En el mundo existe una gran diversidad lingüística; sin embargo, durante muchos años algunas lenguas han sido desplazadas por lenguas dominantes. Esta es una realidad que han enfrentado las lenguas indígenas (Fagua 2015). En el Perú, que cuenta con 48 lenguas originarias (Base de Datos de Pueblos Indígenas u Originarios [BDPI] s.f.), sucedió lo mismo con una de las lenguas más habladas en el país: el quechua. En el Perú, 3 735 682 de personas (monolingües y bilingües) tienen el quechua como lengua materna (Instituto Nacional de Estadística e Informática [INEI] 2018). En las últimas décadas del siglo XIX, la mayoría de los hablantes de lenguas andinas fueron excluidos de las instituciones del gobierno (Demélas 2003). Además, durante el siglo XIX y XX, los gobiernos, mediante políticas homogeneizantes obligaron a la población nativa a utilizar el castellano (Herzfeld 2008). A finales del siglo XX, hubo un cambio, pues el Gobierno peruano otorgó mayor importancia al quechua. Una prueba de ello fue la oficialización del alfabeto del quechua y aimara mediante la Resolución Ministerial No. 1218-85-ED (1985). Después de muchos esfuerzos, para aminorar la exclusión de lenguas originarias, se promulgó en el 2011 la Ley 29735, conocida como Ley de Lenguas Indígenas (Yataco 2012; Reyes 2014), la cual regula la preservación, desarrollo y difusión de las lenguas originarias del Perú (Ley 29735 2011).
En el artículo cuatro de esta ley se especifica que toda comunidad debe tener acceso a la educación y disponer de los medios de traducción necesarios que garanticen el ejercicio de sus derechos. Esto implica que los documentos oficiales que emitan las entidades públicas sean traducidos a la lengua oficial del lugar donde se expida (Ley 29735 2011). Debido a estos cambios, el Estado tuvo la necesidad de buscar traductores que trabajen con lenguas originarias como el quechua. Por ello, en el 2012, el Ministerio de Cultura implementó los Cursos de Intérpretes y Traductores en lenguas indígenas para servicios públicos y Consulta Previa, y en el 2013 se creó la Dirección de Lenguas Indígenas, órgano especializado que se encargaría de llevar a cabo el curso a partir de ese año (Ministerio de Cultura 2014). En la actualidad, existen 175 traductores de quechua capacitados en todo el país (Registro Nacional de Intérpretes y Traductores de Lenguas Indígenas [ReNITLI] s.f.).
La capacitación que recibieron los traductores de quechua permitió que el Ministerio de Cultura impulsara la traducción de textos oficiales a esta lengua, como la Ley de Lenguas Indígenas (De Pedro et al. 2018). Por otro lado, el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec), ha implementado el Registro Civil Bilingüe que brinda la traducción de actas de nacimientos, matrimonios y defunciones al quechua (Reniec 2017).
Traducir del castellano al quechua puede resultar una labor compleja no solo a nivel lingüístico, sino también a nivel cultural e ideológico. Cerrón-Palomino (1997), menciona que los traductores de los textos conciliares del siglo XVI, además de tener problemas lingüísticos y estilísticos, tuvieron que preocuparse por los referentes culturales diferentes y la ideología particular que posee la lengua de partida castellana y las lenguas de llegada quechua y aimara. Cabe resaltar que esta obra normalizadora de traducción tuvo vigencia hasta finales del siglo XIX.
Asimismo, para entender mejor la complejidad de la traducción a la lengua quechua, debemos analizar el proceso de traducción desde la traductología. Según García Yebra (1997), este proceso incluye las fases de comprensión y expresión, es decir, en la primera, el traductor busca el contenido y el sentido del texto original; luego, en la segunda fase, el traductor busca las expresiones en la lengua meta para reproducir en ella el contenido del original. Esta acción traslativa, en términos de Reiss y Vermeer (1996), no sólo implica una transferencia lingüística, sino también cultural.
Se han realizado algunos estudios relacionados con la traducción del quechua. Howard (1997) muestra que las traducciones de un texto del quechua al castellano y al inglés presentan problemas debido a la terminología arraigada a la identidad cultural andina. La autora señala que hace falta un modelo de análisis más integrado que incorpore la dimensión cultural a la dimensión lingüística. Asimismo, Almeida y Haidar (2012) mencionan las dificultades de las traducciones de culturemas entre el quechua y el castellano, pero no se proponen soluciones. Recientemente, Howard et al. (2018) y De Pedro et al. (2018) llevaron a cabo investigaciones en el Perú sobre los retos de traducir la Ley de Lenguas Indígenas del castellano a lenguas originarias donde abordaron estrategias traslativas en el ámbito jurídico considerando la identidad cultural del traductor y, en el caso del segundo estudio, desde un enfoque de los estudios poscoloniales.
A pesar de la existencia de dichas investigaciones, no hemos encontrado estudios que analicen las estrategias utilizadas por traductores específicamente de quechua tomando en cuenta enfoques de traducción como la comunicativa de Newmark (1988) y la descriptiva de Chesterman (1997).
El objeto de estudio de la presente investigación son las estrategias traslativas. Por ello, nuestro propósito principal es analizar las estrategias comunes y distintas de los traductores castellano-quechua en su actividad traslativa mediante una clasificación de estrategias de traducción desde un enfoque comunicativo y descriptivo. Consideramos que es importante documentar e interpretar esta información, porque los traductores de quechua podrán usar este conjunto de estrategias como referencia para realizar su labor y solucionar problemas de traducción. Por lo tanto, los resultados de este estudio también pueden ser útiles tanto en el ámbito profesional como en el académico, pues sería una iniciativa para fomentar la enseñanza de traducción al quechua. De esa manera, se contribuirá a un mayor desarrollo de la traducción a esta lengua, un beneficio para todo quechuahablante en el Perú.
Para entender los conceptos clave de este estudio, es necesario revisar las diferentes denominaciones que se han usado en el campo de la traductología para referirse a estrategias de traducción. Además, explicaremos la definición de problemas de traducción y su relación con las estrategias.
Varios autores en el campo de la traducción han planteado diferentes términos para nombrar las soluciones que escoge el traductor cuando produce el texto meta. Al considerar los diversos términos y sus respectivas definiciones, hemos decidido tomar como referencia a Newmark (1988) y Chesterman (1997) para presentar la definición de estrategias de traducción en este estudio: procedimientos o soluciones individuales conscientes o potencialmente conscientes que el traductor utiliza para resolver los problemas al traducir unidades lingüísticas pequeñas.
Decidimos crear una definición a partir de los planteamientos de estos dos autores, porque, por un lado, Chesterman (1997) menciona que es un proceso potencialmente consciente y permite resolver problemas de traducción, lo que hace posible analizar las estrategias que proponen los traductores del presente estudio. Por otro lado, Newmark (1988) especifica que los procedimientos de traducción se emplean en oraciones o unidades lingüísticas pequeñas, característica de nuestro objeto de estudio, el cual no considera un corpus de textos completos.
Teniendo en cuenta lo expuesto, elaboramos una categorización de estrategias en la que adaptamos las clasificaciones y conceptos de Newmark (1988) y Chesterman (1997), porque se ajustan de manera más adecuada a las estrategias que plantean los participantes de esta investigación y permite identificar y catalogar de forma más eficaz sus estrategias comunes y distintas. Además, Chesterman aclara que su clasificación no es específica para un par de lenguas, sino que puede adaptarse fácilmente a las normas generales de cada idioma. Cabe resaltar que, para realizar la clasificación de estrategias, hacemos alusión a las que se utilizan en la fase final del proceso de traducción, es decir, la fase de expresión y no la de comprensión (García Yebra 1997).
Las estrategias que consideramos en este estudio son las siguientes:
TABLA 1. Estrategias de traducción según Newmark (1988) y Chesterman (1997)
Como mencionamos, sabemos que la estrategia se usa para resolver un problema. Pero, en realidad, no hay un consenso sobre la definición de problema de traducción en el campo de la traductología. No obstante, Nord (2009) y Hurtado (2014) proponen, de forma clara, una definición y una clasificación que pueden complementarse para identificar los problemas de traducción.
En primer lugar, la traductora funcionalista Nord (2009) menciona que los problemas de traducción son intersubjetivos, generales, y se solucionan a través de procedimientos traslativos que pertenecen a la competencia traductora; además, distingue los problemas en cuatro tipos: problemas pragmáticos, problemas culturales, problemas lingüísticos y problemas extraordinarios. En segundo lugar, Hurtado (2014), siguiendo las ideas de Nord, establece que son dificultades de carácter objetivo (relacionadas con la competencia traductora) que el traductor puede encontrar cuando realiza una tarea traductora. Además, plantea cinco categorías de problemas de traducción usadas por el grupo PACTE (Proceso de Adquisición de la Competencia Traductora y Evaluación): problemas lingüísticos, problemas textuales, problemas extralingüísticos, problemas de intencionalidad y problemas pragmáticos.
Para el propósito de este estudio determinamos que las propuestas de Nord (2009) y Hurtado (2014) son apropiadas, pues, por un lado, Nord relaciona los conceptos de procedimientos con los problemas que vamos a tratar, y, por otro lado, Hurtado propone una clasificación más comprensible que ayuda a identificar las dificultades específicas que tuvieron los participantes. Por lo tanto, los problemas de traducción, en el caso de esta investigación, son dificultades de carácter objetivo que el traductor enfrenta cuando realiza una tarea traductora y se solucionan empleando estrategias traslativas.
Con el objetivo de catalogar las dificultades que enfrentaron los participantes, escogimos cuatro tipos de problemas planteados por Hurtado (2014): lingüísticos, extralingüísticos, textuales y pragmáticos. Complementamos el problema extralingüístico con la propuesta de problema extraordinario de Nord (2009), por ello, se creó la categoría de problema extralingüístico-extraordinario.
TABLA 2. Problemas de traducción según Nord (2009) y Hurtado (2014)
La población está compuesta por traductores que trabajan con el castellano y el quechua, y residen en Lima, Perú. Observamos que el curso impartido por el Ministerio de Cultura era una gran oportunidad para iniciar la búsqueda de participantes del presente estudio. Según ReNITLI (s.f.), hasta la fecha han capacitado a 32 traductores de quechua que viven en Lima mediante el Curso de Intérpretes y Traductores de Lenguas Indígenas, donde se abordaron técnicas de traducción e interpretación, derechos colectivos y lingüísticos, entre otros. (Ministerio de Cultura del Perú s.f.). Sin embargo, no solo consideramos a los traductores capacitados por el Ministerio de Cultura dentro de la población, sino también a otros que no tuvieran dicha acreditación.
Requeríamos a traductores de quechua y castellano que ejercieran la labor de traducción de estas lenguas y, de ser posible, que contaran con una capacitación en traducción en lenguas originarias y residan en Lima. Adicionalmente, debían tener como mínimo tres años de experiencia en traducción y haber realizado traducciones para alguna entidad privada o del Estado.
En cuanto al proceso de selección, conseguimos los datos de contacto de traductores acreditados por el Ministerio de Cultura a través de G. K. Alata (comunicación personal 20 de abril de 2018), asistente del área legal de la Dirección de Lenguas, quien nos brindó información sobre dieciséis traductores de las variedades Ayacucho-Chanca y Cuzco-Collao. Luego, para elegir a otros traductores utilizamos el método de gatekeepers, es decir, a través de personas clave de contacto. De esa manera, conformamos una muestra de cinco traductores acreditados por el Ministerio de Cultura y dos no acreditados.
El muestreo fue hecho bajo la técnica intencional, pues seleccionamos sujetos específicos y expertos que fueron fuentes importantes para la investigación (Sabariego 2009).
La mayoría de los participantes traducía hacia el quechua Ayacucho-Chanca, pero dos de ellos traducían hacia la variedad Cuzco-Collao. La diferencia principal entre estos dos dialectos consiste en la existencia de consonantes oclusivas glotalizadas y aspiradas, que sólo son característicos del quechua Cuzco-Collao y no del quechua Ayacucho-Chanca. Debido a esto, en la variedad Cuzco-Collao, las grafías para dichas consonantes se representan con la adición de un apóstrofo3 (Zariquiey y Córdova 2008).
La investigación es un estudio cualitativo y posee un diseño de tipo fenomenológico, pues hicimos un análisis descriptivo de las experiencias comunes y distintas de los participantes mediante un método de análisis inductivo (Hernández, Fernández y Baptista 2010). Por ello, analizamos primero la información individual de cada traductor para poder llegar a una perspectiva más general sobre sus experiencias. Es decir, organizamos los datos individuales en categorías más generales como problemas y estrategias comunes y distintas de los participantes. Adicionalmente, utilizamos las estrategias de traducción de Newmark (1988) y Chesterman (1997) como instrumento de análisis para identificar y denominar la estrategia visible en la unidad lingüística resultante del proceso de traducción.
Al ser un estudio cualitativo, decidimos obtener la información necesaria mediante entrevistas presenciales. Por ello, elaboramos una guía de entrevista semiestructurada que contaba con cuatro secciones: aspectos profesionales y académicos del entrevistado, su experiencia en el campo de la traducción, problemas (lingüísticos y culturales) y estrategias de traducción, y perspectivas sobre la traducción al quechua en el Perú. Para el recojo adecuado de las estrategias, preguntamos sobre los problemas que enfrentan durante las traducciones (donde incluían los ejemplos) y luego les pedimos que explicaran las estrategias que utilizan para resolverlos. Cabe mencionar que los participantes brindaron problemas y estrategias que fueron significativos o frecuentes.
En total realizamos siete entrevistas grabadas en audio de aproximadamente una hora cada una. Además, elaboramos un diario de campo que permitió anotar ejemplos de traducción propuestos por los entrevistados.
Enviamos cartas de presentación emitidas por la carrera de Traducción e Interpretación de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) a los primeros traductores contactados, así pudieron conocer el tema de la investigación. En el caso del resto de los participantes no fue necesario, pues eran contactos directos de los gatekeepers.
Para que los participantes estuvieran preparados para el momento de la entrevista, les informamos por correo y teléfono que buscábamos conocer sus problemas y estrategias de solución durante su actividad traslativa, y que, en lo posible, brindaran ejemplos. Asimismo, les comunicamos que la entrevista sería grabada para analizarla posteriormente y firmaron un consentimiento informado para poder utilizar los datos que aportaron.
Después de finalizar el trabajo de campo, transcribimos los audios de las entrevistas. Para verificar que la transcripción de los ejemplos en quechua era la adecuada, realizamos consultas posteriores a algunos entrevistados por correo electrónico, y solicitamos la ayuda de un profesor que imparte las asignaturas de lingüística y quechua en la UPC. Cabe señalar que uno de los entrevistados envió por correo ejemplos adicionales. Durante la redacción de los resultados del análisis, mantuvimos el anonimato de todos los entrevistados.
Para iniciar la clasificación de información de las entrevistas, creamos un cuadro comparativo con extractos de las respuestas de todos los entrevistados. Primero, distinguimos los problemas de los traductores al trasladar determinadas unidades lingüísticas con la ayuda de las categorías de problemas según Nord (2009) y Hurtado (2014). Luego, identificamos las soluciones empleadas para resolverlos y procedimos a vincularlas con las estrategias de traducción planteadas por Newmark (1988) y Chesterman (1997). Con este fin, creamos columnas que incluían fragmentos de las entrevistas, tipo de problema, estrategia y tipo de texto.
Con respecto a los tipos de textos a los que pertenecen las unidades lingüísticas, según la tipología textual de Hurtado (2014), observamos que eran textos descriptivos e instructivos en su mayoría y algunos eran narrativos y argumentativos. En general, los textos fueron elaborados por organismos autónomos del Estado, Ministerios, órganos rectores del Estado y empresas privadas. Cabe precisar que una parte pequeña del total de estas unidades no pertenecen a un texto en específico, tratándose de casos que sirvieron para ejemplificar las estrategias traslativas.
En esta sección nos centraremos en describir las estrategias comunes y distintas que usaron los traductores castellano-quechua para resolver los problemas frecuentes en su actividad traslativa. En total hallamos 37 ejemplos de equivalencias traductoras del castellano al quechua que fueron analizados según la clasificación de estrategias propuesta para la presente investigación. La estrategia se usaba para resolver un problema, así que en la presentación de los resultados describiremos primero los problemas de los participantes y luego las estrategias que emplearon4.
Este problema fue el más frecuente de todos, ya que, del total de participantes, seis traductores brindaron un conjunto de dieciséis ejemplos.
Algunos de los problemas están relacionados con las figuras retóricas como metáforas y símiles que se emplean para representar las cualidades físicas de las personas y las características que se asignan a los animales. Además, los traductores tuvieron que lidiar con la diferencia en la cosmovisión y convenciones que existe en la lengua castellana y quechua. Asimismo, debían de traducir expresiones utilizadas para representar sonidos de animales y explicar conceptos especializados, sin un equivalente establecido, y que pueden generar controversias.
La estrategia que emplearon en la mayoría de los ejemplos fue el filtro cultural. Para traducir las metáforas y símiles en los cuentos, un traductor empleó equivalentes culturales relacionados con asociaciones simbólicas que existen en la cultura andina. Por ejemplo, decidió escoger elementos culturales, como ciertos frutos conocidos por los quechuahablantes, que transmitían la idea de belleza de los rasgos físicos y animales de la zona andina a los que se les atribuía cualidades de inteligencia y suspicacia. Otros traductores utilizaron equivalentes considerando las convenciones y hábitos sociales de los quechuahablantes. Uno mencionó que debía emplear un término que formara parte de la cosmovisión andina para evitar posibles conflictos causados por conceptos en castellano con connotaciones negativas para los quechuahablantes. En otro caso, para referirse a los órganos sexuales en una revisión médica, no debían traducirse directamente mencionando al genital, sino utilizando un eufemismo para no avergonzar a los receptores. Además, un traductor para evitar malentendidos en una solicitud decidió transmitir la cortesía presente en una oración condicional en castellano mediante una frase que funcionaba de forma similar en quechua5. Finalmente, otro participante empleó una onomatopeya que transmitía el sonido de un animal descrito en un cuento, según el repertorio fonológico de la variedad Ayacucho-Chanca.
TABLA 3. Ejemplos de la estrategia filtro cultural
Otra estrategia usada por los traductores fue el neologismo con nuevo sentido. Los traductores la consideraron apropiada cuando los términos no tenían un equivalente establecido en quechua porque eran conceptos nuevos para la cultura meta y especializados en su mayoría. Un traductor, por ejemplo, encontró un término relacionado con cambios globales, así que recurrió a una palabra conocida en quechua, cuyo significado hacía alusión a ciertas características del término en castellano; de esa manera, añadió una nueva acepción al término existente. Situación similar ocurrió con otros términos en el ámbito informático, tecnológico y de servicios públicos brindados por organismos del Estado. En general, los traductores optaron por esta estrategia, ya que deseaban que el término se entendiera sin dificultad. Cabe precisar que un traductor declaró preferir usar neologismos en textos que tienen un sentido más reivindicativo de la cultura. Destacó además que los utiliza para demostrar que el quechua se podía modernizar. En cambio, otro traductor mencionó que, en textos sobre tecnología, aparte de neologismos, también podría usar préstamos, pero dependiendo del término y su contexto.
TABLA 4. Ejemplos de la estrategia neologismo con nuevo sentido
La paráfrasis fue otra de las estrategias empleadas por los participantes. Sirvió para transmitir, en su mayoría, términos vinculados con ámbitos especializados. Por ejemplo, uno de los traductores reemplazó una metáfora empleada en un contexto laboral por la explicación de su sentido y función. Además, otro participante parafraseó un término relacionado con temas de género y homosexualidad utilizando referentes que se consideran conocidos y de cierta forma neutrales para la cultura meta, y así, evitar posibles discrepancias en los destinatarios. Asimismo, otro reexpresó el concepto de un campo de estudio de la cultura occidental por una explicación simple y general. También otro participante trasladó un término vinculado con el ámbito jurídico mediante la explicación del procedimiento que implicaba su concepto, el cual no necesariamente era explícito para el quechuahablante. Como podemos apreciar, la paráfrasis sirvió para evitar que los lectores tuvieran problemas de comprensión. Adicionalmente, es interesante comentar que un traductor de la variedad Cuzco-Collao prefería explicar los términos fuente o usar neologismos para evitar los préstamos y, a la vez, darle cierto estatus al quechua.
TABLA 5. Ejemplos de la estrategia paráfrasis
Este problema también fue frecuente, pues encontramos que seis participantes tuvieron estas dificultades y hallamos diez ejemplos.
Los problemas lingüísticos a los que se enfrentaron los traductores se vincularon principalmente con el nivel léxico. Por ejemplo, tuvieron dificultades para traducir términos sin equivalente en quechua o con significados específicos que requerían buscar equivalentes exactos. También hubo problemas a nivel morfosintáctico, sobre todo, debido a las diferencias lingüísticas entre el castellano y el quechua.
La estrategia más frecuente para este tipo de problema fue el cambio en la estructura de la frase. Los participantes mencionaron que decidieron usar esta estrategia debido a que la redacción en castellano es diferente al quechua, en especial en textos académicos. Uno de sus argumentos fue que en estos textos usualmente se escriben en tercera persona singular, mientras que en quechua el discurso se redacta en primera persona inclusiva plural. Al analizar los ejemplos llegamos a la conclusión de que esto se debía a las diferencias que existían en el proceso de determinación en el castellano y el quechua. Por ejemplo, en el castellano se usan los artículos (como el determinante «el»), pero en el quechua se emplean sufijos posesivos, demostrativos, entre otros (como el posesivo -nchik en Ayacucho-Chanca) (Cusihuamán 2001b; Soto 2006). Por ello, vieron necesario hacer estos cambios en sus traducciones. También hay diferencias en la forma de enfatizar adjetivos o nombres, por lo que los traductores tenían que utilizar la estructura del quechua, como el uso de una reduplicación del término (Acurio 2017).
TABLA 6. Ejemplos de la estrategia cambio en la estructura de la frase
Otras estrategias que los traductores emplearon fueron préstamo, información adicional, naturalización, hiponimia y paráfrasis.
Por un lado, cuando se les presentó términos sin equivalentes en quechua, usaron estrategias que les permitieran tener una traducción comprensible para los quechuahablantes. Por ello, uno de los traductores decidió usar el préstamo, pues era una palabra en castellano conocida por los receptores. Otro traductor optó por usar una naturalización, ya que mencionó que había términos refonologizados al quechua que estaban tan incorporados que los hablantes no sabían que provenían del castellano. Añadió que usarlos no haría el quechua menos «puro» debido a que existía una interacción inevitable entre ambas lenguas. También hubo un participante que prefirió emplear una paráfrasis para este tipo de palabras. Para ellos era importante que los equivalentes que escogieran fueran entendibles para los destinatarios.
TABLA 7. Ejemplos de las estrategias de préstamo, naturalización y paráfrasis
Por otro lado, hubo términos con significados específicos, así que el equivalente debía reflejar el mismo sentido que la palabra en castellano. Por ello, algunos traductores emplearon la estrategia de hiponimia y escogieron términos con significado certeros, que también se podían encontrar en la lengua quechua.
Asimismo, hubo un caso donde el equivalente en quechua del término original tenía dos significados opuestos, así que el traductor tuvo que colocar una información adicional para explicar en el glosario de la traducción a qué acepción se refería según el contexto, pues no quería causar confusión en los receptores.
TABLA 8. Ejemplos de las estrategias de hiponimia e información adicional
Este problema no fue tan usual como los dos primeros, ya que cinco traductores proporcionaron nueve ejemplos.
Los traductores presentaron problemas relacionados con el encargo, pues los clientes les pedían hacer cambios en sus traducciones. También tuvieron dificultades al traducir textos que se efectuaban en contextos específicos para determinados destinatarios, pues debían usar equivalentes que pudieran comprender fácilmente los receptores y que formaran parte de su uso lingüístico específico.
La estrategia más frecuente fue el préstamo, el cual utilizaron cuando los términos en castellano ya eran conocidos para los quechuahablantes y si el contexto en el que se efectuaba la traducción lo permitía. En un caso, observamos que se solicitó a un participante que tradujera el nombre de un organismo del Estado, pero el traductor decidió no hacerlo y explicar al cliente que los quechuahablantes no comprenderían la traducción, porque se haría referencia a otra institución. Una explicación similar la brindó otro traductor cuando se le pidió que trasladara el nombre de una empresa. Otro caso ocurrió con el nombre de un cargo en un texto que iba a ser utilizado por capacitadores y el personal que iba a capacitarse, pues, según el traductor, si se traducía dicho nombre los destinatarios podían confundirse al intentar entender posibles neologismos o refonologizaciones. Por último, otro participante decidió mantener el nombre de un curso escolar porque el término en castellano ya se usaba entre los estudiantes. Es importante resaltar que la mayoría de los participantes que usaron préstamos traducían hacia la variedad Ayacucho-Chanca.
TABLA 9. Ejemplos de la estrategia préstamo
Otras estrategias que emplearon los participantes fueron la traducción reconocida, la naturalización y el cambio en la estructura de la frase.
Un traductor tuvo dificultades relacionadas con los destinatarios del texto, los cuales formaban parte de una comunidad que hablaba el Cuzco-Collao, un dialecto diferente al del participante, así que tuvo que buscar una traducción reconocida en esa variedad. Otro participante también consideró a los destinatarios antes de elegir una traducción. Aunque existía un equivalente en quechua para ese término, decidió usar una naturalización, pues afirmó que para esos contextos se utilizaba más la palabra proveniente del castellano que el término en quechua. Esta misma situación la tuvieron dos participantes, ya que presentaron dificultades para elegir entre una traducción reconocida o una naturalización en textos para determinados receptores. Uno de ellos decidió emplear el equivalente que usaba cada hablante según sus características y el contexto correspondiente. Por ejemplo, los estudiantes que hace poco habían salido del colegio utilizaban un término en quechua creado en el ámbito escolar, mientras que un público más adulto utilizaba el término naturalizado del castellano. El otro traductor en estos casos prefirió encontrar un punto medio, pues empleaba ambas estrategias. Su decisión se debe a que, por un lado, el término naturalizado del castellano se comprendería mejor; por otro lado, deseaba incluir la traducción reconocida en quechua para que el término no se perdiera.
Finalmente, uno de los participantes tuvo que utilizar un cambio en la estructura de la frase a petición del cliente, pues quería que el nombre en inglés de la empresa estuviera aislado, es decir sin sufijos quechua. La petición del cliente se podía validar, debido a que colocar un término que provenía de un idioma extranjero con un sufijo quechua, podría verse forzado.
TABLA 10. Ejemplos de las estrategias de traducción reconocida, naturalización y cambio en la estructura de la frase
Encontramos una cantidad mucho menor de problemas textuales en comparación con los demás problemas. Solo un participante presentó esta dificultad y brindó dos ejemplos.
El problema que enfrentó el traductor se debió a que necesitaba encontrar un término que fuera acorde con la función del tipo textual y las convenciones del género de los textos que se le asignaron.
La estrategia que empleó fue la sinonimia, pues en uno de los ejemplos brindados se utilizó un término en quechua que transmitiera el tono persuasivo del tipo de texto fuente en vez de usar la traducción reconocida para el término en castellano, que, según el traductor, era muy directo y serio. En otro caso, el participante no escogió una frase moderna que soliera usar como equivalente, porque necesitaba una opción más corta para el texto y que tuviera la misma función en quechua. De esa manera, cumplió con las convenciones del género textual de la traducción. Adicionalmente, el traductor optó por ese término porque también quiso revalorar lo que usaban sus ancestros y estaba buscando originalidad.
TABLA 11. Ejemplos de la estrategia sinonimia
Los resultados muestran que los traductores usaron estrategias diferentes para resolver los mismos problemas de traducción. Al analizar todos los casos observamos que hubo estrategias más frecuentes entre los participantes y otras menos frecuentes. Por un lado, considerando la cantidad de ejemplos y el número de traductores por estrategia, la mayoría empleó préstamos, filtros culturales, paráfrasis, neologismos con nuevo sentido, cambios en la estructura de la frase y naturalizaciones. Por otro lado, las estrategias menos frecuentes fueron traducción reconocida, hiponimia, sinonimia e información adicional. Es importante mencionar también que los traductores consideraron ciertos factores antes de elegir una estrategia.
En la sección de resultados analizamos las estrategias que los traductores usaron frente a problemas de traducción, las cuales clasificamos según una adaptación de las propuestas de Newmark (1988) y Chesterman (1997). Ello permitió observar que los traductores emplearon determinadas estrategias, teniendo en cuenta factores como el receptor, el propósito de la traducción y, en algunos casos, las especificaciones del cliente.
Las consideraciones mencionadas pueden relacionarse con algunos enfoques traductológicos específicos. El primero es el enfoque funcionalista. Autores representativos como Katharina Reiss y Hans Vermeer (1996) plantearon la teoría del escopo (del griego skopos que significa propósito) que tiene como principio la finalidad de la traducción. Esta teoría tiene como objetivo superar las barreras culturales y comunicativas del texto de partida, y pone en primera instancia la función que debe cumplir la traducción de acuerdo con el público receptor (Reiss y Vermeer 1996). Asimismo, Nord basándose en el enfoque funcionalista, destaca la idea de encargo de traducción: instrumento que incluye las condiciones del cliente, las funciones pretendidas, el medio y los destinatarios del texto meta (Nord 2009). Claramente, este instrumento se asemeja a los factores que algunos de los traductores de este estudio consideraron antes de decidir estrategias específicas.
Además, otro factor que varios traductores tomaron en cuenta fue el contexto. Para explicarlo con mayor detalle, hacemos referencia a algunos planteamientos sobre el contexto lingüístico y la situación de Delisle et al. (1999). Por un lado, hubo traductores que antes de escoger una estrategia tomaron en cuenta el contexto lingüístico del término. Delisle et al. (1999) definen a este contexto como el entorno lingüístico que permite determinar el significado de una unidad léxica. Por otro lado, los traductores también consideraron el contexto en que efectuaron la traducción para elegir su estrategia. Delisle et al. (1999) llaman a este factor situación de la traducción y lo remiten a elementos no lingüísticos que rodean la producción de un enunciado, como el emisor, el receptor y el lugar donde se utilizaría la traducción.
Otro aspecto importante fue el factor cultural, ya que, en algunos de los ejemplos analizados, los traductores tuvieron que lidiar con las diferencias culturales inherentes a la lengua castellana y quechua, y hallar una forma de trasladar los aspectos culturales correspondientes. Desde un punto de vista traductológico, correspondería con el enfoque cultural de la traducción que plantea el lingüista Nida (1945), ya que relaciona los problemas de traducción con las diferencias culturales que presenta cada lengua. Una forma de superar dicha disparidad, según Nida (1964), sería empleando la equivalencia dinámica o funcional que consiste en la adaptación del texto al lector meta; por ello, el traductor debe superar distancias culturales y lingüísticas para tratar de provocar en el receptor de la traducción el mismo efecto que un texto original produce en un lector.
Por otra parte, encontramos que las estrategias más frecuentes y comunes fueron filtros culturales, préstamos, naturalizaciones, neologismos con nuevo sentido, paráfrasis y cambios en la estructura de la frase. Para profundizar más el análisis sobre el proceso de elección de dichas estrategias, tomaremos en cuenta los contextos y las condiciones por las que los traductores aceptan usarlas, y los fines que buscan al emplearlas.
Con respecto al filtro cultural, hubo un número mayor de casos en comparación con las demás estrategias y fue empleado por tres traductores. En cuanto al uso de filtros culturales según asociaciones simbólicas, observamos que los participantes consideraron que en la lengua castellana y en el quechua se utilizan diferentes elementos culturales para referirse a conceptos similares. En el caso de filtros culturales según convenciones y hábitos sociales, los traductores los emplearon porque los términos que debían trasladar podían crear incomodidad, malentendidos o incluso conflictos en la cultura receptora.
En general, constatamos que los traductores tuvieron presente el contexto sociocultural meta tal como lo plantean Reiss y Vermeer (1996). Según este enfoque funcionalista, el traductor debe considerar que el contexto sociocultural al que va dirigido el texto final difiere del texto de partida, porque los conocimientos socioculturales previos (lo que conocen los lectores) y de fondo (sobre la misma cultura) de los receptores de ambas culturas apenas coinciden. Cabe resaltar que los ejemplos incluidos en la categoría de filtros culturales no son los únicos en donde se toma en cuenta lo sociocultural; sin embargo, son los que enfatizan más la necesidad de considerar ese aspecto.
Además, analizando la estrategia de filtro cultural, hallamos una característica en común: los traductores han decidido adaptar sus traducciones al quechuahablante. En este sentido, desde un enfoque traductológico, los participantes han aplicado la equivalencia funcional de Nida (1964) que tiene como objetivo que el receptor conciba la traducción como un texto natural, por lo que debe incluir elementos identificables para el lector meta. Es importante precisar que esta domesticación, en términos de Venuti (1995), en comparación con la extranjerización, no permite que los lectores vean en la traducción la representación de otros valores culturales diferentes a los propios. Sin embargo, concluimos que para los traductores la domesticación es la más apropiada, si su objetivo consiste en que los receptores se sientan familiarizados con el texto meta y que las diferencias culturales no interfieran con la comprensión y función de la traducción.
En cuanto a las estrategias de préstamo y naturalización, ambas tienen como característica común el uso de términos que provienen del castellano, por ello, vamos a analizarlas de forma conjunta. Mencionado lo anterior, en total cuatro traductores emplearon tales estrategias y proporcionaron diversas razones al escogerlas. Por un lado, una parte de los entrevistados usó préstamos porque los términos eran nombres reconocidos por la sociedad quechua y deseaban que el receptor comprendiera a qué institución o persona que ostenta un cargo se hacía referencia, como en el ejemplo de funcionario. Por otro lado, los traductores que emplearon naturalizaciones tuvieron en cuenta si ciertos términos habían sido incorporados en determinadas comunidades de quechuahablantes o habían sido utilizados según la edad de los receptores, como el caso de iskuyla.
La incorporación de términos del castellano pudo haberse originado por el contacto lingüístico que ha existido entre el castellano y el quechua durante casi cinco siglos, desde la conquista española (Yancce 2014). El resultado de esta interacción lingüística lo encontramos en la variedad de préstamos del castellano al quechua Ayacucho-Chanca que pueden mantener o cambiar su significado original (Espinoza 2007). Asimismo, en el castellano también existe léxico procedente del quechua, tal como podemos apreciar en la 22. a edición del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) (Abul 2014).
Además, si analizamos la razón del uso de préstamos y naturalizaciones desde un enfoque sociolingüístico, la noción de diglosia permite estudiar la relación de hegemonía-subalternidad entre la lengua castellana y quechua. En este sentido, considerando lo expuesto por Ferguson (1959), la variedad dialectal alta o A, empleada en contextos formales y con una tradición literaria, se asemeja a las funciones que cumple el castellano en el país, ya que se utiliza generalmente en contextos públicos y oficiales. Por el contrario, la variedad dialectal baja o B, usada en contextos informales y familiares, correspondería al quechua, porque se usa sobre todo en ámbitos más comunitarios.
Por último, el uso de estas estrategias tuvo como finalidad que el sentido del texto fuente no se distorsionara y que el texto meta utilizara términos que los receptores hubieran incorporado en su vida cotidiana. Precisamente estos objetivos son similares a los que plantean los traductores de la variedad Ayacucho-Chanca de la investigación de Howard et al. (2018) al traducir la Ley de Lenguas Originarias del Perú, pues, debido a que querían asegurarse de que los usuarios de la traducción comprendieran la información, prefirieron usar los hispanismos que son ampliamente utilizados, en vez de neologismos que se encontraban menos establecidos en el uso lingüístico. Cabe mencionar que, en el presente estudio, la mayoría de los entrevistados que utilizaron préstamos solo traducían hacia la variedad Ayacucho-Chanca; en cambio, un traductor de Cuzco-Collao, prefería usar paráfrasis o neologismos en vez de préstamos.
Otra estrategia muy usada por los traductores fue el uso de neologismos con nuevo sentido. Entre los participantes, cuatro la emplearon principalmente para términos sin equivalentes y con conceptos nuevos para la cultura meta. De acuerdo con García (2009), los traductores en ocasiones tienen una necesidad denominativa para ciertos conceptos y aunque puede haber un grupo de soluciones, estas aún no han sido incorporadas en diccionarios. También menciona que la elección del traductor es importante porque puede repercutir en la formación de una lengua determinada.
Existen ciertas razones que pudieron determinar la creación de nuevas acepciones por parte de los traductores, como los cambios sociales y la nueva tecnología. Según Petrescu (2008), los cambios políticos o sociales y la importancia adquirida por el dominio informático ha suscitado la necesidad de crear nuevos términos. La autora también sostiene que hay neologismos que se han adaptado en un idioma por la labor de especialistas en profesiones de lengua, como los traductores. Por ello, los participantes vieron pertinente crear neologismos con nuevo sentido en quechua para términos como cambio climático y celular.
Cabe mencionar que en esta estrategia los participantes utilizaron palabras existentes en quechua. La Dirección General de Educación Básica Alternativa, Intercultural Bilingüe y de Servicios Educativos en el Ámbito Rural (Digeibira) con el apoyo del Ministerio de Educación, presentaron una serie de procedimientos para la creación de neologismos donde se considera que puede utilizarse un recurso de la propia lengua y expandir su significado. Para ello, es necesario que la nueva acepción tenga relación o asociación con el significado base del término seleccionado (Huamancayo 2017). Precisamente eso tomaron en cuenta los participantes, pues deseaban que los destinatarios se familiarizaran fácilmente con la nueva acepción. Además, esta estrategia podía contribuir a la ampliación del uso de la lengua y fortalecer la identidad de los quechuahablantes (Huamancayo 2017).
La paráfrasis fue otra estrategia más usada y fue empleada por cuatro traductores, especialmente para términos desconocidos en quechua y que, en su mayoría, formaban parte de textos con temas especializados, como el cuidado de la salud, género y homosexualidad, historia o ámbitos laborales.
Según Newmark (1988), los textos que tratan temas como los mencionados tienen una función informativa, así que su traducción debe estar orientada a lo comunicativo. Por ello, debe transmitirse el mismo significado contextual de los términos en el texto meta de manera que sea aceptable y comprensible para los lectores. Newmark afirma que una traducción comunicativa es más social y se enfoca en el mensaje, así que tiende a ser simple y clara, por lo que, muchas veces el traductor debe explicar. Asimismo, Nord (2010), mediante la función referencial plantea que el traductor debe encontrar un equilibrio entre lo que los destinatarios de la cultura fuente y la cultura meta conocen. Por ello, tiene que ajustar o cambiar dicho equilibrio entre la información conocida y nueva.
Los planteamientos de Newmark y Nord coinciden con la finalidad de los traductores al parafrasear los términos, pues quisieron traducir de manera sencilla ciertos conceptos de áreas específicas de conocimientos. Además, esto permitió que los términos pudieran comprenderse y no causaran confusión en los receptores.
En las investigaciones de Howard et al. (2018) y De Pedro et al. (2018), los autores llegaron a esta misma conclusión, pues los traductores de la Ley de Lenguas cambiaron la función performativa del texto original a una función informativa. Esto se debió a que su objetivo principal era crear una interacción comunicativa para que los hablantes de lenguas originarias pudieran entender sus derechos lingüísticos.
Por último, cuatro traductores emplearon la estrategia de cambio en la estructura de la frase, el cual se debió principalmente a las diferencias lingüísticas entre el castellano y quechua. La familia quechua presenta una morfología aglutinante y sufijante (Adelaar y Muysken 2004), lo que hace que se presenten problemas de reexpresión. Howard et al. (2018) sostiene que existen diferencias estructurales significativas entre las lenguas originarias y el castellano; aunque puedan solucionarse con soluciones técnicas, no es una labor sencilla.
Adicionalmente, descubrimos que cuatro traductores escogieron estrategias diferentes que fueron motivadas por el deseo de revalorizar la lengua quechua. Uno de ellos indicó que deseaba modernizar el quechua mediante neologismos; otro traductor quería darle estatus empleando más paráfrasis y neologismos en vez de préstamos; otro entrevistado incluyó una traducción reconocida para evitar que el equivalente quechua entrara en desuso y otro participante usó la sinonimia porque deseaba revalorar lo que empleaban sus ancestros. Este deseo por utilizar la lengua quechua puede ser explicado desde la sociolingüística mediante el concepto de lealtad lingüística. Según Moreno (2009), esta surge, sobre todo, en contextos de bilingüismo o de diglosia, en donde pueden ocurrir situaciones de reemplazo de una lengua por otra y, por ello, los hablantes eligen mantener la lengua que han venido empleando.
En este estudio describimos las estrategias comunes y distintas que los traductores castellano-quechua entrevistados emplean durante su actividad traslativa. Es importante mencionar que los participantes no tenían un nombre específico para cada estrategia. Por ello, era necesario un instrumento de análisis, como las estrategias de traducción propuestas por Newmark (1988) y Chesterman (1997), que permitiera crear una clasificación de estrategias. De esa manera, determinamos que las más frecuentes fueron préstamos, naturalizaciones, filtros culturales, paráfrasis, neologismos con nuevo sentido y cambios en la estructura de la frase. Esta investigación es un aporte para los estudios sobre traducción del castellano al quechua, ya que utilizamos la traductología para identificar y clasificar las estrategias traslativas, las cuales permiten sistematizar la enseñanza de la traducción a esta lengua originaria, un campo que aún no se ha desarrollado lo suficiente.
Asimismo, descubrimos que los traductores entrevistados tomaban en cuenta algunos factores para escoger una estrategia, como el receptor, el propósito del texto y las especificaciones del cliente. Cabe resaltar que estos aspectos se abordan en la traductología, especialmente desde un enfoque funcionalista, como factores que deben considerarse antes de traducir. Además, encontramos un factor contextual tanto a nivel lingüístico, como de situación de la traducción. Desde un enfoque cultural, analizamos que las diferencias culturales de los receptores también eran un factor relevante para lidiar con problemas de traducción.
Las estrategias frecuentes y comunes han permitido encontrar determinadas opiniones de los traductores sobre la manera en que realizan su labor. En el caso de los préstamos y naturalizaciones, buscaron que el sentido del mensaje no cambie y que el receptor, al usar términos incorporados del castellano, comprenda el texto. La estrategia de filtro cultural reflejó que deben considerar el contexto sociocultural para emplear elementos culturales adecuados y evitar malentendidos entre los receptores. Para ello, los traductores decidieron adaptar la traducción a la cultura meta. Respecto a la estrategia de paráfrasis, observamos que, debido a la complejidad de los temas abordados en los textos, los traductores prefirieron explicar algunas palabras para que fueran sencillas de comprender por los receptores. En ese sentido, su traducción estuvo orientada a lo comunicativo. En cuanto a la estrategia de neologismos con nuevo sentido, en vista de la falta de equivalentes en quechua para conceptos foráneos, los participantes decidieron añadir una nueva acepción a términos existentes en esa lengua, lo que permitió que pudieran entenderse en la cultura meta.
La información recogida puede ser un aporte para los estudios descriptivos de la traducción, pues hemos analizado el proceso de la actividad traslativa de los traductores de quechua, quienes tienen un contexto sociocultural diferente y trabajan con una lengua originaria que sigue revitalizándose. A pesar de que los resultados presentados no son extrapolables, esta investigación puede abrir las puertas a nuevos estudios que se enfoquen en analizar las dificultades particulares que los traductores de lenguas originarias presentan en su labor, así podremos conocer sus necesidades, brindarles un mayor apoyo y contribuir al desarrollo de la traducción de las lenguas indígenas del Perú.
Abul, R. (2014): «Los préstamos léxicos del quechua en el DRAE», Hesperia: Anuario de filología hispánica, 17(2), 7-40. https://revistas.webs.uvigo.es/index.php/AFH/article/view/667/652
Acurio, J. (2017): Tawa yachana: paranayshanmi! Quechua nivel tres. Lima, Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas.
Adelaar, W. y P. Muysken (2004): The Languages of the Andes. Cambridge, Cambridge University Press.
Almeida, I. y J. Haidar (2012): «The mythopoetical model and logic of the concrete in Quechua culture: Cultural and transcultural translation problems», Sign Systems Studies, 40(3/4), 484-513. https://doi.org/10.12697/SSS.2012.3-4.12
Base de Datos de Pueblos Indígenas u Originarios [en línea] (s.f.): https://bdpi.cultura.gob.pe/lenguas [consulta: 6 de agosto de 2020].
Cerrón-Palomino, R. (1997): «Las primeras traducciones al quechua y al aimara: un caso de elaboración y desarrollo estilísticos», BIRA: Boletín del Instituto Riva-Agüero, 24, 81-102. https://bit.ly/2CnkNL4
Chesterman, A. (1997): Memes of translation. Ámsterdam/Filadelfia, John Benjamins.
Congreso de la República del Perú. (5 de julio del 2011): Ley que regula el uso, preservación, recuperación, fomento y difusión de las lenguas originarias del Perú, [Ley N° 29735]. http://centroderecursos.cultura.pe/sites/default/files/rb/pdf/Ley29735Leydelenguas2011.pdf
Cusihuamán, A. (2001a): Diccionario Quechua: Cuzco-Collao. Cuzco, Centro Bartolomé de las Casas.
Cusihuamán, A. (2001b): Gramática Quechua Cuzco Collao. (2ª ed.). Cuzco, Centro Bartolomé de las Casas.
De Pedro, R., Howard, R. y Andrade, L. (2018): «Translators’ Perspectives: The Construction of the Peruvian Indigenous Languages Act in Indigenous Languages», Meta, 63(1), 160–177. https://doi.org/10.7202/1050519ar
Delisle, J., Lee-Jahnke, H. y Cormier, M. C. (Eds.). (1999): Terminología de la traducción. Ámsterdam/Filadelfia, John Benjamins.
Demélas, M. (2003): La invención política: Bolivia, Ecuador, Perú en el siglo XIX. Lima, Instituto Francés de Estudios Andinos, Instituto de Estudios Peruanos.
Espinoza, E. (2007): «Del castellano al quechua: cambios semánticos», Escritura y Pensamiento, 10(21), 209-218. https://revistasinvestigacion.unmsm.edu.pe/index.php/letras/article/view/7936/6911
Estermann, J. (2012): «Crisis civilizatoria y Vivir Bien: Una crítica filosófica del modelo capitalista desde el allin kawsay/suma qamaña andino», Polis (Santiago), 11(33), 149-174. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-65682012000300007
Fagua, D. (2015): «Documentación de las prácticas lingüísticas y socioculturales de la Gente de centro, Amazonia noroccidental», Mundo Amazónico, 6(1), 129-146. http://revistas.unal.edu.co/index.php/imanimundo/article/viewFile/50649/53259
Ferguson, C. (1959): «Diglossia», Word, 15(2), 325-340. https://doi.org/10.1080/00437956.1959.11659702
García, J. (2009): «La competencia neológica especializada en el estudio y la actuación sobre la neología terminológica», Revue française de linguistique appliquée, 14(2), 17-30. https://doi.org/10.3917/rfla.142.0017
García Yebra, V. (1997): Teoría y práctica de la traducción. (3ª ed.). Madrid, Gredos.
Hernández, R., Fernández, C. y Baptista, M. (2010): Metodología de la investigación. (5ª ed.). Ciudad de México, Interamericana Editores.
Herzfeld, A. (2008): «¿El castellano, el quechua o el inglés? El porqué de la actitud de los estudiantes peruanos hacia estos idiomas», Tinkuy, (9), 83-107. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3303640
Howard, R. (1997): «Narraciones en la frontera: la autobiografía quechua de Gregorio Condori Mamani y sus traducciones al castellano y al inglés», Amerindia, (22), 63-84. https://www.vjf.cnrs.fr/sedyl/amerindia/articles/pdf/A_22_05.pdf
Howard, R., Andrade, L. y De Pedro, R. (2018): «Translating rights: the Peruvian Indigenous Languages Act in Quechua and Aymara», Amerindia, (40), 219-245. https://dspace.stir.ac.uk/bitstream/1893/26954/1/40_7_HowardCo.pdf
Huamancayo, E. (2017): Neologismos en lenguas originarias: aproximaciones conceptuales y metodológicas. Lima, Ministerio de Educación.
Huamán, I. (2017): Yo hablo quechua, ¿y tú? Fundamentos para hablar Quechua Chanka. Lima, Escuela Nacional Superior de Folklore José María Arguedas.
Hurtado, A. (2014): Traducción y traductología. Introducción a la traductología. Madrid, Cátedra.
Instituto Nacional de Estadística e Informática [en línea] (2018): Censos Nacionales 2017: XII de Población VII de Vivienda y II de Comunidades Indígenas. Perfil Sociodemográfico del Perú. Informe Nacional. https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1539/libro.pdf [consulta: 15 de octubre de 2018].
Kiraly, D. (1995): Pathways to translation, pedagogy, and process. Kent, The Kent State University Press.
Lörscher, W. (1991): Translation performance, translation process and translation strategies, a psycholinguistic investigation. Tubinga, Gunter Narr Verlag.
Ministerio de Cultura del Perú [en línea] (2014): Plan de trabajo de la Dirección de Lenguas Indígenas 2013-2016. https://www.cultura.gob.pe/sites/default/files/paginternas/tablaarchivos/2014/05/plandetrabajodli.pdf [consulta: 25 de octubre de 2018].
Ministerio de Cultura del Perú [en línea] (s.f.): Traductores e intérpretes de lenguas indígenas. http://cultura.gob.pe/sites/default/files/Ttriptico.pdf [consulta: 13 de septiembre de 2018].
Ministerio de Educación del Perú (18 de noviembre de 1985): Resolución Ministerial 1218-85-ED. https://bit.ly/2E3AY0w
Molina, L. (2006): El otoño del pingüino : análisis descriptivo de la traducción de los culturemas. Castellón de la Plana, Publicacions de la Universitat Jaume I.
Molina, L. y A. Hurtado (2002): «Translation Techniques Revisited: A Dynamic and Functionalist Approach», Meta, 47(4), 498–512. https://doi.org/10.7202/008033ar
Moreno, F. (2009): Principios de sociolingüística y sociología del lenguaje. (4 a ed.). Barcelona, Ariel Letras.
Mujica, L. (2019): Ukunchik: la naturaleza del cuerpo y la salud en el mundo andino. Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú. Instituto de Ciencias de la Naturaleza, Territorio y Energías Renovables, Universidad Nacional José María Arguedas.
Newmark, P. (1988): A Textbook of Translation. Nueva York, Prentice Hall International.
Nida, E. (1945): «Linguistics and Ethnology in Translation-Problems», WORD, 1(2), 194-208. https://doi.org/10.1080/00437956.1945.11659254
Nida, E. (1964): Toward a Science of Translating. Leiden, E. J. Brill.
Nord, C. (2009): «El funcionalismo en la enseñanza de traducción», Mutatis Mutandis, 2(2), 209-243. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3089531.pdf
Nord, C. (2010): «Las funciones comunicativas en el proceso de traducción: un modelo cuatrifuncional» Núcleo, 27, 239 - 255. http://ve.scielo.org/pdf/nu/v22n27/art10.pdf
Petrescu, O. (2008): «Los neologismos: entre innovación y traducción. Estudio de caso: los neologismos jurídicos», Studia Universitatis Babeș-Bolyai, Philologia, (3), 211-220. http://www.diacronia.ro/ro/indexing/details/A15463/pdf
Registro Nacional de Identificación y Estado Civil [en línea] (2017): https://www.reniec.gob.pe/portal/detalleNota.htm?nota=00001333 [consulta: 20 de agosto de 2018]
Registro Nacional de Intérpretes y Traductores de Lenguas Indígenas [en línea] (s.f.): https://traductoresdelenguas.cultura.pe/ [consulta: 9 de agosto de 2020].
Reiss, K. y H. Vermeer (1996): Fundamentos para una teoría funcional de la traducción. (Trad. Sandra García Reina y Celia Martín de León). Madrid, Akal Universitaria. (Trabajo original publicado en 1984).
Reyes, J. (2014): «Evolución de la legislación sobre lenguas nativas en el Perú», Revista Lengua y Sociedad, 14(14), 205-216. http://revista.letras.unmsm.edu.pe/index.php/ls/article/download/462/433
Sabariego, M. (2009): «El proceso de investigación (parte 2)» En R. Bisquerra (Eds.), Metodología de la investigación educativa. España, La Muralla.
Soto, C. (2006): Quechua, manual de enseñanza. (3 a ed). Lima, Instituto de Estudios Peruanos.
Soto, C. (2012): Diccionario funcional quechua-castellano-inglés: Ayacucho-chanka. Vol. I. Lima, Lluvia Editores.
Vázquez-Ayora, G. (1977): Introducción a la Traductología. Washington D.C., Georgetown University.
Venuti, L. (1995): The Translator’s Invisibility. Nueva York, Routledge.
Vinay, J. y J. Darbelnet (1995): Comparative Stylistics of French and English, a Methodology for Translation (Trad. Juan C. Sager y M. J. Hamel). Ámsterdam/Filadelfia, John Benjamins. (Trabajo original publicado en 1958).
Yancce Zea, R. M. (2014): El préstamo lexical del castellano en el quechua ayacuchano. Universidad Mayor de San Marcos, Cybertesis Repositorio de Tesis Digitales. https://cybertesis.unmsm.edu.pe/handle/20.500.12672/4606
Yataco, M. (2012): «Políticas de estado y la exclusión de las lenguas indígenas en el Perú», Droit et cultures, 63, 110-142. https://journals.openedition.org/droitcultures/2946
Zariquiey, R. y G. Córdova (2008): Qayna, Kunan, Paqarin. Una introducción práctica al quechua chanca. Pontificia Universidad Católica del Perú. http://textos.pucp.edu.pe/pdf/1707.pdf
1 Adaptamos el nombre de la estrategia cambio de información de Chesterman.
2 Adaptamos el nombre de un tipo de neologismo de Newmark denominado palabras existentes con nuevo sentido.
3 Glotalizadas: p’, t’, ch’, k’ y q’/Aspiradas: ph, th, chh, kh y qh.
4 Debemos considerar que el participante EN5JS traducía hacia las variedades Ayacucho-Chanca y Cuzco-Collao y EN6MW solo traducía hacia el Cuzco-Collao.
5 Para denominar los tipos de equivalentes culturales empleamos la clasificación de ámbitos culturales de Molina (2006).
6 Este concepto representa una vida en armonía con las demás personas, animales, plantas, entre otros (Estermann 2012). En cambio, según el traductor, para el quechuahablante desarrollo puede vincularse con el dinero, la inversión e incluso la corrupción.
7 Según el traductor, la traducción literal sería munaspaqa suyaykuwanki (si quieres, espérame), pero no transmitía la cortesía necesaria en este contexto.
8 Si analizamos las palabras, la primera se refiere al tiempo, mundo y época (pacha) y la segunda al movimiento (kuyuy) (Soto 2012).
9 Cabe resaltar que, según el traductor, el préstamo civil se iba a comprender mejor que la naturalización ciwil.
10 El traductor utilizó una paráfrasis más neutral en vez de incluir términos como maqllu (persona afeminada o masculinizada) (Huamán 2017; Mujica 2019).
11 Aunque no brindó la traducción, explicó la estrategia en castellano.
12 La palabra rimay significa hablar y al añadirle el sufijo -naku se convierte en una acción recíproca (Zariquiey y Córdova 2008), es decir hablamos o acordamos. Según el participante, rimanakuy también implica poner en común intereses y fundamentos.
13 Puede significar medicina o veneno en Ayacucho-Chanca (Soto 2012).
14 El sufijo -kuna indica el plural en quechua (Cusihuamán 2001b).
15 En la variedad Cuzco-Collao unu significa agua o líquido (Cusihuamán 2001a).
16 Según el traductor, esta palabra era un neologismo, pero ahora forma parte del vocabulario en quechua.
17 La primera opción del traductor fue Twitterwan llamkanapaq (para trabajar con Twitter).
18 La traducción reconocida es hamuy, pero, según el traductor, no era adecuado para convencer a las embarazadas a que se realizaran sus chequeos.
19 La traducción moderna es allin hamusqa kay.
20 La traducción reconocida de hampuy es regresar, pero el traductor averiguó que en la oda antigua «Apu Yaya Jesucristo» se empleaba dicho término como venir.