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Metafísica y Persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
La comprensión dinámica del cuerpo en Leibniz
A Dynamic Comprehension of Body in Leibniz

UPAEP, Universidad, Puebla
roberto.casales@upaep.mx

El presente trabajo de investigación pretende analizar el estatuto ontológico de las

continuidad entre cuerpo y alma. Para lograr esto realizo tres cosas: en primer lugar, anali-
zar la noción leibniziana de fuerza en sus distintas acepciones; en segundo lugar, entender

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máquinas naturales.
Palabras clave: Leibniz, substancia corpórea, fuerza derivativa, fuerza primitiva, mónada

The present work pretends to analyze the ontological status of corporeal substances in
Leibniz through his dynamics, in order to show the continuity between body and soul. To
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Keywords: Leibniz, corporeal substance, derivative force, primitive force, monad
Introducción
La ontología monadológica de Leibniz, además de evidenciar algunas di-

aristotélicas dentro del pensamiento moderno. Él mismo reconoce, en una car-
1
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Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
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ta dirigida a Rémond fechada el 10 de enero de 1714, que en su juventud, al de-
liberar si debía conservar las formas substanciales de Aristóteles y los escolás-
ticos, optó por el mecanicismo –lo cual lo condujo a estudiar matemáticas–; sin
embargo, al tratar de estudiar el fundamento de la mecánica y de las leyes del
movimiento, se percató de que esto es imposible si no retornamos a la metafí-
sica.
2
La dinámica leibniziana, en este sentido, se presenta como aquel punto
de encuentro entre la física y la metafísica, lo cual permite, por un lado, salva-
guardar una descripción geométrica de la realidad, esto es, el mecanicismo, y
al mismo tiempo, por otro lado, subordinar sus principios a una causa ulterior.
3
         
todo en la naturaleza tiene una explicación mecánica, adscripción al mecanicis-
mo que concuerda con nuestra forma de percibir el mundo,
4
reconoce que, tal
y como se observa en el primer boceto de su Système nouveau, “en la naturaleza,
además de la noción de extensión es necesario emplear la de fuerza, que hace a
la materia capaz de actuar y resistir”.
5
Todo movimiento corpóreo –patente des-
de la exterioridad–, en consecuencia, tiene su origen en una fuerza o dinamismo
primitivo que está en el interior de los cuerpos, de modo que, como añade en
este mismo boceto, “incluso siguiendo las leyes de los movimientos, nunca un
cuerpo padece en el choque con otro cuerpo más que en virtud de su propio
dinamismo, que procede de un movimiento ya existente en él”.
6
Aquí es donde
se inserta la monadología leibniziana como clave para entender este dinamismo
interno de los cuerpos: las mónadas se comprenden como aquellos átomos de
substancia o puntos metafísicos que constituyen la realidad,
7
dando a lo corpó-
reo o fenoménico un estatuto ontológico distinto al de las meras quimeras.
8
Frente a este panorama de la ontología monadológica de Leibniz, sin embar-
-
plo, su noción de cuerpo. En efecto, mientras las mónadas son caracterizadas
como unidades primitivas de fuerza que constituyen substancias individuales,
los cuerpos asumen un carácter derivativo que los sitúa en el ámbito de lo fe-
noménico. Pareciera, entonces, que para Leibniz lo verdaderamente substancial
radica tan sólo en las mónadas, mientras que los cuerpos, por más que funden
2
Cf. Carta a Rémond del 10 de enero de 1714, GP III, 606.
3
Cf. Nullum quidem librum contra philosophian Cartesianam…, OFC VIII, p. 506; GP IV, 398.
4
Cf. De modo perviniendo ad veram Corporum Analysin et rerum naturalium causas, OFC VIII, p.
162, GP VII, 265.
5
Système nouveaux pour expliquer la nature des substances et leur communication entre elles, aussi
bien que l’union de l’ame avec le corps (primer boceto), OFC II, p. 233; GP IV, 472.
6
Système nouveaux pour expliquer la nature des substances et leur communication entre elles, aussi bien
que l’union de l’ame avec le corps (primer boceto), OFC II, p. 236; GP IV, 476.
7
Cf. Monadologie, §3, OFC II, p. 328; GP VI, 607.
8
Cf. Carta de Leibniz a Johann Bernoulli fechada entre el 22 de agosto y el 1 de septiembre de 1698, OFC
XVI A, p. 496; GM III 537.
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La comprensión dinámica del cuerpo en Leibniz
su realidad en el ser de estas últimas, se limitan a ser fenómenos. ¿Qué diferen-
cia existe, entonces, entre las meras quimeras y los fenómenos corpóreos? ¿Cuál
es ese estatuto ontológico distinto que se da en los cuerpos, particularmente
en los seres animados? Una revisión exhaustiva de los textos leibnizianos, sin
embargo, nos da algunas pautas para comprender el estatuto ontológico del
cuerpo, caracterizándolo o bien como entidades substanciadas –en cuanto que
constituyen un compuesto de substancias–
9
, o bien como substancias compues-
tas.
10
Pero ¿cómo es que algo inextenso compone algo extenso?
Partiendo de estas interrogantes, el presente trabajo de investigación preten-
de tan sólo esbozar una posible respuesta desde la dinámica del hannoveriano,

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tinuidad tal entre cuerpo y alma que incluso resulta del todo imposible pensar
que las mónadas están absolutamente separadas de su cuerpo.
11
Con esto en
mente, mi tesis se opone a las lecturas idealistas de Leibniz, las cuales terminan
por concebir al cuerpo como un mero fenómeno –y no como un fenómeno
bien fundado. Para demostrar esto, así, realizaré tres cosas: en primer lugar,
estudiaré la relación entre su metafísica y su dinámica a través de la noción de
fuerza y sus distintas modalidades (activa, pasiva, primitiva o derivada, etc.);
-

una fuerza primitiva, usualmente localizadas en el dinamismo interno de las

la luz de algunos presupuestos de su teoría de las máquinas naturales.
1. Fuerza: activa-pasiva y primitiva-derivada
Un universo dinámico como el que Leibniz propone, tal y como señala
en sus Nouveaux essais sur l’entendement humain, parte de que “por su propia
naturaleza una sustancia no puede existir sin acción”,
12
de modo que resulta
9
Cf. “Principium ratiotinandi fundamentale”, OFC VIII, pp. 550-551; Couturat 13
10
Cf. Principes de la nature et de la grâce fondés en raison, §1, OFC II, p. 344, Robinet I 27.
11
Al defender la continuidad entre cuerpo y alma, esto es, entre lo primitivo y lo derivado,

se adecúa a distintas propuestas metafísicas como lo son el ‘paralelismo’, el ‘idealismo’ y
., “Leibniz’s Animals: Where Teleology Meets Mechanism”,
en . (Eds.), Machines of Nature and Corporeal Substances in Leibniz,
Dordrecht, Heildelberg, London, New York: Springer, 2011, p. 30.
12
Nouveaux essais sur l’entendement humain, Prefacio, NE Echeverría, p. 41; GP V, 46.
Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
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imposible pensar en el reposo absoluto.
13
  
efecto, esto presupone no sólo que todo principio substancial es, a su vez, un
principio del cambio, sino también que ese principio interno del cambio se
concibe como un punto intermedio entre la potencia y el acto –un conato–, el
cual pasa a la acción si nada se lo impide.
14
La fuerza, entendida como este
conato o tendencia, es una potencia prioritariamente activa, que se distingue
de la mera posibilidad de actuar en cuanto que, como sostiene en su De pri-
mae philosophiae emendatione, et de notione substantiae de 1694,
contiene un cierto acto o entelechia, que es intermedia entre la facultad de ac-
tuar y la acción misma, y lleva consigo una tendencia a actuar, y de ese modo
es impelida por sí misma a actuar, y para esto no precisa ayuda sino la sola
supresión de obstáculos.
15
La ontología monadológica de Leibniz presupone, por tanto, que aquella
realidad fenoménica o corpórea tiene su fundamento en estas potencias activas
o conatos que denomina como fuerzas primitivas o entelequias, de modo que,
Discours de métaphysique, “si no hubiera otro principio de
identidad en los cuerpos que el que acabamos de señalar, nunca un cuerpo
subsistiría más de un momento”.
16
Este tò dynamikòn, sin embargo, no sólo
comprende una fuerza primitiva a la acción, sino también una fuerza primitiva
de resistir o soportar, lo cual permite explicar, según su Specimen Dynamicum,
que el cuerpo no sea penetrado por otro cuerpo, y se opone al mismo una
resistencia, y, al mismo tiempo, está dotado de una cierta inercia, por así
decir, esto es, de una repugnancia al movimiento y no soporta por ella ser
impulsado por la fuerza del agente, a no ser quebrantada ésta en algo.
17
Aquella comprensión de las mónadas en términos de fuerzas primitivas,
por tanto, envuelve ambas dimensiones: una activa que comprende lo que el
13
Cf. De Ipsa Natura, Sive De Vi Insita, Actionibusque Creaturarum; pro Dynamicis suis conrmandis
illustrandisque, §9, OFC VIII pp. 452-453; GP IV, 509.
14
Cf. Nullum quidem librum contra philosophian Cartesianam…, OFC VIII, p. 503; GP IV, 395. Ver
también: Système nouveaux pour expliquer la nature des substances et leur communication entre
elles, aussi bien que l’union de l’ame avec le corps (primer boceto), OFC II, p. 233; GP IV, 472.
15
De primae philosophiae emendatione, et de notione substantiae, OFC II, p. 229; GP IV, 469.
16
Discours de métaphysique, §XII, OFC II, p. 172; AA VI, 4B, 1545.
17
Specimen Dynamicum, Pro Admirandi Naturae legibus circa Corporum vires et mutuas actiones de-
tegendis, et ad suas causas revocandis, OFC VIII, p. 415; GM VI, 236-237. La comprensión de la
substancia a través de la noción leibniziana de fuerza consiste, en opinión de Adelino Car-
doso, un ser capaz de acción que es indisociable de la pasión (cf. , A., “La fundación
leibniziana de la dinámica”, en . (Eds.), Leibniz y las ciencias empíricas,
Granada: Comares, 2011, p. 266), es decir, que da unidad tanto a lo pasivo como a lo activo,
asumiendo dentro de su propia noción a la totalidad de acciones y cualidades que la distin-
guen del resto de individuos que componen el mundo.
73
La comprensión dinámica del cuerpo en Leibniz
hannoveriano denomina como forma substancial;
18
otra pasiva que denomina
como materia prima.
Esta consideración substantiva de las fuerzas primitivas tanto activas
como pasivas, entendidas como principios constitutivos de las mónadas,
permite, además, distinguir entre las manifestaciones primitivas de las
substancias simples (la vis primitiva) y aquellas manifestaciones de carácter
fenoménico (la vis derivativa).
19
Se denomina, en sentido, derivada, aquella

algo que es más absoluto”,
20
la cual constituye una instancia de una ley ge-

21
La vis derivativa es, por usar la
misma terminología que aparece en la correspondencia Leibniz-De Volder,
una “variación de los límites”
22
de aquella actividad y pasividad originarias
que constituyen a la mónada, explicando la interacción de los fenómenos o
cuerpos entre sí. De manera que, así como la mónada posee una dimensión
activa y una pasiva, la vis derivativa asume aquel aspecto fenoménico de la
acción y la pasión que se presentan en el movimiento local o corpóreo.
23
Mientras que la vis primitiva pertenece al ámbito de lo intramonádico, la
vis derivativa queda relegada al ámbito de lo corpóreo o fenoménico, tesis
que, como acierta en sostener Leonardo Ruiz, hace inviable la solución de Ro-
bert M. Adams.
24
Este último, en efecto, sostiene que hay dos tipos de fuerza

por tanto, intramonádica; otra relativa al movimiento corpóreo.
25
Leibniz, sin
embargo, no sólo no habla nunca de fuerzas derivativas intramonádicas, sino

fenómenos y modalidades a las fuerzas derivativas prácticamente a reglón
18
Cf. De mundo praesenti, OFC II, p. 143; AA VI, 4B, 1508.
19
Cf. , J., “Leibniz y la dinámica”, en , J. (Ed.), Leibniz y las ciencias, Madrid: Plaza
y Valdés, serie Leibniz Companion, 2013, p. 95.
20
Nullum quidem librum contra philosophian Cartesianam…, OFC VIII, p. 504; GP IV, 397.
21
Cf. 
limitación”, en Tópicos, núm. 48, 2015, p. 148.
22
Carta de Leibniz a De Volder fechada el 10 de noviembre de 1703; OFC XVI B, p. 1208; GP II, 257.
23
Cf. Specimen Dynamicum, Pro Admirandi Naturae legibus circa Corporum vires et mutuas actiones
detegendis, et ad suas causas revocandis, OFC VIII, p. 415; GM VI, 237. Para profundizar en esta
temática: cf.  “Leibniz, el último renacentista”, en , J. (Ed.),
Del Renacimiento a la Ilustración II
fuerzas derivativas, activas y pasivas, son la causa inmediata del movimiento, la resistencia,
la impenetrabilidad e incluso de la extensión de los cuerpos”. “Leibniz: Physics
and Philosophy”, en . (Ed.), The Cambridge Companion to Leibniz, New York: Cam-
bridge University Press, 1995, p. 293.
24
Cf. 
limitación”, pp. 149-150.
25
Cf.   Leibniz: Determinist, Theist, Idealist, New York: Oxford University Press,
1994, pp. 378-392.
Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
74
seguido”.
26
Que las fuerzas derivativas quedan relegadas al ámbito de lo fe-
noménico es algo que se puede constatar con claridad en la correspondencia
del hannoveriano con De Volder, concretamente en el siguiente pasaje:
Pues no; yo no elimino el cuerpo, sino que lo restituyo a aquello que es, pues
hago ver que la masa corpórea, que se supone contiene algo más que las
substancias simples, no es una substancia sino un fenómeno resultante de
las substancias simples, que son las únicas que tienen unidad y absoluta rea-
lidad. A las fuerzas derivativas las relego al terreno de los fenómenos, pero

otra cosa que las tendencias internas de las substancias simples, mediante las
cuales éstas pasan de percepción a percepción en virtud de una determinada

una de forma diversa los mismos fenómenos del universo, todo lo cual es
necesario que se produzca desde una Causa Común.
27
Al igual que en el caso de la fuerza primitiva, la fuerza derivativa admite dos
formas: una activa y otra pasiva. La fuerza derivativa activa, por un lado, posee
dos manifestaciones, tal y como se observa en su Specimen Dynamicum de 1695:
una elemental, a la que también llamo muerta, puesto que en ella aún no
existe tal movimiento, sino tan sólo la instigación al mismo, cual es la de la
bola en el tubo, o la de la piedra en la honda, incluso mientras aún es retenida
por un vínculo; otra en verdad es la fuerza ordinaria, asociada al movimiento
actual, a la que llamo viva.
28
Según esta distinción, el movimiento actual de los cuerpos, propio de la
fuerza viva, no surge de un reposo absoluto, sino, como señala Antonio Pérez

29
26
-
tación”, p. 152.
27
Carta de Leibniz a De Volder sin fecha ni despedida, OFC XVI B, p. 1231; GP II 275. En su corresponden-
cia con Des Bosses, concretamente en el anexo a la carta del 19 de agosto de 1715, Leibniz distingue

fondo y consiste únicamente en la percepción y el apetito”; y la propia de las substancias compues-

los cuerpos concurren según las leyes del movimiento, en las fuerzas y las resistencias por las mag-
Anexo a la carta de Leibniz a Des Bosses fechada el 19 de agosto de 1715, OFC XIV,


aluden exclusivamente al ámbito de los compuestos y no al de las mónadas.
28
Specimen Dynamicum, Pro Admirandi Naturae legibus circa Corporum vires et mutuas actiones de-
tegendis, et ad suas causas revocandis, OFC VIII, p. 417; GM VI, 238.
29
., “Fuerzas, potencias, tendencias, sustancias física y metafísica en Leib-
niz”, en Revista Laguna, núm. 18, 2006, p. 28. Para entender esta distinción, sin embargo, resul-
ta del todo pertinente el siguiente pasaje explicativo de Alejandro Herrera: “En el nivel físico,
la fuerza derivada activa
75
La comprensión dinámica del cuerpo en Leibniz
Además de una fuerza derivada activa, los cuerpos poseen una fuerza deriva-
tiva pasiva, en virtud de la cual poseen cierta impenetrabilidad o resistencia
al movimiento. Esta última, sin embargo, nos remite a una noción de cuerpo
cuya materialidad ya no es mera pasividad, como ocurre con la materia prima,
sino la conjunción de lo activo y lo pasivo, esto es, materia secunda.
30
Si entiende Vd. la masa como un agregado que contiene muchas substancias,
podrá también concebir en ella una única substancia preeminente o concebirla
como un animado dotado de una entelequia primaria. En todo caso, para la
constitución de la mónada o substancia simple completa yo no reúno con
la entelequia sino la fuerza pasiva primitiva que se relaciona con toda la masa
del cuerpo orgánico, de la que el resto de las mónadas subordinadas que están
en los órganos no son parte sino requisitos inmediatos para su constitución y
concurren con la mónada primaria para la formación de la substancia corpórea
orgánica, sea animal o planta. Distingo, por lo tanto así: (1) entelequia primiti-
va o alma; (2) materia prima o potencia pasiva primitiva; (3) mónada completa
formada por estas dos; (4) masa o materia secunda, esto es, máquina orgánica, a
la que concurren innumerables mónadas subordinadas; (5) animal o substancia
corpórea, a la que la mónada dominante da unidad dentro de la máquina.
31
2. Limitación y continuidad
Hasta aquí podemos observar dos cosas: en primer lugar, que la noción
leibniziana de substancia está íntimamente vinculada a la de fuerza, de for-
ma que no podemos disociar una cosa de la otra; y, en segundo lugar, que
lo corpóreo, al igual que las mónadas, es caracterizado en términos de fuer-
za, con la salvedad de que lo corpóreo constituye tan sólo una vis derivativa.

incluye una cierta pasividad originaria que es comprendida como materia
prima, tal y como se observa en la cita anterior.
32
A pesar de que todo esto
vis mortua (fuerza muerta) o como vis viva (fuerza viva). En la primera no hay movimiento,
sino <<solicitación>> de movimiento. Ejemplos de ella son las fuerzas centrífuga y centrípeta
o de gravedad. En la segunda hay movimiento de hecho; por ejemplo, el que resulta del
impacto. La fuerza derivada pasiva-
dad”.  “Leibniz, el último renacentista”, p. 156.
30
Cf. Carta de Leibniz a De Volder fechada el 24 de marzo de 1699, OFC XVI B, p. 1096; GP II 171.
31
Carta de Leibniz a De Volder fechada el 20 de junio de 1703, OFC XVI B, p. 1200; GP II. 252.
32
Algo semejante se observa en el siguiente pasaje: “Actividades y entelequias éstas que, al no

como notoriamente reconoce con su buen sentido el mismo Sturm (y señalaremos nosotros
en el parágrafo siguiente), permiten deducir la presencia en la sustancia corporal de una ente-
lequia primeraprôton dektikòn de la actividad, es a saber, la fuerza motriz
primitiva, que, añadida a la extensión (o sea, a lo que es meramente geométrico) y a la masa
Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
76

los cuerpos constituyen una substancia de suyo, esta caracterización dinámi-
ca de lo corpóreo deja sin resolver una interrogante, a saber: ¿cómo es posible
que aquellas fuerzas primitivas constituyan los átomos substanciales de los
cuerpos, entendidos como substancias corpóreos cuyo dinamismo es deriva-
tivo? Dicho de otra forma: ¿cómo es que algo inextenso e indivisible, como
la mónada, componga una cosa extensa y divisible, como lo son los cuerpos?
A mi parecer, esto puede resolverse de dos formas: o bien sostenemos que
lo primitivo y lo derivado, la mónada y el cuerpo, son cosas absolutamente
distintas, cuyo único vínculo es una armonía preestablecida entre cuerpo y
alma; o bien sostenemos que el cuerpo, en cuanto agregado o compuesto, se
-
tancial está garantizado por lo que el hannoveriano denomina como “mónada
dominante”. Ambas posturas, a pesar de oponerse entre sí, cuentan con respal-
modus
operandi del hannoveriano, a saber, la asunción de hipótesis plausibles para
analizar todas sus consecuencias.
33
No obstante, si mi lectura del hannoveriano
es correcta, aun cuando Leibniz se debate entre ambas posturas a lo largo de su
-
blecida, lo cual implica matizar la primera, señalando que entre lo primitivo y
lo derivativo hay una cierta continuidad–, tal y como se puede observar en el
siguiente pasaje de sus Principes de la nature et de la grâce fondés en raison:
Todo está lleno en la naturaleza, hay sustancias simples por doquier, separa-
das efectivamente unos de otros por acciones propias, que cambian continua-
mente las relaciones entre ellas, y cada sustancia simple o mónada distinguida,
que constituye el centro de una sustancia compuesta (como, por ejemplo, de
un animal) y el principio de su unicidad, está rodeada de una masa compuesta
cuerpo propio de esta

modos como consecuencia del choque de los cuerpos, dados sus tendencias e impulsos. Y este
mismo principio sustancial es lo que se llama, en los vivientes, alma, y en otros seres, forma
sustancial. Y en cuanto junto con la materia constituye una sustancia verdaderamente una, o
sea lo que es uno por sí mismo, hace eso que yo llamo mónada, pues que, fuera de estas unida-
des verdaderas y reales, no quedan más que entes [que lo son] por agregación; más aún, como
en lo anterior se deduce, no hay en [tales] cuerpos un verdadero ente. Porque, aunque hay
átomos de sustancia, carentes de partes, que tales son nuestras mónadas, no obstante, no
hay átomos de masa o extensión mínima, o de elementos últimos, pues que el continuo no se

aunque hay siempre entes que tienen mayor extensión que otros. Lo que sí se da es el ente
De Ipsa Natu-
ra, Sive De Vi Insita, Actionibusque Creaturarum; pro Dynamicis suis conrmandis illustrandisque,
§11, OFC VIII, p. 455; GP IV, 511.
33
Cf. Estudios,
núm. 109, vol. XII, 2014, pp. 111-124.
77
La comprensión dinámica del cuerpo en Leibniz
mónada central, que, a tenor de las afecciones de ese cuerpo, representa, a la
manera de un centro, las cosas que están fuera de ella. Y ese cuerpo es orgáni-
co cuando forma una suerte de autómata o máquina de la naturaleza, que es
máquina no sólo en el todo, sino incluso en las partes más pequeñas que quepa
notar. Y como causa de la plenitud del mundo todo está ligado y como cada
cuerpo obra sobre cada uno de los otros más o menos, según la distancia, y es a
su vez afectado por reacción, se sigue que cada mónada es un espejo viviente o
dotado de acción interna, representativo del universo según su punto de vista
y tan regular como el universo mismo.
34

extenso por naturaleza,
35
la esencia de lo corpóreo no radica en ninguna de
las propiedades de la extensión, en cuanto que, como señala en la segunda
parte de su Specimen Dynamicum,
la noción de extensión no es de por sí completa, sino una referencia a algo
que se extiende, de lo cual es difusión o réplica continuada, y a tal punto se
presupone una sustancia del cuerpo que encierra el poder de actuar y de
resistir, y está presente en toda masa corpórea, y que la difusión de ésta está
contenida en la extensión.
36
La noción de extensión, en este sentido, nos remite a una comprensión di-
námica tanto de lo corpóreo como del movimiento, de modo que en el choque
directo de dos cuerpos no se conserva la misma cantidad de movimiento, como
creía Descartes, sino la misma cantidad de potencia o acción motora.
37
Cuerpo y
fuerza, en opinión del hannoveriano, son nociones indisociables, tal y como

Puesto que en el cuerpo casi no hay más que la entelequia [pene nihil aliud
sit quam entelechia], no veo cómo pueda despojársele de ella. Ciertamente,
no puede darse una substancia sin entelequia. Y cuando atribuyo al cuerpo
desde el comienzo la fuerza impresa, no entiendo otra cosa sino que no tuvo
la existencia antes que la fuerza; y añado: ni pudo tenerla. Pues las fuerzas
-
-
za de la cosa, ni puede entenderse impresión alguna hecha por otro.
38
34
Principes de la nature et de la grâce fondés en raison, §3, OFC II, pp. 344-345; Robinet I, 31.
35
Cf. Extrait d’une lere de M. de Leibniz sur la question, si l’essence du corps consiste dans l’Etendue,
OFC VIII, p. 276; Lamarra 204-205.
36
Specimen Dynamicum, Pro Admirandi Naturae legibus circa Corporum vires et mutuas actiones de-
tegendis, et ad suas causas revocandis, OFC VIII, p. 432; GM VI, 246.
37
Cf. De Ipsa Natura, Sive De Vi Insita, Actionibusque Creaturarum; pro Dynamicis suis conrmandis
illustrandisque, OFC VIII, p. 448; GP IV, 505-506.
38
Carta de Leibniz a Bernoulli fechada el 20 de junio de 1703, GM III, 720.
Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
78
Concebir al cuerpo en términos de vis derivativa y, por tanto, como limi-
-
sa externamente aquello que ocurre en el interior del alma, siempre desde
un determinado situs.
39
El alma, a su vez, contiene dentro de sí tanto la re-
presentación de su cuerpo, como la totalidad de fenómenos que se siguen
de esto.
40
Partiendo de esta correlación armónica, o armonía prestablecida,

alma constituye una cierta limitación espacio-temporal, a través de la cual
situs.
41
A partir de lo cual reconozco, junto
con Duchesneau, que “el orden y las leyes de los fenómenos requieren estar
causalmente fundados en la teoría de las mónadas y las leyes que rigen sus
secuencias de cambios internos”.
42
Todo lo cual nos permite entender el §72
de la Monadologie:
Así, el alma sólo cambia de cuerpo poco a poco y por grados, de modo que
nunca está despojada en un solo instante de todos sus órganos; hay a menu-
do metamorfosis en los animales, pero nunca metempsicosis ni transmigra-
ción de almas: tampoco hay almas completamente separadas ni genios sin
cuerpos. Sólo Dios es completamente separado.
43
La continuidad entre la ontología monadológica de Leibniz y su caracte-
rización dinámica de la corporeidad, i.e., del cuerpo como materia segunda
cuyas causas del movimiento están en las fuerzas derivativas, presupone que
el cuerpo no se reduce a una mera idealidad, un mero fenómeno cuya única
realidad está en la mente de los percipientes, tal y como sostienen en cierto
sentido Adams
44
y Garber.
45
39
Cf. 
limitación”, p. 163.
40
Cf. Carta de Leibniz a De Volder fechada el 24 de marzo de 1699, OFC XVI B, p. 1097; GP II, 172.
41
situs se relaciona no sólo con aquella caracterización fenoménica
del espacio, radicalmente opuesta a la concepción newtoniana, sino también con la tem-

que: “lo que se sigue de las leyes del cuerpo es necesario que el alma se lo represente orde-
nadamente, unas veces de forma distinta, otras (cuando está implicada una multiplicidad
de cuerpos) de forma confusa; en el primer caso es entender, en el segundo, sentir. Sin
embargo, espero que convendrá Ud. conmigo en que una cosa es el alma y otra distinta la
idea del cuerpo: pues el alma permanece la misma, mientras que la idea del cuerpo es conti-
nuamente diversa, una tras otra, en la medida en que, al cambiar el cuerpo, exhibe siempre
Carta de Leibniz a De Volder fechada el 24 de marzo de 1699,
OFC XVI B, pp. 1096-1097; GP II, 171-172.
42
  “La relación organismo-mecanicismo: un problema de la controversia
Leibniz-Stahl”, en Revista de Filosofía de la Universidad de Costa Rica, vol. LI, núms. 129-131,
2012, p. 192.
43
Monadologie, §72, OFC II, p. 338; GP VI, 619.
44
Cf. , R.M., Leibniz: Determinist, Theist, Idealist, p. 246.
45
Cf. , D., Leibniz: Body, Substance, Monad, Oxford: Oxford University Press, 2009, pp.
267 y ss.
79
La comprensión dinámica del cuerpo en Leibniz
3. Comprensión dinámica de las máquinas naturales
Partiendo de esta caracterización de lo corpóreo en términos de vis derivati-
va-
ticidad
46
–en oposición al atomismo de Gassendi–, es posible extraer en limpio

naturales. La primera consecuencia, en este sentido, se observa al enfatizar la
constitución de la mónada, esto es, aquella unidad primitiva entre la poten-
cia activa y formal, y la potencia pasiva y material, en cuanto que esta última
nos permite mantener un vínculo substancial entre alma y cuerpo. Aunque, en
efecto, es posible distinguir entre la materia prima y lo corpóreo, también es po-
sible sostener cierta continuidad entre ambas, lo cual se puede ver con mayor
claridad en el siguiente pasaje de su correspondencia con De Volder:
Cuando digo que el alma o entelequia no puede nada sobre el cuerpo, entien-
do por cuerpo no la substancia corpórea cuya entelequia es una substancia
una, sino el agregado de otras substancias corpóreas que constituyen nues-


en la masa o agregado de substancias según las leyes mecánicas, eso mismo
se expresa según las propias leyes de sí misma en el alma o entelequia (o, si

y pasividad). La fuerza de la mutación en toda substancia proviene de sí mis-
ma, o sea, de su entelequia, y esto es tan cierto que cuanto ocurra en el agre-
gado puede derivarse de aquellas {entelequias} que están ya en el agregado.
La entelechia
o pasividad, y puede Vd. entender aquélla como forma y ésta como materia
-
    
la materia prima no es la propia fuerza de ésta sino la entelequia misma.
47
Mientras la materia prima, como fuerza primitiva pasiva, conforma aquella
antitypía o impenetrabilidad primitiva de carácter esencialmente pasivo
48
que
al difundirse a lo largo del cuerpo le proporciona su extensión,
49
sin por ello
constituir ni una substancia ni un agregado de éstas, sino algo incompleto;
50
la materia segunda o cuerpo, como se observa en una carta a De Volder fecha-
46
Cf. Essay de Dynamique sur les loix du mouvement, OFC VIII, p. 479; GM VI, 228-229.
47
Carta de Leibniz a De Volder fechada entre el 9 y el 20 de enero de 1700, OFC XVI B, p. 1138; GP II,
205-206.
48
Cf. De ipsa Natura, Sive De Vi Insita, Actionibusque Creaturarum; pro Dynamicis suis conrmandis
illustrandisque, §11, OFC VIII, p. 455; GP IV, 511.
49
Cf. Carta de Leibniz a De Volder fechada el 24 de marzo de 1699, OFC XVI B, p. 1096; GP II, 171.
50
Cf. Carta de Leibniz a Johann Bernoulli fechada entre el 22 de agosto y el 1 de septiembre de 1698, OFC
XVI A, p. 496; GM III, 537.
Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
80
da el 24 de marzo de 1699, “resulta de lo activo y lo pasivo”.
51
Se trata, en
sentido estricto, de una substancia compuesta cuya unidad deviene de las
substancias simples, de modo que, como señala el hannoveriano, “no es el
rebaño sino el animal, ni es la piscina sino el pez, lo que son una substancia
verdaderamente una”.
52
A partir de lo cual podemos extraer una segunda
consecuencia: todo cuerpo, en especial aquellos que conforman un organis-
mo, constituyen una pluralidad de substancias simples, las cuales se relacio-
nan entre sí a través de una relación de subordinación.
-
chtomy, que el hannoveriano, a pesar de describir los cuerpos desde el me-
canicismo, se resiste a describir las máquinas naturales en términos de las

53
Todo cuerpo orgánico, en opinión de Leibniz, es una especie de
-
duos anidados en otros individuos.
54
Las máquinas naturales se distinguen
Système nouveau,
una máquina natural sigue siendo máquina hasta en sus mínimas partes, y to-
davía más, sigue siendo siempre esa misma máquina que ha sido, transformán-
dose únicamente por los diferentes pliegues que adopta, unas veces extendida,
otras replegada y como concentrada cuando creemos que ha desaparecido.
55

órganosimplicados entre sí,
56
los cuales, a su vez, son máquinas naturales que
      
para consolidar una red de individuos vinculados por una mónada dominante.
Todo esto, a modo conclusión de este apartado, nos conduce a una ter-
cera consecuencia relevante para la teoría de las máquinas naturales y, en
51
Carta de Leibniz a De Volder fechada el 24 de marzo de 1699, OFC XVI B, p. 1096; GP II, 171. La
materia segunda, en cuanto envuelve una pluralidad de substancias, sólo puede considerarse
una máquina, es decir, como una cierta unidad –aunque no per se, como ocurre con las mó-
nadas–, si a esta composición de lo activo y lo pasivo se le añade la continuidad, ya que, como
señala Alejandro Herrera, “para él, si la masa es continua, no está dividida en partes ni tiene
límites. La ruptura de la continuidad se da para Leibniz en los cuerpos, pero no en la masa”.
 “Leibniz y el concepto de materia”, en  et al., El
concepto de materia, México: Colofón, 1992, p. 117.
52
Carta de Leibniz a Johann Bernoulli fechada entre el 22 de agosto y el 1 de septiembre de 1698, OFC
XVI A, p. 496; GM III, 537.
53
Cf. 
Machine to the Least of Its Parts”, en  (Eds.), Machines of Nature and
Corporeal Substances in Leibniz, Dordrecht, Heildelberg, London, New York: Springer, 2011, p. 65.
54
Cf “Forword”, en  (Eds.), Machines of Nature and Corpo-
real Substances in Leibniz, Dordrecht, Heildelberg, London, New York: Springer, 2011, p. VIII.
55
Système nouveau de la nature et de la communication des substances, aussi bien que de l’union qu’il y
a entre l’ame et le corps, §10, OFC II, pp. 244-245; GP IV, 482.
56
Cf. Nullum quidem librum contra philosophian Cartesianam…, OFC VIII, p. 503; GP IV, 396.
81
La comprensión dinámica del cuerpo en Leibniz
consecuencia, la comprensión de las substancias compuestas, a saber, que las
máquinas naturales se articulan y organizan en función de un principio acti-
vo formal que garantiza un vínculo substancial,
57
de modo que el viviente, tal
y como sostiene Juan Antonio Nicolás, constituye “un sistema de máquinas
      -
te”.
58
         
de órganos cuya funcionalidad se subordina a la estructura primitiva de esa
mónada central, de modo que el organismo, en palabras de María Ramón Cu-
bells, “no es una mera suma de relaciones ideales, puede ser una substancia
porque aparece un vinculum que le proporciona unidad y permite pensarlo
como algo que no sólo participa en el ámbito de la mónada sino también en
el universo físico”.
59
Conclusiones
      
perspectivas para comprender la naturaleza de lo corpóreo, esta aproxima-
ción a la luz de su dinámica nos permite sacar en limpio algunas consideracio-
nes relevantes para articular su noción de cuerpo, entre las cuales me interesa
enfatizar tres. En primer lugar, me parece del todo relevante señalar que para
Leibniz el cuerpo no es está desposeído del todo de un carácter substancial,
que lo distingue de las meras quimeras, ya que se compone de una pluralidad

que, en cuanto tal, posee cierta realidad substancial. La continuidad entre las
mónadas y lo corpóreo, en segundo lugar, se fortalece al considerar ambas en
términos dinámicos, es decir, como fuerzas que interactúan y se limitan entre
sí, lo cual es posible gracias a que la mónada, en cuanto fuerza primitiva, en-
vuelve tanto una forma substancial como una materia prima.
Esta continuidad entre la vis primitiva y la vis derivativa -
     
la naturaleza, en cuanto que éstas poseen un vínculo substancial que las es-
tructura y organiza. Acorde con la propuesta del hannoveriano, en efecto, un
cuerpo que carece de una mónada dominante, carece también de organiza-
ción y, por tanto, de una unidad real. La unidad de un cuerpo sin mónada
dominante es, en este sentido, enteramente arbitraria.
57
Monadologie, §63, OFC II, p. 337; GP VI, 617-618.
58
, J. A., “Leibniz en el difícil nacimiento de las ciencias”, en 
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, A., “Leibniz y el concepto de materia”, en -
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
Estudios, núm. 109, vol. XII, 2014, pp. 111-124.

Remain a Machine to the Least of Its Parts”, en 
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-
ción y limitación”, en Tópicos, núm. 48, 2015, pp. 141-168.
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
, J., Metafísica de la persona, Barcelona: Balmes, 2008, p. 159.
, “Autoconciencia y ser en Santo Tomás de Aquino”, en
Revista Española de Filosofía Medieval, 
J.-P., L’être et le néant, Paris: Gallimard, 1976, pp. 11-30.
Tras la primera cita de una obra, en las siguientes podrán utilizarse (no es
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Cuando se trate de autores clásicos, las obras se citarán según las normas
y costumbres habituales entre los especialistas.
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• Normas para el envío de originales:
Para someter el original al procedimiento de arbitraje de la revista, se envia-
rá un documento en Word, con el trabajo correspondiente, además de propor-
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1. Con objeto de preservar el carácter anónimo de las colaboraciones y
posibilitar el arbitraje ciego, los trabajos se enviarán a través del Sitio Web
del OJS (Open Journal System) de Metafísica y Persona:
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Además del texto completo, con las notas correspondientes a pie de página,
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Para que el texto pueda someterse al arbitraje ciego, según se describe en
el Procedimiento de evaluación, no constará en él ni el nombre del autor ni

2. Al registrarse en la Web del OJS como autor, con objeto de enviar una
colaboración, será preciso rellenar un formulario, en el que se incluyen los da-
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remitidos a la revista. Como se ha indicado, ninguno de esos datos personales

Procedimiento de evaluación
La selección de los artículos y notas para Metafísica y Persona se rige por el
siguiente sistema de evaluación.
1. Arbitraje. Todos los trabajos serán evaluados y dictaminados por dos
académicos del máximo nivel y especialistas en el tema sobre el que versa el
artículo o la nota. Los árbitros siempre serán ajenos al Consejo Directivo y al
Consejo de Redacción.
Se tratará de un arbitraje doble-ciego. Los artículos han de recibir dos dic-
támenes favorables. En el caso de las notas, un solo dictamen favorable hará
posible su publicación, y uno solo en contra podrá impedirla.
Con independencia de cuál sea el dictamen, las opiniones de los árbitros
y sus observaciones o sugerencias se comunicarán al autor a través del sitio
Web del OJS de la revista.
— En caso de que se considere publicable, pero el dictamen incluya su-
gerencias, el autor será libre de tomarlas o no en cuenta e incorporarlas al
trabajo, siempre dentro del plazo previsto.
— Si la publicación está condicionada a ciertas mejoras, la aceptación de-

propuesta de los dictaminadores.
— Cuando el dictamen rechace la publicación, el autor tiene plena libertad
para asumir las correcciones, elaborarlas, incorporarlas al texto y volver a
presentarlo para su publicación en un número posterior de Metafísica y Per-
sona, que en su momento se someterá, como cualquier otra publicación, a
nuevo arbitraje.
2. Autoría. Una vez editados sus escritos, los autores podrán utilizarlos y
      Metafísica y
persona como el lugar en que inicialmente se publicaron.
3. Certicación y envío de ejemplares. Los autores cuyos trabajos sean pu-
blicados recibirán por correo postal dos ejemplares de la revista en que el
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trabajo ha sido aceptado para su publicación por la revista y que será publi-
cado en su momento.
Suscripciones
La suscripción a la Revista es anual y comprende dos números. Existen
cuatro tipos de suscripción, cada una con sus propias características:
Suscripción a la versión digital.- Para recibir por correo electrónico nuestra
publicación, así como también las noticias relevantes sobre la Revista, es ne-
cesario enviar un correo electrónico a contacto@metyper.com, añadiendo los
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Suscripción a la versión física.- La suscripción anual a la versión física
de la Revista tiene un costo de $62.00 USD, más gastos de envío. Para recibir-
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institucional, correo electrónico y dirección completa a la que se enviarán
los ejemplares. Una vez recibida esta información, la Revista hará llegar al
interesado los datos necesarios para realizar el pago y este, una vez hecho
efectivo dicho pago, enviará una copia escaneada del recibo al mismo correo.
Intercambio de publicaciones.- Para solicitar el intercambio de publica-
ciones, es necesario enviar un correo electrónico con todos los datos de la
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Adquisición de números individuales.- Para solicitar un número es-
pecífico en su versión física, contactar con la Revista en la dirección:
metafisicaypersona@upaep.mx.