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Metafísica y Persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 13, Núm. 25, Enero-Junio, 2021, ISSN: 2007-9699
“No sería yo”: implicaciones del discurso citado
en La sombra del caudillo
“It wouldn’t be me”: implications of the quoted discourse
in La sombra del caudillo

Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, Puebla
noe.blancas@upaep.mx

La inserción de un discurso ajeno, sea un relato o una palabra, en el discurso propio,
por parte de un personaje literario, tiene importantes implicaciones de sentido tanto en
-
blante o locutor y en su interlocutor. Estos fenómenos se pueden observar en La sombra
del caudillo, cuando Aguirre intenta, fallidamente, convencer al Presidente –el Caudillo, su
amigo y protector–, de que no tiene interés en la sucesión presidencial. Uno y otro citan

este artículo se realiza un análisis narratológico para establecer las implicaciones del dis-
curso incorporado, tanto el plano discursivo como en el plano actancial.
Palabras clave: La sombra del caudillo, Martín Luis Guzmán, citación, metadiégesis,
interlocutor.

The insertion of a foreign discourse, be it a story or a word, in one’s own discourse,
by a literary character, has important meaning implications in both the quoting and the
-
terlocutor. These phenomena can be observed in La sombra del caudillo, when Aguirre tries,
unsuccessfully, to convince the President –the Caudillo, his friend and protector– that he
has no interest in the presidential succession. Both of them quote foreign or past speeches,

carried out to establish the implications of the incorporated discourse, both on the discur-
sive plane and on the actantial plane.
Keywords: La sombra del caudillo, Martín Luis Guzmán, citation, metadiegesis, interlocutor.
1



Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 13, Núm. 25, Enero-Junio, 2021, ISSN: 2007-9699
64
Introducción
La inserción de un relato o una palabra ajena en el discurso propio tiene
importantes implicaciones de sentido tanto en el discurso citador como en

habla, así como en su interlocutor. Estos fenómenos se pueden observar en La
sombra del caudillo, cuando Aguirre intenta, fallidamente, convencer al Presi-
dente –el Caudillo, su amigo y protector–, de que no tiene interés en la suce-
sión presidencial. Uno y otro citan discursos ajenos o pretéritos, que terminan
-
sis narratológico para establecer las implicaciones del discurso incorporado.
Analizo primero la cita que el Caudillo introduce en su discurso: “No sería yo,
sino el pueblo” (128);
2
y después, el relato que Aguirre introduce en el suyo:
“casi todos los jefes con mandos de fuerzas […] me han ofrecido su apoyo para
el caso de que aceptase yo mi candidatura […] yo les he respondido […] que
ni me creo con tantos merecimientos ni tengo tampoco esa ambición” (126).
-
corporado. En el relato literario, como en la realidad que mimetiza, un per-
sonaje cita el discurso de otro para ironizar, aprobar, reprobar o analizarlo.
Pero el acto de citar no sólo implica una actitud ante el discurso del otro, a
quien, al mismo tiempo, revela; la citación también implica una actitud hacia
el destinatario de la cita, a quien en cierta medida también revela.
3
El tema ha
sido muy poco atendido por los estudios literarios, aunque es prácticamente
inherente al fenómeno de la citación.
4
Realizaré primero unas breves obser-
vaciones sobre esta problemática para luego analizar un ejemplo en la novela
La sombra del caudillo, de Martín Luis Guzmán.
Ricargo Piglia, en Formas breves, habla de un destinatario destinado en los
cuentos de Jorge Luis Borges: alguien “recibe” un relato que “misteriosamen-
2
Utilizo la siguiente edición: , La sombra del caudillo, edición de Antonio Lorente
Medina, Madrid: Castalia, 2002. Aquí y en adelante, anoto a renglón seguido y entre parénte-
sis el número de página.
3

parte, del sujeto contra el mundo, frente a aquello de lo que habla, representado metafórica-
mente por la tercera persona gramatical, separación entre el yo y el él del discurso; y por otra
parte entre el yo y el , entre el destinador y el destinatario, ruptura que genera la búsqueda
de diálogo, en encuentro con el otro. Distinguimos así la disociación entre el yo y lo otro, todo
lo que cabe en el horizonte de experiencias del sujeto, el objeto de su discurso, y la disociación
entre el yo y el otro, la meta de la destinación del discurso”. , I., “Enunciación y alteri-
dad”, Escritos, revista del Centro de Ciencias del Lenguaje, núm. 30, julio-diciembre de 2004, p. 46.
4
En Figuras III, 
-

diegética”. , G., Figuras III, traducción de Carlos Manzano, España: Lumen, 1989, p. 288.
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“No sería yo”: implicaciones del discurso citado en La sombra del caudillo
te lo implica”
5

6
Piglia no lo dice, pero queda implícito
en su análisis que este desenlace, suscitado por la aparición del interlocutor
destinado a recibir el relato, tiene en su origen el fenómeno de la citación: el
que cuenta la historia, la cuenta para propiciar su culminación, y al mismo
tiempo, para transformar al destinatario: citando la historia, el enunciador coo-
pera para apurar desenlace. De gran importancia resulta que el personaje da-
dor del relato, no es el narrador extradiegético, sino un personaje diegético –o,
más precisamente, intradiegético–.
7
El interlocutor está ahí tanto para recibir
el relato citado como para culminarlo.
Así, la reproducción de una historia o una palabra en mi discurso incorpo-

para mi interlocutor; cito para convertir a mi interlocutor en el protagonista
de una historia que mi discurso –compuesto de citas– recupera y genera.
Hay todavía un efecto más del relato citado, el que se opera en el propio
citador, incluso cuando no haya un destinatario implicado. El relato incorpo-

-
te: la historia citada), la palabra ajena revela al locutor como el protagonista

En términos narratológicos podría explicarse así: el relato citado trastoca el
nivel de la narración porque ineludiblemente introduce un nuevo narrador y

la historia. En última instancia, conecta al citador con otra historia, aunque
ésta sea su propia historia pretérita (que ya es la historia de un yo pretérito
distinto a su yo actual).
Así, el relato citado convierte al personaje en un Narrador otro: en un na-
rrador que renuncia a la homodiégesis, aun cuando se aferre a la primera
persona: “dije”, “pensé”, “relaté…” La autodiégesis se vuelve entonces una
otro que introduzco en mi discurso se
convierte en el relato extradiegético que me narra y me determina.
Veamos los efectos de la citación en La sombra del caudillo (1929), de Martín
Luis Guzmán.
5
, R., Formas breves, Buenos Aires: Temas Grupo Editorial, 1999, p. 112.
6
, R., Formas breves, p. 115.
7
     
Figuras III, pp. 283-288); por otro
lado, la relación con la historia: hetero, homodiegético (, Fundamentos y técnicas del
análisis literario, traducción de Ángel Marcos de Dios, Madrid: Gredos, 1989: 325).
Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 13, Núm. 25, Enero-Junio, 2021, ISSN: 2007-9699
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1. El
no yo
del Caudillo
La novela, como es sabido, narra el asesinato del candidato a la Presidencia,
Ignacio Aguirre. En un principio, Aguirre, ministro de Guerra y amigo del Pre-
sidente, no está interesado en la sucesión, pues sabe que su candidatura impli-
caría ir “derecho al rompimiento con el Caudillo, al choque con é1, a la guerra
abierta contra el mismo que hasta aquí ha sido su sostén y su jefe” (112). Sin
embargo, el Caudillo no cree que la negativa de Aguirre sea genuina. Y este
prejuicio, junto a la incapacidad de Aguirre para convencerlo, terminan en el
           
tarde aceptará la postulación, al comprender el riesgo que corren sus aliados.
El destino trágico de Aguirre queda prescrito en su conversación con el Caudi-
llo,
8
en la que declara su renuencia a participar en la contienda electoral. Aguirre
declara: “ni me creo con títulos para sucederlo a usted en su puesto ni me dejo
llevar de tales aspiraciones” (128). Asegura también que ha aconsejado a quienes
le ofrecen su apoyo dárselo al general Hilario Jiménez. El Caudillo desconfía:
—[…] yo sé bien que usted [Aguirre], acaso con motivos muy dignos de pe-
sarse, cree superar en muchos conceptos a su contrincante [Jiménez]. ¿Cómo
explicarme entonces que la candidatura del otro le parezca más aceptable
que la suya propia?
—Primero, mi general, porque es público y notorio que él sí aspira a ser
presidente…
—¿Y segundo?
—Segundo, porque es posible y aun probable que la benevolencia de usted
lo ayude en sus deseos.
El Caudillo replicó pronto:
—No sería yo, sino el pueblo... (128).
Aguirre advierte enseguida que “su esfuerzo había sido inútil” (128); son
evidencias el gesto “suspicaz e irónico” (126), el tono “duro y cortante” (127)
y el “intenso fulgor” (127) de sus pupilas que le ha dirigido el Caudillo. Pero
aún mayor evidencia son las palabras con las que el Caudillo niega su inje-
rencia en el proceso electoral: “No sería yo, sino el pueblo”.
9
8
      
[…] se decide la caída de Aguirre desde el punto de vista del caudillo. A la salida, el auto del
Ministro ‘corría rampa abajo en tránsito de desenfreno’. Sin embargo, el personaje inicia un
camino ascendente de tintes trágicos, desde la óptica de Axkaná, que es la más próxima a la
del metanarrador”. , “Escritura y proyección en La sombra del caudillo, de
Martín Luis Guzmán, en AIH. Actas XI, 1992, p. 328.
9
La atribución de un hecho a una colectividad –“el pueblo”–, a una institución o a un mo-
vimiento –“la revolución”– por medio de una cita nos recuerda muchos otros episodios,
aun fuera del contexto de la revolución mexicana de 1910. En Cien años de soledad, el coronel
67
“No sería yo”: implicaciones del discurso citado en La sombra del caudillo
Detengámonos primero en el discurso del Caudillo para observar después
el de Aguirre.
La naturaleza enunciativa de la frase con que el Caudillo rechaza los ar-
gumentos de Aguirre permite advertir dos cuestiones de enorme relevancia.
La primera es que el rompimiento entre el Caudillo y Aguirre se verbaliza en
un discurso intercalado; si bien no constituye necesariamente una frase hecha
con evidentes marcas de cita, tampoco es sólo un lugar común, sino que se

demagogia: es el pueblo, y no el Presidente en turno, el que elige a sus gobernantes.
La segunda cuestión es que el discurso intercalado opera un cambio absoluto


Respecto a la inserción de un discurso ajeno en el propio por parte del Cau-
dillo, vale comenzar con una precisión. Si toda inserción implica la coexistencia
de dos discursos o textos, su ocurrencia entonces hace que un texto remita a otro
en distintos niveles –referencia, plagio, alusión, parodia, pastiche y lema, en tér-
minos de Jesús Camarero–,
10
de los cuales, la cita constituye el más explícito, por
insertar un fragmento literal y por presentar marcas de inserción como comillas,
cursivas, datos de autor o fuente, etc. En el caso que nos ocupa, el Caudillo no
incorpora un discurso ajeno de manera literal; al menos, no vemos marcas de una
cita propiamente dicha, pero sí introduce un discurso ajeno. En este sentido, quizá

La ‘Referencia’, como la Cita, es una forma explícita de Intertextualidad,
pero en ella no se reproduce el texto referenciado. Es como una relación in
absentia, perfecta cuando se trata de remitir al lector a otro texto sin por ello
crear un vínculo directo de copresencia entre los dos textos.
11
En todo caso, podemos convenir en que se trata de una citación, según de-
-
tecimientos lingüísticos en un texto, […] proceso de representación de un
enunciado por otro enunciado”.
12
Aureliano Buendía, le dice a su compadre, el general José Raquel Moncada, sentenciado a
muerte por el consejo de guerra: “Recuerda, compadre […], que no te fusilo yo. Te fusila la
revolución”. Cien años de soledad

10
Ver 
intertextualidad”, en KUPDF Inc
transtextuales en  Palimpsestos. La literatura en segundo grado, traducción de Celia
González Prieto, Madrid, Taurus, 1989.
11
 “Tradición y poligénesis…”, p. 5.
12
, Polifonía textual. La citación en el relato literario, Madrid: Gredos, 1984, p. 58.
Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 13, Núm. 25, Enero-Junio, 2021, ISSN: 2007-9699
68

–un texto literario: la novela La sombra del caudillo–, el fenómeno que apunto di-

o transtextualidad,
13
pues no se alude aquí a la presencia, en el texto La sombra
del caudillo, de otro texto, es decir, de otra novela u otra obra, sino a un fenómeno
claramente diferenciable: por supuesto, la presencia de un discurso ajeno en el
propio –y discurso no es necesariamente un texto–, pero en el mundo estricta-

del discurso de un personaje por otro. De ahí la pertinencia del término “cita-
ción” por cuanto se alude a un fenómeno menos lingüístico que narratológico.
14
El Caudillo, he dicho, no cita a otro personaje, pero cita otro discurso, el de


propia diégesis. La sentencia “No sería yo, sino el pueblo” (128) activa el dis-
curso de la política de la traición y la conveniencia que despliegan la mayoría
de los “politiqueros”, bien descritos por el propio Aguirre.
15
Basten dos ejem-
plos. El primero: Olivier Fernández, enfadado por la negativa de Aguirre para
aceptar su candidatura, formula sus “aforismos”: “En política nada se agrade-
ce, puesto que nada se da. El favor o el servicio que se hacen son siempre los
que a uno le convienen. El político, conscientemente, no obra nunca contra su
interés. ¿Qué puede entonces agradecerse?” (p. 112). El segundo: los políticos
prometen al mismo tiempo su lealtad a uno y a otro de los posibles candidatos:
—Ya sabe usted, compañero –le declaraban a Aguirre, o “ya sabe usted, mi
general”–: usted cuenta conmigo para todito lo que se le ofrezca […]. Y si
alguien le viene con el chisme de que yo ando o hablo con el general Jiménez,
no cavile por eso; tómelo a broma; que de hacerlo es tan sólo para no dar a
los otros pie por donde puedan sospechar. Ya usted sabe cómo hay que irse
bandeando en estos negocios.
Y luego iban –si es que no habían ido ya– a ver a Hilario Jiménez, ante el cual
repetían […] palabras equivalentes (123).
13

y transformación de otro texto”.  “Bajtín, la palabra, el diálogo y la novela”, en -
 (Selec. y trad.), Intertextualité. Francia en el origen de un término y el desarrollo de un concepto,
La Habana: 
su parte, propone el término “transtextualidad” para designar “todo lo que pone al texto en re-

copresencia entre dos o más textos, es decir, eidéticamente y frecuentemente, como la presencia
efectiva de un texto en otro”, es un tipo de transtextualidad. , G., Palimpsestos…, pp. 9-10.
14
Ver Reyes, G., Polifonía textual..., pp. 87 y ss.
15
Cuando Aguirre le declara a Jiménez su desinterés por la candidatura –sin lograr convencerlo

o cuatro tontos y tres o cuatro ilusos) los grupos de convenencieros que andan a caza de un
gancho de donde colgarse; es decir, tres o cuatro bandas de politiqueros” (141).
69
“No sería yo”: implicaciones del discurso citado en La sombra del caudillo
Así, “No sería yo, sino el pueblo” (128), introduce en su discurso, el de la dema-

Por otra parte, la citación es claramente un recurso del personaje, no del
narrador. La cita in absentia es un recurso habitual del Caudillo. Cuando, más
adelante, Aguirre renuncia a su puesto y su sucesor, Protasio Leyva, lo acusa
de malversación y corrupción, el Presidente da a la prensa el informe de Ley-
va con algunas glosas suyas, “porque el Caudillo era también gran acuñador
de frases vulgares” (236).
16
Así, “amante de los golpes teatrales” (236), el Cau-
dillo, en su conversación con Aguirre, trae a escena, representa, un discurso
del todo diferenciable del que ha venido desplegando. Así, su rompimiento
con Aguirre, es ejecutado mediante un procedimiento discursivo habitual en
él: la acuñación de frases vulgares. La citación.

su discurso de amistad-sinceridad. Pero siendo también un discurso idealizador,
se niega a sí mismo: decir que el pueblo –y no el Caudillo– elegirá al próximo
Presidente es una idealización de la democracia –el supuesto gran legado de la
-
to, revela su propia negación. Asimismo, niega al interlocutor: el pueblo elegirá al
nuevo Presidente, no yo, tu amigo; por lo tanto, en tanto amigo mío, tú no existes.
Arribamos así a la siguiente cuestión del discurso del Caudillo. Si la cita o
referencia es por sí misma trascendente, lo es aún más que el Caudillo recu-
rra a ella precisamente para con Aguirre, luego de que éste ha hablado “con
la mayor franqueza”. Al introducir el discurso demagógico, el Caudillo se
transforma. Cabe por supuesto la objeción de que no se haya transformado
en este momento, sino que él fuera un revolucionario esencialmente dema-
gogo y que aquí, más que transformarse, se revelara en su verdadera esencia:
demagogo, dictador, tirano.
17
Sin embargo, ya porque perteneciera a este tipo
de políticos –lo cual habría posibilitado su encumbramiento–, o porque su-
piera estar por encima de ellos, el caso es que la transformación es efectiva
respecto a Aguirre.
16
López Vera advierte: “Las dotes literarias que no posee el personaje-tirano de La sombra del
Caudillo también fueron anotadas por Guzmán en Obregón, quien tenía gusto por la escritu-
ra, aunque el talento que ostentaba podría entenderse mejor como ‘ingenio’ ”.  E.
E., “La sombra del caudilloRevista de El Colegio de San Luis,
vol. IV, núm. 8, julio-diciembre de 2014, p. 231.
Evidentemente, no confundo aquí ni a Guzmán con el narrador de La sombra del Caudillo, ni
al Caudillo con Álvaro Obregón, como es bien sabido, modelo del personaje. Intento ilustrar
únicamente que la inserción de discursos ajenos es un rasgo típico del personaje.
17
López Vera en su trabajo citado, “La sombra del caudillo
este rasgo de El Caudillo.
Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 13, Núm. 25, Enero-Junio, 2021, ISSN: 2007-9699
70
A partir de ahora, el Caudillo, si no para los demás, sí para Aguirre, es otro:
18
la cita ha transformado a su enunciador para con su enunciatario. Esto se puede
observar claramente en que el desdoblamiento de voces revela a su vez el des-
doblamiento del Caudillo: uno es el que Aguirre ha conocido desde la época de
la lucha revolucionaria y, podríamos decir, el del principio de la conversación
que se viene analizando; y otro muy diferente es el que pronuncia el discurso
demagógico. El que dice: “No sería yo sino el pueblo” ya no es el antiguo ami-
go de Aguirre; pero en la cita resuena también la voz del antiguo amigo. La fra-
se, entonces, pronunciada por el Caudillo-amigo se entendería: “No sería yo,
tu amigo, el que puede apoyarte”. Mientras que en la voz del Caudillo-enemigo:
“No sería yo, tu enemigo, el que va a apoyarte”. Aunque casi idéntica, la frase
así desdoblada, revela que tanto el Caudillo-amigo como el Caudillo-enemigo
están ahora imposibilitados para ayudar al ministro de Guerra; uno porque ha
desaparecido y el otro, precisamente porque es su enemigo.
La referencia al pueblo revela también este desdoblamiento: el Caudi-
llo-amigo dice: “No sería yo sino el pueblo: y yo no soy el pueblo, sino sólo un
Caudillo, tu amigo”; el Caudillo-enemigo dice: “No sería yo sino el pueblo: y
yo soy el pueblo”, aludiendo al caudillo revolucionario que habría peleado en
un inicio del lado del pueblo. El interlocutor de siempre es ahora impotente
ante el otro y terminará por desaparecer; y el que ha emergido ahora no es ya
su amigo. Y es en manos de este último que queda el destino de Aguirre. La
sentencia ha sido dictada a través de una cita.
2. El
mismo yo
de Aguirre
Hasta aquí nos hemos referido al discurso del Caudillo. Pasemos ahora al
relato de Aguirre. Este también incorpora un relato, no ajeno, pero sí pretéri-
to, durante la conversación con el Caudillo; y esta incorporación contribuye

interlocutor, mucho más sagaz, alcanza a ver con suma claridad. Esta cues-
tión, aún menos estudiada que la anterior, está relacionada directamente con
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Este discurso tiene el efecto de interponer una distancia infranqueable. Aguirre la percibe sub-
jetivamente, al sentir que ahora hablaba “no desde donde estaba, sino desde muy lejos –desde
el fondo del bosque cuyas frondas hacían aguas al sol, desde el remoto cinturón de los mon-
tes azulosos” (128). Y pronto se vuelve una distancia física, pues, como comenta López Vera:
“podemos distinguir los primeros atisbos de la degradación del protagonista Ignacio Aguirre,
aniquilado por la amenazante actitud del Caudillo: el viaje de regreso dentro de su Cadillac lo
dirige en descenso por la vegetación del Castillo, descenso también en el estado de ánimo del
personaje”.  E. E., “La sombra del caudillo
71
“No sería yo”: implicaciones del discurso citado en La sombra del caudillo
la cuestión de por qué el Caudillo no le cree a Aguirre,
19

aún más contundente en la transformación que se opera en el Caudillo.
Al asegurar que no tiene ambiciones para la candidatura, Aguirre recurre
a la analepsis e introduce un relato: “En estos días han estado a visitarme, uno
tras otro, casi todos los jefes con mandos de fuerzas… […] y los más de ellos,
por no decir que absolutamente todos, me han ofrecido su apoyo para el caso
de que aceptase yo mi candidatura” (126). Este relato, por referirse a hechos
pretéritos y a un aquí y ahora distinto de aquel en que se desarrolla la con-
versación, resulta claramente metadiegético. Así lo podemos advertir según
las consideraciones de Luz Aurora Pimentel: con frecuencia, “los personajes
toman la palabra no sólo para expresar sus opiniones y sentimientos, no sólo
para actuar, sino también para narrar

20
El relato
de Aguirre es breve, pero instaura, en términos narratológicos, otro universo
diegético, dirigido no al lector sino al Caudillo. Y éste lo percibe así, de manera
que lo cuestiona inmediatamente trayéndolo de vuelta al presente de la con-
versación: “¿usted qué piensa?” (126): la distinción de las dos deixis es clara:
¿qué piensa usted ahora, aquí? Acaso inconscientemente, Aguirre no contesta,
sino que vuelve a su relato metadiegético, y recoge de ahí su respuesta, que no
es propiamente la suya, sino la del Aguirre metadiegético a quien los generales
han ofrecido su apoyo. Así, se autocita: “yo les he respondido lo que usted ha
de imaginarse: que ni me creo con tantos merecimientos ni tengo tampoco esa
ambición” (126). Este rodeo, o sea, el decir no lo que piensa, sino lo que ha dicho
–sin contar con que Aguirre llega al extremo de citar hipotéticamente a su in-
terlocutor (“lo que usted ha de imaginarse”)–, termina exasperando al Caudillo:
—Muy bien… ¿Y piensa usted eso mismo? Lo importante está ahí.
La pregunta salió envuelta en las entonaciones profundamente irónicas
que Aguirre había advertido tantas veces en frases que el Caudillo dirigía
a otros, pero nunca en las que le dirigía a él. De modo que ahora el tono de
la voz, como poco antes la mirada y el gesto de su jefe, vino también a des-
concertarlo, a herirlo. Algo se rompió en sus sentimientos según replicaba:
—Si no lo pensara, mi general, no lo diría (126; puntos suspensivos del original).
19


jefe por más de diez años, no hubiera querido creer una sola de sus palabras” (128). La razón de tal
incredulidad desde el punto de vista político, es simple: es su propia concepción de política, que
consiste en engañar y, por tanto, en no creerle a nadie. Comparten esta postura el general Jiménez,
Olivier Fernández y el propio Axkaná. Jiménez, tras escuchar la declinación de Aguirre, replica:
“venir a verme, tú que eres tan levantado y tan soberbio, también me hace cavilar. Si te propusieras
engañarme, ¿qué mejor medio de hacerlo?” (143). Axkaná, por su parte, “no dejaba de comprender

20
, El relato en perspectiva. Estudio de teoría narrativa
Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 13, Núm. 25, Enero-Junio, 2021, ISSN: 2007-9699
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Pero Aguirre, aun cuando repara en el cambio que se ha operado en el trato
del Caudillo hacia él, insiste en hacer sus declaraciones no de manera directa,
sino citando a aquel Aguirre de su relato: “Si no lo pensara […] no lo diría” (126).
La audacia y experiencia retórica del Caudillo, evidentemente superior
a las de Aguirre, le permiten comprender muy bien el doble discurso de su
ministro de Guerra: su discurso presente y su discurso pretérito, esto es, el

está requiriendo es qué piensa Aguirre en el ahora y aquí de su realidad, y no
qué les ha dicho a sus “partidarios” en el allá pretérito
pregunto, Aguirre –el Caudillo continuaba–, no es si en efecto piensa usted lo
que está diciéndome. Le pregunto si piensa en efecto lo que respondió a sus par-
tidarios. Dos cosas bien distintas. ¿O no me explico? (126-127; cursivas mías).
Para Aguirre, quien hasta este punto no ha caído en la cuenta de su autodes-

—[…] yo le protesto a usted con la mayor franqueza, con la franqueza que
usted me conoce y me ha conocido siempre, que las dos cosas que usted
distingue se reducen aquí a una sola. Hablando con mis partidarios pensaba
exactamente lo que digo hoy: que ni me creo con títulos para sucederlo a usted
en su puesto ni me dejo llevar de tales aspiraciones (127; cursivas mías).
        
verdadero, no lo es para el Caudillo. Y ciertamente, sólo es verdadero a medias.
Es muy curioso que Ignacio Aguirre no caiga en la cuenta de que su dis-
curso no deja de parecer doble debido, en parte, a que es continuamente dual,
tanto en la dimensión temporal: “la franqueza que usted me conoce y me ha
conocido siempre” (127; cursivas mías); “pensaba [en aquel momento] lo que
digo hoy” (127; cursivas mías); como en la dimensión temática: “pensaba […]
lo que digo” (127; cursivas mías); “ni me creo con títulos […] ni me dejo llevar de
tales aspiraciones” (127; cursivas mías). Esta dualidad contribuye, sin duda,
a la prevención del Caudillo.
Volvamos a la cuestión de la cita. ¿Por qué Aguirre habría recurrido a esta
narración en que su discurso aparece bajo el velo de la citación, tratándose,
como muy tarde se da cuenta, de la conversación que habrá de costarle la
vida? Intentemos una posible respuesta.

el Caudillo: “Si quisiera yo ser presidente, estaría en mi mano conseguirlo”
(123), empujado a creer en la sinceridad de los otros generales. Y acaso este dis-
curso es el que el Caudillo ha logrado entrever con gran sagacidad. Su pregunta:
“¿Y piensa usted eso mismo?” tiene una respuesta bien conocida para el lector:
no. Aguirre cree que tiene merecimientos para ser Presidente; y teniendo tal
73
“No sería yo”: implicaciones del discurso citado en La sombra del caudillo
convencimiento, les ha mentido a los generales. Así, ante su amigo, Aguirre qui-
zá recurre a la citación para conjurar ese pensamiento; y sobre todo quizá para
negar cualquier conspiración, dado que el Caudillo está enterado de estas en-

Sin embargo, el Caudillo, aún menos que los amigos de Aguirre, no cae en la


el que Aguirre protesta “con la mayor franqueza”: “[no] me dejo llevar por tales
aspiraciones” (127); y otro es el que Aguirre sólo piensa pero no dice, aunque es
muy claro para el lector y aún más para el Caudillo, quien termina enunciándolo

[el general Jiménez]” (128).
21
Es posible advertir aquí el tono de acusación.
El destino de Aguirre queda signado, por supuesto, con el recurso de la ci-
tación por parte del Caudillo: “no sería yo sino el pueblo”. Pero su suerte está
echada antes del desdoblamiento del Caudillo; podría decirse que es el propio
Aguirre quien produce la transformación de su antiguo amigo al autocitarse:
“Hablando con mis partidarios pensaba exactamente lo que digo hoy” (127).
Puesto así, éste es el papel que juega la cita: transforma al enunciador y

persona: “nunca quien escribe dice yo impunemente”,
22
lo podemos aplicar
aquí a la citación: nadie cita ni se autocita impunemente.
Me parece que Martín Luis Guzmán proporciona aquí un ejemplo inme-
jorable de dos de las cuestiones más complejas del fenómeno de la citación:
primero, que se cita para otro; segundo, que la cita transforma al citador así
como al destinatario.
Conclusiones
Las profundas trasformaciones que un discurso citado opera en el dis-
curso que lo recoge pueden observarse claramente en la conversación entre
Aguirre y el Presidente en La sombra del caudillo. El primero incorpora en el

Revolución de 1910: “No sería yo sino el pueblo” (128), el cual se desdobla en
21
Observa Lorente: “El Caudillo conoce mejor a Aguirre que el propio Aguirre, quien unas
páginas antes había desnudado su pensamiento —“Si quisiera yo ser presidente, estaría en
   
(, M. L., La sombra del caudillo…, p. 127; nota al pie). El asunto nos recuerda el popular
refrán de la política mexicana: “Si no quieres que se sepa, no lo pienses”.
22
, “Cinco lecciones sobre el ‘Buscón’ ”, en Semántica y poética (Góngora, Quevedo),
Barcelona: Crítica, 1977, p. 125.
Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 13, Núm. 25, Enero-Junio, 2021, ISSN: 2007-9699
74
-
dillo– en el Caudillo-amigo y el Caudillo-enemigo de Aguirre.
Aguirre, por su parte, introduce en su discurso un relato pretérito: sus
conversaciones con los generales –sinceros unos, engañosos otros–.
La novela de Martín Luis Guzmán, objeto de innumerables estudios desde
la perspectiva histórica o sociológica, revela, después de este somero análisis,
una riqueza insospechada en los recursos narrativos y en su composición
polifónica, la cual ha sido escasamente explorada por la crítica. A través de la
-
ro decir, no sólo desmonta la política mexicana que sólo conjuga el verbo
“madrugar”, sino desmonta también el lenguaje de la política, ya de suyo,
poblado de distintas voces: memoria, mito, demagogia, ideal. Y desmonta
–desarma, apea, desbroza–, también, el propio lenguaje novelesco.
Bibliografía
        -
         
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
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