La homosexualidad femenina en los textos astrológicos de la Antigüedad (2): el Tetrabiblos de Tolomeo*
Juan Francisco Martos Montiel
Universidad de Málaga
jfmartos @uma.es
https://orcid.org/0000-0001-8916-8253
Recibido: 1 de junio de 2023 Aceptado: 15 de mayo de 2025
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Resumen Siguiendo nuestro objetivo, iniciado en MHNH, 17 (2017) 167-182, de completar un trabajo más amplio que recopile y comente todos los pasajes de la literatura astrológica grecolatina referidos explícita o implícitamente a la homosexualidad femenina, esta segunda entrega se ocupa de estudiar en ese sentido el Tetrabiblos de Tolomeo. Palabras clave: Textos astrológicos grecolatinos, Lesbianismo, Tolomeo, Tetrabiblos. |
Female homosexuality in the ancient astrological texts (2): Ptolemy’s Tetrabiblos
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Abstract Following our aim, initiated in MHNH, 17 (2017) 167-182, to complete a broader work compiling and commenting on all the passages in Greco-Latin astrological literature explicitly or implicitly referring to female homosexuality, this second contribution studies Ptolemy’s Tetrabiblos in that sense. Key Words: Greco-Roman astrological texts, Lesbianism, Ptolemy’s Tetrabiblos. |
2. Claudio Tolomeo
En torno al año 155 de nuestra era, en Alejandría, el gran científico Claudio Tolomeo, cuyos escritos sobre astronomía, música y geografía tendrían una notabilísima repercusión durante toda la Antigüedad y la Edad Media y aun después, pero de cuya vida y personalidad apenas sabemos nada, compuso su Μαθηματικὴ –o Ἀποτελεσματικὴ– σύνταξις τετράβιβλος, es decir Composición astrológica en cuatro libros, una completa introducción al arte astrológica conocida posteriormente con el título abreviado de Ἀποτελεσματική o Ἀποτελεσματικά (scil. βιβλία) o simplemente como el Tetrabiblos (Quadripartitum en su versión latina), que es el título con el que se designa la obra en la tradición bizantina al menos desde el siglo XII1. Pues bien, de las tres referencias explícitas a homosexualidad femenina que encontramos en este tratado de astrología, la primera, contenida en el último capítulo (15) del libro III, me parece sin duda la más importante y significativa –también, me atrevería a decir, entre los restantes pasajes de los que se ocupa esta serie de trabajos nuestros–, por su amplio tratamiento de la cuestión dentro de una estructura razonada y equilibrada, tal como veremos enseguida, en consonancia con el carácter general de la obra y al contrario de los manuales de astrología comunes en la Antigüedad. En efecto, como señala en este sentido una gran conocedora del tratado de Tolomeo, su editora Simonetta Feraboli:
I comuni manuali astrologici sciorinavano una infinita casistica di combinazioni fra segni zodiacali, pianeti, posizioni e rapporti fra i corpi celesti, e pretendevano di ricavare per ognuna di esse significati inoppugnabili, oppure rintracciavano negli oroscopi zone di particolare influenza, passando disinvoltamente da un punto all’altro dello zodiaco sulla scorta di calcoli precisi, ma fondati su premesse arbitrarie. Ai minuziosi repertori in circolazione nell’antichità Tolomeo opone un assetto rigoroso e lineare, ben connesso e strutturato, sostenendo l’astrologia su di un sistema di precise corrispondenze geometriche e derivandola da una serie di deduzioni logiche2.
Pero el pasaje antedicho de Tolomeo también es importante, como digo, por los aspectos concretos que toca y las ideas que desarrolla, que luego se repetirán en otros textos con diversas variaciones y se convertirán, como veremos, en lugares comunes del tratamiento astrológico del lesbianismo.
En general, todo el capítulo 15 (titulado περὶ παθῶν ψυχικῶν)3 se ocupa de analizar la influencia de los astros en las enfermedades psíquicas o «pasiones del alma», definidas en clave aristotélica en 15.2 como «extremos del carácter que se apartan, por defecto o por exceso, del término medio» (τὰ ἄκρα τῶν ἠθῶν καὶ ἤτοι ἐλλείποντα ἢ καὶ πλεονάζοντα τῆς μεσότητος); los primeros seis parágrafos se dedican a tratar las alteraciones patológicas de la parte activa del alma (τὸ ποιητικόν), y en los seis parágrafos restantes, hasta el final del capítulo, se tratan las de la parte pasiva, pasional o sensitiva (τὸ παθητικόν)4. Las enfermedades de la parte intelectiva o activa del alma, entre las que Tolomeo menciona (15.3) epilepsia (ἐπιληπτικοί), locura (μανιώδεις), posesión demoníaca (δαιμονιόπληκτοι) e hidrocefalia (ὑγροκέφαλοι), implican un desequilibrio de las facultades mentales, que se verá acentuado o atenuado según las posiciones que ocupen los astros en el momento del nacimiento de cada persona. Paralelamente, las alteraciones patológicas de la parte sensitiva o pasiva se reflejan en las pasiones sexuales y sus perversiones, concebidas como una sobrecarga de valores masculinos o femeninos según el género de los signos zodiacales5, la posición relativa de los planetas y luminarias y los tránsitos orientales y matutinos (masculinos) u occidentales y vespertinos (femeninos) de ciertos planetas. Los astros que perturban así el equilibrio natural en el ámbito sexual, tanto del hombre como de la mujer (15.7: τὰς κατ’ αὐτὸ τὸ γένος τοῦ ἄρρενος καὶ θήλεως ὑπερβολὰς καὶ ἐλλείψεις τοῦ κατὰ φύσιν), son principalmente el Sol y la Luna y su «afinidad» (συνοικείωσις) con Marte y con Venus, y consecuentemente sus efectos serán diferentes para los nacimientos masculinos y para los femeninos6.
Así, en el pasaje concreto que nos interesa (15.8-9) explica Tolomeo que, si las luminarias están en signos masculinos (ἐν ἀρσενικοῖς […] ζῳδίοις) en el momento del nacimiento de un individuo, incrementan «el carácter viril y más enérgico del alma» (τὸ ἔπανδρον τῆς ψυχῆς καὶ δραστικώτερον), por lo tanto lo fortalecen en el caso de que sea hombre y lo «virilizan» en el caso de que sea mujer; y si los planetas Venus y Marte están también «masculinizados» (ἠρρενωμένοι)7, entonces, al aumentar el elemento masculino en esa especie de carga hormonal procedente de la influencia de los astros, hace que los hombres propendan con más fuerza a «las relaciones naturales de su sexo» (τὰς κατὰ φύσιν συνουσίας) y se conviertan en adúlteros, insaciables y dispuestos en cualquier momento a «placeres sexuales vergonzosos e ilícitos» (τὰ αἰσχρὰ καὶ τὰ παράνομα τῶν ἀφροδισίων), mientras que las mujeres se convierten en apasionadas tríbadas. Tolomeo, sin embargo, establece una diferencia con estos astros: la presencia en posiciones masculinas de Venus sola implica que las perversiones mencionadas se dan en secreto o de manera encubierta (15.9: λάθρᾳ καὶ οὐκ ἀναφανδόν), mientras que, si aparece también Marte, se dan abiertamente (ἄντικρυς), lo que en el caso de las lesbianas las lleva a considerar esposas legítimas a las mujeres con las que tienen relaciones.
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[2.1] |
ἐὰν μὲν μόνα τὰ φῶτα ἐν ἀρσενικοῖς ᾖ ζῳδίοις, οἱ μὲν ἄνδρες ὑπερβάλλουσι τοῦ κατὰ φύσιν αἱ δὲ γυναῖκες τοῦ παρὰ φύσιν πρὸς τὸ ἔπανδρον ἁπλῶς τῆς ψυχῆς καὶ δραστικώτερον, ἐὰν δὲ καὶ ὁ τοῦ ῎Αρεως καὶ ὁ τῆς ᾿Αφροδίτης ἤτοι ὁπότερος ἢ καὶ ἀμφότεροι ἠρρενωμνοι ὦσιν, οἱ μὲν ἄνδρες πρὸς τὰς κατὰ φύσιν συνουσίας γίνονται καταφερεῖς καὶ μοιχικοὶ καὶ ἀκόρεστοι καὶ ἐν παντὶ καιρῷ πρόχειροι πρός τε τὰ αἰσχρὰ καὶ τὰ παράνομα τῶν ἀφροδισίων, αἱ δὲ γυναῖκες πρὸς τὰς παρὰ φύσιν ὁμιλίας λάγνοι καὶ ῥιψόφθαλμοι καὶ αἱ καλούμεναι τριβάδες· [9] διατιθέασι γὰρ θηλείας ἀνδρῶν ἔργα ἐπιτελοῦσαι8, κἂν μὲν μόνος ὁ τῆς ᾿Αφροδίτης ἠρρενωμένος ᾖ, λάθρᾳ καὶ οὐκ ἀναφανδόν, ἐὰν δὲ καὶ ὁ τοῦ ῎Αρεως, ἄντικρυς, ὥστε ἐνίοτε καὶ νομίμας ὥσπερ γυναῖκας τὰς διατιθεμένας ἀναδεικνύειν. (Ptol., Tetr. III 15.8-9) |
Si sólo las luminarias están en signos masculinos, los hombres se exceden en su tendencia natural y las mujeres en la contraria a su naturaleza, al incrementarse sin más el carácter viril y más enérgico del alma; pero si Marte y Venus, uno de los dos o ambos, están masculinizados, los hombres devienen particularmente proclives a las relaciones naturales, son adúlteros e insaciables y están dispuestos en cualquier momento a placeres sexuales vergonzosos e ilícitos, mientras que las mujeres son lascivas en las relaciones antinaturales, lanzan miradas procaces y se convierten en las llamadas tríbadas, pues tienen trato con hembras y realizan actos de hombres, aunque, si sólo Venus está masculinizado, lo hacen a ocultas y no a las claras, pero si también lo está Marte, lo hacen abiertamente, de manera que a veces incluso presentan como si fueran sus esposas legítimas a las mujeres con las que tienen trato. |
Paralelamente, se indica a continuación que las luminarias en signos femeninos aumentan «el carácter blando y afeminado del alma» (15.10: τὸ εὔθρυπτον καὶ τεθηλυσμένον τῆς ψυχῆς), reforzando la tendencia natural en la mujer, pero disminuyendo y desnaturalizando la del hombre, y si además Venus está feminizado, entonces esa acumulación de femineidad exaspera la sexualidad de la mujer hasta la ninfomanía y vuelve débil y afeminada la del hombre. Tolomeo establece en este caso la misma diferencia que en el anterior (luminarias en signos masculinos): la feminización de Venus sola implica que las perversiones se dan en secreto (ἀποκρύφως […] καὶ λεληθότως), mientras que, si se feminiza también Marte, se dan de manera abierta y desinhibida (15.11: ἄντικρυς καὶ μετὰ παρρησίας), lo que le lleva a introducir aquí la práctica de la prostitución. La influencia de Marte y Venus se produce también de forma diferenciada cuando estos planetas se encuentran en configuraciones orientales y matutinas, que aumentan el carácter viril y la notoriedad (τὸ ἐπανδρότερον καὶ εὐδιαβοητότερον), o bien en configuraciones occidentales y vespertinas, que incrementan el carácter femenino y la contención (τὸ θηλυκώτερον καὶ τὸ κατασταλτικώτερον). Tolomeo habla finalmente (15.12) de la influencia del resto de planetas en los comportamientos que ha descrito: si Saturno (planeta maléfico) está presente en la carta astral, éstos tenderán a ser más licenciosos e inmundos, al contrario que Júpiter (planeta benéfico), que les conferirá un mayor decoro y prudencia, mientras que Mercurio (planeta ambiguo, a la vez masculino y femenino, como ya hemos anotado) aumentará la notoriedad y la inestabilidad de las emociones.
Sin duda, lo primero que conviene destacar en este largo pasaje del libro de Tolomeo es la concepción de la homosexualidad como enfermedad, una idea relativamente común en la Antigüedad, que se encuentra explícita en otros astrólogos de la época y hallaremos también aplicada al homoerotismo femenino en bastantes de los textos que luego veremos, a menudo asociada a otras afecciones como la esterilidad9. En esta misma línea, las fuentes médicas antiguas entienden igualmente la homosexualidad y el tribadismo como una enfermedad mental, ya heredada o congénita, causada por la mezcla inadecuada del esperma del varón y el óvulo femenino: así lo comprobamos, por ejemplo, en la obra del romano Celio Aureliano, traductor y divulgador del tratado Sobre las enfermedades agudas y crónicas del famoso médico griego Sorano de Éfeso. En efecto, en un capítulo (tard. pass. IV 9, 131-137) dedicado a exponer las características y etiología de la homosexualidad (incluida la femenina, de la que ofrece una breve discusión en §§ 132-133), afirma Celio, citando expresamente a Sorano, que no se trata de una afección corporal sino mental (a passionibus corporis aliena, sed potius corruptae mentis uitia), propia de la perversión de una mente enferma y depravada (est enim, ut Soranus ait, malignae ac foedissima mentis passio)10. Tolomeo, por su parte, afina un poco más que su contemporáneo Sorano y, desde la perspectiva de la astrología, presenta la homosexualidad como enfermedad del alma, en concreto de su parte pasional, como hemos señalado, y la explica recurriendo a la conocida noción aristotélica de término medio (μεσότης) entre el exceso y el defecto de la parte activa (masculina) y la parte pasiva (femenina) que componen el alma de todo ser humano, sea hombre o mujer, y en cuya mezcla influyen de manera determinante los astros. Con todo, la crítica tolemaica de los comportamientos en que incurren los individuos afectados por esta enfermedad, considerados como perversiones de la norma social, no alcanzará el nivel de censura moral que encontraremos en otros astrólogos posteriores, especialmente en Fírmico Materno11. Un evidente juicio negativo, sin embargo, aflora en las palabras con que el anónimo Comentario al Tetrabiblos de Tolomeo (redactado entre los siglos V-VI d.C.) resume esta primera referencia del alejandrino a las lesbianas: «Las mujeres realizarán actos de hombres, serán tríbadas y se llenarán de indecencia» (cursivas nuestras)12.
Volviendo a las consideraciones generales, nos parece destacable también el cuidado equilibrio y paralelismo con que construye Tolomeo todo el capítulo 15, tanto formalmente como en los contenidos, un hecho resaltado por estudiosos como Bouché-Leclercq o Hübner, según hemos ya indicado. No obstante, Brooten señala una supuesta asimetría en las implicaciones sociales que tiene para el hombre el comportamiento inducido por la conjunción de las luminarias en signos femeninos con Venus y Marte feminizados (abierta prostitución) y las que acarrea para la mujer el comportamiento propiciado por la misma configuración planetaria, pero en signos masculinos con Venus y Marte masculinizados (lesbianismo desinhibido):
At just the crucial point, however, [escribe Brooten] this cosmetically perfect parallelism breaks down, revealing that active and passive are not parallel at all. This occurs when the behavior is not secret, but rather enters the public realm. When the tribades carry out their relations with other women in public, they sometimes designate their partners as lawful wives. The men who submit to shameless acts are like prostitutes and receive the abuse and assault attendant to such behavior. Socially, the two are very different. A man becoming like a woman is not like a woman becoming like a man; he sinks on the social ladder while she attempts to climb it13.
Se nos antoja muy discutible, sin embargo, este argumento de Brooten, pues ambos comportamientos parecen en principio perfectamente paralelos, desde el momento en que, para la mentalidad antigua, tanto el hombre (activo por naturaleza) que se rebaja a prostituirse con otros hombres, como las mujeres (pati natae, en palabras de Séneca)14 que actúan como hombres con otras mujeres, cometen actos considerados contra natura, actos que, por exceso o por defecto, subvierten la norma y tienen consecuencias negativas en la consideración social de los individuos que incurren en ellos. Cosa diferente es el distinto grado de rechazo social que acarrearían tales prácticas para unos y otras, aspecto en el que Tolomeo no entra y en el que, en todo caso, influyen otros factores (entre ellos, por ejemplo, y no el menos importante, la inferior posición social de la que parte la mujer con respecto al hombre).
En cualquier caso, aunque la pretendida asimetría de Brooten solo estaría en el mayor o menor grado de rechazo social implícito en las distintas prácticas sexuales descritas por Tolomeo, lo cierto es que podemos detectar un leve desequilibrio explícito en el texto. En efecto, en los párrafos inmediatamente siguientes a nuestro fragmento [2.1], glosados más arriba (§§ 10-11), al distinguir Tolomeo entre aquellas personas que llevan en secreto sus desviaciones sexuales (provocadas, como sabemos, por el influjo conjunto de Luna y Sol en signos femeninos y Venus feminizado) y aquellas otras que las exhiben abiertamente (cuando a la misma configuración astral se añade Marte feminizado), en ambos casos se especifican cuáles son esos comportamientos para ambos sexos:
[S]i las luminarias […] se encuentran en signos femeninos […], las mujeres se exceden en su tendencia natural y los hombres en la contraria a su naturaleza ... Si Venus también está feminizado, las mujeres devienen adúlteras, lascivas y particularmente proclives a tener relaciones sexuales naturales en todo momento y con cualquiera, […] mientras que los hombres se vuelven flojos y débiles en las relaciones antinaturales y adoptan pasivamente el papel de mujeres, aunque en secreto y a escondidas; pero si Marte está también feminizado, su comportamiento desvergonzado es abierto y franco y realizan los actos mencionados para uno y otro sexo, se prostituyen, se entregan a la promiscuidad y asumen una conducta totalmente reprobable e impúdica, hasta quedar marcados por el escarnio ultrajante de tales prácticas15.
Es cierto que la referencia primera a prácticas desviadas en privado distingue expresamente entre hombres y mujeres (αἱ μὲν γυναῖκες […], οἱ δὲ ἄνδρες), mientras que la referencia siguiente a esas prácticas en público utiliza solo el masculino (ἀποτελοῦντες […] περιβαλλόμενοι), pero la precisión de que «realizan los actos mencionados para uno y otro sexo» (τὰ προκείμενα καθ’ ἑκάτερον εἶδος ἀποτελοῦντες: cursivas nuestras) parece no dejar dudas de que se trata del masculino genérico y de que, por tanto, la referencia a la prostitución debe entenderse tanto masculina como femenina16.
Frente a esto (y ahí radicaría ese desequilibrio en la estructura del texto al que nos referíamos más arriba), en la descripción de los comportamientos desviados producidos por la misma configuración astral, pero en signos masculinos, que leemos inmediatamente antes, al final de nuestro fragmento [2.1], encontramos que, para ilustrar la misma distinción entre vicios privados y públicos, solo se utiliza el ejemplo de las tríbadas, que «tienen trato con hembras y realizan actos de hombres», bien en privado, cuando solo Venus está masculinizado, o bien, cuando lo está también Marte, «abiertamente, de manera que a veces incluso presentan como si fueran sus esposas legítimas a las mujeres con las que tienen trato». Obviamente, el ejemplo elegido por Tolomeo excluye una referencia genérica a ambos sexos, como hemos visto que ocurre más adelante con la prostitución, pues esta primera especificación sólo se aplica a mujeres, y parece descartable pensar que Tolomeo tuviera en mente también «matrimonios» de hombres al escribir esa frase, aunque no lo dijera expresamente.
Otro punto reseñable de este pasaje, y que se contrapone a la general parquedad de los textos que hemos visto en Doroteo y veremos en otros astrólogos, es la riqueza del léxico utilizado, que arroja luz sobre algunas de las características que se atribuyen a las tríbadas. El inusual adjetivo ῥιψόφθαλμος, por ejemplo, incide en la peculiar manera que tienen estas mujeres de mirar al objeto de sus pasiones; ya en el siglo III a. C. el filósofo estoico Crisipo incluía la ῥιψοφθαλμία entre los tipos de deseos, definiéndola como ταχυτὴς περὶ τὸ ἰδεῖν τὸ ποθούμενον17, y más tarde, en las Constituciones apostólicas, datadas en el siglo IV (aunque muchos de sus materiales remontan probablemente al siglo II), se dice que, junto a la obscenidad y la bebida, esa manera apasionada de mirar puede ser causa de «fornicaciones y adulterios»18. Otro atributo señalado por Tolomeo es la lascivia de las tríbadas, a quienes llama λάγνοι, una calificación moral abiertamente negativa y que se ve acentuada por el carácter contra natura de sus relaciones sexuales (τὰς παρὰ φύσιν ὁμιλίας)19, en las que asumen el papel activo y penetrador del hombre (ἀνδρῶν ἔργα ἐπιτελοῦσαι). Destacable también, sin duda, es el sentido sexual del verbo διατίθημι, que Tolomeo utiliza a la vez en formas de voz activa y voz pasiva para distinguir, en la relación sexual de unas mujeres con otras, la parte activa (αἱ δὲ γυναῖκες […] διατιθέασι […] θηλείας: «las mujeres […] tienen trato […] con hembras») de la parte pasiva (γυναῖκας τὰς διατιθεμένας: «las mujeres con las que tienen trato»). Se trata de un sentido sexual que, por lo que sabemos, no aparece reflejado hasta ahora en los grandes léxicos de referencia y que está estrechamente ligado al sentido técnico, este sí recogido en algunos diccionarios, que encontramos en gramáticos como Apolonio Díscolo, quien utiliza a menudo el verbo en sus diátesis activa y pasiva para indicar, respectivamente, el «sujeto» o el «ser activo o agente» (τὸ διατιθέν, διατιθέναι) y el «objeto» o el «ser pasivo o paciente» (τὸ διατιθέμενον, διατίθεσθαι)20. Esta distinción formal de Tolomeo entre mujeres homosexuales activas y pasivas permite matizar bastante las afirmaciones de Brooten respecto al tratamiento de la «tribas’s partner» por parte de nuestro autor, quien, según esta estudiosa, «visualizes relationships in which one woman takes on the active male role, while the other woman, not actually under discussion in the Tetrabiblos, seems to maintain the natural, feminine, passive role»21, pues esta adjudicación del rol femenino y naturalmente pasivo a la partenaire de la lesbiana no es algo que simplemente «parezca», como escribe Brooten, o que sea más o menos deducible por el contexto, sino una característica formalmente expresa.
Pero quizá el aspecto que ha despertado mayor interés y polémica en este primer pasaje de Tolomeo que comentamos sea precisamente la mencionada idea de que, en ciertas condiciones, las lesbianas consideran esposas legítimas a las mujeres con las que tienen relaciones. En efecto, autores como Boswell o Brooten consideran el texto de Tolomeo «a historical source for woman-woman marriage» y lo conectan con algunos otros pasajes de autores más o menos contemporáneos que parecen apoyar la existencia de parejas estables de mujeres homosexuales que habrían gozado de un cierto reconocimiento formal o al menos social como verdaderos matrimonios22. Nos referimos principalmente a pasajes como el del Pedagogo de Clemente de Alejandría (III 21.3: γυναῖκες ἀνδρίζονται παρὰ φύσιν γαμοῦμεναί τε καὶ γαμοῦσαι γυναῖκας) o el de los Diálogos de cortesanas de Luciano (5.3: μή με καταθήλυνε, […] Μέγιλλος γὰρ ἐγὼ λέγομαι καὶ γεγάμηκα πρόπαλαι ταύτην τὴν Δημώνασσαν, καὶ ἔστιν ἐμὴ γυνή)23, en los que se utilizan formas del verbo γαμεῖν cuyos sujeto y objeto son a la vez mujeres, lo que podría entenderse como una referencia a matrimonios femeninos. Pero la interpretación de estos y otros pasajes24 en la línea de la argumentación de Boswell y Brooten ha sido rebatida sólidamente por Cameron25, quien demuestra que el verbo γαμεῖν, tal como lo usan Clemente de Alejandría y Luciano en los citados textos, no implica matrimonio, sino simplemente relación sexual26, y pone de relieve los problemas que tal interpretación plantea también en otros pasajes, especialmente en el que nos ocupa de Tolomeo. Tras subrayar aquí Cameron que lo que dice literalmente Tolomeo es que a veces las tríbadas «presentan como si fueran sus esposas legítimas a las mujeres con las que tienen trato» (νομίμας ὥσπερ γυναῖκας τὰς διατιθεμένας ἀναδεικνύειν: cursivas nuestras), afirma que «[t]hat ὥσπερ makes all the difference. If these relationships could be compared to marriages, they were obviously not marriages»27, y zanja el asunto con la siguiente conclusión, que compartimos plenamente:
[…] the most significant thing about the passage of Ptolemy is surely the distinction he draws between the two categories of women who love women: those who keep their relationships secret and hidden away […] and those who proclaim them openly, sometimes going so far as to refer to their partners «as if their lawful wives.» Whatever we think of his astrological explanation, there can be little doubt that female couples who openly lived together were a not uncommon feature of the observant Ptolemy’s everyday world […] So sharply drawn a distinction between in- and out-of-the-closet gay couples seems to me a more positive gain than the dubious hypothesis of gay marriages28.
Lo cierto es que no hay ninguna base sólida para afirmar que en el mundo antiguo hubiera estado legalizado el matrimonio homosexual; en realidad, ningún legislador se habría ni siquiera planteado tal cosa, pues el fin del matrimonio era fundamentalmente la procreación de ciudadanos. Por tanto, el hecho de que pueda haber habido relaciones homoeróticas más o menos estables entre mujeres, como parece desprenderse del texto de Tolomeo y de algún otro, no implica necesariamente que debamos hablar de matrimonios lésbicos. Además, por más que se trate de un argumentum ex silentio, el hecho de que el Comentarista Anónimo de Tolomeo no estimara oportuno hacer ninguna anotación o aclaración al texto del alejandrino en este punto concreto –cuando sí que glosa o resume las frases anteriores referidas a las tríbadas, como hemos visto, lo que excluye el silencio pudoris causa– podría ser también una prueba indirecta de lo que decimos, en el sentido de que no lo consideró un asunto problemático o que requiriera de alguna explicación.
Antes de pasar a comentar otros pasajes, merece un último apunte la expresión utilizada por Tolomeo en nuestro fragmento [2.1] para presentar a las mujeres homosexuales, a las que se refiere, según hemos visto, como «las llamadas tríbadas», que «tienen trato con hembras y realizan actos de hombres» (αἱ καλούμεναι τριβάδες· διατιθέασι γὰρ θηλείας ἀνδρῶν ἔργα ἐπιτελοῦσαι). Ya en la primera parte de esta serie de trabajos nuestros, al hablar de Doroteo de Sidón, avanzábamos que la expresión «realizar actos de hombres» es recurrente en los textos astrológicos griegos y latinos a la hora de caracterizar a las mujeres homosexuales29, por lo que no insistiremos más en una idea que seguirá apareciendo, como aquí, en ulteriores entregas. Pero lo que nos llama especialmente la atención en la frase de Tolomeo es esa precisión o acotación del término τριβάδες con el participio καλούμεναι, seguida además de una proposición explicativa introducida por γάρ: da la impresión de que a nuestro autor le sonara extraño o poco usual el término τριβάς y que sintiera la necesidad o al menos la conveniencia de explicarlo a sus lectores. Es probable, sin embargo, que la palabra esté atestiguada en griego al menos desde un siglo antes, precisamente en Doroteo de Sidón, como ya vimos en su momento, y es seguro que lo está también en latín, donde desde el siglo I d. C. se usó por lo común para referirse a las lesbianas el préstamo directo tribas, procedente sin duda del habla coloquial. Sabemos, además, que el término τριβάς deriva del verbo τρίβω, cuyo significado habitual de «frotar, restregar» puede aludir a veces a la masturbación, y que, según el Léxico aticista del gramático Moeris (s. II d. C.), era vocablo propio del griego de la koiné (es decir, era de procedencia y uso más popular), pero se evitaba en el dialecto ático, más culto y refinado30. Por todo ello, pensamos que la aparente prevención o reticencia de Tolomeo al utilizar el término debe achacarse más bien a que lo percibía como una palabra un tanto vulgar, antes que inusual o rebuscada.
Tolomeo menciona de nuevo a las tríbadas en otras dos ocasiones, ambas en el capítulo 5 del libro IV, que trata sobre el matrimonio y otras formas de relación sexual (περὶ συναρμογῶν). En concreto, los ocho primeros parágrafos tratan el matrimonio comme il faut, es decir «las uniones legítimas de un hombre y una mujer» (5.1: τῶν κατὰ νόμους ἀνδρὸς καὶ γυναικός συμβιώσεων), para dictaminar sobre las cuales el astrólogo debe tener en cuenta la posición de las luminarias (la Luna, en el caso de los hombres, y el Sol, en el caso de las mujeres) y sus distintas configuraciones con los planetas y con algunos signos zodiacales, cuya naturaleza determinará la calidad de los cónyuges (si se casarán jóvenes y con jóvenes o no, si serán o no buenos maridos y esposas) y la estabilidad del matrimonio. A partir del parágrafo 9 y hasta el 20, con el que concluye este capítulo 5, se tratan «los matrimonios que son de cualquier otro tipo» (5.9: τὰς δὲ κατ’ ἄλλον οἱονδήποτε τρόπον γινομένας συναρμογὰς), centrándose Tolomeo en la atracción sexual y sus consecuencias para uno u otro cónyuge, tanto en las «uniones apropiadas y legítimas» (τὰς συμβιώσεις οἰκείας καὶ νομίμους) o «placenteras y sólidas» (5.11: ἡδείας καὶ εὐσταθεῖς) como en otras escandalosas y rechazables (5.10: περιβοησίας), sobre todo de carácter incestuoso, a cuya casuística y tipología se dedica un considerable espacio (5.10-12)31. Los astros que deben tenerse en cuenta para analizar este otro tipo de uniones, en su mayoría ilegítimas y aborrecibles, son ahora Venus, Marte y Saturno (5.9), cuya influencia se ve modificada por sus distintas configuraciones con Mercurio y las luminarias o con algunos signos zodiacales, incluso con grados particulares de estos32, que en general aumentan las consecuencias negativas en los individuos nacidos bajo su influjo. Así, en 5.13 se dice que Venus y Saturno en lugares femeninos «producen individuos pervertidos dispuestos a cualquier tipo de relación activa o pasiva» (ποιοῦσι καὶ οὕτως καταφερεῖς καὶ πρὸς τὸ διαθεῖναί τε καὶ διατεθῆναι πάντα τρόπον προχείρους) y en ciertas posiciones zodiacales, como las partes anteriores y posteriores de Aries, las partes posteriores de Leo y el rostro de Capricornio, producen «también individuos depravados» (καὶ ἀσελγεῖς).
Obsérvese que los adjetivos utilizados por Tolomeo en este último pasaje son todos de dos terminaciones (καταφερής, πρόχειρος, ἀσελγής), es decir tienen la misma forma para masculino y femenino, y nada hay en el contexto inmediato del parágrafo que nos indique que las consecuencias de esa determinada configuración astral deban aplicarse solo a hombres, por lo que, al menos teóricamente, καταφερεῖς, προχείρους y ἀσελγεῖς podrían referirse aquí tanto a hombres como a mujeres. Y puesto que en la frase encontramos de nuevo el mencionado sentido sexual de διατίθημι33, usado en sus formas activa y pasiva para distinguir la relación sexual activa de la pasiva (πρὸς τὸ διαθεῖναί τε καὶ διατεθῆναι), un sentido que ya encontramos referido a las tríbadas y sus partenaires en nuestro fragmento [2.1] y volveremos a ver en [2.3] (πρὸς τὸ διατίθεσθαι […] πρὸς τὸ διατιθέναι), no sería descabellado sugerir aquí una posible alusión a mujeres depravadas que tienen relaciones sexuales con otras mujeres.
En cualquier caso, no será hasta inmediatamente después de este pasaje, al distinguir, dentro de dicha configuración (Venus y Saturno en lugares femeninos), las posiciones angulares orientales y meridionales de las occidentales y septentrionales34 y señalar en estas últimas la influencia negativa del planeta Marte, cuando Tolomeo introduzca la segunda de sus referencias expresas a lesbianas:
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[2.2] |
κεντρωθέντες δὲ κατὰ μὲν τῶν πρώτων δύο κέντρων τοῦ τε ἀπηλιωτικοῦ καὶ τοῦ μεσημβρινοῦ παντελῶς ἀποδεικνύουσι τὰ πάθη καὶ ἐπὶ δημοσίων τόπων προάγουσι, κατὰ δὲ τῶν ἐσχάτων δύο τοῦ τε λιβικοῦ καὶ τοῦ βορείου σπάδοντας ποιοῦσι καὶ αὐλικοὺς ἢ στείρας ἢ ἀτρήτους, ῎Αρεως δὲ προσόντος ἀποκόπους ἢ τριβάδας· (Ptol., Tetr. IV 5.14) |
Si la configuración es angular en los primeros dos ángulos, el Oriental y el Medio Cielo, manifiestan abiertamente sus pasiones y las ponen en práctica en lugares públicos, y si es en los otros dos ángulos, el Occidental y el Septentrional, producen espadones y cortesanos, o mujeres estériles o sin orificios, y, si Marte está presente, castrados o tríbadas. |
Vemos aquí que las tríbadas se ponen en relación con «mujeres estériles o sin orificios» (στείρας ἢ ἀτρήτους), en paralelo a «espadones y cortesanos» (σπάδοντας […] καὶ αὐλικοὺς), por un lado, y a «castrados» (ἀποκόπους), por otro, en lo que parece ser una gradación de menor a mayor degeneración centrada en el aspecto de la esterilidad35. En efecto, como ya señalara Cumont, el castigo de la perversión era la esterilidad, considerada por los antiguos como una gran desgracia, mucho más que en la actualidad, entre otras razones, aunque no la menor, porque un matrimonio sin hijos no tendría a su muerte las debidas honras fúnebres36. Además, como ya hemos mencionado y podremos comprobar más adelante, la referencia a la esterilidad no es infrecuente en los textos astrológicos que mencionan a lesbianas, asociadas a menudo en estos casos, como en el pasaje de Tolomeo, con eunucos y con hombres sexualmente pasivos37, y encuentra un paralelo en algunos textos médicos y científicos que asocian mujeres hombrunas (ἀνδρῶδεις, ἀρρενωποί), hombres afeminados y esterilidad38.
Sorprende, sin embargo, que se incluya en esta ecuación, estrechamente ligado a σπάδων y ἀπόκοπος, el término αὐλικός, del que ninguno de los grandes diccionarios de referencia recoge acepción alguna cercana a «castrado», «eunuco» vel sim., y tampoco el Thesaurus Linguae Graecae registra ningún pasaje, salvo este de Tolomeo, en el que tales términos aparezcan relacionados de algún modo. La consulta del aparato crítico de las ediciones de Hübner, Robbins y Feraboli nos alerta de que se trata de un pasaje textualmente problemático, pues constatamos allí que el manuscrito Y39 presenta la lectura «αὐλίσκους», mientras que la segunda edición de Camerarius (Basilea, 1553) eliminaba el «αὐλικοὺς» de la mayoría de los códices mantenido en la primera (Núremberg, 1535) y ofrecía directamente «ευνούχους», sin ningún apoyo en la tradición manuscrita pero inducido sin duda por el sentido que la palabra αὐλικός parece asumir en este contexto.
Este aparente problema semántico, que hace que las traducciones más recientes de este pasaje a lenguas modernas oscilen en este punto entre el «eunuchs» de Robbins y el «cortigiani» de Feraboli40, ya había llamado la atención del Comentarista Anónimo del Tetrabiblos, quien bajo el lemma «καὶ αὐλικοὺς» tolemaico consideró conveniente añadir «ὥστε μὲν ὄρχεις μὴ ἔχειν, τὸν αὐλίσκον δὲ μόνον» (157, 38-40 Wolf), un escolio seguido también por la paráfrasis del Comentario Anónimo al Tetrabiblos compuesta en torno al último cuarto del siglo XIV por el humanista bizantino Isaac Argiro, que escribe «αὐλικούς φησι τοὺς ὄρχεις μὴ ἔχοντας ἐκ φύσεως, μόνον δὲ αὐλόν» (IV 19, p. 303 Domínguez Alonso). Esta curiosa explicación etimológica del término αὐλικός parece entenderlo como derivado de αὐλός en su sentido original de «tubo, canuto, conducto», con referencia a la uretra o más bien al pene41: lo confirman las traducciones latinas del Comentario anónimo, tanto la publicada a nombre del humanista Jorge Valla en 1502 (et tibiales ut testes non habeant at tibialem solum)42 como la que acompaña a la mencionada edición de Wolf de 155943 (et canales] ut testes non habeant, sed fistulam tantum), y también sobre todo la traducción de la paráfrasis de Argiro (et aulicos] aulicos vocat eos qui testiculos naturaliter non habent, sed ipsum penem solum), datada en la primera mitad del siglo XVI44.
En vista de estas explicaciones, uno estaría tentado de traducir el «αὐλικοὺς» de Tolomeo por fistulosos, referido a quienes, por malformación genital o castración del miembro, tenían un micropene o solamente el orificio uretral a ras del pubis (quizá con un tubito o varilla metálica para evitar que se cerrara el orificio y facilitar la micción). Pero no creo que nuestro autor tuviera en mente un sentido de αὐλικός distinto al habitual de ‘cortesano, áulico’ y, antes que decantarme por complejas explicaciones fisiológicas, pero sin aceptar por supuesto la drástica intervención textual de Camerarius en su segunda edición (el mencionado «εὐνούχους»), me inclino a pensar que la inopinada asociación entre castrados y cortesanos del pasaje de Tolomeo debe ponerse en relación con el conocido papel de los eunucos como sirvientes no solo en las casas de gente adinerada y familias principales, sino sobre todo en los palacios y cortes de los monarcas helenísticos y luego en la corte imperial romana y bizantina, donde llegaban incluso a ocupar cargos de gran importancia. Es cierto que los eunucos concitaban generalmente el desprecio social, pero a la vez tenían una privilegiada posición ante nobles y gobernantes45, y la frecuencia con la que los antiguos astrólogos hablan de los eunucos muestra precisamente la amplia difusión de su empleo como sirvientes en la corte y en las grandes casas de la nobleza de la época46. Así, hablar de «espadones y cortesanos» (σπάδοντας […] καὶ αὐλικοὺς) sería tanto como decir «castrados y eunucos (de la corte)», entendiendo αὐλικός no como derivado de αὐλός, según parecen haberlo interpretado el Comentarista Anónimo y sus traductores posteriores (por no mencionar al copista del códice Y o de su fuente, que escribió αὐλίσκους), sino como derivado de αὐλή en su sentido de «corte» o «palacio»47, y por tanto con el significado de «eunuco», según lo entendieron humanistas como Philipp Melanchton, en la versión latina que acompañaba a la edición de Camerarius de 1553 (spadonum et eunuchorum causa erunt)48, o Girolamo Cardano, en su traducción comentada al tratado de Tolomeo (spadones efficit et eunuchos)49. En todo caso, puesto que no parece plausible que Tolomeo se tomara la molestia de enumerar por separado σπάδοντας καὶ αὐλικούς si se tratara de términos sinónimos e intercambiables, cabe pensar que el primer término aludiría a castrados o eunucos en general y el segundo a un tipo concreto de castrados50.
Al referirse a nuestro pasaje [2.2], Brooten se limita a constatar que Tolomeo agrupa a mujeres lesbianas con hombres castrados y a señalar que, en paralelo con eunucos, determinadas configuraciones astrales producen también mujeres limitadas en sus capacidades reproductivas51, pero, además de omitir cualquier referencia al sentido de αὐλικός que acabamos de discutir, no profundiza lo suficiente, a nuestro parecer, en la relación de las tríbadas con la esterilidad, a la que ya nos hemos referido. Menos aún aporta al respecto Boehringer, quien, aparte de dar una referencia errónea del texto de Tolomeo, afirma que las tríbadas se asocian en él con «hommes impuissants, eunuques ou “sans orifices”»52, dando a entender como masculino el adjetivo ἀτρήτους, que es evidentemente femenino (pues va coordinado con στείρας y en paralelo con τριβάδας)53, y añade que casos similares son descritos también por Hefestión en sus Apotelesmatica («cas de figures également décrit par Héphaistion»), cuando lo cierto es que el pasaje de Hefestión al que se refiere (II 21), como veremos en su momento, no hace más que repetir literalmente las palabras de Tolomeo.
A continuación de nuestro pasaje [2.2] señala Tolomeo que, para conocer la disposición o condición respecto a los placeres sexuales (IV 5.15: διάθεσιν πρὸς τὰ ἀφροδίσια) de los individuos a quienes levanta el horóscopo, el astrólogo debe tener en cuenta en general el planeta Marte, por lo que respecta a los hombres, y poco después (IV 5.18) pasa a estudiar este tema en el caso de las mujeres, para quienes hay que fijarse en Venus, una de cuyas configuraciones (con Marte y Júpiter en posiciones o aspectos masculinos) producirá también mujeres con tendencias homosexuales:
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[2.3] |
ἐπὶ δὲ τῶν γυναικῶν τὸν τῆς ᾿Αφροδίτης ἐπισκεπτέον· συσχηματιζόμενος γὰρ τῷ τοῦ Διὸς ἢ καὶ τῷ τοῦ Κρόνου σώφρονας καὶ καθαρίους ποιεῖ περὶ τὰ ἀφροδίσια, καὶ τοῦ τοῦ Κρόνου δὲ ἀπόντος τῷ τοῦ ῾Ερμοῦ συνοικειωθεὶς κεκινημένας μὲν καὶ ὀρεκτικάς, εὐλαβεῖς δὲ καὶ ὀκνηρὰς τὰ πολλὰ καὶ τὸ αἰσχρὸν φυλασσομένας. ῎Αρει δὲ μόνῳ μὲν συνὼν ἢ καὶ συσχηματισθεὶς ὁ τῆς ᾿Αφροδίτης ποιεῖ λάγνους, καταφερεῖς καὶ μᾶλλον ῥᾳθύμους· ἐὰν δὲ καὶ ὁ τοῦ Διὸς αὐτοῖς προσγένηται, κἂν μὲν ὁ τοῦ ῎Αρεως ὑπὸ τὰς αὐγὰς ᾖ, συνέρχονται δούλοις ἢ ταπεινοτέροις ἢ ἀλλοφύλοις, ἐὰν δὲ ὁ τῆς ᾿Αφροδίτης, ὑπερέχουσιν ἢ δεσπόταις, ἑταιρῶν ἢ μοιχάδων ἐπέχουσαι τρόπον· κἂν μὲν τεθηλυσμένοι ὦσι τοῖς τόποις ἢ τοῖς σχήμασιν οἱ ἀστέρες, πρὸς τὸ διατίθεσθαι μόνον καταφερεῖς, ἐὰν δὲ ἠρρενωμένοι, καὶ πρὸς τὸ διατιθέναι γυναῖκας. (Ptol., Tetr. IV 5.18-19) |
Para las mujeres debe observarse Venus. En efecto, si Venus está en aspecto con Júpiter o también con Saturno, las hace castas y puras en las relaciones sexuales, y si convive con Mercurio en ausencia de Saturno las hace excitables y deseosas, pero prudentes y cautas, por lo general, y vigilantes ante lo vergonzoso. Si Venus está en compañía de Marte solamente o en aspecto con él, las hace lascivas, pervertidas y más bien indolentes, mientras que si los acompaña Júpiter, y Marte está bajo los rayos [del Sol], tendrán relaciones con esclavos, personas de clase baja o extranjeros, y si lo está Venus, con personas de rango superior o señores, asumiendo el papel de cortesanas o adúlteras; si los planetas están feminizados por sus posiciones o sus aspectos, [las mujeres] tienden sólo a adoptar la parte pasiva en la relación, pero si están masculinizados, son proclives a tener relaciones con otras mujeres como parte activa. |
Boehringer no recoge este pasaje, quizá porque en él no se menciona expresamente a las tríbadas, como sí ocurre en los anteriores, mientras que Brooten lo cita de manera general junto con nuestro pasaje [2.2], que es el que destaca en su análisis, como ya hemos señalado54. Incomprensiblemente, Brooten parece no darle importancia a la frase final de [2.3], que distingue, con las mismas expresiones utilizadas en nuestro pasaje [2.1], la relación pasiva natural de la mujer (τὸ διατίθεσθαι)55 y la relación activa con otras mujeres (τὸ διατιθέναι γυναῖκας), y sin embargo se detiene en el parágrafo inmediatamente siguiente, con el que concluye el capítulo 5 del libro IV y que reza así:
Ahora bien, cuando Saturno tiene afinidad con las mencionadas configuraciones, si él mismo está feminizado causa solamente depravaciones, mientras que en el orto y masculinizado pone (scil. a los nativos) en burdeles o produce amantes de los burdeles [o bien suscita personas censurables o produce amantes de personas censurables, según la lectura ἐπιψόγους […] ἐπιψόγων de las ediciones anteriores a Hübner], en cambio la participación de Júpiter induce siempre a un mayor decoro en las pasiones y la de Mercurio a una mayor notoriedad e inestabilidad56.
Brooten, que lee aquí, siguiendo el texto de la edición de Robbins, ἐπιψόγους ἵστησιν ἢ τῶν ἐπιψόγων ἐραστὰς ἀπεργάζεται, asume que este parágrafo sigue refiriéndose a las mujeres, como los dos anteriores, pues parafrasea su inicio con estas palabras: «If, however, Saturn is rising and has become masculine, Saturn makes the women (cursivas nuestras) either objects of censure themselves or lovers (erastai) of those who are objects of censure», lo que la lleva a afirmar que, al elegir Tolomeo para referirse a mujeres la forma masculina ἐρασταί en vez de la femenina ἐράστριαι, «explicitly defines them [i.e. las mujeres] as active and masculine». Es cierto que el procedimiento de atribuir características masculinas a una mujer aplicándole términos masculinos en lugar de los correspondientes y esperables femeninos no es una idea desdeñable ni un recurso inusitado en la literatura clásica57, pero creo que en este caso debe descartarse tal interpretación, pues el pasaje en cuestión no se refiere explícitamente a mujeres, como sí lo hace el inmediatamente anterior. En mi opinión, lo que se indica en este último parágrafo del capítulo 5 del libro IV de Tolomeo es más bien un apunte o añadido general a lo que más arriba se ha dicho específicamente sobre el comportamiento sexual de los hombres (distintas configuraciones con Marte: §§ 15-17) y de las mujeres (distintas configuraciones con Venus: §§ 18-19), como puede colegirse por el adverbio o partícula que encabeza el pasaje, μέντοι, aquí con su sentido habitual en prosa de introducir un nuevo argumento distinto a lo anterior58. De hecho, Tolomeo no hace más que repetir el esquema que ya vimos en III 15.12, donde, tras describir una serie de configuraciones de Marte, por un lado, y de Venus, por otro, y los comportamientos o tipos humanos que generan, terminaba indicando en general la influencia de los restantes planetas en tales comportamientos: Saturno induce a una mayor licenciosidad e impureza, Júpiter a una mayor prudencia y cautela, y Mercurio a una mayor notoriedad e inestabilidad.
Terminamos nuestro análisis, en fin, resumiendo las ideas fundamentales que encontramos en el Tetrabiblos de Tolomeo respecto a las lesbianas, como hicimos en la primera entrega de este trabajo con el Carmen astrologicum de Doroteo de Sidón. Veamos, en primer lugar, las configuraciones en cuestión:
Comprobamos que se mantiene la idea, presente ya en Doroteo, de que el planeta Venus «masculinizado» puede influir en el nacimiento de mujeres con inclinaciones homosexuales, pues en todas las configuraciones de Tolomeo al respecto está presente Venus (también Marte, aunque en [2.1] solo de manera parcial) habitualmente en signos, aspectos o lugares masculinos (solo aparece «feminizado» en [2.2], donde se introduce el tema de la esterilidad, lo que está sin duda en relación con la presencia de Saturno en dicha configuración). Se opone, en cambio, a lo que vimos en Doroteo, donde a veces faltan Venus y/o Marte en la configuración que produce tríbadas, y las configuraciones son en general más complejas.
Recordemos que para Doroteo la homosexualidad en general, también la femenina, es un mal que, como el adulterio o la promiscuidad sexual, puede verse acentuado o empeorado por distintas configuraciones astrales, pero Tolomeo va más allá clasificándola directamente, junto con otras perversiones sexuales, entre las enfermedades de la parte pasional o sensitiva del alma, y su tratamiento del lesbianismo es sin duda más completo, con mayor riqueza léxica y variedad de matices. En él aparece de nuevo, como encontramos ya en Doroteo y aparecerá también de forma recurrente en otros astrólogos, la idea de que las mujeres homosexuales «realizan actos de hombres» contrarios a su naturaleza femenina, así como su relación con la prostitución, aunque es novedosa la peculiar caracterización de la mirada de estas mujeres, la alusión a que pueden establecer lazos afectivos comparables al matrimonio y, sobre todo, su relación con la esterilidad, que encontraremos también con frecuencia en la mayoría de astrólogos posteriores.
Bibliografía Citada
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Notas
* Este trabajo forma parte de la actividad del Grupo de Investigación «Hermes» (HUM-312), financiado por la Junta de Andalucía. Agradecemos a los informantes anónimos que revisaron la primera versión del trabajo sus acertadas correcciones y atinadas sugerencias, que hemos procurado incorporar en la medida de lo posible en esta versión final, mejorada sin duda gracias a sus aportaciones. Por supuesto, los errores o imprecisiones que puedan subsistir son exclusivamente nuestros.
1 Sobre la vida y obra de Tolomeo, y en particular sobre la estructura, fuentes, transmisión e influencia posterior de su tratado de astrología, la información fundamental está recogida en los trabajos de Robbins (1940: V-XXII), Feraboli (1985: IX-XVIII), Bezza (1990: IX-XV), Aujac (1993), Calderón Dorda (2002), Brennan (2017: 101-105) y Domínguez Alonso (2019: LVIII-LXXI). En cuanto al texto del Tetrabiblos, seguimos la edición de Hübner (1998).
2 Feraboli (1985: X s.); cf. también Bezza (1990: IX-X).
3 Sobre este último capítulo del libro III vid. Bouché-Leclercq (1899: 434-436) y Hübner (2014: 158-160), quienes subrayan su «simetría perfecta», tanto formal como de contenido.
4 Cf. Ptol., Tetr. III 15.7 (ἡ μὲν οὖν περὶ τὸ ποιητικὸν τῆς ψυχῆς […] νοσηματικὴ παραλλαγὴ […] ἡ δὲ τῶν περὶ τὸ παθητικὸν); en cambio, en 15.2 y 15.4 la distinción se establece no entre τὸ ποιητικόν y τὸ παθητικόν, sino entre este último y τὸ διανοητικόν, la «parte intelectiva».
5 Recordemos que la astrología antigua (cf. por ejemplo Ptol., Tetr. I 13; Antioch. Astr., Thes. 1.1-43) asignaba un género específico (junto con otra serie de características normalmente binarias: diurno o nocturno, humano o animal, fértil o estéril, etc.) a los doce signos del zodíaco (masculinos los impares: Aries, Géminis, Leo, Libra, Sagitario y Acuario, y femeninos los pares: Tauro, Cáncer, Virgo, Escorpio, Capricornio y Piscis), así como a los siete planetas y luminarias (masculinos el Sol, Saturno, Júpiter y Marte, femeninos la Luna y Venus, mientras que Mercurio era a la vez masculino y femenino): vid. Bouché-Leclercq (1899: 154 ss.).
6 Para las analogías y diferencias con la tradición astrológica anterior y posterior a Tolomeo respecto a las combinaciones astrales que inciden en el deseo sexual y provocan sus perversiones, vid. el comentario de Feraboli (1985: 451) y el resumen de Hübner (2014: 158-160). Sobre los estereotipos de lo masculino y lo femenino que maneja Tolomeo en su obra, y que son aplicables a la mayoría de astrólogos antiguos, es útil el trabajo de Pérez Sedeño (1994) y en especial el citado artículo de Hübner (2014).
7 Obsérvese que la eventualidad de estar en signos masculinos se dice solo de las luminarias, no de los planetas. Según Tolomeo, los planetas se masculinizan no por estar situados en signos masculinos, sino por otros factores: cuando son matutinos y preceden al Sol o cuando ocupan el primer o tercer cuadrante de la esfera local (cf. Ptol., Tetr. 1.6).
8 Frente a la forma ἐπιτελούσας que presentan aquí las ediciones de Boll & Boer (1940) y de Hübner (1998), lo que daría «tienen trato con hembras que realizan…», preferimos la lección ἐπιτελοῦσαι, mayoritaria en los códices y adoptada en sus ediciones por Robbins (1940) y por Feraboli (1985).
9 Vid. por ejemplo Manilio, V 154-156, que usa el término morbus para referirse a homosexualidad masculina, o el Pseudo-Manetón, I (V) 32, que habla de mujeres «que se vuelven locas por [otras] mujeres» (γυναιμανέες […] ἐοῦσαι), o también Fírmico Materno, III 5, 23, que menciona a «mujeres hombrunas y que nunca se ayuntarán en coito viril o que, si alguna vez se ayuntaran con un hombre, nunca concebirán ni parirán» (mulieres viragines et quae se numquam virili coitu coniungant vel si se aliquando viro coniunxerint, numquam concepturas aut edituras partum).
10 Para un tratamiento exhaustivo del capítulo de Celio Aureliano, vid. Brooten (1996: 146-162).
11 Vid. Macías Villalobos (2006: 245 s.).
12 Anon., in Ptol., 144, 50-52: αἱ δὲ γυναῖκες ἀρρένων ἔργα ποιήσουσιν, τριβάδες οὖσαι καὶ αἰσχρότητος ἀναπιμπλάμεναι. Aunque mantenemos la numeración de página y líneas de la edición de Wolf (1559), la única completa de esta obra publicada hasta la fecha, seguimos la edición del pasaje del Comentario correspondiente a Ptol., Tetr. III 15.8-12 realizada por Domínguez-Alonso (2015), quien corrige el τρίβουσαι wolfiano con la lectura τριβάδες οὖσαι que presenta el códice vaticano Barb. gr. 274. Sobre la fecha de composición del Comentario seguimos a Caballero-Sánchez (2021), quien la fija entre los años 467 y 575.
13 Brooten (1996: 127).
14 Sen., Ep. 95, 21.
15 Ptol., Tetr. III 15.10-11: τῶν φώτων […] ἐν θηλυκοῖς ζῳδίοις ὑπαρχόντων […] αἱ μὲν γυναῖκες ὑπερβάλλουσι τοῦ κατὰ φύσιν, οἱ δὲ ἄνδρες τοῦ παρὰ φύσιν […] ἐὰν δὲ καὶ ὁ τῆς ᾿Αφροδίτης ᾖ τεθηλυσμένος, αἱ μὲν γυναῖκες καταφερεῖς τε καὶ μοιχάδες καὶ λάγνοι γίνονται πρὸς τὸ διατίθεσθαι κατὰ φύσιν ἐν παντί τε καιρῷ καὶ ὑπὸ παντὸς οὑτινοσοῦν, […] οἱ δὲ ἄνδρες μαλακοί τε καὶ σαθροὶ πρὸς τὰς παρὰ φύσιν συνουσίας καὶ γυναικῶν ἔργα διατιθέμενοι παθητικῶς, ἀποκρύφως μέντοι καὶ λεληθότως. [11] ἐὰν δὲ καὶ ὁ τοῦ ῎Αρεως ᾖ τεθηλυσμένος, ἄντικρυς καὶ μετὰ παρρησίας ἀναισχυντοῦσι τὰ προκείμενα καθ’ ἑκάτερον εἶδος ἀποτελοῦντες τὸ πορνικὸν καὶ πολύκοινον καὶ πολύψογον καὶ πάναισχρον σχῆμα περιβαλλόμενοι μέχρι τῆς κατὰ τὴν λοιδορίαν καὶ τὴν τῆς χρήσεως ὕβριν σημειώσεως.
16 Y es de suponer que los clientes no serían solamente hombres, sino también mujeres: la práctica no es desconocida en la Antigüedad (vid. Martos Montiel & Fornieles Medina 2011: 217-219; Martos Montiel 2013: 75-77), y pueden encontrarse indicios en otros textos astrológicos, como veremos, que relacionan el lesbianismo con la prostitución.
17 Chrysipp., Frag. moralia 397 (SVF III, p. 96 s. von Arnim).
18 Const. App., VII 6.8-10: Οὐκ ἔσῃ αἰσχρολόγος οὐδὲ ῥιψόφθαλμος οὐδὲ μέθυσος· ἐκ γὰρ τούτων πορνεῖαι καὶ μοιχεῖαι γίνονται.
19 Un carácter antinatural ya señalado de manera indirecta por Doroteo de Sidón: vid. Martos Montiel (2017: 176).
20 Sobre este sentido sexual de διατίθημι, que encontraremos también en otros pasajes de Tolomeo, vid. Martos Montiel (2018: 80 s.).
21 Brooten (1996: 126); cf. también Brooten (1996: 128): «The question of the tribas’s partner remains open; Ptolemy devotes no attention to her», en referencia a nuestro fragmento [2.2].
22 Vid. Boswell (1980: 84; 1996: 163-165); Brooten (1996: 332-336).
23 La inclusión, entre los pasajes discutidos al respecto por Boswell y Brooten, de la historia que cuenta el sirio Jámblico en sus Babiloníacas acerca de los amores entre la princesa Berenice y una tal Mesopotamia (vid. Phot., Bibl. XCIV 77a20-22: περὶ Βερενίκης […] καὶ τῶν ἀγρίων αὐτῆς καὶ ἐκθέσμων ἐρώτων· καὶ ὅπως Μεσοποταμίᾳ […] συνεγίνετο, y 77b37: γάμους Μεσοποταμίας ἡ Βερενίκη ποιεῖται), considerada por Boswell como testimonio de «un auténtico casamiento entre las dos mujeres» (Boswell 1996: 164, n. 151), «notable for the very official form it seems to have taken» (Boswell 1980: 84, n. 114), se basa en un evidente error de traducción: vid. Martos Montiel (1996: 118-120) y Cameron (1998: 150-152).
24 Existe también en un texto papiráceo (P.Oxy. LXII 4340) un posible caso de una mujer que se refiere a otra como «mi mujer», pero Bagnall (1998) ha mostrado con una convincente argumentación que se trata más bien de una confusión con el marido de la destinataria de la carta.
25 Cameron (1998). Vid. también Martos Montiel (1996: 116-120), para una crítica de los argumentos de Boswell (1996) en defensa de la idea de que hubiera matrimonios entre mujeres en la Antigüedad: aparte de que se centra sobre todo en el homoerotismo masculino durante la época paleocristiana y medieval, sus conclusiones son poco consistentes y bastante discutibles. Similar crítica puede hacerse al más reciente y aún más especulativo trabajo de Moore (2023), por más que maneje con mayor soltura que Boswell las fuentes antiguas griegas y romanas.
26 El significado de «mantener relaciones sexuales» es, por demás, un sentido ampliamente atestiguado de este verbo, tanto en voz activa como pasiva, y también referido a animales («cubrir»): cf. DGE, s. v. γαμέω, I 3-4 y II 2.
27 Cameron (1998: 150).
28 Cameron (1998: 155).
29 Martos Montiel (2017: 175).
30 Martos Montiel (2017: 169 y 177).
31 Sobre el incesto en los textos astrológicos grecolatinos es de obligada consulta el trabajo de Pérez Jiménez (2016), al que debe añadirse ahora su estudio sobre la terminología aplicada a los incestos en el Comentario anónimo al Tetrabiblos de Tolomeo (Pérez Jiménez 2022).
32 Hübner (2014: 161) llama la atención sobre el hecho de que, mientras Tolomeo solo introduce grados particulares del zodiaco en este libro IV, pues en el III se ocupa casi exclusivamente de los planetas y solo en una ocasión (III 15.10) se refiere en general a signos femeninos, en cambio en los Astronomica de Manilio, escritos un siglo antes, prevalecen los signos zodiacales, mientras que los planetas tienen una función secundaria.
33 Vid. supra, n. 16.
34 En la astrología antigua, los ángulos o centros (κέντρα) son las casas principales o, por decirlo así, los puntos cardinales del horóscopo, a cada uno de los cuales se asignan unas cualidades astrológicas propias que incrementan o atenúan las cualidades de los astros que se encuentran en ellos: vid. Bouché-Leclercq (1899: 258 s.) y Martos Montiel (2015: 318).
35 Vid. también Ptol., Tetr. III 13.10-11, donde se indica que distintas configuraciones de Venus producen «hombres estériles […] eunucos o hermafroditas […] castrados o con graves defectos en sus genitales» y «mujeres propensas a abortos, partos prematuros o embriotomías […] sin orificios ni conductos […] infecundas y estériles» (οἱ μὲν ἄνδρες ἄγονοι γίνονται, αἱ δὲ γυναῖκες ἐκτρωσμοῖς ἢ ὠμοτοκίαις ἢ καὶ ἐμβρυοτομίαις περικυλίονται, […] εὐνοῦχοι ἢ ἑρμαφρόδιτοι ἢ ἄτρωγλοι καὶ ἄτρητοι γίγνονται. […] οἱ μὲν ἄνδρες ἀπόκοποι ἢ τὰ μόρια σεσινωμένοι γίνονται …, αἱ δὲ γυναῖκες ἄτοκοι καὶ στεῖραι).
36 Cumont (1937: 215). Recuérdese que en este capítulo se está hablando de los matrimonios; de los hijos tratará brevemente el capítulo siguiente, donde se menciona también la esterilidad absoluta (6.3: τελείας […] ἀτεκνίας) producida por el Sol y los planetas maléficos en signos masculinos o estériles, como Leo y Virgo.
37 Firm., III 5.23 (eunuchos faciet et mulieres viragines et quae se numquam virili coitu coniungant vel si se aliquando viro coniunxerint, numquam concepturas aut edituras partum); VII 25.4 (mulieres viragines sterilesque); VII 25.5 (mulieres quidem steriles viraginesque perficiunt, masculos autem cinaedos); Hermes Latinus, De triginta sex decanis, 25.6.16 (mulieres vero tamquam sorores, steriles tamen et crissatrices). Cf. también Heph. Astr., I 1.118.
38 Vid. Brooten (1996: 172, n. 76), que recoge varios pasajes de Sorano, principalmente, y de Aristóteles en ese sentido. Encontramos también una alusión a la esterilidad de las lesbianas en los Amores del Pseudo-Luciano (escrito probablemente en el siglo III d.C.), en cuyo parágrafo 28, al mencionar el «artificio de lascivos instrumentos» (ἀσελγῶν ὀργάνων τέχνασμα) que utilizan las mujeres para acostarse con otras como si fueran hombres (κοιμάσθωσαν γυνὴ μετὰ γυναικὸς ὡς ἀνήρ), se lo califica de «misteriosa monstruosidad de estériles» (ἀσπόρων τεράστιον αἴνιγμα).
39 Este códice Y (Parisinus gr. 2425, consignado en las ediciones de Robbins [1940] y Feraboli [1985] con la sigla P) se data generalmente en el siglo XV, aunque, según Tihon (1994), las filigranas lo situarían un siglo antes, entre 1333 y 1336 (no he podido consultar el libro de Tihon, tomo la noticia de la base de datos Pinakes | Textes et manuscrits grecs: https://pinakes.irht.cnrs.fr/notices/cote/52057/). La misma lectura αὐλίσκους transmite su apógrafo, el cód. G, copiado en el siglo XVI (Oxoniensis Laudianus gr. 50 = L en Robbins [1940], no considerado en Feraboli [1985]), pero sin duda debe tratarse de una lectura más antigua, pues ya se encontraba al parecer en el texto griego del Tetrabiblos traducido al latín por Guillermo de Moerbeke a mediados del siglo XIII: cf. Vuillemin-Diem & Steel (2015: 79 s., 125 y 286).
40 Las traducciones latinas, en cambio, oscilan entre «eunucos», desde las traducciones de Melanchton (1553) y de Cardano (1554) a las que luego nos referiremos, y la enigmática frase varias calamus distinguet voces (¿«La pluma omitirá diversas palabras»?), que aparece ya desde la primera edición impresa del Tetrabiblos en latín, a cargo de Erhard Ratdolt (Venecia, 1484), basada en la que pasa por ser la primera traducción latina del Quadripartitum de Tolomeo, realizada en 1138 por Platón de Tïvoli (Plato Tiburtinus) a partir de una versión árabe de la obra. Esta «omisión de distintas voces», que se repetirá con mínimas variantes en la traducción de Hervagius (Basilea, 1533) y en las que acompañan a la primera edición de Camerarius (Núremberg, 1535) y a la edición de Junctinus (Leiden, 1581), se explica probablemente porque se trataba de palabras árabes que Platón de Tívoli no entendió, según se colige de la traducción posterior, también a partir de una versión árabe, de Egidio de Tebaldi (1271-75), impresa por Ottaviano Scoto (Venecia, 1493), en la que encontramos en este punto lo que parece ser una o quizá dos palabras árabes transcritas o adaptadas al latín (erit castratus, algogerus, spadus, vel manerus qui filium non habebit, aut erit clausus): cf. Cadden (2013: 258, n. 114). Sobre las traducciones de Platón de Tívoli y de Egidio de Tebaldi, que la edición de Scoto dispone seguidas para cada párrafo de Tolomeo y acompañadas a continuación del correspondiente comentario de Haly Abenrudianus, y sobre las traducciones árabes del Quadripartitum vid. Lucentini (2007: 327-332).
41 El sentido figurado de αὐλός con referencia al miembro masculino se encuentra ya desde Arquíloco (fr. 42 West), y es frecuente, sobre todo en la comedia, la asociación semántica entre la flautista (αὐλητρίς) y la fellatrix: cf. Caroli (2017: 367). El diminutivo αὐλίσκος puede referirse también al pene de un delfín: cf. Sch. Opp., H. 1.582 (p. 292 Bussemaker): Πόρος· τὸ αἰδοῖον, καὶ ὀπή, ὁ αὐλίσκος· πόρος ἄρσενος τὸ αἰδοῖον, τουτέστιν ὁ αὐλίσκος τοῦ ἄρσενος δελφῖνος οὔκ εστί φησιν ἔξωθεν, ἀλλ’ ἔσω κέκρυπται, κατὰ δὲ χρείαν τοῦ συνουσιασμοῦ ἔξωθεν ἕλκεται, ἐκτεινόμενον εἰς τὸ φανερόν.
42 Preclarissimi viri Georgii valle Com[m]entationes in Ptolomei quadripartitu[m] inq[ue] Ciceronis Partitiones [et] Tusculanas questio[n]es ac plinij Naturalis historie librum secundu[m], Venecia, 1502; para la referencia (IV 23, p. 74), sigo la paginación de la versión digitalizada del ejemplar conservado en el fondo antiguo de la Universidad de Sevilla (A Res. 04/3/16), consultable en https://archive.org/details/ARes04316/page/n73/mode/2up. Sobre la escasa calidad y carácter espurio de esta obra póstuma de Jorge Valla, cuyo hijo pretendió hacer pasar por original de su padre lo que no era más que una mala traducción del Comentario anónimo al Tetrabiblos, vid. Caballero-Sánchez (2013: 83 s.).
43 Realizada por el propio Wolf en 1554, como ha demostrado convincentemente el trabajo de Heilen & Zäh (2020).
44 Para el texto de la paráfrasis de Argiro y el de su traducción latina, conservada en un manuscrito de la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla de la Universidad Complutense de Madrid (UCM 122), seguimos la edición de Domínguez Alonso (2019).
45 Cf. Guyot (1980: 44 s.).
46 Cf. Cumont (1937: 47, n. 27). Sobre los eunucos como esclavos y sirvientes en la Antigüedad, son de recomendable lectura el ensayo de Guyot (1980) y el libro colectivo de Tougher (2002), así como el reciente trabajo de Tougher (2021), que recoge la bibliografía más actualizada; puede verse también la primera parte del ensayo de Kuefler (2001: 19-102), especialmente pp. 70 y ss.
47 Vid. DGE, s. v. αὐλή, II 1-2; cf. Vett.Val., 85.13 (ἐν βασιλικαῖς αὐλαῖς), SB 1568 = I.Fay. I 5 (οἱ περὶ αὐλήν, referido a cortesanos), etc.
48 Tomo el texto de la edición de sus obras completas a cargo de K. G. Bretschneider & H. E. Bindseil, Halle, 1852, vol. XVIII, col. 105, consultable en https://archive.org/details/philippimelantho18mela/page/n5/mode/2up.
49 Hieronymi Cardani Mediolanensis Medici & Philosophi praestantissimi, in Cl. Ptolemaei Pelvsiensis IIII de Astrorum Iudicijs, aut, ut uulgò uocant, Quadripartitae Constructionis, libros commentaria etc., Basilea, 1554, pág. 319. He consultado el ejemplar conservado en la Staats- und Stadtbibliothek de Augsburgo (2 LG 69), digitalizado por el Münchener Digitalisierungszentrum y accesible en https://www.digitale-sammlungen.de/en/view/bsb11199111.
50 Cf. Vuillemin-Diem & Steel (2015: 125). Para las distintas formas de castración atestiguadas en la Antigüedad y la terminología griega y latina asociada con eunucos y castrados, vid. Kuefler (2001: 33-36).
51 Brooten (1996: 127 s.).
52 Boehringer (2007: 273).
53 Es el mismo error, por cierto, en el que incurre la traducción de Cardano citada más arriba, que traduce las palabras de Tolomeo «σπάδοντας ποιοῦσι καὶ αὐλικοὺς ἢ στείρας ἢ ἀτρήτους» por «spadones efficit et eunucos steriles, genitalibus meatibus concretos».
54 Brooten (1996: 127): «he places tribades in a group with castrated men», y cf. ibid., n. 43.
55 Cf. también III 15.10: γυναῖκες καταφερεῖς […] πρὸς τὸ διατίθεσθαι κατὰ φύσιν.
56 Ptol., Tetr. IV 5.20: ὁ μέντοι τοῦ Κρόνου τοῖς προκειμένοις σχήμασι συνοικειωθείς, ἐὰν μὲν καὶ αὐτὸς ᾖ τεθηλυσμένος, ἀσελγειῶν μόνος αἴτιος γίνεται, ἐὰν δὲ ἀνατολικὸς καὶ ἠρρενωμένος, ἐπὶ τέγους ἵστησιν ἢ τῶν ἐπὶ τέγους ἐραστὰς ἀπεργάζεται, τοῦ μὲν τοῦ Διὸς πάλιν ἀεὶ πρὸς τὸ εὐσχημονέστερον τῶν παθῶν συλλαμβανομένου, τοῦ δὲ τοῦ Ἑρμοῦ πρὸς τὸ διαβοητότερον καὶ εὐπταιστότερον.
57 Recuérdese la Basa de Marcial (I 90.6), a quien se aplica el masculino fututor en vez del femenino fututrix.
58 Cf. Denniston (1954: 406-408).