Esta obra está bajo licencia internacional Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0.
Título: Cinco ejercicios de pensamiento educativo
Año: 2023
Autor: Daniel Gómez Ramos
Páginas: 155
Editorial: Uma editorial
Colección: Innovación educativa
ISBN: 978-84-1335-227-5
Cogito ergo sum, locución latina acuñada por René Descartes y que fue el pilar del racionalismo occidental. Traducida al castellano de forma literal como “pienso, por consiguiente soy”. Pese a parecer un aspecto más que evidente, Cinco ejercicios de pensamiento educativo nos muestra la relevancia de esta máxima filosófica que implica no sólo para la subjetividad humana sino más concretamente para las profesiones educativas en su responsabilidad social. Garcés (2017) ya nos advertía de la condición póstuma de las sociedades postmodernas, pues el contexto biopolítico actual se enmarca dentro de la servidumbre capitalista. El oficio docente siempre se ha caracterizado por la “libertad de cátedra”, frente al cual el autor nos cuestiona si realmente es así.
Hoy día vivimos en la cultura de la inmediatez, en un mundo globalizado que nos bombardea constantemente con información y donde la premisa social es la eficiencia para poder estar a la altura de los intereses capitalistas que terminan por homogeneizar nuestras acciones y pensamientos. Aquí es donde este libro cobra relevancia, pues vislumbra la posibilidad de existir desde la libertad de pensar y reinventar el concepto de educación, desatándolo de los modelos estandarizados que simplifican y deshumanizan el valor de la pedagogía.
Daniel Gómez Ramos es el responsable de esta obra. Doctor en Educación y Sociedad por la Universidad de Barcelona con un extenso bagaje en la educación social y la investigación educativa. Concretamente, ha desarrollado diversas investigaciones partiendo de metodologías narrativas y experienciales, hermenéuticas y fenomenológicas. Además, en los últimos años ha trabajado como docente investigador en la única universidad ecuatoriana que forma educadores que pertenecen al quintil de pobreza más bajo de la población, interviniendo en proyectos de vinculación de instituciones educativas con la sociedad, implementación de políticas públicas y de estrategias de intervención frente a la exclusión social.
Introduciéndonos ya en su libro, pensar, como él nos alude, es pensar lo no pensado aún, aquello que siempre queda fuera de lo ya pensado. El libro comienza con una reflexión muy relevante acerca del concepto de e-ducar (guiar hacia fuera) como un proceso de pérdida de uno mismo, pues hace especial mención a la relación entre sujeto y conocimiento. Existe una tendencia a nombrar la “adquisición de conocimientos” cuando realmente es el conocimiento quien altera nuestra forma de relacionarnos con los otros, con el mundo y con uno mismo. Para ello, el autor nos relata qué se pone en juego cuando en lugar de saber qué hacer, guiados por lo que el marco normativo nos impone y no por nuestra propia ingeniosidad profesional, pensamos en cómo actuamos.
En el primer capítulo del libro, nos expone que toda experiencia se manifiesta a través de una relación con algo ajeno a lo nuestro (eks-periencia) y no sólo reside el valor en la presente acción, sino en cómo se traslada lo que uno ha vivido a nuevos interrogantes y planteamientos posteriores que orienten el sentido pedagógico de la misma práctica. Gómez nos plantea la escritura como lenguaje que canalice no meramente lo vivido desde una perspectiva descriptiva, sino el qué me cuestiono sobre mis modos de pensar y actuar en relación con las situaciones que se dan en el aula. En definitiva, un tiempo de estudio (Bárcena, 2020) donde la narración subjetiva de nuestro existir plasma una realidad que evoca en el lector un pensamiento libre. Además, ello genera verdad, pues esta no se corresponde con la unicidad o lo estático, sino que su producción tiene lugar en el choque entre una exterioridad y una subjetividad, la inquietud del lugar desde donde se experimenta el mundo (Larrosa, 2019).
Al igual que el autor, como escritor de esta reseña emprendo un proceso de investigación, en el cual se construyen los sentidos que hallo en la lectura. A su misma vez, por lo tanto, se trata de una biografía, una auto-narración, ya que integro mi relación con el libro con aquello que ya soy (Bárcena y Mèlich, 2014).
Continuando con el segundo capítulo, otro concepto llamativo es el “sujeto activo”, que se presta a las exigencias societales de productividad y eficiencia. Esto recuerda al término “proactividad” que es comúnmente empleado sobre todo entre las generaciones jóvenes como cualidad a destacar para el acceso al mundo laboral. El autor explica que se caracteriza por una ausencia de emoción pues no puede acceder a las afecciones del mundo ni encontrarse con la diferencia. En la escuela, el supuesto modelo pedagógico se torna pues a un modelo ideológico, condenado a la eficiencia y el rendimiento.
Es por ello por lo que se ha de reivindicar el sentido educativo, que es el que guía la acción del profesorado. La acción educativa se fundamenta en cuestionarse su sentido, por lo tanto, transforma la educación demostrando la absurdez de un modelo, pues este no contempla la pluralidad de significados que caracteriza lo pedagógico. Los constantes interrogantes acerca del sentido educativo, pese a estar condenados a ser vulnerables o falibles, sostienen la verdad que continúa reinventando el concepto de educación.
En la tercera parte del libro, Gómez nos justifica el valor de la teoría desde su etimología, pues el término comparte raíz con la palabra teatro. Theatai eran los espectadores en la antigüedad clásica y, en el caso de la teoría, alude a la vida contemplativa. La vita contemplativa, según Hugo de San Víctor, es la pura quietud para la visión de la verdad en el desierto. Esto quiere decir que el pensamiento de la contemplación tiene un enfoque desde fuera que es despojado de las proyecciones que uno muestra cuando está actuando. Ello ayuda a ver, en el caso de la investigación educativa, el objeto de estudio como algo sin definir y que siempre está por determinar, pues el fin es en sí mismo. Y para poder tener esta visión, el mundo ha de pensarse desde una postura distanciada, de ahí el origen de la escuela (scholé), el tiempo liberado, en el cual evadirse del mundo para pensar y cuestionarlo.
Continuando con el cuarto capítulo del relato, el autor menciona a Foucault (1994) para conversar sobre la épimeleia, un principio escolar perteneciente a las escuelas helénica y romana. Este consiste en mantener una atención sobre los modos de pensar, sentir y comportarse, donde se pretende omitir la voluntad. En definitiva, el dominio de uno mismo. Un método para alcanzar este principio es la escritura, un medio para pensar, ya que ayuda a centrar la atención. Además, la acción de escribir nos permite expresar el afecto causado por un pensamiento.
Y al igual que la escritura, la lectura también es otro canal para pensar cuya raíz es compartida con la recolección, pues tiene mucho que ver con los frutos que el estudiante cosecha gracias a la motivación transmitida a través de quien le guíe por el camino del ejercicio, pues en muchas ocasiones es el esfuerzo continuado el que antecede al deseo. Cuando aprendemos una lengua, no sólo implica el pensar y el escribir, sino que te introduce en una herencia simbólica e histórica.
El autor hace referencia a Santiago Alba Rico en su Capitalismo y nihilismo, para definir las tres formas existentes de relacionarnos con las cosas: aquellas que consumimos, las que usamos y las que miramos. Este nos advierte del peligro que corre la sociedad al destituir la identidad de las cosas cuando se reducen a meros medios para la reproducción de la vida. Aquello que miramos (contemplamos) es porque renunciamos a utilizarlo o consumirlo, y por tanto se conserva en el tiempo y está al alcance de todos. Todas esas cosas dignas de observar son lo que mantiene viva la cultura y nos liga a una herencia cultural, a un espacio común que compartimos con quienes habitamos, pero también con quienes nos antecedieron y con aquellos que están por venir. Todos esos artefactos culturales como los denomina el autor, son dignos de estudio y por ello se preservan y hacen la vida humana posible, porque son un medio sin fin, lejos de tener un carácter consumista o utilitarista.
En el quinto y último capítulo del libro, el autor nos habla del cuidado de la atención, el valor ético de la mirada y la caricia pedagógica. Uno es humano cuando es susceptible al cambio, pues no es la racionalidad lo que nos une como especie, sino nuestra condición de seres carentes. Somos relacionalidad, para vivir juntamos y diferenciamos para crear mundos simbólicos en los que poder habitar. En el encuentro con el niño, definirlo es ir en contra de su ser, pues no es alguien en quien ejercer una posición de poder ni una proyección de nosotros mismos (Meirieu, 1998).
La respuesta ante la ausencia de su ser es la caricia, la cual no pretende reconocerlo, sino respetar una distancia en la cual ofrecemos un espacio para recibir lo que no se sabe, pues la condición humana es la carencia de un conocimiento completo y de la incertidumbre. Por eso, como cita Gómez, la atención es un acto de fe. Cuando miramos por primera vez, inevitablemente aparece el prejuicio, la voluntad y asumir lo que vemos como “normal”. No obstante, cuando volvemos a mirar, en ella se encuentra la acogida y el cuidado de lo ajeno, de lo diferente, de la alteridad. Ello desde una postura vulnerable para consentir que el otro deje en nosotros una huella.
En definitiva, a lo largo de esta lectura, se nos invita a volver a cuestionarnos el significado de las palabras para acoger nuevas acepciones, retando así los modelos de interpretación prefijados con objeto de dar lugar al pensamiento. El autor nos ayuda a explorar un pensar filosófico que emancipa nuestra manera de entendernos como profesionales de la educación, el público al que va destinada esta lectura más que recomendada, aunque sea un reto para aquellos que no estén familiarizados con un género más reflexivo.
Bárcena, F. (2020). El profesor en el estudio. Márgenes, Revista de Educación de la Universidad de Málaga, 1(2), 193-199. DOI: https://dx.10.24310/mgnmar.v1i2.9612
Bárcena, F. y Mèlich, JC. (2014). La educación como acontecimiento ético. Miño y Dávila.
Garcés, M. (2017). Nueva ilustración radical. Anagrama.
Gómez Ramos, D. (2023). Cinco ejercicios de pensamiento educativo. UMA Editorial.
Meirieu, P. (1998). Frankenstein Educador. Laertes.