la hermana, Clara, cumple la mayoría de edad, el padre de repente se suicida. A partir de ese instante, los protagonistas tienen que enfrentarse en soledad a una realidad que ignoran por completo, donde un ente misterioso los amenaza sin cesar. Se dirigen entonces en busca de amparo a la vivienda de su padrino, para lo que reciben auxilio de otro adolescente, llamado Toco.
El diseño editorial de A sombra cazadora, cuando salió a la luz, estaba conformado por una dedicatoria —“A Nel”— y seis citas introductorias, de cariz heterogéneo, pertenecientes a John Huston, Carlos Castaneda, Friedrich Nietzsche, Jack London, Creedence Clearwater Revival y Tom Waits. A continuación, integraban el cuerpo de la obra cuatro partes con título individual: 1) “Outro día no paraíso”, con una cita de Phil Collins y cinco capítulos; 2) “Unha sombra no paraíso”, con una cita de J. J. Cale y dieciséis capítulos; 3) “A caverna e as sombras”, con una nueva cita de J. J. Cale y también dieciséis capítulos; y 4) “Benvido á casa”, con otra cita más de J. J. Cale y dos capítulos. La narración se cerraba con un epílogo, que incluía una cita de Sófocles, y este comentario final reivindicativo, un tanto independiente del argumento: “¿E non vai ir ningún batallón de ‘Marines’ coa bandeira da ONU e cámaras de televisión a liberar ás 500.000 nenas obrigadas a prostituírse en Thailandia?”.
El texto autotraducido de A sombra cazadora se ofreció a los lectores con el título La sombra cazadora, en octubre de 1995, en la colección Tiempos Modernos, de Ediciones B, dirigida a todo tipo de lectores. Es oportuno dejar constancia de que se trataba de una “autotraducción opaca” (Dasilva, 2011), ya que no se consignaba el texto primigenio en gallego en ningún sitio del volumen. Desde una perspectiva temporal, constituía una “autotraducción diferida” (Grutman, 2016), toda vez que se puso en circulación tras haber gozado la edición en gallego de cuatro ediciones. En 2003, llegaría a las librerías una segunda edición de A sombra cazadora, publicada por Alfaguara en la colección Serie Roja, orientada al sector juvenil. Aquí la opacidad de la autotraducción se intensificaba, dado que en la página de créditos se inscribía como fecha del copyright, atribuido a Suso de Toro, el año 1995, fecha de la primera edición del texto autotraducido, que se registraba como edición original (Toro, 2003).
En comparación con la versión en gallego, el diseño editorial de estas dos entregas de La sombra cazadora conservaba la dedicatoria y el epílogo, si bien omitía la cita final, y agregaba en el encabezamiento otra cita más de Carlos Castaneda, de manera que estas subían de seis a siete. En el cuerpo de la novela emergían algunas alteraciones no menores, aunque se mantenían las mismas cuatro partes y sus correspondientes citas: 1) “Otro día en el paraíso”, con cinco capítulos; 2) “Una sombra en el paraíso”, con dieciséis capítulos; 3) “La caverna y las sombras”, con diecinueve capítulos en lugar de dieciséis; y 4) “Bienvenido a casa”, con dos capítulos. Por otro lado, todos los capítulos se enumeraban ahora sucesivamente, no de modo autónomo, dentro de cada parte, como ocurría en el texto primigenio.
Cuando La sombra cazadora se publicó, Suso de Toro desvelaba expresamente la transfiguración del texto autotraducido, que afectaba a la introducción de un participante nuevo, inexistente en la versión gallega, en el devenir de la ficción: “He escrito, incluso, algo más, como el personaje El Manco, que se me incorporó por el camino” (Castilla, 1995). Unos pocos años después, Suso de Toro (1999b) recalcó la amplificación de la novela en “veintitantos folios”. En otro momento, traería a la memoria que insertó capítulos enteros en el texto autotraducido (Giacomel, 2014). No es de sorprender, a la vista de ello, que alguna aproximación centrada en la obra haya admitido explícitamente tomar como base, más que el texto primigenio, el texto autotraducido: “La primera edición de La sombra cazadora fue en gallego, A sombra cazadora (1994), pero el propio autor al traducirse al castellano cambió parte del texto y añadió nuevas páginas, razón por la cual tomamos la edición en castellano como referente” (Pedrós-Gascón, 2001-2003, p. 393).
Para intentar comprender en toda su extensión la presencia de capítulos complementarios en el texto autotraducido, sería apropiado avanzar una doble explicación (Dasilva, 2002). En primer lugar, cabe pensar en que los elementos acrecentados servían fundamentalmente para propiciar, en el progreso paulatino de la trama, una atmósfera mucho más intensa mientras los dos hermanos, tras el fallecimiento precipitado del padre, no localizaban la vivienda de su padrino. En segundo lugar, tales capítulos contribuirían a delinear, con más detalle, el sombrío escenario futurista convertido en decorado asfIXiante de la narración, el cual solo estaba bosquejado en el texto primigenio a grandes pinceladas.
En el texto autotraducido, a otro nivel, se percibía un registro verbal considerablemente más cuidado, desde un prisma estilístico, que en el texto primigenio. Esto se apreciaba mayormente a propósito del tono en que los dos narradores de la novela —Clara y, por turnos, su hermano— articulaban el fluir de sus pensamientos. A decir verdad, en la versión en gallego se arremolinaban con frecuencia agrupaciones sintácticas yuxtapuestas, donde la concatenación de las mismas era frágil. Por el contrario, en la versión en español se tendía a entremezclar un número significativamente más nutrido de nexos, transmitiendo la sensación de un discurso menos reducido a la espontaneidad. He aquí un revelador indicio de esa desproporción elocutiva:
Canto máis o pensaba máis me entusiasmaba aquela idea, era como a Pedra Filosofal, a miña imaxe había ser eterna, nunca avellentaría nin morrería. Era conquistar a vida eterna. Fervía de impaciencia, urxín á vosa nai para que plantexase a idea na Dirección. (Toro, 1994a, p. 65)
Cuanto más lo pensaba, más me entusiasmaba aquella idea. Era como conseguir la Piedra Filosofal o un elIXir de eterna juventud: mi imagen no envejecería ni moriría. Era como conquistar la vida eterna. No cabía en mí de impaciencia, y apremié a vuestra madre para que propusiera la idea a la dirección de la empresa. (Toro, 1995, p. 57)
Al margen de las desemejanzas macrotextuales, en el texto autotraducido se detectaban, en contraposición al texto primigenio, modificaciones microtextuales de índole tanto diegética o ficcional, porque repercutían en la evolución del argumento, como propiamente discursivas. En este segundo supuesto, las discordancias entrañaban predominantemente adiciones, aun cuando no faltaban las supresiones y las permutaciones. Un cotejo minucioso de ambas versiones suministra pródigas pruebas como la siguiente, situada en el capítulo inaugural de la primera parte:
Moi mal o debeu pasar en faltándolle a confianza que irradiaba miña nai e vendo que aquel intento de vivir nun mundo á parte era un pesadelo sen saída, comprendendo que a súa vida fora un dobre fracaso. Aceptando que el mesmo buscara a súa desgracia e que era incapaz de sustraer aos fillos ás súas consecuencias. (Toro, 1994a, p. 13)
En el texto autotraducido saltaba a la vista la expansión del texto primigenio:
Qué mal lo debió pasar al faltarle la confianza que irradiaba mi madre y viendo que aquel intento de vivir apartado del mundo, sin permitir que nadie nos viese ni nosotros ver a nadie, era una pesadilla sin salida; comprendiendo que su vida había sido un fracaso absoluto, aceptando que él mismo había buscado su desgracia y que además era incapaz de sustraer a sus hijos de las consecuencias. (Toro, 1995, p. 13)
Más visibles todavía se hacían las discrepancias entre los dos textos en esta fracción extraída del segundo capítulo de la primera parte:
As rapazas, xa se sabe, lin nunha noveliña das da miña irmá que son todas así.
Nalgunha ocasión, como o meu pai adoitaba ir traballar el pola súa conta e nós os dous pola nosa, cando acababamos de apañar herba ou sachar un eido levábame á parte máis alta da nosa finca, que estaba a pasto, e desde alí albiscábase un pouco do horizonte por riba dos altos muros que rodeaban a finca. (Toro, 1994a, p. 19)
Se identifica sin esfuerzo que el fragmento se prolongaba en el texto autotraducido:
Las chicas, ya se sabe, leí en una de las novelas de mi hermana, son todas así.
Mi padre acostumbraba ir a trabajar él por su cuenta y nosotros por la nuestra. Estando a nuestro aire, siempre había ocasión, después de acabar la labor, para algún juego. A Clara le gustaba enviar mensajes. Lo había aprendido en una novela de aventuras de piratas. Escribíamos un mensaje en un papel: “Socorro. Somos dos náufragos, venid a rescatarnos. Nuestra situación es: latitud 44º; longitud 8º”. Y lo metíamos en una botella, luego le dábamos un beso cada uno para desearle suerte y lo echábamos al riachuelo que atravesaba la finca, al que habíamos bautizado Río de la Esperanza, y lo veíamos marchar despacio por el curso que lo llevaba hasta pasar por un tubo de hormigón debajo del muro que rodeaba la finca.
En alguna ocasión íbamos a la parte más alta de nuestra finca, que estaba a pasto, y desde allí vislumbrábamos algo de horizonte por encima del perímetro del muro. (Toro, 1995, p. 18)
Con motivo de la 5ª edición de A sombra cazadora, en febrero de 1996 —solo cuatro meses después, por tanto, de La sombra cazadora—, Suso de Toro resolvía sumar al texto primigenio una cantidad sensible de las mudanzas macrotextuales y microtextuales, estas últimas no todas, del texto autotraducido, construyendo un texto retroautotraducido. En la misma colección Fóra de Xogo, de Edicións Xerais de Galicia, y con idéntico formato editorial, la novela pasaba a tener, por consiguiente, 226 páginas en vez de 208 páginas.
Primeramente, se reproducían las siete citas introductorias del texto autotraducido, con aquella más de Carlos Castaneda. En lo concerniente a la estructura, se transcribían los tres capítulos complementarios de la cuarta parte igualmente del texto autotraducido. Sin embargo, a diferencia de este, se apostaba por no eliminar el comentario final denunciando la prostitución infantil en Tailandia. De cualquier modo, la anotación surgía ligeramente reformada: “¿E non vai ir ningún batallón de ‘Marines’ coa bandeira da ONU e cámaras de televisión a liberar aos centos de miles de nenas obrigadas a prostituírse en Thailandia? Timor. Saharauis”.
En líneas generales, la retroautotraducción de A sombra cazadora debe catalogarse de parcial más que de total, puesto que no se traspasaron al texto primigenio todos los cambios discursivos del texto autotraducido. Repárese en esta adición que sí se recuperó, según se verifica contrastando el texto primigenio, el texto autotraducido y el texto retroautotraducido:
Dunha banda nacía en nós unha sorte de esperanza polos cambios no meu pai, de outra premíanos o corazón unha ameaza ambigua. (Toro, 1994a, p. 48)
Por un lado nacía en nosotros una especie de esperanza por ver en mi padre algo distinto, por otro nos oprimía el corazón una ambigua amenaza. Otra nube vino a oscurecer más el día y la brisa que pasó me puso la piel de gallina. (Toro, 1995, p. 43)
Dunha banda nacía en nós unha sorte de esperanza polos cambios no meu pai, de outra premíanos o corazón unha ameaza ambigua. Unha segunda nube escureceu máis o día e a brisa que pasou púxome pel de galo. (Toro, 1996a, p. 50)
Por contra, atiéndase al segmento que sigue, donde la adición en el texto autotraducido no se repuso en el texto retroautotraducido:
Mentres non o saiba nunca te terá de todo.
Volvín achegar una man e toqueille o brazo, quíxoo apartar pero collinllo. Non o soltei. (Toro, 1994a, 85)
Mientras no lo sepa, nunca te tendrá atrapado del todo. Supongo que fue por eso. Quizá también vio que eras especial, quizá te hiciste distinto.
Volvía a acercar una mano y le toqué el brazo; intentó apartarlo pero se lo cogí. No lo solté. (Toro, 1995, p. 71)
Mentres non o saiba nunca te terá de todo.
Volvín achegar una man e toqueille o brazo, quíxoo apartar pero collinllo. Non o soltei. (Toro, 1996a, p. 87)
5. A SOMBRA CAZADORA (1994) / LA SOMBRA CAZADORA (1995) / A SOMBRA CAZADORA (1996) EN OTROS IDIOMAS
A sombra cazadora / La sombra cazadora / A sombra cazadora es una de las obras de Suso de Toro seguramente más difundidas, pues reúne versiones en portugués, catalán e inglés. Estas traducciones, por razones temporales, no se cimentaron en el texto primigenio, sino que arrancaron del texto autotraducido o del texto retroautotraducido. En realidad, ya había salido la 5ª edición de A sombra cazadora al efectuarse estas, desplazando a la 1ª edición. Elocuentemente, queda evidenciado así el dilema que se suscita a la hora de inclinarse por una fuente, cuando el autor trasladó previamente su obra de una primera lengua a una segunda lengua, derivado de la confluencia de más de una posibilidad.
La primera traducción de A sombra cazadora / La sombra cazadora / A sombra cazadora fue la portuguesa, titulada A Sombra Caçadora, bajo el sello de Publicações Dom QuIXote, en su colección Minoria Absoluta, gracias a Cristina Rodriguez y Artur Guerra, en 1999. En ella se abrazó como patrón el texto retroautotraducido, conforme se avisaba en la página de créditos, donde se asignaban los derechos a Edicións Xerais de Galicia y se refería A sombra cazadora como título original, sin hacer mención de La sombra cazadora. Por fuerza tuvo que haber pesado en esa circunstancia el apoyo económico prestado a la edición, como se acreditaba, por la Dirección Xeral de Promoción Cultural, de la Xunta de Galicia.
La prevalencia del texto retroautotraducido se traslucía en este pasaje donde los cambios discursivos del texto autotraducido no se transfirieron a aquel:
–Venid. –El Manco tomó a la niña de la mano y fue delante. Se pasaba la mano metálica por la espalda y el cuello para aliviar las molestias de llevar a la niña a cuestas. Él también estaba cansado. Metió la mano buena en un bolsillo y sacó algo que se llevó a la boca.
Salimos a una acera. Edificios altos y fluir de coches. (Toro, 1995, pp. 128-129)
– Vinde. –O noso guía tomou á nena da man e foi diante. Pasaba a man metálica polo ombro dándose fretas para aliviar a dolor dos músculos polo peso da nena.
El tamén cansaba. Saímos a unha beirarrúa. Edificios vellos e ringleiras de autos. (Toro, 1996a,
pp. 154-155)
–Venham. –O nosso guia pegou na mão da menina e foi à frente. Passava a mão metálica pelo ombro fazendo festas para aliviar a dor dos músculos devido ao peso da menina.
Ele também se cansava. Saímos para um passeio. Edifícios velhos e filas de carros. (Toro, 1999a, p. 169)
La segunda traducción de A sombra cazadora / La sombra cazadora / A sombra cazadora se llevó a cabo al catalán, con el título L’ombra caçadora, en 2001. Publicada por Columna Edicions en la colección Columna Jove, se debía a Pau Joan Hernández, traductor de larga carrera, además de novelista y poeta. Se da la peculiaridad de que, al afrontar obras autotraducidas, este profesional tiene por costumbre decantarse por elaborar una “traducción compilada” —en otras palabras, valiéndose del texto primigenio y el texto autotraducido combinadamente— si se lo sugiere el autor o la editorial (Mata, 2011).
Ahora bien, Pau Joan Hernández procedió en L’ombra caçadora a la traducción desde la versión en gallego sin otra preocupación, como se declaraba en la página de créditos de la edición. Esto obedeció, probablemente, a que se trataba de un texto retroautotraducido, por lo que no se habría juzgado idóneo tener en cuenta el texto autotraducido. Se comprueba con claridad en el trozo empleado para revisar la versión portuguesa, el cual figuraba de esta manera en la traducción catalana:
–Veniu. –El nostre guia va agafar la nena de la mà i va començar a caminar. S’anava passant la mà metàl·lica per les espatlles fent-se fregues per alleujar els músculs adolorits pel pes de la criatura.
Ell també es cansava. Vam sortir a una vorera. Edificis vells i cotxes arrenglerat. (Toro, 2001,
pp. 164-165)
La tercera traducción de A sombra cazadora / La sombra cazadora / A sombra cazadora se hizo al inglés, con el título The hunting shadow, estampada por Edicións Galebook, de la mano de Antonio R. de Toro Santos —hermano de Suso de Toro— y David Clark. En la página de créditos se proveía como título original A sombra cazadora, y se indicaba que la versión había sido subvencionada por la Xunta de Galicia. Así y todo, un atento escrutinio de la versión permite inferir que se confeccionó desde el texto autotraducido, no desde el texto retroautotraducido. Se corrobora en la muestra antes examinada en las traducciones portuguesa y catalana:
‘Come on’. One-arm took the girl by the hand and went ahead. He rubbed his back with the metal hand, trying to ease the soreness he’d got through carrying the girl on his back. He put his good hand in his pocket and pulled out something which he then put into his mouth. We came to a pavement. Tall buildings and lines of cars. (Toro, 2013, p. 125)
6. FINAL
En suma, se concluye que Suso de Toro aprovechó, en la retroautotraducción que está detrás da la nueva versión gallega de A sombra cazadora, las transmutaciones de la autotraducción al español, aunque no en su integridad, como es posible confirmar en los ejemplos recopilados. Las traducciones en portugués y catalán, al valerse de la obra en gallego, recogieron simplemente las variaciones intercaladas en el texto retroautotraducido. Las demás novedades del texto autotraducido únicamente se reflejaron en la versión en inglés, por haber acudido los traductores en calidad de soporte a este.
Interpelado abiertamente con relación a si conocía las lenguas desde las que se realizaban las traducciones de sus libros, Suso de Toro manifestó, desentendiéndose sin más, que no se le podía pedir que se dedicase “a controlar a vida dos libros que andan polo mundo” (Giacomel, 2014, p. 105). Seguidamente añadía, en su descargo, que cuando un traductor o un agente le informaban que una editorial de otras latitudes quería contratar los derechos de un título suyo, él no se molestaba en averiguar si la persona a la que se le encomendaba la traducción dominaba el idioma gallego.
A nuestro juicio, es interesante postular el concepto traducción del texto retroautotraducido, aparte de otros potenciales beneficios, precisamente para arrojar luz en lo relativo tanto a la actividad autotraductora entre lenguas asimétricas como a la proyección exterior de tales productos autotraducidos. El caso que simboliza A sombra cazadora / La sombra cazadora / A sombra cazadora es bastante demostrativo al respecto. Autotraducida desde una lengua periférica a una lengua central, las versiones en portugués y catalán se fundaron en el texto retroautotraducido al gallego, mientras que la versión en una lengua hegemónica como el inglés se sustentó en el texto autotraducido al español. Innegablemente, esta diferencia sustancial avalaría en definitiva la supremacía inequívoca del texto autotraducido sobre el texto primigenio y, a pesar de haber sido renovado, de forma similar sobre el texto retroautotraducido.
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