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Metafísica y Persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
Una aproximación a las actitudes constructivas
del bien común a partir del De Nabuthe
de Ambrosio de Milán
An approach to the constructive aitudes of the common good
from Ambrose of Milan’s De Nabuthe

UPAEP, Universidad, Puebla
jorge.medina@upaep.mx

En el presente texto se analiza la obra de Ambrosio de Milan, Sobre Nabot
obtener de ella las actitudes que construyen bien común por oposición a la avaricia, tema
central del tratado ambrosiano. Las cuatro actitudes analizadas, después de realizar una
introducción y contexto de la obra son: a) seguir el orden natural en las acciones, los afec-
tos y las prioridades (naturaleza); b) la apertura hacia el prójimo (sensibilidad); c) el amor
benevolente (afectividad); d) la comunicación de los bienes (acción).
Palabras clave: Ambrosio de Milán, Nabot, bien común, avaricia.

In this paper, the author analyzes Ambrose of Milan’s treatise On Naboth, to obtain the
-

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nication of goods (action).
Keywords: Ambrose of Milan, Naboth, common good, greed.
1
ORCID
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Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
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Introducción


cupiditas, y no propiamente como el amor especial
a las riquezas,
2
dando así una comprensión más amplia al propio texto de
San Pablo. Tomás de Aquino,
3
interpretando este versículo paulino dice que
cupiditas puede entenderse de tres maneras: a) como el amor desordenado a
speciale peccatum); b) el apetito
desordenado hacia cualquier bien temporal, y así sería el género de todo pe-
cado (genus omnis peccati), pues todo pecado tiene en común la redirección
de la persona hacia los bienes transitorios (conversio ad commutabile bonum); c)
o bien, entenderse como la tendencia de la naturaleza corrompida a desear
desordenadamente los bienes corruptibles (quandam inclinationem naturae cor-
ruptae ad bona corruptibilia inordinate appetenda) y, así entendida, esta concu-
piscencia es la raíz de todos los pecados, similar a la raíz de los árboles que
de la tierra extraen su alimento, ya que del amor desordenado a las cosas
temporales procede todo pecado. Esta tercera aproximación a la avaricia o
codicia es similar a la que hace Gregorio Magno
4
y también a la realizada

amor al dinero. Sabiendo, pues, que así como no trajimos nada a este mundo,
tampoco podemos llevarnos nada de él, armémonos con las armas de la justi-

5
Dentro de la tradición latina del análisis de la avaricia como amor desor-
denado a la riqueza y fuente de innumerables males, ocupa un lugar especial
el De Nabuthe de Ambrosio de Milán. Sabemos que Ambrosio tuvo predi-
lección por elegir personajes y relatos del Antiguo Testamento en muchos
de sus escritos como typus de la correcta devoción, impartición de justicia,
fe, petición de perdón, inmortalidad del alma, ayuno, castidad, etc. El libro
Sobre Nabot no es la excepción, allí el obispo de Milán expondrá interesantes
aproximaciones no sólo a una psicología del avaro sino, sobre todo, a una
ética del uso de los recursos materiales para que éstos cumplan su destino de
ser comunes y, por tanto, buenos.
2
hápax legómenon en todo el Nuevo Testamento. Encontramos
previamente su uso, entre otros, en Hipócrates, Epistulae, 16; Polibio, Historiae, IX, 25, 4 e
Isócrates, De pace, VIII, 96.
3
Summa Theologiae, Iª-IIae, q.84, a.1, co.
4
Magna Moralia, XXX, 57.
5
Epistola ad Philippenses, IV (PG 5, 1008C).
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Una aproximación a las actitudes constructivas del bien común a partir del De Nabuthe
de Ambrosio Milán
El presente trabajo tiene como objetivo el obtener de él las actitudes que
construyen bien común, por oposición y contraste a las actitudes que lo des-
truyen. De estas últimas, el relato bíblico de la viña de Nabot (1 R 21,1-20)
muestra paradigmáticamente al rey Ajab y a su esposa, la reina Jezabel. Sin
duda, el bien común, en la extensa y rica tradición patrística, se nos presenta

Para Ambrosio –como para los Padres en general– sólo Dios es Bueno
6
y Jesu-
cristo, su Hijo, es el Bien Común por antonomasia,
7
fuente de la que emerge
todo bien;
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en él se da la común unión entre Dios y el hombre y de los hom-
bres entre sí; él es la causa de la alegría y comunión de los santos que habitan
en el Cielo:
9
el bien común es su Reino.
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Pero también es verdad que el bien
común lo conforman una serie de bienes creados: nuestra propia naturaleza,
los frutos que produce la tierra, las acciones que realizamos. Esta segunda
aproximación es la que abordará Ambrosio en el tratado De Nabuthe. ¿Cómo
podemos distribuir mejor los bienes, fruto de la tierra y del trabajo del hom-
bre, para que sean bienes comunes y así sean conformes al designio creador

gratia Dei et contentione voluntatis excellen-
tiam virtutis adipiscimur
adquirimos la excelencia de la virtud). Este binomio estará presente en la
obra ambrosiana, con una advertencia: la voluntad no siempre se esfuerza
por hacer comunes los bienes, de ahí la gravedad de la avaricia que, como mal
común, impide la vida buena de la comunidad.
Este trabajo estará dividido en cuatro secciones: primero, expondremos el
texto bíblico fuente; posteriormente, el ambiente y circunstancias por las que
atravesaba Ambrosio cuando escribió el De Nabuthe; en una tercera sección
-
sivas que tuvo para su redacción; por último, haremos una hermenéutica del
De Nabuthe con miras a obtener las actitudes constructivas del bien común.
6
Commentarius in Cantica canticorum

7
Epistula LXXVII, 5 -

8
Commentarius in Cantica canticorum        
omnem operationem est, supra omnem mentem atque intellectum, ipsum est quod semper
De Isaac et Anima,

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9
Expositio Evangelii secundum Lucam

10
De de
Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
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1. El texto bíblico: 1 R 21,1-20
1
Después de estos sucesos ocurrió que Nabot, de Yizreel, tenía una viña jun-
to al palacio de Ajab, rey de Samaría,
2

tu viña para que me sirva de huerto para hortalizas, pues está pegando a mi
casa, y yo te daré por ella una viña mejor que esta, o si parece bien a tus ojos

3
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
4
Se fue Ajab a su casa triste e irritado por la palabra que le dijo Nabot de Yizreel:

y no quiso comer.
5


6

hablado con Nabot de Yizreel y le he dicho: ‘Dame tu viña por dinero o, si lo

7
Su mu-


8
Escribió cartas en nombre de Ajab y las selló con su sello, y envió las cartas
a los ancianos y notables que vivían junto a Nabot.
9
En las cartas había escri-

10
Haced que se sienten frente a él dos malvados que le acusarán diciendo: ‘Has

11
Los hombres de la ciudad, los ancianos y notables que vivían junto a Nabot en
su ciudad, hicieron lo que Jezabel les había mandado, de acuerdo con lo escrito
en las cartas que les había remitido.
12
Proclamaron un ayuno e hicieron sentar a
Nabot a la cabeza del pueblo.
13
Llegaron los dos malvados, se sentaron frente a él
-

14

15
Cuando

toma posesión de la viña de Nabot, el de Yizreel, el que se negó a dártela por dinero,

16
Apenas oyó Ajab que Nabot había muerto,
se levantó y bajó a la viña de Nabot, el de Yizreel, para tomar posesión de ella.
17
Entonces fue dirigida la palabra de Yahveh a Elías tesbita diciendo:
18

en la viña de Nabot, a donde ha bajado a apropiársela.
19
Le hablarás dicien-

diciendo: Por esto, así habla Yahveh: En el mismo lugar en que los perros han

20


119
Una aproximación a las actitudes constructivas del bien común a partir del De Nabuthe
de Ambrosio Milán
2. El contexto en que fue redactado el De Nabuthe
Paulino de Milán,
11

de sus días Ambrosio se lamentaba profundamente de que la avaricia, raíz de
todos los males, no disminuyera en Milán ni por la abundancia ni por la mi-
seria, sino que iba en aumento considerable, especialmente en aquellos que
tenían una posición de mando. Todo se compraba con dinero. Por supuesto,
esa práctica causó muchas dolencias en la región y se apoderaba también de
célibes y sacerdotes, cuya heredad debiera ser Dios. El lamento se expresaba

mundo nos empuja a querer liberarnos de yugo tan pesado que nos hunde

inicuo Mammón
12

13
Llama la atención que se diga que ni por la abundancia ni por la miseria
disminuyera la avaricia. En efecto, Mediolanum (Milán) vivió un esplendor
especialmente a partir del año 286, cuando la capital del Imperio Romano de
Occidente fue trasladada, por Diocleciano, de Roma a Milán. Dicha ciudad es
recordada porque desde allí el emperador Constantino, junto con Licinio, en
el 313, emiten el famoso Edicto por el cual se permite la libertad de religión

práctica cristiana.
Veintiséis años después del Edicto de Milán nacerá Ambrosio en Tréveris
(Augusta Treverorum), siendo hijo de un pretoriano, prefecto de aquella ciu-
dad de las Galias. Es cuestión disputada si pertenecía o no a la clase senato-
rial,
14
pero sin duda pertenecía a la nobleza. A pesar de la muerte temprana
de su padre, fue educado en las artes liberales, retórica y derecho; luego pres-
tó sus servicios, primero en la corte del prefecto de Sirmium, posteriormente
como asesor del prefecto pretoriano Petronius Probus, quien años más tarde
procuró para Ambrosio la posición de consularis para Æmilia y Liguria hacia
el 372.
15
Un par de años más tarde, muere el obispo de Milán, Auxentius,
quien era partidario del credo arriano y contaba con el beneplácito de Valen-
11
Cf. Vita sancti Ambrosii, 41 (PL 14, 43D-44B).
12


13
Vita sancti Ambrosii
ut tam gravi jugo servitutis liberari velimus, quod demergit ad profundum inferni; ut facia-

14
Cf. Theology Today, vol. 55,
núm. 1, 1998, pp. 16-17.
15
Cf.  J. H. W. G. & Ambrose of Milan. Political
Leers and Speeches, Liverpool University Press, Liverpool 2010, pp. 5-7.
Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
120
tiniano I, y se genera tal disputa por la sucesión que se vuelve necesario que el

como a la arriana;
16
tras su intervención el propio Ambrosio es elegido por
aclamación unánime
17
como obispo sin siquiera estar bautizado. Tras aceptar
y recibir el bautismo y las órdenes sagradas, permanece en la sede episcopal
hasta su muerte, acaecida en 397.
Situamos, pues, a Ambrosio como obispo de Milán hacia el último cuar-
to del siglo IV, del año 374 al 397. De acuerdo con Lellia Ruggini,
18
la Italia
Annonaria, que comprendía cinco regiones del imperio romano (Æmilia et
-
narium), mostró un especial intercambio comercial fundado principalmente
en la producción agrícola proveniente en parte por la fertilidad del suelo así
como de la gran extensión del territorio comprendido. A esta región le suce-
dió en el siglo IV lo que Plinio el Viejo había vaticinado como la perdición de
Italia: el latifundio.
19
El creciente proceso de concentración de tierras aunado
a la reticencia de los propietarios a habitar sus posesiones, hicieron que vi-
vieran en las urbes donde, además, buscaban cargos públicos y así aunaban
a su riqueza el poder.
20
Este binomio, ¿acaso no encuentra en el rey Ajab una

y otras regiones, como una forma de no tener ocioso el suelo y unir útil y be-
llamente la tierra (pulchritudo iungendi
21
) para su mayor usufructo.

siglo III como sede imperial, era de pensarse que muchos hombres con poder
comprasen y extendiesen sus fundi en praedia cada vez más vastos.
Para el último tercio del siglo IV, una grandísima parte de la predicación de
san Ambrosio es destinada a describir (y naturalmente a deplorar) los con-
16
      
en Milán, por lo cual remitimos al lector a los siguientes estudios:  
Recherches augustini-
ennes, vol. 23, núm. 1, 1988, pp. 3-86;  D. H., Ambrose of Milan and the End of the Ar-
ian-Nicene Conicts, New York: Oxford University Press, 2002;  E., Ambrosius von
Mailand. Leben und Werk

17
, N. B., Ambrose of Milan: Church and Court in a Christian Capital, Berkeley: University
-

convencer de la existencia de un asentimiento popular divinamente inspirado, pero esto no

18
, L., Economia e società nell’Italia Annonaria. Rapporti fra agricoltura e commercio dal IV al
VI secolo d. C.,
19
Naturalis Historia, XVIII, 35.
20
Cf. Ager Veleias, vol. 2, núm. 2, 2007, pp. 1-7.
21
Cf. , Epistulae, III, 19, 2.
121
Una aproximación a las actitudes constructivas del bien común a partir del De Nabuthe
de Ambrosio Milán
tinuos abusos de aquellos possessores […]. Y, en la mayoría de los casos, no
se trataba ya de usurpaciones violentas, sino de cesiones o ventas forzadas

través de prestamistas usureros;
22
y estas críticas las compartían también otros obispos de la región como Ze-
nón de Verona,
23
Gaudencio de Brescia
24
y Máximo de Turín.
25
Este drama
-
mada por este miedo, abandona cada vez más sus tierras, el pobre emigra
con sus hijos, cargando con el más pequeño; su mujer le sigue llorando, como

26
Por tanto, abundancia y miseria, se
dieron a la par en Milán, pues mientras crecía la extensión de los territorios
de unos pocos crecía el número de pobres en las urbes, la clase media prác-
ticamente dejó de existir, junto con la creciente polarización social que esto
-
cial (possessores-honestiores-potentes vs. non possessores-humiliores-tenuiores).
27
Hay, sin embargo, un hecho histórico que contextúa la obra de manera
particular. En el año 386,
28
el emperador Valentiniano II, que en aquel enton-
ces era un adolescente de 15 años, compartía el imperio de Occidente con
su hermanastro Graciano; éste gobernaba sobre las provincias transalpinas;
aquél, sobre Italia, parte de Iliria y África. El imperio oriental era comanda-
do por Teodocio I. Valentiniano II y su madre Julia eran arrianos, y su corte
imperial en distintas ocasiones luchó contra Ambrosio, sin embargo, en la
Pascua de 386,
29
una delegación de hombres ilustres visitó a Ambrosio para
22
Ruggini, L., Economia e società… p. 26.
23
Por ejemplo,  en Tractatus XI: De avaritia 



24
En su sermón XIII titulado Contra avaritiam Judae et pro pauperibus (PL 20, 936A-B) propone al

substrahendo, sed et sepulturae Christi pretium in propia ardebat lucra convertere: convertit

25
Cf. Homilia
-
digit, gratiam prodigit. Avaritia enim caecitas est, errorem religionis inducit; caeca, inquam,
est avaritia, sed diversis fraudum oculata ingeniis non videt quae Divinitatis sunt, sed cogitat
quae cupiditatis sunt; semper, quamvis dives sit, cogitat undecunque vel ex malo acquierere:

26
, Nabot, I, 1, trad. de Agustín López Kindler, Madrid: Ciudad Nueva,
2016, p. 107.
27
Cf. , De Nabuthae historia, Bari: Cacucci
Editore, 2012, pp. 13-16.
28
Cf. Historia,
vol. 67, núm. 3, 2018, pp. 346-365.
29
Cf. , N. B., Ambrose of Milan…, pp. 181-196.
Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
122
solicitarle la Basilica Nova
-
tos derivados también de solicitudes de las basílicas para el culto, se habían
dictado leyes donde explícitamente se invocaba la tolerancia religiosa y se
prohibían los disturbios a causa de disputas de fe, imponiendo pena capital
a quien no acatase la ley. En el sermón contra Auxencio
30
aún se conserva, si
no lo que dijo tal cual, al menos sí el argumento que esgrimió contra la peti-
ción del emperador: los decretos divinos no pueden ser eludidos; la Iglesia
es de Dios, no del poder civil. Más aún, en ese sermón se encuentra explícita

no traicionó lo suyo, ¿cómo habríamos nosotros de traicionar a la Iglesia de

31
Las tropas imperiales rodearon dos basílicas mientras Ambrosio y
sus feligreses oraban dentro de una; en medio de esta crisis Ambrosio expre-
só que estaba dispuesto a ser mártir por causa de la fe; Valentiniano II, que
seguramente captó la peligrosa posición que suponía persistir, echó marcha
atrás y ordenó a sus tropas dejar libres los templos.
En una carta dirigida al mismo Emperador hacia febrero de 386,
32
Am-
-
dirse que defender el altar, pero él arguye dos cosas desde un inicio: que en
materia de fe, los obispos usualmente juzgan a los emperadores cristianos, no
viceversa; y que el propio padre del Emperador, cuando vivía, era de esa opi-


persistió en esta posición, lo sabemos, el resto de su vida, la prueba es que
años más tarde, en el 390, cuando Teodosio ordenó la masacre en Tesalónica
a causa de una revuelta popular, Ambrosio le excomulga, y no le permite el
reingreso a la comunión sino tras meses de penitencia. El cuadro de van Dyck

inclina ante el eclesiástico para solicitar clemencia.
30
Sermo contra Auxentium de basilicis tradendis (Ep

est, non negatur: Ecclesia Dei est, Caesari utique non debet addici; quia jus Caesaris esse non

31

interpellatum petitione regia, ut vineam suam daret; ubi rex, succisis vitibus, olus vile sere-
ret, eumque respondisse: Absit ut ego patrum meorum tradam haereditatem; regem contri-
statum esse, quod sibi esset alienum jus relatione justa negatum, sed muliebri consilio decep-
tum. Nabuthe vites suas vel proprio cruore defendit (III Reg. XXI, 1 et seq.). Si ille vineam non

32
, Leers 1-91, traducción de Mary M. Beyenka, Washington D. C.: Catholic
University of America Press, 2001, pp. 52-56.
123
Una aproximación a las actitudes constructivas del bien común a partir del De Nabuthe
de Ambrosio Milán
Por tanto, esos sucesos acaecidos alrededor de 386 son el segundo vec-
tor para comprender el paralelo que encontrará Ambrosio entre la Iglesia de
Milán (Nabot) encabezada por él mismo, y la confabulación de Valentiniano

simboliza la recta fe que celebraba los misterios de Cristo en las basílicas
milanesas).
3. Síntesis y antecedentes del De Nabuthe
El opúsculo consta de 73 números distribuidos en 17 capítulos. Desde
el capítulo primero hasta la mitad del segundo (nn.1-4), Ambrosio realiza

cuán vigente es la historia de Nabot y cuán vigente la actitud de Ajab. Des-
de la segunda mitad del capítulo segundo hasta el cuarto (nn.5-18) hace un
análisis exegético del texto bíblico, comentado línea por línea. Allí encon-
traremos un profundo estudio psicológico y moral del avaro. En el capítulo
quinto (nn.19-26) retrata una escena sobrecogedora: un padre en situación
de penuria tiene que vender a un hijo para dar de comer a los otros, mientras
que la esposa del rico, en vez de pedirle que rescate al hijo del pobre, desea
gastar esa suma de dinero en joyas. La parábola lucana del rico insensato
será tratada en los capítulos seis al ocho (nn.27-40). Del capítulo nueve al
once (nn.41-49) retoma el relato de Nabot y hace un paralelo entre Ajab (el
rico) aconsejado por Jezabel (la avaricia) y la manera habitual de actuar de
los ricos. Del capítulo doce al quince (nn.50-65) Ambrosio enfocará aún más
la relación rico-pobre, viendo cómo en ambos se da una suerte de paradoja:
el rico es pobre, pues siempre ansía, el pobre es rico, pues se contenta con lo
que tiene, además, analizará la peculiar relación que guarda el rico con sus
riquezas, las cuales terminan poseyéndolo a él. En estos capítulos Ambrosio
expone su postura del ser humano como administrador de bienes –no su po-
seedor– y del destino común de las riquezas. Los últimos capítulos, dieciséis
y diecisiete (nn.66-73) concluyen con un discurso parenético: llaman a un arre-
pentimiento por parte de los ricos –no como el de Ajab, quien terminó devora-
do por los perros– sino profundo, a una auténtica conversión, digna de recibir
las promesas de Dios omnipotente.
El libro Sobre Nabot de Ambrosio ciertamente tiene distintos antecedentes,
destacaremos sólo dos. En primer lugar, el opúsculo de Clemente de Alejan-
dría ¿Qué rico se salvará?, escrito a colación del surgimiento de una secta, los
apotaici, quienes amalgamaron el dualismo maniqueo y la lectura literal de
los consejos evangélicos de la pobreza y el ejemplo de los primeros cristianos,
renunciando a todas sus posesiones e imponiendo a todos la comunión abso-
Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
124
luta de bienes.
33
Por supuesto, el contexto era muy distinto al de Ambrosio,
casi opuesto, si se quiere. Clemente aclarará que no es la pobreza de suyo la
causa de la salvación, más aún, la salvación no viene de los actos humanos,
incluida la pobreza, sino que es un don de Dios. Ahora bien, Clemente consi-
dera que las riquezas no son buenas ni malas; si la persona es capaz de usar-
las correctamente, entonces el agente se subordina a la justicia, pero si se hace
mal uso de ellas, uno mismo es ministro del mal.
34
Las riquezas no son fruto,
en último término, del trabajo humano, sino de la generosidad providente de
Dios, que las ha brindado no para uso individual sino para destinarlas al bien
común,
35
tesis que retomará después san Ambrosio.
36
El pasaje de san Lucas donde el joven rico se marcha triste porque, para
alcanzar la perfección, el Señor le pidió vender todo lo que tenía, repartirlo
entre los pobres y seguirlo, es interpretado por Clemente de una manera inte-
resante: son las pasiones del alma las que han de ser mudadas y de las que nos
debemos desprender, no tanto de las riquezas exteriores, pues antiguamente
también algunos llegaron a desprenderse de las propiedades externas, pero

y así, con arrogancia y vanidad, despreciaban al resto de la humanidad como
si hubieran hecho algo sobrehumano.
37
Por tanto, aun desprendiéndonos de


-
rico en virtud
y hace buen uso de cualquier fortuna, para lo cual debe ser pobre de espíritu, es
decir, desapegado de las pasiones y deseos desordenados.
33
Cf. Quis dives salvetur? di Clemente Alessandrino. La costruzione di una
Lateranum, vol., 80, núm. 1, 2014, p. 163.
34
Cf. , Qui dives salvetur?


35
Cf. -
Journal of European Baptist Studies, vol. 17, núm. 2, 2017, p. 40.
36
Cf. De Nabuthe 

sin pecado y que no ha corrido tras el oro, ni puesto su esperanza en los tesoros del dinero
(Sir 31,8). Para profundizar más en este punto, sugerimos al lector: Cristianesimo
e proprietà. Saggio sulle fonti antiche, Roma: Editrice Studium, 1964.
37
Cf.   , Qui dives salvetur?        



125
Una aproximación a las actitudes constructivas del bien común a partir del De Nabuthe
de Ambrosio Milán
Con esto se disipaba la duda de algunos ricos que pudieran sentirse ex-
cluidos del mensaje evangélico y de la esperanza de la salvación,
38
temas que
podrán verse acogidos por Ambrosio en los capítulos 14 y 15 del De Nabuthe.

según Mateo (5,3) a la de Lucas (6,20). Por tanto, no podemos hacer una lec-
tura romántica e ingenua ni del texto de Clemente ni del de Ambrosio, que
se apresure pronto a equivaler la categoría socioeconómica con la moral: ni
todos los pobres tienen un corazón desprendido, ni ningún rico carece de él.
Distintos textos de los Padres nos muestran que la envidia, por la cual entró
la muerte al mundo (Cf Sb 2,24), reúne en torno de sí a ricos y a pobres. Y
otro tanto ocurre con la generosidad y el desprendimiento. Por tanto, las
distintas amonestaciones que durante el texto ambrosiano se dirigen contra
los ricos hay que entenderlas como dirigidas a los avaros.
  
Basilio de Cesarea. Como apunta Agustín López Kindler, el obispo de Milán,
aunque recurre con frecuencia al padre capadocio, sin embargo, se mueve con
mucha libertad a la hora de seleccionar los elementos que le convienen, los
cuales adapta al horizonte cultural de sus lectores y a las necesidades pasto-

39
Además, apuntamos que ambos obispos tienen paralelos

episcopal sin buscarla, fueron excepcionalmente buenos administradores y
grandes pastores, ambos tuvieron serios enfrentamientos con el Imperio (Am-
brosio con Valentiniano II y Teodosio; Basilio con Valente), además de la rela-
ción que mantuvieron entre ambos.
40
Dos son las homilías de Basilio que están
especialmente presentes en el De NabutheSecundum Lucam:
‘Destruam horrea mea, et majora aedicabo’ itemque de avaritia
In divites
joven rico que no siguió a Jesús.
41

lo original en Ambrosio, hagamos una breve revisión de las principales ideas
contenidas en ellas según la división de numerales de la edición de J.-P. Mig-
ne. Homilía VII: 1. Hay dos tipos de tentaciones: las calamidades que ponen
38
Rivista di Teologia dell’Evangelizzazione,
núm. 40, 2016, pp. 453-455.
39
, Elías y el ayuno; Nabot; Tobías,
Madrid: Ciudad Nueva, 2016, pp. 23-24.
40
La carta CXCVII de Basilio (PG 32, 710A-714A), tras ser enterado de la ordenación episcopal de

41
Respectivamente, en PG 31, 261A-277C y 277C-304C, al igual que en la edición castellana
Homilías de san Basilio Magno, Madrid: Plácido Barco, 1796, pp. 87-126. Para ampliar el tema
remitimos al lector a  , F., Defensor pauperum. Los pobres en Basilio de Cesarea
(homilías VI, VII, VIII y XIVB), Madrid: BAC, 2005.
Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
126
a prueba el corazón (como Job) y la prosperidad que solicita de nosotros la
generosidad (parábola del rico insensato –Lc 12,13-21– paradigma del odio a
los hombres y de la indiferencia a los pobres). 2. Somos sólo administradores
-
nes. Los que no piensan así quieren todo para ellos –en esto se asemejan la
gula y la avaricia–, pero los que se saben administradores buscan el bien de los
demás, como lo hizo José cuando construyó graneros para su Egipto y para la
humanidad. 3. Hay que imitar a la tierra que produce frutos, no para sí, sino
-
nerosidad nos abre a los grandes bienes celestiales. Fijar los ojos en el dinero
impide ver el rostro del prójimo necesitado. 4. El pobre en ocasiones se ve en la
lamentable necesidad de ir en contra de su afecto natural y vende a algún hijo
para poder dar de comer a otros hijos que mueren de hambre, pero el rico no
ve esto ni escucha su gemido, sólo tiene ojos para el brillo del oro, en él sueña
y todo lo ve relativo al oro. 5. El rico todo lo convierte en oro: el trigo, la lana,
el vino, incluso el oro mismo, por la usura, se multiplica. Para el avaro, cuanto
más crece la fortuna, más crece el deseo de aumentarla; por el contrario, el rico
debería ser como un río caudaloso cuyas aguas se vuelvan muchos canales que

muchos bienes tienes guardados para muchos años: descansa, come, bebe y

para sí, sino en querer sólo cosas mundanas y vanas, para esto el insensato
quiere construir nuevos graneros, sin saber que los mejores graneros son las
casas de los pobres. 7. Si uno no tomara más de lo que necesita, dejando para
los otros el resto, no habría ningún rico y tampoco ningún pobre. Desnudos
nacimos y desnudos iremos al sepulcro. Avaro es el que no se contenta con las
cosas que le bastan, por lo que la acumulación de bienes hace gran daño a
los demás: el pan retenido es el que le falta al hambriento; el vestido en el ar-
cón es el que falta al desnudo; el dinero escondido es el que necesita el pobre.


Homilía VIII: 1. El joven rico (Mt 19,16-30) es digno de alabanza pues reco-
noce al Maestro y es solícito de la vida eterna, pero es digno de rechazo pues
su corazón está obcecado por la pasión de la avaricia y por eso no le sigue.
Jesús no pide grandes esfuerzos ni fatigas para conseguir la vida eterna, sólo
pide deshacerse de los bienes, cual cura que el Médico receta para conseguir
la salud, pero como esto no se realiza, entonces queda demostrado que era
falso el que hubiera cumplido el mandamiento de amar a Dios y al prójimo,
pues cuidar del prójimo consume las riquezas. 2. Las riquezas se conservan si
se distribuyen y se destruyen si se retienen. Muchos ricos no gastan en cosas

de derrochar, atesoran el resto en previsión de lo incierto y, al enterrar su oro,
127
Una aproximación a las actitudes constructivas del bien común a partir del De Nabuthe
de Ambrosio Milán
ponen en tierra también su corazón; hay ricos prestos al rezo y a la piedad con
tal de que su religiosidad no suponga la limosna al pobre. Las riquezas nos

de ellas. 4. El rico con pesar y dolor comparte algo al pobre, pero sin dolor

pobres salvaríamos de sus deudas, cuántas casas no repararíamos con uno

cierto, pues más que ninguno es necesitado, pero lo que le hace menesteroso
es su insaciable codicia: entre más tiene, más apetece, por lo que ni disfruta
ni se sirve de lo que tiene al estar afanado por tener aún más, incluso come-
te injusticias y homicidios por este motivo, como Ajab lo hizo con Nabot. 6.

no encontrará quién abogue por él ante el Juez; si no es por amor al Rey del

Las piedras preciosas no alargan la vida y por ellas se libran guerras entre los
pueblos y entre los parientes que heredan algo. Las riquezas se crearon para
el socorro de la vida y no para estimular al pecado. 8. Los que tienen familia
pretextan el cuidado de mujer e hijos para no dar limosnas, los célibes se jus-

toda su herencia a los pobres al morir, pero mientras viven lo hacen en medio
de derroches, para todos ellos ni el Señor es Maestro ni el Evangelio dirige
sus vidas. 9. Al que haya vivido derrochando para sí, Abraham le dirá como a
Epulón: recibiste tus bienes en vida. Hay que hacer nuestro propio funeral en
vida, enterrándonos a nosotros mismos, pues bella sepultura es la piedad

sólo de Cristo que se hizo pobre por nosotros, y así heredamos la vida eterna.
Sin duda temas, pasajes bíblicos citados y tesis de Basilio –que a su vez
en la Homilía VIII asumió las tesis de Clemente– serán retomados por Am-
brosio. De acuerdo con las referencias indicadas en las distintas ediciones
que he consultado del De Nabuthe, Ambrosio echa mano 30 veces de Basilio
(19 en la homilía VII y 11 en la VIII); pero, además, incluye citas textuales
o casi textuales de autores diversos: Virgilio 13 veces; Cicerón 3; Séneca 2;
Ovidio, Plinio, Terencio y Tertuliano una vez cada uno. Por supuesto, lo
más citado en el De Nabuthe es la Sagrada Escritura (122 veces), destacando
las citas de los Salmos (26 veces), del Primer libro de los Reyes, donde se
encuentra el pasaje de Nabot (19 veces), de los libros sapienciales (Sirácide
11 veces, Proverbios 10 y Qohélet 4), y de otros 52 pasajes que intercalará a
lo largo de su discurso y que van desde el Génesis hasta las epístolas pau-
linas. Se encuentran, sin duda, las referencias a Lucas (12,13-21) y a Mateo
(19,16-30), textos base de las homilías de Basilio Magno, pero también hay

De Nabuthe es una elaboración basada en la doctrina del capadocio, pero
Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
128
adaptada al contexto romano, enriquecida con la experiencia administra-
tiva de Ambrosio (por ejemplo, la tesis sobre la esencia del dinero como
circulante), aumentada con un análisis psicológico del avaro y aderezada
con la retórica propia del latino.
4. Las actitudes constructivas del bien común
Una vía para alcanzar la esencia de algo, sobre todo cuando tratamos de
una realidad compleja, es a partir de sus contrarios y de los sujetos en que se
dan.
42
Hay una idea pitagórica interesante: el bien procede de la concurrencia
integral de todos sus componentes, de ahí su unidad; el mal se da por el de-
fecto de alguno de ellos, de ahí su multiplicidad. Aristóteles asume y expone
esta tesis en su Ética,
43
y Cicerón,
44
junto con otros moralistas latinos, la lega-
rán al mundo romano. Esta idea también forma parte del análisis moral de
Ambrosio.
45
Siguiendo esa idea, podemos encontrar en la díada Ajab-Jezabel
tal como se les describe en el De Nabuthe, actitudes que destruyen la justicia,
el orden y la paz, que destruyen el bien común. Pero si vamos encontrando
los opuestos de cada una de estas actitudes podemos ir obteniendo aquéllas
que, como partes integrales, en su conjunto conformarían una disposición co-
rrecta a generar bien común.
A la gran síntesis patrística sobre el bien común, estas disposiciones se
añaden como un elemento imprescindible: el bien común, como se dijo en la
introducción, también lo conforman una serie de bienes creados: en primer
lugar, la propia naturaleza humana que, siguiendo el orden debido, encuen-
tra en la sociedad el medio de la satisfacción de sus necesidades, así como
el destinatario de sus acciones; la naturaleza es un libro donde también se
puede leer el designio de Dios.
46
El bien común también lo conforman los bienes creados del mundo:
agua, maderas, metales, frutos, animales, cereales, etc. Ellos conforman la
42
Cf. , Ética Nicomáquea

43
Cf. , Ética Nicomáquea
44
Cf. De Ociscontra ocium

Ambrosio, recomendamos la tesis: 

45
Expositio in psalmum David
De Iacob et vita beata
qui facit peccatum, servus est peccati, et quod peius est, multorum servus est: qui subiectus

46
Como el propio Ambrosio expone a lo largo de su Hexamerón.
129
Una aproximación a las actitudes constructivas del bien común a partir del De Nabuthe
de Ambrosio Milán
riqueza que ha de ser distribuida justamente entre todos los seres humanos.
Por supuesto, para que sea distribuida, se precisan una serie de actitudes,
pensamientos y obras. Al rico, desde esta perspectiva, se le presentan dos
alternativas: o ser un buen administrador de los bienes de Dios para que
lleguen a todos los hombres o ser un acumulador, un avaro, que acaparará
sólo para él la riqueza, con el daño colateral que esto supone para sí y para
la comunidad.
Pero si el bien común lo conforman una serie de bienes creados, ¿no acaso
se acentúa entonces la visión protológica (ordo creationis) en detrimento de
la escatológica (ordo salutisDe Nabuthe, así como
de otros textos patrísticos, nos conduce a ver en Cristo el alfa y el omega, el
exitus-redi-
tus del que echaron mano algunos Padres puede ayudarnos en esta inicial
aporía del bien común. Éste es, sin duda, un designio creador, y en este
sentido, el bien común nos antecede, es decir, nos hallamos ya en él. Dada

bien común no es ni con mucho una realidad plena. En este sentido el Rei-
no, que misteriosamente ya está en germen, pero aún no llega a su plenitud,

profusamente san Agustín– es el puente y el medio que hace posible el trán-
sito, es la lluvia que riega la viña, la que la hace fecunda. Dice Ambrosio,
comentando la parábola de los viñadores asesinos (Lc 20,9-16), que la viña
-
na
47

consagró no sólo la sangre de Nabot, sino la de innumerables profetas

48
La gracia de
Dios, derramada en la Cruz, es la que hace posible y eficaz el peregrinar
hacia el Bien Común, ella es a su vez un bien común recibido que nos
habilita a distribuir y compartir los bienes comunes.
47
Cf. Expositio Evangelii secundum Lucam
populus Dei vitis aeternae radice fundatus, supereminet terris, ac solum vile praetexens,

cum maturioribus brachiis quasi sarmentis secundae vitis adoleverit. Agricola quippe om-

48
Cf. Expositio Evangelii secundum Lucam 
custode: te non unius Nabuthae sanguis, sed innumerabilium prophetarum, et, quod est am-

Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
130
4.1. El orden natural como inclinación al bien común
Una primera actitud para construir el bien común es seguir un orden na-
tural en las acciones, los afectos y las prioridades. Ambrosio observa que las

que establecen un intercambio vital, por cuanto se integran en un gran gru-

(III,12); el avaro, por el contrario, excluye a sus semejantes, y excluye en ello
la posibilidad de la societas tanto para su crecimiento personal como para el
intercambio de bienes y el desarrollo de los demás.
Es tan antinatural la avaricia, que al rico
les son desconocidos los deberes que la misma naturaleza impone: ni siquie-
ra conoce el turno del sueño o disfruta del placer de la comida […] le man-
tiene en vela la avaricia, le agita el ansia vigilante de robar los bienes ajenos,
le atormenta la envidia, le molesta la espera, le perturba la infecunda esteri-
lidad de sus bienes, le excita la abundancia (VI,29).
49
En cambio, el cansancio posterior al afán constructivo del bien común,
que es natural, encuentra el reposo en el sueño y solaz en ver la obra común
construida.


-
dos somos libres. No obstante, el avaro renuncia voluntariamente a su propia
libertad,
50
generando así una asimetría con el resto de personas. Hay una triple
servidumbre del avaro: del error, de la concupiscencia y de la avaricia (XII,52).
Invierte el orden natural, al atar su voluntad a un objeto, en vez de hacer uso

añade que el objeto es usado para pecar, aún más se pierde la libertad (VI,28).


49
Cf. Quantum valet?Bulleino
dell’Istituto Storico Italiano per il Medio Evo
desideria inutilia che da avaritia conduscono a usura
ereditata poi dalla tradizione canonistica, contrassegno di uso deviato della ricchezza, di ste-
rilitas, ossia di paupertas morale e sociale opposta alla paupertas come autoprivazione che,
pauper Domini
50

no son ellos los poseedores de la riqueza, sino que su riqueza les posee a ellos, porque la
propiedad debe ser del propietario, no el propietario de la propiedad (XV,63). Esta inversión
de libertad por esclavitud, y de posesor por poseído también se encuentra en , Vita
Beatadivitiae meae sunt, tu divitiarum es
131
Una aproximación a las actitudes constructivas del bien común a partir del De Nabuthe
de Ambrosio Milán
es motor de la compasión, por eso es bienaventurado el que se compadece del


Los avaros gustan de cadenas con tal que sean de oro, de heridas, con tal que
-

supervivencia y no se causa innecesariamente un mal a sí mismo y, mucho me-
nos, a los demás. El desorden antinatural del avaro es introducido, a través de
él, también en vidas inocentes. Es paradigmático el caso relatado por Ambrosio
del pobre encarcelado porque faltó vino en casa de su patrón y cuando llega a
casa ve que todo ha sido saqueado, suponemos que, para restituir la presunta
deuda. Este pobre se ve en la necesidad de vender a un hijo para dar de comer
a los otros, por eso se le deja en situación de ir en contra del sentimiento natural
de la piedad paterna. El pobre se atormenta pensando a qué hijo venderá, sa-
biendo que no tiene otra elección. Elegir, que naturalmente supone el despliegue

51
Por
tanto, nuestras acciones pueden poner al indefenso en una situación gravísima,

por el bien común no despoja a nadie de esta dimensión natural.
Además, alguien que trabaja por el bien común capta con realismo la esen-
circulante.
También la naturaleza del dinero ha de ser procurada. La ociosidad de la ri-
queza es igualmente antinatural: los pobres no tienen recursos, pero los ava-
ros ni los utilizan para sí mismos ni permiten que otros lo hagan.
52
Extraen


dinero, Ambrosio recurre a una útil metáfora:
un pozo, si no sacas agua de él, se contamina fácilmente por culpa del estan-
camiento ocioso (ineri otio) y la degradante inmovilidad, mientras que, si es
utilizado, el agua se mantiene nítida y es agradable de beber. Así también
la abundancia de riquezas, polvorientas mientras se acumulan, resplandece
cuando se utilizan (speciosus est usu), pero se las tiene por inservibles cuando
no se las emplea (XII,52).
51


52
Dejan de comer bien y por días enteros por el temor de que sus comidas supongan pérdidas a


echan mano de la riqueza injustamente arrebatada al pobre, con lo cual es aún más grave su


Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
132
4.2. La apertura y sensibilidad hacia el prójimo: prolegómenos
del bien común
Con todo, el orden natural se ve oscurecido por los hábitos personales y
sociales. Pareciera que una de las formas idóneas para volver a escuchar la
propia naturaleza supone escuchar al prójimo, verlo, tocarlo. Es en el prójimo
donde recuperamos la visión, la audición y el tacto. La avaricia, por el contra-
rio, vuelve sordo al avaro, y por eso no escucha los lamentos del pobre (V,25),

cuando te dice: yo te daré
Por tanto, hay una oposición entre dos voces: la del pobre y la de la avaricia;
la primera nos descentra, nos invita a salir de nosotros mismos y a socorrer una
necesidad; la segunda nos promete cumplir nuestro deseo con tal de sólo escu-
char su voz. Quien escucha la Escritura también escucha al prójimo y lo atiende:

pobre y la voz de la Escritura haya una sintonía y mutua resonancia.
Ambrosio encontrará el modelo de rico generoso en Job (XIII,57). Es inte-
resante observar las palabras que apelan a la sensibilidad en el pasaje citado
en el De Nabuthe: clamaba, y al huérfano que no
tenía valedor. La bendición del moribundo subía hacia mí, el corazón de la
viuda yo alegraba. Me había puesto la justicia, y ella me revestía, como manto
y turbante, mi derecho. Era yo los ojos del ciego y del cojo los pies. Era el padre

La visión de los avaros está vuelta sobre sí, no los abre a la exterioridad,



así la proximidad y, por ende, impidiendo el hecho mismo de la socialidad. Ya
que quiere vivir solo en la tierra, el avaro extiende cada vez más su propiedad,

límite terminaría en soledad (I,2). En otro pasaje Ambrosio matiza lo ante-
rior con un dato interesante: los avaros no son necesariamente solitarios, sino

vuestros amplios atrios, que más bien deberían entristeceros porque, mientras

avaro no quiere ser incomodada con las llagas del enfermo, ni irritada por la
presencia del mendigo, por eso evita a los pobres.

Me has hallado, enemigo mío-
133
Una aproximación a las actitudes constructivas del bien común a partir del De Nabuthe
de Ambrosio Milán


como en el retrato de Dorian Gray. Esta antítesis es digna de señalarse: el
avaro no quiere ver, pero eso no implica que el profeta de Dios le vea y
le encuentre; considera que su maquinación ha quedado oculta, pero sus
obras lo delatan y lo hacen visible a todos. En efecto, el dinero gastado en

sin embargo, no lo hizo. La avaricia pretende ser invisible, pero sus efectos
colaterales la exhiben. El ápice de lo anterior es el hecho de que la avaricia
acarrea injusticia, destrucción, muerte. No en balde los paganos, comenta
dis
como al rico, pues éste, cuando es presa de la avaricia, no produce otra cosa
que muerte. Por tanto, la carne que no se tocó y la voz que no se escuchó
terminan siendo la del cuerpo impunemente asesinado, pero visible a todos.
La muerte es el testigo último de la avaricia.
Por oposición a lo anterior decantemos la enseñanza. El bien común se
construye con actitudes de apertura y responsabilidad hacia la exterioridad
que interpela nuestra subjetividad. ‘Ver’, ‘escuchar’ y ‘tocar’ pueden pare-
cer verbos poco activos respecto a la construcción de condiciones de una
vida digna para todos y, sin embargo, sin ese comienzo sensible es casi im-
posible dicha construcción. La búsqueda del bien común, aunque proviene
de un orden natural, se inaugura tras la conciencia de la común-unidad de
la humanidad que nos hermana, la cual se nos ofrece a través de una sensi-
bilidad investida por la gracia.
4.3. El amor benevolente, disposición afectiva al bien común
Es clásica la división del amor humano en benevolente y concupiscente,
el primero quiere el bien para los demás, el segundo desea para sí el bien. La
doctrina clásica expone que, tras el pecado original, las facultades humanas
que antes se relacionaban recta y ordenadamente hacia los bienes transito-
rios, sufrieron un desorden tal que después los desearon de manera incorrec-
ta. Este deseo recibe el nombre de concupiscencia. Este deseo desordenado,
en especial el referido a los bienes ajenos, es tal vez uno de los temas más
analizados por Ambrosio en el De Nabuthe.
El alma del avaro arde en deseos por la propiedad ajena (I,1), por eso Ajab, en
una tentativa por convencer a Nabot, le ofrece dinero a cambio de la viña, porque

más aún, su deseo era usar la viña para poner allí un huerto de legumbres, con
Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
134
lo cual queda claro que el objetivo de la apropiación no era poseer algo útil, no
era usufructuar aún más la tierra, sino privar y excluir de ella a los demás (III,11).

El pobre –en concreto, el pobre de espíritu según la hermenéutica de Clemen-


era de la opinión de que le faltaba algo, porque su pobre vecino poseía una



objeto de la concupiscencia del avaro, el bien, considera él, ha de ser sólo para
sí mismo. El drama relatado por Ambrosio parece provenir de un silogismo
práctico: deseo todo para mí; tú posees un bien; por tanto, lo usurparé. Sin

que, al ensanchar la propiedad, enseguida se vuelven los ojos hacia otro tú
que nuevamente es mirado como obstáculo para la propia satisfacción del de-

no aceleres el robo, ojalá no extorsiones lo que has deseado, ojalá no busques

La lujuria y la gula conocen, al menos, un límite natural: el cansancio cor-
póreo. La avaricia es insaciable, no soporta estar quieta, se agita de continuo
(VI,30), toma posesión de la propiedad ajena arrebatada injustamente (XI,47),

suyo, como si fuera cosa de poco valor, y desea lo ajeno, como algo preciosísi-

alegres. La tristeza de Ajab es emblemática: se lamenta de su propia pobreza
(II,5), es decir, le duele lo que aún le falta, sufre por no conseguir la viña vecina.
parece pobre de riquezas, [Ajab] lo es en su corazón. Un alma rica
no conoce la indigencia, la riqueza en abundancia no es capaz de satisfacer

reverso: llanto,
53
lamento,
54
deseo inagotable,
55
desgracia,
56
cólera,
57
indigna-
53

54
Había un avaro que cuando se le preparaba un huevo, lamentaba que hubiera sido matado
un futuro pollo (IV,18); se lamentaba por la pérdida de un futuro posible y no se alegraba por
el presente real.
55


56
¿Qué haré? –se pregunta el rico insensato de la parábola– no tengo dónde almacenar mis cosechas.


57


135
Una aproximación a las actitudes constructivas del bien común a partir del De Nabuthe
de Ambrosio Milán
ción,
58
ofensa.
59
Los extremos se tocan: la concupiscencia es esencialmente
  
por sus ambiciones, ni pobre en deseos. Y así une al mismo tiempo dos cosas
irreconciliables, de manera que en él crece la ambición del rico y no abandona

El pobre de espíritu ejerce un magisterio existencial: no desea lo que no es
suyo y lo suyo, no lo desea desordenadamente. Dicha pobreza, al estribar en
un desprendimiento de los bienes transitorios, recupera la mirada correcta
hacia las cosas, su vida se posiciona en un horizonte de eternidad. Todo él es
cabe Dios. El pobre no abandona su heredad, es prudente, no cambia su cam-
po por placeres, juegos o banalidades (III,13). Y, ¿cuál es la heredad del pobre

pues cuanto más tiene, más desea, siempre es indigente (II,4), los pobres de
espíritu están alegres y viven dichosos, son verdaderamente ricos.
60
Y como
lo son, saben compartir, son benevolentes, dan al otro sin importar cuánto
dejan para sí. El ejemplo que ahora propone Ambrosio es el profeta Eliseo,
pues siendo pobre, dejó sus bueyes, los inmoló, los repartió entre su pueblo
y siguió al profeta Elías (II,7). Estos cuatro atributos delinean lo que para
Ambrosio es el amor de benevolencia, opuesto al de concupiscencia: dejar los
bienes materiales, es decir, no estar atados a ellos; inmolarlos, pues se recono-
ce a Dios como autor de todo bien y destino último de todo; repartirlos entre la
gente, pues se concibe que los bienes son tales cuando remedian la necesidad
del prójimo; seguir la voz de Dios.
4.4. Comunicar los bienes: el afán por construir el bien común
Como hemos visto, el bien común precisa el reconocimiento de un orden
natural que nos inclina a vivir en sociedad y a buscar las condiciones de una
vida digna para todos nuestros semejantes, implica una sensibilidad especial
para percibir la necesidad ajena, supone también un amor benevolente hacia
los demás y ordenado hacia las cosas. Estas disposiciones afectivas abonan el
terreno para la praxis.

para todos, el rico entonces es una suerte
58


59


60

Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
136
de administrador providente, de ejecutor de esa voluntad divina que quiere
que todos sus hijos coman. ¿Hasta qué punto son parecidas y a la vez dife-

las manos del rico, investidas por la gracia, son las manos visibles de la Pro-
videncia –mano invisible
61
O bien, ¿Ambrosio declararía sin sentido la con-
versión del avaro ya que Dios buscará, de manera misteriosa e invisible para




devuelves de lo suyo; porque tú sólo usurpas lo que es común, lo que ha sido
dado para uso de todos […]. Por tanto, devuelves aquello que debes, no das




ser bienestar para todos (omnium debet esse fertilitas-
ble antítesis entre José, que abre los graneros de Egipto a los pobres no sólo
de su país sino de otras latitudes, y el rico insensato que pretende agrandar
sus graneros para almacenar aún más cosechas y entregarse a los placeres.
En este caso se trata de dos hombres ricos, pero el primero con sus acciones
humanitatis praedicatio), de la que todos


Ambrosio no fue un autor esquivo y ambiguo, sus pronunciamientos
habes fecundidatem publicam
   -


-
-
61
Cf. , A., The Theory of Moral Sentiments   


though the sole end which they propose from the labours of all the thousands whom they

the produce of all their improvements. They are led by an invisible hand to make nearly the
same distribution of the necessaries of life, which would have been made, had the earth been
divided into equal portions among all its inhabitants, and thus without intending it, without

species. When Providence divided the earth among a few lordly masters, it neither forgot nor

137
Una aproximación a las actitudes constructivas del bien común a partir del De Nabuthe
de Ambrosio Milán

común es un robo.
62



si lo distribuyeras a otros. En efecto, los frutos de las buenas obras vuelven a
los mismos que las han realizado y la gracia de la generosidad revierte a su
-

Indudablemente hay una doble lectura de los pasajes anteriores. La pri-
mera es estrictamente económica, pues el generoso dispersa la riqueza y
-
laterales que esto tiene en una sociedad: satisfacción subjetiva por ganar el
pan con el propio trabajo; preservación del ciclo de comercio; acceso a los
bienes fundamentales y a los servicios básicos, etc. Por eso la ambición del
-
ciación de los alimentos. En efecto, una abundante cosecha es un bien para

de precios terminará impidiendo que su grano se compre, con lo que la pre-
sunta utilidad acabará siendo inexistente para él, por eso dice la Escritura:

maldición para todos: para el que no podrá comprar alimento ni trabajar y
para aquel cuyo alimento será comido por la polilla. Esta es una cuestión de

63
La segunda lectura, complementaria con la anterior, es de tipo espiritual:
de Dios es todo cuanto existe, incluidas las riquezas del rico. La Escritura dice

64
¿Quién
da
sentido, el ser humano, más que ser capaz de un don, es capaz de una devo-
lución
los dones al Señor Dios vuestro. Devolvedlos en los pobres (Reddite Domino
Deo vestro munera. Reddite in paupere
dado mucho inmerecidamente); Dios es el acreedor; los pobres son quienes
62
Los ricos se alimentan más bien el pan ajeno que el suyo, porque viven del robo (IV,15).
63
Cf. L’Argent

Mais ce que je veux dire aujourd’hui, c’est que c’est vraiment une question de droit commun.

64

Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
138
tienen derecho a cobrar la deuda en nombre de Dios, son sus lugartenientes.
65
El rédito espiritual se vuelve justicia social.
De ahí que el avaro peque gravemente contra Dios acaparando para sí la

granos […] en el corazón de los pobres, donde ninguna polilla les corroe y

pobres, las casas de las viudas, las bocas de los huérfanos. Por eso, continúa
-
zamiento, cuando se trata de salvar a otro; puede ocurrir que, mientras tú lo

-

66

-

voy a encerrar tras los cerrojos de unas puertas el trigo con el que Dios ha

digno intermediario de la Providencia.
Esta comunicación y comunidad de bienes, sin duda, nos recuerda el fa-
moso pasaje de los Hechos de los Apóstoles donde se describe a la primera co-

El propio Ambrosio, en su libro sobre Tobías tiene presente ese ethos propio de
-
tereses a tu hermano’, esto es: ¿exiges intereses a aquél con quien debes tener
todo en común (habere debes omnia communia
67
No obstante, Ambrosio nace
en una época postconstantiniana, cuando ya no se pueden mantener todas
las costumbres de la primitiva iglesia; por eso tal vez apela más al discerni-
miento individual sobre el destino común de los bienes
68
que a la mediación
de una comunidad que tenga la tarea de la distribución. Para Ambrosio, Dios,
65
deudor tuyo a Dios Padre quien, por el servicio que has prestado en ayuda del
pobre, te paga un interés como todo deudor de un buen acreedor
hace un préstamodeudor a aquel a quien teméis

66

67
, Tobías, XIV, 48, traducción de Agustín López Kindler, Madrid: Ciudad
Nueva, 2016, p. 187.
68

uso de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos
en forma equitativa bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad. Sean las que
sean las formas de la propiedad, adaptadas a las instituciones legítimas de los pueblos según
las circunstancias diversas y variables, jamás debe perderse de vista este destino universal de
los bienes. Por tanto, el hombre, al usarlos, no debe tener las cosas exteriores que legítima-
mente posee como exclusivamente suyas, sino también como comunes, en el sentido de que

139
Una aproximación a las actitudes constructivas del bien común a partir del De Nabuthe
de Ambrosio Milán
qui quo plus alicui contulerit, eo
plus exigit ab eo) (XVI,69), y esta exigencia se escucha en el foro de la conciencia
(X,45; XII,50; XII,51). La tarea prudencial de distribuir-

y en el fondo injusta– pudo ser comunitaria dadas las condiciones de la época
   
una tarea de discernimiento personal. En resumen, el destino universal de los
bienes es una tarea cotidiana, un afán permanente en quien quiere construir el
bien común. Lo que externamente parece generosidad encierra un profundo
misterio de justicia divina distributiva mediada por los humanos.
Conclusión: el bien común como conversión


perspectiva y forma de mirar la realidad; por supuesto, este cambio implica
una transformación de las actitudes y una praxis distinta. En hebreo se dice
“תבָ ְ teshuvá, retorno) pues hace énfasis en una vuelta al origen, a la posi-
ción primigenia incorrupta. Por su parte, el término latino conversio denota el
giro, la vuelta que hay que efectuar en un recipiente para que vierta su líquido

riqueza de los términos anteriores, digamos que el griego enfatizó el cambio
intelectual; el hebreo, el cambio en el actuar; el latín, el cambio actitudinal.
Una profunda y verdadera conversión implica esos tres acentos.
Ambrosio concluyó el De Nabuthe pidiendo a los avaros una conversión.
Como en una terapia de shock, el milanés los enfrenta a la muerte,
69
y no una


no desees la propiedad vecina. No habite contigo Jezabel, la avaricia feroz



Pero, ¿cuál es esa perspectiva, actitud y puesta en práctica que pone en su
justo lugar las riquezas, la altísima dignidad del prójimo y a Dios como prin-
-
cia trastocó: naturaleza, sensibilidad, afectividad y acción. Es verdad que el
69


Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
140
         
pero también es verdad que es el comienzo, es el punto de partida, es lo

en perspectiva de bien común equivale a conversión.
El libro De Nabuthe es un itinerario de esta conversión a la cual todos esta-
mos llamados para desterrar la avaricia, que no es otra cosa sino la antítesis
misma del bien común:
70
pues se opone a lo común (quiere todo para sí)
71
y es
contraria al bien (es infecunda y estéril).
72
La primera carta a Timoteo contie-
ne esta petición de Pablo, que hacemos nuestra como epílogo de todo lo que
aquí se ha escrito:
A los ricos de este mundo recomiéndales que no sean altaneros ni pongan
su esperanza en lo inseguro de las riquezas sino en Dios, que nos provee es-

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          

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Bibliografía
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niane, 2015; y La vigna di Nabot, Milán: Fondazione Sacro Cuore, 2018.
Commentarius in Cantica canticorum (PL 15).
70
Aunque Ambrosio no lo citó en su tratado, es importante ver la sintonía con el pasaje de

para caer sobre vosotros. Vuestra riqueza está podrida y vuestros vestidos están apolillados;
vuestro oro y vuestra plata están tomados de herrumbre y su herrumbre será testimonio
contra vosotros y devorará vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado riquezas en estos
días que son los últimos. Mirad; el salario que no habéis pagado a los obreros que segaron
vuestros campos está gritando; y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor
de los ejércitos. Habéis vivido sobre la tierra regaladamente y os habéis entregado a los pla-
ceres; habéis hartado vuestros corazones en el día de la matanza. Condenasteis y matasteis al

71
De Abraham
72
Commentarius in Cantica canticorum   
bonorum operum, contraria ergo speciositati sterilitas; quoniam qui privatur specie vel

141
Una aproximación a las actitudes constructivas del bien común a partir del De Nabuthe
de Ambrosio Milán
De Abraham (PL 14).
De de (PL 16).
De Iacob et vita beata (PL 14).
De Isaac et Anima (PL 14).
Epistulae (PL 16).
Expositio Evangelii secundum Lucam (PL 15).
Expositio in psalmum David CXVIII (PL 15).
Sermo contra Auxentium de basilicis tradendis (Ep. 75a) (PL 16).
Ética Nicomáquea, México: UNAM, 1983.
Homilías, Madrid: Plácido Barco, 1796 y en especial homilía VII
(PG 31, 261A-277C) y VIII (277C-304C).
       Rivista di Teologia
dell’Evangelizzazione, núm. 40, 2016.
, Qui dives salvetur? (PG 9).
Ager Veleias, vol. 2, núm. 2, 2007.

Journal of European Baptist Studies,
vol. 17, núm. 2, 2017.
 E., Ambrosius von Mailand. Leben und Werk-
hammer, 2004.
Christian economic ethics. History and implications, Minneapolis: Fortress
Press,

.
, Sermón XIII: Contra avaritiam Judae et pro pauperibus (PL 20).
, Libros morales 1 y 2, Madrid: Editorial Ciudad Nueva, 1998.


 J. H. W. G., Ambrose and John Chrysostom. Clerics between Desert and
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 J. H. W. G. & Ambrose of Milan.
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, Elías y el ayuno; Na-
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Quis dives salvetur? di Clemente Alessandrino. La costru-
Lateranum, vol. 80, núm. 1, 2014.
Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
142

Recherches augustiniennes, vol. 23, núm. 1, 1988.


  The Early History of Greed. The Sin of Avarice in Early Medieval
Thought and Literature, Cambridge, Cambridge University Press, 2004.
Cristianesimo e proprietà. Saggio sulle fonti antiche, Roma: Editrice Stu-
dium, 1964.
, De Nabuthae historia, Bari:
Cacucci Editore, 2012.
Vita sancti Ambrosii (PL 14).
L’Argent, Paris: Éditions des Équateurs, 2008.
, Las cartas de San Ignacio de Antioquía y de San Policarpo de Esmirna, Des-
clée De Brouwer, Buenos Aires, 1945 y Epistola ad Philippenses (PG 5).
Theology Today,
vol. 55, núm. 1, 1998.
 , F., Defensor pauperum. Los pobres en Basilio de Cesarea (homilías VI,
VII, VIII y XIVB), Madrid: BAC, 2005.
, L., Economia e società nell’Italia Annonaria. Rapporti fra agricoltura e com-
mercio dal IV al VI secolo d. C.
, A., The Theory of Moral Sentiments, Indianapolis: Liberty Fund, 2009.
Quantum valet?
Bulleino dell’Istituto Storico Italiano per il Medio Evo, núm. 98, Roma, 1992.
, Suma de teología, Madrid: BAC, 2002.
Ambrose of Milanen The Rhetoric of Free Speech in Late An-
tiquity and the Early Middle Ages, Cambridge: Cambridge University Press, 2019.
 D. H., Ambrose of Milan and the End of the Arian-Nicene Conicts, New
York: Oxford University Press, 2002.

en Historia, vol. 67, núm. 3, 2018.
, Tractatus XI: De avaritia (PL 11).
Normas editoriales
Presentación de originales
• Los textos, originales e inéditos, deberán ser relativos a los temas que
sugieren el título y subtítulo de la revista y que se explicitan en la Informa-
ción general (Cobertura temática). Para optar a su publicación es preceptivo
atenerse a las siguientes normas:
1. La extensión máxima, incluidos los espacios, será de 70.000 caracteres
para los Artículos y de 45.000 para las Notas. Esta norma general es suscep-
tible de excepciones, cuando se trate de trabajos cuya unidad temática lo re-
quiera. Asimismo, los trabajos que, por el mismo motivo, excedan el doble de
la extensión aquí indicada, podrán ser publicados en dos números sucesivos.
2. El Título de los trabajos ha de constar en el idioma original y en inglés.
Los artículos irán precedidos de un resumen, entre 500 y 1000 caracteres,
seguido de 5 a 7 palabras clave (o expresiones muy breves); uno y otras —el
resumen y las palabras o expresiones clave—, también en los dos idiomas.
3. Los trabajos se redactarán en formato Word (.doc o .docx), con las si-
guientes características:
Tipo de letra: Palatino Linotype
Tamaño de letra: 11
Márgenes: 3 cm laterales y 2.5 superior e inferior
Espacio interlineal: Sencillo
4. Las citas y referencias deberán redactarse en el orden y con el formato
siguientes: (s) e inicial(es) de nombre(s), título de la obra 
revista y volumen (si es el caso), ciudad de publicación, editorial, año y pági-

, J., Metafísica de la persona, Barcelona: Balmes, 2008, p. 159.

Revista Española de Filosofía Medieval, 
J.-P., L’être et le néant, Paris: Gallimard, 1976, pp. 11-30.
Tras la primera cita de una obra, en las siguientes podrán utilizarse (no es
preceptivo) las abreviaturas comunes en los trabajos de investigación.
Cuando se trate de autores clásicos, las obras se citarán según las normas
y costumbres habituales entre los especialistas.


• Normas para el envío de originales:
Para someter el original al procedimiento de arbitraje de la revista, se envia-
rá un documento en Word, con el trabajo correspondiente, además de propor-

1. Con objeto de preservar el carácter anónimo de las colaboraciones y
posibilitar el arbitraje ciego, los trabajos se enviarán a través del Sitio Web
del OJS (Open Journal System) de Metafísica y Persona:


Además del texto completo, con las notas correspondientes a pie de página,

Para que el texto pueda someterse al arbitraje ciego, según se describe en
el Procedimiento de evaluación, no constará en él ni el nombre del autor ni

2. Al registrarse en la Web del OJS como autor, con objeto de enviar una
colaboración, será preciso rellenar un formulario, en el que se incluyen los da-

remitidos a la revista. Como se ha indicado, ninguno de esos datos personales

Procedimiento de evaluación
La selección de los artículos y notas para Metafísica y Persona se rige por el
siguiente sistema de evaluación.
1. Arbitraje. Todos los trabajos serán evaluados y dictaminados por dos
académicos del máximo nivel y especialistas en el tema sobre el que versa el
artículo o la nota. Los árbitros siempre serán ajenos al Consejo Directivo y al
Consejo de Redacción.
Se tratará de un arbitraje doble-ciego. Los artículos han de recibir dos dic-
támenes favorables. En el caso de las notas, un solo dictamen favorable hará
posible su publicación, y uno solo en contra podrá impedirla.
Con independencia de cuál sea el dictamen, las opiniones de los árbitros
y sus observaciones o sugerencias se comunicarán al autor a través del sitio
Web del OJS de la revista.
— En caso de que se considere publicable, pero el dictamen incluya su-
gerencias, el autor será libre de tomarlas o no en cuenta e incorporarlas al
trabajo, siempre dentro del plazo previsto.
— Si la publicación está condicionada a ciertas mejoras, la aceptación de-

propuesta de los dictaminadores.
— Cuando el dictamen rechace la publicación, el autor tiene plena libertad
para asumir las correcciones, elaborarlas, incorporarlas al texto y volver a
presentarlo para su publicación en un número posterior de Metafísica y Per-
sona, que en su momento se someterá, como cualquier otra publicación, a
nuevo arbitraje.
2. Autoría. Una vez editados sus escritos, los autores podrán utilizarlos y
Metafísica y
persona como el lugar en que inicialmente se publicaron.
3. Certicación y envío de ejemplares. Los autores cuyos trabajos sean pu-
blicados recibirán por correo postal dos ejemplares de la revista en que el


trabajo ha sido aceptado para su publicación por la revista y que será publi-
cado en su momento.
Suscripciones
La suscripción a la Revista es anual y comprende dos números. Existen
cuatro tipos de suscripción, cada una con sus propias características:
Suscripción a la versión digital.- Para recibir por correo electrónico nuestra
publicación, así como también las noticias relevantes sobre la Revista, es ne-
cesario enviar un correo electrónico a contacto@metyper.com, añadiendo los

Suscripción a la versión física.- La suscripción anual a la versión física
de la Revista tiene un costo de $62.00 USD, más gastos de envío. Para recibir-
-

institucional, correo electrónico y dirección completa a la que se enviarán
los ejemplares. Una vez recibida esta información, la Revista hará llegar al
interesado los datos necesarios para realizar el pago y este, una vez hecho
efectivo dicho pago, enviará una copia escaneada del recibo al mismo correo.
Intercambio de publicaciones.- Para solicitar el intercambio de publica-
ciones, es necesario enviar un correo electrónico con todos los datos de la

Adquisición de números individuales.- Para solicitar un número es-
pecífico en su versión física, contactar con la Revista en la dirección:
metafisicaypersona@upaep.mx.