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Metafísica y Persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 13, Núm. 25, Enero-Junio, 2021, ISSN: 2007-9699
Sánchez Muñoz, R., Persona y afectividad.
Invitación a la fenomenología de Edith Stein,
Bogotá: Aula de Humanidades, 2020, 188 pp
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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla
rodrigo.delavega@outlook.com
La interrogante sobre el ser de nuestra propia condición se renueva
de manera inagotable, encontrando nuevos enfoques para volver a pen-
sar las características que nos identifican como especie. Algo parece ser
claro en nuestros días: la cualidad racional no es suficiente para efectuar
una comprensión íntegra del ser humano. También en el ámbito afectivo,
así como la peculiaridad del cuerpo humano y la referencia necesaria
al ámbito social, son elementos ineludibles en toda discusión que gire
en torno al ser de lo propiamente humano. Apegándonos a la corriente
fenomenológica, el esfuerzo por precisar la estructura eidética humana
proporciona diversas vías de trabajo en atención al fenómeno mismo
que somos.
Persona y afectividad. Invitación a la fenomenología de Edith Stein, es el
trabajo que presenta Rubén Sánchez Muñoz con el propósito de trazar
nuevas líneas de investigación en torno al pensamiento de la discípula
de Edmund Husserl. Este trabajo es el resultado de una larga reflexión
en torno a algunos de los conceptos más representativos de la filósofa
alemana: cuerpo, afectividad, comunidad, educación y tiempo. Como in-
dica Urbano Ferrer Santos en el prólogo del texto, este trabajo “propone
mostrar el singular personalismo de la autora, progresivamente perfilado
a través de sus obras fundamentales, desde la disertación Sobre el proble-
ma de la empatía hasta los escritos teológico-místicos de la última etapa,
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Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 13, Núm. 25, Enero-Junio, 2021, ISSN: 2007-9699
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pasando por su producción juvenil y de madurez”.
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El filósofo español
advierte, asimismo, que el análisis que se presenta en este texto hace evi-
dente la influencia de Edmund Husserl y Adolf Reinach como las princi-
pales directrices fenomenológicas que Stein aprendió de primera mano.
En el legado fenomenológico de Edith Stein puede señalarse con claridad
un punto de partida: la consideración de la empatía (Einfühlung) como acto in-
tencional, tema expuesto en su tesis doctoral de 1916, que derivó hacia su con-
sideración de la estructura misma de la persona. Al tema de la empatía dedica
el autor el capítulo V: “Persona, cuerpo y empatía. el fenómeno de la expre-
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del vivenciar de otros sujetos y es, por consiguiente, un acto de conciencia, ‘del
fenómeno de la vida psíquica ajena’ ”.
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Es importante señalar que el arraigo de
Stein en torno al carácter trascendental de la conciencia ha de mostrar conse-
cuencias más allá de lo estrictamente teorético, ocupándose de diversas proble-

la educación, el ser mismo de la mujer y su consecuente vocación, así como los
planteamientos en referencia a la comunidad, son muestra de la asimilación y

Una propuesta inicial planteada por Rubén Sánchez repara en el vínculo
que guarda el ámbito afectivo con la idea de la persona, como lo encontra-
mos desarrollado en los capítulos I: “Persona y afectividad” y II: “Núcleo e
identidad de la persona”. Teniendo en cuenta el carácter intencional de la
conciencia que nos posibilita la constitución de diversos objetos, a la vez que
nos hace patente una determinada perspectiva del mundo, el autor plantea

cuales se destaca la afectividad. Siguiendo esta línea, en el modo de dirigir-
nos afectivamente a nuestro entorno, se destaca la particularidad misma de
nuestro ser en tanto persona, por ejemplo, no todos nos emocionamos por lo
mismo y en la misma intensidad, incluso, lo que parece monótono para una
persona puede ser fascinante para alguien más. Para Stein, la afectividad de-
vela diversos estratos de la profundidad de la persona, lo que conlleva a un
distanciamiento del yo puro husserliano:
El yo puro no es un yo personal o un yo persona. El yo que se vivencia en las
vivencias de sentimiento y que accede a este fondo de su ser, sencillamente,
no es el yo puro: “el yo que es vivenciado en el sentimiento tiene estratos de
diferente profundidad que se descubren al nacer los sentimientos de ellos”.
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, R., Persona y afectividad. Invitación a la fenomenología de Edith Stein, Bogotá:
Aula de Humanidades, 2020, p. 9.
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, R., Persona y afectividad…, p. 123.
4
, R., Persona y afectividad…, p. 23.
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Sánchez Muñoz, R., Persona y afectividad. Invitación a la fenomenología
de Edith Stein, Bogotá: Aula de Humanidades, 2020, 188 pp
Esta capacidad de ser afectado no solamente ha de entenderse en términos
meramente pasivos; por el contrario, esta propuesta acentúa en el acto que

trasfondo de la afectividad para una propuesta ética de corte fenomenoló-
gico. Como se señala en el texto: “no se podría realizar una doctrina de la
persona sin tomar en consideración también una doctrina de los valores”.
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De acuerdo con lo que hasta aquí se ha señalado, podemos indicar que somos
y procedemos en la medida que sentimos, esto es, en la medida que nos deja-
mos afectar y respondemos a los valores sentidos.
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que se destacan en el texto: la formación (Bildung) de la persona. A ello se de-
dica el autor en el capítulo III: “Persona y formación”. Como ya se ha dicho,
es a través de la esfera afectiva mediante la que accedemos a la captación de
un determinado valor. Es el sentir, en este caso, lo que nos permite considerar
algo como deseable, bueno, incluso como algo digno. La persona se revela a
sí misma a través del sentimiento, sin embargo, se revela en función del des-
pliegue mismo de su condición no culminada. Bajo la perspectiva de Stein, la
idea misma de la persona apunta a un telos que reclama cumplimiento:
Podríamos decir que, por un lado, tenemos a la persona en acto –esta per-
sona de aquí y ahora– y, por otro lado, tenemos la persona en potencia –el

es el que imprime sentido a las acciones, pero es un modelo que siempre está
más allá. El sentido de la persona adquiriría con ello un sentido teleológico.
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
autoformación (Selbstausbildung). Si el ser particular de la persona se encuen-
tra en un permanente devenir y desarrollo, es ella misma quien consolida a
través de sus acciones, y principalmente de sus hábitos, el cumplimiento de
sus potencialidades individuales. Justamente, la formación repara en el reco-
-
dores de habilidades e intereses que no necesariamente coinciden con los de
los demás. Es en este punto donde Rubén Sánchez da lugar a la tematización
de uno de los retos más relevantes para la labor educativa: el reconocimiento
y desarrollo de las potencialidades individuales de los educandos.
7
De acuerdo con lo anterior, el proceso de formación puede entenderse
en función del desarrollo espiritual de la persona, lo que nos remite nueva-
mente a la experiencia misma del valor. Como resulta evidente, la captación
5
, R., Persona y afectividad…, p. 36.
6
, R., Persona y afectividad…, p. 67.
7
, R., Persona y afectividad…, pp. 75-81.
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de valores cada vez más complejos es el objetivo del proceso formativo, y
la falta de este desarrollo se comprende en función de la no ejercitación a la
cual puede estar expuesta la vida de cualquier individuo. En esta sintonía, la

verdadera propuesta para el cultivo de sí.
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La referencia a la comunidad viene a complementar la visión de la perso-
na que nos ofrece el texto en cuestión como es posible ver en el capítulo IV:
“Persona y comunidad”. Nuestro autor propone para este tema una analogía
latente entre la estructura de la persona y la estructura que da forma a la co-
munidad, siendo el espíritu común (Gemeinschaft) el elemento que extiende
la captación de vivencias y valores en el horizonte de la tradición y la historia
propias de la comunidad a la que pertenecemos. Se advierte en el texto: “La
comunidad es para Stein un ‘sujeto de nivel más elevado’, es decir, ve la co-
munidad como el conjunto de individuos que viven juntos y se dejan deter-
minar los unos a los otros, que viven a partir de esta solidaridad y que están
intersubjetivamente relacionados”.
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Las consideraciones en torno a la intersubjetividad propuestas en el pro-
yecto trascendental de Edmund Husserl representan el antecedente de lo que

del fenómeno de la empatía. El intercambio espiritual entre diversos sujetos
posibilita la consideración de un mundo en común, no obstante, las diversas
formas de agrupación que podemos constatar en la esfera social no nece-
sariamente son muestra de esta apertura: la imposibilidad del diálogo y la
intolerancia a la diferencia son muestra del trabajo que la idea de la comuni-
dad demanda. La orientación hacia el bien común y el permanente intercam-
bio espiritual serían la base para la consolidación del “vivir los unos con los
otros”.
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Como se puede notar, la efectiva realización de la comunidad de-
pende nuevamente del reconocimiento y la valoración del otro y su dignidad.
Así, tener y cohabitar un mundo en común implica el esfuerzo por procurar
una actitud de comprensión recíproca.
Por otra parte, el alcance del análisis intencional de la empatía se hace no-
tar en la forma de enfocar diversos problemas por parte de nuestro autor. Por
ejemplo, la consideración de la corporalidad en función de un determinado

para la consideración de los cuerpos que no necesariamente cumplen con el
criterio que opera al modo de una impresión primigenia mediante la cual
tendemos a considerar al cuerpo humano como una generalidad. También, es
8
, R., Persona y afectividad…, p. 74.
9
, R., Persona y afectividad…, p. 94.
10
, R., Persona y afectividad…, p. 95.
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Sánchez Muñoz, R., Persona y afectividad. Invitación a la fenomenología
de Edith Stein, Bogotá: Aula de Humanidades, 2020, 188 pp
notable el análisis de la expresión como fuente de acceso para la aprehensión
misma de la interioridad de la persona, ya que, en nuestro caminar, en nues-
tro modo de hablar y en la tonalidad de nuestra voz, así como en la persis-
tencia o pusilanimidad de nuestro proceder, hacemos accesible a los demás
nuestra propia condición interna. En este sentido, la expresión representa de
manera notable la consideración de la persona en tanto unidad psicofísica:
La tesis de Stein vendría a sostener que el cuerpo vivo de la persona expresa
de manera única la individualidad del núcleo personal que vive en el inte-
rior, imprimiéndole al cuerpo rasgos duraderos que lo distinguen e indivi-
dualizan como expresión y manifestación de una vida interior.
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El panorama que se ofrece sobre el estudio de la persona en este texto
-
         
auténticas posibilidades, ha de ascender gradualmente hacia la plenitud del
telos de
toda vida humana.
12
El último capítulo del libro, “Tiempo, persona y Dios”,
       
este último apartado es la siguiente: “La búsqueda de Dios ‘pertenece al ser
del hombre’ ”.
13
El trabajo de Rubén Sánchez pone ante nosotros la riqueza de algunos de
los planteamientos de Edith Stein, los cuales se ven enriquecidos con el es-
fuerzo de la comunidad fenomenológica en la actualidad. Finalmente, el tra-
bajo que aquí se presenta cumple tanto con el interés de invitar al estudio de
Edith Stein desde la óptica de la fenomenología, así como con el compromiso
de motivar al análisis mismo de nuestro propio proceder, esfuerzo inagotable

11
, R., Persona y afectividad…, p. 147.
12
, R., Persona y afectividad…, p. 169.
13
, R., Persona y afectividad…, p. 170.