STUDIA HEGELIANA

Revista de la Sociedad Española de Estudios sobre Hegel

Journal of the Spanish Society for Hegelian Studies

Nº 12 2025 pp.: XX-XX

ISSN: 2444-0809

ISSN-e 2792-176X

RESEÑAS

Reseña de Ortigosa Peña, Andrés, Hegel, el gnóstico. Entre la razón y la divinidad. Córdoba: Almuzara, 2025, 296 pp. ISBN: 978-84-10526-04-4

Sandra Bonilla López

Universidad de Sevilla

El libro titulado Hegel, el gnóstico. Entre la razón y la divinidad fue escrito por Andrés Ortigosa Peña y publicado en 2025, y en él se estudian las posibles influencias gnósticas en Hegel, aportando así una nueva perspectiva de su obra. La hipótesis de esta influencia ya fue propuesta por investigadores entre 1980 y 1990. No obstante, no ha sido estudiada en profundidad, siendo este estudio la premisa de este libro.

La complejidad de la temática del gnosticismo es comentada por J. A. Antón Pacheco en el prólogo, afirmando que el gnosticismo ha sido comúnmente mal conceptualizado, dando lugar a continuas contradicciones (p. 10). De ahí que ponga de manifiesto que “es cierto que los conceptos de gnosis y de gnosticismo necesitan en cada caso que se les aplique un profundo análisis metodológico y de contenido” (p. 10), cosa que se hace en este libro, ya que se revisa la obra de Hegel en profundidad con el fin de encontrar estas “estelas gnósticas”. La complejidad que ya de por sí tiene el gnosticismo hace que el hecho de querer aproximar el pensamiento de Hegel a esta corriente sea aún más complicado, ya que hay que estudiar de forma exacta diferentes aspectos para ver en qué sentido era o no gnóstico (sobre todo y como hemos dicho antes, por todo lo que esta etiqueta acarrea).

Teniendo en cuenta esta complejidad, la introducción del libro comienza con rigor. Lo habitual al hablar de gnosticismo en la obra de Hegel es tomar de referencia al Hegel de madurez, el creador del sistema. No obstante, Ortigosa trata esta temática desde la perspectiva de Hegel desde sus inicios, más concretamente desde el periodo de juventud, aunque en este momento solo se observarían ciertas “trazas”. Cabe destacar que, a pesar del título que se le da a este libro, en él no se afirma que Hegel sea un gnóstico —esa afirmación sería demasiado rotunda y pretenciosa—, sino que en su filosofía quedaron elementos gnósticos, los cuales a veces evolucionaron en su pensamiento dado lugar a otros desarrollos, y esto se destaca especialmente al final del libro.

También es importante ver que se señala a lo que se refiere exactamente como “gnosticismo”, ya que esta es una corriente filosófica especialmente plural. Tal y como se ha señalado anteriormente, el autor hace hincapié en las raíces gnósticas ya desde la juventud de Hegel, siendo esta una de las principales novedades aportadas por el libro. Para ello, se hace un análisis y exposición de los textos de Berna y Fráncfort.

Este primer periodo, el de Berna, se analiza en el segundo. El autor se centra en Historia de Jesús y La positividad de la religión cristiana, revisando cualquier referencia posible al gnosticismo. En el caso de Historia de Jesús, aunque se aproxime a la gnosis, no se puede considerar una forma de gnosis. No obstante, en La positividad de la religión cristiana, Ortigosa insinúa cierta proximidad del planteamiento kantiano con el gnóstico, y tal vez esta sea la novedad más reseñable. El periodo de Berna ya no sería simplemente “el periodo kantiano” de Hegel, sino que también sería un periodo gnóstico. Esto se ve sobre todo cuando trata el concepto de “imperativo categórico”, ya que este tiene una variedad de características más allá de las que le otorga el propio Kant, como ser un conocimiento “salvífico”, recibido por algo que está más allá de la racionalidad, proporcionando un conocimiento moral que excede lo terrenal. Uno de los conceptos interesantes que trata Ortigosa también en este capítulo es el de la chispa divina. Se suele decir que Hegel trata la “chispa divina” y la divinidad del ser humano desde un punto de vista bíblico y metafórico, aunque Ortigosa trata de entender esto desde la literalidad. De hecho, él mismo señala que este elemento —la divinidad del hombre— es el que es más claro como elemento gnóstico en Berna (p. 77).

El siguiente periodo interesante es el periodo francfortés, y se dedica en este libro dos capítulos al respecto. El capítulo tercero examina los textos Primer programa de un sistema del Idealismo alemán y Esbozos para el “Espíritu del judaísmo”. En el siguiente capítulo, trata Esbozos sobre religión y amor y Creer y ser. Según el autor, los tres textos tienen en común la búsqueda de una Vereinigungphilosophie, superando así la escisión kantiana. Posteriormente Ortigosa analiza el texto de El espíritu del cristianismo y su destino, siendo uno de los textos a los que le dedica más páginas (pp. 174-252). También se llega a la conclusión de que el Amor (Liebe) que presenta Hegel está bastante próximo el Uno neoplatónico, ya que es gracias a este amor que en el Reino de Dios nos hacemos uno con el creador. No obstante, este elemento no es gnóstico, sino cristiano. También se destacan algunos elementos y metáforas que podrían referenciar al gnosticismo.

Finalmente, en el último capítulo aborda desde una óptica general los elementos gnósticos revisados en el libro. También acaba con la interesante propuesta de proponer el Absoluto hegeliano como una forma de gnosis, apuntando a los textos en los que Hegel habla de una “magia absoluta”, la cual nos instala en el Absoluto sin necesidad de pasar por todo el largo periplo de la conciencia.

En las conclusiones, tras haber realizado el examen a los elementos gnósticos de Hegel, el autor se posiciona moderadamente, un “gnosticismo débil”, afirmando que en Hegel hay elementos gnósticos que le llegaron por segundas fuentes, de forma indirecta. Cuando habla sobre Böhme y otros, en la conclusión, Ortigosa no duda en hacer explícita su posición, pues al ser autores emparentados con el gnosticismo, entonces Hegel se “contagió” indirectamente de estas ideas, dando lugar a que influyesen luego en su filosofía (pp. 280-281). Es decir, lo que ha ocurrido es que en el pensamiento de Hegel hay elementos gnósticos no de manera intencional y directa, sino de forma más bien indirecta.

La lectura de este libro resultará interesante para aquellos interesados en la obra de Hegel, sobre todo si se quiere profundizar más en aquello “más allá” de su pensamiento, a la vez que resultará más bien curioso para aquellos estudiosos del gnosticismo. Subrayo “la curiosidad” en el caso de la perspectiva de un conocedor del gnosticismo porque, al final, lo que se buscan son trazas, posibles influencias, referencias, etc.