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Metafísica y política del amor intelectual a Dios en la Ética de Spinoza
Por la misma vía, sin embargo, Spinoza llega a conclusiones diametralmente
distintas a las de Descartes en más de un punto central de su pensamiento, lo
cual nos enfrenta a una paradoja, como intentaremos mostrar a continuación.
del siglo XVII a la tradición silogística de la Edad Media, cuyos excesos habían
desdibujado la utilidad de la lógica. Descartes consideraba que el silogismo y
la mayor parte de las demás instrucciones escolásticas “sirven más bien para
explicar a otros las cosas que se saben o incluso, dice, para hablar sin juicio de
las que se ignora, más que para aprenderlas”.
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Descartes logra, dice Jean-Paul
Margot, “lo que ni Aristóteles ni la Escolástica hubieran podido concebir, a saber,
la completa sumisión de la física a la jurisdicción matemática, y la reducción de
todas las ciencias a la matemática universal, es decir al orden y a la medida”.
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Se
pensamiento a la realidad, para fundar la realidad misma como objeto de cono-
sentido se habla de “invención”. No sorprende, por lo tanto, la acusación de que
el método matemático planteara, en última instancia, una petición de principio.
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Jean-Paul Margot dice: “La discusión del método geométrico aparece encarada en las Reglas
para la dirección del espíritu desde una decisiva oposición entre ‘los conocimientos tan sólo
probables de los escolásticos (omnes probabiles tantum cognitiones)’, y el conocimiento cierto e
indudable. Contra ‘las máquinas de guerra de los silogismos probables de los escolásticos, tan
la verdad, no deben ocuparse de ningún objeto del que no pueden tener una certeza igual a la
de las demostraciones aritméticas o geométricas”. “A propósito del more geomé-
trico en Descartes y Spinoza”, en Praxis losóca, núm. 29, julio-diciembre, Cali, 2009, p. 3.
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Ferrater Mora explica que la expresión “círculo cartesiano” para referirse a la petición de princi-
pio en lo que respecta a Descartes, se remite al razonamiento falaz en el que estaría incurriendo
Descartes en sus Meditaciones metafísicas-
mado de la cosa investigada requiere la prueba extraída de la cosa investigada”. La objeción más
famosa se encuentra en las Instancias de Gassendi: “Usted admite que una idea clara y distinta
por otra parte, usted admite que Dios existe, que es creador y veraz porque tiene de él una idea
clara. El círculo es evidente”. La crítica de Arnauld al círculo cartesiano puede encontrarse en las
Cuartas Objeciones de las Meditaciones metafísicas de Descartes, así como la respuesta que Descartes
da a tal objeción. En breves palabras, Arnauld dice que es Dios quien, para Descartes, garantiza
la verdad de las ideas claras y distintas y a la vez es la clara y distinta percepción de la idea de
Dios la que nos asegura su existencia, sobre la base de la cual garantizamos la veracidad de todas
las ideas claras y distintas, incluida la idea de Dios. En el fondo, el llamado círculo cartesiano es
la existencia de Dios, propuesta por Anselmo de Canterbury y considerada también falaz por un
Diccionario de losofía
En su comentario a las Meditaciones, Arnauld escribe: “La primera razón que nuestro autor da
para demostrar la existencia de Dios, empresa que acomete en su tercera meditación, contiene
yo, poseyendo una idea tal, sólo de Dios puedo proceder. En cuanto a la primera parte, sólo
hay una cosa que no puedo aprobar, a saber: que, habiendo sostenido el señor Descartes que,