Los Cuentos de mi tía Panchita de la escritora Carmen Lyra han gozado de una recepción muy exitosa, tanto así que Carmen Naranjo lo reconoce como «el libro más querido de los costarricenses» (Lyra 1975 [1920]). Parte primordial de su alcance lo constituyen no solo las múltiples reediciones que ha tenido desde que se publicó por primera vez en 1920, sino además que haya sido traducido. Sostiene Vega Cernuda (2008: 126) que, mientras un autor no se traduzca, «estará condenado a la inexistencia en la memoria de la humanidad». Así pues, esta publicación se ha proyectado internacionalmente, con lo cual se amplía la difusión del quehacer literario en Costa Rica y, por ende, su imagen cultural.
Una de las características más sobresalientes de estos cuentos son las selecciones lingüísticas de la autora para representar la oralidad, las cuales se evidencian tanto en el habla de los personajes como en la voz de la narradora. Se trata de un proceso de emulación de los rasgos dialectales que caracterizaban el habla rural en la Costa Rica de la época. Estas particularidades, si bien representan un desafío importante para la traducción, son fundamentales porque podrían potenciar la identificación del lector con el texto, generar empatía y caracterizar el estilo de la narración.
Este artículo se enmarca dentro del proyecto de investigación La «oralidad fingida» en la traducción de cuentos de Carmen Lyra inscrito en el Instituto de Investigaciones Lingüísticas de la Universidad de Costa Rica con el número 745-C1-002. El objetivo es analizar la traducción del español al inglés de componentes universales e histórico-idiomáticos con función pragmática como parte de los rasgos de «oralidad fingida» en Los cuentos de mi tía Panchita de dicha autora costarricense, en particular las interjecciones, las onomatopeyas y los vocativos. Con esta finalidad, se procede a elaborar un corpus de recursos en español y su respectiva versión inglesa siguiendo la propuesta Koch y Oesterreicher (2007 [1990]). Posteriormente, se contabilizan las técnicas de traducción empleadas en Horan (2000) con el fin de obtener resultados cuantitativos que permitan identificar los métodos y normas que rigen el proceso de toma de decisiones traductológicas. Por último, se realizan observaciones cualitativas sobre las implicaciones discursivas emergentes.
En este artículo, se utilizará como texto origen (TO) el libro Los Cuentos de Tía Pachita, de la autora Carmen Lyra, en su edición de 1980 de la Editorial Costa Rica e Imprenta Nacional. Este fue publicado por primera vez en 1920, y contiene trece relatos infantiles, los cuales, siguiendo a Cantillano (2001: 34-91), desarrollan temáticas relacionadas con cuentos de hadas y acumulativos o de fórmula. Además, incluye diez narraciones cortas tituladas Los cuentos de tío Conejo. En ellos, el personaje principal es un conejo astuto, al que Cantillano (2002: 28) vincula con figuras como el pícaro español o el trickster.
En este libro se utiliza un registro informal con el que se busca imitar la oralidad coloquial costarricense de la época. Fischer (2010: 41) afirma que la literatura infantil y juvenil se refiere a un conjunto de obras muy distintas entre sí, las cuales integran parte del polisistema literario de una cultura y, tradicionalmente, ha sido asociada con una función didáctica y socializadora. Destaca Colomer (1999) que, en ocasiones, el cuento popular se aproxima tanto a la lengua oral que resulta necesario escucharlo para poder entenderlo.
Rojas y Ovares (1995: 81) sostienen que Los Cuentos de mi tía Panchita se ganaron «un lugar permanente en la historia de la literatura costarricense» debido a que, si bien reproducen arquetipos universales, el lenguaje empleado y la mención de objetos que forman parte de la cotidianidad generan un efecto de cercanía con el lector. De hecho, el uso del léxico popular se ha interpretado como un regreso hacia el costumbrismo, característico de autores como Magón (Horan 2000: 10; Pacheco Acuña 2004: 36; Paul-Ureña 2007: 424).
El texto meta (TM) que se analizará se encuentra dentro de la colección de obras titulada The Subversive Voice of Carmen Lyra: Selected Works de Elizabeth Rosa Horan (2000) de la Editorial de la Universidad de Florida. Este es el primer libro que incluye la versión inglesa de una cantidad significativa de producciones de Carmen Lyra. Anteriormente, las traducciones se limitaban a cuentos aislados, como los incluidos en De Onís (1961 [1948]) y Jones (1968), y a una selección de estos, en el caso del trabajo de graduación de maestría de Huezo López (2018). Horan (2000) incluye una introducción general sobre la autora costarricense, una específica para caracterizar cada obra y una nota del editor al inicio de cada cuento para contextualizar aspectos culturales claves en los relatos.
En medios audiovisuales, al analizar el doblaje de Four Weddings and a Funeral en español y catalán, Cuenca (2006) advierte sobre las dificultades de traducción de las interjecciones impropias, debido a que podrían pasar desapercibidas o no traducirse de la mejor manera. A su vez, Matamala (2008) identifica mayor cantidad de interjecciones en las versiones originales en catalán, las cuales asemejan más el diálogo al uso en la lengua espontánea que en doblaje. Esto se debe a que los actores introducen, omiten o modifican recursos lingüísticos, mientras que, en series dobladas, hay limitaciones de sincronización. Por otra parte, Zamora y Alessandro (2016) destacan una mayor variedad de interjecciones y más frecuencia de uso en películas italianas que en españolas, así como más cantidad de estas marcas de oralidad en producciones italianas dobladas al castellano, superabundancia que repercute en la naturalidad del TM. En cuanto a técnicas de traducción, se prefirieron las literales, probablemente por la necesidad de sincronía fonética.
En medios escritos, Muñoz Calvo (2013) identifica mayores cambios en la traducción de interjecciones que en la de onomatopeyas en el cómic Astérix en Hispanie del francés a las lenguas oficiales de la península ibérica y el inglés, por lo que concluye que, mientras la capacidad perceptiva y creativa, así como el grado de fijación idiomática, resultan imprescindibles en la traducción de interjecciones, en las onomatopeyas, si bien en el TM al gallego hubo más creación, existe mayor tendencia a adoptar las formas del original con algunos cambios en la grafía. Muñoz Luna (2019) obtiene resultados semejantes al analizar las traducciones del comic Garfield de inglés a español peninsular y argentino, por lo que concluye que las interjecciones, al contener mayor carga emotiva, varían dependiendo de la cultura, mientras que la traducción de onomatopeyas tiende a permanecer más estable en cómics, en particular por la limitación del espacio y el diseño. Para Valero Garcés (1997), existe una mayor inclinación por el uso de equivalencias cuando se trata de sonidos humanos, en tanto que para los artificiales se prefiere mantener las formas inglesas.
Por su parte, Naro (2008) también identifica en la traducción del cómic Iznogoud del francés al español dicha tendencia de asignarles a las onomatopeyas la misma forma en el TM o bien usar equivalentes. Un punto importante detectado es que hay momentos en los que el personaje Iznogoud imita el sonido de animales, razón por la cual la onomatopeya seleccionada en el TO varía en relación con el sonido producido por el animal. Por ejemplo, la imitación a un perro se representa como ouah, ouah y la traducción lo representa como guau, guau, lo que conduce a pérdida de información pragmática y contextual. En cuanto a las interjecciones, identifica inconsistencias como falta de signos de interrogación o de exclamación iniciales en la traducción, o bien se mantiene la misma forma que en el TO en unas ocasiones, como en glouk!, pero en otras hay modificaciones gráficas con versiones hispanizadas ¡gluk!
Sánchez (2008), quien analiza la traducción judeoespañola de Le Malade imaginaire de Molière, afirma que las interjecciones de esta pieza teatral se mantienen en el TM y se reproducen casi con la misma forma que en el TO, lo cual le confiere al diálogo mayor expresividad; sin embargo, al compararla con la versión castellana de 1929, encuentra gran cantidad de supresiones en esta última. A su vez, Rodríguez (2009), recomienda evitar calcos pragmáticos, pues algunas interjecciones propias del inglés tienen equivalentes estructurados con interjecciones impropias en español y, además, algunas de ellas coinciden en ambas lenguas, pero sus usos difieren.
El otro recurso de oralidad que se incorpora en esta investigación es el vocativo, sobre el cual Brandimonte (2011) señala que las dificultades que este genera en traducción se deben a su vínculo con la esfera afectiva, en donde se favorecen los usos metafóricos, metonímicos, coloquialismos y expresiones jergales. En su estudio sobre traducción literaria en español e italiano, el autor identifica el uso de elisiones y de generalizaciones más que de creatividad lingüística. Sin embargo, para evitar la pérdida de información en torno a la complicidad y familiaridad que rinden estas partículas, recomienda procurar una equivalencia funcional más que semántica. Por último, el autor destaca carencia de este tipo de términos en diccionarios bilingües, por lo que se acrecienta la necesidad de estudios traductológicos de este corte.
Brumme (2008: 7) define la «oralidad fingida» como la inclusión en un universo ficticio de lenguaje que imita el uso oral. Esta se relaciona con diálogos en textos escritos que pretenden emular la oralidad, la polifonía de voces y el empleo de elementos lingüísticos vinculados con la inmediatez comunicativa y que, además, podrían representar particularidades diastráticas, diafásicas y diatópicas que emergen durante la conversación. El término «fingida» resalta la cualidad de que estos rasgos creados generan la ilusión de un habla auténtica. Se trata, entonces, según Koch y Oesterreicher (2007 [1990]: 21), de una producción escrita concebida como si fuera hablada. Por ende, implica una selección de rasgos considerados como típicos en cuanto a la representación de la oralidad.
Entre las funciones de la «oralidad fingida», Goetsch (1985: 217) identifica el efecto de verosimilitud, la posibilidad de ubicar temporal y geográficamente el texto, contrastar el lenguaje de los personajes según su condición social y educación, y la incorporación de saberes orales. Brumme (2008: 22) señala la existencia de diversos aspectos que motivan los rasgos de oralidad que un autor decide incorporar dentro de su obra, entre los cuales destaca el modelo de lenguaje que se posea, los cánones literarios del momento histórico de la textualización, la variante histórica vigente y las ideologías dentro las cuales se inscribe la producción. En los Cuentos de mi tía Panchita, la oralidad no solo brinda verosimilitud, sino que permite caracterizar a los personajes como de orígenes humildes y estimula la empatía que genera la voz de la narradora: una adulta mayor, con pelo blanco y trenzas, que hace golosinas para vender y a quien le fascina contar historias (Lyra 1980 [1920]: 8).
Coseriu (1981: 269) define el lenguaje como una actividad humana universal, realizada de forma individual con técnicas históricamente determinadas. A partir de esta concepción, Koch y Oesterreicher (2007 [1990]: 21) distinguen tres niveles: el universal, es decir, hablar en términos generales; el histórico, que comprende la lengua histórica y sus sistemas de normas; y el individual, en el que el discurso se concibe como actividad única. De ahí se desprende la conceptualización de los rasgos universales del lenguaje de la inmediatez comunicativa, frente a los de distancia comunicativa, y los históricos. Los primeros, típicos de cualquier intercambio de habla, comprenden varios ámbitos, pero en este artículo interesa el pragmático-textual, aquel en el que el lenguaje evidencia la relación entre el enunciado, el contexto y los interlocutores y se centra en las intervenciones del emisor y del receptor, los papeles conversacionales que estos desempeñan y las implicaciones contextuales, afectivas y de intencionalidad de sus intervenciones.
Koch y Oesterreicher (2007 [1920]: 92) afirman que una de las características que más destacan en la comunicación inmediata es el uso de las interjecciones. Estas sintetizan la máxima espontaneidad y la dialogicidad, se vinculan con el contexto de la situación y marcan cercanía entre los interlocutores. De acuerdo con la Real Academia Española (RAE 2010: 626), según su naturaleza gramatical, se dividen en propias, si se emplean únicamente como interjecciones (ah, ajá, ay, bah, caramba, caraja, hala, hola, huy, jo, oh, olé, uf) y las impropias, que son aquellas creadas a partir de formas nominales, verbales y adverbiales (ojo, cuidado, venga, fuera). Atendiendo a su significado, se agrupan en apelativas o directivas, orientadas al oyente con la intención de provocar alguna reacción y expresivas o sintomáticas, que se dirigen hacia el emisor para manifestar sus emociones. También se incluyen aquí los grupos interjectivos (oh sorpresa, adiós a los textos) y las locuciones interjectivas (¡por Dios!).
Las onomatopeyas constituyen otro recurso de oralidad que se analizará en este trabajo. Estas representan sonidos tanto del medio como de animales (bang, toc toc, pío, guau guau). Pueden ser meramente imitativas o bien apelativas, pero no tienen la emocionalidad característica de las interjecciones (Koch y Oesterreicher 2007 [1990]: 95). Chapman (1984) las clasifica en vocalizaciones no verbales humanas, sonidos naturales no humanos producidos por animales o por fenómenos naturales y sonidos artificiales, provenientes de instrumentos mecánicos, la música o la interacción del ser humano con objetos naturales.
En cuanto al vocativo, la RAE (2010: 813) lo define como los pronombres personales o grupos nominales usados para dirigirse a alguien y, usualmente, buscan una respuesta o reacción y refuerzan el acto de habla que acompañan, ya sea saludar o iniciar la conversación, llamar la atención, ordenar algo o disculparse. Según Jakobson (1860), cumple con la función conativa, la cual se orienta al destinatario para influir en su pensamiento y generar una reacción. Por su parte, Leech (1999: 108) lo asocia con una triple funcionalidad pragmática: llamar la atención, identificar al oyente y establecer y mantener la relación entre el emisor y el receptor. Además, podrían agregar una carga emotiva al enunciado.A su vez, Edso Natalías (2005: 129) lo vincula con la cortesía verbal por su capacitad para atenuar un acto amenazador o afianzar el efecto de un acto agradador.
Los rasgos históricos se relacionan con las particularidades de la lengua a partir de la normativa de la época. Implican las diferencias relacionadas con variedades diatópicas, diastráticas y diafásicas. A efectos de esta investigación interesa, ante todo, la afinidad existente entre algunas interjecciones presentes en Los Cuentos de mi tía Panchita con el dialecto costarricense, en general, y, en particular, con las formas características del momento de escritura que han caído en desuso. Además, algunos vocativos registrados son típicos de la oralidad de la variante dialectal de dicho país en un contexto informal.
Para Molina y Hurtado (2002: 509), las técnicas son procedimientos visibles en el resultado de la traducción, afectan a las micro-unidades textuales, se catalogan en comparación con el original, tienen un carácter discursivo y contextual y son funcionales, es decir, su uso varía en función de aspectos como el género discursivo, el tipo de traducción, su finalidad y método elegido. Este último criterio servirá de base para la interpretación cuantitativa de los resultados de esta investigación.
Las autoras definen método de traducción como la manera en la que el traductor se enfrenta al texto original y construye el TM según sus objetivos (Molina y Hurtado 2002: 507; Hurtado 2011 [2001]: 251). Se trata de una decisión global que afecta a la traducción como producto. Entre los métodos que proponen, se consideran particularmente importantes para esta investigación, por un lado, el interpretativo-comunicativo, el cual se presenta como una re-expresión del sentido del TO que conserva la finalidad, la función y el género y busca provocar el mismo efecto en el receptor y, por otro lado, el literal, que reproduce los elementos lingüísticos del original con miras a preservar la forma y la significación.
Esta conceptualización se relaciona con las normas planteadas por Toury (2002: 70), para quien el principio de la aceptabilidad se concibe como el reconocimiento de que la traducción está diseñada para ocupar una posición en un nuevo grupo social y, por ende, prevalecen las normas de la cultura meta. En cambio, el de la adecuación visualiza el TM como la representación de un texto que ya existía en otra lengua y pertenece a una cultura diferente. La retención de marcas vinculadas con la lengua origen se interpretan, entonces, como las huellas del lugar que este texto ocupa en la cultura dentro de la cual fue creado. La identificación de las normas que gobiernan y la forma en la que estas interactúan en el TM evidencian el proceso de toma de decisiones en la traducción.
A continuación se presenta una tabla que define las técnicas de traducción y se clasifican de acuerdo con los métodos de traducción, siguiendo el modelo de Martí Ferriol (2006: 117), quien propone una taxonomía gradual que va desde los métodos literales hacia aquellos más comunicativos:
Los cuentos de mi tía Panchita fue la obra seleccionada para esta investigación debido a sus giros dialectales (García Rey 2016: 21), los cuales constituyen el eje cohesivo de las narraciones de temáticas maravillosas y de los cuentos de animales. Estas particularidades lingüísticas que le permiten a la autora mantener la identidad costarricense por medio de la evocación del habla popular (García Rey 2016: 23) pertenecen a los ámbitos identificados por Koch y Oesterreicher (2007 [1920]: 92) como rasgos universales de la inmediatez comunicativa e histórico-idiomáticos.
Horan (2000: 1) indica en el prólogo que, si bien este libro es de los más leídos en Centroamérica, no había sido traducido en su totalidad debido a los desafíos que representa transferir el lenguaje popular, los proverbios y los juegos de palabras a otro idioma. Luego de un análisis preliminar de los recursos lingüísticos de «oralidad fingida» en el ámbito pragmático, se decidió utilizar todos los cuentos y no una selección de estos, tanto por razones cuantitativas como cualitativas.
En primer lugar, se procedió a conformar el corpus. En este se extrajeron las interjecciones, las onomatopeyas y los vocativos del TO y su traducción correspondiente en el TM. En segundo lugar, se clasificaron las soluciones según las técnicas de traducción propuestas por Molina y Hurtado (2002). Con los resultados, se realizó un análisis cuantitativo, en aras de establecer generalizaciones sobre el método de traducción (Hurtado 2011 [2001]) y, a partir de este, extraer conclusiones sobre las normas que rigen el proceso de toma de decisiones en la traducción como producto (Toury 2012).
Finalmente, se propuso un análisis cualitativo de algunos de estos recursos lingüísticos que se han considerado relevantes. Este último objetivo se plantea como un aporte para la traductología en dos sentidos: por un lado, se pretende generar cuadros que condensen la variedad de traducciones de aquellos elementos de «oralidad fingida» con función pragmática que mayores dificultades representan para los traductores por su inherente conexión con el dialecto costarricense y el momento socio-histórico de escritura del TO y, por otro lado, se comentarán aquellas traducciones en las que se considera que ha habido pérdida de información pragmática.
En el corpus extraído del TO, se han contabilizado un total de 37 interjecciones diferentes. Según su naturaleza gramatical, de ellas 20 son propias impropia, 7 grupos y 9 locuciones interjectivas. De acuerdo con su significado, 8 son apelativas o directivas y 29 expresivas o sintomáticas. Estas se repiten en los cuentos y han dado lugar, en el TM, a 110 propuestas de traducción, que presentan la aplicación de las siguientes técnicas y métodos de traducción:
TABLA 1. Resultados de técnicas de traducción de interjecciones empleadas y clasificadas de acuerdo con su método de traducción correspondiente
A continuación, se presenta la distribución porcentual de las técnicas de traducción.
GRÁFICO 1. Resultados de las técnicas de traducción de las interjecciones porcentualmente
Como se muestra en el gráfico 1, la técnica más empleada es el equivalente acuñado, del cual se registraron 46 ejemplos que constituyen un 42%. Seguidamente, se encuentra la creación discursiva con 31 casos para un 28%. En tercer lugar, están los préstamos, los cuales aparecen en 15 ocasiones para un 14%. Con menos frecuencia de uso, está la ampliación lingüística, con 7 ejemplos para un 6% y la elisión con 3, para un 3%. En la categoría otros, se han incluido 2 modulaciones, 2 compresiones, 2 amplificaciones lingüísticas generalización y 1 calco, para un total de 8, lo que representa un 7%. Siguiendo la tabla 1, esta distribución conlleva a un mayor acercamiento hacia el método de traducción literal con un 56%, el porcentaje del interpretativo-comunicativo alcanza el 30% y el de la zona intermedia llega al 14%, por cuanto hay mayor acercamiento hacia el principio de adecuación.
A continuación, se brindan algunos ejemplos de técnicas asociadas con el método literal:
Estas interjecciones expresivas se han traducido procurando cercanía lingüística con el TO. En el primer caso, el préstamo puro permite codificar el sentimiento y mantener la forma. En el segundo, con el calco, si bien se podría debilitar el efecto pragmático ante una construcción como familiar para el lector meta, se conserva la forma. Asimismo, en el tercero, se ha empleado caray, interjección eufemística coloquial que expresa extrañeza o enfado (DRAE 2014), para indicar resignación, por cuanto coincide con el significado asignado para what the heck en el Diccionario Cambridge (s.f.), en particular en situaciones en las que se va a hacer algo aunque no se debería.
Entre las técnicas vinculadas con el método de la zona intermedia, se tienen las siguientes:
Los resultados indican que en el TM como producto se han mantenido la gran mayoría de interjecciones, en vista de que elisiones como la del ejemplo 4 solo ocurrieron en 3 ocasiones. En cambio, la ampliación lingüística, como en el 5, evidencia la intención de conservar este elemento de oralidad y de expandirlo con otros recursos lingüísticos propios de la inmediatez comunicativa como lo son los marcadores discursivos conversacionales. Asimismo, amplificaciones como la del ejemplo 6 fortalecen la construcción de la «oralidad fingida» en el TM.
En algunos contextos, se ha seleccionado el método interpretativo-comunicativo:
De acuerdo con Agüero Chaves (1996: 5), el grupo interjectivo ¡adiós mis flores! denota pérdida o frustración, es decir, es despedirse de un buen momento. En el TM, se la opta por una modulación, ¡hello, troubles!, con la cual se asume una perspectiva diferente de los acontecimientos al darles la bienvenida a las dificultades y se facilita la comprensión por parte del lector meta. En cambio, el caso 8 muestra una traducción alternativa de una misma expresión, pues, contrario al equivalente acuñado seleccionado en el ejemplo 3, se prefiere la creación discursiva okay. Esta vez, Mano Lagarto está intentando convencer a tío Conejo para que lo lleve al baile. Tío Conejo responde bueno ¡qué caray! para hacerle creer que le está haciendo un favor, aunque, en realidad, su objetivo es engañarlo. En el TM, ese efecto se sacrifica, y se ha optado por enfatizar únicamente el acuerdo.
La alternancia entre el método literal y el interpretativo-comunicativo también emerge cuando las interjecciones no solo responden a rasgos universales de la inmediatez comunicativa, sino que, además, codifican particularidades histórico-idiomáticas:
Por un lado, ¡achará!, indica «pesar por algo que no sucede como se esperaba» (DRAE 2014), y Agüero Chaves (1996: 4) relaciona su uso con ¡qué lástima! Esta interjección se traduce con el equivalente acuñado what a pity en el ejemplo 9, pero se prefiere la creación discursiva en el 10 y el 11 con las selecciones poor y fool. Por otro lado, ¡carachas!, siguiendo a Agüero Chaves (1996: 55), tiene un uso similar a ¡caramba!, la cual formula extrañeza o enfado (DRAE 2014). Esta se presenta en la versión inglesa como yow! en el ejemplo 12 en donde expresa dolor físico. Empero, en el 13 dicho recurso lingüístico enfatiza el sentimiento de asombro; por ello, se ha elegido en el TM la exclamación incredible!
Esta sección se divide en dos partes. La primera ahondará en interjecciones y locuciones interjectivas relacionadas con la religión y la segunda se centra en aquellas que codifican peculiaridades histórico-idiomáticas. Estos recursos lingüísticos representan un desafío considerable en traducción por ser catalogados como costarriqueñismos, por estar vinculados con el momento histórico de escritura del TO y por la variedad de acepciones y usos que algunos de ellos presentan.
La religión es una temática que se infiltra en los cuentos como un rasgo cultural identitario de la sociedad costarricense. Esta aparece integrada en la forma de hablar de los personajes por medio de locuciones interjectivas que denotan significados muy variados:
En este grupo, es importante enfatizar que la gran mayoría de locuciones interjectivas relacionadas con la religión fueron traducidas de tal forma que se conservara dicha información cultural. Este aspecto es fundamental para la percepción global de la visión de mundo de los protagonistas y también porque, en algunos cuentos, divinidades como Dios y María son personajes que intervienen en los designios terrenales. Las menciones a la Virgen son frecuentes para indicar estados de ánimo como sorpresa, las dedicadas a Dios expresan reacciones afectivas, y aquellas consagradas a las tres divinas personas denotan miedo. Por lo tanto, el mantenimiento del carácter religioso de las interjecciones contribuye a preservar esta singularidad de la cultura de partida. Sin embargo, en la misma medida, estas podrían producir extrañeza en el lector meta, para quien muchas de las interjecciones traducidas no serán idiomáticas.
Sobre esta temática, interesa destacar, particularmente, dos aspectos:
Por un lado, resulta relevante enfatizar la distinción entre el ¡Ave María! expresivo y el apelativo. El primero, para cuya traducción se emplean equivalentes como Hail Mary!, funciona para indicar reacciones del personaje en relación con los acontecimientos. En cambio, el segundo pretende llamar la atención del interlocutor cuando se toca a una puerta. Este último uso es de crucial importancia para la resolución del cuento «Uvieta», pues la mención a la Virgen le abre las puertas del cielo. En el TM, se desarrolla conciencia sobre este contraste, razón por la cual, para la función apelativa, se ha optado por la ampliación lingüística Hail Mary! Let me in! Hail Mary! Let me in! De esta forma, se reproduce la mención religiosa, en particular a la Virgen quien, en última instancia, salva a Uvieta de su predicamento y, simultáneamente, con la fórmula let me in remite a la situación comunicativa, que es la intencionalidad de llamar a la puerta para poder ingresar.
Por otro lado, el ejemplo 19 representa un desafío para la traducción porque, para la palabra Jesús, en ese contexto y ante la ausencia de signos de exclamación, existen dos posibles interpretaciones. La primera es que sea el nombre del personaje apodado «El Grillo». Sin embargo, en ninguna otra ocasión lo vuelven a llamar así, sino que se refieren a él como el tonto, hijó, muchacho y hasta no-nos dejes. La otra posibilidad es que se trate de una interjección impropia, la cual, de acuerdo con el DRAE, expresa admiración, sorpresa o indignación. En el cuento, su uso se relacionaría con este último significado. Ahora bien, en el TM se opta por la traducción Lord. Esta conlleva incongruencias pragmáticas con cualquiera de los dos valores antes mencionados.
Si se trata de un nombre propio y se selecciona una generalización para reemplazarlo, se crea una contradicción con la forma de tratamiento, pues la madre se dirige a él de una forma irrespetuosa, en tanto emplea el imperativo en segunda persona de confianza típico de Costa Rica vos «callate», y usa palabras como «tonto» y «tonteras». Además, la narradora señala que «le dijo unas cosas que no me atrevo a repetir» que, probablemente, sean insultos. En cambio, si se interpretara como interjección, debería optarse por una solución como Jesus! o bien Good Lord!
En este apartado, se retomará la diversidad de funciones pragmáticas de las interjecciones ¡idiay/idiai! (actualmente registrada en Quesada Pacheco (2018) como ¡diay!), ¡adió! y ¡upe! y la variedad de traducciones asociadas con cada uno de estos recursos lingüísticos.
Idiay/idiai representa un reto para la traducción por razones histórico-idiomáticas, específicamente debido a su estrecho vínculo con la variación lingüística costarricense. En el DRAE (2014), no se reconoce esta grafía, pero sí identifica ideay como interjección nicaragüense que denota extrañeza o protesta, lo cual demuestra su uso en territorio centroamericano. El Diccionario de Costarriqueñismos de Agüero (1996: 177) la registra en todos los niveles sociales para preguntar con cierto interés o impaciencia y cuando se responde, para ayudarse a estructurar la respuesta, en especial cuando se procede con inseguridad. De hecho, el autor la reconoce como muletilla en todo el territorio nacional, excepto en Guanacaste.
Hernández Delgado (2012) le asigna a esta expresión el estatus de rasgo identitario y Naranjo (1967) la concibe como sumatoria de muchas de las actitudes culturalmente asociadas a los costarricenses. Debido a su alto grado de desemantización de su origen histórico (y de ahí), cumple gran cantidad de funciones pragmáticas. Hernández-Delgado (2012) la reconoce como marcador conversacional, interjección/exclamación e interrogación. Esta variedad de usos activa múltiples posibles traducciones, cada una de ellas interpretable a partir de su contexto conversacional específico:
Siguiendo la clasificación propuesta por Hernández-Delgado (2012), el ejemplo 20 muestra el uso de idiay como marcador conversacional cuya función es incitar a hacer algo; por ello, en la traducción se recurre a go on, el cual busca transmitir ofrecimiento.
En otros casos, se ilustra su uso como interjección:
Los ejemplos del 21 al 24 muestran su función para indicar enfado, reproche, reclamo y desafío. La versión inglesa muestra gran variedad de soluciones. En el ejemplo 21 and get on with it now intenta mostrar impaciencia por parte de tío Coyote, quien espera a la princesa para casarse, mientras que en el 22 el idiay expresa discrepancia por parte de Uvieta ante el irrespeto al acuerdo de morir cuando él así lo desease; para la traducción, se escoge la frase verbal, get on en su uso interjectivo, la cual transmite incredulidad. En el 23, se trata de un idiay conflictivo, en el entendido de que tío Conejo está incitando a pelear a un espantapájaros, por cuanto come on cumple esa función de instigar al enfrentamiento.
Por su parte, el ejemplo 24 idiay, hombré, on with it, man destaca por el interés de preservar dos elementos lingüísticos de oralidad tal y como aparecen en el TO: la interjección idiay y el marcador discursivo hombré. El primero funciona también como rasgo dialectal, sea costarricense o centroamericano, lo cual enfatiza el componente cultural dentro de la traducción; el segundo retiene una marca que refuerza la imagen positiva del hablante e incorpora un tono amistoso en el intercambio comunicativo, de modo que, al ser empleado por la luz para llamar la atención del príncipe —quien se ha distraído por el canto del pájaro que da nombre al cuento—, permite retener el rasgo de cordialidad a pesar de introducir un mandato. Seguidamente, se amplía la solución para reconstruir estos significados para el lector meta incorporando on with it, con lo cual se muestra impaciencia ante la distracción del personaje principal y, al mismo tiempo, lo insta a continuar con las acciones centrales, y la palabra man tiene la función fática de llamar la atención del interlocutor y, por ende, refuerza el acto comunicativo.
La interjección idiay también expresa admiración, asombro y/o sorpresa:
Así, en el ejemplo 25 se ha optado por traducir con la interrogativa de contenido what’s going on?, a la cual se le podría incorporar algún elemento lingüístico para enfatizar ese componente de extrañeza, como sucedería con what on Earth is going on? o bien what the heck is going on? Por su parte, en el 26 se opta por come on now que funciona para introducir desconcierto en torno a las acusaciones hechas y, a la vez, propiciar una persuasión que, en este caso, gira en torno a todos los halagos que tío Conejo dirige hacia tío Tigre con el claro objetivo de evitar ser devorado.
En el ejemplo 27, se manifiesta incredulidad ante el hecho de que tío Conejo venza a tres contrincantes mayores en fortaleza y tamaño, por lo que se ha seleccionado come off it como expresión para transmitir escepticismo. Igualmente, se emplea idiay en el 28 con la finalidad de transmitir la estupefacción que siente San Pedro de ver a Uvieta todavía sin paradero en el más allá, para lo cual la propuesta de traducción es, de nuevo, get on, que incide en el recelo que siente dicho santo ante la presencia del protagonista.
Por último, el ejemplo 29 presenta el uso de la interjección idiay para codificar resignación. En este caso, se recurred a and where is there to go from here? Se trata de una pregunta retórica que condensa el status-quo de Uvieta. Este significado de impotencia se refuerza con la siguiente interrogativa parcial What else do you want me to do? Hernández-Delgado (2012: 107) señala que todas estas acepciones de idiay/diay son de tipo pragmático, de modo que esta partícula más bien funciona como un contenedor «genérico» de expresividad exclamativa que se complementa con apoyos verbales, como la entonación, y no verbales, como la gesticulación. Por ende, en buena medida, la interpretación de su significado está vinculada con el contexto comunicativo, así como con los conocimientos culturales compartidos e inferencias. En consecuencia, en el corpus en estudio, se opta por el método interpretativo-comunicativo para incorporar lingüísticamente toda aquella información que yace en idiay/idiai.
El Diccionario de Americanismos (s.f.) indica que ¡adió! proviene de ¡ay, Dios! y se le asignan descriptores como popular, espontánea, rural y obsolescente. En cuanto a su significado, denota incredulidad o rechazo ante una información recibida. Para Gagini (1919 [1892]: 48), esta interjección es una apócope de adiós, y denota negación o extrañeza, por cuanto se asemeja a ¡cómo! El autor destaca su uso frecuente en territorio costarricense para la segunda edición de su diccionario (1919), la cual se aproxima a la de la primera publicación de los cuentos aquí analizados (1929). Ya en el Nuevo diccionario de costarriqueñismos, Quedada Pacheco (2018: 36) afirma que esta expresa oposición y es usada por mayores.
A continuación, se muestran diversas propuestas de traducción seleccionadas en el TM:
Así, mientras que la unidad fraseológica utilizada en el ejemplo 30, a fine how-do-you-do!, muestra desacuerdo ante un comentario proferido, las expresiones seleccionadas en los casos 31, 32 y 33, get off it!, oh, come on! y hello, comparten la funcionalidad de reacción de duda ante lo dicho y permiten alcanzar un significado global equivalente en el TM. En cambio, los ejemplos 34 y 35 eliminan o restringen este significado. Así, en el 34 cumple la función en la versión castellana de enfatizar el aspecto sorpresivo e inesperado de la llegada de la muerte y se relaciona con la acepción brindada por Gagini sobre extrañeza; empero, dicha interjección ha sido elidida en el TM, en tanto que, en el ejemplo 35, se escoge en la traducción el marcador discursivo well, el cual elimina la posibilidad de interpretación de un favor hecho con gusto, para acercarlo más a uno condicionado a ser el único.
El DRAE (2014) incorpora la interjección apelativa ¡upe! como el llamado que se hace a una puerta para saber si hay alguien y la cataloga como exclusiva de la variante diatópica costarricense. Sin embargo, incluso teniendo un único significado, se ha traducido de diversas formas. Estas posibilidades se presentan en la tabla siguiente:
Como puede verse en los ejemplos anteriores, las propuestas de traducción se concretan en las ampliaciones lingüísticas Come on, Uvieta, knock, knock y Hello, hello! En el ejemplo 38, se prefirió el apelativo hey, el cual, si bien busca llamar la atención de alguien, no transmite en su totalidad la idea de tocar la puerta, aunque contextualmente se infiere que el llamado lo realizó desde fuera de la casa.
Otro recurso relevante de «oralidad fingida» son las onomatopeyas. Los resultados obtenidos se presentan a continuación.
En el corpus en español, se contabilizaron un total de 29 onomatopeyas. Siguiendo la clasificación de Chapman (1984), se identificaron 9 vocalizaciones no verbales (humanas y de animales personificados); 4 sonidos naturales no humanos producidos por animales; y 16 sonidos artificiales, de estos 2 producidos por instrumentos mecánicos y 14 procedentes de la interferencia del ser humano con objetos naturales.
En cuanto a las técnicas y a los métodos de traducción, se observan los siguientes resultados:
TABLA 2. Resultados de técnicas de traducción de las onomatopeyas empleadas
y clasificadas de acuerdo con su método de traducción correspondiente
Porcentualmente, se tienen los siguientes resultados de las técnicas de traducción:
GRÁFICO 2. Resultados de las técnicas de traducción de las onomatopeyas porcentualmente
Una vez más, la técnica más utilizada es el equivalente acuñado, presente en 12 ocasiones para un 41%. En segundo lugar, se encuentra el préstamo, con 9 casos, para un 31% es puro y los otros 8, naturalizados. En tercer lugar, con una representación de 18%, se han incluido 5 ampliaciones lingüísticas y, en cuarto lugar, destaca la transposición, con 3 ejemplos para un 10%. Para las onomatopeyas, el método de traducción predominante sigue siendo la traducción literal con un 72%; además, se usó el de la zona intermedia en 28% y no se recurrió al método interpretativo-comunicativo en ningún caso. En este sentido, se ha continuado con la adecuación como norma.
Algunos ejemplos de las técnicas propias del método literal son las siguientes:
Según Haywood, Thompson y Sándor (2009 [1995]: 93), aunque, en principio, la onomatopeya es un efecto fónico que busca imitar el sonido producido por el referente, la naturalidad con la que dicha representación se percibe depende de convenciones culturales y del sistema fonológico de cada lengua. Por ello, los autores afirman que el objetivo no debe limitarse a encontrar un equivalente lingüístico, sino más bien a alcanzar efectos comparables (Haywood, Thompson y Sándor (2009 [1995]: 88).
En los ejemplos 39, 40 y 41 se muestran vocalizaciones no verbales; por un lado, la primera, Ppp, Ppp, es producida por el Señor para estimular al borriquito a que se pare sobre un saco. Como se trata de una selección bastante particular, se ha traducido con el préstamo puro. Por otro lado, en los extractos 40 y 41 se ejemplifican sonidos naturales no humanos producidos por animales, para cuya traducción se opta por el equivalente acuñado. De hecho, señalan Haywood, Thompson y Sándor (2009 [1995]: 93) que lo más común es que existan variaciones culturales en la percepción de la onomatopeya por cuanto, como sucede en el ejemplo 41, mientras que en español el gallo hace qui qui ri quí, en inglés se prefiere cockle-doodle-doo, y en el 42 al ladrido del perro en castellano ¡Guau…guau…! le corresponde bow-wow-wow. Otra opción en este último caso es woof.
Seguidamente, en el cuadro se ilustran sonidos artificiales que provienen de la interferencia entre un humano o un animal personificado con objetos del entorno. En el ejemplo 42 se muestra la onomatopeya ¡Uh! ¡uuuu! ¡Oh! ¡oooo!, con la cual se representa en el TO el aullido que emitía tío Conejo con el hocico dentro de una jícara para intimidar a su adversario aterrorizándolo. Con el fin de mantener el mismo efecto acústico en el TM, pero reproduciendo las normas gráficas de la lengua meta, se opta en la traducción por un préstamo naturalizado Ooh! Oo-oo-oo-oohh! Ooh! Ow-wooh! Algunas de estas reglas generan una estructura más extensa que la original, por el deseo de emular en forma gráfica la vocal alta posterior redondeada tensa /u/, la vocal baja posterior redondeada tensa /ɔ/ y el diptongo /oʊ/.
Cuando el sonido imitado proviene de situaciones conocidas en la cultura meta, la técnica por excelencia es el equivalente acuñado. Esto sucede en el ejemplo 43, pues ¡chapulún! incorpora en el TO la representación auditiva de la bruja al caer al agua, y su traducción ha sido clunk! En el 44, tun, tun es tanto imitación del sonido de llamar a la puerta como el único elemento lingüístico para dar a conocer que tío Conejo efectuó dicha acción. En el TM la solución ha sido knock, knock, con lo cual se sigue la misma estructura narrativa.
Con menor representación, las técnicas propias del método de la zona intermedia son las siguientes:
En el TM aquí analizado, se reconoce la funcionalidad de las onomatopeyas dentro de los efectos de la «oralidad fingida», lo cual se demuestra porque, por un lado, ninguna de ellas se elide y, por otro lado, solo en 4 casos ha habido un cambio gramatical de la palabra que conlleva a la incorporación de lenguaje verbalizado (Mayoral Asensio 1992: 139). Esto sucede en el ejemplo 45, en el cual gui es el sonido que emite el arriero y, se ha incorporado en la lengua meta mediante la transposición; es decir, se opta, no por una onomatopeya, sino por la frase verbal get on.
Todas las otras técnicas aplicadas mantienen el efecto de imitación del sonido, ya sea en su forma básica o como verbos o sustantivos, lo cual ocurre gracias a las propiedades sintácticas del inglés. Así, en el ejemplo 45, cararán, cararán representa el producido por una carreta y, para su traducción, se aplica la técnica de ampliación lingüística al incorporar en tres ocasiones consecutivas la palabra de origen onomatopéyico rattle, para evocar dicha resonancia.
Los siguientes apartados sintetizan la información cuantitativa y cualitativa relacionada con el vocativo.
El vocativo se utiliza en 185 oportunidades en el TO. Es el más empleado de los recursos de oralidad incluidos en esta investigación, lo cual se debe a la alta frecuencia de diálogos en los cuentos. Al ser fórmulas que buscan llamar la atención del interlocutor, el sintagma nominal seleccionado para ejercer dicha función sintáctica varía según criterios pragmáticos relacionados con las finalidades comunicativas. Por ello, los nombres de los personajes se utilizaron en 86 ocasiones; los cariñativos, como ñatico, en 36 oportunidades; los insultos, por ejemplo, gran sinvergüenza, en 18 casos; los apelativos neutrales, como muchachos, en 31; los sintagmas que codifican relaciones familiares, como mama, en 12; y 2 elisiones.
En cuanto a las técnicas y métodos de traducción, se tienen los siguientes resultados:
TABLA 3. Resultados de técnicas de traducción de los vocativos clasificados
de acuerdo con su método de traducción correspondiente
La información porcentual sobre las técnicas de traducción se brinda en el siguiente gráfico:
GRÁFICO 3. Resultados de las técnicas de traducción de los vocativos porcentualmente
De un total de 185 vocativos contabilizados en el TO, se registraron 103 calcos, lo que representa un 56%; 43 creaciones discursivas, para un 23%; 18 ampliaciones lingüísticas, es decir, un 10%; 9 préstamos, que constituyen un 5%, 4 equivalentes acuñados para un 2%; y, en menor cantidad, 3 compensaciones, 2 generalizaciones y 2 elisiones y 1 compresión, englobados en la categoría otros, que suman 8, con lo que se alcanza el último 4%. Estos resultados se inclinan, una vez más, a la preferencia por el método literal con un 65%, aunque también se hace uso del de la zona intermedia con un 12% y del interpretativo-comunicativo en un 23% de los casos; por ende, la adecuación es la norma de traducción favorecida mayoritariamente.
Algunos ejemplos relacionados con el método literal son los siguientes:
En esta sección, destaca el uso predominante de calcos para sintagmas nominales que codifican nombres de personajes de Los cuentos de tío Conejo como el utilizado en el ejemplo 47, y cuando el vocativo es un nombre propio de persona hay una tendencia hacia los préstamos puros, como en el 48. La compensación fonética es la técnica empleada en el ejemplo 49, con el fin de imitar la tartamudez de la niña que emite el mensaje dado que, mientras en español se repite la primera sílaba de la palabra las dos veces que esta se emite, en inglés, al ser girl un monosílabo, se pronuncia cuatro veces la primera consonante en ambas oportunidades. Adicionalmente, la palabra ‘comadres’ aparece como comales en la versión castellana, en la que hay una síncopa de d y un remplazo de consonantes líquidas r por l. En la propuesta de traducción, se identifica esta particularidad y se compensa cambiando girlfriends por gufrens, es decir, se propone una forma que involucra alteraciones fonéticas de naturaleza tanto consonántica (aunque no de las mismas consonantes del TO) como vocálica.
Cuando se apela por medio elementos expresivos, ya sea afectivos o despectivos, y con personajes secundarios, se prefiere el método de traducción de la zona intermedia:
Dentro de las técnicas asociadas a dicho método, la más usada fue la ampliación lingüística como en el ejemplo 50. Esta permite desglosar, en forma detallada, significados vinculados con vocativos de TO. Por su parte, las elisiones y generalizaciones fueron poco frecuentes. La primera se observa en el 51 y conlleva una pérdida de la fuerza deíctica ante la ausencia del reconocimiento del interlocutor en el texto. A su vez, la segunda, en el ejemplo 52, implica un cambio en la relación interpersonal, ya que ña María, si bien no señala camaradería en tanto se incorpora la palabra doña con aféresis de la primera sílaba, sí manifiesta conocimiento cercano porque se utiliza el nombre propio. En cambio, la palabra lady es mucho menos específica y, por ello, su efecto apelativo podría debilitarse.
Si bien el método interpretativo-comunicativo no es el más característico, llama la atención su utilización en un 22% de los casos, particularmente, mediante la creación discursiva:
Esta técnica es recurrente en la traducción de los cariñativos, como se muestra en el ejemplo 53, en donde el vocativo hijo codifica intimidad entre los interlocutores, que son la mica y su esposo; por ende, siguiendo a Toury (2012: 70), en este caso, una traducción muy centrada en la adecuación, esto es, muy apegada al TO como lo sería un calco, podría confundir al lector meta. Por lo tanto, hay una inclinación hacia la aceptabilidad, debido a que el término sweetheart describe más apropiadamente la relación der cercanía dentro de una relación de pareja.
Dicha técnica también destaca en la traducción de insultos, pues permite seleccionar, dentro de las posibilidades del repertorio lingüístico de la lengua meta, una palabra o expresión que se adapte al contexto de enunciación. Los insultos, según la Teoría de la Cortesía (Brown y Levinson 1987), son actos amenazadores de la imagen positiva de los interlocutores y, muchas veces, su significado deviene de asociaciones culturales, razón por la cual se dificulta encontrar un término en otra lengua que mantenga el significado según las intenciones comunicativas (Chiclana 1990). Para su traducción, se requiere identificar el símbolo lingüístico dentro del acto de habla y buscar respuestas más allá de los límites del diccionario (Delgado Yoldi 1990). En los cuentos aquí analizados, son frecuentes aquellos dirigidos a tío Conejo y han sido incorporados como vocativos para llamar la atención del receptor durante desacuerdos verbales.
En el ejemplo 54, se utiliza zángano, término que remite a la abeja macho, el cual es alimentado por las abejas obreras, no produce miel y su única función es fecundar a la abeja reina; por extensión metafórica se refiere en español a alguien vagabundo, por cuanto la solución lazzybones, propia del registro informal, resulta adecuada. En el 55 granatenido, cuya definición según el DRAE (2014) se asocia directamente con la variante costarricense como ‘alguien que vive a costa de los demás’, aparece con la traducción you parasite, el cual, en su uso figurativo, resulta bastante cercano al significado requerido. En el ejemplo 56, tía Ballena muestra su enojo con tío Elefante diciendo trompudo, labioso, poca pena y en cuya traducción you big old blabbermouth se sintetiza en el sustantivo el propósito del insulto al acusarlo de ser amistoso para luego sacar provecho de ella. Por último, en el caso 57 confisgado se traduce como you rascal ; ambos coinciden en delimitar comportamientos pícaros.
En este apartado se comentarán diferentes traducciones para algunos vocativos que remiten a funciones pragmáticas de afinidad.
Debido a las particularidades asociadas con la traducción de los cariñativos, es decir, esas selecciones lingüísticas con las que el emisor se dirige a su interlocutor de forma afectuosa, cercana y que buscan generar solidaridad y complicidad, se considera pertinente comentar algunos aspectos relevantes a partir de los siguientes ejemplos:
En Los cuentos de mi tía Panchita son abundantes los vocativos que codifican cariñativos de la época, de manera que se requiere asociar su uso con los objetivos comunicativos para proponer una solución acertada. Por ende, resulta fundamental la identificación del sintagma nominal como una forma afectiva de tratamiento y, en consecuencia, elegir una solución que muestre este grado de cercanía según la relación existente entre los interlocutores. Este procedimiento ha sido efectivo en los ejemplos 58 y 59, en donde cholita y niñá, formas afectuosas con las que tío Conejo le habla a tía Venada, se traducen como hon, palabra que codifica cariño, es muy utilizada entre personas que tienen una relación amorosa, y que se presenta con un acortamiento para imitar el registro informal propio de tío Conejo.
Existe mayor vacilación en la traducción de compadrito, pues en los ejemplos del 60 al 63 esta aparece como buddy, my good man, pal y compadrito de Dios como heaven help you, my friend, aunque todas las traducciones utilizadas expresan cercanía. Por su parte, comadrita presenta tres posibles traducciones: ma’am, friend y old friend. La primera se utiliza cuando Uvieta apela a La Muerte y muestra mucho más distanciamiento y respeto que el TO, mientras que las otras dos las utiliza Tío Conejo para hablar con tía Ardilla y con tía Zorra respectivamente, y tiene como objetivo hacer expresa la relación de amistad existente entre los interlocutores.
Empero, la traducción del vocativo viejo utilizada en los ejemplos del 67 al 69 no consigue transmitir el valor de «tratamiento entre amigos»definido por Agüero Chaves (1996: 329). En efecto, este es empleado por Juan Cacho para apelar al dueño del sesteo en términos de cercanía y complicidad, primero para revelarle un secreto, y luego, cuando se ha enterado de que este le ha robado su servilletica y su borriquito, para atraerlo y ganarse su confianza con la finalidad de llevarlo a un cuarto aparte y obligarlo, con la perinola, a devolverlos. No obstante, en el TM la solución es granddaddy, la cual no alcanza valores pragmáticos del vocativo seleccionado en el TO en contextos en los que no existe relación de parentesco. Esta traducción debilita el efecto discursivo de camaradería y cercanía, y confunde al lector, porque se podría pensar que hay un vínculo de sangre entre los interlocutores. Otra traducción para viejo es old man, la cual, si bien se aleja de términos de relaciones de parentesco, tampoco codifica cercanía ni amistad. En cambio, la solución para su forma en plural, es decir, viejos como you guys, sí llega a aproximarse más a los valores pragmáticos del TO.
En síntesis, en el ámbito pragmático-textual, el método de traducción más empleado para las interjecciones, onomatopeyas y vocativos es el literal con un 56%, 72% y 65% respectivamente. Dicho resultado evidencia una decisión traductológica de mantener, en alguna medida, huellas de «oralidad fingida» según la norma de adecuación. Estos rastros resultan relevantes para el lector meta porque la forma de hablar seleccionada por la autora para narrar funciona como vínculo con la realidad costarricense y denotan cohesión cultural y visión de mundo compartido. Empero, cabe destacar que, en ciertas ocasiones, como en la traducción de grupos interjectivos relacionados con las divinidades, el efecto de la fidelidad al TO puede generar construcciones ajenas a la lengua meta que resultan de difícil decodificación para los lectores de la cultura receptora. En particular, la técnica de traducción más utilizada para las interjecciones y onomatopeyas es el equivalente acuñado. Este se registró en un 42% de los casos para las primeras y en un 41% para las segundas. En cambio, para el vocativo, el calco, técnica usada en un 56% de las traducciones del corpus, es la elección por excelencia para aquellos referidos a animales personificados.
El método de traducción de la zona intermedia alcanzó un 14% para las interjecciones, un 28% para las onomatopeyas y un 12% para los vocativos. Este fue el menos frecuente, y dentro de su representación en el corpus destaca la ampliación lingüística para las interjecciones, con un 6%; para las onomatopeyas con un 18%; y para los vocativos, con un 10%. El poco uso de elisiones evidencia un esfuerzo por incorporar estos rasgos de oralidad en el TM. Por último, el método interpretativo-comunicativo, estuvo ausente en las onomatopeyas. Sin embargo, se presentó en un 30% de las traducciones de interjecciones y un 23% en los vocativos. En particular, la técnica de creación discursiva fue de gran utilidad en la traducción de interjecciones que integran información diatópica, diastrática y diafásica del momento de escritura del TO, o bien aquellas que condensan gran variedad de significados, en las cuales obtuvo un porcentaje de 28% y para los vocativos, dentro de los cuales se empleó en 23% de los casos, en especial para los que codifican insultos. Estos resultados se relacionan con la afirmación de que ninguna traducción será completamente adecuada o aceptable, sino que representará una mezcla de las dos (Toury 2012: 70), de manera que dichas normas interactúan para generar la eficacia del TM.
Además, como producto de esta investigación, se evidenció la importancia de la reflexión sobre el uso, significado y función de los recursos lingüísticos vinculados con efectos pragmáticos, pues, si el traductor no le asigna a un elemento textual el valor que le corresponde, puede generarse pérdida de información. Para las interjecciones, las impropias son las que tienden a pasar desapercibidas, o las que podrían a presentar traducciones que no son las más adecuadas, resultados que coinciden con los de Cuenca (2006). En el caso de los vocativos, resulta necesario verificar si existen significados culturales particulares asociados, dado que, si conllevan información pragmática, es crucial que esta quede plasmada en el TM.
Por último, para la traducción de elementos con asociaciones histórico-culturales, es preciso, por un lado, determinar la cantidad de acepciones del término y, por otro lado, seleccionar una traducción para cada una de ellas y mantenerla sistemáticamente en TM. De esta forma, podría preservarse, en alguna medida, la tendencia a la repetición léxica propia de los cuentos infantiles. En síntesis, la «oralidad fingida» es rastreable a partir del ámbito pragmático-textual y es fundamental que el traductor realice una valoración detallada de estos elementos y sus usos según la comunidad de habla y optar por una formulación que exprese dichas especificidades en la lengua meta.
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