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MHNH, 21 (2021-2022) 7-36
ISSN: 1578-4517
Una inscripción profiláctica contra el granizo (ae 1939, 136):
análisis lingüístico y nuevas lecturas
Gonzalo Fontana Elboj
Universidad de Zaragoza
gonzalfontana@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-0350-2968
Diego Meseguer González
Universidad de Zaragoza
diegoynh@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-7016-0400

Resumen

El propósito del presente trabajo no es sino el de releer y editar una compleja inscripción tardoantigua (AE 1939, 136) procedente de Furnos Maius (prov. romana Africa Proconsularis). Destinada a proteger del granizo los campos de cultivo, su texto incorpora elementos autóctonos, romanos y cristianos, muchos de los cuales no habían sido documentados hasta la fecha. Así, entre otras nuevas lecturas, la inscripción ofrece una buena cantidad de microtoponimia de carácter local no detectada hasta ahora.

Palabras Clave: epigrafía, Furnos Maius, Audollent, granizo, nuevas lecturas.

Prophylactic inscription against hail (AE 1939, 136): linguistic analysis and new readings

Abstract

The aim of this work is to reinterpret and to edit a complex inscription (AE 1939, 136) from Furnos Maius (Roman province of Africa Proconsularis). Intended to protect the fields from hail, its text incorporates a blend of indigenous, Roman and Christian elements, many of which have not been documented until now. Thus, among other new readings, the inscription unveils a significant amount of previously undiscovered local microtoponymy.

Palabras Clave: epigraphy, Furnos Maius, Audollent, hail, new readings.

I. Introducción

Hallada en 1923 en Furnos Maius, antigua sede episcopal de la provincia romana del Africa Proconsularis (actual Aïn Fourna; Túnez) 1, la inscripción objeto de nuestro estudio 2 ha recibido hasta el momento un interés historiográfico más bien limitado 3. La razón de este relativo silencio crítico no se debe a una falta de interés de la pieza, sino a las dificultades que conlleva desentrañar el sentido de un texto que, como es habitual en las inscripciones mágico-religiosas tardías, está compuesto en un latín oscuro y de compleja interpretación 4. De ahí la necesidad de someter el epígrafe a un análisis pormenorizado que permita sistematizar sus características lingüísticas; y, a partir de ello, establecer —con las inevitables incertidumbres y cautelas— una lectura más completa y mejor fundamentada que las precedentes.

Dejando a un lado las noticias transmitidas por la meritoria edición de A. Audollent (1951: 45-76) —que, ante la imposibilidad de una autopsia directa 5, ha sido la única fuente a la que hemos tenido acceso para estudiar la pieza—, la información más amplia sobre esta inscripción son las escuetas notas, meramente descriptivas, que fueron publicadas hace ya más de ochenta años en el Année Epigraphique:

Aïn-Fourna. Double inscription prophylactique contre la grêle, gravée sur les deux faces d’une grande croix de plomb. Les deux textes ne sont pas la transcription pure et simple l’un de l’autre, mais leur ressemblance est frappante. (AE 1939: 44)

De hecho, fue precisamente esta “frappante ressemblance” entre ambos textos lo que permitió que Audollent llevara a cabo su edición del epígrafe. Sin embargo, como veremos, dejó sin resolver amplias secciones de la inscripción, circunstancia que nos ha invitado a intentar mejorar su lectura y, con ello, tratar de explicar algunos de sus pasajes más intrincados. En efecto, Audollent, al no desentrañar correctamente varias de sus secciones —en particular, el sentido de la historiola y, sobre todo, el conjunto de elementos introducidos por la reiterada secuencia incad—, no logró sino formular una aproximación muy general a su significado. En cambio, como se podrá comprobar, nuestro análisis nos va a permitir realizar una traducción de casi todo el texto de la inscripción, lo cual, obviamente, posibilitará una comprensión más cabal y aquilatada de su contenido.

II. Transcripción del texto según la edición de A. Audollent (1951: 47-48)

I

⛥ In ń dni incipit iscrb ⛥

tura [.]ḍ grandine do

mne ḷọbis obṭ[.]me caḅ

tuline mạ[……]ṛus

[…….]s[…]apịeṃ [5]

faciem deị ibi ista

istabat dei rẹnu[…]

grmnus ibi nata est

bitịs cum senquine

cristi ịbi iṣta et ingira [10]

modo ter memora du

m quendum fuit gran

da siccitas et nulla

⛥ fontis aquẹm non abebat quid fuistị aḍ fontem bibam ut bibeṛs aquem linpidam ⍋ 6

ẹịxit bipera serpis ut solberet te et dixit illi omuncio libera me de ạquas malas [15]

7 de grandine mala ego te libero de aquas malas et de grandine mal[.] ibi ista

et ingira modo ter memora dum quentu tenet terminus iste defịsọṇis incad

biractimatis incad taida incad balorenu incad sentu maximu inc⛥

ad capraṛa incad passa 8 secor incad castru mamunassen incad billa

de abdella et ḍịfatan [[tum]] ingiret grando ista de nube mala et de meses ⁊ de bineas [20]

et de ortạ et poma et de iliceta ista et de oliba in n dni patr ⁊ filio ⁊ ispirtus đi ☧ sento tuo

nomen sentu quia baleat quod ego incento agios agios agios eme eme

alleluia ⚪ allelui[.]

⛥⛥⛥⛥⛥

II

⛥⛥⛥⛥

⛥☩ In ń dni incipit iscrbtura

[.]d grandine domne loƀs obt[.]me ca

ḅtuline maxim tu mici ispromịsẹra

[.]nte faciem dei ibi ista ubi ịṣ

[.]ạbat dela ⚪ is et graṇ [5]

[…] ịbi na[…..]tụs cụ.

un ………. ịṣta

[.]t ingira [……….]

[……]duṇ qundu fụit

graṇda siccitas et ṇulla [10]

fontis aquem non abebat

quid fuisti ad fontem bibum

uti biberẹs aquam linpidem

exit bibera serpis ut

solberet te et dixit illi [15]

omuncio libera me de

aquas malas de gra

ndine mala ego te libeṛọ de aquas malas et de grandine

⛥ maḷạ ibi ista et ingira modo ter memora dum quentum tẹṇẹṭ terminus iste defusọṇis de incad ⛥

birạc̣timatis [[indev]] de incad ṭa ida de iṇ[…] ḅalorenu incad sentu maximu incạd b caprara [20]

de incad poṣṣa ḍẹsecor de incad bịlla pisi[..] iṇcad caṣtru mamunassen de incad possa abde

lla eb inc̣[.]d […]t[.]ị cum ingiret grando ista de nube mala ⁊ de messes ⁊ de bineas ⁊ ertea

et de poma ⁊ de oliba ⁊ de iliceta ista in n dnị patr et filio ⁊ ispirto dei sento ☧ tuo ⛥

nomen sentu quia baleat quod ego incento agios agios agios emen emen emen alelui[.] ⛥ [24]

III. Caracterización lingüística del texto

Desde el punto de vista ortográfico, la más significativa de las características que presenta el texto es la absoluta desaparición de h (abebat, I 14 9 = habebat; omuncio, I 15 = homuncio; orta, I 21 = horta; agios, I 22 = hagios), fenómeno perfectamente comprensible en la medida en que la vieja consonante aspirada había desaparecido de la pronunciación varios siglos atrás 10. De hecho, tal pérdida gráfica ha dado lugar a uno de los problemas más significativos del texto: la reiterada secuencia incad (con la variante de incad en II 19; 20; 21; 22), la cual, lejos de ser una fórmula mágica como aventuraba la nota del Année Epigraphique (1939: 46), es, más probablemente, la plasmación de un hinc ad —o de un de hinc ad (“desde aquí hasta…”)—, lo cual nos permitirá, como veremos, reconocer en el texto la presencia de una buena cantidad de microtopónimos locales.

Desde el punto de vista sintáctico, nos hallamos ante un texto que evidencia que la comunidad lingüística en la que se forjó el epígrafe ya había perdido casi por completo la flexión nominal: “ego te libero de aquas malas et de grandine mal(a)” (I 16); “ingiret grando ista de nube mala et de messes de bineas et de orta” (I 20-21), pasajes en donde se hace manifiesto que los hablantes ya no distinguían el ablativo, el acusativo y el genitivo. En rigor, los restos de declinación que se aprecian se deben, en ocasiones, a las restituciones del propio Audollent: p. ej. “[a]d grandine(m)” (I 2). Así pues, lo más probable es que nos hallemos ante una flexión nominal de caso único con algunos restos de genitivo, fosilizado posiblemente por influencia de las fórmulas litúrgicas: “In n(omine) D(omi)ni” (I 21), aunque también se puede encontrar un Filio en lugar del esperable Filii (I 21) 11, prueba evidente de que la vieja declinación latina ya estaba desbaratada casi por completo en la zona. De hecho, cuando el autor del texto se enfrenta a construcciones que en latín clásico se habrían construido con genitivo, acude con naturalidad a la fórmula de + …: “billa de Abdella” (I 19-20; = “villa Abdellae”); “grando ista de nube mala” (I 20; = “grando ista malae nubis”).

También merece la pena señalar lo que parece ser un empleo del genitivo partitivo en la expresión “Nulla fontis aquem non abebat” (I 13-14). No obstante, también podría pensarse que fontis fuera un nominativo, con lo cual la frase sería equivalente al clásico “Nullus fons aquam habebat” 12.

Empleo de quia con valor final: “quia baleat quod ego incento” (I 22 = “ut valeat quod ego incanto”).

Finalizamos la caracterización sintáctica del texto con la mención de la hipercorrección quid (I 14) en lugar de quod como conjunción completiva: “memora (…) quid fuisti ad fontem bibam” (= “recuerda que fuiste a la fuente viva”) 13.

Desde el punto de vista fonético, las características más sobresalientes del epígrafe son las siguientes:

  1. Monoptongación ae > e: iste defisonis (I 17 = istius defixionis) 14.
  2. Monoptongación del diptongo au > o: *pausa > possa (II 21), hápax que interpretamos como una forma emparentada con el español “posada” 15.
  3. ō final > u: sentu maximu (I 18; = sancto Maximo); castru (I 19; = castro); qu(a)ndu (II 9; = quando) 16. Y no sólo en posición final: Cabtuline (I 3-4) en lugar de Capitōline.
  4. ŭ > o: tuo nomen (I, 21-22; = tuum nomen).
  5. ē > i: serpens > *serpes > serpis (I 15) (cf. esp. sierpe; ital. serpe) 17.
  6. Eixit (I, 15; frente exit [II 14]): como señala E. García Ruiz (1967: 62), “es simplemente una grafía para representar el sonido x palatalizado. Cf. cat. eixir (< exire, pronunciado əší)”.
  7. Vacilación ŭ/ĭ: defusonis (II 19 = defixionis), pero defisonis en I 17 (aunque la i no se lee claramente) 18. Por otra parte, en esta forma defisonis se documenta un paso -sy- > . Esto es, defixionis > defisionis > defisonis (Grandgent, 1991: 178; § 275).
  8. Presencia de i- prostática: ista (I 6; = sta); istabat (I 7; = stabat); ispirto (II 23; = spiritus) 19.
  9. Salvo excepciones (faciem [I 6]; aquem linpidam [I 14]), ha desaparecido la -m final del acusativo: grandine (I 2; = grandinem); ad billa (I 19; = ad villam).
  10. Presencia omnímoda del esperable betacismo: bitis (I 9; = vitis); bineas (I 20; = vineas); oliba (I 21; = oliva); baleat (I 22; = valeat).
  11. Simplificación de grupos consonánticos complejos: iscrbtura (I 1-2; = inscriptura) 20; defisonis (I 17; = defixionis); sentu (I 18; = sancto).
  12. Síncopa de las vocales breves átonas: domne (I 2-3; = domĭne); Cabtuline (I 3-4; = Capĭtulíne); ispirtus (I 21; = spírĭtus).
  13. Sonorización de oclusiva sorda en posición intervocálica: bibera (I 14; = vipera).
  14. Hipercorrecciones por confusión entre sordas y sonoras: Obt[i]me Cabtuline (I 3-4; = Optime Capitoline); senquine (I 9; = sanguine).
  15. Simples errores gráficos. Así, la primera sección del texto presenta una forma passa (I 19) que, a nuestro juicio, es un mero error de transcripción por possa (II 21, dos veces). De igual manera, en II 22 hay un eb que debe ser corregido como et.
  16. Hemos dejado para el final un fenómeno muy interesante, pero difícil de explicar desde el punto de vista de la gramática histórica. Nos referimos al curioso tratamiento en -e de la antigua ă en sílaba trabada: senquine (I 9; = sanguine); quendum (I 12; = quandum); aquem (I 14; = aquam); quentu (I 17; = quantum); sentu (I 18; = sancto); incento (I 22; = incanto); linpidem (II 13; = limpidam). Silva Neto (1949: 76) ya se percata de esta singularidad fonética y se pregunta: “Tratar-se-á de uma particularidade do latim africano?”. No, a nuestro juicio, pues, como decimos, no hay ninguna explicación fonética que justifique este paso 21. Así pues, la única justificación que se nos ocurre es que nos hallamos ante una manifestación performativa de la lengua empleada por el mago/actuante, decidido a señalar con este manierismo lo especial de su expresión frente a la lengua común. La idea se confirmaría por la presencia de eme (I 22; = amen), cuya reiteración (tres veces en II 24) evidencia que no es un mero error de transcripción. De hecho, existe otra inscripción mágica procedente de Cartago en la que también se produce el mismo fenómeno: exsengium (= exsanguium [gen. pl.]) (DefTab 251 [Urbanová-2018, 133]) 22.

Desde el punto de vista morfológico, es preciso señalar varias características:

  1. Vacilaciones en el género de algunas palabras: “ad fontem bibum” (II 12), frente “ad fontem bibam” (I 14). La fórmula en masculino da cuenta del género en latín clásico y, en cambio, la femenina ya se ajusta al género usual en romance: fuente (esp.), fonte (fr.; ital.; port.).
  2. Creación de adjetivos femeninos analógicos sobre los temas en -a: granda (I 12-13; = grandis) 23.
  3. Ille > illi (I 15) 24.
  4. Mici (II 4), obvia grafía del habitual michi (= mihi), propio del latín tardío 25.

Desde el punto de vista léxico, cabe mencionar algunas singularidades significativas:

  1. “Possa dê Abdella” (II 21-22) = “Villa de Abdella” (I 19-20). Es evidente que ambas expresiones se refieren a un mismo lugar. Por tanto, el término possa —según nuestra conjetura, procedente del lat. pausare (cf. esp. posada)— y el término billa darían cuenta de un mismo lugar, que recibía ambos nombres, aunque, evidentemente, possa no equivale semánticamente a villa. Cabría plantear la hipótesis de que esta possa fuera el equivalente a una statio o mansio viaria (cf. Plin. Nat. 6,23,26).
  2. Acuñaciones verbales desconocidas en latín clásico: frente a ingira (I 10; impr. de ingiro [cf. esp. “girar”]), en latín clásico sólo existe gyro (cf. gr. γυρόω ; γῦρος ) 26. Por otra parte, la forma ingiret (I 20) ha de ser considerada un futuro construido analógicamente sobre la 3ª conjugación (= ducet, reget), que contrasta con el esperable (in)gyrabit.
  3. En “fuisti ad fontem bibum” nos hallamos probablemente ante un perfecto del verbo ire (lo mismo que el esp. “tú fuiste a la fuente viva”) y no del verbo sum 27.
  4. Presencia de sustantivos desconocidos en latín clásico, pero perfectamente reconocibles desde el romance: (h)orta (I 21) (cf. esp. huerta), forma obviamente relacionada con hortus, pero inexistente en el registro clásico. Con todo, adelantamos que esta lectura no es del todo segura, ya que, como veremos en el punto correspondiente, la forma orta también se podría interpretar como un participio sustantivado del verbo orior.
  5. Los verbos habeo (I 14) y teneo (I 17) son equivalentes (cf. esp. tener) 28.

IV. Un texto problemático

Aunque, como señalábamos al comienzo del trabajo, el arduo latín de la inscripción constituye una dificultad inicial para su comprensión, no es menos cierto que una comparación entre sus dos partes permite, en líneas generales, reconstruir su texto de forma muy verosímil. Con todo, y a pesar de ello, subsisten aún varios problemas textuales que es preciso señalar:

  1. La secuencia ḷọbis (I 3) —que, a su vez, contrasta con el loƀs de II 3— no suministra, en principio, ninguna lectura inmediata. Ante esta dificultad, Audollent propuso una conjetura nobis: “Domne nobis Obt[i]me, Cabtuline, Maxim(e)”, lo cual vendría a significar algo así como “Señor, que para nosotros eres el Óptimo, el Capitolino, el Máximo”. Según Silva Neto (1949: 75), esta secuencia no es un mero error gráfico, sino la manifestación de un caso de fonética sintáctica que habría propiciado una disimilación entre nasales en sílaba consecutiva: domne nobis > domne lobis 29.
  1. Llegamos ahora a la parte más compleja de la inscripción, al menos desde el punto de vista ecdótico (I 4-8; II 3-10). Y es que aquí el escriba no se ajustó al principio de trasladar el mismo texto en ambas caras de la cruz, al menos según la transcripción realizada por Audollent. Y si a eso se suma que ambas secuencias se hallan seriamente dañadas debido al orificio practicado en esta parte de la pieza, resulta evidente que no hay forma de reconstruir un texto inteligible. Así, en la secuencia “[…….]s[…]apịeṃ faciem deị ibi ista istabat dei rẹnu[…] grmnus” (I 5-8) apenas se puede comprender nada, salvo un breve pasaje que se puede poner en paralelo con el texto II: “[.]nte faciem dei ibi ista ubi is[.]abat dela” (II 4-5). La mera comparación entre ambas secuencias evidencia la dificultad de casar el ininteligible dei rẹnu (I 5) con dela (II 5). En todo caso, es obvio que estas secuencias, signifiquen lo que signifiquen, han de formar parte del sujeto de la oración (= “Ante faciem Dei ibi sta ubi stabat...” [“en presencia de Dios ponte en pie allí, donde estaba el/la…”]), que evidentemente ha de girar en torno al misterioso “grmnus” (I 8) que cierra la frase.
  1. I 8-10: “ibi nata est bitịs cum senquine Cristi”, frase que solo aparece en el texto I y de la que no hay rastro aparente en II. Si bien la secuencia se comprende en términos lingüísticos (“allí nació la vid con la sangre de Cristo”), lo cierto es que no es posible interpretar la frase más allá de la obvia identificación eucarística (cf. 1Cor 11, 23-27; Mc 14, 24). Ahora bien, ¿qué significan estas palabras? ¿Debe el actuante ubicarse donde haya una viña, de la que luego saldrá el vino que será consagrado? ¿No será que el actuante debe portar con él un cáliz de vino consagrado (“cum senquine Cristi”)? Quizás la interpretación correcta sea otra que nos declaramos incapaces de atisbar.
  2. II 3: “Tu mic(h)i ispromisera”. Frente al texto I, prácticamente ilegible en esta sección, el II ofrece aquí una secuencia alternativa que resulta muy poco satisfactoria en la lectura de Audollent. Tanto que ni siquiera llega a discutirla, y menos aún a explicar y traducir. A nuestro juicio, el problema fundamental del pasaje se debe a una incorrecta segmentación del texto. De un lado, el sujeto tu exige un verbo en segunda persona (ispromisera(s)) cuya mera existencia resulta difícil de aceptar 32. En primer lugar, porque en esta inscripción la -s final se mantiene sistemáticamente tras -a- procedente de -ā- (siccitas [I 13]; aquas [I 15]; bineas [I 20]). Pero también porque en esta cronología tan baja un pluscuamperfecto en -eras resultaría algo extraño.
ἀσκὸν μὲν λῦσαν, ἄνεμοι δ’ ἐκ πάντες ὄρουσαν, τοὺς δ’ αἶψ’ ἁρπάξασα φέρεν πόντονδε θύελλα. (Hom. Od. 10,47-48) 34
Hic vasto rex Aeolus antro luctantes ventos tempestatesque sonoras imperio premit ac vinclis et carcere frenat. (Verg. Aen. 1,52-54) 37
Protinus Aeoliis Aquilonem claudit in antris et quaecumque fugant inductas flamina nubes emittitque Notum. (…) utque manu late pendentia nubila pressit, fit fragor: hinc densi funduntur ab aethere nimbi. (Ov. Met. 1,262-269) 38
… [de]siderio meo obli[go] caelum terram aq[uas] et {h}aera immobile(m). (AE 1931, 132 [Hadrumetum]) 39
  1. I 15: “ẹịxit bipera serpis ut solberet te”, pasaje en donde aparece un solberet en el que Audollent (1951: 53) quiso ver sorberet: “exit vipera serpens ut sorberet te” 40. Había una gran sequía y la serpiente, sedienta, salió a beber. Pero, ¿a beber, qué? El te (complemento directo) es inequívoco. Ahora bien, ¿a beberte a ti? ¿A chuparte la sangre? Estos planes hostiles de la serpiente para con el hombre casan mal con su petición de ayuda: “omuncio, libera me de aquas malas et de grandine mala”.
  1. Llegamos ahora a otra parte compleja de la inscripción, la cual, de hecho, es la que más dificultades ha suscitado a cuantos han intentado descifrar el epígrafe, tal como demuestra el texto en mayúsculas de la transcripción realizada por F. Feraudi-Gruénais para el repertorio online de la Universidad de Heidelberg 42:
Incad biractimatis incad taida incad balorenu incad sentu maximu incad capraṛa incad passa dê secor incad castru dê mamunassen incad billa de abdella et ḍịfatan. (I 17-18)
Remarquons toutefois que, d’un côté, tous les numéros de cette espèce de litanie commencent simplement par incad, tandis que de l’autre de est partout ajouté en tête. Comment expliquer cette différence? Les mots étant presque tous inintelligibles en eux-mêmes, ne cherchons pas à comprendre si l’absence ou la présence de la syllabe de influe en quelque manière sur leur sens. (…) Rien non plus ne rappelle les vocables de langue bizarre qu’offrent parfois certaines d’entre elles, tels que ablanathanalba, acrammachamarei, berebesca, efecebnl, sarbasmisamb, semesilam, etc. (Audollent, 1951: 58)
  1. “Hinc ad Biractimatis”: “Desde aquí hasta (la villa de?) Biractimate” 44
  2. “Hinc ad Taida”: “Desde aquí hasta Taida” 45
  3. “Hinc ad Baloreno”: “Desde aquí hasta (el predio) Baloreno (= ¿Valeriano?)” 46
  4. “Hinc ad Sentu Maximu”: “Desde aquí hasta San Máximo” 47
  5. “Hinc ad Caprara”: “Desde aquí hasta Caprara” 48
  6. “Hinc ad possa de Secor”: “Desde aquí hasta la posada de Securo” 49
  7. “Hinc ad castru de Mamunassen”: “Desde aquí hasta el castrum de Mamunassen” 50
  8. “Hinc ad billa de Abdella et Ḍịfatan”: “Desde aquí hasta la villa de Abdella 51 y Difatan” 52
de incad birạc̣timatis [[indev]] de incad ṭaida de iṇ[…] ḅalorenu incad sentu maximu incạd b caprara de incad poṣṣa ḍẹsecor de incad bịlla dê pisi[..] iṇcad caṣtru dê mamunassen de incad possa dê abdella et inc̣[.]d […]t[.]ị (II 19-21)
  1. “De hinc ad Birạc̣timatis”: “Desde aquí hasta (la villa de?) Biractimate”
  2. “Desde aquí hasta Taida”
  3. “Desde aquí hasta Baloreno (Valeriano?)”
  4. “Desde aquí hasta San Máximo”
  5. “Desde aquí hasta la v(illa) Caprara (“incạd b caprara” [II 20])
  6. “Desde aquí hasta la posada de Securo”
  7. “Desde aquí hasta la villa de Pisi…” 54
  8. “Desde aquí hasta el castrum de Mamunassen”
  9. “Desde aquí hasta la posada de Abdella”
  10. “Y desde aquí hasta ----” 55
  1. La última de las secuencias problemáticas que vamos a contemplar es el sintagma “de orta” (I 21), el cual, obviamente, adquiere su significado en el contexto de la frase completa: “ingiret grando ista de nube mala et de meses et de bineas et de ortạ et dê poma et de iliceta ista et de oliba” (I 20-21). Eso es, “dará la vuelta este granizo de la nube mala y (se apartará) de las mieses y de las viñas y de la huerta y de los frutales y de estos encinares 57 y de los olivares”. Así pues, nuestro orta, como ya hemos señalado, tendría que ser considerada *horta (cf. esp. huerta), no atestiguada en latín clásico, mas obviamente emparentada con hortus (cf. ital. orto) 58.

V. Una propuesta de edición y traducción de AE 1939, 136

Teniendo en cuenta que la inscripción está compuesta en un latín vulgar muy distante del latín clásico hemos considerado preferible en nuestra edición no realizar ninguna restitución ni corrección clasicizante, ya que cualquier intervención en ese sentido daría lugar a un extraño híbrido entre el texto original y el latín reconocible. Así pues, presentaremos nuestra versión del texto de la forma más cercana a lo que pudo ser en origen. Sólo entonces, y a título meramente informativo, ofreceremos finalmente, en nota, una traducción al español:

Texto I

⛥In n(omine) D(omi)ni: incipit iscr(i)b⛥/tura [a]ḍ grandine: Do/mne ḷọbis Obṭ[i]me Caḅ/tuline Mạ[xime…]ṛus 59/ […….]s[…]apịeṃ 60/ faciem dei, ibi ista/ (ubi) istabat dei rẹnu[…] / gr(ū)m(i)nus. Ibi nata est / bitịs cum senquine / Cristi. Ibi iṣta et ingira / modo ter. Memora du/m, quendum fuit gran/da siccitas et nulla / ⛥ fontis aquẹm non abebat, quid fuistị aḍ fontem bibam ut bibeṛ(e)s aquem linpidam. ⍋ ⛥ / Ẹ{ị}xit bipera serpis ut solberet te et dixit illi: “ Omuncio, libera me de ạquas malas / et de grandine mala. Ego te libero de aquas malas et de grandine mal[a]”. Ibi ista / et ingira modo ter. Memora dum quentu tenet terminus iste defịsọṇis: Incad / Biractimatis, incad Taida, incad Balorenu, incad Sentu Saximu, inc⛥/ad Capraṛa, incad p˹o˺ssa dê Secor, incad castru dê Mamunassen, incad billa / de Abdella et Ḍịfatan. [[tum]] ingiret grando ista de nube mala, et de meses et de bineas / et de ortạ et dê poma et de iliceta ista et de oliba. In n(omine) D(omi)ni: Patr(e) et Filio et Ispirtus D(e)i Sento. Criste ( ☧ ) 61, tuo / nomen sentu (sit) quia baleat quod ego incento. Agios Agios Agios 62. Eme(n) Eme(n) / Alleluia Allelui[a].

⛥⛥⛥⛥⛥

Texto II

⛥☩ In n(omine) D(omi)ni: incipit iscr(i)btura / [a]d grandine: Do/mne nobis Obt[i]me Ca/ḅtuline Maxim(e). Tu mici ispromịs ẹra. / [A]nte faciem Dei, ibi ista ubi ịṣ/[t]abat dela is et graṇ/ […] Ibi na[…..]tus cụ. / un ………. Ista / [e]t ingira [……….] / [……]du˹m ˺ qu(a)ndu fụit / graṇda siccitas et ṇulla / fontis aquem non abebat, / quid fuisti ad fontem bibum / uti biberẹs aquam linpidem. / Exit bibera serpis ut / solberet te et dixit illi: / “ Omuncio, libera me de / aquas malas, de gra/ndine mala. Ego te libeṛọ de aquas malas et de grandine / ⛥ maḷạ”. Ibi ista et ingira modo ter. Memora dum quentum tẹṇẹṭ terminus iste defusọṇis: de incad ⛥/ Birạc̣timatis, [[indev]] de incad Taida, de iṇ[cad] Ḅalorenu, incad Sentu Maximu, incạd b(illa) Caprara, / de incad poṣṣa ḍẹ Secor, de incad bịlla dê Pisi[..], iṇcad caṣtru dê Mamunassen, de incad possa dê Abde/lla e˹t˺ inc[a]d […] t[.]ị. ˹ T˺um 63 ingiret grando ista de nube mala, et de messes et de bineas et dê ˹ o˺rt{e}a / et de poma et de oliba et de iliceta ista. In n(omine) D(omi)nị: Patr(e) et Filio et Ispirto Dei Sento. Cristo, tuo ⛥/ nomen sentu 64 quia baleat quod ego incento. Agios Agios Agios. Emen Emen Emen. Alelui[.] ⛥ 65

Finalizamos el trabajo limitándonos a señalar que nuestro objetivo era el de mejorar la lectura de esta compleja inscripción. Y para ello ha sido preciso realizar todo este minucioso análisis lingüístico. Una comparación del texto que proponemos con el de Audollent (1951: 47-48) o el de Feraudi-Gruénais (Epigraphische Datenbank Heidelberg) evidencia que cuatro de las cinco secciones de las que se compone la inscripción resultan ahora mucho más comprensibles:

  1. En la invocación inicial, la frase “Tu mici ispromis era” (en lugar de “Tu mici ispromịsẹra<s>”) da cuenta, en realidad, de la función de la divinidad como señor de los vientos y los fenómenos atmosféricos, no de ninguna promesa realizada por Dios.
  2. En el apartado de la descripción del ritual, en lugar del germanus propuesto por Feraudi-Gruénais, nuestra conjetura gruminus (relacionado con grumulus) revela que la ceremonia contra el granizo se celebraba en un otero o altozano desde el que se divisaba la comarca que se pretendía proteger.
  3. En el apartado de la historiola, nuestra lectura solberet (= solveret; en lugar de sorberet) revela que la serpiente no salió de la fuente para chuparle la sangre al (h)omuncio, sino a liberarlo.
  4. A continuación, al solventar el problema de la secuencia incad como hinc ad (“desde aquí hasta”), hemos sacado a la luz toda una serie de microtopónimos locales —unos de carácter latino y otros de raigambre autóctona— no reconocidos hasta la fecha.
  5. Finalmente, y ya desde un punto de vista más general, consideramos que nuestro análisis lingüístico contribuye además a mejorar nuestro conocimiento general del latín vulgar en la zona.

Somos conscientes de que no todas nuestras propuestas y conjeturas resultan igualmente seguras. Con todo, hoy, cien años después del descubrimiento del epígrafe, esperamos haber logrado que nuestro intento haya contribuido a hacerla más comprensible y permita así una interpretación más afinada de su contenido histórico y religioso.

Bibliografía citada

1. Ediciones de fuentes primarias utilizadas

Ambrosius,

Andreas Floriacensis,

Appendix Probi,

Apuleius,

Augustinus,

Becerro Galicano de San Millán de la Cogolla,

Bellum Africanum,

Bulletin archéologique du Comité des travaux historique ( = BCTH )

Carta Regis Adulfi de Tantone Augmento,

Chronica Sancti Benedicti Casinensis (529-913)

Corippus,

Corpus Inscriptionum Latinarum (= CIL)

Defixionum Tabellae (= DefTab)

Dracontius,

Egeria

Epigraphik-Datenbank Clauss/Slaby

Epigraphische Datenbank Heidelberg

Evangelium Matthaei (secundum Vulgatam)

Formulae Andecavenses

Gregorius Turonensis,

Hispania Epigraphica (= HEp)

Homerus,

Les Inscriptions Funéraires Chrétiennes de Carthage (=  IFCCarth )

Inscriptiones Hispaniae Christianae (=  IHC )

Inscriptions latines de Gaule Narbonnaise (=  ILGN )

Jeremias (secundum Vulgatam),

L’Année Epigraphique (= AE)

Ovidius,

Pausanias,

Petronius,

Plautus,

Plinius,

Psalmi (secundum Vulgatam),

Sidonius Apollinaris,

Tabulae Albertini

Tertullianus,

Vergilius,

2. Estudios

Alfaro Giner, C. y Fernández Nieto, F. J.,

Auclair, L.,

Audollent, A.,

Blänsdorf, J.,

Bonnet, M.,

Cagnat, R.,

Caro Baroja, J.,

Du Cange, Ch.,

Ferchiou, N.,

Fernández Nieto, F. J.,

Fontana Elboj, G.,

García Ruiz, E.,

Goodenough, E. R .,

Grandgent, C. H.,

Jongeling, K.,

Meseguer González y Fontana Elboj, G.,

Meyer-Lübke, W.,

Milićević Bradač, M.,

Silva Neto, S.,

Toutain, J.,

Urbanová, D.,

Väänänen, V.,

Viaro, M. E.,

Vikan, G.,

Zair, N.,


1 La ciudad, perteneciente al viejo pagus Gunzuzi (cf. AE 1963, 96), se hallaba junto al oued el-Kbir (tributario del río Meliane), en los límites del moderno distrito de Bargou (prov. de Siliana). Su preeminencia se debía a su posición estratégica como última ciudad romana al borde de la fossa regia, línea de demarcación que separaba el reino númida del territorio de Cartago conquistado por Roma; y, luego, frontera entre las provincias del Africa Vetus y el Africa Nova (Plin. Nat. 5,25; CIL VII 25967). Una información general sobre los hallazgos en el yacimiento, en Ferchiou (1998). Por otra parte, no podemos dejar de mencionar a Manuel Sierra Fernández (UCM), quien ha tenido la amabilidad de suministrarnos algunos de los materiales bibliográficos mencionados en el trabajo.

2 Las primeras noticias acerca de la inscripción corresponden a dos sucintas notas de Cagnat (1923: ccvi y 1924: xxxvi-xxxvii) y un primer análisis de Audollent (1926: clxxviii-clxxix). Sin embargo, hubo que esperar 25 años para poder contar con una edición y un primer estudio detallado del texto a cargo del propio Audollent (1951: 45-76). La inscripción consiste en un doble texto profiláctico contra el granizo, grabado en las dos caras de una cruz toscamente recortada de una gruesa plancha de plomo y cuyas medidas son 35 cm x 34 cm y 1290 gramos de peso. El extremo superior del brazo vertical, que contiene las primeras líneas del texto, está desprendido del resto de la pieza. Fue descubierta en el canal del acueducto romano de la ciudad, pero es muy poco probable que estuviera destinada originalmente a ese lugar. La presencia de tres agujeros practicados en el tramo vertical, los cuales han dañado parcialmente el texto, sugiere que la pieza estuvo clavada en algún lugar, aunque lo más probable es que ese no fuera ese tampoco su destino inicial en la medida en que tal ubicación habría impedido la lectura de una de sus caras. Salvo que se trata de un texto de época tardía, poco es lo que se puede decir respecto a su datación: “Daté vraisemblable : vie, peut-être même viie siècle ap. J.-C.”. (AE 1939: 46), lo cual nos ubicaría en época vándala (439-533) o incluso durante el dominio bizantino sobre la región (533-ca. 660).

3 Al margen de la edición de Audollent, los dos estudios más significativos sobre la inscripción son el de Alfaro Giner y Fernández Nieto (1998: 1577-1588) y el de Fernández Nieto (2010: 551-599). A estos títulos habría que añadir las breves notas del trabajo de Milićević Bradač (2019: 140-142). Por otra parte, algunas publicaciones ya han comentado algunas de las características lingüísticas de la inscripción. En particular, el sucinto, pero bien argumentado, trabajo de Silva Neto (1949: 74-77) y el más general de García Ruiz (1967: 55-89 y 219-248), el cual, a pesar de su prolijidad, no aporta ninguna novedad relevante a la interpretación del texto. En fecha reciente, Fontana Elboj (2023: 303-307) ha adelantado tres lecturas novedosas sobre la inscripción, a las cuales habrá que añadir todas las que se presentan en este trabajo.

4 De hecho, como ya señaló Cagnat (1924: xxxvii), “la lecture en sera extrêmement difficile, malgré la netteté apparente des traits.”

5 La publicación de Audollent (1951: 76-77) ofrece dos fotografías de poca calidad que no permiten realizar ninguna lectura directa.

6 Frente a los pentagramas estrellados (“⛥”), tan frecuentes en las inscripciones mágicas, el texto presenta también otros signos —por ejemplo, el que aquí transcribimos con el unicode symbol “⍋”— de difícil interpretación, tal como pone de manifiesto el propio Audollent: “⍋ (I, 14) qu’on interprète d’ordinaire par ὁ, ἡ δεῖνα, mais dont la valeur ici m’échappe”. (1951: 60). En el caso particular de la pentalfa, este signo aparece con relativa frecuencia en los textos mágicos de protección, normalmente acompañado de otros símbolos y figuras que —como el crismón o la cruz— enfatizan su carácter judeocristiano. De hecho, algunos autores consideran la pentalfa un carácter mágico-médico vinculado al sello de Salomón, que, según la tradición, fue entregado al mencionado rey para someter a todos los demonios (Vikan, 1984: 76, n. 67). Suele representarse al comienzo y al final de los encantamientos, para que estos queden “sellados” y protegidos en toda su extensión. Sin embargo, la pentalfa también se ha relacionado con Higiea, hija de Asclepio y diosa de la curación, y retratada a menudo en compañía de una serpiente (Goodenough, 1958: 198).

7 Usamos el unicode symbol “⁊” para representar la abreviatura paleográfica de et.

8 En este punto, la edición de Audollent presenta una abreviatura que aquí representamos mediante “”. Con todo, tal como ya había adelantado el propio Audollent (1951: 60), la comparación entre los textos I y II nos permite asegurar que ha de ser transcrita como :

- I 19 passa secor (= p˹o˺ssa secor)

- I 19 castru mamunassen

- I 19-20 billa de abdella

- I 20 et poma (= et poma)

- I 21 et de ortạ

- ----

- II 21 poṣṣa ḍẹ secor (= poṣṣa ḍệ secor)

- II 21 caṣtru mamunassen (= caṣtru mamunassen)

- II 20 possa abdella (= possa abdella)

- II 23 et de poma

- II 22 et ertea (= et ˹o˺rt{e}a)

- II 21 bịlla pisi (= villa pisi…)

9 Si el término aparece repetido en ambos textos, sólo mencionaremos su presencia en el texto I.

10 Baste pensar en los abundantes ejemplos pompeyanos en los que la h ya se halla ausente (abeto [CIL IV 507]; abet [CIL IV 1133]); o bien aquellos en los que aparece una h por hipercorrección (hire [CIL IV 14]).

11 Lo mismo podríamos decir de “ispirto sento” (I 21; = “Spiritus Sancti”). Con todo, como señala García Ruiz (1967: 223), la forma Ispirto “tanto puede representar el paso a los temas en -o- como ser un ejemplo más de confusión o = ū en final, como ocurre en Ieso por Iesu (CIL III 13352 [Tragurium])”. En cualquier caso, esta desaparición del genitivo singular en -i —el último caso que se mantiene vivo en la flexión vulgar— apunta a una fecha sumamente tardía (s. VII o incluso posterior).

12 Obviamente, en esta fórmula también cabría destacar la doble negación nulla … non. A pesar de que en latín clásico prevalece la regla “duplex negatio affirmat”, ya desde época antigua se pueden hallar ejemplos que anticipan nuestras fórmulas románicas “no vino nadie”. Por ejemplo, “iura te non nociturum nemini” (Plaut. Mil. 1411); “neminem nihil boni facere oportet” (Petron. 42,7).

13 García Ruiz (1967: 243) ya reconoce el valor completivo de este quid. Como señala Väänänen (1968: 201-202; § 286), estas confusiones, propias de textos muy tardíos, revelan que la pronunciación real de la conjunción completiva era /ke/. Entre otros, cita los siguientes ejemplos: Tab. Albertini 31,5 (fin. s. V; Túnez); Formul. Andecau. 3 y 58 (Gallia; fin. s. VII).

14 Obsérvese aquí, por otra parte, la aparición de este genitivo analógico sobre los temas en -a (iste < *ist-ae) en lugar del clásico ist-ius. Según Grandgent (1991: 240; § 390), este tipo de genitivo (illae/ille en lugar de illius) se da a partir del siglo VI.

15 Meyer-Lübke (1908: no. 6308 [s. v. pausare]). Reconocemos que no somos capaces de explicar esta doble -ss-, aunque el Glossarium de Du Cange da cuenta de la forma possada. A este respecto, García Ruiz (1967: 79) declara: “Escasos ejemplos hemos observado de s > ss en nuestros textos. Nombres propios extranjeros en los que la confusión es lo más explicable: Massinissa (AE 1907, 68 [Hadrumetum; siglo II]); en este nombre hay que contar, además, con la influencia de una -ss- originaria (la segunda) sobre la simple de la primera sílaba. Elissei (AE 2014, 302 [Fundi; siglo VI])”. Por otra parte, hemos hallado algunos casos esporádicos de paussa (“paussavisse” [AE 1968, 192; Aquileya]; “paussa malorum” [CIL VI 20674; Roma]). Zair (2023: 106) menciona esta forma paussa, pero no deja claro si su aparición se debe a un uso intencional de -ss- como manifestación de un falso arcaísmo.

16 Ejemplos paralelos muy abundantes en la obra de Gregorio de Tours: contu (= cuncto; Franc. 2,8); simulatu (= simulato; Franc. 2,9); lacertu (= lacerto; Franc. 4,24); pactu (= pacto; Franc. 5,18).

17 El paso se documenta asimismo en la obra de Gregorio de Tours: diocisis (= diocesis; Franc. 4,13); monastirio (= monasterio; Franc. 4,26); imminibat (inminebat; Franc. 5,3). Y, por supuesto, también en sílaba final: abis (= habes [CIL VIII 20855; Icosium]).

18 Esta vacilación u/i se manifiesta frecuentemente en latín vulgar. Así, bisto/busto (CIL II2/ 5 510ª, 5 [Fernán Núñez, Baetica]); monimentum/monumentum (AE 2003, 880 [Emerita Augusta]).

19 De igual manera, Iscolasticus (= Scolasticus; CIL II 5129 [Barcelona]); Iscintilla (= Scintilla; AE 1903, 136 [Hadrumetum]).

20 No hace falta insistir en la representación b de la sorda neutralizada p: iscr(i)btura (cf. scribtus [CIL VIII 11824; Makar]). De igual manera, obt[i]m(e) Cabtuline (I 3-4). Se trata de un fenómeno muy común en época tardía. Por ejemplo, Babtistae (IHC 474 [León]).

21 Es cierto que Grandgent (1991: 132-133; § 195) documenta algunos ejemplos de la evolución a > e (p. ej. alacrem > alegre; cerasus [cf. gr. κέρασος] > *ceresus [cf. cereseus]). Sin embargo, estos casos no son equiparables al que nos ocupa porque en ellos el paso a > e parece producirse en contacto con líquida.

22 La ausencia gráfica de la -u- en la antigua labiovelar (exsengium) evidencia la palatalización de la sílaba: exenʤium. Lo mismo podríamos decir de unges (= ungues [AE 2006, 1101]).

23 El empleo de grandis en lugar del clásico magnus remonta ya al s. I a. C. (“grandi praesidio” [Bell. Afric. 24,1]; “grandis numerus” [48,1]; “grandis familia” [34,1]), aunque su empleo solo se universaliza el s. IV. Así, en la Peregrinatio de Egeria aparece veinte veces frente a las cuatro de magnus (Väänänen, 1968: 132; § 155). Por otra parte, como señala el mismo Väänänen (1968: 176; § 236), el cambio de flexión del adjetivo de dos terminaciones a uno de tres ya se documenta en la sentencia “tristis, non tristus”. (App. Prob. 56 [cf. rum. tris, tristă]).

24 El empleo de illi como nominativo (= ille) se documenta también en Gregorio de Tours (p. ej. Franc. 5,44). Ejemplos paralelos, en Bonnet (1890: 114). Recordemos, por otra parte, que, frente al español, serpens en latín es un sustantivo de género masculino.

25 A pesar de que en latín clásico la h era muda, en época tardía se desarrolló una pronunciación escolar /k/ de la h medial (michi; nichil [= mihi; nihil]) que persistió durante siglos en la pronunciación italiana del latín y que ha llegado incluso a las lenguas románicas (cf. esp. aniquilar [< nihil]; ant. cat. mich). (Grandgent, 1991: 167; § 252). Basten dos ejemplos: AE 1974, 694 (Belalis Maior); “sola]cia magna mich[i”. (ILGN 8 [Cemenelum]); “da mici fiducia” (IHC 499 y HEp 1993, 24).

26 A este respecto, recordemos la sentencia “gyrus non girus” (App. Prob. 28). En algunas inscripciones de la zona no es infrecuente hallar grafías con -u- (“gurent palmam” [DefTab 272; Hadrumetum]; “male gurent” [Urbanová, 2018, 178; Hadrumetum]).

27 El empleo del fui en lugar de ivi como perfecto del verbo eo ya se documenta en el siglo I (“fui enim hodie in funus”. [Petron. 42,2]). En el siglo IV ya está perfectamente asentado en la lengua: “fui ad ecclesiam”. (Eger. Pereg. 20,2); “fui ad episcopum”. (Eger. Pereg. 23,1).

28 No hace falta insistir en el cruce entre habeo y teneo en latín vulgar: “iuxta consuetudinem quam tenebamus” (Eger. Peregr. 7,7). De igual manera; “tu [qua]mvis sollic[ium] t[ene]bas…”. (CIL XIII 1188 [Les Cleons; Aquitania]).

29 Ejemplos paralelos: molimentum (= monumentum; CIL VIII 2269 [Gemellae]); Melander (= Menander; AE 2001, 245 [Roma]). El fenómeno se aprecia también en algunos resultados románicos: anima > esp. alma; *de in ante > esp. denante > delante; animal > piac. limal, forma que contrasta con el parm. nimal (Meyer Lubke 1908: nos. 475; 476 [p. 32]).

30 Esta relación con grumŭlus exigiría una asimilación progresiva: gr(u)mlus > grumnus, hipótesis poco plausible desde el punto de vista histórico. Más fácil, en cambio, sería partir de una forma no atestiguada en latín clásico grumĭnus (> grumnus). Pues bien, el Glossarium de Du Cange viene en nuestro auxilio y, efectivamente, nos comunica la existencia de un gruminus (montón [cf. fr. grumeau]), estrechamente emparentado con el grumulus que aquí postulamos: “Verum pluviali agente temperie, dissidente maceria, lapsis fornicibus, fastigium totius ædificii in gruminos dilabitur”. (= “Mas debido a las lluvias y a la mazonería que se deshizo, cayeron los arcos, y toda la parte alta del edificio se derrumbó en un montón de cascotes”) (Andreas Floriacensis Mirac. Sancti Benedicti 6,1 [siglo XI]). Un análisis de los derivados románicos de grumulus, en Meyer Lubke (1908: no. 3887). Todas las traducciones de los textos literarios citados en el trabajo son de G. Fontana.

31 El empleo de estas elevaciones para realizar conjuros se documenta en muchos otros lugares. Así, una noche al año los ciudadanos de Titane, cerca del golfo de Corinto, hacían sacrificios en lo alto de una colina (λόφος) para conjurar los vientos, ceremonia seguida de “otros ritos secretos en cuatro hoyos”. (Paus. 2,12, 1). Según Pausanias, el sacerdote recitaba en ellos “los encantamientos de Medea” (Μηδείας … ἐπῳδὰς).

32 Aunque así lo hace García Ruiz (1967: 72).

33 Por otra parte, esta hipótesis podría contribuir a dar cuenta del AP̣IẸṂ de I 5, que no ha recibido ninguna explicación hasta la fecha. Así, se podría aventurar que la secuencia podría ser leída como ariem (cf. esp. aire). Con todo, y en la medida en que no hemos podido realizar una autopsia directa de la pieza, preferimos no aventurarnos en exceso y dejar apuntada tal propuesta como una mera conjetura.

34 Traducción: “Abrieron ellos el odre y los vientos todos de él salieron. Al punto, una tempestad los arrebató y los arrastró mar adentro”.

35 La imagen no es exclusiva del mundo grecorromano. Así, también se halla en el Antiguo Testamento: “Educens nubes ab extremo terrae, fulgura in pluviam fecit; qui producit ventos de thesauris suis”. (= “Conduciendo las nubes desde el extremo del mundo transformó los rayos en lluvia. [Dios] el que saca a los vientos de las simas en las que los guarda”) (Psalm 134 [135],7); “Et inducam super Aelam quatuor ventos a quatuor plagis caeli, et ventilabo eos in omnes ventos istos”. (= “Y arrojaré sobre Elam cuatro vientos desde los cuatro puntos cardinales y haré soplar esos vientos contra todos ellos”) (Jer 49,36).

36 Evidentemente, no hay forma de demostrar una conjetura de esta naturaleza. Con todo, el artículo de García Ruiz (1967: 234-235) muestra varios ejemplos de verbos que, en el contexto concreto de las defixiones, muestran un significado distinto al habitual. Mencionemos un único caso perteneciente a la inscripción visigótica de Villayon (Asturias) contra el granizo: “qui te plicuit in Cirbes civitate”. (HEp 1993, 24), frase en la que, según este autor, el sentido del verbo no es el de “llegar”, sino el de “confinar”. De igual manera, el Glossarium de Ducange (s. v. possidere) pone de manifiesto el empleo de possidere en lugar de obsidere (Chronic. S. Benedicti ad ann. 749).

37 Traducción: “Aquí, el rey Eolo retiene bajo su poder a los belicosos vientos y a las rugientes tempestades en una vasta gruta y los sujeta con prisiones y cadenas”. Asimismo: “Aeolon Hippotaden, cohibentem carcere ventos”. (“… a Eolo Hipótades, quien retenía encarcelados a los vientos.”) (Ov. Met. 14,224).

38 Traducción: “Al punto confinó al Aquilón en las eolias cavernas y a cuantos vientos impedían que las nubes se arracimaran; y dejó partir al Noto (…) Y cuando este con su mano hubo frenado las nubes suspendidas en el dilatado espacio, hízose un estruendo y una densa tormenta se derramó desde el éter.”

39 Traducción: “… según mi voluntad, conmino al cielo, a la tierra, a las aguas y al aire a permanecer inmóviles”. El motivo, por supuesto, se extenderá también al Dios cristiano, tal como se ve en los siguientes pasajes del poeta africano Draconcio (s. V): “… et frenat rabidas in tempestate procellas” (= “… y en la tempestad pone freno a las raudas tormentas”). (Laud. Dei. 2,707); “Agmina te astrorum, te signa, et sidera laudant / auctorem confessa suum, te fulmen adorat, / te tonitrus, hiemesque tremunt, te grando, procellae, / te glacies, nimbique pavent, te spiritus omnis / personat, imber, hiems, pelagus, nix, frigus et aura”. (= “A ti te alaban las cohortes de los astros y las estrellas proclaman que su creador eres tú. A ti te adora el rayo, a ti el trueno. Ante ti tiemblan el invierno, el granizo y las tormentas. A ti te temen el hielo y las nubes. Ante ti resuenan los aires todos, la lluvia, el invierno, el mar, la nieve, el frío y la brisa.”) (Laud. Dei 2,205-209). Asimismo, Tertuliano hablando de Jesús: “… elementa ipsa famularet compescens procellas et freta ingrediens, ostendens se esse verbum Dei”. (= “… sometió a los propios elementos aplacando las tempestades y caminando sobre las aguas, con lo que demostró que era el Verbo divino”) (Tert. Apol. 21,17).

40 Esta confusión r/l que quiere ver Audollent no es infrecuente en época tardía, sobre todo como resultado de procesos de disimilación entre líquidas. Por ejemplo, “flagellum non fragellum” (App. Prob. 77) (cf. Grandgent, 1991: 187; § 289). Sin embargo, según nuestra propuesta, la l de solberet es genuina y, por tanto, no merece ningún comentario especial.

41 La expresión “de aquas malas” ha de ser interpretada, probablemente, a la luz de “aquem linpidam” (I 14). La sequía había agotado todas las fuentes y solo quedaban charcos de agua sucia en los que no podían beber ni humanos ni animales.

42 Epigraphik-Datenbank Clauss/Slaby (AE 1939, 136) y Epigraphische Datenbank Heidelberg (HD022662).

43 En rigor, la expresión hinc ad (y lo mismo podríamos decir de de hinc ad [II]) con valor local no existe tan apenas en el registro clásico (una excepción ya en el siglo V, “hinc ad balnea” [Sidon. Carm. 23,495; 24,90]). No obstante, en fechas posteriores ya está documentada en textos altomedievales: “Hinc ad vallem qui Orcercumb nominatur (…) Hinc ad locum qui vocitatur…” (Carta Regis Adulfi de Tantone Augmento [AD 854], en De Gray Birch [1887: 76]).

44 No hemos hallado ningún ejemplo de este nombre, aunque tiene todo el aspecto de ser un genitivo. De ser así, habría que suponer una expresión abreviada del tipo “(villa) Biractimatis”. Un examen de los índices de Jongeling (1994) evidencia la existencia de algunos antropónimos norteafricanos que se pueden poner en paralelo: Biric (CIL VIII 17022); Biricbal (CIL VIII 16932; CIL VIII 27495); Birich (CIL VIII 27559); Birictbal (CIL VIII 5392); Birihbal (CIL VIII 16034). Como señala Toutain (1896: 169-170), todos estos antropónimos —a los que también habría que sumar otros como Berectinus o Berectina— están relacionados con el término púnico Baric, relacionado con la idea de “bendición”.

45 La ed. de Audollent presenta el topónimo de dos formas distintas: taida (en I) y ṭa ida (en II). Consideramos más verosímil la primera de ellas, ya que podría ser el antecedente del moderno topónimo Dashrat Bu Tays (o Dechra Butiss), nombre de una aldea situada a unos ocho kms al sureste del yacimiento de Aïn-Fourna.

46 Es probable que el topónimo Balorenu haga referencia a algún predio tardoantiguo llamado así por el nombre de su amo, esto es Valerianum, “la finca de Valerius”. Según esto, la terminación -enus estaría relacionada con sufijo -én/-ena, tan usual en la toponimia aragonesa. Así, Lupiñén, Grañén, Marcén (prov. de Huesca), del latín Lupinianum, Granianum y Martianum; Leciñena (prov. de Zaragoza), del latín Liciniana. Información general sobre la cuestión, en Caro Baroja (1981: 8). Por otra parte, el paso ĕ + r > o (Valerianum /Balorenum [cf. esp. vipĕra > víbora; port. ant. y gall. vespera > béspora]) se documenta también en topónimos aragoneses como Loporzano (prov. de Huesca) (< Lupercianum, “la finca de Lupercius”). Por otra parte, adelantamos la idea de que este topónimo quizás tenga que ver con Dashrat al Bahirine, a unos quince kms al sur de Aïn Fourna.

47 El topónimo, sin duda, da cuenta de alguna iglesia en honor a un santo de dicho nombre. Al ser un nombre muy común, muchos son los santos que portan esta denominación. Entre otros, citamos a San Máximo de Turín (ca. 380-ca. 465). O un Máximo que fue torturado y condenado a trabajos forzados por Maximino Daya (a. 306), y que, no obstante, sobrevivió; y hacia 334 fue nombrado obispo de Jerusalén. Las leyendas piadosas hablan incluso de un San Máximo, supuestamente ejecutado en Útica, la actual Marmolejo (prov. de Jaén), por orden de Nerón (a. 66).

48 El término Caprara está relacionado, seguramente, con el antropónimo Caprarius muy abundante en el Africa Proconsularis: “…Fortunatus Caprari fil(ius)…” (CIL VIII 5434 [Calama]). Asimismo, CIL VIII 15015 (Thignica); CIL VIII 22644 (Bulla Regia); AE 2003, 1979. Por su parte, Audollent (1951: 58) lo puso en relación con algunos nombres presentes en la obra de Coripo: p. ej. Martzara (Ioh. 5, 344).

49 Es posible que la secuencia secor esté relacionada con el antropónimo Securus, muy abundante en la provincia: “… Tadius Securus pius vixit...” (ILTun 1109,77 [Carthago]). Asimismo, CIL VIII 14977 (Thignica); AE 1979, 652 (Boujlida). Por otra parte, Sicchuris está atestiguado en CIL VIII 25601 (Bulla Regia).

50 No es fácil determinar si en este Mamunassen debemos ver un topónimo o un antropónimo. Así, Coripo (Ioh. 8,45) menciona unos Campi Mammenses, al sur de Túnez, en donde se produjo una importante batalla entre bizantinos y tropas bereberes autóctonas (ca. 548). De hecho, la idea de conectar la obra de Coripo con este misterioso término se debe al propio Audollent (1951: 58), quien ya puso en relación Mamunassen con otros nombres como Ielidassen —o Lelidassen— (Ioh. 6,436 [cf. Beni Gellidasen]), Hisdreasen (IV 634), Macurasen (IV 955) y Manzerasen (V 120). Por otra parte, cabría preguntarse si este nombre podría estar relacionado con el moderno Boughrarou Mahmoud, un microtopónimo a unos dos kms al oeste de Aïn Fourna, en la otra orilla del oued el-Kbir.

51 Nos hallamos, muy probablemente, ante un antropónimo muy documentado en la zona: “Abdelim Pinaris fi(lius)...” (AE 2004, 1706 [Limisa]). De igual manera, Abdilius y Abdilia (CIL VIII 26002) y Abdilim (Karthago X 1959, 94). Por otra parte, la terminación -della parece ser un sufijo formante de antropónimos autóctonos: “Nemodella in pace vixit annis XXV...” (BCTH-1938/40-706 [Hadrumetum]). Muy posiblemente se trata de un antropónimo de origen semítico en el que se halla la raíz *ᶜbdᵓl (“servidor de”). Por ejemplo, Abdallah (“servidor de Dios”); Abdalonymus (*ᶜbdᵓlnm “servidor de los dioses” [Iust. XI 10, 8]).

52 Es precisamente en este punto en donde Audollent mostró su mejor intuición: “L’analogie la moins forcée serait sans doute celle de Difatan avec Altifatan et même Nifaten. Remarquons du reste que les terminaisons en -an abondent dans la Johannide. Au total ne serait-ce pas là une bien maigre moisson pour en tirer argument en faveur d’un rattachement à un parler local?” (1951: 58). En efecto, el antropónimo Altifatan se documenta en Coripo (Ioh. 8,419) (cf. Autufadin, Ioh. 8,420) y Nifaten (ac.) (Ioh. 8,481). Por su parte, K. Jongeling relaciona el ac. Antifan (Ioh. 5,328) con Altifatan.

53 Fórmula paralela a otras similares como ab hinc, atestiguada en AE 2011, 619 (Londres) (cf. ant. logud. avinche). De hecho, la fórmula de hinc ad ha dejado abundantes restos en romance: “O galego deica, o asturiano dica ~ diquia, o aragonês diquiá ~ dica, o aranês dinca ~ denquia ~ enquia costumam ser explicadas pelo latim *de-hinc-ad”. (Viaro, 2013: 202). La fórmula se mantiene en el latín medieval de la península ibérica: “... descendit ad Fontem Tabulatam, de hinc ad pubetum...” (Becerro Galicano de San Millán de la Cogolla, 95 [a. 979]).

54 Este topónimo no está presente en el listado I. Por otra parte, la estructura de la secuencia “billa Pisi…” invita, evidentemente, a considerar “ad villam Pisi[…]”. Es obvio que la secuencia pisi[..] corresponde a un antropónimo. Quizás Pisinus (AE 1906, 144 [Saint-Pierre-les-Martigues]), Pisirus (AE 1986, 321 [Mirobriga Turdulorum]) o Pisis (AE 1955, 238 [Nicopolis]), ninguno de los cuales está documentado en la región. Con todo, y teniendo en cuenta que la -s- quizás fuera sonora o acaso una marca de un sonido palatal (ʤ), tan habitual en latín vulgar, es posible que pueda equivaler al antropónimo Pizin[…], documentado en Cartago entre los siglos IV y V (AE 1985, 855; IFCCarth-3, 284). Desgraciadamente, ambas inscripciones están mutiladas y no es posible restituir la parte final del nombre.

55 Esta última sección del listado no aparece en el texto I.

56 A este respecto resultan muy esclarecedoras las siguientes palabras de Väänänen: “La construcción preposicional como única para expresar la posesión es rara aun en los textos más bárbaros.” (1968: 185; § 250). Así, cita casos como “in presentia de domino” (Luitpr. 104, 1 [a. 724]) o “parietes de cellola” (Long. 267 [a. 768]).

57 El latín iliceta es ambiguo porque da cuenta tanto de “robledales” como de “encinares”. Sin embargo, la botánica de la zona indica que aquí el término remite al concepto de “encinar”: “Sur le haut des versants [du massif du Bargou] subsistent des taillis denses de chêne vert, témoins de l’ancienne végétation forestière.” (Auclair, 2006: 191). Por lo demás, el catálogo botánico de nuestra inscripción se confirma en los cultivos actuales: “L’olivier (issu d’oléastres greffés) et l’arboriculture fruitière associés aux cultures vivrières dominent sur les versants aménagés et dans le fond de vallée.” (Auclair, 2006: 191).

58 A pesar de que consideramos que la solución de horta es la más verosímil, tampoco podemos descartar que orta sea un participio del verbo orior (las plantas nacidas). Por otra parte, consideramos que la variante ertea (II 22) es un mero error gráfico.

59 Marcamos en cursiva los segmentos textuales que no somos capaces de interpretar.

60 Como ya hemos apuntado, quizás se podría conjeturar una posible lectura ariem (cf. aera [II 3]).

61 Frente al orden que presenta I: “ispirtus D(e)i ☧ sento tuo nomen”, creemos más verosímil el de II: “ispirto D(e)i sento. ☧ tuo nomen” (“… del Espíritu Santo, Dios. Cristo, que tu nombre…”).

62 Este triple (H)agios parece remitir a la fórmula litúrgica del Trisagio (“Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal”), que se universaliza desde el Concilio de Calcedonia (a. 451).

63 Aquí, II 22 presenta la forma cum, secuencia que hemos preferido corregir como ˹t˺um a partir del [[tum]] de I 20.

64 La fórmula evoca, obviamente, el “sanctificetur nomen tuum” del evangelio (Mt 6, 9), pero sobre todo “sit sanctum nomen Dei” (Aug. Serm. 2,5,19).

65 Adjuntamos a continuación una traducción al español: “En el nombre del Señor. Empieza la escritura para el granizo. Señor, para nosotros el Óptimo, el Capitolino, el Máximo. [II: Tú para mí refrenas los aires.] [I. En presencia de Dios, ponte en pie allí, donde estaba la colina de ----. Allí nació la vid, con la sangre de Cristo.] Ponte ahí en pie y ahora gira tres veces. Recita entretanto que, cuando fue la gran sequía y ninguna fuente tenía agua, tú fuiste a la fuente viva para beber agua limpia. Salió la serpiente, la víbora, para liberarte y dijo: ‘Hombrecillo, líbrame de las malas aguas (y) del mal granizo. Y yo te libraré de las malas aguas (y) del mal granizo’. Ponte allí en pie y ahora gírate tres veces. Menciona entonces el alcance de este conjuro: desde aquí hasta Biractimatis, desde aquí hasta Taida, desde aquí hasta Baloreno (Valeriano), desde aquí hasta San Máximo, desde aquí hasta la villa Caprara, desde aquí hasta la posada de Securo, desde aquí hasta la villa de Pisi[…], desde aquí hasta el castillo de Mamunassen, desde aquí hasta la posada (villa) de Abdella y Difatán, desde aquí hasta […]. Entonces, el granizo de esta mala nube dará la vuelta y (se apartará) de las mieses, de las viñas y de la huerta, y de los frutales, y de los olivos y de estos encinares. En el nombre del Señor, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Dios. Cristo, santo sea tu nombre para que tenga poder lo que yo entono. Santo, Santo, Santo. Amén, Amén. Aleluya, Aleluya. Aleluya”.