Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida. Año 16, Núm. 32,
Julio-Diciembre, 2024, ISSN: 2007-9699, DOI: 10.24310/metyper322024
116
cosmovisión coherente con los demás saberes que tenemos más a la mano. Por
ende, al abordar dichos objetos tan arduos para el entendimiento humano, no
debemos exigir un grado de exactitud en el discurso tal que implique una cons-
tatación directa. Así lo acuerdan Critias y Sócrates en otro pasaje del texto:
Critias-
do a lo que se pretende […]. Debemos considerar, Sócrates, si esta historia
nos es apropiada o si hemos de buscar alguna otra en su lugar. Sócr
otra podríamos preferir a ésta, Critias, que su parentesco se ajusta de manera
verdadera es algo muy importante.
29
El lenguaje, en efecto, debe estar al servicio de la verdad, y debemos ar-
monizar los distintos tipos de saberes que están a nuestro alcance, desde los
conocimientos matemáticos hasta los que lindan con las cuestiones más ale-
jadas de la materia, como el alma separada una vez que ha sido separada del
cuerpo tras la muerte y la lógica de sus sucesivas reencarnaciones o “revolu-
ciones del alma inmortal”.
30
Así, estas condiciones epistémicas del mito ha-
cen permisible su utilización, en razón de su verosimilitud o probabilidad.
31
Timeo, cuando, entrado
Tim.- Los discursos están emparentados con aquellas cosas que explican […].
Lo que es el ser a la generación, es la verdad a la creencia. Por tanto, Sócrates,
si en muchos temas, no llegamos a ser eventualmente capaces de ofrecer un
discurso que sea totalmente coherente en todos sus aspectos y exacto, no te
admires. Pero si lo hacemos tan verosímil como cualquier otro, será necesa-
rio alegrarse, ya que hemos de tener presente que tenemos una naturaleza
humana, de modo que acerca de esto conviene que aceptemos un relato pro-
bable y no busquemos más allá.
32
29
Timeo, 26 a-e.
30
Timeo
en donde “sus ritos mistéricos se enmarcan en la creencia en la metempsicosis y en una forma
de puritanismo que preconizaba la necesidad de mantener el alma pura y el cuerpo apartado
del derramamiento de sangre y del contacto con un ser muerto. A lo largo del tiempo, fueron
creando una forma de religiosidad individual, cuyo interés básico era la salvación personal
en otra vida que suponían mejor que ésta. Los conocimientos les permitían saber cómo ob-
tener un destino especial en el otro mundo, tras liberarse de la culpa originaria que creían
acarrear”. , Platón y el orsmo. Diálogos entre religión y losofía, p. 12.
31
“En todas partes se vería que Platón, habiendo concebido un ideal muy alto y noble de ciencia,
se dio cuenta de que el espíritu humano no podía alcanzarlo, y que debe, a menudo, atenerse
a ese conocimiento intermedio, la opinión verdadera, equivalente o sucedáneo de la ciencia,
especie de mal menor con el que hay que saber contentarse. Este conocimiento de la verdad
participa de lo divino, por así decir”. , Estudios sobre Sócrates y Platón, p. 35-36.
32
Timeo, 29 b-d.