EL FLIPPED LEARNING COMO MÉTODO DE APRENDIZAJE PARA LOS
ESTUDIANTES NO JURISTAS
Flipped learning as a learning method for non-law
students
RESUMEN
El
presente artículo versa sobre la aplicación de la metodología Flipped Learning para la
adquisición de competencias por los estudiantes en la asignatura de Derecho de
la Comunicación, del segundo curso del Grado en Comunicación Audiovisual de la
Universidad Rey Juan Carlos, cuya docencia se impartió en el 2020/2021. Tras
una introducción a lo que es esta metodología y cuáles son los objetivos de la
misma (también conocida como Aula Invertida y que está formada, a su vez, por
un amplio abanico de metodologías docentes cuya característica común es la del
cambio de los roles propios de la docencia tradicional entre el docente y el
alumno), se hace un recorrido por otras metodologías docentes innovadoras
aplicadas en cursos anteriores. Después de lo cual, se analizan los cuatro
nuevos recursos utilizados en la asignatura señalada, para concluir con el
valor añadido que el Flipped Learning
aporta para la adquisición de competencias en alumnos de perfil no jurídico.
PALABRAS
CLAVE
aula
invertida, competencias, autoaprendizaje, video píldoras, test, wooclap, foros.
ABSTRACT
This document is around the application of the Flipped
Learning methodology on the students of Communication Law of the second year
over Audiovisual Communication of the Rey Juan Carlos University lectured in
2020/2021 acquiring capacities. After introducing what is this methodology and
what are its aim (also known like Inverted Class-room consisting of a wide
spectrum of methodologies whose common character is the change of the roles
owned by the traditional reationship between
professor and pupil) other new methodologies applied in former years are
examined. After this the four new resources used in the undersigned theme to
conclude with the added value that Flipped Learning supposes for pupils with no
juridical profiles acquire capacities.
KEYWORDS
flipped learning, abilities, self-learning, short
videoclip, test, wooclap, forum.
Sumario: 1.Introducción.
1.1. Punto de partida: en qué consiste el aula invertida y cuáles han de ser
sus objetivos. 1.2. Aplicación previa de diversas metodologías que forman parte
del Flipped Learning. 1.2.a.
El Aprendizaje Basado en Problemas (ABP). 1.2.b. Estudio del caso y trabajo
colaborativo. 2. La modificación de los roles del profesor y el alumno en el
proceso de aprendizaje-evaluación a través de la aplicación del Flipped Learning en la docencia
de la asignatura Derecho de la Comunicación del Grado de Comunicación
Audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos. 2.1. Metodología: La utilización
de moodle como herramienta que facilite el proceso de
aprendizaje-evaluación de las competencias definidas por la Guía Docente. 2.2.
Metodología y desarrollo de las clases a través de los recursos que ofrece la
plataforma moodle para implementar el Flipped Learning. 2.2.a. Sobre
las videopíldoras y el test al inicio de la clase.
2.2.b. Sobre el uso del wooclap. 2.2.c. Sobre el foro
de preguntas y respuestas. 3. Resultado. 4. Conclusiones. 5. Bibliografía.
1. Introducción.
En el presente
artículo se tratan de mostrar varias cuestiones. Por un lado, las diversas
posibilidades que ofrece la plataforma Moodle para aplicar distintas metodologías
docentes. Por otro, la efectividad de la metodología Flipped
Learning (FL a partir de ahora) para conseguir
cumplir con las competencias, tanto generales como específicas, que aparecen
recogidas en las Guías Docentes de los grados de carácter no jurídico, todo
ello desde la experiencia de aplicación del FL tanto desde la perspectiva del
profesorado como del alumnado.
Si bien, la finalidad
última de este trabajo es la de demostrar lo que consideramos más relevante
respecto a esta metodología: la adherencia que produce en este perfil de
estudiantes[1].
Cuestión que, además, aparece expresada en la traducción que se hace al español
de este método docente, dado que se traduce como aprendizaje invertido,
lo que, desde el primer momento pone al estudiante en el punto de mira del
mismo, convirtiéndole en el protagonista de su propio aprendizaje, objetivo
principal ex Bolonia[2]. Sin embargo, antes de
pasar a explicar en qué consiste el FL y el porqué del convencimiento de su
valor añadido en la docencia de Derecho para estudiantes carentes de perfil
jurídico, es necesario aclarar dos cuestiones: la primera de ellas es la de
que, aunque existe bastante doctrina en la que se reconoce la virtud de
esta metodología durante la época COVID[3], nuestra intención y
experiencia en su aplicación nos ha llevado a considerarla como aplicable no
sólo durante las clases on line, - en
las que los profesores nos hemos visto obligados a adaptar por una concreta
situación la manera de impartir la docencia a nuestros estudiantes-, sino
también en las clases presenciales y en circunstancias absolutamente normales.
El segundo punto sobre
el que se quiere incidir es en el de que, a pesar de que esta metodología se
denomine FL o aprendizaje invertido, en realidad se trata de un conjunto de
diversas metodologías en todas las cuales confluye un común denominador: los
alumnos aprenden haciendo, más que memorizando. O lo que es lo mismo, a través
del uso de ésta, se puede crear un puente entre la teoría y la práctica, de
modo que permite acercar a los alumnos a unos conceptos y a una realidad que,
inicialmente para ellos, se presenta como algo demasiado abstracto y carente de
sentido (al tener que trabajarla sin más, por medio de las normas jurídicas).
1.1.
Punto de partida: en qué consiste el aula invertida y cuáles han de ser sus
objetivos.
Siguiendo a Prieto
Martín, A., (2021)[4]
“En el aula invertida, en lugar de explicar a nuestros estudiantes en clase y
encargarles ejercicios fuera de ella, empleamos el tiempo de clase para que
hagan ejercicios y les pedimos que se preparen para las próximas clases
estudiando fuera del aula la teoría correspondiente al próximo tema (Prieto,
2017; Prieto, 2021). Por tanto, en lugar de dedicar casi todo el tiempo de
clase a explicar al alumnado y que ellos tomen notas, intentamos que sean ellos
los que asimilen y comprendan los conceptos más básicos por medio del
autoestudio a partir de materiales instructivos que pueden incluir documentos,
videos, presentaciones con narraciones de audio o podcasts. En lugar de que
hagan la aplicación de la teoría por su cuenta sin el apoyo del profesorado,
los docentes que ponen en práctica el aula invertida dedican una mayor parte
del tiempo de clase a que sus estudiantes realicen ejercicios mientras
supervisan y ofrecen atención, ayuda y apoyo a aquellos que lo necesitan”[5].
Sigue señalando este
autor que con esta metodología “se plantea un reto muy sencillo al alumnado:
antes de que se empiece a tratar el tema en clase, deben intentar entender por
sí mismos lecturas y vídeos que les facilitamos y deben comunicar sus dificultades
al docente. ¿Cuáles son sus dudas? y de esa manera el
profesor puede concentrarse en clase en la resolución de esas dudas y en
actividades para que sean ellos los que asuman un papel más activo y
protagonista en las actividades de clase (Prieto, 2018).”[6]
En definitivas
cuentas, a través de esta metodología se invierten los papeles, convirtiéndose
el estudiante en el verdadero hacedor de su aprendizaje y el profesor en
un simple intermediario entre éste y el alumno; o tal y como señalan Cuevas
Monzonís, N., Gabarda Méndez, V., Cívico Ariza, A. y Colomo Magaña, E. (2021) “se invierten los roles
tradicionales de los agentes, desplazando parte de los aprendizajes
(habitualmente los teóricos) fuera del aula (Basso-Aránguiz
et al., 2018) y dejando los espacios de trabajo físicos (o síncronos) para el
trabajo de carácter más aplicado, de resolución de dudas y trabajo en equipo
(González et al., 2017)”[7].
Vemos
pues cómo las dos figuras que intervienen en este proceso de enseñanza, profesor
y alumno, alternan sus categorías en metodología:
El/los
alumnos |
El
docente |
El aprendizaje
teórico (es decir, el equivalente en la metodología de enseñanza
tradicional a lo que ha explicado el docente por medio de clases magistrales
o por medio de manuales), lo hará en el lugar que considere conveniente (en
su casa, en una biblioteca, etc.), pero nunca será en el aula, dado que ésta
quedará reservada para la realización de actividades de carácter
eminentemente práctico en las que se pueda poner a prueba si el/los
alumno/s han adquirido de forma adecuada los conocimientos teóricos.
Proceso que, a su vez, se convierte en una autoevaluación. |
Además
de ofrecer al alumno - de forma previa a la asistencia a clase - material (de
diversas categorías, como se verá más adelante) que le faciliten la
adquisición de los conocimientos correspondientes en el aula, podrá
dedicarse, bien a resolver las dudas que le hayan podido surgir al alumno al
estudiar aquellos, bien a realizar actividades de carácter eminentemente
práctico y relacionadas con los conocimientos teóricos que en cada sesión deba
de tener ya el alumno[8]. |
Tabla
de elaboración propia
De modo que, tal y
como establece la doctrina más consolidada, con el intercambio de roles y la
diferente interacción entre los sujetos que participan de esta metodología de
aprendizaje invertido, se pueden llegar a conseguir los siguientes objetivos:
por una parte, “que el estudiante venga preparado a clase (Driscoll,
2012)” y, por otra, “maximizar el tiempo de aula que se dedica en su totalidad
a realizar actividades que permitan aplicar los contenidos nuevos y detectar, por
parte del docente, posibles dudas o de problemas in situ a través de
actividades de evaluación formativa (Berrett, 2012)” [9]. Consiguiéndose con ello
generar “una dinámica de aula más participativa y enriquecedora en tanto en
cuanto el docente se convierte en guía del proceso, pero es el estudiante quien
toma las riendas de su propio aprendizaje (Strayer,
2012).”[10]
La consecución de
estos objetivos requiere, además, de cuatro “pilares”: ambiente flexible; cultura
de aprendizaje; contenido dirigido; y un facilitador profesional[11].
Lo cierto es que es
obligado señalar que no cabe todo dentro del FL[12]. Con ello queremos
indicar que es más que probable que muchos profesores hayan aportado a sus
alumnos de forma previa al desarrollo de la docencia en el aula, materiales de
todo tipo (audiovisuales, artículos doctrinales, noticias de prensa
relacionadas con el contenido de lo que se ha de aprender, etc.). Esta es,
ciertamente, la primera fase de esta metodología. Sin embargo, la segunda fase,
- que desde nuestro punto de vista debe ser la más importante dentro de esta
manera diferente de aprender -, y que es la que se desarrolla en el aula, no
siempre se cumple. Por múltiples motivos, o tal vez por inercia, en esta
segunda fase se vuelve a la metodología tradicional de reexplicar
lo que aparece en el material ofrecido con antelación a los alumnos. Es por eso
que en estas situaciones no se puede hablar de FL, pues conforme a esta
metodología “el énfasis está en que el docente interprete el feedback que sus alumnos le dan en forma de
respuestas a cuestionarios de comprobación del estudio de los materiales
instructivos proporcionados.
Gracias al análisis de
ese feedback el docente interpreta cuáles son
las dificultades y dudas más frecuentes entre sus estudiantes y adapta los
materiales y actividades a usar en clase para que la clase se adapte mejor a
las necesidades de sus estudiantes”[13].
Lo que, a su vez, se
traduce en que el docente, a través de los cuestionarios y antes de comenzar la
segunda fase, debe tener claras cuáles son las trabas que se les han presentado
a los alumnos durante la primera fase (la del inicio del autoaprendizaje), para
así poder resolverlas después en el aula. Esto implica la necesaria disposición
por parte del profesor de un margen de tiempo en el que pueda analizar aquellas
y poder adecuar las explicaciones o las prácticas que vaya a desarrollar en el
aula a las mismas[14].
1.2. Aplicación previa de diversas metodologías que forman parte
del Flipped Learning.
Es importante tener en
cuenta que los resultados que aparecen en este trabajo son producto de la
aplicación, desde hace casi una década, de algunas de las metodologías que
forman parte de la conocida como aula invertida, junto con las que, durante el
curso 2020/2021 fueron aplicadas, tras recibir formación específica al respecto.
Para ponernos en
situación, se relatará brevemente el iter de
la utilización de estas metodologías, lo que permitirá comprender mejor la
tesis aquí mantenida sobre la importancia del aprendizaje invertido[15].
Desde que comencé a
trabajar con alumnos de perfil no jurídico, y con la finalidad de que no
considerasen la asignatura de Derecho incluida en su plan de estudios como algo
fuera de su futuro campo de trabajo, además de una asignatura “difícil de
digerir”, intenté hacer uso de tres metodologías diferentes: por un lado, el
aprendizaje basado en problemas (ABP, a partir de ahora); por otro, el estudio
del caso mediante el trabajo colaborativo.
Si bien, antes de
indicar cómo he aplicado estas metodologías previas, es importante
detenerse un momento a reflexionar sobre el perfil de los estudiantes no
jurídicos, puesto que este es otro de los motivos que me ha llevado a
utilizar éstas y no otras[16]. Así, se podrían señalar
como su principal característica el hecho de que para estos alumnos
(fundamentalmente los de la rama de ciencias) dos más dos siempre es igual a
cuatro, y su razonamiento está basado, en la mayoría de las ocasiones, en fórmulas
en las que se parte de un axioma inamovible; mientras que, en el mundo
jurídico, dos más dos no siempre es igual a cuatro. Dependiendo de la
interpretación que se haga, pueden llegar a dar cuatro, pero también tres o
cinco.
1.2.a.
El Aprendizaje Basado en Problemas (ABP).
Sabido esto, el
planteamiento del ABP lo hacía de la siguiente manera: el primer día en el que
nos íbamos a introducir en un nuevo tema, veíamos de manera conjunta algunos
videos (previamente seleccionados y revisados por mí, tratando siempre de ser
lo más objetivos posibles, de modo que tan sólo presentaran una situación
recientemente ocurrida, sin que en ellos se vertieran ninguna opinión, salvo la
de los propios afectados; si bien en los casos en los que era complicado
encontrar fuentes neutrales, fueron varios los videos seleccionados para poder
ofrecer a los alumnos las posturas encontradas. En su mayoría estos
vídeos provenían de informativos o de documentales de investigación).
Tras este visionado,
les formulaba una serie de preguntas sobre el motivo por el que creían ellos
que se había producido esa situación, cómo pensaban que se podría haber
evitado, si conocían alguna norma jurídica en la que se regulara alguna
actuación que tuviera que ver con el problema que aparecía en el vídeo, etc. En
definitiva, se desarrollaba una tormenta de ideas, limitándose mi papel, por
una parte, a lanzar las preguntas para guiarles hacía el contenido principal
del tema que se iba a explicar, y por otra, a moderar las participaciones.
Finalmente, se hacía un mapa de ideas, (que luego contrastarían con los
planteamientos recogidos en las diferentes Leyes con las que se iba a trabajar
durante el curso).
El valor añadido de
esta metodología es que, con esta tormenta de ideas y mis preguntas, se invita
a los alumnos tanto a reflexionar sobre lo que han visto, como a dar sus
opiniones y puntos de vista (no siempre iguales). Así mismo, de alguna manera,
se les anima y orienta a asumir el rol del legislador, desde el momento en que
se les pregunta sobre el modo en que ellos solucionarían los problemas o
conflictos planteados en los videos. Por último, con esta actividad se persigue
que, por un lado, se produzca una primera toma de contacto con los temas que se
irán desarrollando a lo largo de cada bloque y, por otro, comiencen a tomar conciencia de las
implicaciones jurídicas que estas situaciones
van
a tener (es decir, que comprendan la amplia presencia del derecho, y del
administrativo en concreto, a lo largo de su día a día, independientemente de
la asignatura que se esté impartiendo)[17].
1.2.b.
Estudio del caso y trabajo colaborativo.
Respecto a estas dos
metodologías, el estudio del caso mediante el trabajo colaborativo[18], a diferencia del ABP, se
ponía en marcha al final del bloque que se había explicado (bloque en el que,
lógicamente, se recogían temas relacionados entre sí y con un contenido
similar). Para ello, se le subía al aula virtual un supuesto o caso práctico
(también real y extraído de la jurisprudencia, en la mayoría de las ocasiones[19]), que tenían que resolver
de forma grupal. Por señalar brevemente el valor de estas dos metodologías, con
respecto al aprendizaje basado en problemas “se promueve el examen de las
ideas, la discusión y la comprensión profunda de los acontecimientos y
problemas”[20].
Así mismo, esta fomenta actividades intelectuales de nivel
superior como las de analizar, comparar, evaluar y sintetizar; permite
desarrollar la capacidad crítica de los alumnos, potenciando el pensamiento
estratégico; requiere de un proceso de comunicación y habilidades, tales como
la de escuchar y comprender a los demás, o la de dar y recibir ideas, a la vez
que facilita el entrenamiento en competencias sociales necesarias para el
trabajo colaborativo y la toma de decisiones en equipo. En relación con el
aprendizaje colaborativo, el grupo de alumnos tiene que trabajar conjuntamente
para así poder lograr sus objetivos, lo que significa que la recompensa
recibida por el alumno será equivalente a los resultados obtenidos por el
grupo. En este tipo de aprendizaje, el equipo va a necesitar del conocimiento y
del trabajo de cada uno de sus miembros. Lo que probablemente se asemejará
mucho al posterior desarrollo de su ejercicio profesional, ejecutado casi
seguro por medio de equipos multidisciplinares[21].
Como comentario
indispensable final de este apartado, queda por señalar que, con la utilización
de las metodologías supra señaladas, se conseguía, así mismo cumplir con
la mayoría de las competencias, tanto generales como específicas, de las Guías
Docentes de las asignaturas en las que se implementaron.
2. La
modificación de los roles del profesor y el alumno en el proceso de
aprendizaje-evaluación a través de la aplicación del Flipped
Learning en la docencia de la asignatura Derecho de
la Comunicación del Grado de Comunicación Audiovisual en la Universidad Rey
Juan Carlos.
Una vez explicadas las
metodologías docentes utilizadas para un concreto perfil de estudiantes con
anterioridad a recibir formación sobre el FL, es el momento de ver cómo se ha
desarrollado esta metodología, en esta ocasión y como ya se ha comentado, en la
asignatura de Derecho de la Comunicación en el grado de Ciencias Audiovisuales,
que se han puesto en práctica por primera vez durante el curso 2020/2021.
2.1.
Metodología: La utilización de moodle como
herramienta que facilite el proceso de aprendizaje-evaluación de las
competencias definidas por la Guía Docente.
La URJC, como la
inmensa mayoría de instituciones educativas de carácter público, utiliza la
plataforma Moodle (Modular Object-Oriented Dynamic Learning Environment, en inglés, Entorno de Aprendizaje Dinámico
Orientado a Objetos y Modular, en castellano) para comunicarse con los
estudiantes, a través del Aula Virtual.
Esta plataforma tiene
muchos y variados recursos. Ya señalaba Ros hace más de una década que “Frente
a los nuevos retos que nos plantea la educación hoy en día, moodle
nos posibilita un sistema de elaboración y distribución del conocimiento capaz
de promover un aprendizaje más eficaz (…)” considerándola como “la plataforma
perfecta para las instituciones de cara a la implementación de las diferentes
posibilidades que nos ofrece en este momento la red para su aplicación en el mundo
de la enseñanza (software libre, blogs, web quest,
wikis, redes sociales, recursos de la web 2.0 y muchos más).[22]”.
Su origen se encuentra
en la tesis doctoral de Martin Dougiamas, profesor
que “quería una herramienta que facilitara el constructivismo social y el
aprendizaje cooperativo”[23]. Del trabajo de este
autor, nos interesa destacar varias cuestiones. En primer lugar, Ros, indica
cómo “en la definición del nombre de moodle, este se
refiere a “objetos de aprendizaje”, normalmente de tamaño pequeño y diseñados
para distribuirse en internet posibilitando el acceso simultaneo a la
información por parte de múltiples usuarios. Este hecho es fundamental ya que a
partir de ahora no nos basaremos en la mera lectura de unos apuntes sino en la
creación de estos “objetos de aprendizaje”, plenos de significado, que siguen
secuencias didácticas en las que el profesor guía a los alumnos posibilitando
su autoaprendizaje”[24]. Así mismo, establece
cómo la implantación de las metodologías pedagógicas ex Bolonia,
convierten a esta plataforma en una “una herramienta que facilit(a)
la virtualidad, aspecto fundamental (…) en la gestión de las prácticas y los
trabajos, derivados de la implantación de pedagogías más activas en
consonancia con la filosofía de la escuela nueva.”[25].
Finalmente, y respecto
a las posibilidades de innovación educativa (y por tanto de implementación de
nuevas metodologías docentes) de esta plataforma, señala Ros, algo que me
parece sumamente necesario para los alumnos de perfil no jurídico (por las
razones supra comentadas). Así, señala este autor que “Moodle fomenta el
autoaprendizaje, el aprendizaje cooperativo y la creatividad, la
participación e implicación de unos alumnos con un perfil diferente al
tradicional y que precisan que las actividades que realizan les motiven y que
tengan relación con lo que están aprendiendo y la realidad laboral en donde
aplicaran esos conocimientos”[26].
En todo caso, por la
relación directa que tiene con el FL, no podemos terminar sin incluir lo que
respecto al e-learning señalan Jenaro Rio, G; Castaño
Calle, R.; Martín Pastor, M.E.; y Flores Robaina, E. (2018) “La modalidad e-learning juega un papel capital en los procesos de
enseñanza-aprendizaje ya que es posible trabajar los contenidos a través de
Internet, videograbaciones, televisión interactiva, aulas virtuales o la
colaboración digital, entre otros. Se ha constatado que las plataformas
de e-learning mejoran los resultados académicos y el
proceso de aprendizaje de los estudiantes” (…) En este sentido, la
plataforma Moodle supone dar un paso más allá en la implementación de las TIC
en la docencia, puesto que el profesorado se convierte en el propio
administrador de su entorno, diseñándolo y moldeándolo según sus intereses y
necesidades. Estas plataformas se emplean no sólo en modalidades de
formación a distancia, o en modalidades blended learning, sino también como estrategia complementaria en
cursos y asignaturas presenciales (Jenaro, Flores y Castaño, 2016). Moodle es
una herramienta flexible que promueve el trabajo colaborativo y los procesos
formativos, que despierta el interés de los estudiantes hacia las
tecnologías y que se alinea con los intereses de una población nativa digital
(Ciudad-Gómez, 2010; Inzunza, Rocha, Márquez y Duk, 2012). Esta herramienta ha demostrado en estudios
previos que mejora la participación en el aula y el rendimiento académico de
los estudiantes (Inzunza, Rocha, Márquez y Duk, 2012).[27]
Sin duda, son otras
muchas las nuevas oportunidades que ofrece esta plataforma para poder
desarrollar metodologías docentes que nada tienen que ver con las,
denominémoslas, metodologías analógicas. Pero la finalidad de este trabajo se
centra específicamente en la aplicación de una de ellas. Por tanto, no es este
lugar para alabar las virtudes de Moodle[28].
Conocidas, en líneas
generales, las oportunidades que nos ofrece la plataforma Moodle, es el momento
de pasar a ver cuáles han sido los recursos utilizados para implementar el FL,
siendo las hipótesis planteadas las siguientes: (1) ¿Aporta el FL un mayor
autoaprendizaje y rendimiento frente, a el uso de metodologías menos activas (aun
siendo desarrolladas a través de Moodle); (2) ¿El uso del FL supone un valor
añadido para alumnos de perfil no jurídico, pero en cuyos grados tienen
asignaturas jurídicas?;(3) ¿Las metodologías docentes activas, entre las que se
encuentra el FL, ayudan al cumplimiento de las competencias incluidas en la
Guía Docente de las asignaturas de Derecho para los estudiantes de grados no
jurídicos?
Para poder contestar a
estas hipótesis, primero tendremos que ver cuáles han sido los recursos de moodle y cómo se han utilizado estos para desarrollar el
FL.
2.2. Metodología
y desarrollo de las clases a través de los recursos que ofrece la plataforma moodle para implementar el Flipped
Learning.
Como se indicó en el apdo.
1.2. de este trabajo, ya había estado utilizando algunas de las metodologías
docentes que formaban parte de la metodología FL sin ser consciente de ello.
Estas eran el ABS, el estudio de casos y el aprendizaje cooperativo.
No obstante, tras
recibir el curso sobre FL, me propuse la sustitución de alguna de ellas y la
incorporación de otras. Este replanteamiento a cerca de los cambios en la
metodología docente respondía a la experiencia previa -muy positiva- con
estudiantes del Grado de Comunicación Audiovisual en la asignatura de Derecho
de la Comunicación.
De los recursos que
ofrecía moodle, seleccioné en concreto cuatro nuevos:
videopíldoras; test al inicio de la clase, así como el
uso del wooclap en las explicaciones de aquellas
cuestiones que no habían quedado del todo claras; y el foro de preguntas y
respuestas. El recurso que mantuve de mis experiencias anteriores fue el del
aprendizaje colaborativo.
En este apartado,
justificaré la razón de ser del uso de cada uno de ellos, si bien, antes de
seguir con la explicación, es fundamental conocer cuáles son las competencias
que, ex Guía Docente, debe de adquirir el alumno al finalizar esta
asignatura:
Competencias que
deben de tener adquiridas los estudiantes de Derecho de la Comunicación en el
Grado de Comunicación Audiovisual al finalizar el cuatrimestre |
|
Competencias
Generales |
Competencias
específicas |
CG12.
Capacidad para escribir con fluidez, textos, escaletas o guiones |
CE03.
Habilidad para exponer de forma adecuada los resultados de la investigación |
CG27.
Conocer e interpretar la legislación básica, tanto europea como nacional, que
afecta al sector de la comunicación audiovisual |
CE08.
Capacidad de trabajo en equipo y de comunicación de las propias ideas |
CB4.
Que los estudiantes puedan transmitir información, ideas, problemas y
soluciones a un público tanto especializado como no especializado |
CE18.
Capacidad para que los estudiantes sepan aplicar sus conocimientos a su
trabajo o vocación de una forma profesional y posean las competencias que
suelen demostrarse por medio de la elaboración y defensa de argumentos y la
resolución de problemas dentro de su área de estudio |
CB5.
Que los estudiantes hayan desarrollado aquellas habilidades de aprendizaje
necesarias para emprender estudios posteriores con un alto grado de autonomía
Competencias Específicas |
CE19.
Capacidad para que los estudiantes reúnan e interpreten datos relevantes
(normalmente dentro de su área de estudio) para emitir juicios que incluyan
una reflexión sobre temas relevantes de índole social, científica o ética |
|
CE20.
Que los estudiantes conozcan y dominen los elementos jurídicos básicos para
las Relaciones Laborales |
Tabla
de elaboración propia
El grupo en el que se
implementó esta metodología estaba formado por un total de 57 alumnos. La
experiencia vivida en la impartición de esta misma asignatura en el curso
anterior me llevó a desarrollar el FL en el curso 2020/2021 al tratarse de
alumnos con muchas inquietudes sobre las cuestiones jurídicas que se les
pudieran plantear cuando desarrollasen su trabajo y con un nivel de
participación superior al de la media de otros alumnos y de otros grados.
La asignatura Derecho
de la Comunicación constaba de ocho temas, divididos en tres bloques, (que se
tuvieron que impartir a lo largo de catorce semanas, desde el 8 de febrero al
17 de mayo de 2021): Bloque I. Introducción: Conceptos Jurídicos Generales,
formado por la Lección 1: Planteamiento general: el Estado, el Derecho y la
Administración Pública; y la Lección 2: El Derecho Público y el Derecho
Administrativo. La intervención administrativa de la comunicación; Bloque
II. Los Derechos Fundamentales de la Comunicación, formado por la Lección
3: Las libertades de la comunicación (pensamiento, expresión e información); la
Lección 4: La libertad de información (I); y la Lección 5: La libertad de
información (II); y el Bloque III. El Régimen Jurídico del Comunicador,
formado por la Lección 6: Ley General de Comunicación Audiovisual. Medios de
comunicación tradicionales: Radio y Televisión; la Lección 7: Comunicación
Audiovisual. Internet y las redes sociales; y la Lección 8: Los Derechos de
Autor en el ámbito comunicativo.
Finalmente, es
necesario saber que, antes de comenzar con el desarrollo de la asignatura, se
procedió a realizar a los alumnos una batería de preguntas para conocer
su nivel de conocimientos jurídicos, lo que me serviría para establecer un
punto de partida en la impartición de aquella; además, tanto a mitad como al
final del cuatrimestre, se les hizo una encuesta (a través de la aplicación Forms en la plataforma Teams),
orientadas en ambos casos a poder evaluar la validez (o no) de las nuevas
metodologías incorporadas. No obstante, de los resultados de estas encuestas se
volverá a hablar en el apartado 3 de este trabajo.
2.2.a.
Sobre las video píldoras y los test al inicio de la clase.
En el estudio aquí
presentado, se subieron al aula virtual dos video píldoras para cada tema del
primer Bloque (es decir, un total de cuatro). Esto se decidió porque la
relación de los alumnos con el ámbito jurídico se reducía a una asignatura
impartida en el segundo cuatrimestre del primer curso (justo un año antes a la
impartición de “Derecho de la Comunicación”) denominada “Instituciones públicas
y privadas españolas y europeas”. Por tanto, se estimó necesario dedicar algo
más de tiempo a este primer bloque, sobre conceptos jurídicos generales, dado
que los otros dos estaban directamente vinculados al contenido mínimo que,
sobre el Derecho y el funcionamiento de las Administraciones Públicas, debían
de tener los alumnos para poder seguir el ritmo de la asignatura. En todo caso,
los propios alumnos lo solicitaron.
En relación con el
segundo Bloque, tan sólo se subieron al Aula Virtual dos video píldoras (puesto
que una de ellas abarcó de forma conjunta los temas 4 y 5 y, además, ya se
había adelantado información del tema 5 a lo largo de la explicación del Bloque
I).
Finalmente, del Bloque
tres se subieron al Aula Virtual cuatro video píldoras (correspondiendo al tema
6 dos de ellas). Esta decisión se adoptó fruto de la amplitud del contenido de
aquel, considerado, además, como el eje central de la asignatura.
En todos los casos, la
duración de las video píldoras osciló entre los 10 y 15 minutos.
Como señalan Muñoz Baell, I.M.; La Parra Casado. D.; Ortiz Moncada, R.; Davó Blanes, M.C.; Álvarez García, J.S.; Sánchez Mateos,
A.; y Muela Bernabéu, J. (2013) la video píldora es un “vídeo(s) corto(s) de
una duración máxima de 10 minutos en los cuales se proporciona una explicación
breve sobre cualquier aspecto docente que sea requerido. Es un método sencillo
y accesible en el que proporcionar información útil a aquellos que la
necesiten, ya que su duración es breve y es de fácil acceso desde las
plataformas multimedia en las que se deseen publicar”[29].
Pero es evidente que
no todos los alumnos aprenden de la misma manera, sino que cada uno de ellos
sigue su propio proceso. Lo que implica que el docente deba ofrecer una gama
diferente de metodologías, que se adapten a estos diferentes procesos o estilos
de aprendizaje, construyendo una educación flexible e individualizada.
Así, siguiendo a Vega-Hernández,
M.C.; Patino-Alonso, M.C., y A Vicente-Galindo, M.P., (2018), una parte
importante de los alumnos de tipo reflexivo-teóricos “son visuales (asocian la
información con imágenes o diagramas) pero otros son auditivos (aprenden mejor
escuchando, por ejemplo, recuerdan mejor la información hablada)”[30]. Por ello las video
píldoras se convierten en un elemento esencial para favorecer el
autoaprendizaje, así como el desarrollo de las competencias propias de la
asignatura.
Una importante ventaja
que, desde el punto de vista del alumno tienen las video píldoras, es la de que
le permiten pausarlas para reflexionar sobre lo que acaba de escuchar, anotar
una idea central o una cuestión que no haya entendido, revisar los ejemplos,
así como verlas las veces que considere necesario para reforzar ese
autoaprendizaje que se persigue con esta herramienta. A su vez, desde el punto de vista del docente,
la ventaja que tiene este recurso es la de que, en un breve espacio temporal,
puede orientar a los alumnos sobre cuáles son las principales ideas, conceptos
o procedimientos de cada tema.
Respecto a los test,
se crearon uno por tema, con diez preguntas de diferente formato
(fundamentalmente opción múltiple, verdadero/falso y algunas de ensayo o de
emparejamiento) debiendo este realizarse al inicio de la clase. Se les dejó un
plazo máximo de diez minutos y se configuró de forma tal que sólo pudieran ver
la respuesta correcta al cerrarse el examen.
Respecto a esta
metodología, Vega-Hernández, M.C.; Patino-Alonso, M.C., y A Vicente-Galindo,
M.P., (2018) establecen que “Para los alumnos activo/kinestésicos (…) se
incluyen test de autoaprendizaje”[31].
De modo que la
realización de test como metodología considerada desde la perspectiva del
alumno, le permite - de una forma muy certera- tomar conciencia de su nivel de
auto aprendizaje, proporcionándole una importante retroalimentación que le
ayudará a decidir si ha de modificar (tanto en tiempo como en forma) las horas
de estudio en casa. Así mismo, al constituir su nota uno de los items que forma parte de la evaluación continua,
ello persuade al alumno de la importancia de su buena ejecución; por otro lado,
le permitirá familiarizarse con una de las partes de lo que luego sería el
examen final de la asignatura, cuyo peso en la calificación total de la misma
era de un 50%. Si se valora esta actividad desde la perspectiva del docente,
también a éste le transmite una retroalimentación sobre cuántos alumnos hayan
podido revisar y ver, de forma previa a la clase, la video píldora y el material
subido al aula, y, por tanto, del interés manifestado por la asignatura o el
tema, lo que le ayudará a modificar o reajustar, en caso necesario, la
metodología docente utilizada.
Finalizamos este subapartado con lo que manifiestan Monedero Morales, C.R y
Castro Higueras, A. (2018) al señalar que “Gracias a estas herramientas ahora
más que nunca es factible el invertir la clase, presentando los contenidos
teóricos a través de recursos multimedia audiovisuales para que los alumnos los
visualicen y trabajen en sus horas de trabajo autónomo, fuera del contexto
presencial de aula, y posteriormente trabajar dichos contenidos desde una
vertiente práctica (diseñando, debatiendo, jugando, reflexionando, etc.)”[32].
2.2.b.
Sobre el uso del wooclap.
No se puede olvidar
que, cada vez más, nuestros alumnos son nativos digitales, lo que nos
obliga, en muchas ocasiones, a la búsqueda de metodologías que les resulten, no
sólo atractivas desde el punto de vista digital, sino también prontas en cuanto
a su uso y aplicación (dado que estos están acostumbrados a la inmediatez de
las redes sociales). Precisamente la creación de esta herramienta parte de dos
profesores, cuya preocupación se centraba en mantener la atención de los
alumnos, Lebbe y Alzetta.
En el estudio aquí
planteado, se hizo uso del wooclap en todos los temas
de la asignatura, configurándolo de forma que aparecieran las preguntas al ir
pasando las diapositivas. De forma que los alumnos las veían en el mismo
momento que el docente. Se trató de incluir un número de preguntas que fuera
proporcionado al número de diapositivas del tema a revisar, utilizándose
principalmente las de tipo test, nube de palabras, rellenar los espacios,
combinar o lluvia de ideas. El motivo del uso de este recurso en esta asignatura
ha sido, como señalan Catalina García, B. y García Galera, M.C., el de “mantener
una cierta tensión entre el alumnado y, por lo tanto, más atención al contenido
impartido” [33], pues la propia
configuración de esta herramienta ofrece la posibilidad de introducir preguntas
relacionadas con lo que se ha explicado en el aula, tanto de forma síncrona
como asíncrona; durante la propia explicación y siguiendo el mismo ritmo de
esta, o al final de la misma. Todo ello con una doble la finalidad: por parte del
profesor, recibir una retroalimentación del seguimiento de lo explicado[34]; por parte de los
alumnos, darles un mayor protagonismo (dado que esta herramienta les permite
participar de forma directa en el desarrollo de la explicación correspondiente
e incluso, si se configura modo competición, ello les crea una mayor
motivación), favoreciendo así el autoaprendizaje (dado que los alumnos podrán
autoevaluarse en el momento en el que se descubra si la respuesta correcta ha
coincidido o no con la seleccionada por ellos)[35].
Si bien, como además
ha quedado demostrado en otros estudios (y en este se podrá observar en el
apartado de resultados y conclusiones), “la evaluación no es la única finalidad
de esta herramienta. De hecho, la utilización de estas herramientas ha
demostrado una mayor comprensión de los contenidos y una participación en el
aula más activa por parte del alumnado (Grzych & Schraen-Maschke, 2019)”[36].
Para valorar el uso de
esta herramienta dentro del FL desde la perspectiva del alumno, hemos de
esperar al apartado de resultados y conclusiones. La valoración desde la
perspectiva del profesor, sin embargo, es muy buena, pues, además de lograr
captar la atención de los alumnos, que tienen que estar alerta dado que
desconocen en qué momento les va a “saltar” la pregunta en el wooclap, como ya se ha comentado supra, este recibe
una retroalimentación del seguimiento de lo explicado. Ello le permitirá, si
así se pone de manifiesto por las respuestas dadas por los alumnos a las
preguntas ofrecidas por esta herramienta, parar o pausar la clase y retroceder
a lo anteriormente explicado para profundizar o revisar el contenido que, ex
wooclap, no ha quedado suficientemente claro.
2.2.c.
Sobre el foro de preguntas y respuestas.
Respecto a este
recurso, se creó un Foro tipo “Preguntas-Respuestas” para cada uno de los
Bloques. Las condiciones exigidas eran las siguientes: era yo quien iniciaba el
foro, respondiendo sobre un tema previamente seleccionado por mí, pero que
siempre tenía relación con alguna situación, noticia o incluso película. Así,
en el Bloque I se les preguntó acerca del papel que, según ellos, deberían
tener las administraciones públicas en el sector audiovisual; en el segundo,
sobre la sentencia Sumarissimim 477 (sobre la
libertad de expresión y el papel de los jueces en la “memoria histórica”); y en
el último bloque, se les pidió que vieran la película El Círculo (relativa al
tema de la privacidad y las redes sociales) y que expusiesen su opinión sobre
lo que en esta se plantea. Lo configuré de tal forma que no podrían ver las
respuestas de sus compañeros hasta que ellos no dieran su opinión. De esta
forma, trataba de evitar el que hicieran un “copia y pega” de lo que habían
contestado otros alumnos. Así mismo, les exigía que debían de tener, al menos,
dos participaciones y que éstas no se podían limitar exclusivamente a una frase
breve, sino que debían tener cierto desarrollo (como mínimo un párrafo de entre
cinco o siete líneas). La participación en el foro era uno de los ítems
calificables para el 50% de la evaluación continua.
La decisión de incluir
esta herramienta respondió al hecho de que los foros son instrumentos de debate
y de reflexión. Como señala Pinilla, R. “se trata de una herramienta de
comunicación virtual que permite la interacción asíncrona entre los
alumnos y el docente, y contribuye a la construcción significativa de
conocimientos y al desarrollo del pensamiento crítico y dialógico entre
los alumnos”[37].
En mi caso, la razón
principal que me llevó a crear esta actividad fue el hecho de que “constituye
una fuente de aprendizaje colaborativo, ya que los alumnos comparten sus
opiniones y conocimientos sobre el tema tratado lo cual redunda en un
intercambio realmente activo y formativo para ellos”[38], pues, como se ha
indicado en el apartado 1.2.b., esta forma de trabajar me parece
imprescindible, más, si se trata de alumnos de perfil no jurídico. A lo que se
une cómo este tipo de herramientas docentes ayudan a promover el desarrollo del
pensamiento crítico y reflexivo (por el hecho de que, a través de un foro, se
pueden confrontar las diferentes ideas de cada uno de los alumnos), otra de las
competencias que considero fundamentales a adquirir por parte de los
estudiantes universitarios.
En definitivas cuentas,
a través del uso de los foros, se crea un “espacio donde es posible construir
el conocimiento mediante la interacción activa de los alumnos” (…) Las
participaciones en foros basadas en argumentos son actividades de escritura
que llevan a los estudiantes a pensar por sí mismos, al tener que exponer
de manera consistente sus puntos de vista; asimismo, la actividad
argumentativa es un medio para indagar, explicar, exponer sus propias
conclusiones y valorar críticamente los aportes de los demás”[39].
3.
Resultado.
Como paso previo al
análisis de los resultados extraídos de las encuestas que se les hizo a los
alumnos a mitad y a final del curso en el que se aplicó el FL, mostramos unas
imágenes del Aula Virtual en la que aparecen las metodologías docentes
aplicadas a esta asignatura.
Las preguntas
centradas en la aplicación del FL en la encuesta de satisfacción realizada a
través de la plataforma Teams las dividí en varios
apartados, relacionados respectivamente con el profesor; con la organización de
la enseñanza; y con las expectativas del alumno ante la asignatura[40].
En la encuesta
realizada a mitad de curso (contestada por 18 alumnos) se les preguntó lo
siguiente:
1)
EI
profesor usa adecuadamente los recursos didácticos para favorecer el
aprendizaje de la asignatura (materiales audiovisuales, campus virtual, pizarra
u otros recursos didácticos): el 16,6% contestó con un 3; el 50 % contestó con
un 4 y el 33,3 con un 5.
2)
EI
profesor transmite motivación por el aprendizaje de la asignatura: el 61,1% contestó
con un 3; el 22,2% contestó con un 4, y el 16,6% contestó con un 5.
3)
EI
profesor fomenta la participación de los estudiantes (expresarse en público,
reflexionar, defender ideas, trabajar en grupo y fomenta el aprendizaje
autónomo): el 11,1% contestó con un 4 y el 88,8% con un 5.
4)
Considero
que estoy alcanzado los resultados de aprendizaje descritos para esta
asignatura: el 11,1% contestó con un 2; el 77,7% contestó con un 3; el 5,5% con
un 4 y el 5,5% con un 5.
5)
La
metodología docente utilizada para la impartición de la asignatura me ayuda a
una mejor comprensión de esta: el 5,5% contestó con un 2; el 61,1% lo hizo con
un 3; el 16,6 % con un 4 y otro 16,6 % con un 5.
En la encuesta
realizada al final de curso (contestada por 29 alumnos) se les preguntó lo siguiente:
1)
El
profesor ha incorporado activamente en su enseñanza su experiencia personal,
profesional o investigadora: el 3,43% contesto con un 2; el 10,34% contestó con
un 3; el 37,93% contestó con un 4 y el 48,28%, lo hizo con un 5.
2)
El
profesor ha fomentado mi implicación con la asignatura: el 24,14% contesto con
un 2; el 44,83% contestó con un 3; el 17,24% contestó con un 4 y el 13,79%, con
un 5.
3)
Considero
que he alcanzado los resultados de aprendizaje descritos para esta asignatura:
el 3,45% contestó con un 1, el 27,59% contestó con un 3; el 13,79% contestó con
un 4 y el 37,93% lo hizo con un 5.
4)
En
general, ¿cuál es tu satisfacción con la labor docente de este profesor?[41]
“Su implicación ha
sido máxima y nos ha ayudado a entender el derecho (el cual nos cuesta
generalmente porque no estamos muy familiarizados con él) de una manera muy
cercana. La metodología ha sido adecuada a pesar de la dificultad de estar on line. Los casos prácticos han sido acertados para
ayudarnos a entender la teoría y además hemos trabajado en equipo, algo que
ayuda a relacionarse (en esta situación tan excepcional) y a pasar buenos ratos
con los compañeros”.
“No pongo ni un solo,
pero a la labor docente de la profesora, siempre ha tratado de entender a los
alumnos y orientar la asignatura para que sea más amena para nosotros y por lo
tanto aprendamos más y mejor.”
“La verdad que al
principio esta asignatura no me llamaba mucho la atención ya que el derecho no
es una rama que me gustase, pero gracias a cómo se han dado las clases y la
materia, utilizando instrumentos más dinámicos y prácticos, ha terminado
interesándome. Considero que la manera de enseñar esta asignatura ha sido muy
buena e interesante, y el interés de la profesora porque entendiésemos los contenidos
ha valido de mucho. Además, en mi opinión, me ha gustado que finalmente esta
asignatura se haya centrado en la Comunicación Audiovisual, que realmente es lo
que nos interesa aprender, y no se ha llevado al terreno del Derecho puro como
pueden hacer otros profesores. Por lo tanto, no tengo ninguna pega sobre la
metodología utilizada por la profesora y por mi parte salgo contenta de esta
asignatura porque considero que he aprendido mucho, pensando en un principio
que no me iba a servir para nada.”
“En general mi
satisfacción ha sido bastante alta ya que en esta asignatura María del Mar ha
sabido utilizar diferentes herramientas, (wooclap,
mapas mentales, prácticas) para facilitarnos el aprendizaje, además ha estado a
nuestra disposición para cualquier duda que tengamos y ha estado dispuesta a
cualquiera de nuestras propuestas, teniendo en cuenta también nuestra carrera y
que no somos juristas.”
“Personalmente, la
asignatura de derecho nunca ha sido de mis favoritas, sin embargo, a medida que
iba entendiendo mejor la materia me iba interesando y gustando cada vez más.
Además, la profesora se ha implicado mucho en la asignatura y ha estado
disponible para los alumnos en todo momento. También, la forma en la que se ha
dado el contenido ha sido muy optima, me ha gustado la idea de fusionar la
teoría con los ejercicios del Wooclap.”.
“Estoy bastante
satisfecho (…) aquí hemos aprendido y resuelto casos prácticos sobre nuestro
sector. (…). sí es verdad que a lo mejor quitaría un poco de peso (ya que
teníamos que vernos los vídeos de teams, hacer las
preguntas del wooclap, hacer el test final, los casos
prácticos, la resolución de sentencias, los foros... y mientras irse preparando
el temario para los exámenes, que no es poco). Pero aun así no tengo pega y
creo que la metrología ha estado muy bien.”
4.
Conclusiones.
Después de todo lo
explicado hasta aquí, corresponde dar respuesta, como conclusiones, a las
cuestiones presentadas en el apartado 2.1. de este trabajo.
1. ¿Aporta el FL un
mayor autoaprendizaje y rendimiento frente, a el uso de metodologías menos
activas (aun siendo desarrolladas a través de Moodle):
Desde nuestro punto de
vista, sin duda. Para ello nos basamos, fundamentalmente en las notas obtenidas
por los alumnos (comparándolas con las de la misma asignatura impartida el
curso pasado, cuyo examen también hubo de hacerse en remoto).
Curso |
M.H. |
Sobresalientes |
Notables |
Aprobados |
Suspensos |
N.P. |
2019/2020 72 alumnos |
1 |
12 |
57 |
0 |
0 |
2 |
2020/2021 57 alumnos |
0 |
23 |
24 |
4 |
2 |
4 |
Fuente: Actas Asignatura Derecho de la Comunicación,
Cursos 2019/2020 y 2020/2021
Lo que en porcentajes
se traduce en que en el curso en el que no se aplicó el FL (2019/2020)
obtuvieron M.H., el 1.86% de los alumnos; sobresaliente el 16.6% y notable el
79.16%; no habiendo ningún aprobado ni ningún suspenso. Mientras en el curso en
que se aplicó el FL, obtuvieron sobresaliente, el 40.35%; notable, el 42.1%;
aprobado, el 7,01% y suspenso, el 3,51%. Calificaciones que se ajustan mucho
más a la realidad de la evaluación de una clase (teniendo además en cuenta que
el confinamiento obligatorio del curso 2019/2020 produjo cierto distorsionamiento de las calificaciones motivado por
las adaptaciones metodológicas que tuvimos que hacer todos los docentes en un
plazo muy breve de tiempo).
2. ¿El uso del FL supone un valor añadido para
alumnos de perfil no jurídico, pero en cuyos grados tienen asignaturas
jurídicas? También debemos contestar de forma afirmativa a esta cuestión.
Basándonos para ello, ya no sólo en las encuestas que se hicieron a mitad y al
final del curso, sino también en la nota que ellos pusieron en la encuesta que
hace la propia URJC sobre la labor del docente (se han seleccionado sólo las
preguntas que están relacionadas directamente con el presente trabajo. La
participación fue del 32,1%):
Figura
1. Fuente: URJC. Informe de Valoración Docente
Curso
2020-21
Figura
2. Fuente: URJC. Informe de Valoración Docente
Curso
2020-21
Figura 3. Fuente: URJC. Informe de Valoración Docente
Curso 2020-21
3. ¿Las metodologías
docentes activas, entre las que se encuentra el FL, ayudan al cumplimiento de
las competencias incluidas en la Guía Docente de las asignaturas de Derecho
para los estudiantes de grados no jurídicos? En este caso, al menos en mi
experiencia, la respuesta no puede ser tan contundente, pues hubo una variación
(mínima) - que podría estar relacionada con la nota de corte del Grado en el
que se implante esta metodología-[42]. No obstante, eso no
debería ser un hándicap, pues la implantación de esta metodología en mi
caso buscaba, entre otras cuestiones, la superación del “desapego” que pudieran
sentir los alumnos hacia las asignaturas con contenido jurídico. Lo cual me
lleva a la siguiente conclusión.
4. La investigación
realizada para la elaboración de este trabajo me ha llevado a la conclusión de,
como señalan Monedero Morales, R. y Castro Higueras, A. (2018), “Flippear es mucho más que la edición y distribución de un
video, es una visión íntegra que incrementa el compromiso y la implicación de
los participantes, consiguiendo mejorar la comprensión del aprendizaje”,
aludiendo a lo que señala Marques, M. (2016).
Añaden estos autores que las clases deben de dedicarse a la realización
de actividades que ayuden a los alumnos, además de a resolver las dudas que le
haya suscitado el material con el que previamente han trabajado ellos en casa,
a profundizar, ampliar o introducir nuevos
conceptos[43].
Lo que me plantea una
revisión, fundamentalmente centrada, por un lado, en el tiempo que transcurre
desde que realizan los alumnos el test hasta el día de clase, tiempo que me
permitirá analizar con más detenimiento dónde surgen las principales
dificultados de entendimiento; por otro, la posibilidad de dar un paso más en
el uso de los foros, dejando que sean los alumnos los que planteen a sus
compañeros las cuestiones a debatir, lo que sin duda les hará sentirse
verdaderamente protagonistas de su auto aprendizaje. En relación con el wooclap, se trata de un recurso útil, dado que ofrece una
muy buena retroalimentación al docente[44].
5. Así mismo,
ateniéndonos a los cuatro pilares que, ex FLN han de desempeñarse con
esta metodología, se han cumplido la mayor parte de ellos:
Ambiente Flexible, creado espacios y
marcos temporales que permiten a los estudiantes interactuar y reflexionar
sobre su aprendizaje: en su casa o con sus compañeros, mientras ven los vídeos
o hacen las prácticas, o en clase, cuando han de hacer búsquedas; observando y
dando seguimiento a los estudiantes cuando es necesario (normalmente en clase,
cuando hay algo que no entienden); ofrecer diferentes maneras de aprender el
contenido y demostrar su dominio, mediante el wooclap
y los test.
Cultura de aprendizaje: brindo a los
estudiantes diversas oportunidades de involucrarse en actividades
significativas, en las que no me convierto en la pieza central: los días que
utilizamos la clase para la realización de las prácticas, donde simplemente les
guío y retroalimento.
Contenido dirigido: Creo o selecciono
contenidos relevantes -videos, lecturas o foros- para los alumnos. En esta
ocasión no lo he puesto en práctica, pero otro de los recursos que suelo
utilizar con este perfil de alumnos es el de los glosarios jurídicos, en los
que se priorizan los conceptos fundamentales (los ítems que forman parte
de los glosarios han sido seleccionados por los alumnos al final de cada tema).
Facilitador
profesional:
Estoy a disposición de los estudiantes para dar realimentación individual o
grupal inmediata según es requerida, lo que se indica en la evaluación hecha
por la URJC a los alumnos sobre la labor del docente[45]
6. Es cierto que el
número de alumnos es un elemento que condiciona la utilización de estas
metodologías y que es imprescindible familiarizar al alumnado de forma previa a
su desarrollo con las mismas, pero, de nuevo siguiendo a Monedero Morales, R. y
Castro Higueras, A. (2018), “si tras implementar la experiencia “The Flipped Classroom”
los resultados obtenidos no son los esperados, antes que abandonarla es
interesante hacer una reflexión de las posibles deficiencias acaecidas durante
su desarrollo y volver a intentarlo corrigiéndolas.”[46]
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1994.
[1] En sentido
similar Cuevas Monzonís, N., Gabarda Méndez, V., Cívico Ariza, A. y Colomo
Magaña, E. (2021), “Flipped classroom en tiempos de COVID-19: una perspectiva
transversal”, International Journal of Educational Research and Innovation
(IJERI) 15, para quienes esta metodología “ha evidenciado tener una serie
de efectos positivos sobre el aprendizaje de los estudiantes: 1. Fomenta el
aprendizaje autónomo, así como el colaborativo (Simón et al., 2018;Zainuddin,
& Perera, 2019); 2. Contribuye al aumento de la motivación y la
autorregulación del aprendizaje (Aguilera et al., 2017; Hinojo et al., 2019);
3. Facilita la adaptación a diferentes necesidades y ritmos de aprendizaje
(Sánchez-Cruzado et al., 2019); 4. Mejora el rendimiento académico en términos
de calificaciones (Hinojo et al., 2019; Sola et al., 2019); 5. Se utiliza de un
modo más eficiente el tiempo de trabajo síncrono y las oportunidades de
aprendizaje activo (García-Gil, & Cremades-Andreu, 2019; Salcines-Talledo
et al., 2020); 6. Aumenta la participación del alumnado, la interacción entre
pares y la interacción con el profesor (Canales-Ronda, &
Hernández-Fernández, 2019; González, & Huerta, 2019); 7. Si se aborda desde
una perspectiva colectiva, contribuye a la mejora de la cohesión del profesorado,
la convivencia y el clima (Cobos et al., 2020). p. 328 y 329.
Doctrinalmente
existe bastante consenso sobre a finalidad y objetivos del FL. Así, en sentido
muy parecido se pronuncian también Sánchez-Carreira, M.C. y Rodil Marzábal, O.,
(2018) en “Aprendizaje basado en metodologías activas en una materia de
posgrado en Economía”, en Innovative Strategies for Higher Education in
Spain, Eindhoven, Adaya Press, p. 109; Para Burón, M.I.; Avendaño, S.;
Cantarero, I.; Gahete, M.D.; Guzmán-Ruiz, R.; Vazquez, M.J.; Luque, R.;
Malagón, M.M.; Villalba, J.M.; y Calzado, M.A., en “Experiencias en Flipped
Learning”, Revista de Innovación y Buenas Prácticas Docentes, nº 7,
(2018), Editorial Universitaria de Córdoba, p. 41.
[2] Como señala,
García Gómez, A., en “Aprendizaje inverso y motivación en el aula
universitaria”, en Pulso, 2016, 39, p.201, “Con la llegada del Plan de
Bolonia y la reestructuración de los estudios universitarios, se buscó la
ruptura con los sistemas anteriores, tradicionales e intelectualistas,
centrados únicamente en los procesos de enseñanza y en la actividad del docente
(Michaelson et al., 2004). De forma sucinta, se podría decir que la
bibliografía existente desde finales de los años noventa parece insistir en la
necesidad de fomentar la renovación pedagógica del profesorado universitario
(Angelo y Cross, 1993; Johnson et al., 1991). Para ello, se subraya no solo la
importancia de que el proceso de enseñanza-aprendizaje deje de girar
mayoritariamente en torno al profesor, sino que además se incide en la utilidad
de desarrollar programas educativos que se interesen por el conocimiento del
estudiante (Huba y Freed, 2000). Sin entrar a valorar las tensiones surgidas de
la posibilidad de acomodar en la práctica la prescripción teórica, el
profesorado universitario, en estas últimas décadas, ha tenido la opción de
reevaluar su práctica docente y valorar otras prácticas docentes”.
[3] Valgan como
ejemplo los siguientes trabajos: Cuevas Monzonís, N., Gabarda Méndez, V.,
(2021), ob. cit; Campillo Ferrer, J.M., Miralles-Martínes, P., en
“Efectividad del modelo de aula invertida en la motivación y el aprendizaje
autoinformados de los estudiantes durante la pandemia de COVID-19”, Comunicaciones
en Humanidades y Ciencias Sociales 176, [En línea]
https://www.nature.com/articles/s41599-021-00860-4 (recuperado el 4 de febrero
del 2022); Campos, L.E.,(2021), “Efectividad del aula invertida en línea como
estrategia didáctica a distancia para la educación superior, durante la cuarentena
por COVID19. Un estudio de caso”, Revista
Panamericana de Comunicación 1, p. 102-115; Ortiz Pérez, A., Romero Romero,
A., (2021) “La docencia en tiempos de contingencia: cambios en el proceso de
enseñanza aprendizaje en las áreas de ingeniería en la universidad pública”, en
Santillán Campos, F., La investigación como validez del conocimiento,
México, Ed. Centro de Estudios e Investigaciones para el Desarrollo Docente
(CENID); Cornelis Janssen, C.H., (2020). “El aula invertida en tiempos del
COVID-19”, Revista UNAM, 5, [En línea] (recuperado el 4/02/2022 de
https://n9.cl/68546).
[4] En “Flipped
classroom o aula invertida” en #DIenlínea UNIA: guía para una docencia
innovadora en red, Ed. Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), p.
133.
[5] Es cierto que hay
diversas definiciones de en qué consiste esta metodología. De hecho, Prieto
Martín, A. (2021) hace un recorrido
histórico verdaderamente interesante sobre el origen y distintas definiciones
de la misma, p. 141 a 143. En todo caso, añadimos aquí una que nos parece
importante dado de dónde proviene: de la junta de gobierno y líderes de la Red
de Aprendizaje Invertido (Flipped Learning Network, FLN). Definición que,
además, surge “Para contrarrestar algunos de los malentendidos sobre este
término”: “El aprendizaje invertido es un enfoque pedagógico en el que la
instrucción directa se desplaza de la dimensión del aprendizaje grupal a la
dimensión del aprendizaje individual, transformándose el espacio grupal
restante en un ambiente de aprendizaje dinámico e interactivo en el que el
facilitador guía a los estudiantes en la aplicación de los conceptos y en su
involucramiento creativo con el contenido del curso”, en Flipped Learning
Network (FLN), (2014) The Four Pillars of FLI.P™.
[6] p. 133
[7] p. 328
[8] Cuestión
planteada entre otros por Burón, M.I.; Avendaño, S.; Cantarero, I.; Gahete,
M.D.; Guzmán-Ruiz, R.; Vazquez, M.J.; Luque, R.; Malagón, M.M.; Villalba, J.M.;
y Calzado, M.A., (2018), para quien se “utiliza el tiempo de clase, junto con
la experiencia del docente, para facilitar y potenciar otros procesos de
adquisición y práctica de conocimientos dentro del aula”, considerando así
mismo esta metodología docente como un “enfoque integral que combina la
instrucción directa con métodos constructivistas, el incremento de compromiso e
implicación de los estudiantes con el contenido del curso, con el fin de
mejorar su comprensión conceptual. Cuando estas actividades se diseñan correctamente
y se aplican con éxito, son el apoyo de todas las fases de un ciclo de
aprendizaje (Taxonomía de Bloom)”, p. 41.
[9] García Gómez, A.
(2016), p. 201.
[10] García Gómez, A.
(2016), p. 202.
[11] El ambiente
flexible implica la creación de espacios y marcos temporales que permitan a
los estudiantes interactuar y reflexionar sobre su aprendizaje; observación u
seguimiento continuo a los estudiantes para hacer ajustes cuando sea necesario;
ofrecer a los estudiantes diferentes maneras de aprender el contenido y
demostrar su dominio. La cultura del aprendizaje implica ofrecer a los
estudiantes diversas oportunidades de involucrarse en actividades
significativas en las que el profesor no es la pieza central y dirigir aquellas
como mentor o guía, haciéndolas accesibles a todos los estudiantes a través de
la diferenciación y la realimentación. El contenido dirigido significa
que se priorizan
los conceptos utilizados en la instrucción (tarea) directa para que sean
accesibles a los estudiantes por cuenta propia; se crean o seleccionan
contenidos relevantes para los alumnos y que se utiliza la diferenciación
para hacer el contenido
accesible
y relevante para todos los estudiantes. El facilitador profesional
conlleva realizar
evaluaciones
formativas durante el tiempo de clase, a través de la observación y el registro
de información para complementar la instrucción, así como colaborar y
reflexionar con otros profesores, asumiendo la responsabilidad de la
transformación de mi práctica docente. En Flipped Learning Network (2014).
[12] En sentido
similar, Burón, M.I.; Avendaño, S., etc.
[13] #DIenlínea UNIA,
p. 133.
[14] Es cierto que
esta metodología puede implicar inicialmente una carga de trabajo importante
para el docente. Burón, M.I.; Avendaño, S., etc., p. 41, lo describen
acertadamente “Para el diseño de la experiencia FL el profesor debe diseñar la
actividad, preparar los contenidos que ofrece al alumno para su trabajo
personal previo, y el guion de la actividad de aplicación a ejecutar en la
sesión presencial conjunta con el grupo de clase.”, a lo que añaden el “uso
experto” de las TICs.
[15] Vid. al
respecto, Muñoz Amor, M.M. (2021), “La aplicación del ABP y del Estudio del
Caso de forma cooperativa en la asignatura de Derecho Administrativo III, Grado
ADE y Derecho”, en Aplicaciones de las plataformas de enseñanza virtual a la
educación superior, pp. 377 – 392, Madrid, DYKINSON.
[16] Ello no
significa, en absoluto, que estas metodologías no se puedan aplicar a alumnos
con un perfil propiamente jurídico. Si bien es evidente que el modo de pensar,
de desarrollar ideas y reflexiones de alumnos de perfil no jurídico es muy
diferente a como lo hace un estudiante de letras puras, en concreto, de
Derecho.
[17] Más sobre el ABP
en Muñoz Amor, M.M. (2021), p. 583 a 585.
[18] Pues
verdaderamente se trata de dos metodologías docentes - el estudio de casos y el
trabajo colaborativo- aplicadas a la vez en el desarrollo de una misma
actividad.
[19] Si bien, como
manifiesta Sánchez, M. (2008), p. 8 en “Cómo enseñar en las aulas universitarias
a través del estudio de casos”. “Colección Documentos, Instituto de Ciencias
de la Educación, Universidad de Zaragoza”. «Se trata de una representación
de la realidad lo cual no significa que tenga que ser verídica sino verosímil».
«Esto quiere decir que no tiene que reflejar necesariamente algo que ha
ocurrido, pero sí algo que podría ocurrir o podría haber ocurrido», sino que se
trata de un narración de acontecimientos que faciliten a los alumnos pensar
sobre ellos, con el objetivo de generarles la capacidad de reflexión y el
análisis sobre los aspectos más importantes o significativos de una determinada
materia, a través de la presentación de situaciones similares a las que nos
podríamos enfrentar en la vida real, pudiéndose a veces llegar a pedir a los
alumnos que opten por una solución u otra o que indiquen cómo llegarían
ellos a resolver el problema que se le
ha planteado en la práctica.
[20] Wasserman
Amorrortu, S., (1994) “El estudio de casos como método de enseñanza”.
Ed. Buenos Aires, p. 99. Aun pecando de utilizar una forma muy simple para
explicar por qué interesa que los alumnos de esta asignatura aprendan a través
de esta metodología, se quiere incidir en la importancia que tiene el perfil
del alumnado al que va dirigida.
[21] A diferencia de
lo que ocurre con el con el aprendizaje individual, en el que el alumno se
centra únicamente en la realización de su tarea y en la consecución, a nivel
individual, de los resultados previstos; de modo que si un alumno consigue - o
no - los objetivos propuestos por el docente, ello va a ser indiferente y no va
a influir de ningún modo en el hecho de que sus compañeros los alcancen o no.
Más sobre ello en Muñoz Amor, M.M. (2021), p. 586.
[22] Para lo que apela
este autor a los buenos resultados obtenidos por Corea o Finlandia, que ya
estaban haciendo uso de esta plataforma, en los informes PISA. Ros, I. (2008).
“Moodle, la plataforma para la enseñanza y organización escolar”. Ikastorratza,
e- Revista de Didáctica 2. Retrieved
fromhttp://www.ehu.es/ikastorratza/2_alea/moodle.pdf, p. 2.
[23] Ros, I., p. 3.
Cursivas de la autora.
[24] Ros, I., p. 3.
Cursivas de la autora.
[25] Ros, I., p. 4.
Cursivas de la autora. Para este autor “La Reforma de Bolonia y la implantación
de la filosofía ECTS, ahonda en esta línea y hace necesario contar con instrumentos
que nos permita gestionar el nuevo formato en el que se impartirán nuestras clases.
Hemos de tener en cuenta que el uso de estas nuevas tecnologías presupone un
cambio en la metodología de enseñanza, ya que para hacer lo mismo que hasta
ahora no sería preciso semejante esfuerzo, nos bastaría con retornar a la
tiza”. En sentido similar, Jenaro Rio, G; Castaño Calle, R.; Martín Pastor,
M.E.; y Flores Robaina, E. (2018) en “Rendimiento académico en educación
superior y su asociación con la participación activa en la plataforma Moodle”,
en ESE: Estudios sobre educación, nº 34, para quienes “El Proceso de
Bolonia descansa en procesos como la enseñanza basada en competencias y
centrada en el
alumnado (García, García-Álvarez y
Moreno, 2014; Robles,
Angulo y de
la Serna, 2014),
donde el papel
de los implicados
experimenta un profundo cambio, produciéndose una incorporación de
modelos no presenciales y semi-presenciales al paradigma tradicional de
enseñanza presencial. En este marco, corresponde al profesor la responsabilidad
final sobre la definición de las actividades de enseñanza, aprendizaje y su
evaluación, debiendo explicitar las actividades educativas a desarrollar para
conseguir las competencias deseables y los resultados de aprendizaje previstos
(Yáñiz, 2006)”, p. 178.
[26] Ros, I., p. 8-9.
[27] p. 179-180.
Cursivas de la autora.
[28] Para conocer más
a fondo las posibilidades de esta plataforma, nos remitimos a Ros, I (2008),
o a Jenaro Rio, G; Castaño Calle, R.; Martín Pastor, M.E.; y Flores Robaina, E.
(2018). Estos últimos reconocen, por ejemplo, cómo “dado que las competencias
son conjuntos integrados y complejos de saberes, destrezas y actitudes
observables en el desempeño, difícilmente podrán ser adquiridas o evaluadas
mediante metodologías o procedimientos tradicionales basados en el aprendizaje
y el recuerdo o reconocimiento de contenidos (Sánchez-Elvira, López y
Fernández, 2010).”
[29] En p. 2222 de
“ReDIMABP: Elaboración y evaluación del uso de un vídeo docente (pUA)
introductorio al ABP (Aprendizaje Basado en Proyectos)”, en La Producción
Científica y la Actividad de Innovación Docente en Proyectos de Redes,
Alicante, Universidad de Alicante, Vicerrectorado de Estudios, Formación y
Calidad, Instituto de Ciencias de la Educación (ICE).
[30] En “Metodología
docente acorde a los estilos de aprendizaje de alumnos de Medicina”, p. 45, de Innovative
Strategies for Higher Education in Spain, Eindhoven, Adaya Press. Citando a
Honey y Mumford
en p.
41, estas autoras definen los distintos tipos de estudiantes. Así, “Los
estudiantes con un predominio del estilo activo son de mente abierta
improvisadores y espontáneos. Se crecen ante los desafíos que suponen nuevas
experiencias y se aburren con largos plazos. Son personas muy de grupo que se
involucran en los asuntos de los demás y centran a su alrededor todas las
actividades. Los alumnos que destacan en el estilo reflexivo son prudentes,
receptivos e investigadores. Les gusta reunir datos para analizarlos con
detenimiento antes de llegar a alguna conclusión. Disfrutan escuchando a los
demás y no intervienen hasta que se han adueñado de la situación. Los
individuos con un predominio del estilo teórico son metódicos, racionales,
perfeccionistas, lógicos, objetivos y críticos. Enfocan los problemas de forma
vertical escalonada, por etapas lógicas. Integran los hechos en teorías
coherentes, buscan la racionalidad y la objetividad huyendo de lo subjetivo y de
lo ambiguo. Y los sujetos que muestran una mayor puntuación en el estilo
pragmático son experimentadores, directos y realistas. Les gusta actuar
rápidamente y su punto fuerte es la aplicación práctica de las ideas, además
son capaces de descubrir el aspecto positivo”.
[31] p. 46.
[32] En “Un proyecto
de aplicación de la clase invertida en las Ciencias de la Comunicación”, p. 72,
de Innovative Strategies for Higher Education in Spain, Eindhoven, Adaya
Press.
[33] En “Herramientas
para la innovación docente y el aprendizaje interactivo. El caso de Wooclap
para la enseñanza del periodismo”, en Doxa-comunicación nº 34, enero-junio de
2022, p. 28.
[34] En este sentido,
señalan Herrera González, M; Morales-Contreras, M.F.; Alonso Monge, J.; Vara
García, R. (2022) en “Dinamización de las clases y evaluación formativa
con WOOCLAP” presentado en el XIII Workshop in Operations
Management and Technology [en línea] https://n9.cl/efyag, que “esta
herramienta, en principio diseñada para fomentar la interacción en el aula,
puede ofrecer una función menos conocida, pero con gran potencial en la
evaluación formativa y el feedback. (…) El feedback es una de las herramientas
más potentes en el aprendizaje de los alumnos (Hattie, 1987; Hattie y
Timperley, 2007; Blair et al., 2013), también para los que asisten a las clases
en remoto (Bonnel, 2008).”, p. 3
[35] Este recurso
ofrece muchas posibilidades a la hora de configurarle, destacando entre ellas
tres que nos parecen interesantes, pero fundamentalmente motivadoras para los
alumnos: la posibilidad que tienen los alumnos de indicar al profesor que hay
algo que no entienden (a través de la opción “estoy perdido”), lo que
favorecerá que este se vaya adaptando en su explicación al ritmo que lleva la
clase; establecer un tiempo determinado para contestar (evitando de esta forma
que la clase se eternice mientras los alumnos buscan o deciden cuál ha de ser
la opción correcta); y, la configuración que entendemos más importante desde el
punto de vista motivacional: la opción “modo de competición”, que permitirá
saber qué alumno ha sido el primero en contestar de forma aceptada a las
cuestiones que se han planteado a través de este recurso. En sentido similar,
García, B. y García Galera, M.C, (2022), para quienes “En la actualidad, el
proceso de enseñanza-aprendizaje no es unidireccional sino colaborativo, como
indica Hayden (2021), y plataformas como Wooclap facilitan que el estudiante no
sea un sujeto pasivo de la enseñanza, porque eso supondría un fracaso del
docente e iría en contra de las propias directrices marcadas por el Espacio
Europeo de Educación Superior (EEES).” p. 29. Así mismo, Herrera González, M;
Morales-Contreras, M.F.; Alonso Monge, J.; Vara García, R. (2022)., “La
dinamización de las clases y la participación de los estudiantes en el aula
supone un reto para los profesores y alumnos.”, p. 2.
[36] García, B. y
García Galera, M.C,. (2022), p. 23.
[37] En “Actualización
didáctica del foro de debate en la modalidad semipresencial: una propuesta de
innovación docente y de aprendizaje activo”, (2021) p. 140, en Aplicaciones
de las plataformas de enseñanza virtual a la Educación Superior, Madrid,
Ed. Dykinson.
[38] En Pinilla, R.,
p.140. En sentido similar se pronuncian Claudia Cerrudo, A., y Ferreyra, L.,
(2015) en “Importancia del uso de foros como herramienta de Comunicación,
formación y potenciación del Aprendizaje en aulas virtuales en la educación
Superior a distancia. Caso unlvirtual”, para quienes “El foro es una actividad
que permite el intercambio de posiciones sobre un tema específico, habilitando
a cada usuario poder expresar su idea o comentario, de manera pública, respecto
del tema tratado. En el foro se evidencian los valores compartidos por un grupo
de personas cohesionadas por un interés común (YUS, 2001: 11). Asimismo, es “un
espacio de interacción discursiva en el cual sujetos con diferentes niveles de
experiencia cultural y lingüística se presentan a sí mismos, negocian su imagen
y sus propósitos comunicativos” (CONTÍN, en SÁNCHEZ UPEGUI y otros,2010)”, p.
2, en el trabajo presentado en las 3ª Jornadas de TIC e innovación en el aula,
organizadas por la Universidad de La Plata [En línea] https://n9.cl/drq1a3
[39] Claudia Cerrudo,
A., y Ferreyra, L., (2015), p. 9. Cursivas de la autora.
[40] Al inicio de
ambas encuestas se les indicaba lo siguiente: Os pido que por favor rellenéis
esta encuesta, teniendo en cuenta que 0 significa totalmente en desacuerdo y 5
totalmente de acuerdo. Si no tienes criterio suficiente para responder alguna
pregunta marcad NS/NC (No sabe/No contesta). Por favor, se objetivo y sincero
en tus respuestas, independientemente de la simpatía que el profesor te
provoque. Se trata de valorar la actuación docente. Tus respuestas son
confidenciales, siendo este cuestionario anónimo.
[41] Esta era una
pregunta abierta y resulta imposible añadir lo que contestaron los 29 alumnos,
de modo que seleccionaré algunas de las respuestas.
[42] Ciñéndonos al mismo
curso, 2020/2021 y aplicando la misma metodología en un Grado diferente, el de
Ciencias Ambientales, en la asignatura de Derecho Ambiental, los resultados
fueron los siguientes (con una participación de un 34,4% en una clase de 32
alumnos: En la pregunta El desarrollo de las clases me permite un
seguimiento y aprendizaje adecuados, la nota fue de 3.9 (siendo la de la
Titulación de un 3,8); en la pregunta Las actividades docentes se ajustan a
los objetivos, contenidos y metodología especificados en la guía docente de la
asignatura, la nota fue de 4 (siendo la misma que la de la Titulación);
finalmente, en la pregunta Estoy satisfecho/-a con la labor que desarrolla
el profesor o la profesora, la nota fue de 3.9 (siendo la de la Titulación
de un 3,8).
[43] p. 73.
[44] Pues como señalan
Herrera González, M; Morales-Contreras, M.F.; Alonso Monge, J.; Vara García, R.
(2022) “Los registros que obtiene se trasladan a Excel de una forma muy
sencilla, y se convierten en una evidencia muy valiosa de cara a evaluar el desempeño
de los alumnos. Permiten: (i) medir la asistencia y la participación en clase;
(ii) justificar las calificaciones de participación activa; (iii) dar feedback
preciso e individual; (iv) compartir con los alumnos el feedback que les dan
sus compañeros; (v) recibir feedback sobre la asignatura. El uso de esta
herramienta ha disminuido las peticiones de revisión de notas de participación
y las horas de tutorías para aclaraciones.”
[45] De hecho, en la encuesta que se realizó a mitad de curso, el 16,6 % de los alumnos contestó con un 4 mientras que el 83,3% lo hizo con un 5.
[46] p. 77.