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Vocación, ethos y educación en Ortega y Gasset
Por nuestra parte, todo parece indicar que sí, que en relación a la vocación
la vida afectiva es la que le dice a la persona lo que debe ser y desde donde se
orienta para actuar. En efecto, Ortega habla de “ ‘vocación’, es decir, un ‘sen-
tirse llamado’ por las más misteriosas, latentes y sugestivas voces interiores.
Esas voces son el ethos”.
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Dentro de ese sistema de valoraciones en las que
la persona se encuentra dispuesta en el mundo, también se encuentra valo-
rando su propia vida, valorando su propia persona, su proyecto vital, su sí
mismo. “Este ser-ya-en, arrojado al mundo, o mejor, a la nuda circunstancia y
en diálogo dramático con ella, es sentido y padecido como indigencia de ser”.
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Hacemos énfasis en que este ser arrojado al mundo es “sentido y padeci-
do”, por la relación que tiene con la estimativa y por la importancia que ello
tendrá a su vez para la vocación, ya que ésta, al ser una dimensión de la vida
y además una dimensión personalísima e individual, también se siente y se
padece, se vive de manera estimativa y su cumplimiento o falta de cumpli-
miento tiene consecuencias páticas. El ser humano padece esas consecuencias
por medio de sus estados de ánimo –como lo exhibe Ortega al hablar de Goe-
En el Sistema de psicología, Ortega dice que: “Frente a Kant sostendremos,
pues, que si hay una ‘razón práctica’ ésta no será una razón intelectual sino
una... raison du coeur, como vagamente suponía Pascal. Scheler en su Formalis-
mus in der Ethik, alude ya a esto. Y, en efecto, lo que yo entiendo por Estimativa
sería un sistema de la ‘razón’ cordial”.
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De acuerdo con ello, las cosas –y ello
quiere decir los objetos, las personas, el mundo entorno– exhibe para nosotros
cualidades de valor que llegamos a estimar y que, por ello mismo, nos afectan.
Difícil es que ante cosa alguna nos limitemos [a] aprehender su constitución
real, sus cualidades estimativas, sus causas, sus efectos. Junto a todo esto,
junto a lo que una cosa es o no es, fue o puede ser, hallamos en ella un raro,
sutil carácter en vista del cual nos parece valiosa o despreciable.
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En las cosas aparecen cualidades de valor que las hacen, para nosotros,
buenas o malas, bellas o feas, útiles o inútiles, etc., y que por ello las quere-
mos o las rechazamos. Ortega llama “conciencia de valor” a esta conciencia
en la cual tenemos noticia de los valores, esto es, las “cualidades ideales de los
objetos
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Del mismo modo, habla de
, N., “La estimativa de Ortega: de sus circunstancias a sus bases fenomenológicas”, en
Revista de Estudios Orteguianos núm. 39, 2019, pp. 187-218.
68
, J., Obras completas, vol. VII, p. 755.
69
P., “Páthos, éthos, lógos”, p. 100. Subrayado nuestro.
70
, J., Obras completas, vol. VII, p. 709, nota.
71
, J., Obras completas, vol. VII, p. 710 y ss.
72
, J., Obras completas, vol. VII, p. 729.