The elegy written in a country churchyard de Thomas Gray en los Sepolcri de Foscolo a través de las traducciones de M. Cesarotti y G. Torelli

Giorgia Marangon

Universidad de Málaga

En este artículo se analizan las influencias que han tenido las traducciones italianas de M. Cesarotti y G. Torelli de la Elegy written in a Country Churchyard de Thomas Gray sobre el poema I Sepolcri de Ugo Foscolo. Un atento análisis temático y textual de la obra original de Gray y de las versiones traducidas de la misma con el “Carme“ del poeta italiano pone de manifiesto la, a veces sorprendente, influencia de las temáticas sepulcrales tratadas por el inglés en la literatura y poesía no sólo italiana sino europea.

Palabras clave: literatura italiana, Foscolo, imitación, influencia, traducción literaria.

This article analyses the influences Italian translations by M. Cesarotti and G. Torelli of Thomas Gray’s Elegy written in a Country Churchyard have had on Ugo Foscolo’s poem I Sepolcri. A careful thematic and textual analysis of Gray’s original work, its translations and the Italian poet’s “Carme“ clearly shows the sometimes surprising influence of sepulchral themes explored by the English writer, not only in Italian but also in European poetry and literature.

keywords: Italian literature, imitation, influence, literary translation.

La poesía sepulcral, durante toda la segunda mitad del siglo XVIII, fue un fenómeno literario y cultural importante en Europa. En Italia, este género de poesía, que ve en la obra poética de Ugo Foscolo (Pecchio, 1830; Mandruzzato, 1978) su máximo exponente, es una derivación de la gran corriente nocturna y sepulcral inglesa que deja una huella importante no sólo en el ámbito italiano sino también en el francés y alemán. Es sobre todo en The Elegy written in a Country Churchyard de Thomas Gray (Northup, 1917) donde se observa el gusto por los jardines ingleses y por la melancolía, temas predilectos de Foscolo1; este mismo, debido a su obra poética y literaria, su participación activa en la vida social y política del país, y su continua y atenta investigación filológica y literaria a través de los grandes nombres de la historia literaria italiana y europea, se puede considerar como parte integrante de la nueva cultura europea, de la cual el Romanticismo fue el símbolo mayor.

El éxito de los poetas ingleses de la «noche»y de las «tumbas» es un hecho más que comprobado en la historia del Prerromanticismo europeo. Las numerosas traducciones que de sus obras se hicieron permitieron la divulgación y el consiguiente conocimiento de las temáticas por ellos tratadas que, más tarde, fueron repetidamente estudiadas y reelaboradas por autores que escribieron sobre el mismo tema.

En 1830 se cuentan al menos 92 traducciones de la obra del inglés, antes de 1800 por lo menos 50: diez en alemán, quince en francés, siete italianas, una en portugués, una en gaélico, seis en griego y diez en latín, sin contar las que se escribieron y no se imprimieron. Desde 1800 hasta 1830, otras 42 traducciones, entre las cuales una en alemán, seis en francés, ocho en italiano, una en español, polaco, ruso, húngaro, hebreo, griego, y nueve en latín. La Elegía aparece en italiano traducida por primera vez por el veronés Giuseppe Torelli (Tieghem, 1921: 42-45) pero se quedó sólo como manuscrito2; la primera versión impresa fue la de Melchiorre Cesarotti (Rossi, 1923) en 1772. En el mismo año, dos paduanos, los sacerdotes Giuseppe Gennari y Giovanni Costa, tradujeron la Elegía, el primero en tercetos y el segundo en hexámetros y pentámetros latinos. Siguen las traducciones de Marco Lastri, Antonio Buttura, Michelangelo Castellazzi y la de Gianfrancesco Barberi. De todas las traducciones italianas, la que mayor éxito tuvo fue la de Torelli, que la traduce utilizando el mismo metro de Gray, el cuarteto. Este gran trabajo de traducción que divulga la obra de Gray y también de sus antecesores (E. Young, J. Harvey) estaba destinado a dejar una huella indeleble en la memoria del poeta de los Sepolcri.

La Elegía, cuyo atractivo ocupa un lugar privilegiado en la literatura sepulcral de la época, está presente en buena parte de la obra foscoliana, pero los Sepolcri es la obra que más intensamente ha sufrido el influjo inglés.

Recordemos a tal propósito lo que Paul Hazard, crítico literario francés, evidencia en un párrafo de su obra, refiriéndose a Foscolo y en especial modo a su interés por la literatura sepulcral anterior a él:

Foscolo ne se contente pas de suivre une mode superficielle; il aime la littérature anglaise pour ce qu’elle est. S’il s’inspire d’elle, il connaît ce qu’il doit à tel auteur, et ce qu’il ne doit pas. En même temps, il est sur la voie de l’adaptation nécessaire, de la transformation indispensable, pour rendre la pensée étrangère à l’esprit italien. Tel est, dans son origine et dans son évolution, le premier élément des Sepolcri: la poésie anglaise, entrée peu à peu dans le patrimonie national (Hazard, 1910: 442).

Es conocida la admiración de Foscolo hacia Gray, a quien consideraba, como pone de manifiesto en el artículo Il Bardo di Thomas Gray:

Forse l’unico lirico in Inghilterra, ed unico fra tutti i moderni che pareggi se non la fecondità, certo il vigore di Pindaro. Un solo volumetto di poesie è frutto di quel forte ingegno, educato da lunghissimi ed ostinati studi dell’arte, lezione agli scrittori d’innumerevoli versi. Ma più che per lo studio e per l’ingegno, Thomas Gray si meritò tanta fama per la nobiltà dell’anima sua, che schiva d’ogni adulazione consacrò i versi più alla ragione che alle fazioni del governo (Foscolo, 1972: 709).

Iniciada en 1742, terminada en 1750 y publicada en 1751, The Elegy written in a country Churchyard constituye una reflexión sobre las verdades eternas. La obra fue inspirada probablemente por la muerte de su amigo West, y modelada sobre la vigésimocuarta Oda del primer libro de las Odas de Horacio.

En las primeras tres estrofas Gray introduce el escenario y reflexiona melancólicamente mientras observa desde lo alto un cementerio campestre, contemplando la soledad y el fin del día: «the curfew tolls, the knell of parting day» (Gray, 1911: 1). Luz y penumbra marcan el paisaje, un escenario rural evidenciado por una cansada figura que, tras una larga jornada de trabajo, regresa a casa: «the ploughman» (Gray, 1911: 3).

Gray reflexiona sobre cómo la muerte del pobre campesino marca el final de una vida honrada y de duro trabajo. Subraya cómo la muerte es simplemente el fin del goce de los sencillos placeres de la vida y describe escenas de vida campestre. He aquí a qué deberán renunciar los esforzados progenitores como consecuencia de su muerte:

For them no more the blazing hearth shall burn,

or busy housewife ply her evening care:

or children run to lisp their sire’s return,

or climb his knees the envied kiss to share (Gray, 1911: 21-22).

En el poema, el cementerio campestre representa un memento mori, un poderoso símbolo escatológico apropiadamente defendido en el v. 19. En la estrofa 25 la poesía de Gray evoca la figura del viejo campesino, un pastor de pelo canoso; describiendo la muerte de un hombre sencillo que al final de su vida no será juzgado por los humanos sino sometido al veredicto divino, Gray desarrolla en el epitafio las virtudes por las cuales él mismo desearía ser recordado.

Siguiendo la observación de M. Praz (1942: 236), en el sentido de que en la Elegía de Gray «se inspiró Foscolo para los Sepolcri», para luego desarrollarlos y hacerlos sublimes desde el punto de vista lírico (Micale, 1934: 151-207), evidenciamos cómo Foscolo tomó la primera idea del inglés (Zanella, 1885: 178).

Foscolo pide a Isabella Teotochi Albrizzi, amiga y amante, en una carta de mayo de 1805, la traducción de la Elegía de M. Cesarotti (Gray, 1772), que junto con la de G. Torelli le suministra el esqueleto completo de la obra del inglés.

El primer punto de encuentro entre los Sepolcri y The Elegy in a Country Churchyard se advierte rápidamente desde el comienzo de la obra foscoliana en los versos 1-3:

All’ombra de’ cipressi e dentro l’urne

confortate di pianto è forse il sonno

della morte men duro?

Que se reconducen a la influencia de algunos versos de Thomas Gray:

Can storied urn, or animated bust,

back to its mansion call the fleeting breath?

Can honour’s voice provoke the silent dust,

or flatt’ry sooth the dull cold ear of death? (Gray, 1911: 33-36).

Versos que, no sólo para mayor claridad sino también para reconocer a cuál de los dos traductores era más fiel Foscolo, reproduzco en traducción de Cesarotti y Torelli:

Ah l’ammirato busto,

o l’urna effigiata al primo albergo

può richiamare lo spirito fugace?

Può risvegliar la taciturna polve

voce d’onore? O adulatrice lode

il freddo orecchio lusingar di Morte? (Cesarotti, 1910: 333-334).

Forse che l’urna istoriata o il vincente busto possono

richiamare alla sua dimora il respiro che fugge?

O può voce di omaggio risvegliare cenere silente, o

adulazione carezzevole l’orecchio della morte e freddo e ottuso?

(Torelli, manuscrito: 33-36) (cfr. Nota 2)

Es evidente cómo, si no precisamente el texto inglés de Gray porque no hay certeza de que Foscolo pudiera leer la Elegía en lengua original, las traducciones de Cesarotti y Torelli constituyen un conjunto de páginas abiertas sobre el escritorio del poeta italiano (Di Benedetto, 1992; Zumbini, 1889).

Relevante es la imitación no sólo temática sino también filológica: «urne»/ «urn»; «è forse il sonno della morte men duro?»/ «Can honour’s voice provoke the silent dust, or flatt’ry sooth the dull cold ear of death?».

Gray escribió como filósofo, con sus consideraciones sobre la oscuridad de la vida y la tranquilidad de la muerte; Foscolo considera las tumbas políticamente, y anima a la emulación política de los italianos con los ejemplos de las naciones que honran la memoria y las tumbas de los grandes hombres.

La comprobación de la distinta manera de entender las tumbas, de acuerdo con las consideraciones recogidas en la famosa Lettera a Monsieur Guillon3, no impide que se verifiquen significativos puntos de contacto entre The Elegy written in a Country Churchyard y los Sepolcri.

Comparemos los siguientes versos de Foscolo:

[…] se pia la terra

che lo raccolse infante e lo nutriva,

nel suo grembo materno ultimo asilo

porgendo, sacre le reliquie renda

dall’insultar de’ nembi e dal profano

piede del vulgo, e serbi un sasso il nome (Foscolo, 1985: 33-38).

con los versos 77-80 de Gray recogidos también en la traducción italiana de Torelli:

Yet even these bones from insult to protect,

some frail memorial still erected nigh,

with uncouth rhymes and shapeless sculpture deck’d

implores the passing tribute of a sigh.

Pur a difender da villano insulto

quest’ossa, eretto alcun sasso vicino,

d’incolte rime, e rozze forme sculto,

qualche sospir richiede al peregrino.

Encontramos la palabra «insult», en italiano «insulto», tanto en Torelli como en Foscolo, mientras que no hay ninguna huella de la palabra «sasso» en el texto inglés, estando, por el contrario, presente en los dos textos italianos. Foscolo retoma la temática de Gray desarrollando su pensamiento mientras lee y analiza en detalle las traducciones en lengua italiana de la Elegía.

Una prueba más del conocimiento que Foscolo tenía de la obra maestra de Gray, al menos a través de las traducciones realizadas por Cesarotti y Torelli, es la constituida por la utilización de términos no presentes en el texto original pero sí en el de las traducciones.

Otro ejemplo lo tenemos en el verso 91 de la Elegía:

Ev’n from the tomb the voice od Nature cries

que aparece así en los versos 49-50 de los Sepolcri:

Né passegier solingo oda il sospiro

che dal tumulo a noi manda Natura.

Foscolo introduce ese «sospiro» que es solo suyo. Gray, por su parte, utiliza la palabra «voice». Foscolo usa «tumulo» mientras que en el texto inglés encontramos «tomb», pero, buscando entre las traducciones más cercanas a Foscolo, como es el caso de la latina de Giovanni Costa, encontramos: «Naturae clamat ab ipso vox tumulo» (Costa, 1772).

La influencia, la sugestión o quizás una imitación atenta y razonada la volvemos a encontrar en el episodio de Santa Croce, donde el cuarteto de Gray tiene un fuerte peso:

Beneath those rugged elms, that yew-tree’s shade

where heaves the turf in many a mould’ring heap,

each in his narrow cell for ever laid,

the rude forefathers of the hamlet sleep (Gray, 1911: 13-16).

El sentido casi hierático que envolvía el sueño funebre de estos «padri del villaggio antichi» o de los «antichi padri della villa», según las reminiscencias del Ortis, reconduce idealmente a Santa Croce, donde descansan las «itale glorie» (Foscolo, 1985: 181), los númenes tutelares de la patria. Hay que subrayar el hecho de que los hombres enterrados en el cementerio campestre son sólo unos pobres campesinos, aunque, como se desprende de los versos en inglés, hubieran podido ser unos héroes:

Perhaps in this neglected spot is laid

some heart once pregnant with celestial fire:

hands, that the rod of empire might have sway’d,

or wak’d to ecstacy the living lyre
(Gray, 1911: 45-48).

Veamos en la traducción de Torelli:

In quest’angolo obliato, forse un qualche cuore è sepolto,

che bruciò un tempo di celeste fuoco;

e mani giacciono, che avrebbero potuto reggere scettro

imperiale, o risvegliare all’estasi una lira piena di vita (manuscrito: 45-48).

Sólo un destino contrario obliga a estos muertos a una oscura existencia:

Some village Hampden, that with dantless breast

the little tyrant of his fields withstood;

some mute inglorious Milton here may rest;

some Cromwell guiltless of his country’s blood.

Th’applause of list’ning senates to command,

the threats of pain and ruin to despise,

to scatter plenty o’er a smiling land,

and read their hist’ry in a nation’s eyes
(Gray, 1911: 57-64).

Questa zolla, chi sa? Forse ricopre

rustico Hamdeno, che de’ patri campi

al piccolo tiranno oppose il petto.

Là forse giace inonorato, ignoto

Milton agreste, e Cromoel poc’oltre,

cui non bruttò della sua patria il sangue.

Attrar con lingua imperiosa i plausi

d’attonito Senato, ire, minacce

di tiranni sfidar, bear contrade

coi doni d’ubertà, legger negli occhi

d’intenerito popolo confuso

la grata istoria de’ suoi fatti egregi,

vietò la sorte a que’ negletti ingegni
(Cesarotti, 1910: 334-335).

Es significativa también, como advierte T. L. Rizzo (1927), y útil para el propósito de este artículo, la sucesión de una triple gradación; en el cementerio campestre de Gray se suceden los ilustres nombres de Hampden, Milton y Cronwell, de la misma manera que en el núcleo de Santa Croce se suceden los de Machiavelli, Michelangelo y Galileo:

Some village Hampden, that with dantless breast

the little tyrant of his fields withstood;

some mute inglorious Milton here may rest;

some Cromwell guiltless of his country’s blood (Gray, 1911: 57-60).

[…] Io quando il monumento

vidi ove posa il corpo di quel grande

che temprando lo scettro a’ regnatori

gli allor ne sfronda, ed alle genti svela

di che lagrime grondi e di che sangue;

e l’arca di colui che nuovo Olimpo

alzò in Roma a’ Celesti; e di chi vide

sotto l’etèreo padiglion rotarsi

più mondi, e il Sole irradiarli immoto,

onde all’Anglo che tanta ala vi stese

sgombrò primo le vie del firmamento (Foscolo, 1985: 154-164).

La elegía de los humildes de Gray, de los que, siendo grandes de espíritu, no se convirtieron en tales ante el mundo por culpa de la adversa fortuna, se convierte en los Sepolcri en el himno épico de los hombres grandes y famosos, como se observa en los versos 151-154:

A egregie cose il forte animo accendono

l’urne dei forti, o Pindemonte; e bella

e santa fanno al peregrin la terra

che le ricetta.

Podemos decir que el cementerio campestre de Gray estimula la idea de Santa Croce, que aparecía ya confusamente en el Ortis4, para después explotar en un clímax lírico en los Sepolcri.

La poesía y la literatura prerromántica inglesa y, sobre todo, la de Thomas Gray, influenciaron el crecimiento artístico de Ugo Foscolo, con sus obras sobre el misterio de la vida y de la muerte y dejaron una huella indeleble en el poema de los Sepolcri. Actúa en nuestro poeta una sugestión, o, incluso, una especie de autorización, derivadas no sólo de las obras mencionadas, que, con su atmósfera lúgubre y con sus paisajes melancólicos cautivaron a Foscolo, sino también de algunas otras obras de la literatura francesa ampliamente difundidas en Italia. Reconocemos en los Sepolcri unos matices de musicalidad y color, una capacidad descriptiva y un tono lírico típicos de la poesía sepulcral europea anterior a la publicación del poema foscoliano.

Ugo Foscolo fue un hombre muy ligado a la historia, profundo conocedor de la cultura extranjera que, en la mayoría de los casos, llegó a sus manos a través de las traducciones que de la misma se produjeron; atento investigador antes que escritor, nos dejó uno de los panoramas literarios sepulcrales entre los más extensos, completos e ilustres de la historia del Romanticismo europeo.

Recibido en dic. 2005

bibliografíA

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Zumbini, B. (1889). «La poesia sepolcrale straniera e italiana e il carme del Foscolo». Nuova Antologia, 19/24, pp. 32-41.


1 Ugo Foscolo, a finales de 1700, antes de que se alistara en el Ejército italiano, vivía entre Venecia y Padua. En la Venecia de aquellos años, la poesía inglesa estaba muy de moda; Antonio Conti Padovano había traducido en espléndidos tercetos la Epistola di Eloisa a Abelardo de Pope; Angiolo Dalmistro trabajó sobre una recopilación de poemas en inglés: la Oda de Gray, Il Bardo, traducida por el mismo Dalmistro y la Elegia de Gray, traducida por Torelli.

2 Gray, T. Elegia inglese di Tommaso Gray sopra un cimitero campestre (Elegy written in a Country Churchyard), trasportata in verso italiano da Giuseppe Torelli veronese (en el fondo de manuscritos de la Biblioteca Nacional de Florencia).

3 Young y Hervey meditaron sobre las tumbas como cristianos: sus libros tienen como fin la resignación ante la muerte y el consuelo de la otra vida, y a los predicadores protestantes les bastan las tumbas de los protestantes. Gray escribió como filósofo, y su elegía tiene como fin persuadir sobre la oscuridad de la vida y la tranquilidad de la muerte; le basta, por tanto, un cementerio campestre. El autor considera las tumbas desde el punto de vista político; y pretende estimular la emulación política de los italianos con los ejemplos de las naciones que honraron la memoria y las tumbas de los grandes hombres (cfr. Foscolo, U., 1807).

4 «Dianzi io adoravo le sepolture del Galileo, del Machiavelli, e di Michelangelo; contemplandole io tremava preso da un brivido sacro. […] L’unico mortale che io desiderava conoscere era Vittorio Alfieri: ma odo dire ch’ei non accoglie persone nuove: né io presumo di fargli rompere questo suo proponimento che deriva forse dai tempi, da’suoi studi, e più ancora dalle sue alte passioni e dall’esperienza della società» (Carta del 27 de agosto). «In questa terra beata si ridestarono dalle barbarie le sacre muse e le lettere […]. La Toscana è un giardino; il popolo naturalmente gentile; il cielo sereno; e l’aria piena di vita e di salute […]. Così noi tutti Italiani siamo fuorusciti e stranieri in Italia […] spogliati dagli uni, scherniti dagli altri, traditi sempre da tutti […]. Le nostre messi hanno arricchiti i nostri dominatori, ma le nostre terre non porgono né tuguri né pane a tanti Italiani che la rivoluzione ha balestrati fuori del cielo natio. I re per cui vi trucidate si stringono nel bollor della zuffa le destre, e pacificamente si dividono le vostre vesti e il vostro terreno» (Carta del 25 de septiembre). En Foscolo, U. (1968). Véase en la traducción española: Foscolo, U. (1984).