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MHNH, 21 (2024) 127-133
ISSN: 1578-4517

RECENSIÓN

Richard Gordon, Francisco Marco Simón, Marina Piranomonte (eds.), Choosing Magic. Contexts, Objects, Meanings: The Archaeology of Instrumental Religion in the Latin West, Roma, De Luca Editori D’Arte, 2020, 190 pp. ISBN 978-88-6557-286-3, 48€.

La proliferación de publicaciones sobre la magia antigua es un fenómeno perfectamente comprensible, tanto por el interés intrínseco del tema como por la orientación cada vez más específica y especializada de dichas publicaciones, en relación directa de causalidad con la existencia de excelentes grupos y centros de investigación sobre este tema. En ese marco se inscribe esta laudable publicación, impresa en un formato grande (24x30) a dos columnas que permite la inclusión de reproducciones (dibujadas ad hoc, con la excepción de dos fotografías) en tamaño mediano y grande, lo que facilita generosamente la verificación de las descripciones. El libro nace como resultado del Proyecto de Investigación dirigido por Francisco Marco Simón, de la Universidad de Zaragoza, titulado “Espacios de penumbra: Cartografía de la actividad mágico-religiosa en el Occidente del imperio romano”, financiado por el Ministerio de ciencia e Innovación, aunque en realidad es un eslabón más en una larga cadena de proyectos y actividades de investigación emprendidas desde hace años por el magnífico equipo de la Universidad de Zaragoza que encabeza Francisco Marco, en colaboración con excelentes investigadores internacionales. Dado que incluyo al final de esta reseña el detalle de la distribución del libro, me limito ahora a resumir y hacer observaciones sobre las distintas partes y el contenido de los capítulos.

En coherencia con la idea que he expresado al comienzo acerca de la necesidad de investigaciones específicas sobre aspectos de la práctica mágica (a lo que se añade aquí la especificidad del contexto geográfico y cronológico), esta investigación se centra en los más diversos constituyentes materiales1 de la magia, con especial atención a la perspectiva contextual de la misma. Sin duda los hallazgos de la fuente de Anna Perenna marcan un hito en ese enfoque arqueológico, material y contextual, como señala Marina Piranomonte al comienzo de la obra. Asimismo, el recurso a la magia, desde el punto de vista social, se diversifica en función del estatus, medios y posibilidades del usuario, de modo que, según las finalidades y las técnicas a emplear, variará la naturaleza y cualidades de los objetos empleados, según el nivel cultural de aquél, como señalan en su introducción Richard Gordon y Francisco Marco.

El estudio sobre contextos y finalidades se abre con el análisis de las defixiones aparecidas en un templo o santuario. Los datos ponen de manifiesto, como establece Francisco Marco, tres interesantes características: la importancia del agua como medio de comunicación con la divinidad (de especial importancia en un contexto celta), la aparición de Cíbele y Atis como deidades a las que se dirigen las peticiones (en vez de las más habituales deidades subterráneas) y la abundancia de las que tienen como motivo un robo, especialmente en la zona británica sur-occidental. Este panorama general se acompaña de las necesarias precisiones sobre cada aspecto. Por ejemplo, la perspectiva “acuática” exige tener en cuenta el hecho de que a veces el propio río es el santuario de la divinidad. En cuanto a las divinidades, el autor subraya la novedad de la aparición de Atis como potencia cósmica en una fecha relativamente temprana, la del recurso a la “pasión” de Atis o el sufrimiento de los galli como paralelo en cuanto a efectos analógicos sobre las víctimas o la vinculación de Atis con los Dioscuros. Por su parte, las defixiones in fures contienen rasgos que las relacionan con los textos y acciones legales, siempre con exigencias de duro castigo y con una peculiar tendencia a veces a su exhibición pública en algún momento. En cualquier caso, el marco templario es sin duda un contexto sustancial de estas prácticas.

Sin duda un ámbito particularmente rico en objetos relacionados con la práctica mágica es el funerario, estudiado aquí en detalle por Silvia Alfayé y Celia Sánchez Natalías. Dado que una clave de la actividad mágica es la comunicación entre los humanos y el amplio espectro de dioses, démones y númenes varios, con especial atención a los espíritus de los muertos, a la revitalización de cadáveres y otras actuaciones semejantes, es lógico que el espacio funerario nos dé abundante información sobre prácticas mágicas. Naturalmente, esto implica que lo primero que hay que proteger en su integridad es el cadáver, por lo que un grupo de prácticas se centra en esta labor “profiláctica”. Pero más frecuente es el caso contrario: hay que procurar que los muertos no nos perjudiquen (cf. la expresiva inscripción sit tibi terra gravis). Los testimonios de acciones rituales para inmobilizar el cadáver son abundantes, así como de objetos destinados a este fin. En este grupo las defixiones tienen un papel esencial. Los casos analizados por las autoras (que incluyen un cuadro con distribución geográfica y cronológica) son muy reveladores acerca de estas prácticas.

Pero también hay que contar con contextos más inesperados, que son los que aquí estudia Celia Sánchez Natalías: casas, baños y otras ubicaciones consideradas “liminales”. La autora nos ofrece un completo catálogo de las tablillas de maldición encontradas en contextos domésticos del occidente romano, además de algunas de carácter dudoso. En cuanto a las casas de baños, no hay muchos testimonios más allá de los que nos aportan los papiros mágicos (en los que destaca su uso con finalidad erótica), pero la autora pone de relieve la importancia de los testimonios de las defixiones halladas en el territorio británico, a pesar de las dudas suscitadas en algunos casos. Asimismo hay que contar con aquellos casos en los que el contexto es un edificio ruinoso o ruinas de mayor amplitud. En general, como señala la autora, la ubicación de las defixiones muestra más heterogeneidad de la que se había considerado hasta el momento, lo que conduce a la necesidad de una reflexión sobre la relación entre liminalidad y magia, tal como aquí encontramos. El capítulo incluye un útil cuadro con ubicaciones, contexto arqueológico, interpretación tradicional y revisada, así como la cronología de los ejemplos.

La diversidad contextual reaparece en el análisis que lleva a cabo Celia Sáncehz Natalías en el capítulo siguiente, dedicado a diversos espacios públicos en los que se ubican las prácticas y testimonios mágicos, en el que la autora comienza por hacer precisiones metodológicas acerca de las ubicaciones tradicionalmente consideradas y la interpretación cultural, lo que la lleva a decantarse por los “contextos de uso” en vez de la proveniencia. Entre ellos destaca el de los espacios judiciales. Es cierto que bastantes defixiones judiciales se han encontrado en tumbas, pero no es menos cierto que los protagonistas de los juicios procuraban contrarrestar efectos malignos por diversos medios. En este sentido el recurso a las recetas para aminorar la virulencia del ataque judicial está atestiguado en la forma de θυμοκάτοχον. La autora estudia asimismo casos cuya ubicación es el circo (con abundante documentación de Cartago y Hadrumetum) y el anfiteatro, aunque en este caso hay dudas sobre la ubicación original exacta de los materiales. En cualquier caso, los testimonios aportados demuestran que los espacios indicados, a pesar del riesgo que implicaban por su carácter público, no escaparon a la práctica mágica, aunque no fueron lugares de ubicación frecuente.

La relación entre la opción individual y la presión que ejercen los modelos fijados socialmente es estudiada por Antón Alvar Nuño en relación con tres contextos: la casa, los talleres y negotia y las propiedades agrarias. En el primer caso el papel del pater familias era esencial. El uso de defixiones y otros medios de esta naturaleza (sin excluir, por ejemplo, el recurso astrológico) le resultaban de especial utilidad frente a rumores y acechanzas de toda naturaleza que pusieran en riesgo su papel y honorabilidad, así como su patrimonio. Los ejemplos seleccionados por el autor son claramente significativos. Otro tanto cabe decir de aquellos testimonios que llevan al entorno laboral. Se observa la necesidad de protección de dicho entorno en una variada gama de riesgos, de modo que no es menor la de medios utilizados, desde el simple amuleto a (de nuevo) la astrología. En el caso de las propiedades rústicas es evidente que las amenazas que exigían protección procedían mayoritariamente de los propios procesos naturales que podrían verse alterados por muy diversas razones. El hecho de que la responsabilidad de la buena marcha de dichas propiedades estuviera en manos de un vilicus, suponía una presión adicional para recurrir a la magia. En todos estos casos la magia contribuía a que el individuo hiciera frente a responsabilidades de carácter social: el individuo frente a la presión externa.

Fuera ya de la cuestión contextual, el papel del cuerpo en las defixiones latinas es analizado por Richard Gordon. Por un lado hay que contar con la interpretación que en la Antigüedad se daba a las afecciones somáticas como posible efecto de prácticas frente a las que había que defenderse, mientras que, en paralelo, la búsqueda de un efecto maligno de carácter somático es frecuente en la magia hostil, con un detalle a veces muy notable de las partes del cuerpo afectadas y de los efectos buscados. El autor clasifica el material estudiado en tres grupos que ejemplifican bien su postura. Primero, el cuerpo como una “totalidad sufriente”, en aquellos casos en que es objeto de daño y castigo en su conjunto. Segundo, aquellos casos en que el cuerpo es considerado como un “guión somático”, es decir, los casos en que se pide que el individuo tenga una serie de padecimientos somáticos que alteren especialmente su existencia. Por último, lo que el autor llama “el cuerpo desarticulado”, es decir, las peticiones en las que se detallan diversas partes del cuerpo, en un desmembramiento total y con detalles específicos sobre los efectos en cada parte.

La parte dedicada a técnicas especializadas se abre con la relevante contribución de Celia Sánchez Natalías dedicada a “paragrafías e iconografía”, en la que es fundamental la abundante serie de ilustraciones. La distorsión intencionada de la escritura dice mucho de las intenciones del sujeto practicante de la magia, sobre todo si tenemos en cuenta la importancia que tiene la relación directa entre el nombre y lo significado. La autora presenta una completísima relación de “perversiones” textuales, seguidas del análisis del fenómeno de la “enmarcación” o encuadre visual de dichas palabras o textos, de nuevo con una lista de sus alternativas. Este procedimiento expresivo de raíz greco-egipcia es exclusivo, según señala la autora, del territorio norteafricano. El otro gran grupo de recursos formales aquí estudiado (con detalle de su ubicación) es el de las imágenes, consistentes en: las deidades o espíritus invocados, imágenes que pretenden ser “retratos” de las víctimas y ejemplos mixtos. Todo ello se presenta, como decía, con abundancia de imágenes y con una exhaustiva clasificación.

La naturaleza y variedad de charaktêres es objeto del análisis de György Németh, entendiendo por tales aquellos signos que carecen de cualquier correlato fonético o semántico, pero que servían para la comunicación entre el mago y la esfera sobrenatural. Deben ser distinguidos de los dibujos, de los símbolos y de las ligaduras. Partiendo de la clasificación de Dzwiza, el autor pasa revista en primer lugar a las diversas teorías sobre el origen de los mismos: origen sud-arábico, escritura cuneiforme, signos astronómicos, jeroglíficos, formas de agujas e incluso la relación con las tablillas áticas de sorteo de cargos. Con razón se llega a la conclusión de que es imposible llegar a una explicación única de su origen. A continuación, el autor describe la distribución en el espacio y en el tiempo de estos signos, su presencia en invocaciones, frases mágicas, grupos más amplios, colocación aleatoria, presencia en dibujos, en el cierre de las fórmulas y, finalmente, como marco del texto mágico. Todo ello acompañado de cuadros e ilustraciones muy útiles.

La última contribución de esta parte corresponde a Attilio Mastrocinque y tiene como objeto las filacterias del occidente romano. Es una detallada revisión de los amuletos inscritos en láminas metálicas, ampliando los ya clasificados por Kotansky con posteriores novedades. Para su análisis el autor tiene en cuenta tanto su proveniencia como, cuando es posible, su ubicación exacta. La clasificación presentada contiene la siguiente agrupación: amuletos para proteger los campos, amuletos domésticos, amuletos procedentes de templos o recintos sagrados y el amplio grupo de los amuletos procedentes de tumbas. Este bloque se subdivide en aquellos que tienen charaktêres, nombres mágicos y grupos de vocales, los que tienen una finalidad relacionada con la salud2, los destinados a revitalizar un cadáver y, por último, aquellos que contienen fórmulas bíblicas. El apartado concluye con una observación referente a la progresiva complejidad en materia de especulación teológica que se registra desde el siglo II d. C. y que se plasma en la tendencia a combinar (igual que en los papiros y gemas mágicas) elementos del ritual judío con otros egipcios y grecorromanos.

La última parte (y el último capítulo) contiene el estudio de elementos mágicos en el cristianismo antiguo, a cargo de Gonzalo Fontana Elboj. Consta de dos apartados principales. En el primero, que contiene referencias a diversos textos y observaciones sobre las sospechas de magia en el cristianismo, el bloque principal se centra en los Hechos de los apóstoles, a propósito de sus críticas al empleo de la magia, concentradas en las figuras de Simón Mago y de los magos de Éfeso. En el segundo apartado observamos la otra cara de la relación entre magia y cristianismo, es decir, la presencia en sus tradiciones de elementos que se relacionan con las prácticas mágicas de forma parcial o total. En concreto se hace referencia a lo que el autor denomina “cristianismo extático” y, sobre todo, a la cuestión de la glosolalia, con análisis de los testimonios y una propuesta sobre los orígenes de esa glosolalia cristiana, que habría que considerar limitada al siglo I d. C., con progresiva desaparición después. Sin duda en esta introducción de prácticas mágicas tuvo bastante que ver la incorporación de gentiles al cristianismo. El autor considera que se produjo una recontextualización de esos elementos mágicos, entre los que la glosolalia tuvo gran importancia.

Finalmente hay que señalar la adición de un útil Apéndice en el que se recogen las correspondencis entre los distintos corpora de defixiones y la nueva edición de Celia Sánchez Natalías: Sylloge of Defixiones from the Roman West, BAR-International Series, Oxford (de próxima aparición).

Como puede verse, estamos ante un excelente intrumento de trabajo para todos los interesados no sólo en la específica cuestión de las defixiones, sino también de la magia antigua. Los capítulos están construidos con gran rigor y denotan una consolidada línea de investigación que nos deja este loable resultado3.

Contenido de la obra:

Contents, Preface, Notes on Contributors, Abbreviations, Figures (1-11)

“Scegliere il Magico”: Marina Piranomonte (13-14)

“Introduction”: R. Gordon- F. Marco (15-22)

Parte I: Contexts: Sites, aims and power.

Francisco Marco Simón: “Magical practice in Sanctuary Contexts” (25-40).

Silvia Alfayé-Celia Sánchez Natalías: “Magic in Roman Funerary Spaces” (41-54).

Silvia Alfayé: “Unexpected Contexts: Revisiting the ‘other’ locations of defixiones in the roman West” (55-68).

Celia Sánchez Natalías: “Other public spaces as magical contexts” (69-76).

Antón Alvar Nuño: “Ritual power, routine and attributed responsibility: Magic in Roman households, workshops and farmsteads” (77-91).

Richard Gordon: “Diagnosing the signs: The body as subject in Latin defixiones”(93-100).

Parte II: Specialised Techniques

Celia Sánchez Natalías: “Paragraphics and Iconography” (103-123).

György Németh: “Charaktêres on curse tablets in the western provinces of the Roman Empire” (125-137).

Attilio Mastrocinque: “Phylacteries in the Latin West: A survey” (139-149).

Parte III: From Pagan to Christian

Gonzalo Fontana Elboj, “Traces of Magic in Early Christianity: New contexts and the search for social sanctions” (153-168).

Appendix: Table of Correspondences between C. Sánchez Natalías, Sylloge and other major collections (169-181)

Index (general 183-185, sites 186-188, deities and analogous entities 189-190).

Emilio Suárez de la Torre
emilio.suarez@upf.edu


1  Quizá la obra de referencia más próxima sería la editada por D. Boschung y J. N. Bremmer, The Materiality of Magic, Paderborn, Fink, 2015, pero con diferente rientación y aplicada a un ámbito geográfico y cultural diferente.

2  Por error, este grupo y el siguiente se numeran ambos como 4.2.

3  Las erratas son escasas y se concentran en algunos apellidos de la bibliografía (Jiménes por Jiménez, Villagro por Villagra). El texto inglés registra algunos errores de coherencia sintáctica, pero son mínimos.