Metafísica y persona. Filosofía, conocimiento y vida
Año 12, Núm. 24, Julio-Diciembre, 2020, ISSN: 2007-9699
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En uno de sus textos escribió:
Roma es amor, pero un amor que difícilmente puede llegar a la mística, que
difícilmente llega a un amor intelectual, que fácilmente se expande y aun se
esconde: un amor que se puede, paradójicamente, ocultar. Tal sucede con
la vida y con la muerte en Roma. Es una ciudad eminentemente vital, si tal
palabra sonara a propósito de Roma; no es vital: está terriblemente viva, de-
voradora. Pero allí está también la muerte, inevitablemente, están todavía el
Circo y los lugares del martirio; están, sobre todo, las catacumbas, la Roma
que hay que visitar, donde cristianos, paganos y hebreos se confunden, ha-
cen lo posible por distinguirse.
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trar su patria prenatal en Cuba, el regreso a Europa, y sobre todo a Roma,
de la plaza de España, mirando la casa donde habían vivido John Keats y
Percy B. Shelly, sus poetas románticos favoritos.
Esa extraña relación que entabló nuestra pensadora con la ciudad de Roma,
así como las obras que vieron luz en esa ciudad, ha sido reconstruida por Ele-
na Trapanese en su libro Sueños, tiempos y destiempos. El exilio romano de María
Zambrano (2018), publicado por la Universidad Autónoma de Madrid. A través
del estudio de artículos y revistas de la época, de apuntes, notas, manuscritos y,
sobre todo, epistolarios, Elena Trapanese nos ofrece detalles muy precisos sobre
la vida de Zambrano en Roma, así como del ambiente intelectual de la época. El
libro está muy bien documentado, y nos ayuda a entender las razones de Zam-
brano para su regreso a Europa, de por qué elije la capital italiana, además de la
decisión de abandonarla después.
Sueños, tiempos y destiempos. El exilio romano de María Zambrano, además,
nos deja ver las dotes literarias de su autora porque, sobre todo, la primera
parte, tiene un tono muy narrativo. Nos recuerda un poco a Delirio y Destino
de la propia Zambrano, pues la escritura de Elena Trapanese nos conduce
leyendo una novela. Si la vida está marcada por personas y lugares, la vida de
María Zambrano en Roma sería difícil de entender sin la presencia de Elena
Croce, quien le abrió las puertas del mundo cultural e intelectual de la Roma
de la época. En esa ciudad, Zambrano conoció y reencontró a numerosos in-
telectuales y artistas españoles, como Diego de Mesa, Jorge Guillén, Ramón
Gaya, Jaime Gil de Biedma, así como a Carlos Barral, Juan Bosch, entre otros.
Pero no sólo a ellos, pues en Roma pronto entró en contacto con los personajes
que le daban vida al ambiente intelectual de la época. De hecho, durante su es-
tancia en Roma entró en contacto con escritores y políticos latinoamericanos.